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La desertificación en la zona sudanosaheliana del Africa occidental

Jean Gorse

En este articulo, Jean Gorse sostiene que la causa fundamental de la crisis actual del Sahel no debe buscarse en el clima de la región sino en la explotación abusiva de los recursos. Basado en un extenso estudio reciente del Banco Mundial, el artículo propone una serie de recomendaciones concretas - en muchos casos polémicas - para aliviar la crisis del Sahel. Teniendo en cuenta la urgente necesidad de intervenir en el Sahel necesidad que la FAO destaca en su programa de emergencia para Africa - Unasylva dedica excepcionalmente un gran espacio a este articulo, pues la silvicultura desempeña un papel fundamental en este contexto y las recomendaciones contenidas en él suscitarán sin duda un fecundo intercambio de ideas sobre el problema.

Jean Gorse dirige el grupo de trabajo del Banco Mundial sobre desertificación en el Africa occidental. Han contribuido también a la preparación del articulo Ivon Dommergues, Robert Fishwick, Willem Floor, David Steeds y James Thomson.

· El Sahel se suele considerar como un enclave, aislado de la región circundante y con sus propios problemas particulares. No obstante, si se adoptan criterios ecológicos e históricos y se tiene en cuenta su actual situación política y económica, debe considerarse como la parte septentrional de una región mayor que comprende también la zona más húmeda del Sudán. Este articulo se centra, por lo tanto, en la Zona Sudano-saheliana del Africa occidental (ZSS).

Dentro de la ZSS, se estudiarán siete países: Burkina Faso, Chad, Gambia, Malí, Mauritania, Níger y Senegal. Todos ellos se encuentran a la altura del paralelo 14° y son miembros del Comité Permanente Interestatal para la Lucha contra la Sequía en la Zona Saheliana (CILSS). Aunque Benin, Costa de Marfil, Ghana, Nigeria, la parte septentrional de la República del Camerún y Togo forman parte de la ZSS, no se tratan aquí explícitamente por razones de comparabilidad estadística. Se ha excluido de este estudio a Cabo Verde, octavo miembro del CILSS, porque siendo un país insular tiene características ambientales totalmente distintas.

Características físicas

Los siete estados continentales miembros del CILSS ocupan 5,3 millones de km2, de los cuales las dos terceras partes se encuentran al norte del limite septentrional de la zona de cultivos de secano. En el resto de la zona el nivel de evapotranspiración excede al de precipitaciones durante la mayor parte del año. Sin riego, sólo es posible una cosecha al año. El clima es realmente duro; una breve estación de lluvias que se caracteriza por aguaceros a menudo violentos e imprevisibles seguida de una larga estación seca. Esta es cálida, aunque los meses inmediatamente posteriores a las lluvias son un poco más frescos. Esta «estación seca fresca» plantea problemas para los cultivos de regadío; por ejemplo, la siembra del arroz debe programarse de manera tal que la germinación se produzca antes de que la temperatura baje, pero la temperatura normalmente no es suficientemente baja para permitir el cultivo del trigo.

De los 530 millones de hectáreas que tiene la región, sólo 60 millones son aptas para el cultivo, y en el decenio de 1970 se aprovechaba únicamente el 20% de esas tierras cultivables. Cerca de 150 millones de hectáreas se clasifican como pastizales.

La mayoría de los suelos de la ZSS son poco fértiles, especialmente pobres en fosfatos y nitrógeno, y estructuralmente frágiles, con un escaso contenido de humus y poca capacidad de retención de agua. La hidromorfosis, la formación de capas de arcilla compacta, la lateritización y la erosión eólica e hídrica son problemas corrientes. Las investigaciones y la experiencia de los últimos 20 años en materia de agricultura y silvicultura en la ZSS tienden a confirmar que la escasa fertilidad y la vulnerabilidad a la erosión de los suelos de la región son obstáculos tan importantes como la sequía para la productividad agrícola (Braman y de Wit, 1983).

Los principales ríos y corrientes de agua (Senegal, Níger y Chari-Logone) ofrecen abundante agua para el riego anual o estacional. El riego no regulado y el cultivo en terrenos que han estado anegados se practican mucho, pero hay apenas unas 100000 hectáreas que cuentan con el equipo necesario para el riego parcial o totalmente regulado. Los terrenos de aluvión, los arroyos, los lagos y las capas freáticas poco profundas constituyen importantes fuentes locales de agua para el riego durante la estación seca. Los acuíferos de poca profundidad, que son también la principal fuente de agua para las aldeas, dependen para su reposición de las lluvias y de una adecuada explotación de los recursos, especialmente en lo que respecta a la cubierta de vegetación natural, que reduce la escorrentía del agua y favorece la infiltración. No se conoce ningún estudio sistemático sobre los efectos de la sequía en las reservas freáticas, pero los datos recientes, aunque fragmentarios, demuestran que el nivel de los acuíferos ha disminuido perceptiblemente.

Africa Occidental - Zonas Climáticas

La cubierta vegetal natural - bosques, montes, estepas y sabanas arboladas, arbustivas o herbáceas - ofrece una relativa resistencia a la sequía y se adapta bien a las condiciones ecológicas de la ZSS. En el contexto de los sistemas tradicionales de producción, se han elegido y desarrollado especies de árboles y plantas para fines múltiples y asociaciones vegetales productivas y antierosivas como los barbechos arbustivos, los parques forestales y los setos vivos. En general, se trata de especies de crecimiento lento, que resulta difícil reproducir en los lugares donde existen ejemplares adultos porque las condiciones locales se han deteriorado. Los periodos prolongados de sequía, combinados con una mayor presión de la población humana y animal, retardan aún más la regeneración natural, de por si lenta, y aceleran el proceso de desertificación. Los bosques naturales todavía constituyen la fuente primordial de energía doméstica - 85% (CILSS, 1983c) - y proporcionan además postes y madera aserrada, productos forestales derivados y alimentos, pero el acceso a estos productos es cada vez más difícil.

La lucha contra la desertificación debe concentrarse en la zona más amenazada, o sea el estrecho centro sudanosaheliano, y no - como suele sugerirse - en el borde del desierto.

Se estima que en la ZSS hay 150 millones de hectáreas de tierras de pastoreo. Dada la incertidumbre e irregularidad de las lluvias, resulta difícil prever con exactitud dónde habrá buenos pastizales en un año determinado, pero es posible hacer estimaciones globales de la capacidad de carga. En la mayoría de los pastizales de las regiones saheliana y saharosaheliana predominan ahora las hierbas anuales, que han reemplazado a las perennes, más útiles pero menos resistentes. Las hierbas anuales pueden no crecer durante años por falta de humedad y luego producir forraje abundante cuando se reanudan las lluvias. En la región sudanosaheliana todavía se encuentran con relativa abundancia especies herbáceas perennes mezcladas con arbustos y árboles, especialmente en las tierras de aluvión más húmedas. Sin embargo, al margen de los problemas que plantea el pastoreo excesivo, la calidad general de los pastizales se está deteriorando.

Sequía, desertificación y población

Se define aquí la sequía como un nivel de precipitaciones muy inferior a la media durante uno o varios años. Es difícil precisar el nivel exacto de esas precipitaciones inferiores por dos razones. En primer lugar, los promedios inducen a contusión, especialmente en las zonas áridas del norte donde el nivel total de precipitaciones varía notablemente de un año a otro. Unos pocos años de precipitaciones abundantes suelen distorsionar los promedios estadísticos hasta tal punto que, siete de cada diez años, las expectativas de lluvia para un lugar determinado basadas en esos promedios, no serán realistas. En segundo lugar, las precipitaciones abundantes sólo determinan parcialmente el crecimiento de la vegetación. Entran también en juego la estructura y la fertilidad del suelo, así como el momento en que se producen las precipitaciones y su distribución. Si a pesar de ser inferiores a la media, las precipitaciones están bien distribuidas en el tiempo y en el espacio, se obtendrán cosechas bastante buenas.

La sequía es una amenaza constante, un hecho inalterable que la población rural debe enfrentar para poder sobrevivir en la región. Pero la sequía por si sola no produce a corto plazo una degradación de los recursos como la que se observa en la actualidad en la ZSS. Intervienen otros factores como el crecimiento demográfico, la expansión de la agricultura que entraña la deforestación y la rápida urbanización (que aumenta la demanda de leña). Además, los cambios en las instituciones políticas, económicas y sociales, tanto a nivel nacional como regional, han reducido la autonomía local y la capacidad de emprender proyectos conjuntos. Todos estos factores reunidos dificultan cada vez más la explotación de la base de recursos naturales sobre la que reposa la economía de la región.

La desertificación puede definirse como «la reducción progresiva sostenida, tanto cuantitativa como cualitativa, de la productividad biológica de las tierras áridas y semiáridas. A la larga, si esta situación continúa y no se contiene, se produce una degradación ecológica que termina por crear condiciones desérticas. La productividad biológica se refiere tanto a la productividad de la flora y la fauna naturales como a la productividad agrícola de una región determinada» (adaptado de Sabadell, 1982). Algunos de los indicadores comunes para identificar la desertificación son: la reducción de la cantidad y diversidad de las especies vegetales y animales; la pérdida de la capacidad de retención de agua; la disminución de la fertilidad del suelo, y el aumento de la erosión eólica e hídrica. En un cierto punto las comunidades animales y vegetales se simplifican tan radicalmente que las especies que antes eran comunes en la región ya no pueden sobrevivir en un hábitat drásticamente alterado, incluso si se introducen de nuevo deliberadamente.

La desertificación puede tener dos orígenes distintos: el avance del desierto o la desertificación inducida en zonas más húmedas. El avance del Sahara en las tierras del Sahel puede ocurrir gradualmente si aumenta la aridez y se explotan excesivamente los recursos, pero más preocupante es la degradación acelerada inducida por el hombre en zonas muy al sur del límite del Sahara. Con alarmante regularidad aparecen manchas deterioradas en la proximidad de los centros de actividad humana, incluso bastante al sur en la región sudanesa. En su lucha por la supervivencia, las poblaciones explotan excesivamente los recursos en estos terrenos proclives a la desertificación y gradualmente fomentan el aumento de ésta. El objetivo no es «detener el avance hacia el sur del desierto», sino administrar eficazmente los recursos renovables en la zona sur.

La causa de la desertificación ¿es la sequía o el abuso de los recursos? La respuesta a esta pregunta fundamental depende del modo en que se interprete el fenómeno de la sequía y la destrucción de los recursos que suele acompañaría. Existen tres posiciones generales al respecto:

· Primera posición La sequía en la ZSS es un fenómeno incontenible a largo plazo en el que la población no desempeña ningún papel. La creciente aridez destruirá inexorablemente la cubierta de vegetación. Las zonas desertificadas aumentarán hasta absorber y destruir las zonas ya marginales de baja productividad. Es inútil luchar contra la desertificación.

· Segunda posición La sequía en la ZSS es un fenómeno a corto plazo e intermitente en el que el factor humano no interviene. Los recursos sufren en el momento de la sequía, pero una vez que ésta termina los sistemas de producción local se recuperan tarde o temprano. Las sequías de este tipo pueden soportarse, especialmente si hay una reserva alimentaria suficiente para mantener a la población durante los períodos de producción baja. La ayuda alimentaria de emergencia es un nuevo recurso que debe explotarse.

· Tercera posición La desertificación es un proceso complejo causado fundamentalmente por el hombre, pero exacerbado por la sequía. Una mejor gestión del medio ambiente podría detener e incluso invertir el proceso de desertificación, centrando los esfuerzos en una utilización racional de los recursos naturales (Banco Mundial, 1981b; Marchal, 1982).

FIJACION DE DUNAS EN SENEGAL un intento de detener la desertificación (C. Palmberg)

Mientras que el clima es un dato inalterable, la conducta humana puede modificarse para responder mejor a los cambios en el medio ambiente.

En este artículo se apoya la tercera posición por dos razones. En primer lugar, aunque los datos disponibles revelan que la sequía viene desempeñando desde hace mucho tiempo un papel importante en la ecología de la ZSS (National Academy Press, 1983a), es indudable que el aumento progresivo de la aridez durante un milenio o más modificó profundamente la cubierta vegetal, como lo demuestra el descubrimiento en el barro del lago Chad de polen procedente de especies de plantas extinguidas en la región. Sin embargo, durante la era moderna, en que parecen predominar las sequías en vez de tendencias a la aridificación a largo plazo, la mayor parte de la destrucción de los recursos ha sido causada por los usuarios humanos, cuyo número ha aumentado a un ritmo mucho mayor que en el pasado.

En segundo lugar, mientras que el clima es un dato inalterable, la conducta humana puede modificarse para responder a los cambios en el medio ambiente. El proceso de desertificación es lento e insidioso y por ello los gobiernos y las comunidades rurales han tardado en reaccionar, a pesar del rápido crecimiento demográfico; Mientras haya técnicas sin explotar y políticas y medidas viables más apropiadas para promover una mejor gestión del medio ambiente, seria miope no utilizarlas suponiendo, sobre la base de datos inciertos, que la causa principal de la desertificación sea el clima. El problema de la desertificación es de todos modos grave, pues crea una situación en la que el aprovechamiento colectivo a largo plazo de los recursos y la mala utilización a corto plazo por los particulares entran en conflicto. Si no se logra armonizar el interés privado y el colectivo la desertificación continuará. No hay que olvidar que el proceso puede detenerse pero el resultado final es irreversible.

Efectos Una sequía periódica no basta por si sola para comprometer la viabilidad a largo plazo de los sistemas de producción rural en la ZSS, pero acelera las consecuencias negativas del abuso de los recursos. La excesiva explotación de un recurso renovable suele reducir a su vez la viabilidad de otros recursos, y esta dinámica negativa se intensifica cuando la sequía azota una región periódicamente. Este argumento puede ilustrarse fácilmente. La introducción de la agricultura de secano en zonas boscosas, arbustivas y de pastizales reduce la cantidad de forraje disponible para el ganado trashumante, especialmente cuando, como ocurre en la actualidad, los pastores y campesinos recogen y acopian cada vez con más frecuencia residuos vegetales para alimentar a sus animales durante la estación seca. Cuando llega la sequía los pastores trashumantes hacen todo lo posible por salvar a los animales y, como carecen de otro tipo de forraje, aumenta el ramoneo. Para ello, podan despiadadamente árboles ya débiles por falta de humedad, causando la muerte de muchos de ellos. De este modo, la siguiente sequía ejerce una presión aún mayor sobre la población leñosa superviviente. El desbroce para el cultivo mediante tracción animal o mediante máquinas puede trastornar los ciclos de fecundación del suelo que dependen de los nutrientes que los árboles plantados en el terreno restituyen a la superficie del suelo en forma de humus. Si estos nutrientes orgánicos no se sustituyen con fertilizantes orgánicos o químicos, el rendimiento disminuye. Cuando se talan los árboles también se elimina el efecto de rompevientos que tiene incluso una cubierta de copas abierta, y aumenta la erosión eólica. En los sistemas en que una baja densidad de población todavía permite los barbechos, la regeneración natural se produce mucho más lentamente y en el intervalo el suelo puede sufrir la erosión del viento y el agua.

Población En 1980 la población total de los países de la ZSS era de 31 millones de habitantes. La densidad general sigue siendo baja: 6 habitantes/km2 para toda la región, y 15 habitantes/km2 si se excluye el Sahara y la zona saharo-saheliana. Sin embargo, en algunas zonas la densidad puede llegar a los 100 habitantes/km2, lo que a todas luces supera la capacidad de carga. En este momento la densidad media en el Senegal es de 20 habitantes/km2. La densidad nacional más baja se registra en Mauritania, con 1,5 habitantes/km2, y la más alta en Gambia, con 60 habitantes/km2. Se estima que la tasa de crecimiento demográfico entre 1980 y el año 2000 será de un 3% anual. En ese caso para el año 2000 la población de la región excederá a la actual en un 75%, es decir, será de 54 millones de habitantes, mientras que en 1961 era de 19 millones.

Sin embargo, es evidente que la población abandona cada vez más las zonas densamente pobladas para dirigirse a otras más acogedoras en la región sudanoguineana.

Según la clasificación ecológica establecida por M. Keita (FAO, 1982), en 1980 la población de la ZSS tenía una distribución muy irregular. Mientras que el 80% vivía en el 25% de la superficie total de la parte meridional de la región saheliana, el 40% vivía en sólo el 6% de la superficie total de la región. Además, en la subregión que comprende la zona del maní del Senegal, Gambia y la llanura de Mossi, de Burkina Faso, el 24% de la población vivía en sólo el 2% de la superficie total; la densidad demográfica era de 60 habitantes/km2, con una población rural de 45 habitantes/km2. Semejante concentración de la demanda de tierras cultivables y de leña constituye la causa profunda de la excesiva explotación de los recursos. Es en estas zonas donde las manchas de desertificación son más evidentes, y éstas se expenderán rápidamente si no se hace algo por mejorar la explotación de los recursos.

Las tasas de crecimiento de la población urbana reveían una situación aún más critica. En 1981 la población urbana representaba el 22% de la población total (en un extremo Burkina Faso, con el 11% y en el otro el Senegal, con el 34%), pero ahora la población urbana crece a una tasa media del 5% anual. En Mauritania, el país que probablemente más ha sufrido las consecuencias de la sequía durante los dos últimos decenios, se ha registrado en los años recientes una tasa de crecimiento de la población urbana del 8,6%. el Senegal, donde un tercio de la población habita en centros urbanos, tiene la tasa de crecimiento de población urbana más baja de la región (3,3%). La migración entre zonas rurales es también un fenómeno que se registra cada vez con más frecuencia, aunque no hay estadísticas adecuadas al respecto. Sin embargo! es evidente que la población abandona cada vez más las zonas densamente pobladas, especialmente de la llanura Mossi de Burkina Faso y la zona del maní en Senegal, para dirigirse a otras más acogedoras en la región sudanoguineana.

A partir de estas cifras pueden formularse dos observaciones importantes. En primer lugar, cuando la tasa de crecimiento demográfico anual es del 3%, la población total se duplica cada 25 años, lo cual acarrea un aumento repentino de la demanda de recursos que entraña inevitablemente un abuso generalizado de los recursos a corto plazo. Si no se adoptan con suficiente rapidez medidas que permitan la adaptación a estas nuevas condiciones, el consumo se acelera y la base de recursos se explota exhaustivamente en detrimento del capital necesario para mejoraría o simplemente mantenerla. Así comienza el proceso de desertificación. En segundo lugar, la destrucción de un medio ambiente rural entrañará seguramente una mayor urbanización incontrolada que aumentará los problemas de las autoridades municipales, ya sobrecargadas de tareas.

Sistemas tradicionales de producción

Los sistemas tradicionales de producción (STP) se han ido adaptando a través del tiempo para hacer frente a circunstancias particulares. Los tres STP que se exponen a continuación, y que pueden coexistir en la misma zona, ilustran la gama posible de enfoques más que las posibilidades de cada sistema. Merece la pena prestar atención a esos sistemas porque permiten a poblaciones bastante grandes una explotación sostenida de regiones marginales.

Sistema agrosilvícola Los Hausa de Nigeria y los Mossi de Burkina Faso, entre otros, aplican variaciones de este sistema. La producción se basa en una agricultura de secano combinada con la plantación de árboles y arbustos. Se cultivan diversos cereales alimentarios (mijo y sorgo) y algodón para tejidos. SE obtienen productos secundarios me diente la explotación sistemática de la vegetación natural (de los árboles sé obtienen frutas y hojas, así como leña y madera para la construcción; con la corteza se fabrican cuerdas y medicamentos; con las ramas espinosas se hacen cercas; los pastos se utilizan para techumbre, forraje y abonos verdes, etc.). Los pequeños rumiantes, especialmente las cabras, suelen desempeñar un papel importante. En el sistema agrosilvícola la producción se concentra en los dos a cuatro meses de la estación de lluvias. Durante la prolongada estación seca los habitantes de la región, especialmente los hombres adultos, suelen desplazarse en busca de trabajo temporal.

Los sistemas tradicionales de producción no sólo tenían características técnicas específicas, sino que - y ello es quizás más importante - su gestión dependía de las autoridades locales.

En este sistema, los árboles no sólo satisfacen necesidades de consumo sino también, en lugares de barbecho arbustivo y campo abierto, de otro tipo. Si se plantan en cantidad suficiente, los árboles protegen los suelos expuestos a la erosión producida por el viento y el agua, y también regeneran la fecundidad del suelo al reciclar los nutrientes del subsuelo con el abono verde que aportan las hojas. Algunos microorganismos asociados a las raíces, como por ejemplo los rhizobia y los micorrhizae, que fijan el nitrógeno y mejoran así la alimentación de la planta, pueden también acelerar el crecimiento de ciertas especies.

Sistema agrosilvopastoral Los Serer del Senegal, los Bugage de Nigeria y los Soninke de Malí, por ejemplo, utilizan variaciones de este sistema que se basa en las mismas asociaciones de vegetación que el sistema agrosilvocultural, es decir, cereales, árboles y arbustos, pero incluye además la cría de ganado para aumentar la fecundidad del terreno y para vender en el mercado. En este sistema se da mayor importancia a los árboles que producen ramones o vainas aprovechables como forraje. Los árboles también pueden explotarse comercialmente para la fabricación de goma arábiga (Acacia senegal), manteca de shea (Butyrospermum paradoxum), y otros productos alimentarios comercializables, así como para la obtención de leña y materiales de construcción.

GANADO VACUNO EN EL SAHEL el pastoreo excesivo acelera la destrucción (C. PALMBERG)

En estos sistemas, el acceso del ganado a los campos y a las zonas de arbustos y pastizales circundantes debe regularse cuidadosamente tanto en épocas de lluvias como durante la estación seca. En la estación de lluvias, cuando los campos están cultivados, los animales deben encerrarse en establos y apacentarse en otras partes. Durante la estación seca, una vez almacenada la cosecha, pueden soltarse en el campo para que se alimenten de los residuos de las cosechas. En los sistemas que se basan en el abono sistemático, los ganaderos dejan a los animales atados en el campo durante la noche (o el pastor los encierra) para que la concentración de excrementos aumente la fertilidad del suelo. Sin embargo, rara vez se ha procedido en el pasado, en el contexto de estos sistemas, a la producción regular de abono mezclado con paja o ramas.

Sistema silvopastoral Los silvopastoralistas de la ZSS (los Fulani, Tuareg, Mauri y Teda) crían ganado vacuno, ovino y caprino además de camellos. Dentro de estos pueblos, los diferentes grupos étnicos e individuos tienen rebaños de distintas especies, sexo y edad. La mayoría se especializa más o menos en cierto tipo de ganado y habita en enclaves ecológicos adecuados para esa especie. En general, se trata de pastores trashumantes que, en condiciones normales, se desplazan dentro de límites claramente definidos. Habitualmente un grupo tiene sus pastizales «propios» para cada una de las estaciones.

La fuerza que impulsa estos desplazamientos anuales es la permanente necesidad de forraje para el ganado. La mayor parte del forraje, tanto los pastizales como los arbustos y ramones, o los residuos de cosechas, están irregularmente distribuidos en el tiempo y el espacio. Durante la estación de lluvias los pastores se reúnen por lo general en la región saheliana y saharosaheliana porque las lluvias hacen crecer los pastizales y se acumulan aguas superficiales en los bordes del desierto. La abundancia de alimentos y de agua dura solamente unos pocos meses, normalmente de julio a septiembre u octubre. Luego, hasta las próximas lluvias que se producirán ocho o nueve meses después, los pastores dependen del agua de los pozos para su propia supervivencia y la de los animales. Algunos grupos obtienen agua por períodos más largos de cursos de aguas estacionales y de unos pocos ríos perennes.

En el sistema silvopastoral los árboles son una fuente fundamental de forraje durante la estación seca. Cuando cesan las lluvias, los pastizales se secan y pierden la mayor parte de sus elementos nutritivos. Aun así, pueden proporcionar la fibra necesaria para la dieta de los rumiantes, pero las vitaminas, las proteínas y los minerales deben obtenerse de otras fuentes (National Academy Press, 1983b). Tradicionalmente los ramones de árboles y arbustos proporcionan estos elementos.

HAY UNA NECESIDAD DESESPERADA DE ARBOLES se aprovecha hasta el último brote de esta Acaca albida (E.H. SÈNE)

Características comunes En la mayoría de los sistemas tradicionales de producción la plantación de árboles nunca habla sido una actividad importante, dado que en casi todas las regiones había una cubierta de vegetación más que suficiente. Sin embargo, la tala selectiva y el ordenamiento de la regeneración de la cubierta natural de árboles habían dado a menudo lugar a la formación de rodales de especies de árboles o arbustos preferidas en medio de los campos. También se conservaban grupos de estos árboles o arbustos en zonas de matorrales y se utilizaban para restituir la fecundidad del suelo en las tierras en barbecho. Los grupos que utilizaban estos STP protegían los árboles, arbustos y matorrales, que tenían otros muchos usos además de permitir la obtención de forraje, materiales de construcción y leña y el reciclado de nutrientes del suelo. Las frutas, la goma arábiga, la miel y los medicamentos que se obtienen de ciertas especies de árboles justifican plenamente su protección. Esta selección deliberada ha entrañado un gran número de asociaciones específicas y útiles en toda la ZSS. Quizá, el cultivo bajo una cubierta de copas de un parque forestal seleccionado sea el ejemplo más evidente de este tipo de actividad.

Esos STP no sólo tenían características técnicas específicas, sino que, quizás más importante, su gestión dependía de las autoridades locales. Estos sistemas se basaban en la participación, y aunque no eran necesariamente democráticos, al menos, no eran tampoco el resultado de normas impuestas por una remota burocracia agraria.

Cuadro 1. Densidad de población sustentable y real (personas por km2)


Zona

Población sustentable:

Leña:

Agricultura

Ganadería

Total

Población rural real

Población sustentable

Población real total

Sahariana

-

0,3

0,3

0,3

-

0,3

Saharosaheliana

-

0,3

0,3

2

-

2

Saheliana

5

2

7

7

1

7

Sudanosaheliana

10

5

15

20

10

23

Sudanesa

15

7

22

17

20

21

Sudanoguineana

25

10

35

9

20

10

Nota: las cifras en negrita Indican las zonas donde la población afectiva excede ya con mucho la población sustentable.

Capacidad de carga La capacidad de carga de un sistema natural puede definirse como el posible rendimiento del sistema (en productos para consumo animal, humano, etc.) durante un determinado periodo, sin menoscabar su capacidad para mantener el número máximo de organismos que puede producir (Webb y Jacobsen, 1982). Como la capacidad de carga varia según el nivel tecnológico, éste debe precisarse en cada caso.

Tomando como base los sistemas agropecuarios tradicionales, la población rural viable es de 36 millones de habitantes, cifra considerablemente superior a la de la población rural en 1980 (27 millones). En cambio, si se toma como criterio la leña que se obtiene de la cubierta forestal natural, la población total viable es de sólo 21 millones, en tanto que la población real en 1980 era de 31 millones. Aunque los datos no sean del todo exactos, estas dos comparaciones aproximadas corresponden a una realidad. En el Cuadro 1 se proporcionan las cifras correspondientes a la densidad demográfica sostenible y a la real.

A pesar del carácter fragmentario de la base de datos y del hecho de que la presentación por zonas oculta necesariamente diferencias dentro de cada una, pueden deducirse de las cifras tres conclusiones generales:

· En todas las zonas la capacidad de carga de la cubierta forestal natural es inferior a la que permiten los cultivos y la ganadería en los sistemas de producción tradicionales. Por lo tanto, la cubierta forestal natural es la parte más vulnerable del ecosistema. De hecho, en cinco de las seis zonas la población real ya excede el nivel viable de población. La cubierta forestal natural no es sólo vulnerable, sino que el nivel de sobreexplotación es ya muy alto.

· En tres casos la densidad real supera mucho a la sustentable: la leña de una parte, y los cultivos y el ganado, de otra, en la zona sudanosaheliana, y la leña en la zona saheliana. Estas son evidentemente las zonas más vulnerables al proceso de desertificación.

· Los esfuerzos por combatir la desertificación deben centrarse en la zona más amenazada, que es la franja central que constituye el núcleo sudanosaheliano y no, como a veces se insinúa, la de los limites con el desierto. Sin embargo, en esta franja central la posibilidad de lograr una producción intensiva es mucho más remota que en la zona meridional sudanoguineana. Por lo tanto, debe atacarse la desertificación en dos frentes: primero, en la franja central, donde deberían aplicarse medidas concretas contra la desertificación y utilizarse las técnicas de producción intensiva pertinentes; y segundo, en la zona sudanoguineana, donde podría estimularse más el asentamiento espontáneo, que ya existe, de inmigrantes de la franja central.

Actividades de desarrollo realizadas en el pasado

Aunque los esfuerzos de desarrollo se organizaron con un criterio sectorial - agricultura, ganadería o silvicultura - comparten ciertas deficiencias. Por ejemplo, a menudo los encargados de la planificación no han comprendido la lógica de los sistemas de producción tradicionales y han sido demasiado optimistas con respecto a las mejoras que podían introducirse, subestimando al mismo tiempo las consecuencias nefastas de esas mejoras. También parecen haber pasado por alto la importancia fundamental de la variabilidad pluviométrica y de la protección contra riesgos en todos los sistemas de producción tradicionales de la ZSS.

Una de las razones por las que nunca se ha tenido una idea clara de los sistemas tradicionales de producción ha sido que rara vez se ha consultado a los interesados directos y se ha solicitado su participación. De hecho, la falta de participación de los beneficiarios ha sido otra de las deficiencias comunes de las actividades de desarrollo. Por lo general, los beneficiarios han participado muy poco en el proceso de planificación y la formulación de proyectos ha sufrido en consecuencia. Tampoco se les ha consultado periódicamente para tener en cuenta su opinión durante la ejecución de los proyectos. Se aplica en este caso el viejo refrán político «los que no pueden decir no, no tienen voz».

Un tercer fallo frenante es que se han subestimado: a) las deficiencias administrativas de las instituciones existentes y las dificultades que plantea el establecimiento de nuevas instituciones, y b) la capacidad de las instituciones locales. En realidad, en pocos casos se ha tratado de conocer la organización, la capacidad y las limitaciones de las instituciones locales, especialmente cuando había cooperativas, dado que con frecuencia se consideraban sinónimos. Sin embargo, en épocas más recientes la insatisfacción con la burocracia en el sector agrario ha estimulado el interés en emplear los grupos locales como distribuidores de insumos al por menor, administradores de créditos y organizadores de las actividades primarias de comercialización. Con el apoyo de campañas de alfabetización para adultos, muchas iniciativas prometedoras están prosperando ahora.

Silvicultura Los primeros departamentos de silvicultura datan del decenio de 1930, y hasta hace poco tiempo su actividad principal era la de demarcar y velar por la aplicación de ciertas normas. Las reservas se establecieron fundamentalmente en la región sudanoguineana, es decir, donde habla tierra en relativa abundancia y, especialmente, donde enfermedades como la oncocercosis y la enfermedad del sueño impedían el asentamiento de colonos.

Cuadro 2. Relación entre la población rural real (PR) y la capacidad de carga (CC) por zona

Relación

Zonas

PR < CC

Sudanoguineana, sudanesa, sahariana, y partes de las saharosaheliana y saheliana

PR ligeramente > CC

Saheliana, saharosaheliana, y partes de la sudanesa

PR marcadamente > CC

Sudanosaheliana, y partes de las sudanesa y saheliana

En el curso del último decenio se han iniciado algunos proyectos experimentales de reforestación, sobre todo en la región sudanosaheliana donde la cubierta forestal natural se está deteriorando más rápidamente. Aunque no se ha hecho un inventario detallado, es evidente que los resultados son desalentadores y una de las principales causas es el empleo de técnicas de producción desarrolladas en la región sudanoguineana. De hecho, se han efectuado muy pocas investigaciones en las zonas más secas y en la actualidad no hay un programa técnico realmente adaptado a las condiciones más duras de la zona sudanosaheliana o de las situadas más al norte.

En el curso de los últimos años se han iniciado labores de ordenación de la cubierta forestal natural y de fomento, de la regeneración natural en el terreno, así como de las plantaciones comunitarias y familiares. Aunque todavía es demasiado pronto para sacar conclusiones, los primeros resultados parecen menos rentables de lo previsto.

Aunque los departamentos forestales de los países de la ZSS existen desde hace mucho tiempo, son aún poco desarrollados. La silvicultura no se considera, un sector prioritario, por lo que siempre queda a la zaga cuando se trata de obtener recursos presupuestarios. Sin embargo, la situación puede cambiar como parecen indicar las conferencias recientemente celebradas en Níger y el Senegal. También deben cambiar ciertas actitudes pues se observa, por ejemplo, una marcada preferencia entre los silvicultores por las especies exóticas preciadas por su madera en detrimento de las especies locales de usos múltiples. Además, resulta cada vez más evidente que los campesinos rara vez se percutan de la conveniencia de plantar árboles para obtener madera, a diferencia de los demás productos forestales.

Una mejor estrategia para la gestión de los recursos

Toda labor de desarrollo requiere un enfoque multisectorial, en primer lugar, por la extrema complejidad del problema que plantea la explotación de los frágiles recursos de la ZSS, y en segundo lugar porque las investigaciones de campo han demostrado claramente que es así como los habitantes de la zona enfocan la cuestión de los recursos naturales de los que dependen para su supervivencia.

Al proyectar innovaciones técnicas también es necesario adoptar un enfoque basado en los resultados probables, pues la principal preocupación de los habitantes de la ZSS es la capacidad del sistema para superar los años de sequía. Una relación costo/beneficio de 2,5:1 en los años «normales» puede no ser suficiente para compensar la probabilidad de los años malos. Los fertilizantes que pueden aplicarse en la superficie después de la siembra tendrán mayor aceptación que el abono de fondo antes de la siembra.

Por muy frágil que sea la base de datos, la relación entre la población real y la capacidad de carga de los sistemas de producción tradicionales es un instrumento útil para evaluar las posibles medidas. Los programas de acción deberán concebirse para cada lugar particular, ya que los intereses, las aspiraciones y la disposición para el trabajo colectivo de los habitantes no siempre coinciden, y las condiciones físicas, aun en zonas aparentemente homogéneas, tampoco son uniformes. A continuación se examinan las medidas que pueden adoptarse teniendo en cuenta los tres tipos de relación posible entre la población rural y la capacidad de carga. Es importante tener siempre presente: a) que tanto la capacidad de producción como la fiabilidad de las precipitaciones disminuyen hacia el norte, y b) que aunque la capacidad de carga no es un concepto estático, en la actualidad sólo hay posibilidades concretas de aumentarla en la zona sudanoguineana.

Donde la población rural es inferior a la capacidad de carga En las zonas donde la población rural es inferior a la capacidad de carga, lo más importante es lograr un aumento de la población. No sólo en los sistemas tradicionales de producción la capacidad de carga no se utiliza plenamente, sino que además hay grandes posibilidades de aumentarla mediante el empleo de métodos más intensivos. Sin embargo, en el norte, el método más eficaz para preservar los recursos renovables será la aplicación de sistemas tradicionales de producción y el fortalecimiento de las organizaciones locales. Aunque en el estado actual de la técnica las posibilidades de aumentar realmente la capacidad de carga son insignificantes, existen dos opciones que vale la pena estudiar más a fondo:

· Mejora de los barbechos arbustivos El objetivo fundamental del barbecho es promover la regeneración natural lo más rápidamente posible, tanto para proteger los suelos desnudos de la erosión como para devolverles la fertilidad. Los efectos más pronunciados sobre la fertilidad se observan en los primeros cinco años (Gorse, 1973). Si este periodo pudiera abreviarse plantando una cubierta vegetal (gramíneas o leguminosas), la capacidad de carga aumentaría.

· Los parques forestales, es decir, árboles intercalados que proporcionan con sus copas una cubierta protectora para los cultivos, son una característica típica de los sistemas de producción tradicionales. Podría aumentarse la productividad de estos parques introduciendo o reintroduciendo una variedad de árboles no invasora de usos múltiples como Acacia albida.

En principio, las plantaciones forestales son posibles siempre que la población rural no exceda la capacidad de carga, pero en la práctica esta posibilidad se ve extremadamente limitada por las condiciones necesarias. En lo que respecta al norte, todavía no existe un conjunto de técnicas viable. En cuanto al sur, las tres condiciones necesarias son: a) los gastos de transporte desde la plantación hasta los centros de consumo deben ser razonables; b) la calidad de los suelos debe ser por lo menos buena (y la pobreza de los suelos puede ser en algunos casos la causa de que la región esté poco poblada); c) las plantaciones deben hacerse con el consentimiento de los habitantes de la zona para evitar reacciones negativas costosas, como los incendios «accidentales». Esta aceptación puede obtenerse con medidas persuasivas, como la creación de empleos en las plantaciones, o con medidas coercitivas como una estricta vigilancia, pero ambas soluciones entrañan considerables gastos.

Donde la población rural excede ligeramente la capacidad de carga En las zonas donde la población rural supera ligeramente la capacidad de carga y por lo tanto el obstáculo principal es la tierra y no la mano de obra, lo más conveniente es aumentar la producción intensiva. Sin embargo, las zonas pluviométricas donde se encuentran estas regiones no permiten prever una evolución importante en este sentido, y los datos disponibles parecen indicar que la compra de insumos no es suficientemente rentable en relación con la reducción del tiempo de barbecho. Entre tanto, es inútil exhortar a los campesinos a intensificar la producción, y la burocracia del sector agrícola que surge en este contexto no es más que un desperdicio de recursos. Si no es posible aumentar la capacidad de carga, por lo menos debe poder impedirse su deterioro mediante la utilización de diversos métodos, sobre todo aquellos que mejoren la capacidad de retención de agua del suelo, como por ejemplo:

· la construcción de bancales y terrazas de piedras, y la aplicación de otras medidas básicas para evitar la erosión;

· la utilización de abonos verdes y de estiércol, siempre que sea posible aumentar el contenido orgánico del suelo hasta un nivel importante (1-2%) y mantenerlo a ese nivel;

· la mejora de los barbechos arbustivos, si aún existen;

· la mejora de los pozos y del sistema de pozos para facilitar la utilización de pastizales subexplotados durante la estación seca, a condición de que la subexplotación esté comprobada y las mejoras vayan acompañadas de sistemas de pastoreo administrados localmente;

· la introducción de parques forestales y de setos vivos, mediante la adopción de medidas generales de aforestación rural;

· la revisión del código forestal para eliminar los obstáculos que impiden la plantación de las especies actualmente protegidas; y

· una gestión de la cubierta forestal natural basada en la participación de los interesados, para promover una explotación complementaria y no competitiva de los bosques que incluya la tala, la poda y el desmoche organizados durante el periodo inmediatamente anterior a las lluvias, que es cuando la savia empieza a ascender en la mayoría de las especies, para promover en vez de obstaculizar la regeneración natural.

Donde la población rural excede notablemente la capacidad de carga En las zonas donde la población rural excede en gran medida la capacidad de carga y por ende la escasez de tierra es la principal limitación, deberían adoptarse todas las medidas que permitan aumentar la productividad de la tierra. En realidad, la productividad general de la tierra está declinando, lo cual demuestra que las técnicas de intensificación existentes no son suficientemente rentables en gran escala. Ante semejante situación, la población opta por emigrar, fenómeno que se verifica especialmente en la meseta de Mossi y en la zona del maní en el Senegal. Sin embargo, incluso en estas zonas la población rural total sigue aumentando y los recursos naturales se consumen para la supervivencia a corto plazo.

CADA ARBOL ES UN OASIS la capacidad de carga es un factor critico (FAO)

Impedir la reducción de la capacidad de carga en estas zonas constituye ya una tarea inmensa. En algunas localidades, cuyas organizaciones locales son o pueden llegar a ser eficaces, pueden establecerse y mantenerse satisfactoriamente pequeños planes de gestión de recursos hídricos. En otras zonas podría promoverse al menos la construcción de bancales y terrazas, también con algún tipo de apoyo público. Sin embargo, resulta en general más fácil promover la acción individual que las actividades colectivas.

· El empleo de estiércol y la explotación agrícola mixta La cría de ganado en regiones con gran densidad demográfica exige la construcción de corrales y el suministro de forraje y suplementos alimentarios. Toda actividad de capacitación sobre estas técnicas agropecuarias resultará rentable. También seria conveniente ofrecer capacitación especial sobre técnicas de uso efectivo del estiércol, mediante utilización de aditivos y composte.

· Cultivo intensivo Aunque los resultados obtenidos en gran escala no son muy alentadores, hay importantes enclaves de cultivo intensivo. La eliminación de cualquier distorsión negativa en lo que respecta a los precios de insumos y productos sólo podrá estimular el aumento de la agricultura intensiva, pero las posibilidades de aplicar políticas correctivas de ese tipo en los países de la ZSS son más limitadas de lo que habitualmente se supone. La horticultura ya está bien desarrollada en las inmediaciones de las ciudades así como en algunas zonas remotas, aunque ello sea sorprendente. Esta producción intensiva se verá limitada por el mercado interno hasta que se hagan esfuerzos más enérgicos para desarrollar los mercados en las ciudades del litoral y quizás en Europa.

· Silvicultura En las zonas más densamente pobladas, la silvicultura deberá basarse en el «sistema de plantaciones forestales múltiples», que consiste en aprovechar todo espacio apto disponible para plantar árboles. En muchas habría una gran demanda de especies de crecimiento rápido y más resistentes a la sequía, obtenidas mediante técnicas innovadoras.

Reducción de la demanda

Población Es evidente que las tasas actuales de crecimiento demográfico no pueden mantenerse durante mucho tiempo sin que el nivel de vida se deteriore, a menos que haya un mejoramiento espectacular de la productividad rural o de las oportunidades de empleo fuera de las zonas rurales (o en el extranjero). La mejor manera de ilustrar la magnitud del problema es comparar las cifras absolutas que corresponden a la situación real y la situación posible (véase el Cuadro 3).

Aparte de que la demanda de leña ya es excesiva, el margen en apariencia confortable de nueve millones de personas en la población que puede sostener la agricultura es en realidad engañoso. Incluso si la población rural aumenta sólo un 2% anual, para el año 2000 excederá los 40 millones de habitantes, en tanto que la población rural sustentable es de 36 millones. Esta última cifra no tiene en cuenta el aumento de la productividad que puede lograrse en la región sudanoguineana, pero tampoco tiene en cuenta la baja de la productividad en las regiones ya superpobladas ni los problemas que plantea la mosca tsetsé para el desarrollo de la ganadería en la región sudanoguineana.

Aunque los departamentos forestales de los países de la ZSS existen desde hace mucho tiempo, son aún instituciones poco desarrolladas.

Cuadro 3. Población real y sustentable (en millones)


Región

Agricultura/ganadería

Leña

Población sustentable

Población rural real

Población sustentable menos población real

Población sustentable

Población rural real

Población sustentable menos población real

Sahariana

1,0

0,8

-0,8

0,1

0,8

-1,7

Saharosaheliana

1,0

1,0

-0,8

0,1

1,0

-1,7

Saheliana

3,9

3,9

0

0,3

4,0

-3,7

Sudanosaheliana

8,7

11,1

-2,4

6,0

13,1

-7,1

Sudanesa

8,9

6,6

2,3

7,4

8,1

-0,7

Sudanoguineana

13,8

3,6

10,2

7,1

4,0

3,1

Total

36,3

27,0

9,3

20,9

31,0

-10,1

El reasentamiento tiene una larga tradición en los países de la ZSS. En la actualidad, aunque no se trate de un fenómeno bien conocido ni comprendido, el número de personas que migra espontáneamente hacia la región sudanoguineana supera con mucho el número de personas que se instalan mediante planes patrocinados por los gobiernos. Estos programas resultan costosos en relación con el número de familias que se instalan, y es posible que no tengan repercusión alguna sobre el número total de migrantes. Por otra parte, los migrantes espontáneos tienden a destruir los árboles innecesariamente, comprometiendo de ese modo los esfuerzos de los habitantes establecidos desde hace tiempo en la región, que tienen una actitud más prudente con respecto a la gestión de los recursos. Teniendo en cuenta estos problemas, y las indiscutibles posibilidades que ofrece la región sudanoguineana para aliviar la presión demográfica de la región más septentrional, al menos durante los dos decenios venideros, es sorprendente que las políticas de colonización de nuevas tierras no hayan recibido mayor atención y que ni siquiera hoy figuren entre las prioridades de los programas. Un problema de importancia especial para los gobiernos y la comunidad de donantes seria buscar respuesta a estas dos preguntas:

· ¿Qué tipo de normas fácilmente aplicables en relación con el uso de la tierra podrían promover una colonización estable en las zonas de la región sudanoguineana hacia las que ya hay una migración espontánea?

· ¿Qué otras funciones debe desempeñar, en su caso, el sector privado, para fomentar la instalación de migrantes en la región sudanoguineana? ¿Qué podría hacerse mediante la planificación del uso de la tierra, para asegurar que los recursos destinados a la construcción de caminos, pozos, instalaciones médicas y escuelas, se asignen a esas zonas?

Leña El consumo de leña de los países de la ZSS ya excede con creces la producción total de leña de la cubierta forestal natural accesible; se están consumiendo rápidamente las existencias de árboles en todas las regiones excepto en la región sudanoguineana. Los efectos de este fenómeno se observan más claramente en las cercanías de las ciudades. Hay una imperiosa necesidad de reducir el consumo urbano de leña y esto en principio puede lograrse mediante técnicas más eficaces, una mayor utilización de otros combustibles y una política de precios más realista.

Madera para la construcción La madera que se utiliza tradicionalmente en los países de la ZSS para la construcción no es siempre totalmente invulnerable a' las termitas, sobre todo la madera que procede de variedades de árboles exóticos de crecimiento rápido. El tratamiento químico de esta madera aumentaría su vida útil, reduciría el consumo y contribuiría así a preservar la cubierta forestal natural. La creosota, uno de los productos secundarios del proceso de carbonización, puede recogerse fácilmente en los hornos de barro de tipo Casamance y utilizarse para tratar la madera.

Precios En todos los países de la ZSS los precios de la leña y el carbón dependen fundamentalmente del mercado. Dejando de lado medidas esporádicas e ineficientes de control de los precios al por menor en las zonas urbanas, la única intervención pública se refiere a la imposición de derechos de tala. Toda modificación de estos derechos repercutiría directamente sobre los precios al por menor. Aunque todavía se desconocen la elasticidad de la demanda y la elasticidad cruzada, un aumento sostenido de los derechos de tala y del transporte entrañaría necesariamente una reducción del consumo de leña y, posiblemente, su sustitución parcial por otros combustibles. Los precios de los demás combustibles, excepto en el caso de residuos vegetales y animales, se regula directamente o mediante impuestos. Como esta regulación es eficaz, se podrían ajustar los precios de los productos sucedáneos y, por ejemplo, reducir los precios del queroseno y del gas o incluso subvencionarlos.

Consecuencias a nivel práctico

Para los gobiernos Las esferas prioritarias de la acción de los gobiernos son aquellas que, consideradas en conjunto, constituyen un marco de incentivos que orienta la actuación diaria de millones de encargados de las decisiones:

· deberían examinarse la legislación y las prácticas agrarias, incluido el código forestal, a fin de identificar e introducir los cambios necesarios para aumentar los incentivos que permitan lograr una gestión adecuada de los recursos. Un grupo de trabajo multidisciplinario seria el órgano más adecuado para realizar ese examen e informar a la autoridad central;

· deberían examinarse las reglamentaciones y leyes relativas a la organización social, a fin de identificar e introducir los cambios necesarios para reducir los obstáculos que impiden el establecimiento o el reconocimiento de organizaciones de base reales;

· debería iniciarse la aplicación de medidas para detener el crecimiento demográfico;

· deberían examinarse de nuevo las políticas de colonización en el marco de un programa de planificación del uso de la tierra, a fin de apoyar y promover una inmigración espontánea y constante en vez de una colonización organizada;

· debería aumentarse el rendimiento en las zonas de regadío existentes. No pueden empezar a explorarse las enormes posibilidades que ofrece el riego para aumentar la capacidad de carga en otras zonas, hasta que no se logre una producción más sostenida en las existentes;

· las políticas de precios deberían favorecer en mayor medida las técnicas de producción intensiva, y deberían reducirse aún más los efectos negativos de la ayuda alimentaria sobre el mercado. En lo que respecta a la leña se justifica plenamente un aumento importante de los derechos de tala, pero no hay razón alguna para regular los precios al por menor ni la comercialización. Podrían subvencionarse los principales sucedáneos de la leña - queroseno y gas - con los ingresos procedentes de otros derivados del petróleo.

CAUCE SECO EN SENEGAL difícil adaptación a la sequía (P. HAUSER)

Para las entidades de financiación También esas entidades podrían adoptar una serie de posibles medidas, pero éstas dependerán de las prioridades establecidas para la acción por el gobierno. Cada esfera de acción prioritaria establecida por el gobierno deja un margen de acción para dichas entidades que podrán ocuparse desde la asistencia técnica (derecho agrario y organización social) hasta los proyectos experimentales (población) o en gran escala (riego, cambios en los precios). Sin embargo, no es del todo claro qué tipo de participación podrían tener las entidades de financiación en algunas esferas, como por ejemplo, la de asentamientos. En esta esfera, no está claro cómo podría estimularse el asentamiento espontáneo si no es mediante la aplicación de reglamentaciones agrarias que concedan derechos sobre la tierra a cambio de tareas de gestión. Teniendo en cuenta la falta de datos sobre la cuestión, convendría emprender un examen de las actividades relacionadas con el asentamiento en otras partes del mundo que permitiera definir mejor las opciones posibles.

Para la investigación forestal Los métodos convencionales, como por ejemplo los ensayos de procedencias o la propagación por estacas, siguen siendo útiles, pero hay una necesidad imperiosa de tecnologías innovadoras que permitan aumentar la producción de biomasa y la tolerancia de los árboles a las limitaciones del medio ambiente. Existen en la actualidad dos métodos que permitirían aumentar la resistencia de la vegetación y plantar árboles en las condiciones difíciles de la ZSS gracias a un mejor aprovechamiento de la humedad y de los nutrientes. El primero se basa en el empleo de cultivos de tejidos vegetales; el segundo, en la manipulación de microorganismos simbióticos de las raíces.

Deberá prestarse especial atención desde el principio a la elección de especies de árboles que puedan soportar condiciones climáticas y edáficas extremas (sequías, incendios, deficiencias de nutrientes).

La etapa siguiente serían los ensayos de procedencia a los estudios para identificar especímenes concretos (incluidos árboles) que presenten la mayor adaptabilidad y las características deseables.

En la tercera etapa, habría que producir clones de los individuos elegidos. Cuando se utilizan técnicas de propagación vegetal, todas las plantas obtenidas (clones) son en teoría duplicados exactos del genotipo original. Existen dos técnicas principales: en una se utilizan estacas, y en la otra cultivos de tejidos. Varios árboles se propagan a partir de estacas (por ejemplo, Eucalyptus en el Congo o el Brasil; Casuarina funghuhniana en la India y Tailandia). Este método sencillo debe aplicarse siempre que sea posible por su bajo costo.

Los métodos que utilizan cultivos de tejidos pueden aplicarse en diversas esferas, por ejemplo, para la prevención de enfermedades (cultivos de meristemas apicales para destruir virus en plantas infectadas), el almacenamiento prolongado de plasma germinal y el intercambio de plasma germinal, la hibridación amplia (por ejemplo, polinización y fecundación in vitro, fusión de células somáticas o protoplastos), la obtención de material genético haploide y homozigótico, y la selección de variantes (resistentes a la sequía, la salinidad, etc.).

Se sabe ahora con certeza que los microorganismos simbióticos de las raíces (Rhizobium, Frankia y hongos mycorrhizal), pueden contribuir eficazmente a la productividad de los árboles en condiciones climáticas y edáficas extremas. Como en los últimos tiempos se han logrado grandes progresos en la manipulación de estos microorganismos, es ahora previsible la posibilidad de utilizarlos en el campo.

Dada la magnitud del problema, seria difícil desarrollar un programa de investigaciones tan ambicioso sólo con los centros de investigación actuales, aislados y a menudo sin el equipo suficiente. Por lo tanto, hay una necesidad real de establecer una sección con personal permanente, adscrita a un centro internacional o regional que se dedique al estudio de especies de árboles y arbustos en la zona sudanosaheliana. Esta sección, ubicada en dicha zona, sería el núcleo de una red formada, de una parte, por centros y proyectos forestales africanos y, de otra, por los laboratorios de los países industrializados que desearan participar en el mejoramiento de los bosques de la ZSS.

Los principales objetivos de esta sección forestal serían:

· identificar las especies de árboles locales y exóticos con mayor capacidad para la producción de madera y forraje en las condiciones de la ZSS;

· desarrollar las biotecnologías necesarias para mejorar el comportamiento y el crecimiento de las especies seleccionadas, es decir, tecnologías utilizadas en el cultivo de tejidos vegetales o la manipulación de microorganismos simbióticos de las raíces; y

· estudiar la patología (especialmente los agentes patógenos de las raíces, como los nematodos) y algunos problemas básicos relacionados con la fisiología de los árboles seleccionados (por ejemplo, biología de las flores, resistencia a la sequía y nutrición de las plantas).

En la franja central de la ZSS no será posible producir un cambio importante hasta tanto no se logren nuevos progresos tecnológicos. Sin embargo, a nivel local, puede combatirse la desertificación aplicando medidas apropiadas para luchar contra el fenómeno y colaborando con las comunidades que tengan el interés y la posibilidad de utilizar su tierra para obtener una producción sostenida. Es indispensable reducir el continuo y rápido crecimiento demográfico y aliviar las actuales presiones demográficas en la franja central, fomentando la migración espontánea que ya existe, hacia la región sudanoguineana poco poblada y con grandes posibilidades de desarrollo.

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