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¿Cuáles son las posibilidades futuras de las especies arbóreas tropicales poco conocidas?

Freezaillah B.C. Yeom

Freezaillah B.C. Yeom es Subdirector General de Montes de Malasia peninsular.

BOSQUE CON MEZCLA DE FRONDOSAS EN INDONESIA la mayor parte de las especies están insuficientemente utilizadas

Una de las cuestiones cruciales de la ordenación de los bosques tropicales es el futuro de las especies poco conocidas. En las actividades de corta o desmonte de los bosques, como la explotación forestal, la conversión agrícola y la construcción de embalses, se dejan de utilizar los árboles de centenares de especies potencialmente valiosas, que muchas veces sencillamente se queman. Actualmente se sabe poco acerca de sus usos finales posibles, e incluso de sus propiedades físicas. Así pues, la cuestión de qué debe hacerse con ellos es objeto de considerable debate. ¿Deben realizarse actividades de investigación, planificación e inversión para encontrar aplicaciones para esas especies, como sostiene Freezaillah B.C. Yeom en este articulo, o por el contrario, eliminarse lo antes posible y reemplazarse con plantaciones, como propone James S. Bethel en el artículo que sigue?

1. Utilización de recursos y comercialización de la madera

· Como recurso natural renovable, los bosques tropicales son únicos en su género a causa de su complejidad estructural, que se debe al gran número de especies con diversas características silvícolas y propiedades madereras. Sin embargo, este hecho mismo entraña problemas por lo que se refiere a la utilización de una mezcla tan diversa y variable de especies arbóreas. Por supuesto, con el transcurso del tiempo se ha desarrollado una escala de preferencias. Algunas especies son objeto de gran demanda, en tanto que otras son meramente aceptables. Sin embargo, en el otro extremo de dicha escala hay un gran número de especies que en general se conocen con diversos nombres como especies «poco conocidas», «secundarias», «no populares» o «de explotación no necesaria», o como «malezas». En el presente trabajo se las denomina «especies poco conocidas» o EPC.

Sería sencillo definir una EPC como una especie poco aceptable comercialmente que queda en el bosque después de las actividades de explotación maderera. No obstante, como lo ha indicado Hansom (1983), una mejor definición es la de especies que no se aprovechan debidamente (aunque tampoco lo son muchas especies comerciales). La lista de las especies aprovechables se ha incrementado en cierta medida a causa de los avances de la tecnología y las actividades de promoción, y de la creciente escasez de las especies más apreciadas. Aun cuando el mercado interno - comprensiblemente - es menos exigente que el de exportación, en general sólo se aprovecha una pequeña proporción de las especies potencialmente utilizables.

Ha habido un amplio debate acerca de la cuestión de un mayor aprovechamiento de los bosques tropicales, con especial referencia a las EPC, pero no se ha resuelto el problema y, al parecer, poco puede hacerse al respecto. Al examinar los aspectos técnicos de la proporción de esas especies en Papua Nueva Guinea, Eddowes (1980) identificó los siguientes problemas:

· dificultad para identificar las especies madereras;
· datos insuficientes acerca de las características físicas y mecánicas;
· comercialización incorrecta orientada hacia usos finales erróneos;
· suministros irregulares o insuficientes;
· deficiente clasificación.

Cuadro 1. Total de las existencias estimadas en formación de madera de frondosas y coníferas al final de 1980 (en millones de m3)

Región

Productivos

No productivos

Total

No ordenados

Ordenados

Total

En estado natural

Explotados

América (23 países)

71338

7278

21

78637

12856

91493

Africa (37 países)

30358

8194

238

38790

6222

45012

Asia (16 países)

21276

6658

3561

31495

13337

48832

Total (76 países)

122972

22130

3820

148922

32415

185337

Fuente: FAO/PNUMA, 1982.

Cuadro 2. Volumen bruto de madera en pie y madera comercial extraída de bosques cerrado productivos de frondosas en estado natural (en m3 por ha)

Región

Volumen bruto de madera en pie

Volumen de madera extraída

Contenido aparente de EPC

Volumen

Porcentaje

América

157

8,4

148,6

95

Africa

256

13,5

242,5

95

Asia

216

31,3

184,7

86

Fuente: FAO/PNUMA, 1982.

Sin embargo, en lo que se refiere a las EPC, estos mismos problemas existen no sólo en Papua Nueva Guinea sino también en todos los bosques tropicales cerrados. Además, aun cuando se solucionaran esos problemas, hay que hacer frente a cuestiones fundamentales respecto de esas especies: 1) ¿habrá una demanda futura suficiente de EPC - en el plano interno o en el mercado de exportación - que justifique las investigaciones e inversiones adicionales que exigirá su aprovechamiento?; 2) ¿en qué medida se puede aumentar su explotación antes de alcanzar un nivel inaceptable de daños al medio ambiente?

Potencial de utilización

Actualmente no tienen importancia comercial las EPC ni los árboles de pequeño tamaño, que en ambos casos se incluyen en las cifras brutas del Cuadro 1. El Cuadro 2 indica el volumen bruto de la madera en pie y la producción maderera comercial de los bosques productivos naturales de frondosas. Puede observarse que la producción comercial de este tipo de bosques es sumamente baja. En las operaciones de corta en los bosques tropicales de las Américas y Africa sólo se extrae por término medio alrededor del 5% del volumen maderero total. Los bosques de Asia, que son más abundantes en especies comerciales a causa del predominio de la familia de las dipterocarpáceas, producen un rendimiento más alto, que se cifra en alrededor del 14%.

Todo aumento de la producción en los países tropicales provendrá de las zonas menos accesibles y de los bosques ubicados en terrenos difíciles. Además, en la explotación maderera se aprovecharán cada vez más las EPC y los árboles de pequeñas dimensiones, con lo cual se contribuirá a aumentar la producción. Si la demanda de los países desarrollados fuera superior a la proyectada por la FAO (1982), pueden resultar insuficientes las exportaciones de trozas de aserrío y para chapas, de madera terciada, y, tal vez, incluso de madera aserrada, a partir de las actuales corrientes de producción y comercio. Sin embargo, se prevé que los países tropicales de las Américas podrán satisfacer la demanda interna y, con toda probabilidad, aumentar la producción para atender también la de exportación (Marchand, 1983). En la actualidad las exportaciones anuales de maderas tropicales ascienden a alrededor de 73 millones de m3 de trozas y otros productos. Incluso teniendo en cuenta los aumentos del consumo interno y de la demanda de exportación, puede considerarse que las necesidades anuales son relativamente reducidas frente a los actuales recursos de maderas tropicales.

Los bosques de Asia Al final de 1980, las existencias totales en formación de los bosques productivos de Asia se calculaban en más de 31000 millones de m3, de los cuales más de 3000 millones de m3 revestían importancia comercial de acuerdo con las actuales normas de aprovechamiento. Se puede llegar a la conclusión de que a plazo corto y mediano no se producirá ninguna crisis maderera en la región, aun teniendo presente el aumento previsto de la demanda para el consumo interno y la exportación. Por otra parte, apenas se han comenzado a utilizar los grandes recursos de América del Sur; por ello, los importadores no tienen grandes dificultades para obtener trozas y productos madereros de buena calidad. Si escasearan los suministros en algún país a causa del agotamiento de los recursos, de la prohibición de exportar trozas, o de los altos costos, siempre habría una fuente alternativa de suministro, al menos a plazo corto y mediano. Cuando Filipinas, que era un importante exportador de trozas, se enfrentó con menores existencias, unida a una prohibición de exportar rollos, aparecieron Malasia e Indonesia en el mercado. Al prohibir ahora Indonesia las exportaciones de trozas y promover la elaboración primaria, Sarawak y Papua Nueva Guinea son las que tienen que satisfacer la demanda (Bell, 1982). Si no pueden obtenerse suministros en esta región podrían utilizarse otras fuentes de América del Sur y Africa.

EL EXTENSO BOSQUE TROPICAL es menester realizar investigaciones sobre centenares de especies

Problemas La mayoría de los países en desarrollo de las zonas tropicales tropiezan con problemas de balanza de pagos. Este hecho, junto a la necesidad de divisas para financiar los proyectos de desarrollo, significa que no es muy difícil inducirlos a que exploten nuevas zonas forestales para exportar trozas y/o productos madereros elaborados. Así pues, la hipótesis más probable en el futuro previsible es que seguirá habiendo una corriente de trozas y otros productos madereros de primera calidad desde las zonas tropicales a los consumidores. Pasarán muchos años antes de que la disponibilidad de rollos de frondosas disminuya en medida significativa (CESPAP, 1981). Cuando existen estas posibilidades y opciones, es natural que haya poco o ningún interés por parte de los países consumidores por las EPC.

También reviste importancia el hecho de que las industrias de los países desarrollados tienen gran densidad de capital, están automatizadas y son lo suficientemente grandes para gozar de la ventaja que representan las economías de escala. En estas circunstancias, es importante disponer de materias primas que tengan un máximo de uniformidad por lo que se refiere a dimensiones y calidad. La elaboración de las EPC suele significar el empleo de una mezcla de ellas, ya que en la mayoría de los casos no se dispone de madera de cada especie en volumen suficiente para justificar la elaboración individual. Es probable que los costos unitarios de producción se vean afectados por ciclos productivos más pequeños, un mayor costo de las existencias, requisitos adicionales de clasificación, controles de producción más complicados y pequeños problemas de elaboración que exigen conocer las características técnicas de la madera y, por consiguiente, modificar los parámetros de elaboración (Groome y colaboradores, 1981). Los problemas que se planteen pueden dar lugar a interrupciones frecuentes y costosas del ciclo productivo para ajustar las herramientas y para otras adaptaciones. Pueden requerirse grandes inversiones para una modificación apropiada de las máquinas y las herramientas. Así pues, esas especies, que incluyen una mezcla diversa y variable, impondrán serias limitaciones por lo que respecta al buen funcionamiento de los planes de elaboración. En esas condiciones es difícil imaginar cómo se podrá persuadir a los consumidores a que las utilicen, sobre todo cuando sigue siendo en general suficiente el abastecimiento de materias primas normales.

A medida que escaseen los recursos y que se eleven los precios reales de las especies más apreciadas, se producirá una mayor aceptación de las trozas de EPC y de pequeño diámetro, con lo cual éstas pasarán a formar parte del grupo maderero comercializable. Leslie (1977) llegó a la conclusión de que, en cierta medida, el problema de esas especies se resolverá casi por si solo con el tiempo. Ello lo ponen claramente de manifiesto las modalidades de utilización para el consumo interno. Por ejemplo, los bosques tropicales de la región septentrional de Queensland (Australia) abundan en especies arbóreas. Al final del siglo pasado, durante la época de la colonización y la conversión en gran escala de tierras forestales en agrícolas, sólo la madera de una especie era objeto de elaboración para el consumo: el cedro rojo (Toona australis). En 1900 ya se empleaban unas 10 especies. En 1930, cuando empezó a dejarse sentir la escasez, se agregaron otras 20 especies.

Con el desarrollo del sector de los aserraderos y el aumento de la demanda en el periodo bélico 1941-1945, se produjo un enorme incremento del número de especies utilizadas; a la sazón, los aserraderos y las instalaciones de madera terciada elaboraban más de 100 especies de maderas tropicales.

Malasia La experiencia de Malasia peninsular es otro testimonio de la importancia del mercado interno por lo que respecta a la utilización de las EPC en una situación de recursos forestales decrecientes y una industria maderera bien desarrollada. Hay allí 38 fábricas de madera terciada/chapa y 644 aserraderos que producen trozas, cuya producción está destinada al mercado de exportación y al creciente mercado interno. Aunque en algunos lugares hay escasez de trozas, los suministros son en general suficientes. Con todo, se prevé que hacia el final del presente siglo habrá escasez de ellas. Así pues, Malasia peninsular está comenzando a resolver los problemas que plantea la utilización de las EPC; éstas se venden principalmente en el mercado interno, en tanto que las especies más apreciadas se exportan. Esta evolución puede observarse perfectamente examinando el abastecimiento de trozas de los aserraderos y las fábricas de madera terciada de Terengganu, en la costa oriental.

En Terengganu se han clasificado las especies madereras en tres grupos de frondosas, a saber: pesadas, intermedias y ligeras, enumerando las especies de cada uno de los grupos. Sin embargo, ante las previsiones de una disminución de los recursos forestales, se está utilizando un volumen cada vez mayor del grupo denominado «otras frondosas ligeras», que consiste en una mezcla no especificada de EPC. Como se indica en el Cuadro 3, en el quinquenio de 1977-1981 se duplicó con creces la utilización de este último grupo. El aumento se debe totalmente al mayor empleo de las EPC. Se calcula que en 1982 éstas representaban alrededor del 12,5% del abastecimiento total de madera de los aserraderos de Malasia peninsular. Aun fue mayor el abastecimiento de las fábricas de madera terciada y chapa: un 27,5% (Ong y Chew, 1983). Hay que destacar que la mayor utilización de dichas especies en Malasia peninsular sólo es posible a causa de la existencia de una industria de elaboración de trozas bien desarrollada y de un mercado local relativamente grande. La situación es muy diferente en Sabah y Sarawak, donde el consumo interno es reducido y las industrias forestales no están muy desarrolladas.

Promoción de las especies poco conocidas

Las actuales condiciones del mercado no son favorables para la utilización de las EPC, sobre todo en los casos siguientes:

· conversión de las tierras forestales en agrícolas, y actividades de desarrollo conexas;
· inundación de tierras forestales a causa de la construcción de presas;
· conversión de los bosques naturales en plantaciones forestales;
· baja tasa de extracción, sobre todo en muchos países tropicales de América (8,4 m3 por ha) y Africa (13,5 m3 por ha).

Es indudable que el desperdicio es mayor en los tres primeros casos indicados más arriba. Cuando los bosques se aprovechan por corta única para fines de desarrollo agrícola y para plantaciones forestales, las EPC y la demás vegetación se queman para preparar el terreno. Aparte de los efectos contaminantes, ello se traduce también en la pérdida de oportunidades para el desarrollo socioeconómico. A causa de las presiones demográficas y de otro género en muchos países tropicales, los bosques son constantemente objeto de conversión a fin de utilizar las tierras para fines agrícolas. Se calcula que en 1979-1980 se deforestaron en la región del Asia sudoriental y el Pacífico occidental casi 1,4 millones de hectáreas de bosques naturales productivos, y que las tierras correspondientes pasaron a utilizarse para fines agrícolas o de otra índole (FAO, 1983b). En el decenio de 1970 fueron objeto de desmonte unas 81000 hectáreas de bosques por año para dedicarlas a la producción de cultivos, y se prevé que esta tendencia continuará en el decenio de 1980 (Arshad, 1979). El objetivo del programa de migración interna de Indonesia es asentar a cinco millones de personas, sobre todo en Irían Jaya, en el marco del actual plan quinquenal de desarrollo (Hastings, 1983). Este programa implicará la conversión de extensas zonas de tierras forestales con fines agrícolas y de asentamiento.

Es evidente que, en casos de esta índole, es sumamente conveniente una mejor utilización de las EPC, y que el potencial que ofrecen es enorme.

Astillas Hoy día son cada vez más favorables las perspectivas de la utilización de las EPC en forma de astillas y partículas. El comercio de astillas cuenta con amplias y crecientes posibilidades. Las exportaciones mundiales de astillas ascendieron a más de 18 millones de m3 en 1981, la mayoría entre países desarrollados, y sólo incluyeron astillas de coníferas (FAO, 1983a). Malasia comenzó a exportar en el decenio de 1960 astillas de viejas heveas, de desechos, del aserrío de dipterocarpáceas y de manglares, para satisfacer las necesidades de la industria de la pasta del Japón. La primera expedición de astillas de mezclas de especies frondosas tropicales o de EPC fue enviada por Papua Nueva Guinea al Japón en 1974. En el Cuadro 4 se indica el volumen exportado durante el quinquenio 1977-1981. La exportación de astillas de Papua Nueva Guinea constituye realmente un hito importante en la utilización de las EPC, y es el resultado de una operación de beneficio por corta única. Las especies más apreciadas son aserradas, y las demás trozas, independientemente de la especie a que pertenezcan, de su tamaño y de su forma, son reducidas a astillas y exportadas. Alrededor del 70% del volumen de madera en pie está integrado por 40 a 50 géneros principales y ninguna especie excede del 6% de dicho volumen (Fenton, 1982). En la zona hay alrededor de 200 especies arbóreas diferentes.

La exportación de astillas de Papua Nueva Guinea la realiza la JANT Pty. Ltd., que es casi por entero propiedad de la Honshu Paper Co. Ltd. de Japón. La compañía tiene cerca de Madang una concesión de 85400 hectáreas. El objetivo inicial de este proyecto era obtener, mediante la venta de astillas, ingresos suficientes para reemplazar el bosque del que se extraía la madera por plantaciones de árboles de rápido crecimiento que permitieran aumentar la producción en un 300-500 por ciento. La zona de corta anual tiene una superficie de 4000 ha aproximadamente. Sin embargo, las actividades de reforestación no han mantenido el mismo ritmo que la explotación, a causa, al parecer, de problemas de tenencia de la tierra. Las plantaciones con especies como Eucalyptus deglupta y Terminalia brassii registran un rápido crecimiento y parecen tener éxito. En 1977, la Gogol Reforestation Co., una empresa mixta del Gobierno de Papua Nueva Guinea y la JANT Pty. Ltd., comenzó a intensificar las operaciones de reforestación. A fines de 1982 se habla plantado una superficie de 2711 ha.

La mayoría de las zonas del proyecto de Madang abandonadas después del beneficio por corta única tenían nuevamente una cubierta completa un año más tarde. Es más, la cubierta vegetal tenía una altura de uno a dos metros después de transcurridos seis meses únicamente (Cavanaugh, 1975). Las zonas análogas que hablan sido objeto de explotación varios años antes están cubiertas por matorrales de Macaranga, con algunas plantas de Anthocephalus chinensis a lo largo de los caminos y en los bordes de las zonas abiertas. El beneficio por corta única también elevó el nivel freático (Fenton, 1982). El valor y la productividad de la nueva vegetación en un futuro previsible son dudosos. Si se alcanza el objetivo inicial de reemplazar los árboles cortados por plantaciones forestales de alto rendimiento, el proyecto de producción de astillas de Madang será sumamente útil. Sin embargo, aún no ha producido resultados totalmente satisfactorios. Por estos motivos, Richardson (1977) formuló serias objeciones a esos proyectos de producción de astillas y advirtió que «la conciencia de las consecuencias perjudiciales (e incluso desastrosas) que puede acarrear el desmonte sin restricciones de los bosques en algunas zonas tropicales debe moderar nuestro entusiasmo».

Cuadro 3. Volumen de trozas utilizado por los aserraderos y las fábricas de madera terciada de Terengganu, 1977-1981

 

Volumen total de trozas

Volumen otras frondosas ligeras

Porcentaje de otras frondosas ligeras

(en miles de m3)

1977

1708

84

4,9

1978

1522

135

8,9

1979

1912

217

11,3

1980

1892

259

13,7

1981

1738

222

12,8

Cuadro 4. Exportaciones de astillas de madera (en miles de m3)

 

1977

1978

1979

1980

1981

Todo el mundo

14016

13198

14926

17643

18113

Malasia

615a

498a

282a

301a

301a

Otros países del Lejano Oriente (principalmente Papua Nueva Guinea)

171

170

170

131

95

Fuente: FAO 1983b.
a Estimaciones FAO.

2. Ecología y desarrollo forestales

El número de especies de los bosques tropicales es mayor que el de cualquier otro hábitat vegetal, y se cifra entre 2000 y 3000, tan solo en el caso de los árboles más grandes. Se considera que los bosques tropicales del Asia sudoriental son los más ricos a este respecto, con un número de especies estimado en 2500, de las cuales 700 llegan a tener troncos de una circunferencia de 1,34 m como mínimo (Whitmore, 1975). En los bosques tropicales de América del Sur, al menos 470 especies arbóreas tienen importancia comercial o pueden llegar a tenerla (FAO, 1976).

Pese a la abundancia de especies arbóreas en los bosques tropicales de Asia, en comparación con los de América del Sur, los recursos forestales de aquella región son menos heterogénos a causa del fenómeno del predominio de un pequeño número de familias. En general, las especies de la familia de las dipterocarpáceas suelen ser dominantes en los bosques tropicales de Asia, desde Sri Lanka hasta Filipinas y la isla de Borneo. Esta característica es menos pronunciada, pero puede apreciarse no obstante en relación con las meliáceas y las esterculiáceas de algunos bosques de Africa y la familia de las leguminosas en los de América del Sur. En la isla de Borneo se conocen 270 especies de dipterocarpas, y es muy probable que queden muchas más por descubrir (Symington, 1974; Whitmore, 1975). A causa de este fenómeno la proporción de dipterocarpas en algunos bosques de Asia puede exceder el 80% del rendimiento maderero y hace que sean más productivos desde el punto de vista comercial que los de América del Sur. Los bosques de las zonas tropicales de Africa ocupan una posición intermedia desde el punto de vista de la utilización.

Los bosques tropicales tienen una estructura vertical y pueden apreciarse en ellos varios estratos. Típicamente en los bosques con una mezcla de dipterocarpas de Indonesia, Filipinas y Malasia se puede observar la siguiente estratificación de la vegetación arbórea:

· árboles que pueden alcanzar alturas de 60 m, con copas aisladas que sobresalen de la cubierta general del vuelo; las copas pueden alcanzar un diámetro de más de 18 m;

· una cubierta de copas principal bastante continua que consiste en árboles dominantes y codominantes cuya altura es, en general, de unos 45 m;

· un estrato de árboles cuya cubierta de copas alcanza una altura de 25 m;

· otra vegetación compuesta por arbustos, palmas sin tallo, etc.

Otro componente importante de los bosques tropicales son las enredaderas, trepadoras, lianas o parras, con gruesos tallos leñosos. Estas trepadoras crecen hasta alcanzar la parte superior de la cubierta y con frecuencia sus copas alcanzan el mismo tamaño que las de los árboles, y suelen estar entrelazadas con estas últimas. En un estudio de los bosques de dipterocarpas de Malasia, Appanah y Putz (1983) comunicaron la existencia de 376 trepadoras por ha non tallos de un diámetro superior a 2 cm. De ellas, 113 tenían tallos de un diámetro superior a 5 cm. En el estudio se identificaron unas 25 especies de trepadoras.

En los proyectos que entrañan la eliminación de bosques, la principal consideración es un máximo de utilización de los recursos madereros disponibles, inclusive de las EPC, para evitar desperdicios. Sin embargo, en los bosques destinados a la producción de madera, la ordenación debe asegurar un rendimiento sostenido y una productividad a largo plazo mediante la regulación de la corta y actividades de fomento de los recursos forestales. Se trata de importantes aspectos de la ordenación de los bosques naturales en los que hay que tener debidamente en cuenta el papel que desempeñan las EPC.

Cuando la ordenación y supervisión son insuficientes, los bosques tropicales son en la mayoría de los casos objeto de explotación y no de aprovechamiento racional. Se adoptan pocas medidas complementarias para el desarrollo forestal mediante plantaciones u operaciones silvícolas. La explotación tiene lugar mediante la ordenación a gran escala basada en limites de corta o en la corta selectiva. La madera es un producto de gran volumen que requiere la construcción de caminos y la utilización de equipo pesado para el transporte y, en general, en las operaciones de extracción en los bosques tropicales que no se basan en planes apropiados, las potentes máquinas se utilizan en forma ineficiente. Cuando ello va acompañado por un control insuficiente y por grandes precipitaciones atmosféricas, se pueden causar graves daños a los suelos, así como a los árboles residuales que son necesarios para la corta siguiente.

Los efectos de la explotación maderera

Suponiendo que las EPC tengan aceptación en el mercado, una cuestión fundamental que hay que resolver es si se puede aumentar su rendimiento sin reducir la productividad a largo plazo. Rao (1982) y otros autores han señalado que la información científica a este respecto es limitada, pero que las pruebas de que se dispone indican que una explotación intensiva causará graves daños al ecosistema. Es necesario evaluar en forma critica el tipo y alcance de estos daños, para poder determinar los perjuicios resultantes de la inclusión de esas especies en las operaciones de extracción.

TREPA DORAS, ENREDADERAS Y LIANAS (a)

TREPA DORAS, ENREDADERAS Y LIANAS (b)

todas ellas causan problemas en la explotación maderera

En comparación con otros países, en Malasia y Filipinas la explotación maderera es sumamente intensa, con una producción de alrededor de 45 m3/ha en Malasia peninsular, de 75 m3/ha en Sarawak y de 90 m3/ha en Sabah y Filipinas. La observación de los efectos de la explotación maderera en Malasia y otras zonas indica que los daños los producen principalmente las actividades de corta, extracción y construcción de caminos. Marn y Jonkers (1982) examinaron las repercusiones de la explotación normal sobre los árboles residuales y sobre las condiciones de los suelos en los bosques con una mezcla de dipterocarpas en Sarawak. El volumen de madera extraída era de 53 m3/ha, con la corta de unos 13 árboles por ha. En el Cuadro 5 figuran los datos acerca de los daños causados a los árboles residuales, según su diámetro. Los daños son considerables, con alrededor del 50% de los árboles residuales descuajados, rotos o dañados. Burgess (1971) también informó acerca de daños análogos causados por la corta en Malasia peninsular. Los estudios en Sabah indicaban perjuicios aún mayores, ya que solamente un 34% de los árboles residuales quedaban indemnes c sufrían ligeros daños; no obstante, en este último caso la producción de madera era mucho mayor, con un volumen de 89 m3/ha (Fox, 1968a).

En el Cuadro 6 se resumen las conclusiones de los estudios realizados acerca de los efectos de la explotación mecanizada en los bosques de dipterocarpas de las tierras bajas del Kalimantan oriental en Indonesia (Abdulhadi, Kartawinata y Sukardjo, 1981). Los estudios indican que, al extraer 11 árboles por hectárea, el 40% de los árboles residuales sufren daños en las ramas y la copa. Al parecer, los perjuicios causados a estos árboles son del orden del 40 al 66%.

Cuadro 5. Daños causados a los árboles residuales, por hectárea de superficie, durante la corta en los bosques de mezclas de dipterocarpas

Diámetro (cm)

Descuajados

Rotos

Arboles intactos

Total

Dañados

No dañados

10-40

25

21,25

21,67

62,50

130,42

40-60

0,83

1,25

3,33

6,25

11,66

60+

-

-

2,92

4,58

7,50

Total

25,83

22,50

27,92

73,33

149,58

Fuente: Marn & Jonkers, 1982.

Cuadro 6. Daños causados por la explotación maderera a los bosques de dipterocarpas de las tierras bajas en Kalimantan oriental, Indonesia

Tipo de daño

Arboles/ha

Porcentaje del total

Arboles indemnes

154

59

Daños en las copas

47

18

Daños en las ramas

58

23

Total

259

100

Fuente: Abdulhadi, Kartawinata y Sukardjo, 1981.

Cuadro 7. Influencia de las trepadoras en los daños causados durante la corta de parcelas de una hectárea


Parcela donde se han cortado las trepadoras

Parcela testigo

Número de árboles adyacentes aplastados o descuajados por los árboles cortados

99

179

Número de árboles con daños en las copas

98

102

Número de árboles con daños en la corteza (remoción de la corteza en una longitud de 0,3 m como mínimo)

65

62

Fuente: Appanah y Putz, 1988

Los árboles que se suelen talar son los que sobresalen o los que forman parte de la cubierta principal de copas, con diámetros de alrededor de 18 m. Además, las copas suelen estar entrelazadas con las de las trepadoras y otros árboles, que también pueden ser masivas. Cuando caen, esos árboles pueden aplastar a un número considerable de otros de las cubiertas inferiores, lo cual da lugar a diversos tipos de daños. Por consiguiente, antes de proceder a la tala se recomienda cortar las trepadoras (Fox, 1968b; 1972).

Cabe suponer que la corta de un mayor número de árboles de la cubierta que sobresale y la del vuelo principal aumenta los daños a la masa residual a causa del mayor volumen talado y del mayor número de trepadoras afectadas. Por ello, la corta de árboles de menor tamaño de la cubierta inferior es menos perjudicial porque las copas son mucho menores y también porque hay menos trepadoras. La influencia de las lianas en cuanto a los daños causados a la masa residual ha quedado bien demostrada por los recientes estudios realizados en un bosque con una mezcla de especies de Shorea y de dipterocarpas de Malasia peninsular (Appanah y Putz, 1983). Sufrieron daños todos los árboles de un diámetro superior a 10 cm (Cuadro 7). Puede observarse que la incidencia de trepadoras aumentó en alto grado los daños, al arrastrar y romper los árboles adyacentes. Sin embargo, el número de otros árboles con daños en la copa y corteza en la parcela en que se cortaron las trepadoras no fue, al parecer, diferente del de la parcela testigo.

Daños al suelo

Otro grave efecto de la explotación maderera lo constituyen los daños al suelo a causa de la erosión y el apisonado, que pueden afectar la productividad del bosque. Ello se debe a la construcción de distintos tipos de caminos, como carreteras, caminos secundarios y pistas, obras todas ellas que requieren la remoción de la capa superior del suelo y su apisonado. Después de la corta, los árboles se trozan y se enganchan a un tractor que los arrastra hasta los lugares de recogida o a las plataformas para cargarlos en camiones. Esta operación aumenta los efectos sobre el suelo y también el apisonado. Los arcos de arrastre pueden reducir esos daños, pero al parecer se usan raras veces. La mayor parte de los daños que causa el tractor se deben al empleo de la cuchilla como contrapeso de las trozas. El ancho medio de las pistas es de alrededor de 5 m y la red de pistas que convergen en las plataformas de carga da lugar a más daños. En general la superficie de las zonas de carga, con espacio para el estacionamiento de tractores, es de 0,2 a 0,6 ha aproximadamente, y según las observaciones efectuadas en Sabah (Fox, 1968c), puede haber una o más de estas zonas en cada uno de los bloques de corta. El suelo de esos terrenos apisonados en Kalimantan ha perdido su estructura y es sumamente duro, lo cual afecta negativamente la infiltración de las aguas. Se demostró que la infiltración en ese terreno apisonado es alrededor de siete veces menor que la de las tierras forestales naturales. Es seguro que esta circunstancia aumentará la escorrentía y la erosión.

Así pues, es sumamente difícil fijar un limite general para la extracción de madera a partir del cual los daños a la masa residual y a los suelos afectarán la productividad de los bosques. Sin embargo, las observaciones hechas en Malasia indican que el nivel actual de daños puede muy bien representar un tope general de extracción de 50 a 90 m3/ha. Así pues, se puede llegar a la conclusión de que el aprovechamiento de las EPC hará que se rebase ese limite, con lo cual se reducirá la productividad de los bosques y la capacidad de mantenimiento de todo tipo de producción forestal, tanto tangible como intangible.

Claros en la cubierta de copas Además de los daños a los suelos y a la masa residual, los mayores claros en la cubierta de copas causados por la corta de las EPC pueden dar lugar a otros problemas de ordenación. En Malasia, por ejemplo, donde son endémicos la palma sin tallo (Eugeissona triste) y el bambú, éstos pueden, si se aclarea demasiado la cubierta de copas, extenderse muy rápidamente y afectar la regeneración. La erradicación de esas plantas es difícil y costosa. En ensayos preliminares, Chin (1979) demostró los efectos de varios regímenes de corta y señaló que algunas especies de bambú reaccionaban inmediatamente cuando se aclaraba la cubierta de copas produciendo nuevos estípites. Algunas trepadoras también invaden las zonas donde el aclareo de copas ha sido intenso y pueden ser perjudiciales para la reproducción, supervivencia y crecimiento de las especies de regeneración natural. La aparición de densas poblaciones de trepadoras y de árboles que se reproducen por desplazamiento de las raíces en las zonas donde el suelo queda expuesto al sol, o donde se ha quitado la capa superior del suelo, da lugar a una intensa competencia, como lo señala Meijer (1970) en relación con Sabah. Las malezas también son predominantes en Kalimantan tras las operaciones de explotación maderera, y las especies de trepadoras como Merremia peltata y Mikania scandens suelen crecer más de prisa que los plantones y los resalvos, y los destruyen (Abdulhadi, Kartawinata y Sukardjo, 1981). Tras un aprovechamiento maderero intensivo en las Islas Salomón, la trepadora de la especie Merremia afectó negativamente el crecimiento y desarrollo en la fase de regeneración arbórea.

En un documento reciente, Smits (1983) informa que la micorriza ectótrofa influye en el crecimiento y desarrollo de ciertas especies arbóreas dipterocarpas. La muerte de plantones de dipterocarpas después de intensas talas se puede poner en relación con el aumento de la temperatura del suelo causado por el excesivo aclareo de la cubierta de copas. Se determinó que tales temperaturas se acercan a los valores letales de los hongos mencionados.

El límite de explotación

Es evidente que las actividades de explotación afectan a los bosques tropicales de muchas maneras y que la mayoría de los efectos son aún desconocidos. Tras examinar los procesos y ciclos de los bosques higrófilos tropicales, Whitmore (1981 ) llegó a la conclusión de que si bien habla, en general, consenso acerca de las características de la regeneración de especies tras las operaciones forestales, no se había llegado a ningún acuerdo en cuanto a los efectos de la corta sobre los ciclos hidrológicos y minerales, ni sobre la recuperación de la biomasa. Aún no se han realizado estudios apropiados o sistemáticos para determinar la relación existente entre la intensidad de la extracción y el crecimiento de los rodales residuales. Los cálculos del crecimiento medio en las zonas taladas son complicados a causa de los distintos métodos de explotación, los tipos de bosques y suelos, y un gran número de otros factores, aparte de la intensidad de las operaciones de corta. Sin embargo, parece haber indicios de una relación inversa entre la intensidad de la corta y el crecimiento neto de la masa residual en Kalimantan (Indonesia), como se indica en el Cuadro 8. La intensidad de explotación se define como el porcentaje de árboles talados, dañados y destruidos durante las operaciones correspondientes.

Cuadro 8. Tasa neta de crecimiento de la masa residual en función de la intensidad de explotación en ocho parcelas con mezcla de dipterocarpáceas de Kalimantan oriental, después de la extracción (Indonesia)

Intensidad de la explotación(porcentaje)

Numero de años transcurridos después del as actividades de extracción

Crecimiento (m3/ha/año)

4

7

- 3,9

9

7

5,9

10

7

3,4

15

7

4,9

20

7

0,8

23

7

- 1,7

36

2

- 2,4

76

2

- 16,3

Fuente: Miller, 1981.

¿Cuál es el limite de explotación? El examen y los estudios mencionados más arriba indican que pueden ser del orden de 50 a 90 m3/ha, cifra que coincide con la tasa actual de corta en Malasia y Filipinas. La extracción de las EPC aumentará considerablemente la producción y hará que se rebase este limite vital, dando lugar a un nivel inaceptable de daños. Considerada desde esta amplia perspectiva de la ordenación, la no utilización de esas especies al presente tal vez resulte ventajosa en muchos países de Asia. Sin embargo, en otros - especialmente los de las zonas tropicales de América y Africa - donde la producción comercial es baja, son en general menos inquietantes los problemas ecológicos debidos a la corta de un mayor volumen de EPC. En este caso está justificado un mayor aprovechamiento de los bosques a fin de aumentar los beneficios socioeconómicos de la riqueza forestal así como para reinvertirlos en el desarrollo de los recursos madereros y la infraestructura.

Esquema operacional de la utilización completa de los bosques tropicales con mezcla de especies

3. Programa de acción

Se ha escrito y hablado mucho acerca de la utilización de las EPC, pero los progresos han sido lentos e insignificantes. Sin embargo, hay buenas razones para dar a este problema la máxima prioridad. Es menester identificar y evaluar sistemáticamente los distintos elementos del problema a fin de tener una perspectiva global para la formulación de estrategias. Evidentemente, los recursos y los conocimientos especializados requeridos no están actualmente al alcance de la mayoría de los países en desarrollo. Así pues, se requiere urgentemente la cooperación y la asistencia internacionales.

En la Figura 1 se esboza un esquema funcional de las distintas etapas requeridas para promover la utilización de las EPC (Brazier, 1978). La primera etapa abarca su agrupación en especies abundantes y escasas. La no utilización de las abundantes suele ser un indicio de la existencia de dificultades técnicas, o de que la forma del tronco no es adecuada. En el caso de limitaciones técnicas es necesaria una evaluación cuidadosa para seleccionar y promover determinados usos finales, en tanto que las especies cuyo tronco tenga una mala configuración podrían ser objeto de evaluación y fomento para su aprovechamiento, entre otras cosas, como lotes a medida. Las especies que escasean tienen que ser estudiadas para agruparlas en relación con usos finales concretos, y también para promover éstos. En el extremo inferior de la escala de utilización, las EPC se emplean como materia prima para elaborar pasta y fabricar tableros a base de partículas y, finalmente, como leña.

Base de recursos Las medidas que deben adoptarse incluyen, como elementos vitales e implícitos, información sobre la base de recursos, insumos de las actividades de investigación y desarrollo, una comercialización sistemática y agresiva y, sobre todo, la cooperación entre consumidores y productores. Evidentemente, es necesario disponer de conocimientos e información suficientes acerca de la base de recursos para poder clasificar las EPC como abundantes o escasas. Es difícil definir el limite cuantitativo entre estos dos grupos, pero como línea divisoria se ha sugerido la disponibilidad de alrededor de 1000 m3 por año (FAO, 1976). Además, los datos de inventario deben indicar también el volumen total a fin de facilitar las actividades subsiguientes de promoción y comercialización, para las cuales hay que garantizar una continuidad de los suministros a una tasa previsible. Este aspecto se ha puesto siempre de relieve como importante problema en relación con estas especies.

Propiedades La disponibilidad de datos sobre las características técnicas y otras propiedades de la madera es un elemento fundamental para fomentar las EPC. La evaluación de las características técnicas madereras puede llevarse a cabo por etapas. La etapa inicial puede limitarse a determinar la densidad, el color y las características de una especie arbórea determinada. Durante esa etapa pueden realizarse mediciones utilizando la madera obtenido mediante un muestreo limitado. Durante la segunda etapa se identifica un mayor número de propiedades, inclusive características como la resistencia y las propiedades de aserrado, secado y descortezado. También es conveniente incluir en esta etapa ensayos de fabricación de pasta. La etapa final de pruebas completas suele llevarse a cabo con un número de muestras suficiente para abarcar toda la gama de la distribución de las especies.

Las muestras recogidas y certificadas son objeto de ensayos afín de determinar sus propiedades. En la primera etapa se determinan gran parte de las características necesarias para la utilización local de toda la mezcla de especies; para fines de exportación o para usos especializados es necesario llevar a efecto las otras dos etapas. Al evaluar las características técnicas en cuanto a usos y aceptación comercial de las maderas tropicales con fines de mercadeo, Erfurth y Rusche (FAO, 1976) examinaron varias propiedades, inclusive la densidad, facilidad de elaboración, merma, terminado, resistencia, durabilidad y configuración del tronco.

Agrupación por usos finales Como han señalado varios autores, las EPC ofrecen el potencial máximo de comercialización cuando se agrupan por usos finales y no por especies. Con ese método se pone de relieve el producto y no la especie. La comercialización de la madera con arreglo a sus usos finales y no a especies no es un concepto nuevo. Por ejemplo, de un total aproximado de 3000 especies arbóreas en Malasia peninsular, la madera de 677 de ellas es explotable y utilizable. De estas últimas, 408 han sido introducidas en los mercados internacionales con arreglo a las normas de clasificación de Malasia; estas especies se dividen en 53 grupos de maderas y se comercializan por grupos separados bajo denominaciones como «Meranti rojo oscura». Las 269 especies restantes se comercializan actualmente con la designación de «mezcla de frondosas ligeras».

Pero el mercadeo de esas 269 especies es problemático ya que tienen una gama amplia y diversa de características técnicas (Tong, 1983). Para superar estos problemas es indispensable conocer los requisitos de los usos finales. En una clasificación por usos finales, las características importantes se definen en función de la calidad y la cantidad en relación con cada tipo de producto maderero, a fin de que la madera que satisfaga esos requisitos dé resultados satisfactorios (Brazier y Webster, 1977). La madera con características más o menos equivalentes puede agruparse y comercializarse en conjunto para un uso final determinado.

Al aprovechar esas especies siguiendo el método de agrupación por usos finales, la aplicación más importante es la destinada a fines estructurales. En este caso, la fijación de las distintas resistencias ofrece las mayores posibilidades a causa de la simplificación global (Keating, 1981). Ello se debe a que pueden elaborarse métodos para agrupar las maderas a partir de su clasificación según las características de resistencia al esfuerzo mecánico sin referencia a las especies. En Malasia peninsular, Tong (1983) identificó la industria de la vivienda y la construcción como la que ofrecía mayores posibilidades para las EPC cuya madera se utilizaba sobre todo para fines estructurales. En este caso, las características de resistencia son la principal consideración, a diferencia del color o el grano. De hecho, el sector de la vivienda ya usa cantidades considerables de madera de EPC. En los proyectos de viviendas de bajo costo, donde el precio es un importante factor, los usuarios estarán mejor dispuestos a ensayar las menos costosas de esas especies, a condición de que sean técnicamente apropiadas. Una de las medidas que al parecer prometen mejores resultados en cuanto a promover la utilización de dichas especies, especialmente para el mercado interno, es la realización de más actividades de investigación y desarrollo a fin de elaborar y formular métodos de evaluación de características mecánicas, normas de calidad, especificaciones y nomenclatura en esta esfera.

Papeles y tableros Otra esfera importante que ofrece grandes posibilidades es el uso de las EPC para fabricar productos de papel y tableros, como lo puso de relieve Youngs (1977). Actualmente, Papua Nueva Guinea exporta astillas de madera de esas especies al Japón. Pero los precios son bajos; los de las astillas de una mezcla de frondosas ligeras y de laun (dipterocarpa) equivalían al 86 y al 38% respectivamente, de los precios de los eucaliptos australianos (Fenton, 1982). Las astillas de una mezcla tan grande de especies no son muy apreciadas y por lo tanto no obtienen buenos precios. Hasta la fecha se han hecho en Malasia ensayos de elaboración de pasta con 72 de esas especies, que pertenecen a 35 familias. Un análisis de los resultados indicó que todas las especies de baja densidad (250 a 450 kg por m3) tenían buenas características de resistencia. Ninguna especie podía considerarse inadecuada para la fabricación de pasta. En el grupo de densidad intermedia (451 a 650 kg por m3), alrededor del 50% de las especies produjeron resultados buenos o satisfactorios en cuanto a la elaboración de pasta (Peh y Khoo, 1983). Si se logran mejores técnicas con una intensificación de actividades de investigación y desarrollo, las astillas de las EPC pueden servir para fabricar pasta de calidad satisfactoria y buenos tableros, lo cual elevaría los precios en grado suficiente para justificar su utilización.

Es sumamente difícil fijar un limite general para la extracción de madera a partir del cual los daños a la masa residual y a los suelos afectan la productividad de los bosques.

La industria de la construcción es la que ofrece mayores posibilidades para el aprovechamiento de las \especies poco conocidas.

LA EROSION EN AMAZONIA el desarrollo forestal debe permitir protegerlos suelos

Comercialización Existe la firme creencia de que el principal problema con que tropiezan las EPC no es técnico, sino comercial. Para poder vender los productos de esas especies habrá que adoptar una actitud dinámica, agresiva y eficiente. El mercadeo de la madera tropical comprende una serie de actividades como la extracción, la producción, la clasificación, la selección, el almacenamiento y el transporte de los productos, así como contactos con los clientes, a fin de lograr el objetivo último: hacer ventas. En un estudio excelente, Wassink y Wiselius (1979) han subrayado la importantísima cuestión de la comercialización de las maderas tropicales, incluido el problema de la introducción de nuevas especies. Hansom (1983) también examinó varios aspectos del mercadeo para fines industriales de los productos forestales y subrayó la necesidad de que las EPC ofrecieran ventajas en cuanto a precios, respecto de las especies de propiedades análogas, sobre todo mediante la fijación de precios marginales. La utilización de las citadas especies aumentará el rendimiento por hectárea y cabe esperar que ello reduzca en cierta medida los gastos de extracción. Como las trozas constituyen una proporción importante de la exportación de productos forestales, se ha propuesto modificar la política de exportación para promover la comercialización de las trozas de las EPC (Groome y colaboradores, 1981). Cuando se impongan restricciones a la exportación de trozas, o se considere la posibilidad de establecerlas, podrá adoptarse un criterio promocional selectivo como se hizo en Malasia peninsular en 1972.

Para aumentar la utilización de dichas especies en la región de la ASEAN, Groome y colaboradores (1981) recomendaron que se estimulara a los fabricantes locales para que elaborasen y promoviesen los productos y componentes terminados de esas especies. De esta forma, los posibles problemas en las operaciones de aserrado, descortezado, secado, labrado, encolado y terminado previo tendría que resolverlos el fabricante, cuya prosperidad depende de encontrar soluciones apropiadas. Los propietarios y fabricantes de los países en desarrollo están siempre más interesados por las nuevas fuentes y especies de materias primas locales que las industrias de los países desarrollados, las cuales pueden recurrir fácilmente a otras fuentes de materias primas importadas.

Evidentemente, no hay ninguna solución fácil para el problema de aumentar la utilización de las EPC. Es más, resulta indispensable a este respecto la cooperación y comprensión entre los consumidores y los productores. También es sumamente necesaria la cooperación interregional entre los consumidores. El principal problema es de carácter psicológico, ya que los competidores, los clientes y la industria básica no deben considerarse adversarios, como ocurre actualmente.

Conclusiones

Se ha reconocido que la utilización de las EPC es uno de los principales problemas que debe resolver la comunidad forestal internacional. Por muchos motivos, el comercio y el desarrollo son aspectos esenciales de toda la cuestión del aprovechamiento de esas especies, y se les debe dar igual prioridad e importancia en el marco del desarrollo de los recursos forestales tropicales. A este respecto, las negociaciones, ya en estado avanzado, acerca del establecimiento de la Organización Internacional de las Maderas Tropicales, como parte del Programa Integrado de la UNCTAD para los Productos Básicos, permiten abrigar grandes esperanzas en cuanto al futuro de las actividades forestales tropicales. Esas negociaciones abarcan cuatro aspectos: investigación y desarrollo; información sobre mercados; reforestación y ordenación forestal; mayores actividades de elaboración en los países productores. Este conjunto comprende elementos del comercio y el desarrollo, y los consumidores y productores de maderas tropicales ya han llegado a un grado sustancial de acuerdo.

Dado que hasta un 93% de los bosques tropicales se compone de EPC, y como muchas de ellas se queman o desperdician en la actualidad después de las operaciones de explotación maderera, de la ejecución de proyectos de conversión agrícola (inclusive la agricultura migratoria) e hidroeléctricos, o de la transformación de los bosques naturales en plantaciones, es evidente la necesidad de utilizarlos en forma más beneficiosa. Ello se aplica sobre todo a muchos países de América Latina y Africa, donde las actividades de explotación forestal son reducidas y, por lo tanto, el aprovechamiento de las EPC puede contribuir al desarrollo económico y social sin causar perjuicios al medio ambiente. Sin embargo, en algunas partes de Asia, donde la explotación ya es intensa, la mayor extracción de dichas especies puede ser nociva para el medio ambiente.

Con todo, las perspectivas de la demanda de las citadas especies, al menos a corto plazo, no son especialmente favorables, y ello por las razones siguientes: 1 ) no es probable que los países importadores adquieran madera de dichas especies mientras siga siendo estable la oferta de las especies actualmente preferidas; 2) sólo puede haber demanda local de las EPC cuando ya exista un mercado y una capacidad de elaboración internos, y 3) aun cuando se puedan vender astillas de estas especies, pueden no resultar aceptables los costos sociales y ambientales de las operaciones correspondientes.

EXTRACCION DE MADERA EN MALASIA ¿pueden comercializarse las especies poco conocidas?

Así pues, cuando ya sea considerable la intensidad de la explotación maderera, puede no ser prudente estimular un mayor aprovechamiento de dichas especies, al menos hasta que se utilicen mejores técnicas y medidas de vigilancia en la explotación y se creen nuevos mercados. Cuando el aprovechamiento sea limitado, las EPC son una buena fuente potencial de madera. En las zonas donde ocurra es necesario elaborar una estrategia de acción que incluya la obtención de más información sobre las características de las especies y la aplicación de una nueva política de mercadeo. Dentro de estos límites, el futuro inmediato de las EPC es relativamente favorable, aunque no del todo brillante. Evidentemente la situación entraña ciertas dificultades.

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