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En Botswana la mayoría de la carne proviene de la caza

Thomas M. Butynski y Wolfgang von Richter

Thomas M. Butynski, del Cuerpo de Paz de los Estados Unidos, y Wolfgang von Richter, de la FAO, son biólogos de la vida silvestre que colaboran con el Departamento de la Vida Silvestre y Parques Nacionales de Botswana.

Los autores exponen un cuadro detallado de políticas, administración, dirección y utilización económica de la vida silvestre en uno de los principales países del mundo que cuentan con caza abundante. Subrayan también la importancia de políticas de uso de la tierra basadas en las imposiciones ecológicas del país.

Botswana es una de las zonas más ricas del mundo en vida silvestre, tanto por la cantidad como por la variedad de especies animales. Es también uno de los países que las Naciones Unidas clasifican como menos desarrollados económicamente; una tierra remota, en gran medida semidesierta, que obtuvo su independencia política en 1965. Por tanto, para Botswana son particularmente importantes las tareas interrelacionadas de ordenación y utilización de su riqueza venatoria, especialmente interesantes también para los estudiosos de la ordenación de la vida silvestre.

En Botswana hay 46 especies de animales silvestres de tamaño igual o mayor al del chacal, y en el pasado reciente se han registrado manadas que llegan a 100000 animales. La vida silvestre todavía persiste en Botswana en esta escala debido no sólo a la existencia de una gran diversidad de tipos de hábitat, sino también porque una parte importante del país consiste en tierras marginales semidesiertas no aptas para el pastoreo ni el cultivo agrícola. Además, algunas zonas de la región norte están infestadas por la mosca tsé-tsé y, por tanto, por la nagana o enfermedad del sueño que afecta al hombre y al ganado, pero no a la vida silvestre. Por ello, vastas zonas en todo el país que tienen un hábitat favorable a la vida silvestre aún no han sido alteradas ni superexplotadas por el hombre.

En la actualidad, un 15 por ciento de la superficie de Botswana está clasificada como parque nacional o reserva de caza, cubriendo una región transversal de hábitats importantes de vida silvestre (Campbell, 1973). Botswana es uno de los pocos países de Africa donde se están haciendo esfuerzos importantes con el objeto de trazar planes de aprovechamiento de la tierra para el país en su conjunto, basados en las limitantes ecológicas que presenta el medio ambiente semiárido. Kenia está realizando actividades similares.

Varios son los factores que entran en juego en el trazado de políticas de uso de la tierra. Además de los factores políticos están los geográficos, ecológicos, demográficos, etnológicos, sociológicos y económicos.

Botswana, anteriormente el protectorado británico de Bechuanalandia, pasó a ser miembro de la Mancomunidad Británica en 1966. Es un país sin salida al mar casi enteramente rodeado por tierras gobernadas por blancos. Namibia (Africa Sudoccidental) está en el oeste y norte; Zambia y Rhodesia en el este, Sudáfrica en el sudeste y sur. Su economía está estrechamente ligada a la de Sudáfrica y usa su misma moneda; sin embargo, está haciendo lo posible por orientarse comercial y psicológicamente hacia Zambia y otros estados africanos independientes.

El oscuro futuro económico del país se ha iluminado desde la independencia con el descubrimiento de una abundante riqueza minera (diamantes, cobre, níquel) que está en vías de aprovechamiento por medio de inversiones del Banco Mundial y de algunas empresas privadas de Sudáfrica, el Reino Unido, Canadá y los Estados Unidos.

La superficie total de Botswana es de 577000 kilómetros cuadrados, consistiendo principalmente en una meseta, con una altitud media de 1000 metros. Ecológicamente, la mayoría del país pertenece a la zona árida del Africa sudoccidental; la zona restante, casi un tercio, en el nordeste, está en la zona de sabanas del sur del continente. Alrededor del 80 por ciento del suelo superficial es de arena tipo Kalahari y contiene poca agua superficial permanente. Sin embargo, la poca inclinación de las tierras del norte ha llevado a la formación del más grande delta continental del mundo, los pantanos de Okavango, una zona de 1700 kilómetros cuadrados que consiste en una serie de sistemas de ríos interconectados, de los cuales el más importante es el río Okavango. La pluviosidad media anual del país, que se concentra en una sola temporada de noviembre a abril, disminuye desde 700 mm en el nordeste hasta 150 mm en el subdesierto del sudoeste.

Botswana tiene 657000 habitantes (1973). La mayoría es de origen étnico bantú, agrupados en ocho tribus principales. Además, hay 30000 bosquimanos, 5000 europeos y pequeños grupos de asiáticos, hotentotes y otros de origen mixto. Alrededor del 80 por ciento de la población habita en la campiña, en un nivel de subsistencia o cercano a ello, criando ganado, cultivando maíz, sorgo y algodón y cazando.

Poco después de la independencia el Gobierno comenzó a formular y poner en práctica políticas y normas para la vida silvestre, y a crear una administración de la vida silvestre. Para esto contó (y todavía cuenta) con la asistencia del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y de la FAO, y recibió ayuda bilateral de algunos países, especialmente del Reino Unido, pero también de Sudáfrica, Canadá, la República Federal de Alemania y los Estados Unidos. La política es combinar la ordenación y utilización de la vida silvestre para el beneficio de toda la población, pero en particular para las personas de la campiña que tradicionalmente utilizan la vida silvestre (Campbell, 1972, 1973; Child, 1970; von Richter, 1969).

El ingreso anual proveniente de la vida silvestre aumentó de 600000 dólares EE.UU. en 1966 a 10 millones en 1973, una cifra importante en un país que tiene un ingreso per cápita de 138 dólares y un producto nacional bruto de 87,5 millones de dólares (estimación de 1971).

En Botswana la caza furtiva se ha venido practicando en gran escala especialmente a través de la frontera de Sudáfrica. Estas pieles y trofeos se presentaron como prueba en un juicio. En los últimos años el problema se ha aminorado mucho gracias a severas sanciones penales que comprenden la confiscación de camiones equipo y armas.

La ordenación y utilización de la vida silvestre, en la medida que afectan el uso de la tierra' también incumben al Comité Técnico de Recursos Naturales, del que forman parte altos funcionarios de todos los ministerios que se preocupan de los asuntos relacionados con el uso de la tierra. Este comité se creó para asegurar la coordinación y consulta respecto a los puntos más importantes del uso de la tierra y para asesorar a la rama ejecutiva del Gobierno.

En Botswana es complicado regular la caza pues las normas deben considerar diferentes grupos de cazadores y, en particular, las necesidades de quienes siempre han hecho uso de la caza. Por tanto, a estos cazadores se les concede licencias de caza liberales y poco costosas mientras que, como es lógico, a los cazadores turistas no residentes se les exige comprar licencias relativamente caras.

Los reglamentos comprenden cazadores no residentes, cazadores que viven en el país en granjas de dominio absoluto, cazadores que residen en tierras tribales, aquellos que viven en tierras estatales y cazadores nómadas como los bosquimanos. A los bosquimanos se les aplican las normas más liberales. Sólo se les impone la restricción de no cazar en parques nacionales o reservas de caza (con la excepción de la Reserva Central de Caza de Kalahari), la cual es su principal territorio; tampoco pueden matar especies protegidas. Todos los demás que deseen cazar en Botswana deben obtener cierto tipo licencia que estipule el número de piezas de cada especie que pueden matar.

Existen 40 Zonas de Caza Controlada (ZCC) que cubren la mayor parte de Botswana. Las zonas no clasificadas como ZCC son los parques nacionales, las reservas de caza, los distritos sudeste, nordeste y Kgatlen y las zonas agrícolas de dominio absoluto. Quince ZCC están actualmente arrendadas a empresas de safari sobre una base anual, mientras las otras 25 están normalmente abiertas para contratos comunes a todos los cazadores residentes y visitantes. Los derechos de arriendo difieren también considerablemente según la categoría de los cazadores que utilizan las ZCC, así como de sus características de caza y del número y especies de caza que se estima que contiene la zona. Por ejemplo, los leones en la zona de Kalahari son más grandes que en el resto del país. Las estimaciones de caza se elaboran en parte sobre los informes de los cazadores y de los vigilantes de las especies y en parte de los reconocimientos aéreos.

Los derechos de contratación de las ZCC se pagan semanalmente, a razón de R10 (15 dólares) o más para los residentes de Botswana y de R50 (74 dólares) para los no residentes. No se aceptan más de seis cazadores deportistas simultáneamente en una misma ZCC Los residentes en tierra estatal y los miembros de una tribu están totalmente exentos del pago de derechos cuando cazan en la ZCC donde residen.

Una vez que el cazador obtiene el permiso para una ZCC puede elegir entre diferentes licencias; cada una le ofrece una variedad de animales con costos distintos. Adicionalmente, puede obtener licencias suplementarias para algunas especies. Los residentes en tierras estatales y tribales tienen privilegios especiales en sus propias zonas; sus licencias son nominales y pueden cazar hasta 28 piezas, dependiendo de la zona y de las especies.

La ley exige que los cazadores refrenden cada pieza cazada y que devuelvan sus licencias y el permiso para la ZCC al más próximo Departamento de la Vida Silvestre y Oficina de Parques Nacionales. al término de cada viaje. Esta devolución proporciona información muy útil en relación a los aspectos económicos de cada especie. Además, indica el grado de éxito obtenido por los varios tipos de cazadores durante diferentes temporadas, para distintas zonas y para cada especie animal (von Richter y Butynski, 1973). La información sistemática proveniente de los cazadores es también valiosa para reunir datos de importancia biológica, tales como la población y las tendencias del desplazamiento de los animales, ciertos aspectos de la conducta animal, y la variedad y distribución de las especies.

CUADRO 1. CAZA DE RECREO Y CAZA TRADICIONAL EN BOTSWANA (1972)

Tipo de caza

Ingresos

Animales vendidos con licencia

Animales cazados

Número de cazadores

Ingresos por animal cazado

Número de animales matados por cazador

Exito del cazador


Rands




Rands


Porcentaje

Tribal1

5337

96300

37240

3428

0,14

10,86

39

Tierra estatal1

3826

22375

8030

1287

0,48

6,24

36

De recreo

375224

19253

5822

1099

64,45

5,30

30

Total

384387

137928

51092

5814




1 Cifras extrapoladas a partir de datos incompletos.

CUADRO 2. CIFRAS RESUMEN PARA LA CAZA DEPORTIVA EN BOTSWANA, 1965-73: INGRESOS ESTIMADOS, LICENCIAS VENDIDAS Y PORCENTAJE DE ÉXITO O DEL CAZADOR

Año

Ingresos totales provenientes de la caza

Número de cazadores

Ingresos por cazador

Ingresos por animal cazado

Número de animales vendidos a cazadores

Número de animales matados por cazador

Exito del cazador


Rands


...Rands...



Porcentaje

1965

73336

300

246,12

-

-

-

-

1966

67078

439

152,80

-

-

-

-

1967

64590

538

120,06

-

16,14

-

-

1968

158415

614

258,00

42,64

18,92

6,05

32

1969

216503

929

233,04

35,96

18,00

6,48

36

1970

286725

1024

280,00

40,58

18,65

6,90

37

1971

325600

879

370,44

63,33

16,69

5,81

35

1972

375224

1099

341,42

64,45

17,53

5,30

30

1973

312000

868

359,45

63,33

14,11

5,65

40

Los métodos analíticos y de información en Botswana son únicos entre los servicios de vida silvestre de los países en desarrollo, y podrían servir de modelo para otros lugares.

En todas las ZCC existe una cuota de caza para cada especie. Las cuotas para las ZCC ubicadas en tierras estatales son asignadas por el Departamento de la Vida Silvestre y Parques Nacionales, mientras que las cuotas de las ZCC ubicadas en zonas tribales son establecidas por el Departamento en consulta con los concejos municipales. Las temporadas de caza tienen una extensión variable para las diferentes zonas; la más larga va desde el 15 de marzo al 15 de noviembre.

La confección y venta de trofeos - cuernos, colmillos y pieles - es ahora una importante fuente de ingresos (von Richter, 1969). Los comerciantes en trofeos trabajan con licencia, se les exige mantener registros diarios precisos, y deben remitir informes completos cada dos meses al Departamento de la Vida Silvestre y Parques Nacionales. Estos registros indican que en 1967 un total de 12000 pieles produjo R47 000 (69 000 dólares), mientras que en 1973 el número total de pieles se había elevado a 52000 con un valor de R465 000 (688 000 dólares).

Un estudio del aumento de las ventas de trofeos en los años recientes aporta una visión valiosa e inquietante de las tendencias actuales.

El leopardo cheetah (Acinonyx jubatus), en la actualidad en la lista de animales en peligro y completamente protegido en Botswana, produjo R8 (11,85 dólares) por piel en 1965. Entre 1964 y 1967 unas 200 pieles salieron del país y en 1967 el precio de una piel de calidad era de R20 (29,60 dólares).

En el pasado, la difundida caza de subsistencia probablemente no hizo un daño apreciable a la población silvestre, pero está tendiendo a convertirse en caza de trofeos por dinero. El impresionante aumento del precio de las pieles en la última década ha producido una peligrosa y excesiva comercialización de la vida silvestre.

La caza furtiva a través de las fronteras, anteriormente realizada por grupos bien equipados en una escala organizada comercialmente, en particular desde Sudáfrica, ya no es un problema tan serio. Severas sanciones, incluida la confiscación de los camiones, equipo y armas, han sido muy efectivas para evitarla.

Se han establecido fuertes derechos para todas las exportaciones de productos de la caza primarios, no elaborados. Estas medidas han llevado a la creación de empleo en la campiña, manteniendo los beneficios en el país y estimulando la elaboración local de productos de la vida silvestre. Uno de estos productos es el biltong - tiras de carne proveniente de la caza secadas al aire - que es popular a lo largo del sur de Africa.

Actualmente, la caza de recreo y subsistencia constituyen las principales fuentes de ingresos provenientes de la utilización de la vida silvestre (Cuadros 1 y 2). En 1972 el Gobierno central obtuvo R244650 (362126 dólares) y los gobiernos locales R67320 (99634 dólares) de la venta de licencias de caza y permisos para las ZCC. En 1973, un cuestionario destinado a los cazadores por recreo (que fue devuelto por un 16 por ciento de los que lo recibieron) indicó que todos los cazadores de esta categoría gastaron en Botswana aproximadamente R1,1 millones (1,6 millones de dólares) durante 1973, excluyendo los derechos para licencias y los permisos para las ZCC. Sobre esta base puede concluirse que el gasto total de los cazadores deportistas visitantes no fue inferior a R1,5 millones (2,2 millones de dólares).

A pesar de ello, esta alta dependencia de la caza de recreo como fuente de ingresos es vista por el Gobierno con cierta preocupación, y la actual política es diversificar la utilización de la vida silvestre y reducir proporcionalmente aquella parte proveniente directamente de la caza.

Un albergue sencillo y económico es adecuado y atractivo para los cazadores y los turistas. Hay pabellones para cazadores y tiendas de campaña en campamentos para los turistas que están manejados en distintas zonas por compañías organizadoras de safaris. Estas compañías especializadas contribuyen considerablemente a la renta que Botswana obtiene de la caza. (1)

Un albergue sencillo y económico es adecuado y atractivo para los cazadores y los turistas. Hay pabellones para cazadores y tiendas de campaña en campamentos para los turistas que están manejados en distintas zonas por compañías organizadoras de safaris. Estas compañías especializadas contribuyen considerablemente a la renta que Botswana obtiene de la caza. (2)

También se están haciendo más restrictivas las normas para los cazadores no residentes, debido a una combinación de consideraciones sociológicas y políticas. Con toda probabilidad, se limitará el número de cazadores visitantes. En 1974, como medida temporal en esta dirección, a los únicos no residentes que se les autorizó a cazar fueron a aquellos que lo hicieron por medio de empresas de safari. Esto, en efecto, redujo el número de cazadores de Sudáfrica debido a que, la mayor parte de las veces, estaban habituados a hacer sus propios arreglos y arrendar las ZCC. sobre una base individual. Sin embargo, la afluencia de cazadores de ultramar - principalmente de América del Norte y Europa - no fue afectada ya que normalmente contratan a través de empresas de safari y, de este modo, su contribución a los ingresos del país provenientes de la caza es considerablemente más alta (von Richter y Butynski, 1973). Sin embargo, la expansión de las empresas de safari está limitada por la disponibilidad de raros animales de trofeo. Los leones (Panthera leo), la marta cebellina (Hippotragus niger), el caballo ruano (Hippotragus equinas) y el antílope eland (Trarotragus oryx) son los animales más solicitados por los clientes de ultramar de estos proveedores profesionales.

A diferencia de los cazadores de ultramar, los de Sudáfrica están más interesados en carne para biltong que en trofeos. Ellos tienden a cazar animales como el antílope hartebeest (Alcelaphus buselaphus), el impela (Aepycerus melampus), la gacela springbok (Antidorcas marsupialis), el ñu (Connochaetes taurinus) y el búfalo (Syncerus caffer).

La caza por miembros de tribus, con métodos tradicionales, representa alrededor del 90 por ciento de animales cazados cada año (Cuadro 3). Como se puede ver en el Cuadro 4, el valor de esta caza es notable en términos de comida e ingreso en efectivo en una economía de subsistencia. Para la carne de caza se llegó a una estimación por lo bajo de R2,3 millones (3,4 millones de dólares) por año, solamente asignando un valor arbitrario de R0,15 (0,22 dólares) por libra a los cálculos derivados de los datos disponibles. Esto incluye a las especies cuyas pieles tienen escaso o ningún valor comercial, tales como el conejo Lepus spp. y el conejo Pedetes capensis, para los cuales Butynski (1973) valoró la carne en más de R1,1 millones (1,6 millones de dólares) anualmente. Además, las pieles del antílope hartebeest, del ñu, del búfalo, del antílope duiker (Sylvicapra grimmia), del antílope steenbok (Raphicerus campestris) y del impela no se dirigen a los comerciantes en trofeos, ya que frecuentemente se retienen para uso doméstico.

De hecho, la mayoría de la carne que se consume en Botswana proviene de la caza. Dentro del país varía la proporción de carne de animal silvestre, en relación al doméstico, presente en la dieta de las personas. Por ejemplo, toda la carne consumida por los bosquimanos proviene de la caza, mientras los miembros de tribus que crían bovinos pueden obtener alrededor de un 80 por ciento de su carne de la fauna silvestre y un 20 por ciento de su ganado. Las personas que viven en aldeas o cerca de ellas tienden a consumir una mayor proporción de carne de vacuno, cabra y oveja, pero aun así la mayoría de su carne proviene de animales de caza.

LICENCIA DE CAZA PARA MIEMBROS DE TRIBUS. Con esta licencia, que cuesta un rand, los miembros de las tribus de Botswana identifican las especies y el número de ejemplares que se les permite cazar. El nombre de los animales figura también en tswana, el principal idioma bantú de Botswana.

La experiencia en Botswana y en muchos otros países indica que la caza, si es estrictamente controlada, no tiene efectos prejudiciales sobre la población silvestre. Es la intromisión en el hábitat silvestre de otras formas de uso de la tierra lo que constituye el principal peligro para el hábitat y, por tanto, para todas las criaturas que dependen de él para vivir, incluyendo, en último término, al hombre.

Las zonas más apropiadas para el ganado en Botswana han sido ocupadas por el hombre y como pastizales para los vacunos durante 150 años, con resultados devastadores. Ahora, la presión para un mayor apacentamiento de ganado vacuno recae sobre la tierra marginal. Tales ecosistemas tan frágiles pueden sostener permanente la vida silvestre y algunas veces pueden incluso prosperar, cuando se reservan para ella. Pero la intrusión de pozos y ganado en tierra de esta naturaleza, invariablemente la degrada irreversiblemente en desierto. La construcción de cercas, la competencia con el ganado en cuanto a alimentos y agua y el deterioro general del hábitat, especialmente la intromisión de la maleza y el despoblamiento vegetal, provocan la desaparición de la vida silvestre y, eventualmente, también del ganado y de las personas.

CUADRO 3. - CAZA TRIBAL EN BOTSWANA, 1972

Especies

Número vendido con licencia

Número cazado

Costo por animal vendido




Rands

Búfalo

656

420

4,00

Elefante

230

190

19,56

Antílope lechwe

21

20

2,00

Antílope gemsbok

190

150

3,36

Antílope kudu

126

100

3,56

Leopardo

43

30

15,00

León

61

40

13,77

Avestruz

1419

523

0,13

Antílope sitatunga

3

2

1,50

Antílope reedbuck

6

4

1,00

Antílope duiker

8124

1381

0,02

Antílope hartebeest

5330

2132

0,03

Antílope impala

25453

10181

0,02

Gacela springbok

9929

1986

0,02

Antílope steenbok

8758

1839

0,02

Antílope tsessebe

30

25

2,00

Jabalí

18757

9352

0,02

Ñu

16345

8172

0,06

Cebra

681

592

10,00

Antílope eland

132

95

7,61

Marta cebellina

6

6

7,00

Total

96300

37240

-

CUADRO 4. - VALOR DE LA VIDA SILVESTRE PARA LA ECONOMÍA DE BOTSWANA, 1972

Ingresos directos



Rands

Derechos de exportación sobre los trofeos de caza

57000

Licencias de caza y derechos de concesión

294000

Derechos de entrada a los parques

11500

Venta de marfil y trofeos

28000

Ingresos totales del Gobierno Central

390500

Ingresos de los Concejos Municipales

86898

Ingresos totales directos

477398

Ingresos indirectos


Valor de la carne obtenido por las personas de la caza de subsistencia y con licencia, valorada a 15 centavos por libra

2360000

Valor de las exportaciones de trofeos de caza vendidos por las personas como resultado de la cara con licencia

730000

Gasto estimado de los caza dores deportistas, principalmente en moneda extranjera, sin considerar las licencias y los permisos para las zonas de caza controlada

900000

Gasto estimado de los turistas no cazadores que vienen a observar y fotografiar la vida silvestre

450000

Valor de las pieles retenidas para uso doméstico

300000

Gasto estimado de los safaris, dueños de refugios de caza y comerciantes en trofeos

658000

Ingresos totales indirectos

5398000

Ingresos totales de la vida silvestre

5875398

Hasta hace poco no existía una política gubernamental firme que previniera la difusión de las actividades humanas. El departamento de Vida Silvestre señaló repetidamente la inestabilidad del medio ambiente de Kalabari y el Gobierno ha promulgado ahora una legislación para prevenir la expansión incontrolada del ganado hacia las escasas tierras marginales de aquella vasta zona del país.

La respuesta al dilema del uso de la tierra es que deben hacerse esfuerzos realistas para conciliar los varios intereses en juego dentro del país con el objeto de elaborar planes de uso de la tierra que reflejen las limitaciones del medio ambiente e instituir prácticas de uso de la tierra que sean coherentes con el conjunto de intereses de largo plazo del país. Este no es un problema fácil de resolver para el Gobierno, aun cuando, como en Botswana, exista la voluntad de afrontarlo.

Referencias bibliográficas

BUTYNSKI, T.M., 1973, Life history and economic value of the springhare (Pedetes capensis) in Botswana. Botswana Notes and Records 5: 209-213.

CAMPBELL, A.C., 1972, Traditional utilization of wildlife in the Kalahari. Botswana Notes and Records Special ed., 1: 108-113.

CAMPBELL, A.C., 1973, The National Park and reserve system in Botswana. Biol. Conserv. 5: 7-14.

CAMPBELL, A.C. & VON RICHTER, W. Planning and policy making: wildlife conservation in Botswana. Johannesburg, South African Institute of International Affairs. (En prensa.)

CHILD, G., 1970, Wildlife utilization and management in Botswana. Biol. Conserv. 3: 18-22.

VON RICHTER, W., 1969, Report to the Government of Botswana on the survey of the wild animal hide and skin industry. Roma, FAO. UNDP Report TA 2637. 51 p.

VON RICHTER, W. & BUTYNSKI, T., 1973, Hunting in Botswana. Botswana Notes and Records 5: 191-208.

VON RICHTER, W. & BUTYNSKI, T., 1973, A review and evaluation of hunter returns as a source of administrative and biological data. Symposium on Wildlife Management and Utilization in Africa. (En prensa.)


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