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Fábricas de papel de pequeña escala para países en desarrollo

Creación de las tecnologías apropiadas

A.J. Leslie y Börje Kyrklund

A.J. LESLIE Y BÖRJE KYRKLUND son, respectivamente, Director de Industrias Forestales y Jefe de la Subdirección de la Pasta y el Papel del Departamento de Montes de la FAO. Este artículo fue, en su origen, un documento presentado en el 21° período de sesiones del Comité Asesor de Expertos sobre la Pasta y el Papel de la FAO, que se celebró en Roma en junio de 1980.

La forma más evidente en que un país puede evitar sufrir de la escasez de un producto esencial es producir él mismo dicho producto. Las posibilidades de fabricar papel en los países en desarrollo se han convertido por lo tanto en el tema más importante del programa de la FAO para la pasta y el papel. Durante la evolución de este programa, se ha visto que uno de los principales obstáculos para establecer fábricas de pasta y papel en los países en desarrollo era el carácter de la tecnología de esta industria.

El desarrollo de la tecnología de fabricación de pasta y papel se halla circunscrito virtualmente a los países industriales y refleja el cambio que se está produciendo en las condiciones económicas y sociales de tales países. Son tres los principales factores que han tenido una parte importante (por lo menos hasta hace muy poco) en la conformación de la tecnología:

- el aumento del costo real y relativo, en el sentido más amplio, de la mano de obra;

- el aumento del costo de las materias primas y, en particular, de la madera;

- la necesidad en que se han encontrado las industrias de hallar la forma de absorber el costo total del control de la contaminación.

Los mayores costos de la mano de obra se han contrarrestado reemplazándola con bienes de equipo; los costos de los materiales, ideando métodos y procedimientos de gran rendimiento, que utilizan otras materias primas para la fabricación de pasta, y los costos de la contaminación ha habido que absorberlos aumentando la inversión de capital. El resultado en conjunto, ha sido un notable aumento del costo de capital de las fábricas, independientemente del procedimiento utilizado. Como las economías de escala son una característica importante de la viabilidad financiera de toda industria de pasta y papel, el tamaño mínimo económico de una fábrica ha aumentado, por consiguiente, tremendamente.

Las perspectivas de una fábrica de pasta en un país en desarrollo se han evaluado en términos de transferencia de la tecnología actual. Muy a menudo, y de hecho casi inevitablemente, se ha comprobado que en la mayoría de los países en desarrollo una fábrica de tamaño mínimo, para resultar económica, debe tener una capacidad de producción muy superior al volumen del mercado interior 0 de cualquier otro posible mercado regional, y exige una inversión de capital mucho mayor de lo que el país puede permitirse. En cambio, una fábrica de menor capacidad, más apropiada para las condiciones locales, tiene, casi por definición, un costo unitario de producción muy superior a los precios vigentes en el mercado mundial.

En estos casos es evidente que no hay más que dos opciones: establecer una fábrica subeconómica, que resulte viable gracias a una subvención directa o indirecta; o abandonar la idea de la producción interna. Ninguna de estas alternativas es especialmente favorable. Los peligros de una fábrica que para poder sobrevivir económicamente tenga que depender de una subvención permanente son obvios, pero si un país tiene que depender de las importaciones, seguirá exactamente en la misma situación de la que trata de escapar. Por consiguiente, ha surgido la idea de buscar otra solución, que es precisamente la de una tecnología más apropiada.

La tecnología nacida en los países industriales, persigue ante todo economizar sobre dos insumos: la mano de obra y la madera, cosas ambas que muchos países en desarrollo tienen de sobra, utilizando en cambio abundante capital y una gestión empresarial muy especializada, que generalmente escasean en los países en desarrollo. La posibilidad de proyectar fábricas capaces de ajustarse tanto a la capacidad del mercado como a la situación económica de un país en desarrollo es por cierto muy atractiva. Las dificultades de carácter técnico son pequeñas, ya que todo lo que hace falta es recrear el tipo de industria que en otros tiempos tuvo éxito en los países desarrollados. Queda por determinar si esto puede lograrse de manera que se satisfagan las normas de calidad que hoy en día exigen las industrias usuarias de papel.

Un problema similar ha surgido más o menos al mismo tiempo en las industrias de paneles a base de madera. Como los procedimientos materiales que entran en juego son bastante más sencillos que en la fabricación de pasta y papel, las inversiones de capital son de mucha menor cuantía. Por consiguiente, la FAO ha conseguido progresos rápidos en la preparación de un «Archivador de industrias forestales pequeñas para los países en desarrollo», principalmente en lo que respecta a los tableros de fibra y los tableros de partículas. El éxito con que el citado programa ha conseguido adaptar el diseño de una fábrica moderna al empleo de abundante mano de obra y de sistemas de trabajo en menor escala, sin sacrificar la calidad o la viabilidad, sienta un precedente alentador para el programa de fábricas de pasta y papel de pequeña escala.

Programa de desarrollo de las industrias de la pasta y el papel

El primer esfuerzo de la FAO para fomentar las fábricas de pasta y papel de pequeña escala fue la creación, en conjunción con el PNUD, del Programa de Desarrollo de las Industrias de la Pasta y el Papel (PPIDP), en 1976. Combinando los recursos financieros del PPIDP con los recursos humanos de dicho programa y del Programa Ordinario de la FAO, se preparó un esquema para una monografía, que se encargó por contrata a una empresa consultora. El estudio se concentró sobre la producción de papeles para usos culturales (papel de periódico y papeles de imprenta y de escritorio que contuvieran madera) en dos niveles diferentes: con una capacidad de producción de 18 000 toneladas al año, y con una capacidad de 36 000 toneladas al año. Se llegó a la conclusión de que la producción de estas calidades de papel en escala tan pequeña (18 000 toneladas al año) no resultaría financieramente viable sin subvenciones. Para una capacidad de producción de 36 000 toneladas se necesitarían menos subvenciones.

El concepto base de este estudio se aplicó más tarde a algunos estudios técnico-económicos realizados para localizar lugares apropiados, que realizó la Subdirección de la Pasta y el Papel en cooperación con el PPIDP. En esos estudios se llegó a la conclusión de que la producción en pequeña escala de papeles para usos culturales que contengan madera podría resultar viable en determinadas condiciones, especialmente si se integrara a dicha producción con industrias mecánicas de la madera o con un complejo de mayor producción de pasta y papel que fabricase también calidades industriales de papel.

La conclusión que se deriva de los ulteriores estudios técnico-económicos realizados dentro del mismo contexto es que los procedimientos de fabricación de pasta mecánica pueden ofrecer posibilidades para la producción viable en los países en desarrollo de ciertas calidades de papel en escala relativamente pequeña. El requisito previo es que, en el procedimiento de fabricación de papel se emplee maquinaria sencilla e idónea. Queda todavía sin resolver el problema de reducir el tamaño mínimo viable de una fábrica de pasta química para producir otras calidades de papel.

Como no es posible lograr progresos en este campo sin la ayuda de la industria, se creó en 1978 un grupo de corresponsales sobre fabricación de pasta y papel en pequeña escala sirviendo la FAO de punto central. Los miembros del grupo se reclutaron principalmente del Comité Asesor de Expertos sobre la Pasta y el Papel de la FAO. El propósito del grupo de corresponsales consiste, principalmente, en servir de foro para el intercambio de ideas, en el más amplio sentido de la palabra, y para comentar en forma constructiva las que nazcan, bien sea dentro del grupo o fuera de él.

Cooperación

En el otoño de 1978, la Oficina Central Sueca para la Ayuda Internacional (SIDA) se ofreció a financiar un importante estudio técnico-económico sobre la viabilidad de fabricar papeles de imprenta y de escritorio exentos de madera, con un nivel de producción de 35 000 toneladas al año. En 1979 se concedió el contrato a la compañía Jaakko Pöyry International, y el informe definitivo se presentó a principios de 1980. La conclusión, que consideraba el diseño de las fábricas a nivel de preingeniería, fue que una simple fábrica proyectada para utilizar al máximo los materiales disponibles localmente, y con un procedimiento lo menos complicado posible, podría ser financieramente viable sin necesidad de subvenciones. En cambio, una fábrica del mismo tamaño, proyectada de acuerdo con la tecnología más avanzada y utilizando maquinaria complicada, funcionaría con pérdida, en iguales condiciones. En ambos casos, se supuso que la base de materia prima fibrosa serían plantaciones de eucaliptos. Como en la fábrica más sencilla no se utilizaría para el blanqueado dióxido de cloro, los productos de imprenta y de escritorio serían necesariamente de calidad inferior, aunque perfectamente adecuados para satisfacer una demanda relativamente exigente.

Investigación

La misma empresa consultora realizó otro estudio, financiado con ayuda finlandesa, sobre la viabilidad de una fábrica de pasta termomecánica integrada con un aserradero y una fábrica de contrachapados. Este estudio era mucho menos completo y se incluirá en el a Archivador FAO de industrias forestales pequeñas para los países en desarrollo». La producción de pasta, en este caso, era de unas 16 000 toneladas al año (sobre la base del secado al aire). La fábrica no tenía ningún medio de desecación de pasta 0 de lapidado en húmedo, pero se supuso que la pasta podría trasladarse por bombeo a una fábrica vecina de papel que compraría toda su producción. La producción del aserradero y de la fábrica de contrachapado sería de 12 000 m³ y 6 000 m³ por año, respectivamente. En las condiciones supuestas, el complejo integrado podría resultar viable, desde el punto de vista financiero, sin necesidad de subvenciones.

Uno de los aspectos de la creación de fábricas de pasta y papel de pe quena es tratar de encontrar nuevos procedimientos de fabricación de pasta que necesiten menos inversión de capital que los existentes. Si bien la aplicación en plena escala de procedimientos nuevos de este tipo en los países en desarrollo sólo puede preverse para un futuro remoto, siempre es importante seguir las tendencias y acontecimientos que se producen en este campo. Algunos de estos nuevos procedimientos se hallan todavía en la fase de estudio en laboratorio, mientras que otros, entre ellos la fabricación de pasta química libre de azufre junto con un sistema de recuperación en lecho fluidizado y autocaustificación, ya se hallan en la fase de instalaciones piloto.

Uno de los procedimientos que suele citarse como ideal para la producción de pasta en pequeña escala es la fabricación con ácido nítrico. En un estudio muy completo de este procedimiento que realizó el Instituto de Investigaciones de Standford, California, en una instalación piloto, durante los años cincuenta, se llegó a la conclusión de que no era viable en las condiciones que entonces prevalecían. Pero la FAO ha recibido de la persona que se encargó de la anterior investigación un examen actualizado de sus conclusiones, con estimaciones de costos basados en las condiciones estadounidenses en 1979. Según ese estudio, antes de que el procedimiento con ácido nítrico se pueda considerar viable, los costos operacionales tienen que reducirse aún más.

Por último, existe el procedimiento de la madera molida y presurizada. La FAO ha hecho un estudio provisional de las consecuencias financieras de la aplicación de este procedimiento en las fábricas de papel de periódico de los países en desarrollo. Sobre la base de la información disponible, que sigue siendo bastante incompleta, puede afirmarse que la introducción de este procedimiento, junto con la fabricación termomecánica de pasta utilizando astillas de un aserradero integrado, puede resultar viable para la fabricación en una escala relativamente pequeña de papel de periódico, siempre que las condiciones sean apropiadas.

Objetivos

Los estudios que aquí se mencionan son naturalmente estudios monográficos basados en las condiciones de precios y costos, que varían considerablemente de un lugar a otro. Por consiguiente, las fábricas proyectadas no deben considerarse como soluciones tipo aplicables en cualquier país en desarrollo. No hace falta decir que la tecnología de una fábrica de pequeña escala tiene que ser compatible con el medio ambiente social, económico y técnico del país en desarrollo donde se vaya a construir. Otra complejidad más se deriva del hecho de que existen varios tipos de materias primas fibrosas que pueden utilizarse para la fabricación de pasta, y existen también diferentes clases de procedimientos de fabricación de pasta y diferencias en las calidades del papel. Por consiguiente, es poco probable que se pueda encontrar una solución uniforme para una fábrica de pasta y papel de pequeña escala que pueda utilizar cualquier materia prima, en cualquier situación de mercado, o en cualquier medio social y económico. Sobre la base de estos principios generales, la Subdirección de la Pasta y el Papel de la FAO ha formulado los siguientes objetivos inmediatos para el desarrollo de fábricas de pasta y papel de pequeña escala:

1. Encontrar fabricantes de maquinaria que estén dispuestos a dedicar una parte de su labor de desarrollo al diseño y manufactura de equipo relativamente simple y fácil de manejar y mantener, y susceptible de adaptación a los diversos niveles de desarrollo técnico de los diferentes países.

2. Hallar otras posibles soluciones para el diseño de parte del proceso, y elaborar detalladamente los diseños correspondientes en cooperación con compañías de ingeniería.

3. Seguir muy de cerca los progresos obtenidos en la labor de desarrollo de los nuevos procedimientos de fabricación de pasta, con vistas a identificar aquellos que puedan permitir la creación de unidades de producción, pequeñas pero viables, adaptables a las condiciones de algunos países en desarrollo.

4. Estudiar las consecuencias técnico-económicas de las diferentes soluciones técnicas a que se haya llegado en relación con los objetivos 1, 2 y 3, y, especialmente, determinar en qué condiciones dichas soluciones serían aplicables y contribuirían a la solución general del problema de instalar fábricas de pasta y papel de pequeña escala viables y apropiadas para los países en desarrollo.

5. Difundir la información obtenida, con el fin de lograr los anteriores objetivos inmediatos.

Futuro

Las actividades previstas para el futuro habrán de ser muy similares a las efectuadas hasta ahora, y pueden dividirse en los siguientes grupos:

1. Crear, en cooperación con los fabricantes de maquinaria y por subcontrata con empresas de ingeniería, otros diseños de parte del proceso de elaboración que parezcan ofrecer tecnología adecuada para la fabricación de pasta y papel en distintas condiciones ambientales.

2. Conseguir, encargando de ello a organizaciones de investigación, estudios sobre la influencia que los cambios en el diseño del proceso de producción pueden tener en la calidad del producto y las posibles interferencias de esos cambios con otras partes del proceso de fabricación de pasta y de papel.

3. Aplicar las diversas soluciones encontradas a las condiciones prevalecientes en diferentes países en desarrollo para los cuales un análisis preliminar haya indicado que la tecnología en cuestión es adecuada, de forma que pueda confirmarse su aplicabilidad en tales condiciones.

4. Difundir los resultados conseguidos, primero comunicándoselos al grupo de corresponsales de la FAO para que los comente, obteniendo así nuevos datos, y luego a una audiencia más amplia.

5. Prestar asesoramiento a los gobiernos que estén proyectando la construcción de fábricas de pasta y papel, para que así tengan posibilidades más amplias de elegir la fábrica más apropiada para las condiciones del país de que se trate.

El problema es, naturalmente, cómo financiar esas actividades.


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