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El mundo forestal


Aprovechamiento de la madera de cocotero
Propuesta de ahorro mediante la forestación
Los bosques mediterráneos de Chile
¿Pueden los cedros proteger los bosques mediterráneos?
Enseñanzas del invierno

Aprovechamiento de la madera de cocotero

Uno de los árboles más importantes de los trópicos es el cocotero (Cocos nucifera L.). Este árbol da cocos entre los 5 y los 50 años de edad. Luego, la producción desciende de forma constante hasta que el árbol alcanza los 60 ó 70 años de edad, en que entra en la senescencia y su producción desaparece por completo. Es preciso examinar el valor de la producción de cocos en los árboles de 50 o más años, y buscar otros aprovechamientos.

Una posible solución es cortar el árbol, plantar uno nuevo y utilizar el tronco cortado como materia prima de lo que se conoce con el nombre de productos forestales. Como esta materia prima es muy distinta de la madera del tipo más tradicional, en 1981-84 se desarrolló en Zamboanga, Filipinas, con ayuda de la FAO, la tecnología adecuada para su elaboración. Antes se habían realizado estudios iniciales y ensayos de producción en Filipinas, así como en Nueva 'Zelandia, islas del Pacifico, la India e Indonesia. Después de la experiencia de Zamboanga, la FAO ha organizado cursos regionales de capacitación en Filipinas, Sri Lanka, Jamaica y Samoa. Se han previsto nuevos cursos para los próximos años.

En los estudios de Zamboanga se tuvieron en cuenta la mayoría de los aspectos del aprovechamiento de la madera de cocotero: anatomía, propiedades, aserrado, secado, conservación, producción de carbón, tableros a base de madera, diseño y construcción de casas, posibilidades de conversión en pasta y aprovechamiento para distintos usos finales. Para la construcción de casas se pueden utilizar casi todos los tipos de madera de cocotero, de poca, media o alta densidad. Los componentes estructurales de carga deben hacerse con maderas de tipo denso, mientras que los demás componentes pueden ser de materiales de densidad media. Para los primeros se ha preparado una gran variedad de diseños modernos que pueden emplearse con distintos fines: desde pequeñas estructuras cubiertas de paja, pasando por casas de diversos tipos, hasta centros escolares. Los suelos y peldaños se hacen con material duro, es decir, tableros de elaboración mecánica 0 parqué. Los tabiques de las casas pueden construirse con madera de cocotero más blanda, muy apta para las superficies que no soportan carga. Los revestimientos externos, también de material blando, deben tratarse previamente para hacerlos resistentes a la intemperie, como ocurre con los marcos de madera de frondosas y con cualquier material que esté en contacto con el suelo. La madera de cocotero puede servir también como material para tejados, en forma de madera aserrada 0 de tablillas. Cuando se recoge el agua de lluvia para utilizarla como agua potable, se puede tratar esos materiales con impermeabilizantes en vez de hacerlo con productos protectores tóxicos que pueden ser arrastrados por el agua.

RECOLECCION DE COCOS el cocotero deja de producir a los 50 años

En el sector de la producción de muebles decorativos de calidad, la madera de cocotero de gran densidad es una materia prima nueva y prometedora. Su color y textura la hacen aún más apta para ese uso. La madera selecta de densidad intermedia se presta a la fabricación de muebles no decorativos y funcionales. Se trata de una madera fácil de atornillar, taladrar, pegar y moldurar. La madera de tipo medio se puede emplear también, junto con la madera dura, en trabajos decorativos, siempre que se tenga en cuenta o se aproveche en el diseño la diferencia de colores.

La estructura de la madera de cocotero hace que el material más duro sea sumamente apto para una gran variedad de objetos prácticos de características muy especiales. Por tener una estructura de fibra entrelazada es la más indicada para mangos de herramientas de formas complejas, como hachas y pinceles, que pueden agrietarse fácilmente, en el sentido de la fibra. Por su durabilidad y aspecto atractivo, la madera de cocotero puede utilizarse también con éxito para cuencos y tableros de trinchar.

Por su estructura, el tronco del cocotero es ideal para postes de líneas eléctricas o similares, pues es de gran resistencia y flexibilidad y puede soportar vientos muy fuertes. El problema principal ha sido el de secar los postes lo bastante para poderlos impregnar a presión con agentes protectores diluidos en agua. Un requisito previo esencial es el descortezado, que se puede efectuar manualmente o con equipo mecánico.

La madera de cocotero es similar a otras como combustible, aunque las distintas densidades del tronco provocan también distintos potenciales energéticos. Sin embargo, los residuos de las actividades de corta y aserrado pueden ser un recurso muy valioso para la producción de energía.

Los primeros intentos de aprovechamiento de esta madera fueron algo desalentado res, pues los resultados obtenidos no eran comparables a los conseguidos con las maderas convencionales de frondosas o coníferas. Sin embargo, muchos de los problemas se debían a los intentos de aplicar una tecnología concebida para un material a otro completamente distinto. La creación de equipo y tecnología específicos para la madera de cocotero ha permitido superar muchos de esos problemas.

No hay duda de que en el futuro el tronco de cocotero se utilizará más como alternativa a la madera convencional para varios fines y, en muchos casos, con resultados iguales o incluso superiores a los de la madera que se suele denominar «tradicional».

Existe una información detallada sobre las características, elaboración y aplicaciones del cocotero en el N° 57 de la colección Estudios FAO: Montes, titulado Coconut wood (FAO, 1985).

P. Ragnhage Dirección de Industrias Forestales, FAO

Propuesta de ahorro mediante la forestación

Hace muy poco tiempo en la provincia de Mendoza (Argentina) se dio a conocer una sugerencia relativa al «ahorro forestal escolar», propuesta por un particular y asimilada por las autoridades del Ministerio de Economía provincial, que podría convertirse en un impulso más para iniciar una etapa de crecimiento en materia de recursos forestales, pero también en una variante para promover una tradicional forma de economía, habitual entre los niños de otras zonas.

El ahorro forestal escolar está basado en la idea de que todos los alumnos de las escuelas primarias - aunque también podrán participar los estudiantes secundarios - procedan a la compra de estampillas, cuyo valor equivaldrá a un árbol. El rédito económico de este ahorro será adjudicado una vez que el bosque esté en condiciones de ser talado, que como lapso promedio se estima en unos diez años.

Entonces el adolescente recibirá el valor actualizado de la madera y con ese capital a su favor, según lo ahorrado, estará en condiciones, por ejemplo, de acceder a estudios secundarios sin sobresaltos para sus padres, y a veces hasta para el propio Estado. De esa manera se asegurará un país económicamente más apto en el rubro de la madera, y con mayor posibilidad de que sectores de la juventud cursen estudios superiores.

El sistema podría llevarse a la práctica bajo la dirección de los organismos competentes o bien creando una fundación para tal efecto, integrada por reparticiones tales como Caja Nacional de Ahorro y Seguro, IFONA, direcciones de parques y bosques provinciales y los Ministerios de Cultura, de Economía y de Obras y Servicios Públicos, entre otros. Además de ampliar las zonas boscosas, el programa podrá emplearse para conservar especies en vías de desaparición, y para proteger los bosques de los agentes destructivos, en particular el fuego.

La finalidad de la propuesta es proteger el medio ambiente aumentando la superficie boscosa y, sobre todo producir madera para el autoabastecimiento nacional y la fabricación de papel prensa y otros productos, muchos de los cuales pueden generar interesantes recursos por medio de la exportación.

El plan podrá llevarse a cabo en las enormes extensiones de terrenos fiscales, actualmente incultos; en el llano, a orillas de ríos y arroyos, 0 en sectores precordilleranos.

Griselda Gómez, Roma

CORTA DE MADERA DE COCOTERO EN FILIPINAS la FAO promueve su aprovechamiento

Los bosques mediterráneos de Chile

Chile forma una franja larga y estrecha a lo largo del Pacífico en la que sorprendentemente coexisten todas las formaciones bioclimáticas mediterráneas. Los bosques reflejan todos los aspectos de esta gran variedad, enriquecida por la presencia de dos cordilleras divididas por una depresión.

Estos bosques están descritos, zona por zona, en el articulo «La forêt mediterráneas. du Chili», de M. Etienne, publicado en el número de septiembre de 1985 de Forêt méditerranéenne.

Al norte se extiende una zona de gran aridez, con su peculiar bosque de Prosopis tamarugo, que crece naturalmente en las depresiones saladas. Las capas de limo que cada 20 ó 30 años descienden en aludes desde las altas mesetas dan a las plantas jóvenes la humedad necesaria para echar raíces. Luego, tienen sólo dos 0 tres años para llegar hasta las aguas subterráneas relativamente dulces antes de que se forme en la superficie una costra impenetrable de sal que impide todo crecimiento.

Luego viene la zona árida, con altos acantilados y brumas marinas, que se caracteriza por una magnifica cubierta forestal a lo largo de la costa y por espacios resistentes a la sequía en el interior. En la zona semiárida, la característica más importante es la presencia de la especie forestal Acacia caven, que los chilenos llaman «espinal». En la zona subhúmeda hay gran variedad de tipos de bosque, con predominio de especies arbóreas originales, entre ellas la palma chilena, conocida por su fruto y por su savia dulce.

La zona húmeda se distingue por la ordenación del ecosistema existente el espacio ecológico ocupado por arboledas de cipreses - más que por la aparición de nuevas especies. La zona de lluvias, la menos mediterránea sin duda, con sólo un mes de verano completamente seco, está ocupada por los majestuosos bosques higrofíticos de Nothafagus.

Aunque estos bosques comprenden más de 55 especies y su capacidad de producción tiene una importancia excepcional, su futuro corre grave peligro por la intensa recogida de leña, la práctica indiscriminada de cultivos de corta y quema y el aprovechamiento de las especies valiosas. El autor considera que sólo una intervención urgente hará posible que Chile siga siendo el más bello exponente de la ecología forestal mediterránea.

¿Pueden los cedros proteger los bosques mediterráneos?

Desde 1978 se oyen lamentaciones por los 30000 ó 40000 incendios forestales que se producen anualmente en Europa, y que destruyen entre 450000 y 760000 ha de valiosos bosques y montes abiertos. Pero en el verano de 1985, que fue excepcionalmente caluroso y seco en el Mediterráneo, los daños fueron muy superiores a la media europea de los últimos años. Sólo en el sur de Francia se calcula que a finales del verano el fuego había destruido 50000 ha de montes, mientras que en el mismo período de 1984 la superficie destruida había sido de 14000 ha.

La Comisión Forestal para Europa, reunida en Budapest en noviembre de 1985 para evaluar la situación, tomó nota de que los países mediterráneos europeos consideraban que los incendios eran el mayor peligro para los montes de la región y que el principal culpable era el hombre, por sus acciones deliberadas o por su negligencia.

Teniendo presentes las recomendaciones de la Comisión, el Instituto Nacional de Investigación Agronómica (INRA) de Aviñón señaló la necesidad urgente de una discontinuidad sistemática de las especies forestales con el objeto de limitar los daños causados por los incendios. Ese es precisamente el objetivo que el Gobierno francés intenta lograr en el macizo de Luberon. El abandono casi completo de la agricultura y el pastoreo en esa región ha creado un inmenso bosque de encinas, mezcladas a veces con robles blancos. La encina es la especie frondosa más inflamable en todas las épocas del año. Los ingenieros forestales de esa región dicen que cuando se queman las encinas los bomberos no pueden ni siquiera acercarse al fuego.

Además, la continuidad de la cubierta arbórea contribuye a propagar los incendios. Por consiguiente, la primera medida de prevención es la «discontinuidad» entre las especies. Con este fin, los especialistas decidieron utilizar en Luberon el cedro del Atlas (Cedrus atlantica Man.), especie que incluso en verano arde difícilmente y que crece con relativa rapidez. Tiene además una gran capacidad de regeneración natural y se multiplica con facilidad.

Sin embargo, la plantación de cedros en todas las zonas vulnerables supondría un esfuerzo enorme y su costo seria prohibitivo. Según el proyecto de la región de Luberon los cedros se plantarán en bandas entre las encinas para que puedan servir como cortafuegos. Una primera plantación efectuada en 1984 a lo largo de la cumbre del Petit Luberon se ha transformado ya en un bosque magnifico y, además, ha producido una enorme cantidad de semillas que han dado plantines para su distribución a quienes deseen cultivarlos.

Es evidente que el cedro no puede ser la panacea de todos los problemas del bosque mediterráneo. Hay otros factores que provocan incendios, como la sequía y el viento, sobre todo el mistral en el sur de Francia, que transforma en poco tiempo los pequeños fuegos en grandes incendios. Para estos problemas hay que buscar soluciones de otra naturaleza. Dada la división de la tierra en pequeñas parcelas, es difícil realizar operaciones forestales rentables. Es cierto que un bosque bien ordenado arde con menos facilidad que otro abandonado, cualesquiera que sean las especies forestales dominantes, pero un bosque mal explotado e improductivo no justifica la movilización de capitales para protegerlo.

LUCHA CONTRA UN INCENDIO DE VERANO un problema constante en el Mediterráneo

Por otra parte, hay diferencias de criterios entre los partidarios y los adversarios de la encina y los que prefieren la protección ofrecida por el cedro. De hecho, los especialistas admiten que la solución ideal seria un monte muy diversificado por el número de sus especies y su estructura de plantación.

Sin embargo, considerando todos los factores, parece que el cedro es el protector del monte mediterráneo. Esta especie tiene la propiedad de que, cuando se ha quemado, puede regenerarse a partir del tocón, lo que hace innecesaria la replantación. Además de servir como cortafuegos, mejora los suelos forestales más pobres. En Provenza es el árbol resinoso de crecimiento más rápido, y tiene una Impresionante capacidad de colonización de la tierra.

Sin embargo, los ingenieros forestales de Luberon no ocultan su preocupación ante esta tendencia hacia el desplazamiento de las encinas y robles. Temen que, a la larga, la propagación del cedro pueda causar la degradación biológica del medio ambiente. Como observa uno de ellos, si no se procede con mucho cuidado, «podría llegar el día en que nos encontráramos con un inmenso y monótono bosque de cedros del que habrían desaparecido todas las demás especies».

Henri Chazine y Fay Banoun

Enseñanzas del invierno

Las esqueléticas siluetas de las mimosas y eucaliptos entre una vegetación que renace con la primavera son todavía testigos de los daños causados por un invierno que se abatió sobre el sur de Europa con una violencia inesperada.

En un articulo de Forêt méditerranéenne (septiembre de 1985) sobre las consecuencias de la oleada de frío para las especies forestales estudiadas en arboretos y plantaciones comparativas de procedencias en la región mediterránea francesa, los cuatro autores (P. Allemand, P. Auge, Y. Birot y P. Ferrandes) han tratado de efectuar un balance provisional de las consecuencias de la oleada de frío de enero de 1985 y de las posibles enseñanzas. Sus observaciones hacen referencia tanto a las especies indígenas como a las exóticas, y se centran sobre todo en el follaje y en las ramas.

Durante los meses que siguieron al fuerte descenso de las temperaturas de enero, se observaron muchas veces graves daños en especies locales que parecían ya adaptadas, como la coscoja, la encina y el pino carrasco.

Pero fueron las especies introducidas las que suscitaron más cuestiones sobre la elección del material vegetal utilizado en las plantaciones, ya que un error puede provocar grandes pérdidas, incluso varios decenios más tarde. Además de los destrozos causados en la región francesa de las Landas, donde por un «error genético» (la introducción de semillas portuguesas, más sensibles al frío que las semillas autóctonas) quedaron destruidas 10000 ha de pino marítimo, deben citarse otros fenómenos poco habituales ocurridos en la zona del Mediterráneo; en Marignane, departamento de Bouches-du-Rhône, por ejemplo, la coincidencia de una humedad mínima del 37% con un viento de más de 100 km/h provocó una situación de tensión hídrica tan extrema que todavía se notan sus efectos en la vegetación.

Los autores comienzan examinando los arboretos de especies exóticas instalados en el sur de Francia, y comprueban la resistencia al frío de algunas especies de coníferas y frondosas. Entre las coníferas estudiadas figuran los cedros, algunas especies raras de pino y casi todos los cipreses. Entre las frondosas perennifolias se han obtenido resultados prometedores con madroños, falsos membrilleros y encinas, y entre las especies caducifolias, con alisos, higueras y fresnos. Pero otras especies, sobre todo algunos eucaliptos, acacias y callistris, cuyo comportamiento parecía alentador, han resultado demasiado sensibles al frío.

Las primeras conclusiones que pueden sacarse de estos datos son las siguientes: necesidad de elegir plantas que se . adapten a la estación; precaución al introducir especies exóticas de determinadas procedencias; prudencia al elegir las fuentes genéticas de esas especies, e importancia de utilizar clones seleccionados en las masas locales al establecer los semilleros.

Fay Banoun, Roma

VIVERO DE CEDROS EN LIBANO ¿puede esta especie detener los incendios?


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