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Una parte de la cultura africana

Mankoto Ma Mbaelele

En un número especial de Unasylva de 1977 sobre «la caza como alimento», Mankoto Ma Mbaelele, miembro del Instituto de Conservación de la Naturaleza de Zaire y ex becario FAO de la Universidad de Laval, Canadá, recalcó la importancia de la caza en la vida africana, y la necesidad de intensificar la cría de animales de caza. Este artículo se publica aquí otra vez y forma parte de la retrospectiva de los 40 años de silvicultura en la FAO, pero su tema es también relevante para el presente número de Unasylva sobre la silvicultura y la crisis en Africa.

· La forma más difundida de utilización de la fauna en toda Africa es la caza de subsistencia. Esta se realiza al azar y en forma no coordinada. En regiones faunísticamente ricas, donde casi no hay otras fuentes de proteínas animales, la organización racional de un sistema de caza, estudiado con esmero, podría resolver en gran medida el problema de la escasez de proteínas.

Este objetivo se puede alcanzar delimitando las zonas de caza y las especies permitidas, por temporadas y regiones, basándose en los conocimientos bio y ecológicos.

La eliminación de los excedentes de población de una especie es un método de utilización controlada de la fauna, pero es extensivo. Una fórmula que se aplica a este tipo de utilización consiste en eliminar el excedente anual de animales en parques nacionales, reservas faunisticas, etc., operación que sólo realizan autoridades competentes. La carne así obtenido se vende en el mismo lugar; los huesos se transforman en fertilizantes; los trofeos y las pieles se subastan comúnmente a artesanos que los convierten en objetos de arte o recuerdos para los turistas.

La cría de animales de caza es un método intensivo artificial de utilización de la fauna, que se asemeja a la ganadería. Incide sólo en ciertas especies muy rentables y exige:

· elegir especies faunísticas idóneas para la cría, tomando en consideración su reproductividad, precocidad, rendimiento en carne, resistencia a las enfermedades, comportamiento en condiciones controladas, facilidad de cría, calidad del producto, etc.;

· analizar los aspectos biofísicos y socioeconómicos para elegir una zona piloto idónea para la experimentación;

· preparar la infraestructura (accesibilidad, agua, construcción de cercas y edificios) e instalar equipo ganadero y sanitario, así como el equipo más indispensable para la preparación y almacenamiento de los productos;

· construir un establecimiento colectivo para el mercadeo de los productos, la promoción social del proyecto y la formación del personal;

· difundir conocimientos sobre métodos de producción, elaboración y mercadeo y, al mismo tiempo, dar información a la población local para que participe y obtenga los beneficios de la investigación aplicada.

La utilidad indiscutible de los parques nacionales salta a la vista: por una parte, permiten realizar los estudios ecológicos fundamentales que son necesarios para obtener los mejores rendimientos de las regiones circundantes; por la otra, suministran a los criadores de animales las razas que más se adaptan a esas regiones. Desde este punto de vista, los parques nacionales son verdaderos laboratorios naturales para el estudio científico y para el progreso del saber.

Además de su utilidad para los fines de la nutrición, la fauna juega un papel que está muy lejos de ser despreciable en la economía nacional de muchos países africanos, ya se trate de la venta de artículos para coleccionistas o del turismo: caza turística (búsqueda de trofeos) o turismo visual («colección» de observaciones). Es sabido que el aporte «latente» del turismo a la balanza de pagos, gracias a las divisas que acarrea, puede asumir grandes proporciones, como, por ejemplo, en Kenya y Tanzanía.

CAPACITACION SOBRE LA FAUNA EN TANZANIA un buen manejo es esencial (P. THURSTON/FAO)

Para aminorar los peligros de este aspecto comercial de utilización de la fauna, es indispensable el control. La utilización de la fauna consiste, en la práctica, en armonizar las necesidades recreativas del hombre con sus necesidades nutritivas.

Así pues, la fauna africana puede constituir un poderoso factor natural de desarrollo. Con todo, el potencial alimenticio de ciertas especies animales (en Zaire, por ejemplo) está muy lejos de explotarse de manera racional. Por tanto, una investigación que tenga por objeto la utilización óptima de este potencial podría contribuir a resolver el problema particularmente agudo de la malnutrición.

La organización racional y la utilización de los «animales de caza domésticos» beneficiarían sobre todo a la población de las zonas rurales, entre la cual son muy frecuentes los casos de deficiencia proteínica; estas personas suelen ser explotadas por especuladores urbanos.

Este tipo de investigación lo justifica también el hecho de que en Zaire todavía no se ha hecho nada en la materia, así como tampoco en otros países africanos de habla francesa.

En granjas experimentales de Sudáfrica, Rhodesia1, Zambia y Kenya, se han logrado progresos alentadores.

1 Zimbabwe.

En Zaire se están estudiando proyectos de utilización racional de la fauna, mediante actividades organizadas en la inmensa reserva de caza de Bili-Uere. Ya se instaló gran parte de la estructura básica de esta reserva, gracias al proyecto Zaire/PNUD/FAO. Se hizo un inventario de la fauna que reveló su abundancia y variedad de especies. Posteriormente, quizás sea posible proceder a la cría racional del gran antílope Derby, característico de esa reserva.

La utilización de la fauna tiene además justificación bio y ecológica. Al respecto, ésta ofrece muchas ventajas en comparación con el ganado doméstico. Algunos estudios han revelado que la biomasa por hectárea es mucho mayor en los sistemas de pastoreo extensivo cuando se crían ungulados salvajes que cuando se crían animales domésticos.

Según Alain Monfort, en la sabana sudanozambeziana del este de Africa, la biomasa de los ungulados salvajes es relativamente estable y fluctúa entre 6 y 8 t/km2, mientras que, en la misma zona fitogeográfica, con los sistemas de ganadería tradicionales, es apenas de 2,3 t/km2 y, bajo ordenación, el promedio sólo llega a 4,6 t/km2.

Esta diferencia se debe a que los herbívoros salvajes utilizan el hábitat mejor que los animales domésticos, aprovechando plenamente todos los recursos alimenticios de la sabana. Es posible observar, por ejemplo, que cada especie se alimenta de una parte diferente de los arbustos y explora distintos niveles de vegetación, evitando así una destrucción apreciable de las posibilidades nutritivas del ambiente. En cambio, el ganado vacuno doméstico sólo come ciertos pastos y desprecia los que no le gustan.

Los antílopes grandes están muchísimo más adaptados al biotipo africano. Gracias a la selección natural, durante un largo periodo de tiempo, suelen ser muy resistentes a las enfermedades y a la sequía. Por ejemplo, el óryx logra mantener su peso aunque no encuentre agua para beber.

Algunos ensayos prácticos han revelado que los antílopes grandes, tales como el óryx, se tornan tan dóciles como los vacunos si se capturan jóvenes y se crían con biberón. La caza mayor de Africa, con el equilibrio de muertes/nacimientos, constituye un recurso natural renovable que se puede utilizar fácilmente, siempre que no se destruya el capital. A pesar de las matanzas que han tenido lugar en ciertos países del Africa negra, Zaire inclusive, éstos tienen todavía un potencial faunístico considerable.

La red relativamente diversificada de parques nacionales y reservas asociadas que ya existe en Africa, podría producir el excedente de animales necesarios para la realización de ensayos sobre una cría de animales más adaptada a nuestras condiciones. Esto constituiría un verdadero «recurso a la autenticidad africana».

Ya se ha hecho sentir esta necesidad en los países del Sahel, donde el Sahara está avanzando constantemente e invadiendo la sabana pobre. Esto significa que conviene aplicar sin demora un plan de control y nuevos métodos de cultivo y de cría de animales, para lograr acrecentar los recursos alimenticios con especies más resistentes a las calamidades naturales (sequía, hambruna).

Es evidente que esto no significa que la fauna sea capaz de resolver todos los problemas del mundo. La fauna es sólo una de muchas otras alternativas y representa una solución beneficiosa principalmente para la población rural.

Mediante la ordenación de la fauna comenzamos a ver cómo los países africanos pueden encontrar soluciones razonables y baratas en su búsqueda de medios y recursos para resolver el problema del hambre.


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