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Ambiente


Una tierra de fuego
Código internacional para los plaguicidas

Una tierra de fuego

«Una tierra hecha de fuego y de piedra mediante un pacto entre el Creador y el diablo»: así es como Gavino Ledda, autor de la novela Padre padrone en que se narra la lucha por la supervivencia de los pobres del campo en Cerdeña, describe el rudo paisaje de su tierra natal.

Después de muchos años, parece que ese pacto sigue vigente, pues Cerdeña es la región de la cuenca del Mediterráneo más castigada por los incendios forestales. Las zonas arboladas representan un total de 414266 hectáreas, 269367 de ellas de propiedad privada. Actualmente, esas zonas han sido sistemáticamente reducidas y empobrecidas cada año. Cerdeña, que en un tiempo producía leña en cantidad suficiente para satisfacer todas sus necesidades internas, actualmente importa miles de toneladas al año.

Como dice el Dr. Giuseppe Barberis, inspector forestal de Sassari: «Desde tiempos. antiguos, cuando los invasores fenicios, romanos y españoles cortaron los bosques para impedir que los sardos se refugiaran en ellos, las superficies forestales han ido destruyéndose gradualmente, debido a una tala excesiva o a los incendios. Por ejemplo, a principios de siglo en la fabricación del jabón se utilizaba ceniza de madera mezclada con otros ingredientes, lo que provocó daños al patrimonio forestal, como también los provocó la producción de carbón vegetal durante la segunda guerra mundial». Barberis señaló también la explotación de los bosques vírgenes realizada a principios del siglo XIX por especuladores genoveses. Aunque la falta de estadísticas sobre ese periodo impide una evaluación exacta de los daños provocados por los incendios, según cuenta Canon Spano, hubo un incendio de tres días cerca de Cuglieri (Oristano), con «llamas tan altas que era posible leer de noche como si fuera de día».

Los incendios se deben raramente a causas naturales (1%). Son más frecuentes los provocados por negligencia, fenómeno agravado por el aumento del turismo y por los problemas de eliminación de los desechos. Se ha señalado también la incidencia de los «incendios dolosos», causados por rivalidades y deseos de venganza, discordias entre campesinos y terratenientes, injusticias políticas, o debidos incluso a la esperanza de crear nuevos puestos de trabajo en los servicios de lucha contra los incendios.

Otro factor es la práctica de quemar el sotobosque con el fin de preparar pastizales para el ganado ovino. Actualmente hay en Cerdeña más de tres millones de ovejas, en comparación con las 900000 que había a finales del siglo pasado.

Como consecuencia, se ha producido una serie de incendios sin precedentes que han afectado a miles de hectáreas pobladas de alcornoques, encinas, enebros castaños y pinos silvestres, lo que ha creado funestos paisajes lunares, desolados y sin ninguna forma de vida. Sólo en el verano de 1985, se registraron en Cerdeña 4900 incendios que destruyeron 55000 hectáreas, de las cuales 8000 eran de montes. En el verano de 1983, que fue excepcionalmente cálido y seco, se quemaron 124216 hectáreas, de las cuales 37505 eran de montes.

PAISAJE RURAL EN CERDEÑA una difícil lucha ¡cara la supervivencia

APEROS TRADICIONALES EN CERDEÑA para las actividades de desbroce y plantación

Fauna silvestre Los incendios han destruido también grandes superficies de hábitat naturales, y los bosques sardos, que una vez ofrecían amparo a la fauna silvestre, corren actualmente el riesgo de transformarse en trampas mortales para algunas especies como el jabalí, el ciervo y el muflón, que están protegidos como especies, pero no están incluidos ni en un parque nacional ni en otro tipo de reserva. En las zonas rocosas inaccesibles de la isla sobreviven sólo algunos ejemplares del buitre grifón depredador del ganado ovino, y las águilas, en otro tiempo numerosas, se encuentran actualmente sólo en lugares remotos. Hace 50 años podía verse en muchas zonas el muflón, hasta que fue obligado a abandonar su hábitat natural, a causa de cambios ambientales provocados por el hombre.

El fuego como arma El Assesorato alla Difesa dell'Ambiente, al acusar a los criadores de ganado ovino de la quema indiscriminada de los terrenos para pastizales, hace una afirmación tal vez brutal: «El criador de ganado ovino no está interesado en la tecnología que, por definición, no es tradicional; su cultura es estática y en sus ideas se refleja sólo la tradición; su mentalidad arcaica le impide aceptar cualquier tipo de innovación. No considera la naturaleza como un elemento que puede activarse, orientarse y utilizarse, sino como un obstáculo permanente contra el cual tiene que luchar día tras día, obstáculo que se manifiesta en la escasez de los suelos y en la penuria de los pastizales. Frente a esto, la única tecnología que puede concebir para eliminar el sotobosque es la más sencilla y básica: la del fuego».

La vida rural En el pasado, el pequeño agricultor ha librado una batalla paralela contra las fuerzas de la naturaleza, destruyendo con picos y azadas la vegetación invasora. Gavino Ledda tuvo su primer contacto directo con la naturaleza de niño, cuando el padre le sacó de la escuela para que contribuyera al mantenimiento de la familia. «Queríamos sembrar algunos cultivos», afirma el escritor, «pero hacia falta ante todo eliminar el sotobosque, tarea poco fácil, ante la que los arrendatarios anteriores se habían dado por vencidos. Mi padre, mi hermano y yo atacamos la compacta masa vegetal con podaderas y hachas, y luego amontonamos los pequeños trozos de madera en forma de hileras. Amontonábamos las malezas más espesas lejos de los árboles y las quemábamos hasta que quedaba sólo la ceniza. Nos hicieron falta muchos meses para desbrozar 20 hectáreas. Ahora, la gente dedica menos tiempo a las actividades agrícolas y pastorales, porque ya no debe hacer frente al problema de la supervivencia».

Lucha contra los incendios Durante las últimas décadas miles de criadores de ganado ovino, como Ledda, han abandonado el campo en busca de un trabajo más remunerativo en las zonas urbanas. Por consiguiente, han dejado en las tierras boscosas una acumulación de materiales muy combustibles, lo que ha creado un enorme problema de prevención de los incendios para el insuficiente personal del cuerpo forestal.

Las altas temperaturas estivales (27-45 °C), la escasez o falta de lluvias, el bajo porcentaje de humedad (30-50%) y los vientos, a menudo fuertes, combinados con terrenos de poca capacidad de retención de agua, son todos factores que crean condiciones ideales para los incendios tanto en los bosques de caducifolias como en los de coníferas «resinosas». Resulta irónico que una isla cuyas aguas marinas figuran entre las más hermosas del Mediterráneo carezca de recursos hídricos terrestres.

A causa del bajo nivel de la capa freática y de los poquísimos embalses, problemas a los que se añade el de unos caminos a menudo insuficientes, ha sido necesario introducir un método más discutible de lucha contra los incendios: el del ataque directo desde el cielo. Este método es problemático, no sólo por la falta de coordinación entre las fuerzas aéreas y terrestres, sino también por los efectos negativos que puede tener sobre la población una publicidad equivocada, la que hace hincapié en el interés de las espectaculares intervenciones aéreas, más que en la prevención.

El Dr. Giancarlo Calabri, Jefe del servicio italiano de bomberos, ha manifestado su preocupación por los espectáculos televisivos sobre intervenciones nocturnas contra los incendios y ha afirmado: «mis colegas franceses me han escrito para expresar su preocupación por la atracción que suscitan esos programas, en los cuales la lucha contra el incendio parece ser 'un juego de niños'. No hace mucho tiempo, un joven pastor, al cual se preguntó por qué había prendido fuego a la ladera de una montaña, contestó: 'Quería alguna distracción, porque estoy siempre solo. Por lo menos, si enciendo un fuego, llegan los aviones de los bomberos'».

Prevención de los incendios Más de la mitad de la superficie total de Cerdeña se halla en manos de propietarios privados, y la prevención de los incendios (es decir el establecimiento y mantenimiento de cortafuegos) es responsabilidad de cada uno de ellos. Por lo tanto, cuando los cortafuegos previstos por la ley resultan demasiado costosos o difíciles de mantener, las zonas boscosas de las fincas más grandes quedan expuestas a un gran riesgo de incendios. En las zonas de propiedad del sector público, las actividades de prevención de incendios son insuficientes debido a la escasez de personal apropiado, por lo que en el periodo estivo, que es de mayor actividad, es preciso depender de las brigadas de bomberos procedentes de Italia continental.

El derecho penal ha cambiado mucho desde la época antigua, cuando la Carta de Logu (1° de abril de 1395) establecía penas severas para los incendiarios: la cárcel o la amputación de la mano derecha. Sin embargo, no es fácil hacer respetar la reglamentación vigente en materia de cortafuegos y quema de pastizales durante el verano y a determinadas horas del día, y parece que las normas actuales no son apropiadas para contener la «epidemia vera-niega».

Gavino Ledda menciona varios factores que considera necesarios: un cuerpo de bomberos con suficiente personal in situ; programas de prevención continua de incendios a cargo de los organismos correspondientes, incluidas actividades de repoblación forestal con especies autóctonas, y un programa de educación destinado a sensibilizar a la opinión sobre la importancia del medio, incluida la reintroducción de un día dedicado a la plantación de árboles en las escuelas.

«Deben adoptarse medidas enérgicas para conservar nuestro patrimonio natural», afirma el escritor, «como la creación de parques nacionales que permitan proteger debidamente la flora y fauna silvestres y los recursos naturales. Es necesario transformar la cría de ganado ovino, de actividad puramente pastoril, en una industria zootécnica moderna. Es muy importante alejar la ganadería ovina de las zonas de plantaciones arbóreas, pues son enemigos naturales».

Quizás por este motivo en Cerdeña, tierra de fuego y de piedra, se sigue impugnando el pacto entre el Creador y el diablo.

Susan Riddle, Roma

Código internacional para los plaguicidas

En el 23° periodo de sesiones de la Conferencia de la FAO celebrado en noviembre de 1985, se aprobó el Código Internacional de Conducta para la Distribución y Utilización de Plaguicidas. El objetivo era asignar responsabilidades y establecer normas voluntarias de conducta para las entidades públicas y privadas que distribuyen y utilizan plaguicidas.

El Código reconoce la necesidad de la cooperación entre los gobiernos de los países exportadores e importadores para promover la adopción de prácticas que aseguren una utilización eficaz e inocua de los plaguicidas, y permitan reducir al mínimo los problemas sanitarios y ambientales provocados por una utilización inapropiada. El Código está destinado a servir en el ámbito de la legislación nacional, como base para las decisiones de las autoridades oficiales, los fabricantes de plaguicidas y demás interesados sobre las prácticas que deben considerarse aceptables.

Quienes deseen recibir un ejemplar del Código pueden pedir el documento Código Internacional de Conducta para la Distribución y Utilización de Plaguicidas (C 85l25), Roma, FAO (1985).

Incendios forestales en Italia por regiones, 1980


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