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El sector forestal en los países con economías en transición de Europa central y oriental

K. Prins y A. Korotkov

Los transcendentales acontecimientos ocurridos en los años 1989 y 1990, cuando los países con economías de planificación centralizada de Europa oriental y la ex Unión Soviética comenzaron a experimentar cambios fundamentales en sus sistemas políticos y económicos y, asimismo, en su identidad nacional, han sido objeto de profundos análisis en muchos lugares. El objetivo del presente artículo es exponer brevemente algunas de las características principales del proceso de transición en dichos países, en la medida en que afectan al sector de los bosques y los productos forestales, y examinar algunos de los principales problemas y dilemas que han de afrontar los gobiernos y los profesionales de dichos países así como quienes tienen la voluntad de ayudarles.

Kit Prins y Alex Korotkov son, respectivamente, Jefe interino y Oficial de Asuntos Económicos de la sección de la madera de la División mixta CEPE/FAO de la Agricultura y de la Madera, con sede en Ginebra.

Ante todo, es necesario hacer presente que continúan produciéndose acontecimientos a un ritmo acelerado, que la base estadística es insuficiente y que hay diferencias muy importantes entre los distintos países en transición. Por consiguiente, las generalizaciones que se hacen en este artículo no siempre están tan sólidamente basadas en hechos objetivos como lo hubieran desea do sus autores. Sin embargo, dado que los países en transición cuentan con importantes recursos forestales y que los cambios que se producen en ellos son muy profundos, tienen amplias repercusiones y no son bien comprendidos fuera de ellos, hemos decidido afrontar el riesgo que comportan las generalizaciones, con la esperanza de contribuir a una mejor comprensión de la situación.

Zonas forestales destruidas por los efectos de la contaminación atmosférica en las Sudetes, en el suroeste de Polonia

LA SITUACION GENERAL

Recientemente, han aparecido en el mapa una serie de países, recién nacidos, vueltos a nacer y reconstituidos. En la actualidad, existen en Europa central y oriental (incluido todo el territorio de la ex URSS) más de 20 países en diferentes fases de transición a la economía de mercado. Los principales objetivos declarados del proceso de transición en el plano económico son similares en la mayor parte de dichos países, que aspiran a reducir las distorsiones y el despilfarro concomitantes al sistema de planificación centralizada. En general, entre esos objetivos figuran la eliminación (o reducción sustancial) de la propiedad y control de las empresas por parte del Estado, la superación de las principales distorsiones causadas por los precios controlados, la apertura de la economía a la competencia e inversión extranjeras, la convertibilidad de la moneda, la liberación del potencial de la libre empresa, etc. Sin embargo, son notables las diferencias que separan a los diversos países por lo que respecta a la celeridad y a la forma en que tratan de conseguir esas metas.

Uno de los autores del presente artículo, A. Korotkov, comprueba la radiactividad existente junto a la alambrada que delimita la zona de Chernobyl, en Gomel, Belarús

Un rasgo general es el descenso de la producción que se ha registrado, y que sigue registrándose, en casi todos esos países, de tal forma que los niveles actuales son entre un 20 y un 40 por ciento inferiores a los de los anos finales de la década de 1980. Existe también una tensión social casi universal, la esperanza de que el proceso de transición produjera resultados rápidos se ha desvanecido, dejando paso a la desilusión, la apatía y, en algunos casos, la ira, circunstancias que han de tener en cuenta los gobiernos nuevos y a veces frágiles. En varios de esos países ha aumentado la popularidad de partidos políticos derivados del antiguo aparato comunista, aunque parece poco probable que pueda producirse un retorno al sistema anterior a 1989.

Un factor que ha agravado la situación es el colapso del sistema de comercio internacional, regulado por el Consejo de Asistencia Económica Mutua (CAEM), que dependía en gran medida del comercio de trueque y de precios de transferencia distorsionados, o incluso de transacciones totalmente no económicas, y que llevó a la creación de industrias enteras sin una base económica sólida. Además, los bajos costos de la mano de obra y otros factores que han otorgado a los países en transición una ventaja competitiva en los mercados mundiales han supuesto una amenaza para las industrias nacionales de los países con economía de mercado, y han desencadenado presiones para que se adopten medidas proteccionistas que podrían dificultar aún más la capacidad de los países en transición de conseguir el crecimiento económico.

LA SlTUACION DEL SECTOR FORESTAL

Los bosques y otras tierras boscosas de los países en transición que suponen aproximadamente el 25 por ciento de los recursos forestales del mundo ocupan unos 977 millones de ha. De esa superficie, más de 771 millones de ha, el 79 por ciento, corresponden a un solo país, la Federación de Rusia. Además de los bosques plantados por el hombre y sujetos a ordenación que existen en Europa oriental y central y en la parte europea de la Federación de Rusia, hay considerables extensiones de bosques naturales sin ordenar en Siberia y las zonas orientales más remotas, que revisten una importancia mundial. El Cuadro (p. 5) ofrece información de carácter general sobre las zonas forestales de los países en transición.

En las antiguas economías de planificación centralizada, la gestión forestal era adecuada desde el punto de vista técnico y se caracterizaba por aplicaciones innovadoras en los campos de la biología y el medio ambiente, pero al mismo tiempo era conservadora, poco flexible e ineficaz desde el punto de vista económico. En la mayor parte de los países se adoptó una política de producción de madera de gran calidad, sustentado en un sistema de ordenación que comportaba una densidad inicial muy elevada en el momento de la plantación y unas prácticas silvícolas intensivas. En una economía de mercado, difícilmente justificarse un sistema de ordenación de este tipo, que entraña costos tan elevados.

En algunos países suscita preocupación el aumento de las talas ilegales, debidas a la relajación de las medidas de control por parte de los organismos estatales, a la pobreza y a la escasez de combustible en las zonas rurales, así como al hecho de que en muchas zonas la madera en rollo es uno de los pocos productos que pueden venderse en los mercados internacionales para obtener divisas. La historia muestra que los períodos de incertidumbre económica y social siempre son peligrosos para los recursos forestales, pues cuando se desvanece la confianza en la estabilidad a largo plazo de las relaciones económicas y sociales, sobre todo por lo que respecta a los derechos de propiedad, se tiende naturalmente a dar prioridad a los beneficios a corto plazo (ingresos procedentes de la extracción de la madera) frente a la rentabilidad incierta y a más largo plazo que puede reportar una ordenación forestal prudente. Naturalmente, esto es objeto de una gran preocupación, tanto en los países en transición como fuera de ellos. Sin embargo, no debe olvidarse que en el sistema de planificación centralizada también se daba el fenómeno de la sobrecorta, pues en algunos lugares (por ejemplo, en Rumania) el gobierno central tomaba decisiones que ignoraban los planes de ordenación y la corta admisible.

Los equipos, especialmente en las industrias de extracción de madera, de elaboración mecánica y de pasta y papel, son, en general, anticuados e ineficaces según los parámetros internacionales (en el pasado dichas industrias estaban protegidas de la competencia internacional). Los recursos internos de capital son escasos y para el capital extranjero la inversión en este sector no es lo suficientemente rentable o, en algunos casos, segura. Además, una gran parte del equipo no cumple con la normativa, más exigente, sobre contaminación que se está implantando progresivamente en la región. Por otra parte, la distorsión de los precios y la adopción de decisiones basadas en factores no económicos condujeron a una construcción irracional de infraestructuras (tanto por su dimensión como por su ubicación) y a una especialización nacional excesiva (que creó problemas de dependencia), y determinaron la existencia de enormes distancias de transporte, tanto para las materias primas como para los productos acabados.

Recursos forestales de los países en transición

Países

Superficie forestal

Existencias en formación

Total
(miles de ha)

% de la sup. Terrestre

Per cápita
(ha)

Total
(millones de m3)

Por ha
(m3)

Albania

14491

50,4

0,43

83

57,3

Armenia

329

11,0

0,09

39

118,5

Azerbaiyán

992

11,5

0,14

128

129,0

Belarús

62561

30,1

0,61

921

147,2

Bulgaria

36831

33,2

0,41

405

110,0

Croacia

2458

43,5

0,53

298,4

121,4

Estonia

1915

42,5

1,24

243

126,9

Eslovaquia

19892

40,6

0,38

3602

181,0

Eslovenia

10772

53,2

0,54

207

192,2

Federación de Rusia

771109

45,2

5,20

81644

105,9

Georgia

2758

39,6

0,51

422

153,0

Hungría

16751

18,0

0,16

305

182,1

Kazajstán

9643

3,5

0,57

366

38,0

Kirguistán

729

3,7

0,16

23

31,6

Letonia

2757

42,7

1,05

439

159,2

Lituania

1959

30,0

0,52

321

163,9

Polonia

86721

27,7

0,23

1432

165,1

República Checa

2637,4

33,4

0,26

617

233,9

República de Moldova

315

9,3

0,07

35

111,1

Rumania

62651

26,4

0,28

1332

212,6

Tayikistán

410

2,9

0,08

6

14',6

Turkmenistán

4127

8,5

1,12

14

3,4

Ucrania

92391

15,3

0,18

1320

14,9

Uzbekistán

1909

4,3

0,09

11

5,8

1 Incluyendo «otras tierras boscosas».
2 Estimación.

Los responsables de la gestión del sector, tanto públicos como privados, tienen dificultades para cubrir los costos. Los precios de la madera, especialmente de la pasta de madera, han caído en toda Europa hasta un nivel sin precedentes. En cualquier caso, las empresas forestales estatales de los países en transición tienen una gran escasez de recursos debido a las fuertes restricciones presupuestarias. En esas circunstancias, es muy difícil que las empresas forestales, aunque comprometidas desde hace mucho tiempo en una ordenación polivalente de los bosques, den prioridad a aquellas actividades cuyo objetivo no es la producción de madera (o, en algunos casos especiales, la obtención de ingresos mediante la caza).

ASPECTOS DEL PROCESO DE TRANSICION

Política y legislación

En los países en transición, como en todos los países, la política forestal tiene como meta la ordenación sostenible de los recursos forestales para proporcionar múltiples beneficios a nivel optimal. En cada país, las orientaciones estratégicas de política se establecen en función de su condición de importador o exportador, de la riqueza de los recursos forestales, de la densidad de población, de la preocupación pública y de la situación de la economía (en particular, de las industrias de elaboración de madera). Dichas orientaciones estratégicas varían mucho de un país a otro y no serán analizadas aquí, aunque casi todos los países en transición parecen otorgar a los aspectos no madereros de los bosques una mayor prioridad que en el pasado, cuando los sistemas en vigor se orientaban hacia la producción. En algunos países, el proceso de transición ha exigido reorientar totalmente la política forestal. El ejemplo más destacado es el de Rumania, país que ha revisado por completo su política de extracción intensiva y de multiplicación de industrias forestales, y que ha decidido reducir drásticamente las cortas para restaurar los recursos forestales.

En todos los países en transición se plantea la necesidad de adaptar la legislación forestal a las profundas transformaciones que han tenido lugar en las esteras social, jurídica y económica. Se hace necesario introducir cambios de gran alcance en la legislación para adaptarla al nuevo marco jurídico e institucional. De forma muy especial, es preciso redefinir la función del Estado en el sector forestal, por ejemplo por lo que respecta a su condición de autoridad de control, de administrador de los recursos forestales, de protector de la biodiversidad y de proveedor de empleo rural. Aunque en algunos países ya se ha completado este proceso (por ejemplo en Polonia) en la mayor parte de ellos no se ha hecho más que comenzar.

Un aspecto que ha de ser especialmente destacado es el reto que supone aplicar un sistema de explotación que respete el principio de la ordenación sostenible de los bosques durante el proceso de reconstrucción, mientras se elabora la nueva legislación. En este sentido, tal vez sea necesario prohibir la explotación de las tierras forestales cuya propiedad ha cambiado de manos, o cambiará previsiblemente [NdR: véase el artículo de Margescu, p. 32].

La privatización

La cuestión de la privatización en el sector de las industrias forestales, de extracción y elaboración, es una de las más espinosas en el conjunto de transformaciones que están teniendo lugar en los países en transición. Entre los complejos problemas que comporta la privatización, hay que señalar los que se refieren a: la modificación de las formas de propiedad; la valoración de los bienes existentes; la búsqueda de medios equitativos y eficaces de transferencia de la propiedad (es decir, si se realiza mediante la venta o la distribución de acciones, si se establece un sistema de cupones, si participan en el proceso sólo los ciudadanos nacionales o también los extranjeros, si se da preferencia a los funcionarios); el establecimiento de sistemas de quiebra (desconocidas en el sistema de planificación centralizada); nuevas relaciones comerciales entre entidades que mantienen relaciones económicas, especialmente complicadas cuando algunas de esas entidades, proveedores, clientes o competidoras, son propiedad del Estado y, en consecuencia, no compiten en igualdad de condiciones; la creación de servicios especializados, en particular bancarios, de contabilidad y de comercialización, así como mercados de valores, etc.

Plantación de abetos establecida en 1989 en la zona contaminada de Chernobyl, en Gomel, Belarús

Es opinión comúnmente aceptada que si se quiere implantar la economía de mercado es necesario privatizar la mayor parte de las empresas estatales. Sin embargo, muchos piensan que existen argumentos que justifican una posición diferente con respecto a las tierras forestales (pero no para las industrias forestales).

Los argumentos en contra de la privatización de las tierras forestales son los siguientes:

· la convicción de que la tierra no debe ser de propiedad privada;

· el temor de que si las propiedades no tienen una dimensión mínima (en los países en transición las propiedades reducidas tienden a ser la norma en el proceso de privatización) será imposible realizar una gestión racional y eficaz;

· el temor de que, al no existir una legislación adecuada, los propietarios de bosques privados administren los recursos de forma irresponsable, por ejemplo, realizando sobrecortas;

· el temor de que los propietarios de bosques privados no garanticen a las industrias un suministro suficiente de madera;

· la creencia de que los propietarios de bosques privados no podrán, o no querrán, invertir en la compra de equipos modernos, necesarios para una ordenación y utilización eficaz y sostenible de los bosques.

Se ha producido ya, sin embargo, una cierta privatización de los terrenos forestales, que en unos casos han sido devueltos a sus propietarios anteriores y en otros han pasado a ser propiedad de cooperativas, cuyo número ha aumentado. En algunos países están formándose - o podrán formarse - gran número de propiedades privadas de tamaño reducido. Este es el caso de Estonia, Letonia, la República Checa y Hungría, así como de Polonia, donde siempre han existido muchos bosques de propiedad privada. Sin embargo, en casi todos los países en transición la mayor parte de las tierras forestales continúa siendo propiedad del Estado. En la Federación de Rusia, Albania, Lituania y Rumania, se prevé que la mayor parte de dichas tierras seguirán siendo estatales.

Toma de muestras de aserrín para comprobar la contaminación radiactiva en la región de Mogilev, Belarús

Pero, incluso cuando la mayor parte de las tierras forestales sigue en poder del Estado, se plantean otros interrogantes:

· ¿deben privatizarse, o realizarse por contrata, todas las operaciones forestales o algunas de ellas?

· ¿es conveniente organizar un sistema de concesiones? A este respecto, cabe esperar que los países en transición no repitan los errores que se han cometido en otras partes.

· ¿Cuál es el sistema más eficaz y eficiente para establecer los precios de la madera (el sistema anterior de bajos precios favorecía el despilfarro) de manera que permita suministrar a la industria la madera que necesita a un precio competitivo?

· En la mayor parte de los países se está considerando el concepto de propiedad forestal comunitaria, pero en la actualidad las comunidades no se encuentran en la posición de aceptar esta responsabilidad y, posiblemente, tampoco de adoptar el necesario compromiso a largo plazo para la conservación de los recursos.

La función del Estado

Los resultados del debate sobre privatización o restitución a antiguos propietarios diferirán de un país a otro. En aquellos países en los que existe un número importante de nuevos propietarios privados de bosques, los servicios forestales deberán afrontar la tarea de establecer normativas y de ayudarles, lo cual exige aptitudes y comportamientos distintos de los necesarios para la gestión de los bosques estatales.

Será necesario asesorar y ayudar a los propietarios y usuarios de bosques privados con vistas a su ordenación. Esta función comportará la creación de nuevas estructuras y procedimientos, la adquisición de equipo y, lo que tal vez es más difícil, una nueva actitud de apoyo y consulta, muy diferente de la función anterior de gestión.

Daños causados a los bosques

La contaminación radiactiva. A consecuencia de la catástrofe de la central nuclear de Chernobyl, ocurrida el 26 de abril de 1986, en 1991 se habían detectado diversos niveles de contaminación por radionucleidos en una superficie de 13,1 millones de ha, de las que 4,7 millones de ha se encuentran en la Federación de Rusia, 4,6 millones en Belarús y 3,7 millones en Ucrania. Más de 4 millones de ha de la superficie contaminada están ocupadas por bosques. La contaminación radiactiva ha perjudicado gravemente al sector forestal en los tres países, principalmente al reducir los USOS económicos y recreativos de los bosques, aumentar los costos de la ordenación forestal y exigir desembolsos para compensar los perjuicios de carácter social (salarios suplementarios, costos de reasentamiento, etc). El accidente de Chernobyl obligó a modificar la gestión y vigilancia de los bosques en las zonas afectadas, estableciéndose reservas forestales para realizar actividades de investigación en los lugares afectados por el desastre.

Los peligros que comportan los incendios forestales son especialmente elevados en las extensas superficies contaminadas por la radiación que han sido abandonadas, pues aparte de los daños económicos y ecológicos directos, los incendios pueden producir una contaminación radiactiva secundaria al liberar radionucleidos en la atmósfera (mediante el humo, la ceniza, la carbonilla, el hollín, etc.) y en el agua de escorrentía.

La contaminación industrial. Algunos de estos países sufren graves problemas de contaminación. El que mejor se conoce es la decadencia forestal de la zona que se extiende entre Polonia, Alemania y la República Checa (el «triángulo negro»), debida a la elevada utilización de lignito con un alto contenido de azufre en instalaciones industriales que carecen del equipo adecuado para la lucha contra la contaminación. Para remediar esa situación serán necesarios muchos años y una inversión de muchos millones de dólares para lograr utilizar otros combustibles y/o instalar equipos de limpieza de los gases de descarga.

Producción, comercio y mercadeo

La producción de madera en rollo y de muchos otros productos madereros ha disminuido, no sólo en la Federación de Rusia y otras repúblicas de la ex Unión Soviética, sino también en diversos países de Europa oriental y central. Los mismos problemas (aumentos de los costos de la electricidad, el combustible y los salarios, etc.) han afectado también a las industrias de elaboración. Durante los cinco o seis últimos años se ha registrado una reducción del 30 al 40 por ciento de la producción de productos mecánicos de la madera y la disminución ha sido aún mayor por lo que respecta a la producción de pasta y papel.

Varias son las razones que explican ese acusado descenso, entre ellas:

· el importante aumento de los precios de los productos madereros en el mercado interno;

· el colapso de los sistemas de distribución de planificación centralizada;

· la ruptura de los lazos entre empresas e instituciones en los países en transición;

· la interrupción de la interrelación de las economías del antiguo bloque del CAEM;

· la falta de inversiones en el desarrollo de las empresas de elaboración de madera y en nuevas tecnologías;

· el deterioro de las instalaciones, la maquinaria y el equipo de las industrias de extracción y elaboración de madera y de pasta y papel;

· la falta de calidad de algunos productos, que impide que sean competitivos en el mercado mundial;

· las dificultades para penetrar en nuevos mercados y la política proteccionista de algunos países occidentales.

En la actualidad, la renta nacional es inferior - en muchos casos muy inferior - a la de 1989 en casi todos los países en transición. Este factor incide también de forma negativa en la situación de las industrias forestales, ya que la demanda interna efectiva de los productos de estas industrias es baja (aunque la demanda latente, especialmente para la construcción de viviendas, es fuerte). Además, en la situación anterior, caracterizada por la limitación de la oferta, la existencia de una infraestructura de comercialización no sólo era innecesaria sino contraria al espíritu del sistema. Esa infraestructura es ahora sumamente necesaria para la fijación de precios, la organización de la distribución y la atención de las necesidades del consumidor.

Como ya se ha afirmado anteriormente, la situación no es igual en todos los países. Por ejemplo, el año pasado se vieron claramente algunos signos de recuperación en el sector de los productos de la madera de Eslovenia, Hungría, Letonia, Polonia y la República Checa.

La desaparición del CAEM y del sistema estatal de comercialización en general, así como la aplicación en el comercio internacional de los precios del mercado mundial, en lugar de los precios controlados o de los mecanismos de trueque que se utilizaban anteriormente, han perturbado por completo la estructura del comercio. Muchos países en transición dependían de las importaciones de materias primas, particularmente de madera aserrada y de pasta y papel, de la ex Unión Soviética. Ahora, dichos suministros son imposibles de conseguir o resultan mucho más costosos. Por ejemplo, en Hungría existen dos grandes aserraderos, que fueron construidos especialmente para la elaboración de trozas importadas de Rusia, que en este momento están paralizados. Por otra parte, algunos sectores industriales de países del antiguo bloque oriental se desarrollaron con el fin de exportar a la Unión Soviética y muchos de esos mercados (por ejemplo el de los muebles) han desaparecido.

A pesar de todo, el comercio internacional ofrece buenas oportunidades a aquellas empresas que saben aprovecharlas. En efecto, los costos de la mano de obra y de la materia prima son bajos, muchos mercados de Europa occidental (especialmente Alemania) están próximos y se han encontrado mercados para las materias primas (como la madera para pasta y las trozas, frecuentemente a muy bajos precios) y para la madera aserrada, por ejemplo, procedentes de Polonia y de los países bálticos. Han surgido algunos obstáculos, como el desconocimiento de las normas y prácticas comerciales y la reacción negativa de algunas industrias occidentales, que se sienten amenazadas por los nuevos proveedores.

Aspectos positivos y oportunidades

Los problemas y dificultades que se han esbozado anteriormente pueden transmitir una impresión totalmente pesimista. Es cierto que son muchos los aspectos negativos y los problemas acuciantes, pero por otra parte el sector forestal de los países en transición tiene algunas características muy positivas y ofrece algunas oportunidades, por ejemplo:

· en muchos países existe una fuerte tradición forestal y un sólido sistema educativo en esta materia, que durante los años en los que estuvo vigente el sistema de planificación centralizada aspiraba a mantener un nivel de calidad elevado;

· en general, los bosques han sido gestionados de forma conservadora y existe una buena infraestructura de transportes (excepto en las partes más remotas, como Siberia, las zonas orientales más distantes y las regiones montañosas de Europa oriental y del Asia central);

· en algunos países, como Hungría y Bulgaria, se aplica desde hace mucho tiempo una política de establecimiento de plantaciones forestales;

· es posible aumentar notablemente las talas (que en la mayor parte de los países sobre los que se poseen datos son muy inferiores a la tasa de incremento);

· los costos de la mano de obra son bajos y existen mercados importantes que están relativamente próximos;

· en algunos países ha surgido un grupo de empresarios (formado en muchos casos por los antiguos gestores de las empresas estatales, que son ahora los gerentes y/o propietarios de empresas que actúan como compañías privadas aunque de hecho todavía no han sido privatizadas) que están creando empresas y consiguiendo mercados;

· existe una importante red de institutos de investigación que se ocupa de los diferentes aspectos del sector forestal.

NECESIDAD DE ASISTENCIA Y PROBLEMAS QUE DEBEN SER SOLUCIONADOS

Los países en transición necesitarán diversas formas de ayuda, que deben contemplarse en el contexto del marco jurídico establecido - o por establecer - de cada país y teniendo en cuenta las prioridades nacionales.

Entre las esferas prioritarias y aspectos especiales que deberán ser objeto de la ayuda internacional figuran los siguientes:

· desarrollo institucional;

· creación de la infraestructura jurídica y normativa para el desarrollo sostenible del sector de los bosques y los productos forestales (incluido el intercambio de experiencias con economías de mercado y con otros países en transición);

· creación de empresas viables desde el punto de vista económico;

· capacitación, especialmente en los campos de la gestión comercial, la comercialización y el manejo de computadoras;

· acceso a los mercados internacionales de los productos de las industrias forestales y de elaboración de madera;

· ayuda financiera para invertir en la infraestructura y los bienes de equipo necesarios para las industrias forestales sostenibles;

· ayuda técnica que facilite la fabricación de productos competitivos;

· asistencia (en forma de asesoramiento y equipo) para crear un sistema moderno y confiable de elaboración de estadísticas;

· cooperación internacional con el objeto de favorecer los intercambios de información y dar la posibilidad a los expertos de los países en transición para que participen en reuniones, seminarios, etc.

CONCLUSION

¿Cuáles son las perspectivas del sector forestal en los países en transición de Europa central y oriental? Dependerán del resultado del proceso de transición en general, de que se alcance una situación política, jurídica, social y económica estable, y de que se pueda reanudar el crecimiento económico. De manera más concreta, en el sector forestal es necesario aclarar la cuestión de la propiedad, adaptar los servicios forestales, realizar inversiones cuantiosas en las industrias forestales, y llevar a cabo una labor decidida de enseñanza y capacitación. Aunque otros países pueden prestar ayuda en lo que respecta a las inversiones, la enseñanza y la capacitación y, asimismo, no cerrando sus mercados a las exportaciones procedentes de los países en transición, la principal responsabilidad recae sobre los gobiernos, el personal forestal y los industriales de los propios países en transición.

Sería imposible ocuparse en un sólo artículo de todos los aspectos específicos del desarrollo del sector de los bosques y de los productos forestales en los países en transición. Los autores confían en que el presente artículo suscite una reflexión más profunda sobre el tema y nuevos análisis en Unasylva y en otras publicaciones, dirigidas no sólo al sector forestal sino a una audiencia más amplia.

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