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Arboles, producción de alimentos y lucha contra la desertificación

El Hadji Sène

El Hadji Sène fue Director de Montes de la República del Senegal, y actualmente es Coordinador de las actividades del Año Internacional del Bosque, proclamado porta FAO.

En el presente articulo, El Hadji Sène hace una enérgica defensa de la utilización de la vegetación natural, incluida la gran variedad de arbustos leñosos y árboles, como medio para satisfacer las necesidades alimentarias básicas de muchos países africanos. Según Sène, las especies arbóreas locales, a menudo explotadas con éxito durante siglos, se han descuidado, abandonado o destruido aun cuando podrían contribuir ahora de modo importante a aliviar la crisis actual que padecen muchos países africanos, ayudándoles en el proceso de desarrollo.

ALDEA SENEGALESA RODEADA DE ARBOLES alimentos de las especies locales (E.H. SÈNE)

Ello supone pasar de un nivel de aficionados bucólicos a la producción real de alimentos, de los bosques pequeños a una presencia difusa y continua de los árboles en él paisaje agrícola de la zona.

· En todas las fotografías con las que se pretende dar una idea de la tragedia de las poblaciones de las zonas africanas áridas y afectadas por la sequía, hay un rasgo constante, casi permanente: siempre que se produce una situación de hambre se observan primero condiciones de penuria ecológica; falta de agua y de árboles, y a veces incluso de una cubierta rala de gramíneas, y el polvo que un viento cálido y seco levanta por todas partes El Africa árida está desnuda, sedienta y hambrienta; pero lo más grave es que en los últimos años estas tierras secas se han extendido inexorablemente hacia el sur. Hoy día, la pobreza se desplaza insidiosamente hacia las zonas antes ricas de las regiones sudanosahelianas y sudan esas, la zona de los árboles.

En la búsqueda de soluciones que aseguren una existencia normal, es decir, protegida de crisis de hambre y en un ambiente con un mínimo de estabilidad, ¿qué pueden aportar los bosques y los árboles a la producción alimentaria por una parte, y por otra a la lucha contra los paisajes áridos y la desertificación? Siempre se ha reconocido, aunque sin gran convicción, que los bosques y los árboles tenían una función importante, y hoy día esa función resulta cada vez más evidente. Sin embargo, lo que parece menos evidente es el conocimiento real de los elementos (especies, productos leñosos o no, sistemas rurales) capaces de restaurar esa función y de darle un sentido aplicable a la magnitud del problema actual. Lo que también es menos evidente es una conciencia clara de las medidas necesarias, de los programas coherentes que deben ponerse en práctica para lograr esta rehabilitación y aumentar realmente la contribución de las formaciones vegetales naturales para resolver los problemas del hambre y la desertificación. Ello supone pasar de un enfoque de aficionados bucólicos a la producción real de alimentos, de los pequeños bosques a una presencia difusa y continua de los árboles en el paisaje agrícola de la zona.

Vegetación natural y productos alimentarios: una riqueza en decadencia

Es asombrosa la variedad y riqueza de la contribución que las especies vegetales naturales de los bosques, sabanas y barbechos pueden aportar a la alimentación humana. Lo que es especialmente sorprendente es el hecho de que durante casi todos los períodos del año existan especies, árboles o arbustos que producen algo para comer.

El autor siempre ha observado la interrelación existente entre la producción de alimentos básicos (cereales) y la aportación de las formaciones leñosas a la dieta humana. En la historia de las poblaciones sahelianas y sudanesas, ciertas especies arbóreas han desempeñado una función de especial importancia para la alimentación durante periodos normales o críticos, a veces tan importante como la de los cereales. Tomando como ejemplo el sector sudanosaheliano occidental, de norte a sur, el grupo más conocido incluye las siguientes especies:

· Boscia senegalensis

· Crateva religiosa

· Cordyla africana

· Icacina senegalensis (un arbusto discreto de la sabana, pero que explota literalmente en los barbechos después de los cultivos)

· Borassus ethiopum

· Parkia biglobosa

· Parinari macrophylla

· Moringa pterigosperma (introducida, pero que se ha hecho espontánea)

· Ficus graphalocarpa

· Ficus spp.

Cada una de estas especies, tratada adecuadamente, puede proporcionar bien un plato principal (con el mismo valor alimentario que los cereales) o el componente básico de una salsa o sopa nutritiva, contribuyendo de este modo a reducir la proporción de los cereales utilizados. Esta aportación es de especial importancia cuando las cosechas son apenas medianas o a todas luces deficientes. Muchas otras especies arbóreas pueden desempeñar la misma función.

El segundo grupo se compone de especies productoras de ingredientes que aun no siendo básicos, tienen importancia para la alimentación (aceites, especias, etc.), y que tienen hoy, al igual que en el pasado, un valor considerable como articulo importante para el comercio regional o local:

· Arboles gomeros (acacias)

· Sterculiaceae (goma Sterculia y, en especial, Sterculia setigera)

· Plantas oleaginosas (Balanites aegyptiaca, Vitellaria paradoxa, o el butirospermo, la palma de aceite, etc.).

Finalmente, existe un número sorprendente de árboles frutales. Simplemente observando la zona sudanosaheliana, cabe preguntarse por qué la economía mundial se contenta con una lista tan incompleta de frutos cuando, con inversiones limitadas, podría obtenerse una gama infinita de variedades. Lo que es aun más notable es que de la mayor parte de estos frutos pueden utilizarse diversas partes, desde la pulpa hasta las semillas. Incluso en zonas con una precipitación anual inferior a los 700 mm, existen docenas de especies dignas de mención con muchísimas posibilidades.

Simplemente observando la zona sudanosaheliana, cabe preguntarse por qué la economía mundial se contenta con una lista tan limitada de frutos.

UN ARBOL A LA VEZ los resultados compensan los esfuerzos (PROJET DE BOISEMENT DE VILLAGE (SÉNÉGAL)

Un punto interesante es que, a pesar de la sequía, en muchas zonas sudanosahelianas gravemente afectadas donde se registran cosechas anuales deficientes, las poblaciones y especialmente los niños gozan de condiciones satisfactorias de salud. El secreto radica en la función discreta aunque permanente que desempeñan la serie de alimentos producidos por la vegetación de la sabana, los árboles aislados, los arbustos y las estaloníferas. Esta aportación ha representado un regulador alimentario irreemplazable, que actúa sobre todo durante los períodos más duros, es decir, en los meses de abril, mayo y junio. Desde el punto de vista de la economía monetaria, permite la circulación del dinero en las zonas rurales y la compra de una serie de productos básicos que complementan las reservas alimentarias.

Pero ¿qué ocurre en la actualidad? Asistimos a una rápida disminución de este recurso, que no ha tenido ni siquiera tiempo para producir el mínimo de sus posibilidades. Esta disminución se debe a diversos factores:

Sociales La evolución moderna tiende a considerar este tipo de alimentos como pasados de moda. Por ello se registra una gran obsolescencia «social» y una pérdida tecnológica. Hoy día, muy pocas personas conocen la tecnología que se aplicaba a Boscia o a Icacina senegalensis.

Reducción de las masas forestales Los rodales forestales no se renuevan. Por ejemplo, no se puede estimar ya la importancia y densidad que tenían las masas de Parkia biglobosa en la banda pluviométrica comprendida entre los 400 y los 800 mm en el Senegal, donde formaba rodales muy tupidos. La historia tradicional y la toponimia pueden confirmar este punto. Tal vez sea posible hacerse una idea de este fenómeno comparando situaciones en zonas de gran densidad de población (por ejemplo el Senegal centrooccidental) y la región de Ghana septentrional donde prevalecen especies sustitutivas, si no análogas, como Parkia clappertoniana que puede encontrarse todavía con densidades muy elevadas en desmontes más recientes. Esta comparación es igualmente válida para Vitellaria paradoxa, que está desapareciendo gradualmente del paisaje en torno a ciudades como Ouagadougou y que presenta aún densidades excepcionales en Ghana septentrional (Tamale).

Especies vegetales africanas y su uso

Especies

Tipos de producto (usos)

Niveles de uso

Posibilidades

Boscia senegalensis

fruto (pulpa, semillas)

2

mejora tecnológica

Balanites aegyptiaca

fruto (pulpa, semillas oleaginosas)

2

mejora tecnológica

Zizyphus mauritiaca

fruto (pulpa, pulpa seca)

2

mejora del fruto

Icacina senegalensis

fruto (pulpa, semillas)

2

mejora tecnológica

Parinari macrophylla

fruto (pulpa, pulpa seca, semillas)

3

mejora tecnológica

Parkia biglobosa

fruto (pulpa seca, semillas)

3

mejora tecnológica

Tamarindus indica

fruto (pulpa, bebida, mermelada)

3

mejora del fruto

Annona senegalensis

pulpa

1

mejora del fruto: grandes posibilidades

Diospyros nusfiliformis

pulpa

1

mejora del fruto

Nauclea latifolia

pulpa

1

mejora del fruto

Cordyla africana

pulpa (estado inmaduro/madurez)

2

mejora tecnológica

Vitex spp.

pulpa

1

mejora del fruto: grandes posibilidades

Spondias mombin

pulpa

1

industria de bebidas

Competencia del consumo urbano Los habitantes de las ciudades conservan muchos de sus hábitos alimentarios rurales, aunque cambie la naturaleza de esos hábitos. De hecho, los frutos de los bosques o los ingredientes derivados de los mismos no son ya un complemento necesario de la dieta de las poblaciones. Representan lo que cabria denominar un consumo de lujo o manjares selectos para niños o adultos. Potentes presiones económicas y financieras tienden asimismo a alterar el equilibrio del ambiente rural. La recogida y comercialización de frutos forestales llegan a convertirse en elementos destructivos y dan lugar a una recolección precipitada, a la rotura de ramas, a la recogida de frutos no maduros, etc.

Falta de atención a esos recursos en la ordenación forestal y en las reglamentaciones rurales Lo más frecuente es que la ordenación forestal ignore simplemente ese importante aprovechamiento de la vegetación natural, y, cuando lo tiene en cuenta, sólo se ocupe de recaudar impuestos sobre los productos comercializados. No se han adoptado hasta ahora medidas positivas: protección de los rodales, reglamentación de la recogida y de la comercialización de los productos, fomento de la ordenación forestal.

Sin embargo, esta falta de consideración de los efectos de la vegetación natural sobre los suministros alimentarios no es en modo alguno ineluctable. Algunas medidas en la dirección adecuada podrían restaurar la situación, pero deberían complementarse durante mucho tiempo con medidas apropiadas a corto, medio y largo plazo.

Formaciones leñosas y producción de alimentos Mientras uno se limite a enumerar simplemente estas «riquezas silvestres» y a maravillarse de ellas, la situación continuará empeorando. Su utilidad se irá reduciendo gradualmente; las tecnologías se olvidarán, y desaparecerá la importante función de regulador alimentario que desempeña la vegetación natural. En opinión del autor, con un conjunto acertado de medidas de investigación-fomento bien proyectadas y aplicadas a tiempo (con elementos de psicología social, tecnología, biologia/genética y extensión), el Africa sudanosaheliana podría actualmente ofrecer en las zonas de hambre crítica concentrados y pan, en resumen, «fórmulas alimentarias» basadas en estos recursos (polvo de Parkia, Andansonia, Boscia, azufaigo, etc.) y con la misma riqueza proteínica que cualquier producto basado en la soja u otros ingredientes, que se envían a las zonas afectadas por la crisis.

A juicio del autor, cada país de la zona debería estudiar detenidamente sus recursos alimentarios y sus posibilidades no exploradas.

PARA LOGRAR UN FUTURO MEJOR plantación de Parkia en el Sahel (C. PALMBERG)

EL BUTIROSPERMO produce un valioso aceite comestible (J. VAN MAYDELL)

PRODUCTORA DE UN VALIOSO FRUTO EN JUNIO/JULIO una ntaba senegalesa (Cola cordifolia) (E.H. SÈNE)

Los técnicos forestales de las zonas templadas, sahelianas o húmedas, han denominado invariablemente secundarios a todos los productos de los bosques, exceptuando, por supuesto, los maravillosos troncos sin defectos.

Aspectos sociopsicológicos

Desde el punto de vista psicológico, el denominar «secundario» a un producto reduce su potencial. Los técnicos forestales de las zonas templadas, sahelianas o húmedas han denominado invariablemente secundarios a todos los productos de los bosques, exceptuando, por supuesto, los maravillosos troncos sin defectos. A pesar de su importancia histórica y humana, importancia que tal vez no tendrá jamás ninguna madera del Sahel, la goma arábiga se ha incluido durante mucho tiempo en la categoría de producto «secundario» o en el grupo de «otros» en las estadísticas compiladas por los servicios forestales de la región. Lo mismo ocurre con el butirospermo y más aún con todos los demás árboles incluidos en la categoría de «varios». Por consiguiente, el primer paso deberá ser que todas las administraciones interesadas reconozcan el valor de tales productos diversos y, en segundo lugar, que éstos puedan administrarse de manera adecuada y sean objeto de investigaciones serias. Ante todo, deberá evitarse que las instituciones externas asuman la dirección de este sector, pues en tal caso la situación se transformaría en permanente y empeorarían las cosas. Durante el congreso de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal en Kyoto (septiembre de 1981), el autor recuerda la fría cortesía, próxima a la irritación, con la que se escuchaba a un orador de buena voluntad que pretendía demostrar la posibilidad de alimentar a la población de Africa mediante los frutales de la región... a todas luces una cuestión de planteamiento de cultura y psicología. Evidentemente, no logró convencer al auditorio.

Un último paso seria fomentar el prestigio de muchos productos naturales locales y demostrar la posibilidad de utilizarlos diariamente sin descender en la escala social, sin temor a ser considerado incapaz de producir o comprar los propios alimentos.

No se pueden detallar en el presente articulo todas las tecnologías locales utilizadas para los productos concretos. Sin embargo, se puede citar en este contexto el ejemplo de un fruto especifico de la especie Cordyla. En abril o mayo, Cordyla produce frutos inmaduros que se recogen, pelan y cuecen (o incluso se fríen), y se consumen como la patata. También es posible secar y conservar el fruto, por lo que éste podría ser de gran ayuda en períodos críticos entre cultivos diferentes (agosto/septiembre). Pero basta mencionar este tipo de alimento a la población para que le tomen a uno por loco. En todo caso existen soluciones para eliminar esos prejuicios. Los nutricionistas del Senegal y Malí, por ejemplo, han rehabilitado gran número de recetas de valor inestimable utilizando tales productos.

Combatir el hambre es como poner fin a una guerra: es preciso comenzar en la mente humana.

Aspectos tecnológicos

Si la utilización directa de los frutos no plantea problemas tecnológicos, sucede lo contrario cuando se pasa al tratamiento previo al consumo. De la misma manera, si se quiere que la función de estos productos de consumo directo o indirecto tenga importancia haciendo de ellos una fuente estable de alimentos, será preciso abordar los problemas de la conservación y por consiguiente de la tecnología. Existen tecnologías tradicionales, a veces complejas; por ejemplo, la elaboración de las semillas de Boscia y de Icacina es bastante complicada. Tales tecnologías deberían inventariarse adecuadamente.

Por lo que se refiere a la elaboración de los frutos forestales, se están realizando experimentos interesantes que deben proseguir. El Institut de technologie alimentaire de Dakar ha obtenido ya resultados interesantes con Detarium senegalensis, Tamarindus indica, Landolphia spp., etc. En Malí, el famoso jarabe de tamarindo tiene muchos adeptos, y la manteca del butirospermo se utiliza ya como cosmético.

Pero es necesario adoptar un enfoque más sistemático, comenzando con los productos que más posibilidades ofrecen en la lucha contra la malnutrician, y sobre todo los frutos que producen pulpas espesas, harinas o cualquier otra sustancia densa. Estos frutos deberían tener prioridad indiscutible sobre otros, como por ejemplo, los producidos por las especies Parinari, Parkia, Icacina, etc.

Biología y genética

Es evidente que la labor preparatoria descrita hasta ahora no serviría para nada si sólo se recogieran los productos ya disponibles. En relación con los recursos, es indispensable actuar en una serie de sectores:

· conocimientos básicos Los inventarios sistemáticos de especies vegetales de potencial alimentario inexplotado o subexplotado deberían ampliarse, pero a nivel de los países y de manera coordinada y exhaustiva. Esta tarea es tan importante como la relativa a las plantas medicinales que, a juicio del autor, se encuentra en una fase más avanzada, bien se realice de modo tradicional (Traeré, Malí) o bien de manera más científica (Kerharo y Paresse, Dakar). Este inventario no debe centrarse sólo en la sistemática de las especies sino en su biología, su distribución y el estado de salud de los rodales;

CORRAL DE GANADO EN SENEGAL vinculación de la ganadería con la silvicultura (E.H. SÈNE)

· protección de los rodales o árboles aislados La protección de los árboles aislados parece una tarea más difícil, aunque la inclusión de estos árboles, arbustos o estaloniferas en la lista de especies protegidas pudiera resultar bastante eficaz, especialmente cuando las poblaciones rurales comprendan lo que se está haciendo y participen en lo que consideran un verdadero resurgir;

· protección de las zonas forestales ricas en especies forestales, y creación de enclaves o rodales de frutales en los bosques considerados como reservas;

· multiplicación de especies mediante semillas, esquejes, acodados y vástagos, así como mediante actividades de selección y mejora genética.

En opinión del autor, el potencial es de tal importancia que es preciso adoptar un plan de gran envergadura a nivel nacional, combinado con una coordinación regional. Esto es lo que debe hacerse para que la flora natural sudanosaheliana pueda contribuir a mejorar la dieta humana y a resolver el problema del hambre en la zona subsahariana.

Extensión

Las actividades de extensión no deberían ser especialmente difíciles si se basaran en grupos de determinadas especies frutales forestales elegidos según las necesidades de las zonas correspondientes. Los estudios realizados en el marco de proyectos forestales de actividades comunitarias han indicado ya que a menudo las poblaciones locales piden estas especies, en particular Cordyla, Parinari, azufaifos, butirospermos, Diospyros, etc. Se dan casos incluso en que agricultores con espíritu de iniciativa han tratado por su cuenta de regenerar especies conocidas por las dificultades con que rebrotan, como Cordyla africana en el Senegal y butirospermos en Ghana septentrional. Son casos aislados pero su existencia demuestra las posibilidades.

En las actividades de extensión, no deben descuidarse las especies importadas aunque perfectamente adaptadas. El anacardo, por ejemplo, que a veces se da muy al norte, puede representar una aportación interesante al problema alimentario si se trata como árbol frutal local. Además, si se secan debidamente, los higos de este árbol pueden desempeñar una función nutricional importante. El ciruelo agrio (Spondias purpurea) que crece casi en todas partes y se propaga tan fácilmente mediante esquejes, debería plantarse en todos los huertos y vallas. Los servicios de extensión pueden difundir mucho estas especies.

Utilización múltiple de la vegetación leñosa en la lucha contra la desertificación

La vegetación leñosa puede desempeñar una función importante sólo en la medida en que se adapte a la vida rural cotidiana y ocupe el lugar que le corresponde en el calendario rural. La margosa adquirió importancia desde el momento en que los campesinos procedieron espontáneamente a desmocharla, obteniendo de ese modo sombra durante dos años entre las talas, leña y estacas para vallas después de las podas y hasta un producto para la farmacopea familiar.

Por consiguiente, es necesario volver a la utilización múltiple de estas especies indígenas para que los técnicos forestales, los agrónomos y los agentes de extensión rural aceleren el proceso de integración que de hecho ya está en marcha. Actualmente, los agrónomos hablan de la importancia de los árboles, y no necesariamente de los árboles frutales, y los técnicos forestales consideran que la madera puede ser en ciertos casos el producto menos importante que puede extraerse de los árboles de los bosques. Se llega así a un consenso dinámico sobre lo que podría hacerse para el agricultor, prefiriendo la «vegetación» o la «revegetalización», a una verdadera reforestación. Esa revegetalización aprovechará, pues, todas las plantas que puedan crecer y sean utilizables. Ello puede lograrse incluso en zonas con un nivel de precipitaciones inferior a los 200 mm al año.

La experiencia ha demostrado claramente que cualesquiera que sean los términos en que se plantean los temas de la silvicultura, la plantación y la lucha contra la desertificación, la preocupación fundamental (que se refleja asimismo en la primera reacción de las poblaciones) es el agua, los alimentos y la sobrevivencia del ganado. Es ahí donde pueden encontrarse los factores sobre los cuales es preciso actuar para fomentar una silvicultura, o una ordenación natural de los recursos que sea aceptable para las poblaciones y que estimule su participación activa.

El árbol en las zonas habitadas

Conviene reconocer que los alrededores de muchas pequeñas ciudades y aldeas de la zona sudanosaheliana se han enriquecido con árboles mientras que las zonas vecinas de arbustos y sabanas han perdido gradualmente los que tenían. Este esfuerzo masivo de plantación de árboles en las aldeas no se ha extendido aún suficientemente hacia el norte; no se utiliza una gran variedad de especies, y, finalmente, el lugar que ocupan los árboles frutales es muy limitado. Por consiguiente, los esfuerzos futuros deberían tender a lograr dos objetivos específicos:

1. Aumentar la diversidad de especies plantadas, haciendo que sean de nuevo populares especies frutales de fácil reproducción (Spondias purpurea) u otras relativamente resistentes como el anacardo y los mangos, y hacer hincapié en la utilización de ciertas especies frutales forestales que puedan promoverse en su forma actual, especialmente cuando las pida la población local, como el azufaifo, el tamarindo (a pesar de su reputación de crecimiento lento), Parinari, Parkia, Detarium, etc. A este respecto, es interesante observar que las especies que se dan espontáneamente pueden registrar un crecimiento notablemente rápido cuando las cultiva el hombre. Evidentemente en las regiones septentrionales las plantaciones resultan más y más difíciles. Sin embargo, la promoción de especies cada vez más descuidadas, como el baobab, Prosopis y las especies forestales locales (acacia del Senegal, Acacia tortilis) entre fincas deben dar buenos resultados. Muchos servicios forestales han establecido en algún momento objetivos mínimos para la producción de frutales en sus programas. En opinión del autor, esta tendencia debe alentarse y los índices tradicionales del 20 al 30% deberían incluso superarse.

2. Aumentar y promover las iniciativas locales para el establecimiento de viveros, la producción de plantas y el arbolado en las aldeas (árboles en las plazas públicas, en las calles y a lo largo de los caminos).

Regeneración de los árboles en el medio rural

La vegetación natural de la zona sudanosaheliana es muy resistente. A pesar de las duras condiciones climáticas y de los daños que causan los incendios y las talas, un periodo relativamente corto de barbecho es suficiente para que comience la regeneración espontánea a partir de las semillas y, sobre todo, de los reteños y vástagos; estos últimos constituyen un instrumento efectivo de resistencia.

Los proyectos forestales comunitarios se han ocupado en los últimos anos de la regeneración; se trata de un fenómeno técnicamente posible. Desde el punto de vista humano, requiere una gran participación popular, una organización apropiada del aprovechamiento de las tierras y luego disciplina en la explotación ganadera. Mientras no se controle de manera eficaz el pastoreo en la estación seca, será imposible conseguir la regeneración en los campos.

Conclusiones

Todas estas medidas pueden permitir restaurar una función importante de las especies forestales de matorrales, árboles y arbustos aislados en la producción alimentaria, y al mismo tiempo contribuir a conservar estas especies in situ y en el medio aldeano. Este sería el objetivo a corto plazo.

A medio y largo plazo, un programa más extenso de investigación y desarrollo de los árboles frutales forestales permitirá indudablemente un aprovechamiento pleno de las grandes posibilidades de la vegetación africana para la alimentación humana.

Todos los proyectos de desarrollo relacionados con la agricultura, la ganadería y las aguas deberían incluir una parte referente a los árboles. De este modo, lograrían un doble objetivo: la producción inmediata de alimentos y la rehabilitación ecológica progresiva.


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