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La silvicultura al servicio del desarrollo: importancia de una investigación adecuada

Hans Steinlin

H. STEINLIN es Director Instituto de Ordenación del Paisaje, Universidad de Friburgo, República Federal de Alemania.

No basta la mera afirmación de que se requiere más investigación en ciencias e industrias forestales para contribuir a una mejor administración de los montes en los países en desarrollo. Lo importante es una «investigación adecuada» es decir, vinculada con las condiciones socioeconómicas y las necesidades concretas de cada país. La asistencia de los países industrializados en materia de investigación debería ofrecer tecnologías apropiadas y pertinentes a los países receptores; en realidad lo mejor sería que la asistencia y la cooperación en cuanto a investigación tuviesen lugar entre los propios países en desarrollo.

La investigación en materia de silvicultura y productos forestales tiene una larga tradición en muchos países industrializados. Durante el siglo pasado, los productos más importantes de los bosques eran la madera para uso industrial, por ejemplo madera de construcción, y la materia prima para pasta, papel y paneles. La investigación se concentraba en estos productos. Con los años, la leña fue desplazada como combustible, y dejó de considerarse un producto industrial importante en los países desarrollados. Algunos artículos de importancia en otros tiempos, pasaron a ser a productos forestales secundarios» y quedaron relegados. En consecuencia, en los países industrializados muy pocos silvicultores e investigadores volvieron a prestarles atención.

Los actuales conocimientos en materia de propiedades tecnológicas de la madera y de los relativos procesos industriales, son suficientes. En varios países existen dependencias de investigación bien equipadas y se siguen realizado numerosas investigaciones con bastante éxito. Muchos de los resultados obtenidos son importantes y pueden aplicarse a la silvicultura como factor del desarrollo.

Por el contrario, la madera como fuente de energía - quefue desempeña y seguirá desempeñando una importante función en la silvicultura para el desarrollo - no ha recibido la debida atención en las investigaciones. Esta es una de las materias a la que deberá dedicarse más investigación en el futuro, y donde se deben crear nuevas instalaciones para la investigación.

Otro campo que precisa nuevas y más intensas investigaciones es el uso de la biomasa arbórea y arbustiva como forraje para el ganado y otros animales, y quizás también como fuente de productos alimenticios para el hombre. En determinadas condiciones climáticas y de suelo, los árboles y arbustos son más productivos y están menos expuestos que las plantas anuales a los daños provocados por la sequía, a la vez que protegen mejor el suelo contra la erosión y la degradación.

AMPLIACIÓN AL MICROSCOPIO DE UNA FIBRA DE MADERA la investigación puede acelerar el proceso de desarrollo (P. LARSEN)

Es también imperioso realizar investigaciones más sistemáticas y amplias sobre los productos forestales secundarios, cuya variedad es enorme, especialmente entre las especies arbóreas y arbustivas tropicales y subtropicales.

Se han conseguido buenos resultados en la investigación de la preservación en gran escala de la madera contra insectos y hongos. No obstante, es indispensable desarrollar procesos baratos y simples para conservar la madera que se emplea fundamentalmente para la construcción de cercas, viviendas y todo tipo de instrumentos y equipos de madera.

Por último, es necesario investigar el valor ecológico de los árboles y los bosques respecto de las personas, los animales y los cultivos agrícolas. Esa investigación multidisciplinaria debe rebasar los límites del concepto tradicional de investigación forestal.

Nuevas formas de organización. La silvicultura para el desarrollo local no sólo entraña nuevos tipos de rodales forestales, nuevas formas de utilización de los árboles y nuevas combinaciones con la agricultura y la zootecnia, sino también nuevas formas de organización de una empresa forestal. Los métodos de ordenación concebidos por las grandes administraciones forestales o los propietarios particulares de enormes bosques, y aplicados allí con todo éxito, a menudo no se adaptan a la silvicultura destinada principalmente al desarrollo de las zonas rurales y las comunidades residentes.

La silvicultura para el desarrollo de las comunidades locales difiere de la silvicultura tradicional:

· en los objetivos que se persiguen con la ordenación de las tierras forestales, los rodales de árboles y los árboles aislados, y en las prioridades establecidas entre los diferentes objetivos;

· en la manera de seleccionar y establecer los objetivos;

· en las responsabilidades de la administración y en su forma de intervención; y

· en la forma en que se efectúan las operaciones de plantación, cuidado y explotación de los árboles, y la recolección de los productos derivados.

El aporte fundamental de este tipo de silvicultura es el fomento del bienestar de una comunidad o región dada, es decir, no sólo la producción de bienes de consumo o de ingresos monetarios para la población local, sino también la prestación de una amplia gama de servicios. Por último, pero no en orden de importancia, la creación de oportunidades de trabajo productivo para la mano de obra ociosa de la comunidad. Estas necesidades varían según las diferentes condiciones naturales y socioeconómicas, y deben determinarse con mucho cuidado caso por caso.

Esto último requiere un profundo análisis de las necesidades de la población y del potencial forestal. Muchas de las incógnitas que revelará este análisis se deberán responder mediante una investigación adecuada que comprenda aspectos biológicos, técnicos y médicos, así como temas de las ciencias sociales: economía, etnología, psicología, sociología y ciencias políticas. La formulación correcta de los objetivos de la administración depende de la calidad y el alcance de esta investigación multidisciplinaria.

La diferencia entre la silvicultura para el desarrollo local y la silvicultura industrial en gran escala no está sólo en los objetivos. El procedimiento mismo de determinación y cumplimiento de tales objetivos difiere del modo en que una administración forestal estatal o una empresa particular formulan y alcanzan sus objetivos. A la larga, la silvicultura para el desarrollo local sólo puede tener éxito y alcanzar sus metas si la mayoría de la población interesada participa plenamente en el logro de los objetivos de la ordenación y se identifica con ellos, condición difícil pero sine gua non para toda silvicultura destinada al fomento comunitario. Es importante añadir que, de hecho, la silvicultura para el desarrollo local llega a incluir con el tiempo plantas industriales en gran escala, tales como aserraderos o plantas para pasta y papel; la diferencia principal reside en el proceso de toma de decisiones.

Habrá que estudiar e introducir en cada comunidad seleccionada nuevas formas paritarias de cooperación y de participación la población con las autoridades locales, que le permitan conocer los objetivos del desarrollo e identificarse gradualmente con ellos. Los muchos problemas que se presentan sólo se pueden solucionar si se toman en consideración todos los factores locales, sociales, políticos, históricos y psicológicos. Muchos de estos factores tienen que analizarse desde el punto de vista científico, y requieren un tipo de investigación sistemática diversa de la investigación silvícola tradicional, con una metodología similar a la de las ciencias sociales.

FUMIGACIÓN DE UNA MATA DE MANGO CONTRA LAS TERMITAS un método para proteger los productos forestales (F. MATTIOLI

En cuanto a la administración en sí, valen consideraciones análogas. Las responsabilidades administrativas corresponden a las autoridades y la población del lugar, aun cuando el gobierno o los servicios gubernamentales presten asistencia técnica y económica. Por tanto, es menester desarrollar o establecer formas adecuadas de organización, tales como consejos locales que representen a las comunidades conjuntamente con los agentes ejecutivos. Los consejos deben tener autonomía suficiente para adoptar las decisiones técnicas y financieras cotidianas, así como para formular propuestas viables desde los puntos de vista técnico y profesional para la administración general de la empresa, tareas que requieren alguna investigación como la descrita en párrafos anteriores.

Tecnologías. La silvicultura para el desarrollo debe beneficiar fundamentalmente a las comunidades locales. Además, en la medida de lo posible, las propias comunidades deben proporcionar los insumos. Debido a que su potencial financiero es por lo general muy restringido, hay poco margen para hacer grandes inversiones en la importación de maquinarias o en el empleo de mano de obra extranjera. En la comunidad debe quedar al me nos una suma de dinero equivalente a las inversiones, en forma de salarios o ganancias obtenidas mediante la venta de los productos. Para ello es preciso establecer métodos de trabajo con gran intensidad de mano de obra y, en muchos casos, las llamadas tecnologías intermedias, que difieren específicamente de las que se aplican en las empresas forestales particulares o en gran escala.

La mayor parte de la investigación actual en materia de operaciones forestales, en particular en los países industrializados, se concentra en tecnologías muy modernas y altamente mecanizadas y en métodos de trabajo que requieren gran productividad de la mano de obra. Esta es la respuesta correcta a las condiciones de los países donde los costos de mano de obra son muy elevados, hay capital abundante y una marcada tendencia hacia la producción en gran escala de productos forestales de alta calidad.

Estos criterios no son aplicables a la silvicultura para el desarrollo. Sería totalmente erróneo seguir este tipo de investigación avanzada y adoptar incondicionalmente sus resultados. Lo que se requiere en cambio son investigaciones de nuevas tecnologías adecuadas para el establecimiento y el cuidado de plantaciones de árboles y rodales forestales, así como para la explotación, el transporte y la transformación de los productos provenientes de los árboles y los bosques. En particular, la investigación debe orientarse hacia el desarrollo de técnicas mejoradas de trabajo manual; el perfeccionamiento o renovación de instrumentos y maquinarias ligeras para las diferentes operaciones forestales, y el diseño de equipos sencillos para la transformación y elaboración de madera y productos forestales secundarios para el consumo local y la venta a terceros.

El mejoramiento de las técnicas de trabajo manual y de las herramientas servirá para aumentar la productividad del trabajo, reducir el agotamiento físico y evitar los riesgos para la salud y los accidentes. Mucho puede y debe hacerse en este campo para elevar el nivel de vida de la población, y lograr al mismo tiempo salarios más altos y la reducción de los costos de producción. Los equipos y las maquinarias nuevos o perfeccionados deben ser de construcción sencilla pero segura, duradera, de fácil mantenimiento y reparación, y de preferencia fabricados en pequeños talleres por artesanos locales capacitados. Esto también se aplica a los equipos utilizados para el laboreo de los árboles y los productos forestales. Las industrias locales en pequeña escala que elaboran la materia prima local, pueden contribuir de manera sustancial al bienestar y el desarrollo económico de las zonas rurales; por ello, el diseño de los equipos tiene mucha importancia y debe contar con el aporte de la investigación.

La investigación silvícola en los países en desarrollo. La investigación necesaria para proyectar y poner en práctica la silvicultura al servicio del desarrollo debe partir de las condiciones concretas de cada país o región. En la mayoría de los casos, la transferencia de los resultados de la investigación de un país a otro no soluciona los problemas concretos del país beneficiario, con el riesgo de dar respuestas desacertadas a preguntas erróneas. Esa es una de las razones por las que cada país debe crear su propia capacidad de investigación, para que se tengan en cuenta sus problemas y condiciones concretas, y se arbitren soluciones que lleven a un progreso real.

Otro motivo es la necesidad de establecer contactos directos y permanentes entre el personal de campo y el investigador, lo cual sólo ocurre cuando la investigación se lleva a cabo en el propio país.

Asimismo, es preciso considerar otro factor más complejo; no siempre los resultados de la investigación son fáciles de adoptar y aplicar, en especial cuando van en contra de las tradiciones los procedimientos de aceptación general. La experiencia demuestra que resulta mucho más fácil convencer a las personas de la necesidad de introducir cambios; la investigación se efectúa sobre el terreno, en estrecho contacto con los que deben aplicar sus resultados.

La investigación tiene una función educativa muy importante a todos los niveles, ya que demuestra cómo los procedimientos racionales y sistemáticos amplían los conocimientos y llevan a una nueva comprensión. Además, introduce cambios en el comportamiento y la mentalidad. que forman parte del proceso de desarrollo de cada país. Por tanto, la investigación en si misma constituye un importante instrumento de desarrollo que todos los países deben aprovechar. La creación de dependencias para la investigación es parte fundamental del desarrollo.

APICULTURA EN UN BOSQUE DEL CAMERÚN (M. BENAISSA)

FABRICACIÓN DE MUEBLES EN LA PROVINCIA CHINA DE HUBEI (F. BOTTS)

productos e ingresos para la población forestal local

Se suele afirmar que la falta de dinero, de investigadores capacitados y de experiencia impiden que los países aumenten sus instalaciones de investigación, y que sería más económico transferir los resultados científicos y los conocimientos especializados de los países desarrollados, que pueden darse el lujo de mantener importantes institutos de investigación y gran cantidad de especialistas. Esto puede ser válido en determinados campos de la investigación de base, muy complicada y costosa, pero no lo es para las necesidades de investigación de la silvicultura al servicio del desarrollo. Como ya se ha observado, esas necesidades se pueden atender con instrumentos y métodos sencillos y no requieren instalaciones supermodernas ni investigadores altamente especializados.

Más importante que las instalaciones y el dinero es la disposición del investigador a explotar su talento, enfocar el problema con una perspectiva científica y seguir atentamente un plan de investigación preciso y bien concebido. Esto es posible incluso en medios difíciles y primitivos.

Huelga decir que en cualquier materia y en cualquier país, la capacidad de investigación debe aumentar paulatinamente. Al principio se deben abordar y resolver los problemas relativamente sencillos, solucionables con metodologías más bien simples y el trabajo de un pequeño número de especialistas. Una vez adquirida suficiente experiencia, se pueden afrontar problemas más complejos y prioritarios, y mejorar de manera gradual el personal y los equipos de la dependencia de investigación. La investigación en materia de silvicultura para el desarrollo puede fácilmente seguir este tipo de procedimiento.

Aunque se insiste en la necesidad de que cada país cuente con su propia investigación forestal, en modo alguno se debe excluir la cooperación internacional. Por el contrario, las redes internacionales de investigación son de suma importancia; se debe hacer mucho más para reforzar las existentes e incluso para crear otras. La colaboración internacional en materia de enseñanza y capacitación de investigadores es una de las mejores formas de contribuir a la creación de órganos de investigación nacionales. Esta colaboración se vale de seminarios y cursos prácticos de metodología de la investigación, donde investigadores de todas las categorías y edades puedan aprender de la experiencia de otros. Los métodos se pueden transferir de un país a otro con mucha más facilidad que los resultados de la investigación. En consecuencia, los países desarrollados deben concentrar sus esfuerzos en ayudar a los países en desarrollo a acumular experiencia metodológica y conocimientos especializados que les permitan solucionar por sí mismos sus problemas de investigación, en lugar de emprender la investigación por cuenta de esos países.

Otra forma de colaboración es el intercambio de investigadores entre las instituciones de diferentes países durante períodos más largos que los normalmente asignados a los seminarios y cursos prácticos. Los mejores resultados se obtienen cuando el investigador visitante se incorpora de lleno a la institución local y participa en la labor cotidiana de sus colegas.

Los métodos de ordenación concebidos por las grandes administraciones forestales o los propietarios particulares de enormes bosques y adoptados con todo éxito por ellos' a menudo no se adaptan a tipos de silvicultura cuya finalidad principal es el desarrollo de las comunidades rurales.

Se suele considerar que los investigadores de los países en desarrollo deben trabajar durante algún tiempo en una institución extranjera de renombre. En cambio lo que se necesita es precisamente lo contrario: que investigadores bien capacitados y de iniciativa, provenientes de países más desarrollados, trabajen durante períodos prolongados en instituciones de investigación nuevas o poco conocidas de los países en desarrollo, y participen en la labor cotidiana de los investigadores locales. De este modo, el investigador extranjero más experimentado podría mostrar a sus colegas cómo abordaría determinados problemas de la investigación en las condiciones específicas de ese país.

El método descrito es más eficaz y tiene más valor didáctico que enviar a los investigadores jóvenes del Tercer Mundo a institutos extranjeros donde tendrían que abordar problemas de los países desarrollados, con metodologías e infraestructuras muy avanzadas y fuera del alcance de las instituciones de sus países. En cambio, los investigadores experimentados del mundo industrializado se beneficiarían de una mejor visión de los numerosos problemas de los países en desarrollo si los visitaran y trabajaran con los investigadores locales.

La investigación interdisciplinaria. Muchos de los problemas de la investigación silvícola, y del desarrollo forestal en particular, son muy complejos, y comprenden aspectos biológicos, técnicos, socioeconómicos, políticos y jurídicos. Estos problemas sólo se pueden solucionar sobre una base interdisciplinaria o multidisciplinaria. Es fácil abogar por medidas interdisciplinarias, no así ponerlas en práctica. La experiencia demuestra que muy pocos científicos pueden supervisar simultáneamente la investigación en varias disciplinas diversas, con suficiente rigor como para trabajar en cada una de ellas. Por lo general, necesitarán ayuda y asesoramiento de otros especialistas. Ello significa que los expertos de diversas disciplinas, cuyos criterios sobre un problema determinado a menudo difieren, tendrán que trabajar en equipo.

Las medidas organizativas encaminadas a estimular el trabajo interdisciplinario en la investigación suelen fracasar. Por ejemplo, una estructura donde se establezca un departamento especial para cada esfera interdisciplinaria, enmarcada en una institución con el mandato de estimular el criterio interdisciplinario, por lo general no da resultados. La razón consiste en que esos departamentos o grupos especiales tienden a defender sólo sus esferas de interés, y a erigir barreras en torno a su «territorio». Como consecuencia, se pierde tiempo y energía en la lucha por la competencia y la dirección.

La experiencia del autor aconseja la creación de equipos ad hoc de especialistas para los distintos proyectos de investigación sobre una base personal y no institucional. Esta mayor flexibilidad permite seleccionar a los mejores expertos para una tarea de terminada, y no solamente a los representantes de cada dependencia organizativa. Mucho depende de quién dirija el equipo, debe ser una persona dinámica, de amplio criterio y con un profundo interés y versación en los diversos aspectos de diferentes disciplinas, en cuyo caso su propia especialidad científica no será determinante. En ocasiones puede ser incluso una ventaja si el candidato es, en cierta medida, un extraño y no uno de los especialistas.

Investigación y enseñanza. No hay desarrollo sin enseñanza, que es algo más que transferir conocimientos y experiencia: es estimular la creatividad del hombre. Una importante condición previa para la creatividad es la curiosidad, el deseo de saber más y de preguntar por qué.

La creatividad y la curiosidad son fundamentales para la investigación. La calidad de la investigación depende en gran medida de la calidad del investigador y de su preparación, factores que guardan una estrecha relación entre sí. La investigación misma es también un medio de enseñanza que debe utilizarse de manera sistemática.

En todos los niveles de enseñanza de las ciencias forestales, ya sea para profesionales, técnicos u obreros calificados, la investigación se debe utilizar como instrumento para promover la creatividad. Las instituciones de investigación deben estar íntimamente relacionadas con la enseñanza y la capacitación. Para los profesionales y los técnicos, el paso de la investigación a la enseñanza y la experiencia práctica debe formar parte del desarrollo de la carrera, al menos para los miembros más talentosos y brillantes de las instituciones, escuelas y administraciones de investigación.

La divulgación de los nuevos conocimientos. Las publicaciones constituyen una vía para transmitir los resultados de las investigaciones, pero a menudo son poco eficaces por las demoras de la distribución, y porque sus efectos dependen de si llega a manos de alguien competente que, además, esté dispuesto a leerlas. La transmisión directa por medio de conferencias, seminarios, demostraciones y asesoramiento es más eficaz y facilita las explicaciones y análisis particulares. En lugar de la corriente de información en un solo sentido característica de las publicaciones, tiene lugar un intercambio y una interacción entre el investigador y el usuario, que beneficia a ambos por igual. El investigador recibe además información y estímulos complementarios para realizar otras investigaciones, y puede juzgar por sí mismo el grado de utilidad y aceptación de su labor específica.

El establecimiento de un contacto más estrecho entre el investigador y el usuario depende en gran medida de las condiciones particulares de un país o sector dado, y del tratamiento que se dé a cada caso por separado. La creación de un servicio de divulgación activo y bien organizado que mantenga contactos estrechos y permanentes entre las instituciones de investigación y las aplicaciones en el terreno, asegura una corriente de información de dos direcciones. Queda el peligro de que los servicios de divulgación se muestren complacidos de sí mismos y se aíslen de la investigación y del personal de campo, cosa que debe evitarse. Una forma de contrarrestar esas tendencias consiste en alternar el personal de divulgación entre las actividades de investigación y los cargos administrativos de campo, de manera organizada y sistemática.

Una solución puede ser que los institutos de investigación creen un servicio propio de divulgación bien organizado. Otras vías pueden ser los cursos de repaso ordinarios y la adopción de sistemas de instrucción permanente del personal de campo. Esto asegura además la activa participación de los investigadores en función de maestros.

Mientras mejor sea el nivel de instrucción del personal de campo, mayor será la creatividad y el espíritu investigativo de una empresa o administración. En consecuencia, será más fácil poner en práctica los resultados de la investigación. En este sentido, los responsables de las empresas o las administraciones desempeñan un papel decisivo, y mucho depende de su actitud. Una vez más se aprecia hasta qué punto están vinculadas la enseñanza y la investigación que, de hecho, constituyen una entidad.

Aparte del problema relativo a la divulgación de los resultados de la investigación, también debe fomentarse la corriente de información en sentido inverso. El investigador necesita información proveniente del campo, no sólo sobre el grado de eficacia de los resultados de su trabajo, sino también sobre nuevos problemas que es preciso resolver y sobre el orden de prioridad. En muchos casos, las juntas consultivas establecidas dentro de las organizaciones de investigación e integradas por trabajadores de campo competentes, han logrado resultados muy positivos. Si las juntas se reúnen periódicamente con los investigadores, pueden influir mucho en la identificación de los problemas prioritarios y, al mismo tiempo, vincular el personal de investigación y el personal de campo. También en este caso, más que el tipo de organización es el espíritu que la anima, lo que contribuye a que esos órganos de enlace sean eficaces.

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