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Perspectivas de los recursos renovables en los Estados Unidos

Dwight Hair

DWIGHT HAIR es economista superior, y se ocupa de asuntos forestales nacionales en el Servicio Forestal de los Estados Unidos, en Wáshington, D.C. El presente articulo está tomado de un importante informe del Servicio Forestal, terminado en 1980, con el titulo The prospective renewable resource situation in the United States.

El estudio de la demanda forestal futura cuenta en Estados Unidos con una larga historia, así como es larga también su historia en el Congreso, que comenzó en 1876 con la Ley de consignaciones presupuestarias de es e ano en la cual se destinaban 2 000 dólares EE.UU. pare contratar a un técnico que informara sobre la situación forestal. El resultado fue la obra en tres tomos de Franklin Hough Report upon Forestry1. En los decenios siguientes hubo más directrices del Congreso pare que se realizaran los estudios que fueren necesarios sobre la situación forestal.

Este panorama cambió en 1928 con la aprobación de la Ley McSweeney - McNary, por la que se encargaba al Secretario de Agricultura la evaluación permanente de la situación forestal en Estados Unidos. Más concretamente, esta Ley estipulaba que el Secretario de Agricultura cooperara con los estados, propietarios privados y otros organismos «. . . en la realización y actualización de un estudio global de las necesidades presentes y futuras de madera y otros productos forestales en Estados Unidos, y de los suministros de madera, incluida una determinación de la productividad actual y potencial de los bosques, así como de cualesquiera otras cuestiones que puedan ser precisas pare encontrar la forma de equilibrar el presupuesto maderero de Estados Unidos»

La mayoría de los estudios realizados hasta ahora sobre la situación forestal, incluido uno publicado en 1973, se ocupaban principalmente de la situación maderera. Esto es bastante lógico dada la importancia de la madera en la economía, especialmente en la del siglo pasado y de principios de éste, en que constituía una fuente importante de materia prima industrial y de combustible. Sin embargo, ante el cambio gradual que se fue registrando, el Congreso aprobó la Ley de planificación de los recursos renovables de 1974 y la Ley de ordenación nacional de los montes de 1.976, que ampliaban el elemento de evaluación de la Ley McSweeney - McNary pare incluir los recursos renovables de los bosques y los pastizales.

Más específicamente, estas leyes encargaban al Secretario de Agricultura que preparara, cada diez anos, evaluaciones de los recursos renovables que incluyeran:

«. . . un análisis de la utilización, la demanda y la oferta actuales y previstas de los recursos renovables de los bosques, ]os pastizales y otros terrenos afines, en el cual se examinen con especial atención las tendencias pertinentes en la relación entre oferta y demanda y precio, un inventario, basado en los datos elaborados por el Servicio Forestal y otros organismos federales de los recursos renovables actuales y potenciales, y una evaluación de las posibilidades de incrementar su rendimiento de bienes y servicios tangibles e intangibles.»

No obstante que sea reciente, esta directriz es del todo semejante a la de 1876 en cuanto al propósito de fondo. Resulta indudable, y así se ha interpretado siempre, que el Congreso estaba interesado de antiguo en una evaluación de la situación de los montes, y actualmente de la de los pastizales, que describe, mediante un procedimiento analítico imparcial, tanto el rumbo como las posibilidades de cambiarlo si se ve que ello es conveniente desde el punto de vista de la sociedad. Esto constituye, desde luego, un objetivo perfectamente lógico y razonable, sobre todo si se tiene en cuenta que lleva mucho tiempo efectuar cambios importantes en la producción de la mayoría de los productos de los bosques y los pastizales. Resulta igualmente muy lógico y razonable si se considera la alternativa de adoptar decisiones sin los elementos y análisis recogidos en los diversos estudios sobre la situación forestal.

Si bien los objetivos básicos han sido siempre más o menos los mismos, las evaluaciones se han formalizado y estructurado más con el paso del tiempo. El material pare este articulo se ha tomado del estudio realizado por el Servicio Forestal de Estados Unidos sobre evaluación de la situación de los bosques y los pastizales en Estados Unidos, que acaba de terminarse.2 El estudio consta de cuatro partes fundamentales: la primera consiste en una indagación del rumbo futuro, que se efectúa proyectando tendencias a largo plazo de la oferta y la demanda de los principales productos de los recursos renovables. Las proyecciones de la demanda arrojan el volumen de los productos de bosques y pastizales que se consumirían según los supuestos establecidos sobre variaciones futuras de la población, actividad económica, ingresos, costos energéticos, tecnología, instituciones, precios relativos y otros factores determinantes. Las proyecciones de la oferta muestran el volumen de productos de los recursos renovables de que se dispondría si durante el periodo de la proyección continuasen las tendencias recientes en cuanto a inversiones, ordenación, aprovechamiento, investigación y servicios.

Las comparaciones de estas proyecciones de la demanda y la oferta proporcionan un instrumento pare identificar los desequilibrios futuros entre el volumen de productos que se consumirían según los supuestos establecidos acerca de los factores determinantes de la demanda, y el volumen de productos disponibles en el supuesto de que prosiguiesen las tendencias actuales en materia de inversiones. Además, estas proyecciones proporcionan una forma de estimar los aumentos prospectivos en los precios relativos de productos tales como la madera y el forraje, aumentos que son necesarios pare conseguir un equilibrio entre la demanda y la oferta proyectadas. Proporcionan también una medida de la demanda insatisfecha de productos, donde el sistema de precios no sirve pare conseguir un equilibrio.

Esta información constituye la base de la segunda parte importante de la evaluación: el análisis de las consecuencias económicas, sociales, ambientales y relativas a los recursos, que se producirían si continuaran las tendencias actuales en las inversiones en programas de ordenación, investigación, asistencia y construcción. Este análisis es la clave pare decidir si proseguir con las políticas y programas actuales o cambiarlos de la forma que se estime conveniente.

La tercera parte fundamental consiste en la descripción de la base de los recursos: superficie, vegetación, productividad y propiedad.

En la cuarta y última parte se exponen las posibilidades de gestión de esta base de recursos de forma que se incrementen y amplíen los suministros de los productos de los bosques y los pastizales. Dado que la evaluación está concebida como un análisis imparcial de la situación, sin la pretensión de convertirse en programa, no contiene recomendaciones concretes pare programas. Sin embargo, el material descriptivo de las posibilidades sirve de fundamento pare la realización del programa del Servicio Forestal, según lo prescrito en la Ley de planificación de los recursos renovables de 1974, enmendada por la Ley de ordenación nacional de 1976, y como fundamento también pare planificar la ordenación de las sierras del Sistema Nacional Forestal. Pueden también utilizarlo pare la realización de programas de recursos renovables otros organismos federales, estados y otras empresas públicas y privadas que se ocupan de la ordenación de bosques, pastizales y aguas continentales.

Supuestos básicos

Las proyecciones de la oferta y la demanda de productos de los recursos renovables se fundamentan en una serie de supuestos acerca de los factores determinantes básicos de la demanda y la oferta, como el crecimiento demográfico, la actividad económica y los ingresos, las variaciones tecnológicas e institucionales, los costos energéticos, la disponibilidad de capital y las inversiones s en programas de ordenación, aprovechamiento, asistencia e investigación.

Los supuestos sobre los anteriores factores se hacen sin olvidar que a la larga las circunstancias pueden ser completamente diversas; sin embargo, las tendencias de estos determinantes son el resultado de enormes fuerzas económicas, sociales y políticas que no variarán fácil o rápidamente. Parece probable que estas tendencias continúen por un largo periodo de tiempo, a no ser que sobrevengan catástrofes importantes, como una guerra mundial. Por lo tanto, puede tenerse por bastante cierto que los supuestos proporcionan una base realista pare preparar una evaluación que sirva pare formular y orientar las políticas y los programas sobre recursos renovables en los anos ochenta. Hacia finales de este decenio, y como estipula la Ley de planificación de los recursos renovables, se preparará otra evaluación. Los supuestos básicos se evaluaran otra vez por esa fecha, y se incorporarán nuevas previsiones que orientarán las políticas y los programas en el decenio de los noventa.

Desde finales de los anos veinte la población de Estados Unidos ha aumentado en unos 100 millones de habitantes, hasta alcanzar el nivel actual de 220 millones. Las últimas proyecciones de la Oficina del Censo señalan que es probable que la población continué aumentando bastante rápidamente en los próximos cinco decenios. La proyección de la Serie del Censo II - proyección media de la evaluación - muestra un aumento de la población de otros 80 millones hasta llegar a 300 millones de habitantes. Sin embargo, según las últimas tendencias, el índice anual de crecimiento desciende desde aproximadamente 1 % a finales de los anos sesenta y principios de los setenta, hasta 0,3 % en el decenio 20202029.

Entre 1929 y 1978, el producto nacional bruto, expresado en dólares constantes de 1972, se cuadruplicó con creces hasta alcanzar la cifra de 1,386 billones de dólares EE.UU. Análisis Las proyecciones que ha preparado la Oficina de Analisis Económicos señalan que pare el ano 2000 el producto nacional bruto será de 2,690 billones de dólares EE.UU. (de 1972), casi el doble que el de 1978. Para el 2030, llegará a 5,160 billones de dólares EE.UU.., es decir, unas cuatro veces el de 1978. La proyección correspondiente del producto nacional bruto por persona en el 2030 se elevará a 17 180 dólares EE.UU., o sea, casi el triple del promedio de 1978.

Según las proyecciones, los ingresos personales disponibles, es decir, los ingresos con que cuenta pare sus gastos la población del país, se incrementaran desde aproximadamente 966 mil millones de dólares EE.UU.. en 1978 hasta 3,610 billones de dólares EE.UU. en el 2030 (dólares de 1972).

Los ingresos disponibles por persona serán en el 2030 de 12 020 dólares EE.UU., casi el triple del promedio de 1978. Este aumento quiere decir que Estados Unidos se enfrenta no sólo con la tarea de satisfacer la demanda de recursos de otros 80 millones de personas, sino la demanda de 300 millones de personas con un poder adquisitivo muy superior al de la población actual.

Comparaciones entre la oferta y la demanda proyectadas

Como consecuencia de los aumentos precedentes de la población, de la actividad económica y de los ingresos, el consumo o la utilización de casi todos los productos de los bosques y de los pastizales, y de las aguas continentales correspondientes, se ha incrementado rápidamente. Por ejemplo, el número de familias que practican el acampamiento se ha cuadruplicado aproximadamente desde principios de los anos sesenta, y en la actualidad suman unos 15 millones. El consumo de madera se ha incrementado desde unos 11,5 mil millones de pies cúbicos hasta 13,6 mil millones de pies cúbicos en 1977.

Las proyecciones, que se basan en los aumentos previstos de la población, de la actividad económica y de los ingresos, señalan como probable que la demanda de productos de los recursos renovables (esparcimiento al aire libre, fauna, forraje, madera y agua) continúe aumentando rápidamente en los próximos decenios.

Si bien se observan diferencias en las proyecciones de la demanda de los principales productos de los bosques y de los pastizales, el aumento es considerable pare todos los productos. Por otra parte, la capacidad pare satisfacer esta demanda muestra un aumento más lento, en el supuesto de que continúen las tendencias actuales de la inversión en programas y servicios de bosques, de pastizales y de aguas.

Los mayores desequilibrios que se prevén entre la demanda y la oferta corresponden a la madera de coníferas. La demanda proyectada de coníferas procedentes de bosques nacionales se elevará del consumo real de 9,2 mil millones de pies cúbicos en 1976 a 13,8 mil millones hacia el ano 2000 y a 15,7 mil millones pare el 2030. La oferta proyectada de rollizos de madera de coníferas de bosques nacionales registra un aumento moderado que va desde 9.2 mil millones de pies cúbicos en 1976 hasta 11,1 mil millones en el ano 2000 y hasta 12,3 mil millones pare el 2030. Las perspectivas pare la madera aserrada de coníferas son semejantes, o sea, gran incremento de la demanda, según los supuestos establecidos, y moderado aumento de la oferta.

De estas comparaciones resulta claro que, pare equilibrar la demanda y la oferta en los decenios futuros, hará falta aumentar considerablemente los precios relativos de la madera de coníferas en pie y de la mayoría de los productos de esta madera, por encima de los niveles que se adoptaron al preparar las proyecciones del nivel de base expuestas anteriormente.

Las proyecciones de los índices de los precios de equilibrio regionales pare la madera de coníferas en pie, que son los precios necesarios pare lograr un equilibrio entre las proyecciones de la demanda y la oferta de madera, señalan un aumento notable en todas las regiones de los precios de la madera de coníferas en pie. En las regiones meridionales, el aumento será del orden de 2,5% anual entre 1976 y 2030, aumento que es superior al de la región del abeto Douglas del Pacifico nordoccidental (1,8%) y al de las regiones septentrionales (1,9%). Sin embargo, resulta inferior al de otras regiones y especialmente al de la sección de las Montañas Rocosas, donde los precios proyectados de la madera en pie aumentan, en promedio, 3,8% al ano.

Por lo general, las proyecciones de la oferta y la demanda pare la madera de no coníferas, tanto en rollo como aserrada. presentan perspectivas de oferta más favorable que en el cave de las coníferas. Según parece, los suministros resultarán suficientes en los próximos dos o tres decenios pare satisfacer la demanda de la mayoría de los productos de no coníferas. Como consecuencia, puede que en los anos inmediatamente próximos no sea muy grande el aumento del promedio de los precios de la madera de no coníferas en pie. No obstante, al cabo de unos pocos decenios la demanda de nivel de base comenzará a superar la oferta de ese nivel. Cuando ocurra esto subirán los precios de la madera en pie, especialmente en la región centro - meridional donde es probable que la competencia por los suministros disponibles sea la más intensa.

Esta perspectiva variará si se registra un aumento de la demanda de leña o de cualquier otro producto que supere con mucho los niveles proyectacos. Con toda probabilidad este aumento recaería principalmente en los recursos de no coníferas del norte. Un aumento relativamente pequeño podría alterar considerablemente el equilibrio entre la oferta y la demanda en las regiones septentrionales, y ocasionaría una subida de los precios en los años inmediatos. Naturalmente, un fuerte incremento de la demanda intensificaría grandemente la competencia por la madera de no coníferas y motivaría subidas rápidas de los precios.

Las perspectivas inmediatas de la madera aserrada de no coníferas de tamaño mayor de las especies preferidas, como el roble blanco y rojo selectos, el nogal y el cerezo silvestre americano, son del todo diferentes de las de inferior calidad y menor tamaño. En los últimos decenios, las extracciones de esa madera se han aproximado al crecimiento neto anual o lo han superado, situación que al parecer se ha reflejado en las continuas y grandes subidas de los precios de la madera en pie. Parece probable que continúen estas tendencias.

Los incrementos en los precios de la madera en pie se reflejarán en los precios de los productos madereros. Por ejemplo, los precios de la madera aserrada y de los tableros contrachapados de coníferas aumentan (en dólares de 1967) a un ritmo anual de 1,7% y 1,4% respectivamente. Los aumentos arrojaron un promedio de aproximadamente 1,2% anual pare la madera aserrada de no coníferas y de 0,7% pare los tableros contrachapados de igual madera. Los aumentos proyectados en los precios de la madera aserrada responder a las tendencias históricas de sus precios relativos.

En cuanto a otros productos de recursos renovables, las perspectivas generales de la oferta y la demanda son semejantes. Actualmente se registra un rápido aumento de la demanda de productos, como consecuencia de los aumentos proyectados en la población, la actividad económica y los ingresos. La capacidad pare satisfacer esta demanda, en el supuesto de que continúen las presentes tendencias de las inversiones en programas y servicios, señala un ritmo de aumento más lento. Estados Unidos se enfrenta así con un creciente desequilibrio entre la cantidad de productos de los recursos renovables que la población consumirla, y la oferta.

Repercusiones sociales, económicas y ambientales

Estas perspectivas comportan algunas repercusiones importantes y negativas desde el punto de vista económico, social y ambiental. Por ejemplo, la creciente escasez económica de madera, junto con los correspondientes aumentos de los precios relativos de la madera en pie y de los productos madereros, tendrá importantes efectos desfavorables en las industrias primarias de elaboración de la madera, en los inventarios de madera, en los consumidores de productos madereros y en el medio ambiente.

Si bien las industrias de elaboración de la madera y los recursos madereros acusan importantes efectos negativos, los consumidores de productos de la madera serían los que sufrirían las mayores pérdidas derivadas de la subida de los precios relativos de esos productos. Los más afectados serían los compradores de cases. La subida proyectada de los precios de la madera aserrada de coníferas supondría, pare el 2030, una reducción de 7% en la producción de unidades de vivienda. Se estima que, en total, los consumidores pagarán en el 2030 unos 7 mil millones de dólares EE.UU. más por los productos de la madera y materiales competitivos, por falta de suficiente madera de coníferas pare mantener los precios de la madera aserrada y de los tableros contrachapados de coníferas al nivel de 1977.

También es probable que sean amplias e importantes las consecuencias en el empleo. Se estima, por ejemplo, que el nivel de empleo en la industria maderera en el 2030 seria unos 90 000 anos/hombre inferior al nivel que se habría registrado de haber contado con una oferta de madera de coníferas lo suficientemente grande pare satisfacer la demanda. Las repercusiones en el empleo total a nivel económico serían mucho mayores por los efectos en el comercio, los servicios y otras industrias. Estas repercusiones son particularmente críticas, a cause del alto índice de desempleo que frecuentemente se encuentra en las comunidades de las áreas rurales forestales.

Resultan también importantes los efectos de la subida de los precios relativos de la madera en pie y de los productos madereros en los recursos no renovables y en el medio ambiente. Dado que los precios aumentan y que cada vez se sustituyen más los productos de la madera por el acero, el aluminio y los plásticos, se registrará una aceleración en el ritmo de empleo de los recursos no renovables, especialmente de los combustibles y los minerales metálicos. También habrá un aumento de los costos ambientales, debido principalmente al incremento de las emisiones de contaminantes del aire y del agua ocasionadas por la minería, la elaboración industrial y la generación de energía que comporta el empleo de los materiales sustitutivos.

Las perspectivas pare el forraje y el agua son semejantes a las de la madera bajo muchos aspectos: costos más altos pare los consumidores, con las correspondientes repercusiones en la economía, el ambiente y la sociedad.

Para los que aprovechan los recursos de la fauna, de la pesca y del esparcimiento al aire libre, ello significara aumento de la competencia por los abastecimientos disponibles y una reducción de la diversidad ecológica. Esta situación pudiera desembocar en una contracción de la fauna y de las poblaciones de peces, así como en una distribución más restringida; menores y menos satisfactorias oportunidades de esparcimiento al aire libre pare actividades como acampamiento, caza, observación de los pájaros, acampamiento en lugares desiertos, y en general, un progresivo deterioro de la calidad de la vida.

La base de los recursos

Las repercusiones amplias y negativas que comportan las perspectivas de la demanda y la oferta no son inevitables. Existe una gigantesca base de bosques, pastizales y agua, que puede aprovecharse pare satisfacer la demanda de casi todos los productos de recursos renovables. En 1977, se clasificaron como bosques, pastizales y agua 1,7 mil millones de acres, equivalentes a aproximadamente 71% de la superficie del país. De este total, 740 millones de acres se clasificaron como sierras forestales, es decir, sierras que están cubiertas al menos en un 10% con árboles forestales, o que han tenido precedentemente esta cubierta y que actualmente no se explotan pare otros usos. Alrededor de 482 millones de acres eran sierras madereras comerciales, o sea, sierras capaces de producir más de 20 pies cúbicos de madera industrial por acre y ano en rodelas naturales y no reservados pare otros usos. Como pastizales se clasificó un poco más de la mitad de la superficie de bosques y pastizales, equivalente a unos 820 millones de acres. Esta clase de sierras incluye pastos naturales, sabanas, terrenos arbustivos, la mayoría de los desiertos, tundra, majales costeros y praderas húmedas. La superficie restante, unos 107 millones de acres, se clasificó como agua y consistía en lagos, embalses, estanques, ríos y arroyos y estuarios.

Las sierras de bosques y las maderas comerciales están ampliamente distribuidas y, a excepción de las Grandes Llanuras y algunas áreas del sudoeste, constituyen una parte importante de la superficie de cada estado. Sin embargo, casi las tres cuartas partes de las sierras madereras comerciales del oeste se concentran en los estados de la costa del Pacifico: Oregón, Wáshington y California, y en los estados de las Montañas Rocosas: Montana, Idaho y Colorado.

En Alaska se hallan casi las tres décimas partes de los pastizales, unos 231 millones de acres. Casi todo el resto lo comparten los estados que se extienden al oeste de las Grandes Llanuras hasta la costa del Pacifico. Es relativamente poco lo que se encuentra en los territorios y posesiones insulares.

En 1977, alrededor de 381 millones de acres, o 46% de la superficie de pastizales no era de propiedad federal, sino casi toda de propiedad privada. Estas sierras se concentran en los estados de las Montañas Rocosas y de las Grandes Llanuras y en Oregón y California. Existen grandes superficies de pastizales de propiedad federal en estados de las Montañas Rocosas como Nevada, Utah, Wyoming y Colorado. Además, en Alaska eran de propiedad federal casi todos los pastizales; unos 231 millones de acres.

En cuanto a las sierras forestales, aproximadamente 451 millones de acres, equivalentes al 61%, no eran de propiedad federal sino en su mayor parte privada. Gran parte de esta superficie se compone de estaciones productivas y está cerca de los mercados de productos madereros. Estas propiedades han sido durante mucho tiempo de notable importancia como fuente de suministro de madera pare las industrias que la utilizan.

Los 286 millones de acres de sierras forestales de propiedad pública, mayormente federal, están concentrados en partes de las Montañas Rocosas y de la costa del Pacifico. La mayoría de las sierras madereras comerciales que hay en ellas son de calidad de la estación relativamente baja y se hallan a alturas elevadas, pero dado que grandes extensiones de estos bosques no se han cortado nunca, constituyen una parte importante del patrimonio maderero nacional, algo más de la mitad en el cave de la madera aserrada de coníferas.

La producción de los bosques y pastizales en cuanto a forraje, madera, fauna y agua varia ampliamente según el clima, los suelos, la altitud y la latitud. Por ejemplo, en 1976, en la superficie continental de Estados Unidos, pastoreó ganado a razón de 217 millones de meses por unidad animal, menos de la mitad del potencial

PINO PONDEROSA EN UNA RESERVA NACIONAL EN CALIFORNIA para el ano 2030, la demanda estadounidense de no frondosas superara en un 50% la de 1975 biológico. En todos los ecosistemas y en todas las propiedades se registró una producción muy inferior a la potencial.

La situación de las sierras madereras comerciales es esclarecedora. En 1976 el promedio del incremento neto anual de madera por acre fue de 49 pies cúbicos, lo cual supone solamente las tres quintas partes de lo que podría lograrse en los rodales naturales densamente poblados y bastante menos de lo que podría conseguirse con prácticas intensivas de ordenación, como control de espaciamiento y empleo de patrones mejorados genéticamente y de fertilizantes. En todas las regiones y propiedades existe la posibilidad de aumentar la producción de madera. Sin embargo, el mayor potencial res id e en la s fincas y otras pro piedades privadas que en total suponen el 58% de las sierras madereras comerciales de la nación. La mayoría de estas sierras están situadas en lugares privilegiados en cuanto a carreteras, instalaciones de elaboración y principales mercados de la madera.

Muchas de las oportunidades materiales de aumentar la producción son de orden económico, en el sentido que deben proporcionar un índice aceptable de beneficios de las inversiones necesarias pare convertirse en realidad.

Un estudio de estas oportunidades económicas muestra que existen posibilidades de intensificar la ordenación de 168 millones de acres de sierras madereras comerciales, aproximadamente 35 % del total nacional. Si estas superficies se tratasen, el incremento neto anual de madera podría ser de 12,9 mil millones de pies cúbicos, volumen más o menos igual a la corta total de madera de 1976 y a las tres quintas partes del total del aumento neto anual.

En relación con la superficie, aproximadamente tres cuartas partes de las posibilidades económicas de aumentar la producción maderera entrañan la regeneración de las superficies despobladas, la corta de los rodales maduros y regeneración de las superficies cortadas, y la transformación de las mesas actuales en mesas de especies más solicitadas. La mayoría de las posibilidades económicas, el 74%, recae en las fincas y otras propiedades privadas, que abarcan en conjunto alrededor de 58% de las tierras madereras comerciales. Gran parte de las restantes posibilidades se hallan en el 14% de las sierras madereras comerciales que está en manos de la industria forestal. Todas las posibilidades económicas de los bosques nacionales están actualmente programadas o planificadas y no se incluyen aquí.

Las posibilidades económicas de aumentar la producción de madera se concentran en las regiones meridionales: 53 millones de acres en el sudeste y 64 en el centro - sur. Existen también otras extensiones importantes: en el norte, 35 millones de acres; en la costa del Pacifico, 16 millones de acres.

Aunque se han hecho rápidos progresos en el aprovechamiento de la madera extraída de los bosques, pueden obtenerse mejores resultados mediante un mayor empleo de determinados tipos de residuos, aumentando el rendimiento del producto con técnicas más eficaces de corta y elaboración y ampliando su uso con prácticas más válidas de construcción y manufacturado. Existen también posibilidades pare sacar más partido de la madera de los raberones y las ramas, de los árboles toscos y podridos, de los muertos, de los que están en áreas forestales incapaces de producir 20 pies cúbicos por acre y ano de madera industrial, y de los desechos urbanos.

Aparte las posibilidades de aumentar y ampliar los suministros madereros, existe otra serie de alternativas encaminadas a reducir la demanda de productos de la madera. Sin llegar al racionamiento u otros métodos de control autoritarios, parece que casi todas estas posibilidades entrañan el empleo de materiales sustitutivos y el aumento de las importaciones. Esta alternativa surtiría los mismos efectos perjudiciales a nivel económico, social y ambiental que los derivados de una subida de los precios relativos, de que antes se ha hablado. Sin embargo, parece que existe una forma o posibilidad de reducir la demanda sin acarrear efectos negativos: el mantenimiento y la renovación adecuados de las estructuras existentes que, de realizarse a mayor escala, podrían reducir sensiblemente la demanda de madera y de otros materiales por debajo de los volúmenes necesarios pare las nuevas estructuras de sustitución.

No se dispone de un método cuantitativo pare comparar el nivel actual de esparcimiento al aire libre con las posibilidades reales. Sin embargo, los 1,7 mil millones de acres de bosques y pastizales y de las aguas que los atraviesan ofrecen la posibilidad de practicar actividades tales como giras campestres, acampamiento, excursionismo, esquí, observación de pájaros, piragüismo, natación y la mayoría de las demás formas de esparcimiento al aire libre, bien por encima de los aumentos previsibles de la demanda.

Además, los bosques, pastizales y aguas reúnen las condiciones para albergar una mayor diversidad de especies de fauna, así como un mayor número de algunas especies de fauna y peces, entre las que habría que contar las de gran importancia recreativa y comercial y algunas de las clasificadas por el Gobierno Federal y por los de los estados como en peligro, amenazadas o raras. Las poblaciones comerciales de peces y de fauna pueden tener más salidas y proporcionar proteínas para el consumo humano mediante mejoras en su hábitat, una reglamentación adecuada sobre su captura y otras actividades.

Las investigaciones han demostrado que una ordenación intensiva podría incrementar el rendimiento hídrico de los bosques y pastizales. La ordenación de las cuencas hidrográficas puede también mejorar notablemente la calidad del agua y reducir la erosión del suelo, incluida la correspondiente sedimentación de los ríos y arroyos.

Resumiendo, parece claro que los 1,7 mil millones de acres de bosques, pastizales y aguas de Estados Unidos contienen el potencial material para generar cantidades mucho mayores de productos de recursos renovables, suficientes para satisfacer las demandas previstas de casi todos los productos. Es posible una producción y aprovechamiento mayores en todas las regiones del país, en todas las propiedades y para todos los productos.

Desde el punto de vista técnico, resulta viable el incremento y ampliación de los suministros de productos renovables que puede realizarse sin alterar el medio ambiente natural, pero para realizar progresos importantes en la satisfacción de los aumentos previstos de la demanda harán falta grandes inversiones en diversos programas, Serán precisos igualmente gastos notables para proporcionar los servicios materiales necesarios, así como las instalaciones y equipos precisos para cosechar, elaborar y utilizar los nuevos suministros de productos.

Diversos estudios han mostrado que la mayoría de los propietarios privados, que controlan en conjunto gran parte de los bosques y pastizales del país, tienen objetivos diversos, características y actitudes muy diferentes, un conocimiento limitado de las posibilidades actuales de gestión y una disposición y capacidad variables de hacer inversiones que aumenten y amplíen los suministros de productos de los bosques y los pastizales.

Se ha reconocido desde hace tiempo que estos problemas constituyen los obstáculos principales para incrementar la oferta de productos de recursos renovables en las fincas y otras propiedades privadas. Pero lo que no se ha reconocido suficientemente es que muchos de los beneficios de las inversiones para aumentar los suministros corresponden a la sociedad en general. Por ejemplo. si la madera costara menos, serían menores los costos para los usuarios de bienes tales como casas y muebles, se reduciría la contaminación ambiental derivada del empleo de materiales sustitutivos como el acero y los plásticos, y disminuiría la dependencia de las fuentes de suministro externas y el índice de uso de los recursos no renovables.

Estos grandes beneficios económicos, sociales y ambientales, y la probabilidad de que incluso algunos beneficios directos, como los ingresos procedentes de la venta de los productos, no irían a manos de muchos de los propietarios actuales, por disponer de escasas posesiones o poca expectación de vida, sugieren dos cosas. La primera es que resulta muy justificada una distribución de los costos y programas de asistencia técnica con apoyo de los fondos públicos. La segunda es que sin estos programas, no es probable que se conviertan en realidad de forma perceptible las posibilidades económicas actuales de intensificar la ordenación en la mayoría de las propiedades privadas.

Es mucho lo que puede hacerse para aumentar y ampliar los suministros de productos de los recursos renovables si se emplea mejor la tecnología existente y si continúa la investigación pare elaborar una nueva tecnología. Podrían también resultar más fructíferas las inversiones en las prácticas y servicios de ordenación si la investigación se incrementara.

Al ampliar los programas pare aumentar los suministros de productos, se llegaría inevitablemente al momento en que la producción creciente con traería o reduciría la de otros productos. Quizás la investigación constituya ]a mejor esperanza de poder hallar la forma de integrar y equilibrar los empleos múltiples de los bosques y pastizales y de disminuir los conflictos que probablemente se deriven de un rápido aumento de la demanda.

Finalmente, trace falta continuar estudiando las repercusiones económicas, sociales y ambientales de un futuro en que la demanda de casi todos los productos de bosques y pastizales aumenta más rápidamente que la oferta. Esta exigencia resulta fundamental, pues constituye la base social pare cambiar políticas y programas. Es probable que los resultados de esta investigación impriman una huella profunda en la ordenación y aprovechamiento futuros de los recursos de bosques y pastizales del país.

No fue posible en la evaluación sopesar de forma conjunta los costos y beneficios relacionados con las actividades pare lograr que se cubra la demanda, pero los análisis parciales realizados indican que cuando se tienen en cuenta los beneficios económicos, sociales y ambientales, las inversiones pueden resultar provechosas tanto para la sociedad como pare la economía. Por ejemplo, pare finales del periodo objeto de la proyección lo ahorrado en costos del consumidor en dos anos proporcionaría capital suficiente pare realizar casi todas las posibilidades económicas de aumentar los suministros de madera. Esto, a su vez, incrementaría dicha oferta lo bastante pare satisfacer la demanda proyectada y, al mismo tiempo, permitiría una disminución de las importaciones de productos madereros o un aumento de las exportaciones.

Nota: 1 acre = 0,4047 ha, 10 pies cúbicos = 0,2832 m3, (unidades de medida del sistema estadounidense).

Referencias

1882 1. HOUGH, FRANKLIN B. Report upon forestry. US Government Printing Office, Wáshington, D.C., Vol. 1, 650 págs., 1878; Vol. II, 618 págs., 1880; Vol. III, 318 págs.

1980 2. US DEPARTMENT OF AGRICULTURE, FOREST SERVICE. An assessment of the forest and range land situation in the United States, 630 págs. Pueden pedirse ejemplares a: Forest Service USDA, Room 843, South Building, P.O. BOX 2417, Wáshington, D.C. 20013. EE.UU.


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