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Libros


Los setos en el paisaje rural
Los bosques en la Europa medieval
El bosque como lugar de esparcimiento
Catalogo para la explotación forestal
La huella del hombre en el bosque

Los setos en el paisaje rural

L'arbre et la haie. D. Soltner. Sainte-Gemmes-sur-Loire, Angers, Francia, Science et techniques agricoles 1985, 200 págs.

El redescubrimiento del bocage - el atractivo de un paisaje de verdes prados separados entre si y rodeados por una red de barreras vegetales - constituye el tema principal de este trabajo, que se encuentra ahora en su séptima edición. Además de servir de protección al suelo, a los cultivos, a los animales y a las explotaciones agrícolas, actualmente se atribuye a los setos vivos una función estética. En su libro, D. Soltner nos hace recorrer una serie de paisajes de ese tipo en Camerún, Francia, Gran Bretaña, Italia México, Portugal y Senegal.

En todo el mundo, las necesidades del desarrollo rural y urbano han introducido cambios en el paisaje, como son la desaparición de ciertos árboles y la destrucción de taludes y setos. ¿Cómo puede atenderse a las necesidades del desarrollo sin alterar con ello el equilibrio ecológico ni quitar al paisaje su carácter original?

Soltner propone varias soluciones. Donde los setos puedan estorbar el tráfico rodado, el empleo de la maquinaria agrícola o la construcción, una alternativa a la erradicación total o a la inacción sería la «remodelación racional». Según este criterio, la primera medida que debería adoptarse en las zonas cultivadas seria ampliar la red de setos, mejorar los existentes haciéndolos más altos, espesos y resistentes, y conservar los árboles aislados, el monte bajo y los bosques. En las zonas rurales pobladas, los futuros centros urbanos deberán . planificarse «en torno a los árboles».

La segunda medida de ordenación es plantar árboles en torno a los campos, poblados y casas donde se haya interrumpido la red de setos. Deberán elegirse las especies más adecuadas de árboles y la combinación más eficaz de setos, según la finalidad a la que se destine el terreno.

Los consejos técnicos y prácticos que se dan en este manual - pues se trata básicamente de un manual - están ilustrados con numerosas fotografías y dibujos, tan apropiados como explicativos.

Fay Banoun, Roma

Los bosques en la Europa medieval

Des arbres et des hommes. R. Bechman. París, Flammarion. 1984. 385 págs. 98 francos franceses.

En todos los tiempos, los bosques han crecido y se han reducido siguiendo el flujo y el reflujo de las poblaciones. Durante el periodo galo-romano, la época carolingia y los siglos XII y XIII, la presión demográfica, sobre todo en las regiones del Mediterráneo, contribuyó a que desaparecieran o se degradaran bosques que, en tiempo de los galos, cubrían tres cuartas partes de Europa occidental.

¿Qué buscaba la población de la Edad Media en los bosques? Como ahora, buscaba productos comestibles. Además de las frutas y los hongos, se comían muchas raíces, como los rizomas de los helechos que se aplastaban y utilizaban para producir un pan que todavía se comía en tiempos de Luis XV. También se buscaban, por supuesto, otros productos como la leña y la carne. En tiempos de las cruzadas, se cazaban osos en el bosque a fin de abastecerse de carne para la salazón.

Como ahora, también la agricultura era la principal causa de la destrucción de los bosques. Desde finales del siglo X hasta mediados del XIII, la superficie de tierra cultivada no era suficiente. Había períodos de hambre y se desplegaban grandes esfuerzos para aumentar la superficie de la tierra cultivable. En todas partes, según Bechman, «el bosque retrocede ante el hacha del leñador y el arado del colono». Se inició una verdadera revolución agrícola que marcó la época en que el bosque dejó de estar íntimamente ligado al ciclo agrícola.

Además del uso creciente de las sierras- a las que se debió el auge de la explotación maderera- la industria de la lana, que se encontraba en plena expansión en el siglo XIII, estimuló la cría de ganado ovino en todas partes, aumentando la superficie de los pastizales en detrimento de los bosques. A medida que se perfeccionó la técnica del tejido y proliferaron los mercados textiles, los italianos, franceses, flamencos, ingleses y españoles se dedicaron con mayor intensidad a la cría de ganado ovino.

La construcción de viviendas para una población en aumento, las obras de ingeniería civil, las fortificaciones, la construcción de naves mercantes y de guerra, sin olvidar la de las catedrales góticas, fueron otras tantas causas de deforestación. En Holanda, que fue en tiempos «el país de los bosques», éstos desaparecieron para siempre.

Sin embargo, no debe pensarse que la población medieval no conociera la importancia de los árboles. En Inglaterra se establecieron bosques como reservas de caza. En Francia, la reglamentación de la tala introducida en el reinado de Carlos V constituye un hito histórico en la utilización de los bosques. Regularmente, se delimitaban las zonas en que se prohibía el pastoreo y se imponían sanciones a los dueños de animales vagantes. En Francia, estaba prohibido en algunas zonas y épocas la tala y arrastre de madera, a fin de permitir el rebrote de monte bajo y la reproducción natural por semillas.

Por último, el propio árbol se convirtió en un símbolo, pasando a ser objeto de veneración popular, y durante toda la Edad Media la Iglesia declaró una guerra sin cuartel a la «dendrolatría». El árbol formaba parte importante de los mitos y penetró en la literatura. En el Macbeth de Shakespeare, fue el bosque en marcha el que detuvo el avance del usurpador.

R. Bechman nos ofrece un análisis penetrante y lleno de interés del bosque en la Edad Media, periodo crucial en la historia de los bosques en que el ser humano - su principal depredador - aprendió por fin a ser su aliado.

El bosque como lugar de esparcimiento

Le bois dans les équipements de loisirs en plein air. G. Tersen. París, Institut pour le développement forestier (IDF). 1984. 315 págs.

Este libro aborda un aspecto del bosque que un amplio sector de público deseoso de esparcimiento comprende y aprecia: la función social. Durante los últimos años muchas zonas boscosas han sido convertidas en lugares donde pueden pasar su tiempo libre los habitantes de las ciudades. Sin embargo, muchas de esas zonas han resultado demasiado frágiles o vulnerables frente a las masas de visitantes y turistas que las han invadido. Se ha adoptado por lo tanto la política general de proporcionar servicios recreativos a los visitantes, que ha evolucionado y se ha concretado en una planificación de la gestión recreativa, en un intento de reconciliar las necesidades de esparcimiento y la conservación del paisaje, así como el respeto de las actividades productivas tradicionales.

En consecuencia, el libro está dedicado sobre todo a las estructuras de madera destinadas a fines recreativos.

Después de hacer una breve reseña sobre la función de los bosques desde tiempos medievales hasta la actualidad, el autor explica cómo, a medida que la sociedad evoluciona, los bosques- que en un principio fueron bienes. raíces y medios de producción - se han visto incorporados a un movimiento cuyo objetivo es, la multiplicación de las zonas; de esparcimiento. Ha surgido así la idea del bosque como lugar de esparcimiento y, por ende, la de organizar servicios recreativos dentro de los bosques.

Siguiendo literalmente los pasos de un paseante que ha ido al bosque a solazarse, Tersen explica cómo los encargados de la ordenación forestal pueden atender las necesidades y deseos de los excursionistas, resolver el problema de las instalaciones necesarias tanto para fines recreativos como para proteger el bosque de la contaminación y de los efectos del continuo pisoteo.

Las instalaciones que se describen - algunas necesarias y otras deseables - se refieren a las zonas de estacionamiento, senderos, lugares de juego y meriendas campestres, refugios, miradores y vistas panorámicas. En el libro se enumeran las especies más adecuadas para la construcción de distintas estructuras, se dan consejos sobre la forma de tratar la madera a fin de protegerla y, sirviéndose de muchas fotografías y dibujos, se dan numerosos ejemplos de letreros, modelos de vallas, bancos, mesas, cubos de des perdicios, retretes públicos y juegos para adultos y niños.

Deseoso de reducir los daños que pueden ocasionar al medio esas instalaciones, Tersen recomienda a los administradores de esas zonas forestales que utilicen sólo materiales naturales: madera de los bosques, piedra, mucha tierra y, en todos los casos, plantas.

Al libro podría hacérsele un solo reproche: no siempre resulta claro si va dirigido al personal forestal o al constructor de las instalaciones.

Fay Banoun, Roma

Catalogo para la explotación forestal

Machines d'exploitation forestière. París, ARMEF. 1984. Dos volúmenes.

La mecanización se ha hecho imprescindible para obtener la mayor productividad posible y utilizar al máximo los productos forestales. Tanto los que se dedican a la explotación maderera en gran escala como los pequeños agricultores que tienen en sus tierras bosquecillos, pueden disponer ahora de instrumentos cada vez más perfeccionados. Los agricultores que no desean comprar más maquinaria y aumentar con ello los costos de amortización, pueden ahora optar por accesorios específicos que se pueden adaptar a un tractor agrícola.

EXCURSIONISTAS EN UN BOSQUE URBANO como conciliar el esparcimiento y la protección

La Association pour la rationalisation et la mécanisation de l'exploitation forestière (ARMEF) acaba de publicar en dos volúmenes una colección de hojas de datos que no pueden menos de interesar a todos aquellos que se ocupan de la explotación maderera en cualquier escala de operaciones.

La información que se da en esas hojas de datos se refiere sobre todo al funcionamiento de la maquinaria, a sus características técnicas y generales y a la función que desempeñan en las distintas operaciones forestales.

Las máquinas que se describen se dividen en dos grandes grupos: las propiamente destinadas a la corta, troceado y extracción (sierras retestadoras, cables de saca, máquinas de arrastre, maquinaria agrícola adaptada a usos forestales, vehículos de oruga), y el equipo (excavadoras de desbroce, máquinas rebanadoras, descortezaduras, cabrestantes de carga y abrazaderas, ganchos de grúa).

Cada una de las categorías incluye varias máquinas de distintas marcas y tipos, acompañadas de ilustraciones fotográficas; cada máquina se describe en una hoja separada donde, además de explicar sus características, se da el nombre y dirección del constructor y del distribuidor.

La huella del hombre en el bosque

Impacts de l'homme sur la forêt Les colloques de l'INRA. París Institut national de la recherche agronomique 1984.

En este libro se reproducen varios informes presentados en un simposio internacional sobre los efectos de la actividad humana en el bosque, organizado en Estrasburgo del 17 al 22 de septiembre de 1984 por el Institut National de la recherche agronomique (INRA).

El tema central que se debatió fue cómo conciliar la evolución de las necesidades de la sociedad con un bosque sano y estable. En el simposio se examinaron 27 ponencias presentadas por 160 participantes de 30 países.

En su alocución inaugural, el Sr. R. Souchon, Secretario de Estado de Agricultura y Bosques (Francia), subrayó el hecho de que, aparte los cataclismos naturales, ha sido siempre la actividad humana, con su necesidad de tierra cultivable y pastos, la que ha determinado el espacio que queda para los bosques. El concepto de bosque como parte integral del patrimonio natural y social de un país es muy reciente.

En los países industrializados este nuevo interés por los bosques se debe a tres factores: la necesidad de disponer de un medio natural menos afectado por las actividades humanas; el hecho de que se hayan centrado en los bosques las primeras inquietudes ecológicas, y la conciencia de que la economía de las sociedades modernas se basa en unas necesidades de energía y recursos naturales sin precedentes.

En los países en desarrollo, todavía no existe una verdadera conciencia del problema, y no es probable que aparezca mientras persistan en ellos la pobreza y la malnutrición. Como señalaba J.P. Lanly, Director de Recursos Forestales de la FAO, en su discurso preliminar, son estos factores la causa principal de la desaparición de los bosques naturales.

Los temas tratados por los participantes abarcan desde los efectos destructivos de la contaminación atmosférica sobre la estabilidad y la salud de los bosques, hasta la creciente necesidad de ocio y esparcimiento en el medio forestal, pasando por los conflictos entre la ordenación de la fauna y flora silvestre, el pastoreo y el turismo. Se examinaron a fondo los efectos de la actividad humana sobre la evolución de los recursos genéticos forestales, y en una de las ponencias se planteó el problema de cómo elegir las especies para conseguir un bosque sano y estable, teniendo en cuenta no sólo los árboles sino también otros muchos factores que influyen en el medio, incluido el ser humano.


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