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Ambiente

Robert Wazeka

ROBERT WAZEKA es corresponsal en Europa de diversos periódicos norteamericanos.

Lanzamiento de la Estrategia mundial para la conservación

La opinión de la FAO
Reacción de la prensa
Objetivos y recomendaciones
Desarrollo y conservación
Orientaciones
Aplicación
Obstáculos identificados

El 5 de marzo de 1980 se celebraron en las capitales de 30 países conferencias de prensa para lanzar una Estrategia mundial para la conservación. En muchas de estas reuniones se registró la presencia de los jefes de Estado o de gobierno. Pero lo más notable fue que la Estrategia, informe denso como un libro, obtuvo como reacción inmediata un censo general de apoyo por parte de la prensa, partidos políticos, grupos dedicados a la conservación y gobiernos. Según Kurt Waldheim, Secretario General de las Naciones Unidas, «se logró un grado de acuerdo sin precedentes sobre lo que podría hacerse para conseguir una adecuada gestión y un aprovechamiento óptimo de los recursos vivos mundiales...».

La Estrategia es, en gran parte, el resultado de la labor de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y sus Recursos (UICN) con la asesoría, cooperación y apoyo financiero del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). En definitiva, intervinieron más de 450 gobiernos, organismos internacionales, grupos para la conservación y otras organizaciones de carácter no gubernamental. Se han celebrado consultas con más de 700 científicos y otros expertos en desarrollo de más de 100 países. El proceso de elaboración de esta estrategia ha durado tres años. «La existencia misma de esta Estrategia», según Russell Train, Presidente del WWF, «puede considerarse como una especie de milagro».

La opinión de la FAO

Como respuesta a la Estrategia cabe citar la declaración de Edouard Saouma, Director General de la FAO: «No necesito insistir acerca de la oportunidad y utilidad para los países en desarrollo de esta publicación que, en términos claros, relaciona las cuestiones del desarrollo con las de la conservación para satisfacer las necesidades tanto de las generaciones actuales como de las generaciones futuras. Por consiguiente, pueden estar ustedes seguros de que prestaremos toda nuestra ayuda para fomentar la Estrategia y señalar este documento a la atención de los gobiernos y usuarios de los recursos vivos. También nos esforzaremos en conseguir que los diversos principios que en dicho documento se establecen sean tomados en cuenta en nuestra propia labor a partir de la fase de formulación de los proyectos.»

Al parecer, la inmediata respuesta de la prensa y de los gobiernos ha sorprendido incluso a algunas de las autoridades que han desempeñado una función clave en la formulación de la Estrategia. David Munro, Director General de la UICN, ha declarado: «La atención que ha recibido la Estrategia en todo el mundo ha superado con creces nuestras esperanzas más optimistas.» En Nairobi bajaron a la calle danzarines tribales que exhibían carteles y banderines con lemas en pro de la conservación. En Nueva Delhi se vieron también pancartas y estandartes promotores de la Estrategia mundial para la conservación. En la conferencia de prensa que se celebró en Caracas para lanzar la Estrategia en Venezuela, se registró la inesperada presencia de un pelotón de cadetes del Ejército como demostración de su apoyo. El Diario Popular, principal periódico de China, dedicó toda su primera página a la Estrategia y durante tres días publicó extensos artículos de fondo.

Reacción de la prensa

En todos los periódicos del mundo se han publicado abundantes artículos comentando la Estrategia en términos casi siempre favorables. La sensación general era que se trataba de algo muy distinto a otro informe más de una conferencia. Según escribe el diario inglés The Observer, «en el pasado, los conservacionistas dedicaban principalmente sus esfuerzos a salvar a unos cuantos animales amenazados de extinción como el tigre, el rinoceronte o el orix de cimitarra. Ahora empiezan a pensar, aunque con bastante retraso, en evitar la desintegración de grandes sectores de la propia actividad biológica. En la Estrategia se dan varias listas bien concebidas de prioridades, en las cuales se acepta que algunas especies ya no pueden salvarse, pero se propone rescatar cuantos recursos naturales mundiales amenazados sea posible».

La respuesta de los gobiernos siguió rápidamente. Egipto, España, India, Malasia, Nueva Zelandia, Senegal y la U.R.S.S. han anunciado que están preparando estrategias nacionales para la conservación y que estas medidas son el primer paso para que se cumpliera la esperanza expresada en la Estrategia de que se pudieran coordinar los planes nacionales con las necesidades internacionales.

También se han tomado medidas más directas. Hong Kong señaló que reforzaría su control contra la contaminación y que también serían más rigurosas las medidas para regular el comercio de especies en peligro. Indonesia anunció la creación de un nuevo centro dedicado a la ordenación de cuencas hidrográficas, la inauguración de cinco parques nacionales y la compra de una flota de helicópteros destinados a contribuir a la ordenación de los bosques del archipiélago. Jordania hizo público un programa nacional de plantación de árboles y la promulgación de una ley creando 13 parques nacionales. La Comunidad Económica Europea ha iniciado estudios para el establecimiento de un fondo ambiental para la Comunidad y anunció nuevas iniciativas en lo que respecta a la caza de ballenas, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro (CITES) y estudios de evaluación del impacto ambiental (véanse al respecto los artículos de Sand y Alhéritière en el N° 125, Volumen 31 de Unasylva.

Objetivos y recomendaciones

Los tres objetivos principales de la Estrategia son: mantener los procesos ecológicos y sistemas vitales esenciales, por ejemplo, la regeneración y protección de los suelos, el reciclado de nutrientes y la purificación de las aguas; preservar la diversidad genética entre las plantas, animales y microorganismos, y asegurar el aprovechamiento apropiado de especies y ecosistemas que constituyen la base vital para millones de comunidades rurales así como para importantes industrias, sobre todo en lo referente a bosques, tierras de pastoreo, peces y fauna silvestre.

En el informe sobre la Estrategia se exponen detalladamente muchas medidas concretas. Se recomienda una planificación rigurosa para una ordenación forestal de rendimiento sostenido tanto para el sector público como para el sector privado. Se estimulan los programas de protección de los hábitats, especialmente en el caso de especies valiosas desde el punto de vista económico, de especies en peligro y raras, de ecosistemas raros y de muestras representativas de ciertos ecosistemas. Se piden medidas para controlar las lluvias ácidas y se subraya la necesidad de proteger las cuencas hidrográficas, las tierras pantanosas, estuarios y hábitats costeros cruciales. La Estrategia recomienda que se preste atención a problemas tales como la propagación urbana, el pastoreo excesivo y el «riego imprudente». Afirma que las tierras agrícolas tienen que conservarse, especialmente en el «granero» de América del Norte, y que esta necesidad debe pasar por encima de todo conflicto que pueda surgir entre requisitos urbanos, industriales y de transporte.

En general, en la Estrategia se dan directrices que se espera que cada nación adopte en la forma más apropiada según sus propias necesidades particulares. Se bosquejan las clases de legislación concretas que los gobiernos pueden utilizar como instrumentos modelo para la conservación de sus recursos. Se recomiendan acuerdos internacionales sobre los problemas que afectan el patrimonio común universal, es decir la atmósfera, los océanos, la Antártida y los derechos de pesca. Para los problemas referentes a las cuencas fluviales y mares pequeños se recomienda una acción de ámbito regional.

Con frecuencia se pretende que las poblaciones destruyen el medio ambiente por ignorancia, pero la verdad es que no tienen otra opción.

Desarrollo y conservación

Reiteradamente en el informe sobre la Estrategia se pone de relieve la necesidad de una simultaneidad entre el desarrollo y la conservación, aduciendo que el desarrollo suele ser, efectivamente, el mejor camino para la conservación. «Muy a menudo», según el informe, «pretendemos que las poblaciones destruyen el medio ambiente por mera ignorancia, pero la verdad es que no tienen otra opción».

Uno de los elementos clave ha sido que desde un principio han participado en la Estrategia las organizaciones no gubernamentales que se ocupan de la conservación. Antes, este tipo de grupos sólo tenía oportunidad de intervenir en la fase final de un proyecto para tratar de interrumpirlo, con lo cual se convertían en obstáculos para el desarrollo y, en algunos casos, para el bienestar humano. En este caso, sin embargo, han tenido la posibilidad de propugnar medios de desarrollo que permitían reconciliar la productividad y el crecimiento económico con las necesidades de conservación y preservación.

Según Brian Johnson del Institute for Environment and Development de Londres, hace 10 años el WWF no habría aceptado que en muchos casos de antagonismo entre el aprovechamiento de la tierra para la agricultura o para la fauna, se hubiera dado preferencia a la producción de alimentos. Este tipo de organizaciones acepta hoy día el desarrollo centrado en la población, siempre que pueda hacerse en forma permanente1.

1 Nota de la redacción: en un número especial de Unasylva dedicado a la fauna silvestre («La caza como fuente de alimentos», Vol. 29, N° 116, 1977) se subraya la utilización racional de los animales silvestres y su conservación por medio del manejo. Por ejemplo, uno de los artículos lleva el título de «Belleza y utilidad». Se pronosticó que había una cierta oposición por parte de las principales organizaciones internacionales de carácter no gubernamental dedicadas al medio ambiente y a la conservación. En cambio, estas organizaciones han solicitado más ejemplares para distribuirlos dentro de su campo de acción, y han expresado su conformidad fundamental con la idea de recalcar la importancia de conservar aquellas especies de vida silvestre tan amenazadas que su mejor utilización se identifica con su salvamento de la extinción. Hoy día, los especialistas internacionales de la conservación del medio ambiente ponen de manifiesto la importancia de la fauna silvestre para el hombre, y la necesidad de que la ordenación de sus recursos redunde en beneficio del hombre.

Orientaciones

El cometido de la Estrategia mundial para la conservación es fijar orientaciones y proponer los medios para lograr que los países las adopten. Son las siguientes:

1. Definir la conservación de los recursos vivos y explicar sus objetivos, su contribución a la sobrevivencia del hombre y al desarrollo, y los principales impedimentos para su logro (Secciones 1-4).

2. Determinar los requisitos prioritarios para lograr cada uno de los objetivos (Secciones 5-7).

3. Proponer estrategias nacionales y subnacionales para satisfacer los requisitos prioritarios, describiendo el marco adecuado y los principios para dichas estrategias (Sección 8).

4. Recomendar políticas ambientales provisorias, una política de conservación transectorial, y un sistema más amplio de contabilidad nacional al objeto de integrar la conservación y el desarrollo al nivel de formulación de políticas (Sección 9).

5. Proponer un método integrado de evaluación de los recursos de tierras y aguas, complementado por evaluaciones ambientales, como medio de mejorar la planificación ambiental y bosquejar un procedimiento para la asignación racional del aprovechamiento de tierras y aguas (Sección 10).

6. Recomendar modificaciones a las leyes referentes a los recursos vivos, sugerir principios generales para la organización del gobierno y, en particular, proponer formas para mejorar las capacidades de organización en cuanto a la conservación del suelo y la conservación de los recursos vivos marinos (Sección 11).

7. Sugerir la manera de aumentar el personal capacitado y adiestrado, y proponer una investigación más concentrada en el ámbito de la gestión, así como una gestión más orientada hacia la investigación, con el objeto de generar más rápidamente la información fundamental que se requiere con urgencia (Sección 2).

8. Recomendar una mayor participación pública en el proceso de planificación y de decisión relacionado con los recursos vivos y su aprovechamiento, y proponer programas y campañas de educación ambiental para conseguir apoyo público para la conservación (Sección 13).

9. Indicar medios para ayudar a las comunidades rurales a conservar sus recursos vivos, ya que éstos constituyen la base esencial del desarrollo que necesitan (Sección 14).

Aplicación

Desde un principio los formuladores de la Estrategia han admitido que el documento resultaría inútil, incluso aunque encontrara un amplio apoyo, a menos de que pudiera traducirse en una acción real. Por consiguiente, se prestó consideración especial a qué clases de actividad habría que referirse. El principal autor del informe, Robert Allen, de la UICN afirma que al objeto de comprender la Estrategia hay que distinguir tres tipos de acción: táctica, radical, y estratégica.

En la Estrategia se dan directrices para su adaptación a las necesidades de las naciones. Se bosquejan leyes y reglamentos para la conservación de los recursos.

Según Allen, la acción táctica es especialmente de carácter técnico. Incluye medidas tales como la forma de comprobar la erosión del suelo, establecer parques nacionales y conservar ecosistemas. Efectivamente, las Secciones 5-7 de la Estrategia tratan de este tipo de actividades tácticas, pero, en general, se les quita importancia dado que ya existen muchas normas, manuales, artículos y libros sobre la acción táctica.

La acción radical tiene por objeto cambiar fundamentalmente determinados atributos del comportamiento humano y político. La Estrategia rechazó concretamente la inclusión de actividades radicales porque, a su juicio, tales actividades requieren sus propias estrategias así como una gran coordinación de voluntad y esfuerzos entre los gobiernos y las poblaciones de todo el mundo. Si bien el informe ha suscitado criticas en algunos lugares porque no se refiere al problema demográfico o porque no incluye ni toma en consideración las compañías de tipo multinacional, se trata, en ambos casos, de ejemplos de actividades radicales excluidas deliberadamente. Entre otras actividades radicales de este tipo figuran los esfuerzos para reducir el consumo excesivo entre las poblaciones afluentes y cambiar las relaciones económicas entre los países desarrollados y los países en desarrollo.

La acción estratégica, de la que se encuentran ejemplos en las Secciones 8-14, son metas y metodologías generales pero practicables y suficientemente amplias como para permitir a las diversas naciones abarcarlas políticamente, y lo bastante concretas para concentrar el esfuerzo de forma que signifiquen algo.

Según Allen, «las medidas tácticas, aunque son esenciales, sólo tienen una efectividad limitada a corto plazo. Las medidas radicales, aunque son esenciales, tardarán demasiado tiempo en conseguirse. En cambio, las medidas estratégicas están al alcance de nuestra mano y pueden ser sumamente beneficiosas tanto a largo plazo como a corto plazo».

Obstáculos identificados

En una parte esencial del informe se identifican los obstáculos para el logro de sus metas estratégicas. Estos son: (a) la creencia de que la conservación de los recursos se refiere exclusivamente a un sector limitado de actividad, cuando en realidad incide en todos los sectores; (b) el consiguiente fracaso de integrar la conservación con el desarrollo; (c) la insuficiente planificación ambiental; (d) la falta de capacidad para la conservación, debido a una legislación inapropiada, a la debilidad de aplicación y a la deficiente organización; (e) la falta de apoyo para la conservación, debido al desconocimiento de sus beneficios; y (f) el fracaso en llevar el desarrollo, basado en la conservación, a las regiones donde más se necesita, especialmente a las zonas rurales de los países en desarrollo.

Son muchas las personas que consideran la conservación como algo que sólo puede lograrse después de la industrialización, cuando ya se han creado instituciones y un modo de vida que permitan a la gente ocuparse de otras cosas que no sean las relativas a la subsistencia inmediata.

La premisa para la Estrategia mundial para la conservación es que lo anterior no es realista y que, por el contrario, los países no industrializados se interesan cada vez más por su medio ambiente natural y desean a la vez conservarlo y explotarlo.


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