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El programa de campo de la FAO: Los primeros 40 años

Maharaj K. Muthoo

Maharaj K. Muthoo es Director del Servicio de Operaciones del Departamento de Montes de la FAO, Roma.

· En 1953, hace sólo 32 años, el programa de campo de la FAO en materia de montes - entonces denominado programa de asistencia técnica - ascendía a menos de 1 millón de dólares EE.UU. al año. En el campo había menos de 50 expertos. De hecho, el programa sólo tenía anualmente unos 30 años-hombre de tareas de campo.

Hoy día, el importe total de los proyectos forestales de campo de la FAO supera los 180 millones de dólares EE.UU. Hay en ejecución más de 300 proyectos de la FAO relacionados con la silvicultura y financiados mediante recursos extrapresupuestarios (por ejemplo, del PNUD y de fondos fiduciarios) y del Programa Ordinario (es decir, el Programa de Cooperación Técnica de la FAO), con un componente externo de gastos anuales que rebasa los 35 millones de dólares EE.UU. administrados por la FAO. Hay en curso proyectos en casi todos los países en desarrollo del mundo, sobre temas tan diversos como evaluación y ordenación de los recursos forestales, lucha contra la desertificación, desarrollo rural, mejora del suministro de leña, desarrollo institucional, planificación, industrias forestales apropiadas, silvicultura comunitaria, mejora de cuencas hidrográficas y ordenación del medio ambiente. En total, ahora se dedican anualmente a proyectos de campo unos 300 años-hombre de expertos forestales.

Comienzos Durante los primeros 15 años de existencia de la FAO, el presupuesto para operaciones de campo fue algo inferior a los gastos de su Programa Ordinario. Los programas de campo se financiaban casi íntegramente con fondos del Programa Ampliado de Asistencia Técnica (PAAT), y muy ocasionalmente de un fondo fiduciario donante. Las operaciones de campo consistían esencialmente en misiones consultivas de asistencia técnica, y en la concesión de becas. La mayor parte del presupuesto se dedicaba a equipo de demostración y capacitación. De las solicitudes de asistencia técnica recibidas de países en desarrollo en ese periodo, alrededor de un 60% se refería a tecnologías mejoradas de ordenación forestal, especialmente en materia de explotación y elaboración, alrededor de un 30% a asistencia en materia de políticas y alrededor de un 10% a actividades de planificación económica y análisis de recursos. Este desglose corresponde aproximadamente a la estructura de lo que era entonces la Dirección de Montes de la FAO, con sus tres Subdirecciones de Producción Forestal, Política Forestal y Economía Forestal.

Sin embargo, la orientación básica del programa de montes era muy diferente de la actual. Al principio, el programa se dedicaba mucho a inventarios y encuestas, y el objetivo del trabajo era la recogida de datos. El primer estudio de la FAO sobre recursos forestales se publicó en 1948 y cubría 97 países. En 1953, 1958 y 1963 se publicaron otros tres inventarios mundiales. Sin embargo, esta actividad no se reanudó a gran escala hasta que se llevó a cabo el proyecto FAO/PNUMA de evaluación de los recursos forestales tropicales, iniciado en 1978 y terminado en 1981.

El programa de campo tenía también otro estilo. Básicamente, se proponía desarrollar la ordenación y las industrias forestales en países donde esas actividades, si existían, tenían un nivel muy bajo. Es significativo que, en 1957, el 75% de todos los expertos forestales empleados en el programa de campo fueran europeos, Hoy día, evidentemente, lo que se pretende es proporcionar apoyo critico a los servicios e industrias forestales ya establecidos. La tendencia es, cada vez más, emplear expertos forestales procedentes de los países en desarrollo para ayudar a sus colegas de otros lugares. De hecho, si la cooperación técnica entre países en desarrollo (CTPD) puede funcionar hoy con bastante eficacia en el sector forestal, se debe en gran parte al éxito de los primeros proyectos forestales de la FAO.

Para finales del decenio de 1950, el programa de asistencia técnica en materia de montes había llegado a 1 millón de dólares EE.UU., frente a un presupuesto de 0,7 millones de dólares EE.UU. con cargo al Programa Ordinario, y empleaba a unos 60 expertos forestales; el periodo real de crecimiento estaba a punto de iniciar.

El programa toma forma En 1959 se creó el Fondo Especial de las Naciones Unidas para el Desarrollo Económico (UNSF), con un presupuesto anual de 25 millones de dólares EE.UU. Según un documento de la época, el Fondo hacia especial hincapié en «proyectos que demostraran el potencial de producción de los recursos naturales no estudiados de los países poco desarrollados», así como en centros nacionales de investigación y capacitación, y en estudios de bajo costo que pudieran originar inversiones a corto plazo. Fue un acontecimiento importante. Los primeros proyectos forestales financiados por el UNSF en 1960 tenían un presupuesto de 2,5 millones de dólares EE.UU., y esa cifra aumentó mucho y pronto. En 1966 se registró un total sin precedentes, cuando se destinaron al presupuesto de montes 14 millones de dólares EE.UU. procedentes del Fondo Especial. En 1971 había en marcha 56 proyectos forestales financiados por el UNSF, con una aportación total que llegaba a 57 millones de dólares EE.UU., y un promedio de cuatro a cinco años de duración por proyecto. Sin embargo, ese aumento no se produjo a expensas de los proyectos de asistencia técnica que eran mucho menores y más breves, y de los que había 105 en marcha entonces, con un presupuesto total de algo más de 5 millones de dólares EE.UU. También habían empezado a aparecer los proyectos financiados con fondos fiduciarios. Para finales de 1971, se habían aprobado 14 de esos proyectos en materia de montes, por un valor total de unos 2 millones de dólares EE.UU., principalmente en los sectores de reforestación, explotación y enseñanza.

El programa de campo dedicado a montes alcanzó entonces un total de 64 millones de dólares EE.UU. para unos 175 proyectos. Durante los últimos 14 años, el importe de los proyectos casi se ha triplicado, con un ritmo medio de crecimiento anual superior al 18% durante el periodo 1971 -85.

Cuadro 1. Prioridades en las actividades forestales de campo, 1971-75


Categoría

1971

1975

Número de proyectos

Porcentaje del total

Número de proyectos

Porcentaje del total

Producción forestal

56

57

42

33

Protección forestal

6

6

11

9

Esparcimiento, fauna silvestre y parques nacionales

4

4

18

14

Utilización de los productos forestales

5

5

19

15

Mejora de la administración forestal

2

2

9

7

Enseñanza

16

16

17

13

Investigación

5

5

8

6

No clasificadas o multidisciplinarias

5

5

4

3

Total

99

100

128

100

Nota: algunos proyectos están cubiertos por más de una categoría.

En 1970, el aumento de las actividades forestales de la FAO - pues era inevitable tener en cuenta las peticiones de asistencia - indujo a transformar la Dirección de Montes en Departamento de Montes. Poco después, los proyectos del PAAT y del UNSF se unieron en un solo Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Los antiguos proyectos de asistencia técnica pasaron a denominarse proyectos del PNUD en pequeña escala, con presupuestos inferiores a 150000 dólares EE.UU., y los antiguos proyectos del UNSF como proyectos del PNUD en gran escala. El PNUD introdujo la idea de la programación por países, que fijó un límite a la ayuda multilateral destinada a cualquier país concreto por un período de cinco años. Ese limite estaba estrechamente relacionado con el programa de cada país para su desarrollo económico y social. Ello dio lugar rápidamente a un planteamiento mejorado e integrado del desarrollo, que sustituyó al sistema anterior de proyecto por proyecto. Evidentemente, esa innovación no dejó de plantear problemas, y los encargados de preparar los proyectos de campo se percataron de que debían contar con intervalos cada vez mayores entre la programación y la ejecución.

Así pues, la primera mitad del decenio de 1970 fue un periodo de cambios rápidos. En 1972, había proyectos de campo en 63 países, cifra que aumentó a 74 en 1975. Entre 1971 y 1975, los gastos anuales aumentaron de unos 12 a 13,5 millones de dólares EE.UU., pero aún más significativo fue que se alteró también la naturaleza del programa. Un desglose de las cuestiones a las que se prestó atención en los proyectos en gran escala durante ese período es instructivo, pues algunas de las preocupaciones actuales ya pueden observarse en ese modelo en vías de transformación. En los primeros años del decenio, por ejemplo, es perceptible una disminución del hincapié en la producción forestal y un aumento del interés por la protección forestal como actividad principal. También aumentaron considerablemente las solicitudes para la ordenación de fauna silvestre y de parques nacionales, sobre todo como consecuencia del movimiento turístico en auge. Sin embargo, esa tendencia no continuó. Un motivo fue que las dificultades políticas registradas en Africa dieron lugar rápidamente a un enorme deterioro de muchos parques nacionales. El interés turístico disminuyó, y sólo ha comenzado a recuperarse recientemente. Otro motivo fue que a comienzos del decenio, antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano (Estocolmo, 1972), la FAO era oficiosamente el principal organismo de las Naciones Unidas para cuestiones ambientales. En ese periodo, el medio ambiente se identificaba en general con la conservación de la fauna silvestre y la protección de los parques nacionales. Hoy día, el término ha adquirido un significado mucho mas amplio, y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) coordina la acción de todos los organismos del sistema de las Naciones Unidas especializados sobre el tema.

La diferencia más significativa es sin dudas el énfasis actual en la silvicultura al servicio del desarrollo.

Del cuadro resulta asimismo evidente la importancia cada vez mayor de reforzar las instituciones forestales, y éste es un sector que se ha ido ampliando, aunque en la actualidad el acento se ha puesto en Africa, mientras que antes lo estaba en Asia y América Latina. Sin embargo, el sector que registró un mayor crecimiento fue el referente a la utilización de los productos forestales, debido a la iniciación de una tendencia muy importante; por entonces, la generación de empleo comenzó a considerarse como un objetivo del desarrollo, tan importante como el aumento de los ingresos medios per cápita, concepto puramente estadístico, que a menudo no guarda relación con el tipo de vida de la mayor parte de la población rural pobre de un país.

En muchas zonas rurales, la silvicultura, y en ciertos lugares la industria textil, constituyen las únicas alternativas de empleo a la agricultura de subsistencia. Por ese motivo, en los últimos años ha aumentado sin cesar la importancia de los recursos forestales como fuentes potenciales de empleo y de ingresos adicionales. En la actualidad, el aumento de los ingresos y el empleo rural mediante el desarrollo de los recursos forestales es un objetivo principal de la nueva estrategia de la silvicultura al servicio del desarrollo. En el Cuadro 2 hay datos sobre la orientación regional del programa, aproximadamente durante el mismo periodo (se incluyen asimismo comparaciones para el año en curso). A principios del decenio de 1970, antes de que se conocieran ampliamente los efectos de la primera sequía del Sahel, la silvicultura africana no había adquirido aún la importancia que tiene en la actualidad, y la proporción de proyectos forestales en esa región disminuyó algo en los primeros años del decenio. En América Latina, esa proporción permaneció estable, en gran parte debido a que las principales instituciones forestales nuevas ya se habían establecido a principios del decenio de 1970, lo que explica en parte la reducción del porcentaje de proyectos en esa región durante el período 1975-85. Ese porcentaje bajó en Europa y el Cercano Oriente, y ha seguido disminuyendo desde entonces. Pero la proporción registrada en la región de Asia y el Pacifico creció rápidamente, y sigue aumentando hasta ahora.

Una de las razones de ello es la creciente importancia de la ordenación de las cuencas hidrográficas. En muchas zonas, pero especialmente en Asia, las cortas no controladas en laderas pendientes habían dado lugar progresivamente a una grave erosión del suelo en las colinas, y a grandes inundaciones en los valles aguas abajo. La reforestación de esas laderas iba a transformarse pronto en una tarea principal del programa de campo. Y fue esa tarea, junto con otros factores diversos, la que originó dos de los principales sectores actuales de interés del programa: la silvicultura comunitaria y el desarrollo rural.

Durante la segunda mitad del decenio de 1970, comenzaron a percibirse otras grandes influencias. Entre las más importantes figuró la dificultad financiera que afectó al PNUD, la cual, si bien comenzó hacia 1976, no se hizo sentir gravemente en el sector forestal mucho antes de 1981. En 1975, el PNUD proporcionaba unos 15 millones de dólares EE.UU. anuales para programas forestales de campo, frente a los 3 millones de dólares EE.UU. procedentes de los fondos fiduciarios. A principios del decenio de 1980, la cifra del PNUD siguió aumentando hasta llagar al total sin precedentes de más de 24 millones de dólares EE.UU., y se ha mantenido alrededor de los 20 millones de dólares EE.UU., cifra registrada en 1984 con una ligera tendencia al aumento, a pesar de que en general se redujo la financiación del PNUD. Mientras tanto, el programa de fondos fiduciarios ha seguido ampliándose y aumentando rápidamente hasta una cifra de más de 12 millones de dólares EE.UU. en 1984. Gracias a ello, el programa forestal de campo ha logrado aumentar de manera constante el nivel de la asistencia en el periodo 1981-85. De hecho, durante el decenio se ha duplicado la cuantía del programa a cargo del Servicio de Operaciones del Departamento de Montes, y su proporción relativa en el Programa de Campo de la FAO ha aumentado considerablemente.

Mayor importancia concedida al desarrollo Indudablemente, la mayor diferencia entre el programa de campo actual y el precedente es el acento que hoy se pone en la silvicultura al servicio del desarrollo. Hasta finales del decenio de 1970, los programas forestales no se habían ocupado explícitamente de cuestiones de justicia social. Su objetivo, al que se dio gran difusión, era estimular el crecimiento de todo el sector forestal. Al parecer, la cuestión de saber quién se beneficiaria de ese crecimiento se consideraba de escasa importancia, o fuera de la esfera de interés directo de la profesión forestal.

Cuadro 2. Desglose por regiones de los proyectos forestales, 1971-85 (recursos extra-prresupuestarios)

Región

1971

1974

1985

Porcentaje del total

Porcentaje del total

Porcentaje del total

Africa

19

36

25

33

87

38

Asia

7

13

17

22

75

33

Europa y Cercano Oriente

11

21

12

15

27

12

América Latina

16

30

24

30

40

17

Total

53

100

78

100

229

100

Para que se produjeran cambios decisivos en el programa forestal tuvieron que intervenir diversos factores. El más importante fue probablemente la Declaración de Principios y el Programa de Acción aprobado por la Conferencia Mundial sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CMRADR) organizada por la FAO en 1979. La CMRADR desempeñó una función decisiva en los esfuerzos para convencer a los organismos de ayuda de que no podía demorarse más la tarea de afrontar el problema de la pobreza en los países en desarrollo, y de que el frente principal de esa ofensiva deberían ser las zonas rurales. Los donantes de fondos fiduciarios, especialmente Suecia, también desempeñaron una función muy importante en la formulación de una nueva estrategia para la silvicultura al servicio del desarrollo. Incluso antes de la CMRADR, Suecia había decidido financiar un nuevo programa general de la FAO, por un total de 3,6 millones de dólares EE.UU., denominado Programa sobre la contribución forestal al desarrollo de las comunidades locales. Como consecuencia, el programa de campo podía abordar los problemas de la silvicultura comunitaria. Al mismo tiempo, empezaban a conocerse también las verdaderas dimensiones de la crisis de la leña debido entre otras cosas a la labor de la FAO para cuantificar los factores de esa crisis. Los Países Bajos decidieron luego financiar importantes proyectos en el marco de otro programa general denominado Silvicultura y energía rural. Noruega y Finlandia se unieron también aprobando proyectos de silvicultura social destinados al desarrollo rural y a la mejora del medio ambiente, un sector donde Bélgica y Suiza financien asimismo proyectos ejecutados por la FAO.

LUCHA CONTRA LA EROSION EN HONDURAS un objetivo de muchos proyectos de la FAO (J. TROENSEGAARD)

En realidad, incluso antes de la CMRADR se habían examinado seriamente muchas de las cuestiones que entraña la tarea de reorientar el programa forestal hacia el desarrollo rural. Un resultado fue la preparación de un documento capital, Los bosques al servicio del desarrollo, que constituyó la base de la nueva estrategia de la silvicultura al servicio del desarrollo. Esa estrategia se aprobó en el quinto período de sesiones del Comité de Montes de la FAO, en mayo de 1980, y luego fue ratificada por la Conferencia de la FAO. Las actividades del Programa Ordinario se reorganizaron entonces en cuatro programas principales, que cubrían las siguientes esferas fundamentales: la silvicultura al servicio del desarrollo; recursos y medio ambiente forestales; industria y comercio forestales, e inversiones e instituciones forestales.

El programa de Silvicultura al servicio del desarrollo comprende tres subprogramas: silvicultura comunitaria, leña y sistemas agrosilvopastorales. Cada uno de ellos tiene una serie de actividades de índole práctica que suponen nuevos planteamientos del programa de campo. Probablemente la más importante es la utilización de la silvicultura comunitaria para aumentar la producción local de leña, forraje, postes para construcción, frutos frescos y secos, y otros productos de los árboles. Actualmente hay en curso importantes proyectos de ese tipo en Asia y América Latina, por ejemplo en Nepal y en el Perú, y otros muchos similares en Africa.

El componente de silvicultura comunitaria del programa está adquiriendo importancia, y probablemente continuará esa tendencia. Más de 200 millones de personas practican aún cultivos migratorios y, debido al aumento de la presión demográfica y a la disminución de las reservas forestales, se han visto obligadas a reducir los períodos de barbecho que antes observaban. El resultado es un aumento de la pobreza y la destrucción muy difundida de las selvas tropicales. La FAO está estudiando melares métodos que integren la agricultura y la silvicultura, y que produzcan mayores ingresos y una mejora del medio ambiente en las zonas afectadas. En Asia y América Central, se han llevado a cabo proyectos prometedores.

Un tercer sector de interés primordial es aumentar los ingresos de los habitantes rurales que viven en los bosques o cerca de ellos. Estudios recientes han hecho hincapié en la importancia de los proyectos destinados a mejorar la organización de las cooperativas en pequeña escala que obtienen sus ingresos, al menos en parte, reuniendo materiales forestales, produciendo miel o cultivando setas, por ejemplo. Los proyectos de ese tipo son relativamente rápidos y baratos, y su número está aumentando. Un proyecto típico de esa índole, en Papua Nueva Guinea, contribuye a establecer criaderos para la explotación del cocodrilo a nivel de las aldeas; los campesinos crían cocodrilos, que no son una especie amenazada en esa parte del mundo, y venden sus pieles cuando los animales alcanzan su máximo crecimiento. Un proyecto en Honduras, que ha permitido a las asociaciones de campesinos participar en la ordenación forestal, ha llegado a aumentar sus ingresos en un 400%.

Casi la mitad de los proyectos de campo de la FAO se dedican a los recursos forestales y al medio ambiente. Muchos de ellos prestan apoyo a los gobiernos para evaluación, planificación y ordenación de los recursos forestales, actividades tradicionales del programa de campo. El mayor proyecto de este tipo, que está en el Brasil, ya tiene varios años de existencia. Gracias a él, el país ha emprendido y continúa la tarea de inventariar sus inmensos recursos forestales, y de fomentarlos y utilizarlos asegurando su supervivencia.

Indudablemente, una esfera muy importante de la acción relacionada con el medio es la ordenación de las cuencas hidrográficas. La labor en este sector tiene como característica proyectos amplios e integrados, donde la silvicultura es sólo un componente. A finales de 1984, el Departamento de Montes de la FAO participaba en 27 proyectos que entrañaban la ordenación de cuencas hidrográficas. Uno de los más complejos es un proyecto regional en las tierras altas de Fouta Djallon, en el Africa occidental, que requiere la cooperación y coordinación entre diversos países e instituciones. En esas tierras altas se registra un proceso grave de erosión, que altera asimismo el caudal de los ríos de la zona. afectando a 11 países en total. Es probable que el proyecto dé lugar a una serie de planes posteriores de inversión.

Cuadro 3. Prioridades en las actividades forestales de campo, 1984-85

Categoría

Número de proyectos

Porcentaje del total

Importe de los proyectos (millones) de $EE.UU.)

Porcentaje del total

Desarrollo rural

71

24

48

27

Recursos y medio ambiente

127

42

83

46

industrias y comercio

40

13

22

12

Inversiones e instituciones

62

21

27

15

Total

300

100

180

100

Nota: algunos proyectos están cubiertos por mas de una categoría.

Cuadro 4. Proyectos silvícolas de campo financiados por el PCT, 1977-84 (gastos en miles de $EE.UU.)


Año

Africa

Asia

América Latina

Europa-Cercano Oriente

Total

Costo

Costo

Costo

Costo

Costo

1977

3

50

5

192

9

553

4

224

21

1019

1978

2

42

6

392

5

222

3

190

16

846

1979

8

317

5

403

13

846

5

194

31

1760

1980

13

391

7

290

4

136

3

52

27

869

1981

10

490

4

107

5

427

2

97

21

1121

1982

11

667

3

301

5

392

3

46

22

1406

1983

24

1953

10

651

6

213

3

103

43

2920

1984

9

564

11

842

10

690

5

296

35

2392

Total

80

4474

51

3178

57

3479

28

1202

216

12333

Los proyectos comerciales e industriales se proponen esencialmente mejorar la utilización de los materiales forestales, en particular, aunque no exclusivamente, en la industria de la pasta y el papel. Hay una gran necesidad de tales proyectos, pues la mitad de los gastos importantes de divisas del mundo en desarrollo se deben a importaciones de pasta y papel. Los principales proyectos de este sector incluyen uno ambicioso en Bhután para establecer un complejo de industrias forestales capaz de producir tableros contrachapados y chapa, tableros de bloques, madera aserrada, artículos de ebanistería y muebles.

Este articulo se ocupará más adelante de las inversiones forestales. Pero los proyectos destinados a mejorar las instituciones nacionales, merecen especial atención en este capitulo, porque la debilidad institucional es aún el principal factor y el obstáculo básico que impide la ordenación y el aprovechamiento satisfactorios de los recursos forestales del mundo. A finales de 1984, al menos 50 proyectos en ejecución tenían un componente de mejora de las instituciones. Muchos de ellos tenían componentes de capacitación y enseñanza en ciertos aspectos de la silvicultura comunitaria, en la que ahora los técnicos forestales deben actuar como extensionistas, para lograr la participación de la población local en la tarea de planificar y ordenar el desarrollo de sus propios recursos forestales.

Como las actividades del Programa Ordinario y el de campo se encuentran hoy día tan estrechamente vinculadas en el marco de la FAO, conviene analizar los cambios registrados en el programa de campo durante este decenio por lo que se refiere a los cuatro componentes del Programa Ordinario. En el Cuadro 3 figura una ilustración gráfica de las prioridades que están en proceso de cambio.

El cuadro ilustra los progresos bastante espectaculares registrados en el pasado quinquenio, en el camino hacia la nueva estrategia. El Programa de recursos y medio ambiente forestales sigue siendo el más importante de los cuatro, pero la actividad de más rápida expansión ha sido con gran diferencia el de la Silvicultura al servicio del desarrollo. En los últimos cinco años, la participación de los cuatro programas en los gastos del programa de campo ha evolucionado como sigue:

· desarrollo rural: ha aumentado del 3 al 23%;
· recursos y medio ambiente: ha disminuido del 54 al 50%;
· industrias y comercio: ha disminuido del 19 al 13%;
· inversiones e instituciones: ha disminuido del 24 al 14%.

El rápido aumento del sector correspondiente al desarrollo rural se debe en oran parte al apoyo de los donantes de fondos fiduciarios que superan con mucho la aportación del PNUD en esta área, pues unos dos tercios de los costos del programa de campo para el desarrollo rural se sufragan con fondos fiduciarios. La situación es inversa en los otros tres sectores, ya que en números redondos el PNUD proporciona alrededor del 70% de los fondos para inversiones e instituciones, el 80% de los dedicados a recursos y medio ambiente, y el 90% de los correspondientes a industrias y comercio.

Otros componentes importantes del programa de campo merecen un mayor análisis. El primero de ellos es el establecimiento del Programa de Cooperación Técnica (PCT) de la FAO en 1976, que dio una nueva dimensión al programa de labores. El PCT permite ahora al sector forestal ejecutar rápidamente cada año varios proyectos catalíticos en pequeña escala, que son fundamentales. Estos proyectos están resultando especialmente útiles para prestar apoyo critico y servir de puente (entre las fases de un proyecto, por ejemplo), ayudar en situaciones de urgencia, como brotes de plagas y enfermedades de los árboles, preparar proyectos de inversión y financiar la capacitación. Desde 1976/77 ha habido 216 proyectos forestales del PCT (Cuadro 4). Como cabía esperar, Africa registró el mayor porcentaje regional (80 proyectos), seguida de América Latina y el Caribe (57), Asia y el Pacífico (51), y Europa y el Cercano Oriente (28).

Desde su creación en 1963, el Programa mundial de alimentos ha aportado abundantes fondos de inversión a proyectos forestales, en forma de alimentos por trabajo, especialmente a programas de desarrollo rural. En el periodo 1966-69, cuando el PMA disponía de cantidades considerables de excedentes de ayuda alimentaria, aproximadamente el 17% de sus recursos se dedicaron al sector forestal. A finales de 1971 se habían llevado a la práctica 48 proyectos forestales del PMA; 27 de ellos, con una aportación de 75 millones de dólares EE.UU. del PMA, estaban todavía en ejecución.

El PMA ha participado activamente en varios sectores: capacitación forestal y extensión, puesta en cultivo de nuevas tierras, ordenación de pastizales y cuencas hidrográficas, actividades de reforestación y conservación forestal, plantación de parcelas forestales en las aldeas, fijación de dunas y establecimiento de cortavientos y franjas verdes, así como plantación de árboles y arbustos forrajeros. Actualmente participa en unos 85 proyectos forestales, con una aportación de 207 millones de dólares EE.UU. Casi la mitad de estos proyectos, en lo que se refiere al importe, están en la región de Asia y el Pacifico. Muchos de ellos se ejecutan con apoyo técnico del Departamento de Montes de la FAO.

Se han dejado para el final los proyectos de inversiones forestales, porque representan a menudo la culminación de la labor del programa de campo, gran parte de la cual es previa a la inversión. Existen muchas etapas en el desarrollo forestal, comenzando por los inventarios y evaluaciones forestales, continuando con el establecimiento de instituciones, la enseñanza y capacitación forestal, el ensayo y la demostración de nuevas ideas para la ordenación y producción forestales, y culminando con la preparación de programas para actividades complementarias de las inversiones. Es en esa fase donde los países comienzan a obtener recompensas por sus pacientes actividades para la plena realización de sus posibilidades en la esfera forestal.

Desde 1979, la FAO y el PNUD han compartido los gastos de vigilancia sistemática de los proyectos con posibilidades de inversión. En ese año, se seleccionaron tres proyectos forestales de la FAO (en el Brasil, Ghana y Marruecos) para el seguimiento de las inversiones. Al año siguiente, se seleccionaron cinco. Desde entonces se ha registrado un nivel cada vez mayor de inversiones, gracias sobre todo a la labor del Centro de Inversiones de la FAO en la identificación y preparación de proyectos adecuados para su estudio por las principales organizaciones de financiación, como el Banco Mundial y los Bancos Regionales de Desarrollo.

Durante el último decenio ha habido 43 proyectos de inversiones forestales, con una inversión total de 2318 millones de dólares EE.UU. y unas inversiones externas de 810 millones de dólares EE.UU. Este gran programa ha sido financiado sobre todo por el Banco Mundial y su filial encargada de los préstamos sin interés, la Asociación Internacional de Fomento, que en conjunto aportaron casi 600 millones de dólares EE.UU., a partes iguales. El Cuadro 5 ilustra la forma en que los proyectos de inversión se han distribuido por regiones y categorías de proyectos.

Mención especial merece la función relativamente nueva del Centro de Inversiones que gestiona la financiación de proyectos de inversión en el sector de la leña y la silvicultura comunitaria. Estas actividades incluyen, por ejemplo, un préstamo de 10 millones de dólares EE.UU. del Banco Asiático de Desarrollo para un proyecto destinado a aumentar el suministro de leña, frutos y madera de construcción en Sri Lanka; un proyecto de silvicultura comunitaria en Bangladesh, por un total de 11 millones de dólares EE.UU. para reponer las parcelas forestales en las fincas y fajas de vegetación a lo largo de las carreteras, canales y ferrocarriles, y un préstamo de 5 millones de dólares EE.UU. para un proyecto similar en Haití. En Africa, se han financiado tres proyectos recientes dedicados a la leña en Benin, Burkina Faso y Etiopía. El último, por un total de 24 millones de dólares EE.UU., es la primera fase de otro más amplio destinado a plantar 15000 ha para el suministro de leña y carbón vegetal a la capital del país, Addis Abeba.

Con el presente articulo se ha pretendido resumir la labor del Departamento de Montes de la FAO (antigua Dirección de Montes) desde 1960, cuando, como dispuso la Asamblea General de las Naciones Unidas en su primero y segundo períodos de sesiones, comenzó a funcionar el Programa Ampliado de Asistencia Técnica en el marco de la FAO y de otros organismos de las Naciones Unidas. En él se trata exclusivamente del volumen de los proyectos forestales de campo y de la evolución de la política de asistencia de la FAO en el sector forestal en los últimos 35 años. Inevitablemente, esa política seguirá variando a medida que aparezcan nuevas necesidades, y que la investigación encuentre nuevos modos de satisfacerlas.

Cuadro 5. Distribución regional de los proyectos de inversión, por categorías, 1975-85

Categoría

Africa

Asia

América Latina

Africa del Norte/Cercano Oriente

Europa

Total

Leña y silvicultura comunitaria

5

10

3

-

-

18

Medio ambiente

-

1

-

1

-

2

Plantaciones industriales

8

4

-

-

1

13

Industrias forestales

1

1

2

1

-

5

Explotación y caminos

3

-

1

1

-

5

Total

17

16

6

3

1

43


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