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4. CONCLUSIONES

El Ecuador dispone ciertamente de un potencial importante en cuanto a la pesca continental en ríos y lagos y a la piscicultura en estanques piscícolas artificiales. Este potencial aumentará en un futuro próximo mediante la construcción de mayores embalses de agua para la producción de energía hidroeléctrica y para el riego.

En las tierras bajas tropicales existen pesquerías fluviales comerciales pero están necesitadas de mejoras técnicas y de apoyo económico. En las grandes altitudes se han constituido en tiempos anteriores poblaciones de truchas solamente para fines deportivos. Muchas de ellas están excesivamente pobladas y necesitan ser controladas. Algunas zonas podrían sostener una modesta pesquería comercial de truchas.

Las estaciones de piscicultura del Gobierno han servido en otros tiempos para repoblar las aguas destinadas a la pesca deportiva. Aunque se mantuvieron ciertos peces como entrenamiento en aguas no vaciables, el cultivo intensivo de peces en estanques artificiales desecables en escala comercial constituye una actividad nueva en el país pero que puede adquirir importancia económica.

Durante la misión del experto se han construido instalaciones piloto para el cultivo comercial de la trucha y el de peces de agua templada con especies exóticas e indígenas. Sin embargo, habrá que reconocer que éstas no son más que instrumentos para la piscicultura. Todavía será preciso realizar muchos esfuerzos para ponerlas en producción. Esto no es solamente una cuestión de conocimientos (se ha capacitado a personal de contrapartida y de los servicios de pesca y forestales, se ha instruido a empresarios y se han redactado folletos para principiantes sobre cultivo de la trucha, tilapia y carpa), sino que constituye una cuestión de dedicación y disciplina en el trabajo.

La piscicultura puede indudablemente producir cosechas más abundantes por unidad de superficie y ser más lucrativa que la mayoría de las actividades agrícolas. En otros países se han logrado producciones asombrosas por hectárea mediante métodos de piscicultura tradicionales y modernos. Pero deberá comprenderse que tales cosechas son esencialmente el resultado de la aplicación intensiva de trabajo. Es una equivocación creer que será suficiente colocar algunos peces en una pequeña masa de agua para al cabo de algún tiempo recoger una cantidad enorme de peces de tamaño comercial. Esta actitud ha sido observada con frecuencia por los propietarios de tierra acostumbrados a métodos de explotación de la agricultura extensiva. Si se descuida lo referente a la mejor utilización de las aguas, a la siembra en la proporción adecuada, el desagüe anual, la alimentación regular (especialmente en el cultivo de la trucha y de la tilapia) y el encalado (en el cultivo de la carpa), el control de la propagación y de las poblaciones, los vegetales perjudiciales, la lucha contra los enemigos de los peces y los competidores de éstos, los trabajos de mantenimiento de las presas, canales de entrada y salida de agua - para mencionar solamente los procedimientos de trabajo más importantes - no se pueden esperar buenos resultados en cuanto a producción. Las horas de trabajo tendrán que adaptarse, al igual que en otros muchos tipos de cría de ganado, a las necesidades de los animales. Si un empresario proyecta actividades de piscicultura, deberá calcular las necesidades de mano de obra y de capital de explotación por lo menos para un período completo de producción, así como disponer de algunas reservas para casos imprevistos.

En una economía totalmente nueva como la de la piscicultura, los empresarios principiantes tendrán que tropezar con muchas dificultades y obstáculos, como son la falta de material de cría, de alimentos, de materiales de construcción, de mano de obra capacitada, etc., como ya ha ocurrido. Sin embargo, esta situación mejorará con el desarrollo de tal economía, el aumento del número de granjas, la adquisición de experiencia, el incremento de los conocimientos, de los servicios de suministro, comercios especializados, mercados, etc.

Será discutible si una nueva economía, que principalmente tendrá que estar basada en la iniciativa privada, puede ser planificada en detalle desde un principio. A pesar de todo, un plan general de desarrollo de la pesca continental y de la piscicultura será indudablemente valioso como orientación y como guía para las autoridades que se ocupan de los problemas del desarrollo, y podrá ser incorporado en un plan de desarrollo general del país.

Deberá ser flexible, y adaptable al cambio de las situaciones. La función del Departamento de Pesca Continental y Piscicultura del Ministerio de Recursos Naturales dentro de dicho plan será la de fomentar el desarrollo de la pesca privada y principalmente la economía de la piscicultura, determinando en colaboración con otras entidades e instituciones planificadoras, centros estratégicos en los que la piscicultura debiera introducirse con carácter de prioridad, basándose en criterios sociales, nutricionales, económicos y geográficos; aumentando sus servicios de extensión dentro de tales centros; eliminando obstáculos, integrando sus propias instalaciones piloto y de otro tipo dentro de la economía general de la pesca y la piscicultura, y estas dos dentro de la economía general del país; adaptando la legislación a las necesidades de la economía en desarrollo; organizando o creando suministros de poblaciones de peces y otros servicios de abastecimiento; promoviendo el desarrollo del comercio y de mercados y ayudando a la economía en desarrollo en todas las demás cuestiones quizá no anticipables que puedan contribuir al crecimiento de aquéllas y a acelerarlo.

Como la mayoría de las actividades de promoción de la pesca y la piscicultura están encomendadas actualmente al Instituto Nacional de Pesca, esta institución podría contribuir grandemente en estos sectores, haciendo llegar a la práctica los resultados científicos, y poniendo los fundamentos para unos métodos de producción que permitan el análisis y proporcionen orientaciones.

La legislación sobre pesca continental necesita ser revisada urgentemente. La actual ley y reglamentos sobre pesca, en el sector de la pesca de aguas dulces y de la piscicultura, están formulados a base de modelos anteriores dirigidos principalmente a la conservación de la naturaleza y al crecimiento posterior de especies de peces comerciales explotadas y de otras introducidas recientemente, pero que no siempre son convenientes para una apropiada ordenación de las poblaciones en general y que incluso a veces constituyen un inconveniente para el desarrollo de pesquerías modernas y para la explotación racional de las poblaciones ícticas.

Teniendo en cuenta que, exceptuado el período de máximo desove, la implantación de vedas tiene poca utilidad para la conservación de las especies, y que en toda la Sierra existen zonas de desove inaccesibles, y por tanto naturalmente protegidas, mucho más amplias que las zonas de pesca posibles, y que muchas aguas trucheras están excesivamente pobladas, se recomienda que se estudie la total abolición de las temporadas generales de veda para todas las aguas comprendidas en las unidades administrativas (zonas de inspectorado) y que sólo se establezcan temporadas de veda para aguas determinadas en donde los estudios científicos demuestren la necesidad de que las capturas se realicen con redes.

Ordinariamente, las limitaciones del empleo de artes de pesca y la implantación de temporadas de veda son necesarias en aguas repobladas por primera vez, hasta cuatro años después de la primera siembra, época en que se supone que se ha establecido ya una población de peces. A partir de este momento, la pesca debiera permitirse para evitar un crecimiento excesivo de la población. Las restricciones de la pesca de la trucha y las posibilidades de su reproducción continua son limitadas, como ocurre, por ejemplo, en los lagos de cráter. Sin embargo, el determinar si es necesario fijar temporadas de veda, imponer limitaciones de los artes, intensificar la pesca o continuar la repoblación, sólo puede decidirlo el biólogo para cada masa específica de agua después de haber efectuado estudios de la población.

Asimismo, deberá estudiarse la supresión de las limitaciones del tamaño de la malla para los ríos litorales y sustituirlo por la prohibición de la pesca en la entrada de las llanuras inundadas adonde emigran la mayoría de los peces comerciales para desovar, autorizando su captura cuando aquellos abandonan dichas llanuras de inundación. Tales prohibiciones permitirían conservar las especies comerciales mejor que lo pueden hacer las reglamentaciones del tamaño de la malla.

Las anteriores recomendaciones para modificar la legislación se ofrecen aquí solamente basándose en las observaciones hechas sobre el terreno y de las informaciones de los pescadores examinadas críticamente, así como en la experiencia del experto adquirida durante toda su vida en muchas pesquerías del mundo. Se proponen como medidas preliminares porque la situación cambiará bajo la influencia de la pesca y de los factores naturales. Tendrán que hacerse a intervalos regulares revisiones de la ley de pesca, y concretamente de las reglamentaciones propuestas por la administración pesquera. Estas revisiones deberán basarse en la investigación cuantitativa de la composición de la fauna fluvial en relación con el equilibrio de los distintos componentes y de la dinámica de su población, incluidas las especies no aprovechadas, y el papel de las aves ictiófagas y otros animales depredadores dentro de este equilibrio.


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