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El eslabón débil del desarrollo forestal

Franz Schmithüsen

F. SCHMITHUSEN es encargado del Departamento de Personal Forestal, Forstdirektion, Stuttgart, República Federal de Alemania.

La carencia de personal calificado y de instalaciones de enseñanza constituye aún en muchos países en desarrollo una de las principales trabas al desarrollo de las ciencias y de las industrias forestales.

ESTUDIANTES DE CIENCIAS FORESTALES EN NIGERIA capacitación práctica para los proyectos de desarrollo forestal (NACIONES UNIDAS)

LA FORMACION DE LOS RECURSOS HUMANOS

El concepto de que la silvicultura debe estar al servicio del desarrollo de las comunidades locales, ha cobrado un gran impulso en los últimos años. Las políticas nacionales de desarrollo forestal y rural lo han ido asimilando gradualmente, y se realizan esfuerzos para tratar de llevarlo a la práctica. Este concepto entraña modificaciones de envergadura en los objetivos sectoriales, e importantes cambios institucionales. Es además un gran reto para la enseñanza y capacitación en ciencias forestales, cuantitativa y cualitativamente.

La mejora en las condiciones de vida de la población rural mediante el uso equilibrado de las tierras agrícolas y forestales, supone la participación y motivación de los agricultores y de los aldeanos. La capacitación profesional de los dirigentes de las comunidades y la labor de extensión que realiza el personal forestal local, son fundamentales para iniciar y mantener la movilización de la población rural. De este modo, miles de personas recibirán los beneficios de los programas de capacitación profesional. Se precisará un esfuerzo masivo a fin de asegurar las estructuras institucionales y pedagógicas necesarias para la aplicación de esos programas.

La expansión de la capacitación vocacional y la extensión en agrosilvicultura tienen importantes repercusiones para la enseñanza técnica y profesional de las ciencias forestales. La descentralización de las administraciones públicas forestales y la activa participación de las comunidades locales y de los agricultores, requieren no sólo cada vez más técnicos y personal forestal, sino también un tipo de instrucción diferente.

Los programas didácticos de las cátedras universitarias y de las escuelas técnicas tendrán que modificarse para incorporar coherentemente el concepto de silvicultura comunal y producción agroforestal combinada de agricultores y aldeanos. El uso de la tierra, la sociología rural, la economía agrícola y la ecología deben convertirse en asignaturas definidas, cuya influencia también debe hacerse sentir en la presentación de temas clásicos de ciencias forestales en los programas de estudio actuales. Los estudiantes universitarios y de institutos técnicos deben ser seleccionados no sólo de conformidad con su desempeño académico e intelectual, sino también tomando en consideración su capacidad para establecer relaciones, y su disposición de vivir y trabajar en las zonas rurales.

El personal forestal y los servicios forestales locales no pueden por sí solos motivar a las comunidades rurales y fomentar la capacitación profesional para mejorar la producción agroforestal. Es menester que los agrónomos y los servicios de extensión agrícola contribuyan y cooperen. Los programas de extensión agrícola deben adaptarse y ampliarse para abarcar el concepto de la silvicultura al servicio del desarrollo de las comunidades locales, y deben comprender programas de campo concretos dentro del sector forestal, Es preciso que la enseñanza agrícola, tanto universitaria como técnica, amplíe su esfera de acción con miras a preparar agrónomos capaces de reconocer la función complementaria de los bosques y las tierras forestales en el desarrollo rural. Si bien el concepto de silvicultura al servicio del desarrollo de las comunidades locales va permeando gradualmente los diversos niveles de la enseñanza y la capacitación en ciencias forestales, aún queda mucho por hacer para dar inicio a un proceso análogo en la enseñanza técnica y el sistema de extensión agrícola.

En muchos países, la capacitación profesional de los trabajadores forestales dedicados a la silvicultura de plantación, las operaciones de ordenación forestal de los bosques naturales, la explotación forestal y la construcción de caminos, se encuentra aún en una fase muy elemental, a pesar de que hace tiempo se reconoce su importancia para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores rurales y aumentar la eficacia de las operaciones forestales.

En el caso de la explotación forestal y la extracción de madera, hasta ahora en muchos países la responsabilidad de la capacitación profesional ha quedado en inanes de empresas madereras privadas. Salvo algunas excepciones, los esfuerzos de estas empresas en materia de enseñanza se han limitado a la capacitación inicial para el empleo. En el futuro será imprescindible introducir planes combinados de capacitación para el gran número de trabajadores forestales empleados en la explotación forestal y la extracción de madera. La capacitación elemental deberá recibirse en centros de capacitación especializados dirigidos por los servicios forestales nacionales y/o los institutos nacionales para la capacitación de los trabajadores, mientras que la industria privada deberá participar en cursos breves y en el perfeccionamiento de las prácticas de capacitación en el servicio.

TORRE DE CONTROL DE INCENDIOS EN NICARAGUA los trabajadores forestales deben vivir y trabajar en las zonas rurales

En el mundo en desarrollo existen sólo unos 20 institutos superiores y 40 centros de capacitación técnica y profesional que se ocupan específicamente de la enseñanza y capacitación en materia de industrias forestales.

La capacitación profesional en ciencias forestales requiere una sólida base institucional y organizativa, si se quiere realizar una labor permanente y en gran escala. La debilidad de las administraciones públicas forestales y su carencia de servicios regionales y locales descentralizados han constituido hasta la fecha el mayor obstáculo al logro de esa solidez. El segundo obstáculo importante es la falta de técnicos forestales experimentados y bien preparados que puedan servir de instructores. Por lo general, en la enseñanza profesional en ciencias forestales no se hace mucho hincapié en las cuestiones laborales ni en el aprovechamiento forestal. El progreso en la capacitación de los trabajadores forestales está estrechamente relacionado con una mejor organización del servicio forestal y de la enseñanza forestal en su conjunto.

Desarrollo de la industria forestal. En la enseñanza y la capacitación para el desarrollo de la industria forestal existe una situación análoga. Durante mucho tiempo, este aspecto del desarrollo de los recursos humanos ha recibido menos atención en la planificación sectorial que la enseñanza profesional y técnica en la esfera de la ordenación de los recursos forestales. En los últimos tiempos se ha adoptado un criterio más sistemático, especialmente desde que algunos de los principales productores y exportadores de maderas tropicales se percataron de que la falta de personal calificado constituía uno de los principales obstáculos a la expansión de la transformación local de la madera. Indonesia, por ejemplo, proyecta actualmente establecer un nuevo instituto de capacitación para la industria forestal con plazas para mil estudiantes, que provea un sistema integrado de capacitación, desde el operador de máquinas hasta el nivel técnico y profesional.

Se ha desarrollado una nueva metodología más concreta para calcular las necesidades de personal calificado, y se espera que los resultados de esos cálculos impulsen la enseñanza y la capacitación en estas ramas.

Un estudio realizado en cinco países latinoamericanos, Brasil, Colombia, Chile, México y Perú, revela que las necesidades actuales de personal calificado de la industria forestal en esos países ascendería a 364 profesionales, 2 822 técnicos y alrededor de 20 000 trabajadores forestales calificados (Albin, 1978). Las necesidades previstas para 1990-2000 son de unos 700 profesionales, 4 500 técnicos y 31000 trabajadores calificados.

Un estudio que abarcó ocho países de Asia y el Lejano Oriente - Bangladesh, Birmania, Filipinas, India, Indonesia, Malasia, Singapur y Tailandia - indica que las necesidades reales de la industria mecánica primaria de la madera en esos países asciende a unos 250 000 tecnólogos en elaboración de la madera (profesionales), 1 500 técnicos y 20000 trabajadores calificados (Mahlberg, 1978).

Para la región africana se dispone de los resultados de una encuesta sobre las necesidades estimadas por los organismos oficiales de 32 países (Deherve, 1982). Según esta encuesta, en el sector de la transformación de la madera se requieren actualmente 105 tecnólogos, 250 técnicos y 2 500 trabajadores calificados. Las proyecciones para el año 2000 son de 250 tecnólogos, 550 técnicos y 8000 trabajadores calificados.

La demanda de personal capacitado a todos los niveles es grande, pero todavía hay pocas escuelas y centros de capacitación. En el mundo en desarrollo existen en la actualidad sólo unos 20 institutos superiores y 40 centros de capacitación técnica y profesional que se ocupan específicamente de la enseñanza y capacitación en materia de industrias forestales.

Muchos países cuentan con un sistema probado de capacitación profesional y enseñanza técnica para cubrir sus necesidades específicas y desarrollar SUS recursos humanos. La industria maderera, que desempeña un papel importante en la economía de la mayoría de estos países, en muchos casos no está comprendida en el sistema nacional de capacitación, y por consiguiente debe encargarse directamente de la capacitación de su personal. La instrucción general de trabajadores calificados y técnicos en las tecnologías de transformación de la madera, debe en el futuro incorporarse de manera más estable en los programas nacionales de capacitación industrial. Es también imprescindible impartir enseñanza profesional especializada en ciencias de la madera y en tecnologías de transformación de la madera a nivel universitario, y elaborar programas de capacitación que mejoren la preparación de los administradores de plantas y del personal intermedio de las empresas.

La debilidad de las administraciones públicas forestales y su carencia de servicios regionales y locales descentralizados, han constituido hasta la fecha el mayor obstáculo a una adecuada capacitación profesional en ciencias forestales.

Se están elaborando nuevos métodos organizativos y pedagógicos que difieren de los aplicados actualmente en materia de ordenación de los recursos forestales. En general, se puede concluir que la enseñanza y la capacitación para el desarrollo de la industria forestal se encuentran en su fase de despegue, y que será preciso realizar esfuerzos sustanciales durante los próximos veinte años con miras a desarrollar programas de capacitación para cada país, y establecer nuevos centros de capacitación técnica y profesional.

Propuestas de sistemas. En el pasado, la enseñanza y la capacitación en ciencias forestales casi siempre se han abordado caso por caso. Se han elaborado numerosos estudios nacionales e internacionales que examinan un aspecto específico de la formación de los recursos humanos, ya sea el establecimiento o la ampliación de una facultad de ciencias forestales, la creación de un centro de capacitación para el personal de explotación o la definición de las cualidades didácticas requeridas a los extensionistas forestales. Pero pocos estudios o informes evalúan las necesidades generales de enseñanza y capacitación para el plan de desarrollo de las ciencias y las industrias forestales en su conjunto. La falta de un desarrollo integral y coordinado de la enseñanza impide a muchos países aprovechar al máximo incluso el limitado personal calificado con que cuentan actualmente.

La planificación del desarrollo sectorial, por lo general a cargo de especialistas en planificación y economistas forestales, a menudo está separada de la evaluación de las necesidades de personal, realizada sobre todo por docentes profesionales. Esta es una de las razones de que, por lo general, los planes nacionales de desarrollo para el sector forestal no reflejen suficientemente la importancia del desarrollo de los recursos humanos, y las medias prácticas que permitirían mejorar los conocimientos técnicos concretos en materia de silvicultura, tan necesarios para el logro de los objetivos sectoriales previstos. Es menester integrar la planificación de la enseñanza con la planificación sectorial. Ello supone, en particular, una estrecha coordinación entre el ministerio competente y los ministerios de educación superior y técnica.

La mayoría de las estimaciones de las necesidades de personal que se hacían en el pasado - al menos a juzgar por las normas actuales - subestimaban mucho la demanda de personal profesional y técnico de la industria forestal. Eso no significa que las estimaciones anteriores fuesen del todo incorrectas, sino que más bien pone de manifiesto la rápida evolución de las necesidades de mano de obra en relación con los cambios y limitaciones de los objetivos sectoriales. La relación entre la formación de los recursos humanos y el desarrollo sectorial es especialmente complicada y dinámica durante las fases iniciales de expansión de un sector forestal. Es indispensable examinar críticamente las estimaciones de mano de obra del sector, empleando mejores técnicas de evaluación, a fin de realizar ajustes periódicos en el sistema de enseñanza y capacitación.

Aspectos institucionales. La enseñanza y la capacitación en silvicultura no pueden examinarse aisladamente. Los silvicultores y los técnicos forestales profesionales, una vez formados, deben poder encontrar un empleo útil y satisfactorio en su especialidad. El sector público cuenta con una notable proporción de las oportunidades de empleo para los silvicultores. Es preciso realizar mejoras institucionales, especialmente en la administración pública forestal del país, para aprovechar plenamente el número cada vez mayor de profesionales y técnicos. Esos cambios institucionales o estructurales sólo pueden iniciarse si el personal ya empleado los comprende y apoya. En este caso los programas de capacitación en el servicio pueden contribuir, aumentando la motivación y la aceptación de esos cambios.

El fomento del desarrollo forestal, y especialmente la aplicación de programas forestales en gran escala para el desarrollo de las comunidades, guarda una estrecha relación con la ejecución eficaz de la extensión rural y la capacitación profesional. Esas tareas no deben quedar en manos de un pequeño grupo de especialistas, sino convertirse en responsabilidad primordial del personal profesional, técnico e intermedio, apoyados por especialistas que conozcan las técnicas de extensión y comunicación.

La capacitación debe impartirse de preferencia en la localidad misma, bajo una administración descentralizada. Se debe elaborar un conjunto mínimo de cursos breves de capacitación para cada grupo de trabajadores forestales, y determinar la duración de los períodos de formación necesarios para alcanzar un nivel operativo más elevado. Como la labor de extensión y la capacitación profesional tienen muchos aspectos en común - y con frecuencia pueden valerse de los mismos locales e instructores - se deben planificar y organizar de forma coordinada, para evitar las duplicaciones y el despilfarro de los escasos recursos humanos y materiales.

Esfuerzos internacionales. En los últimos veinte años, la asistencia bilateral y multilateral ha contribuido cada vez más al fomento de la enseñanza y la capacitación en ciencias forestales en el mundo en desarrollo. Mediante los proyectos de la FAO y el PNUD, se han establecido y apoyado un gran número de escuelas e institutos de capacitación forestal. El Departamento de Montes de la FAO, auxiliado por su Comité Asesor sobre Enseñanza Forestal, ha aportado algunas contribuciones valiosas a la planificación y al perfeccionamiento de los sistemas de enseñanza forestal. Los esfuerzos internacionales para fortalecer la enseñanza y la capacitación en ciencias forestales, han servido eficazmente a la promoción del desarrollo del sector forestal.

Empero, la formación de los recursos humanos es una tarea mucho mayor que lo previsto. Una proporción cada vez mayor de la futura asistencia internacional al sector forestal deberá dedicarse a la enseñanza y la capacitación. Esa ayuda debería servir para que los diferentes países desarrollen un sistema amplio de enseñanza forestal y establezcan las escuelas y los centros nacionales de capacitación necesarios.

Una nueva dimensión del desarrollo forestal

El mayor reconocimiento del papel que debe atribuirse a la enseñanza y la capacitación en el proceso de desarrollo, lleva gradualmente a una nueva dimensión de la silvicultura. Se podrá hablar al fin de servicios forestales que, gracias al personal calificado, tienen la oportunidad real de abordar los problemas, tanto en sus oficinas centrales como en el terreno. Este nuevo enfoque del concepto de recursos humanos incluirá el personal de enseñanza, capacitación profesional, extensión rural, investigación forestal, desarrollo de la industria forestal, y todas las demás actividades reconocidas en el pasado como importantes, pero que no se han realizado por falta de recursos humanos. El refuerzo de los sistemas nacionales de enseñanza y capacitación requerirá un esfuerzo sostenido por un lapso de diez a veinte años. Este factor deberá ser considerado el más crítico cuando se evalúe la oportunidad de establecer nuevos institutos de enseñanza y centros de capacitación.

El uso de los recursos forestales y el desarrollo del sector forestal dependen de específicos tipos de personas:

· personas de las zonas rurales que necesiten la tierra y los bosques para su subsistencia y bienestar;

· personas que trabajen en los bosques y en las industrias forestales, y que en ellos ganen su sustento diario;

· personas que comprendan cómo utilizar los bosques sin destruirlos, y cómo establecer nuevos bosques y cultivos agroforestales;

· personas responsables en las administraciones forestales nacionales y en otros servicios públicos relacionados con el desarrollo del sector; y

· personas que quizás tengan que adoptar decisiones políticas y sociales trascendentales y perdurables relativas al uso de la tierra y la conservación del ambiente.

La actitud constructiva y racional de estas personas respecto de los bosques, la silvicultura y las industrias forestales, depende de su grado de comprensión, de su calificación y de sus conocimientos científicos. Los agricultores y las familias rurales deben comprender por qué es provechoso sembrar y proteger los árboles, aunque después haya que esperar muchos años hasta poder aprovecharlos. Deben aprender también cómo la desaparición de los bosques cercanos afectaría a los cultivos agrícolas. Los trabajadores forestales requieren determinada calificación para poder sembrar o talar árboles y manejar las máquinas forestales. Deben saber por qué es fundamental el mantenimiento de los equipos y el respeto de las normas de seguridad. Los trabajadores y los técnicos forestales tienen que saber evaluar las superficies boscosas, preparar inventarios y planes de administración, y explicar las prácticas de utilización racional. Los especialistas de las industrias forestales y los tecnólogos de la madera necesitan conocimientos prácticos y administrativos para la construcción y puesta en marcha de unidades de elaboración de la madera, y para adaptar la tecnología a especies aún no explotadas. Los economistas, los planificadores y otros funcionarios públicos precisan datos sobre los potenciales y las necesidades del sector. Por último, los políticos y los dirigentes de las comunidades tienen que estar informados acerca de los beneficios inmediatos y potenciales derivados de los bosques, y las consecuencias de su eventual desaparición para la economía y el ambiente.

La comprensión, calificación y conocimientos descritos en el párrafo anterior no se adquieren sino mediante una enseñanza y capacitación en silvicultura que dé a los trabajadores forestales los conocimientos que después transmitirán a otras personas. No puede haber desarrollo forestal, sea nacional o regional, si no se instruye y capacita a los especialistas y a las poblaciones locales interesadas.

OPERADOR DE MÁQUINAS EN UN ASERRADERO DE IRIAN OCCIDENTAL las empresas forestales a menudo se encargan de capacitar a sí' propio personal (NACIONES UNIDAS)

Esta afirmación no es nueva, y se ajusta plenamente a la convicción general de los países en desarrollo de que la movilización de la población a través de la enseñanza y la capacitación, constituye uno de los medios principales para alcanzar el progreso social, económico y cultural. Si se pregunta en cambio hasta qué punto la enseñanza y la capacitación en ciencias forestales forman parte de la realidad cotidiana de la explotación forestal, o hasta dónde se integran en el desarrollo forestal, esa afirmación se vería bajo una luz diferente.

Aumento de las necesidades de personal. Debido a la falta de instalaciones docentes y de capacitación suficientes, muchos países no tienen todavía la posibilidad de fomentar el caudal necesario de personal forestal calificado, y aun donde existen esas instalaciones, se necesita un respaldo mucho mayor para poder aprovecharlas a pleno.

Los países en desarrollo tienen aproximadamente el 50% de los recursos forestales del mundo, pero cuentan solamente con una pequeña proporción de los profesionales y técnicos forestales. Pese a que la silvicultura y el uso de la tierra están registrando un cambio acelerado, la falta de instalaciones docentes y de centros de capacitación se hace sentir, especialmente en los campos de la extensión forestal, la capacitación profesional de trabajadores forestales, y la enseñanza y capacitación en materia de industrias forestales. En los países en desarrollo el cambio requerirá más conocimientos técnicos y recursos humanos que en otros lugares donde los sistemas de uso de la tierra son estables y las prácticas forestales están reglamentadas desde hace tiempo.

En la región del sudeste asiático, donde se han emprendido notables esfuerzos para mejorar la enseñanza en ciencias forestales, la relación entre el número de especialistas y la base de recursos forestales es aún muy desfavorable. La proporción entre el número de profesionales forestales en los servicios forestales públicos y la superficie boscosa total es de 1:366 000 hectáreas en Birmania; 1 :35 000 en Filipinas; 1 :263 000 en Indonesia; 1: 231000 en Malasia; 1:86000 en Sri Lanka, y 1 :27 000 en Tailandia (Lantican, 1979).

Entre 1978 y 1980, el Departamento de Montes de la FAO llevó a cabo varios estudios para evaluar las necesidades actuales de personal técnico y profesional en Asia, Africa y América Latina.

Según el informe que resume los resultados de distintos estudios de casos en 18 países de América Central y del Sur (Contreras Salas, Eisenhauer y Hartwig, 1979), hasta 1978 se habían graduado 3 500 profesionales forestales. Se estimaba que para 1985 harían falta otros 3 200. En 1978 se habían formado 1 300 técnicos forestales y se calculaba que para 1985 se necesitarían otros 14 900.

El análisis de los estudios realizados en 13 países africanos al sur del Sahara reveló que había aproximadamente 1 000 profesionales forestales. (Baumer, 1980; Debazac, 1980; Kulkarni, 1978; Viart, 1980). Las necesidades previstas para 1990-2000 suman más de 2 900 profesionales. En 1978 había 3 200 técnicos forestales, mientras que las necesidades estimadas para 1990-2000 se aproximaban a 14000.

Un estudio regional de ocho países saharianos preparado en 1977 y actualizado en 1979 (de Montalembert) estableció que en esa zona había sólo un pequeño número de profesionales (80) y técnicos forestales (245). Las necesidades estimadas para el año 1990 serían de 290 profesionales y 1 100 técnicos.

Un estudio de seis países del sudeste asiático estableció que había 4 300 profesionales forestales, 2 100 de ellos empleados públicos, y 10 500 técnicos, de los cuales 7300 empleados públicos (Lantican, 1978). Las necesidades reales estimadas son de 11 800 profesionales y 33 500 técnicos, y se calcula que las necesidades para el año 2000 duplicarán esas cifras.

Las estimaciones actuales no resultan sólo de consultas internacionales, sino que reflejan las contribuciones de los servicios públicos nacionales, e indican la dimensión en que debe considerarse el proceso de formación de recursos humanos en el sector forestal.

Las necesidades actuales de personal forestal técnico y profesional en los países en desarrollo, y más aún las previstas para los próximos 10 a 20 años, se calculan en miles y decenas de miles de personas. A nivel de país, las necesidades reales y previsibles de personal forestal calificado son del orden de 500 a 1 000 profesionales y de varios miles de técnicos, especialmente en el caso de los países grandes, pero incluso en los más pequeños, las necesidades de personal forestal deben medirse en centenares de personas.

Tendencias actuales. En muchos países en desarrollo el sector forestal aún se encuentra en la fase inicial de programación y ordenación de los recursos nacionales. Esta es una de las razones de que los esfuerzos educacionales pasados y presentes hagan hincapié en la formación de trabajadores forestales profesionales que se encarguen de los aspectos macroeconómicos, institucionales y de administración de los recursos silvícolas.

Según la Lista mundial de escuelas forestales (FAO, 1981), en la actualidad quince países africanos tienen un instituto, una cátedra o una facultad de nivel universitario para la enseñanza forestal profesional; cinco países (Guinea, Marruecos, Nigeria, Sudán y Zaire) tienen dos o más institutos de nivel universitario. En América Latina existen 45 facultades forestales o institutos de nivel universitario para la enseñanza profesional de la silvicultura en 16 países. Diez de esos países cuentan con dos o más servicios forestales, o institutos equivalentes. Once países de la región de Asia y el Pacífico tienen 59 escuelas forestales de nivel universitario, y cuatro de ellos (Rep. de Corea, Filipinas, India e Indonesia) tienen de ocho a diez escuelas forestales. Filipinas tiene un número excepcionalmente alto de institutos de nivel universitario, quizás excesivo en perspectiva. El total de escuelas forestales de nivel universitario de las tres regiones mencionadas asciende a unas 150, cifra equiparable a las 47 cátedras, facultades o institutos de nivel universitario de 23 países europeos, 52 de los Estados Unidos, 6 de Canadá y 24 de Japón.

Respecto de la enseñanza profesional forestal en América Latina y el sudeste asiático, hay grandes probabilidades de formar el personal necesario para 1985. A juzgar por las actuales cifras de matrícula, en varios países latinoamericanos habrá un excedente considerable de profesionales calificados.

En el sudeste asiático la situación es análoga, y al menos en algunos países las cifras actuales de matrícula sobrepasan las necesidades previsibles, y será menester realizar algunos ajustes.

En Africa la situación es diferente. Demasiados países africanos han subestimado durante largo tiempo sus necesidades de ingenieros forestales. Han perdido así un tiempo valioso para el establecimiento de programas docentes de nivel universitario, que les hubiera permitido crear la fuerza de trabajo calificada tan necesaria en el sector forestal. Las instalaciones docentes actuales de la región siguen siendo insuficientes en relación con las necesidades inmediatas y a plazo medio.

En general, la situación de la enseñanza forestal profesional evoluciona con mucha rapidez en los países del Tercer Mundo. Las tendencias actuales son has siguientes:

· establecimiento de cátedras o instituciones equivalentes de nivel superior en los países que carecen de instalaciones para la enseñanza profesional en ciencias forestales;

· consulta entre las instituciones de nivel universitario y su fortalecimiento, especialmente en cuanto al perfeccionamiento del personal docente y a la adaptación de los programas de estudio al contexto nacional de la silvicultura, y promoción de investigaciones forestales como parte del programa académico;

· aumento de las asignaturas y disciplinas científicas afines a la enseñanza profesional en ciencias forestales, especialmente las que se ocupan de la ecología y el ambiente, las ciencias económicas y sociales, y los problemas tecnológicos y administrativos del desarrollo de la industria forestal;

· ampliación de los cursos básicos de ciencias forestales y/o de otras especializaciones; economía del uso de la tierra; silvicultura rural (especialmente los sistemas de producción agroforestales); conservación y protección de los suelos, conservación de la naturaleza y silvicultura recreativa; ordenación de la fauna silvestre y de los parques nacionales; ciencias de la madera y tecnología de la industria forestal;

· introducción de programas de capacitación e investigación de posgrado a niveles de licenciado y doctor, a fin de reforzar la enseñanza de posgrado y formar personal de investigaciones calificado.

Capacitación de técnicos forestales. En las tres regiones aún queda mucho por hacer en materia de capacitación de técnicos forestales. Las estimaciones disponibles sobre las necesidades actuales y a plazo medio, reflejan la convicción de que la demanda de técnicos forestales comienza a multiplicarse tan pronto se crea un sector forestal organizado. Se requerirá un gran número de técnicos cuando las actividades forestales pasen de la simple fase de administración y control a la de ordenación de la tierra, con programas de labor intensiva de campo y en estrecha cooperación con la población rural. Es también cada vez mayor la necesidad de garantizar una variedad más amplia de asignaturas y especializaciones técnicas, sobre todo en materia de plantaciones forestales, producción de madera, producción agroforestal, extensión rural, y ordenación de la fauna silvestre y de los parques nacionales.

ESTUDIANTES DE LA ESCUELA NACIONAL DE CIENCIAS FORESTALES EN HONDURAS el sector público ofrece la mayoría de las oportunidades de empleo (NACIONES UNIDAS)

Hasta hoy, varios países en desarrollo han creado las condiciones indispensables para aplicar la política forestal y la planificación sectorial, así como una base institucional y administrativa que les permite (o les permitirá en el futuro próximo) afrontar programas de campo más amplios, e iniciar esfuerzos fructíferos en cuanto a ordenación de la tierra y de los bosques. Resulta significativo que en algunos de esos países, donde el sector forestal progresa aceleradamente, la población tome cada vez más conciencia de la necesidad de consolidar y aumentar las instituciones docentes destinadas a la capacitación de técnicas forestales. Se puede afirmar que, la expansión de la actividad sectorial; en materia de silvicultura requerirá un gran esfuerzo en favor de la enseñanza técnica forestal.

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The buffaloes of CHINA


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