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Componentes alimentarios en las actividades de desarrollo forestal

C. Ogden

Cynthia Ogden es consultora en materia de planificación nutricional y análisis de políticas alimentarias. En la actualidad reside en Brookline, Massachusetts, EE.UU.

A medida que en las actividas de desarrollo forestal adquieren importancia criterios distintos de las utilidades económicas y financieras, los especialistas en bosques y en nutrición perciben la existencia de afinidades entre sus respectivas disciplinas y reconocen la posibilidad de incorporar objetivos alimentarios a los proyectos forestales. No obstante, hasta ahora se ha hecho poco en ese sentido.

Este artículo pasa en revista todo lo que relaciona los bosques con la alimentación, y examina las tentativas de crear conciencia de esas vinculaciones y de estimular actividades comunes sobre el terreno. Cita en particular un seminario regional celebrado en Tailandia en 1988. Insiste en la necesidad de hacer más, y describe la labor que se lleva a cabo en la FAO para formular metodologías y directrices que orientan en la incorporación de elementos de nutrición a las actividades de desarrollo forestal.

En las Filipinas Lucina glauca usada en reforestación proporciona también forraje y leña

LA ALIMENTACION Y LOS BOSQUES

Los árboles y los bosques contribuyen a la alimentación de varias maneras. La primera y más evidente, proveen de muchos productos comestibles. Las hojas y frutos silvestres contienen vitaminas. Las semillas, las nueces, las raíces y los tubérculos surten de grasas e hidratos de carbono. Los hongos, las gomas y las savias dan proteínas y minerales. En muchos casos las proteínas que consume la gente del campo son en su mayoría las que obtiene de la fauna silvestre. Los alimentos que provienen de los bosques contribuyen a dar variedad a la dieta o a hacerla más apetitosa. Finalmente mitigan carestías anuales o catastróficas.

Los árboles también contribuyen indirectamente a la alimentación estabilizando el medio para que prospere la agricultura. Protegen la tierra contra la erosión, cortan el viento y dan sombra. Las hojas caídas enriquecen el suelo y las raíces profundas contribuyen a movilizar nutrientes para los sembrados. Los bosques mejoran la calidad del agua porque gracias a ellos arrastra pocos sedimentos. Los bosques y los árboles contribuyen a asegurar el abastecimiento de alimentos que no parecerían tener nada que ver con ellos, ya que de los árboles y bosques se extraen forrajes para animales que producen carne, leche, etc. Todo eso significa que en realidad hay sistemas para que los bosques produzcan alimentos sostenidamente.

La accesibilidad a los productos forestales determina el tiempo que las mujeres pueden dedicar a actividades domésticas. Bajo muchos tipos de organización social las mujeres desempeñan funciones críticas para la alimentación y existencia cotidiana de la familia. Cuanto más tiempo tengan que consagrar a la traída de leña y forraje, menos pueden dedicar a la producción y preparación de la comida, a ganar algún dinero y a ocuparse de los hijos. Cuando alguna de estas actividades flojea, todo el bienestar de la familia se resiente.

Las repercusiones del aprovisionamiento de leña sobre la alimentación son más complejas de lo que a primera vista parece (véase el artículo «Efectos de la escasez de leña en los regímenes alimentarios»). Algunos expertos consideran que al disminuir la cantidad de leña se acorta el período de cocción, disminuye el consumo de alimentos, aumenta la incidencia de enfermedades causadas por la contaminación a través de comidas mal elaboradas y desaparece la posibilidad de hacer conservas para consumirlas posteriormente.

Esta figura que muestra las conexiones existentes entre las ciencias de los bosques y de la nutrición, no incluye todas las que afectan el estado de la nutrición. Se concentra en aquellas en que las actividades forestales pudieran ser agente intermediario. A la izquierda figuran los productos y beneficios que suelen reportar los proyectos forestales. Más a la derecha, las casillas indican la relación existente entre producción forestal y estado de la nutrición.

Actividades forestales relacionadas con la nutrición

La leña, las materias primas recogidas en el bosque, el trabajo remunerado en actividades forestales y las medicinas significan un ingreso que puede ser esencial para la familia. Por ejemplo, los campesinos que crían gusanos de seda con hojas de moral ganan dinero para la compra de comestibles esenciales y convenientes para diversificar una alimentación monótona, así como medicinas. Estas atajan infecciones que de otro modo serían causa de malnutrición en personas y animales.

Conviene reconocer que los efectos potencialmente positivos del bosque sobre la alimentación de los pobladores no siempre están implícitos en los proyectos de desarrollo forestal. Todos éstos, desde las grandes plantaciones industriales hasta los pequeños bosques comunitarios, tienen repercusiones positivas o negativas sobre la alimentación de los campesinos. Positivas si se tienen bien en cuenta las necesidades y los usos locales de los árboles y los bosques. Negativas si, por ejemplo, desconocen las consecuencias de una menor accesibilidad al bosque por causa del proyecto.

La nutrición enlaza la silvicultura con la zootecnia en Nepal se contiene la erosión de las alturas dando al ganado forraje recogido en el bosque, en vez de dejarlo pastar libremente

COLABORACION DE ESPECIALISTAS FORESTALES Y NUTRIOLOGOS

En reconocimiento de las posibles repercusiones de las actividades forestales sobre el estado de la nutrición ya se han tomado algunas medidas para que especialistas forestales y de la nutrición colaboren en sus actividades de desarrollo. Hace varios años un artículo publicado en Alimentación y Nutrición (Hoskins, 1985) presentó esa idea a un público en que predominaban los nutriólogos. La autora hizo notar la necesidad que tenían los técnicos forestales de información sobre nutrición desde el punto de vista del desarrollo forestal y rural en general. También hacía falta, dijo, que los expertos en materia de nutrición se dieran cuenta de cómo las actividades forestales pueden ser de utilidad para ellos. Hizo resaltar:

«la necesidad de encontrar un medio de identificar los efectos en la nutrición de las diversas intervenciones forestales, a fin de que ellos mismos y otros profesionales no pertenecientes al campo de la nutrición estén informados de los posibles resultados negativos. ¿Qué datos básicos podrían ayudar a determinar el impacto positivo o negativo de los proyectos en los grupos vulnerables?... Muchos expertos forestales... necesitan saber cuándo se requiere una intervención nutricional, y están interesados en recibir sugerencias útiles sobre cómo lograr los mejores resultados posibles para las comunidades locales y, por lo menos, estar seguros de que sus intervenciones no causen daños de tipo nutricional» (Hoskins, 1985).

Más recientemente, partiendo de la descripción que hiciera Hoskins de los vínculos existentes entre bosques y nutrición, se ha analizado más a fondo este tema y se ha hecho una investigación bibliográfica (casi todo material en lengua inglesa) por cuenta del Departamento de Montes de la FAO (FAO, 1989). Esta lista contiene más de 200 ejemplos concretos de las relaciones mencionadas por Hoskins.

También se está documentando la importancia de los productos forestales distintos de la madera (incluidos los que se consumen como alimento) para la zona húmeda del Africa occidental (Falconer, en prensa). Vale la pena señalar que una buena parte de las referencias que contienen ambas obras corresponden a fuentes disponibles directa y a veces exclusivamente, en colecciones del Tercer Mundo. Eso implica que, por lo menos a nivel local, ya se ha investigado esta cuestión y que ulteriores consultas permitirían identificar ejemplos prácticos. Convendría utilizar para ello investigadores locales ya que éstos, mejor que nadie, conocen y tienen acceso a material como tesis inéditas o informes redactados por instituciones nacionales.

La FAO organizó un seminario regional sobre la nutrición y los bosques en la Universidad de Khon Kaen, Tailandia, en octubre de 1988 (NdR: Poco después de escrito este artículo, en octubre de 1989, se celebró un segundo seminario regional de la FAO en Zambia). Asistieron 31 expertos en bosques y nutrición de cinco países (Bangladesh, Indonesia, Nepal, Tailandia y Viet Nam). Con objeto de facilitar la discusión tanto en el plano teórico como en el técnico, las delegaciones habían traído personal de oficina y de campo; por ejemplo, la delegación de Nepal estaba integrada por el jefe de planificación del Ministerio de Bosques y Conservación de Suelos, el jefe de la dirección de nutrición del Ministerio de Agricultura y el coordinador nacional del Proyecto que recibía ayuda de la FAO, «Fomento del ingreso y del empleo mediante bosques comunitarios».

El proyecto Tailandés introduce la producción integrada de árboles y cosechas en lagar de la agricultura migratoria

Gran parte del tiempo se dedicó a determinar qué lazos existen entre los bosques y la nutrición en el contexto asiático. Las ponencias de los delegados pusieron de relieve las diferencias existentes en la práctica.

Los participantes de Nepal presentaron un estudio que examina la relación existente en su país entre decaimiento del ambiente forestal y seguridad alimentaria. Concluye que la ordenación integral de bosques, suelos, aguas y ganado es la clave para mejorar el estado de la nutrición del pueblo nepalés (Anón., 1988a). El informe insiste en cómo la degradación de los recursos forestales de Nepal va acompañada de erosión del suelo y carestías alimentarias.

El estudio también hace notar que la deforestación ha conducido en Nepal a que por utilizarse la biomasa y el estiércol también como combustible, entren en competencia con su utilización como abono. Esta competencia ha ido en detrimento de la producción de alimentos porque en general se ha dado preferencia al uso como combustible. En definitiva, la escasez de leña ha dado como resultado una pérdida de fertilidad de los suelos. Un experto ha calculado que si se pudiera disponer de más llena, aumentaría la producción de cereales en más de un millón de toneladas métricas al año, lo cual es un aumento de más del 25 por ciento (Banco Mundial, 1978; Anón., 1988a).

El estudio también demostró la relación existente entre el decaimiento de los bosques y prácticas inadecuadas para la cría del ganado. En efecto, los bosques son fuente importante de forrajes, pero si no se regula el apacentamiento de los animales en laderas boscosas muy pendientes empeora la erosión y disminuye la producción de forraje.

Finalmente, el estudio nepalés afirma que aun cuando ya se suele reconocer la relación entre bosques y nutrición, y aun cuando muchas actividades encaminadas al desarrollo tienen objetivos que darán como resultado mejorar la alimentación de la población rural, hasta la fecha son pocas las actividades dirigidas específicamente a mejorar la alimentación que se han incorporado a proyectos forestales.

La documentación redactada por la delegación de Indonesia (Wartaputra, 1988; Tedjokoesoemo, 1988) trata de varias actividades forestales orientadas a la producción de alimentos. Por ejemplo, en varias partes de Indonesia, y en particular en Java, en la explotación forestal de Perum Perhutani, se están llevando a cabo actividades de repoblación industrial intercalando cultivos alimentarios con los árboles (sistema Tumpangsari). Entregan a los campesinos insumos como semilla de alta calidad, fertilizantes, pesticidas, etc., para la producción de arroz, a cambio de su trabajo en las plantaciones intercaladas de techa. Aunque la idea original había sido proporcionar mano de obra a poco costo para la plantación, hace notar el estudio de referencia que el mejoramiento logrado en la alimentación local ha conducido a que se haga mucho más amplio uso del sistema tumpangsari en las plantaciones industriales.

En otros lugares de Java, al reforestar se intercalan con los árboles cultivos de alimentos de consumo. El Gobiemo prepara la tierra con maquinaria apropiada y permite en todo momento el acceso de la gente del lugar. De este modo, en vez de dejar que crezca espontáneamente entre los árboles hierba alta, fácil presa del fuego, los campesinos utilizan el espacio libre para sembrar maíz, arroz, frijoles y melones (Tedjokoesoemo, 1988).

En el curso de los debates los participantes en el seminario examinaron uno de los primeros casos en que se incorporaron indicadores alimentarios mensurables: un proyecto Gobierno/FAO/PNUD sobre Rehabilitación forestal diversificada en el nordeste de Tailandia. El objetivo de este proyecto, llevado a cabo entre 1979 y 1986, era rehabilitar una parte muy decaída de la Reserva Forestal Nacional de Khao Phu Luang. Valiéndose de bosques comunitarios, el proyecto buscó una manera estable, y viable desde el punto de vista socioeconómico, de substituir la agricultura migratoria; la idea era combinar la siembra de cultivos alimentarios con actividades forestales (FAO, 1988a; Saowakontha et al., 1988).

En 1985, se llevó a cabo una encuesta alimentaria entre un número limitado de alumnos de las escuelas de la zona de dicho proyecto siguiendo una metodología de la FAO apropiada para incorporar elementos de nutrición a proyectos agrícolas (Thompson, 1988). Esta metodología prescribía el análisis de la información tradicionalmente utilizada para denotar el estado de la nutrición (como peso y altura) a fines de la estación seca, en julio, y de nuevo a fines de la temporada de las cosechas, en noviembre, el peso (y, por consiguiente, el estado de la nutrición) de los niños aumentaba significativamente; en la zona de control no fue así. Desgraciadamente, por no haber usado medidas antropométricas apropiadas no fue posible aislar los efectos de las actividades forestales. No se pudo demostrar que el aumento de peso de los niños era debido a las actividades forestales.

En resumen, el proyecto de Tailandia fue un importante adelanto y demostró la necesidad de idear una metodología basada en indicadores nuevos que permitan medir precisamente el efecto de las actividades forestales sobre el estado de la nutrición.

En la clausura del seminario de Khon Kaen, los participantes presentaron una serie de propuestas para la incorporación de aspectos de la nutrición a proyectos forestales (FAO, 1988b; Anón., 1988b). La propuesta presentada por los delegados de Viet Nam hacía resaltar la necesidad de que los nutriólogos del gobierno cooperen con los expertos forestales en la planificación y ejecución de proyectos. Recomendaban, por ejemplo, que se dieran a los expertos forestales los resultados de una encuesta sobre la nutrición realizada en dos cooperativas para averiguar los hábitos en el consumo de alimentos, las estadísticas vitales y las medidas antropométricas. Con base en esa información los expertos forestales determinarían qué problemas alimentarios era posible resolver en los bosques. Nepal hizo una propuesta análoga en la que establecía una distinción entre los objetivos a largo plazo y los inmediatos. Entre estos últimos, estudios de la situación inicial y seminarios; entre los objetivos a largo plazo, creación de puestos de trabajo, generación de ingreso y explotación sostenida de los recursos forestales. La propuesta de Bangladesh describía la necesidad sentida en ese país de llevar a cabo una encuesta sobre el estado de la nutrición de los campesinos y otros agricultores. Mencionaba varios tipos de actividades forestales en las que sería posible incorporar objetivos alimentarios, incluidos algunos trabajos sobre selección de especies en que se ayudaría a los campesinos proporcionándoles abonos o productos forestales; además el estímulo de actividades generadoras de ingreso. Los objetivos de la propuesta de Indonesia eran muy generales, como educación y producción de alimentos. Los participantes de Tailandia sugirieron actividades forestales de tipo general que puedan ser de provecho para la nutrición e insistieron en la necesidad de obtener datos sobre el estado de la nutrición.

Los productos del bosque generan ingreso mujeres elaborando aceite de palma en Topo

Las propuestas presentada en el seminario no fueron, en general, suficientemente específicas para que fuera posible aplicarlas o para pedir que las tomaran en cuenta entidades extranjeras de ayuda. De todos modos, revelan la nueva tendencia a relacionar bosques y alimentación y hacer resaltar la necesidad de una metodología apropiada para ello.

FORMULAR METODOLOGIA SOBRE BOSQUES Y NUTRICION

La FAO está esforzándose por idear nuevos procedimientos para aprovechar las relaciones existentes entre los bosques y la alimentación. La autora se ocupa en estos momentos de formular métodos y redactar una guía que orienten en la incorporación de elementos de nutrición a los proyectos de desarrollo forestal de modo que las características elegidos sean mensurables. Aunque la metodología en cuestión está todavía en borrador y aunque será preciso revisarla y ensayarla, es posible resumir sus elementos esenciales. En primer lugar, los planificadores de un proyecto necesitan acopiar información sobre los factores que más influyen en el estado de la nutrición (provisión de alimentos y fuentes del abastecimiento, ingreso, medio ambiente, tiempo de que disponen las mujeres, etc.). Segundo. valiéndose de esos antecedentes han de determinar qué objetivos alimentarios son compatibles con los objetivos generales del proyecto y decidir concretamente qué actividades forestales permitirán alcanzarlos. Por último, tienen que adoptar indicadores apropiados para vigilar y evaluar cómo afecta al proyecto el estado de la nutrición. Otros dos elementos de la metodología son definir y armonizar la función de los especialistas en nutrición y forestales, y concretar la participación de la comunidad local (Ogden, 1989). A continuación se resume la citada metodología.

Acopiar la información básica

Al formular el proyecto es preciso averiguar el estado de la nutrición en la zona del proyecto. Hay que determinar cuáles son los problemas de la comunidad y cuáles son sus grupos vulnerables. No basta con los especialistas forestales para cubrir estos asuntos referentes a la nutrición. En el proceso de planificación han de participar nutriólogos, sociólogos y, sobre todo, gente del lugar.

También es indispensable averiguar qué usos alimentarios hace la comunidad de los árboles y los bosques. Por ejemplo, qué productos del bosque comen y qué nutrientes contienen. A este respecto es preciso reunir datos sobre todos los aspectos de la alimentación que puedan ser afectados por el bosque: abastos, ingresos, medio ambiente y tiempo de que disponen las mujeres. También en esta fase será útil la cooperación de los nutriólogos.

Definir los objetivos alimentarios

La información básica reunida permitirá incorporar al proyecto objetivos alimentarios que reflejen los objetivos generales, el calendario y las necesidades y deseos más vehementes de la comunidad. Por ejemplo, si el proyecto se propone incrementar los recursos de leña, un objetivo de nutrición podría ser remediar las carencias de hierro de los pobladores introduciendo una especie arbórea que tenga hojas comestibles ricas en hierro. Otro objetivo alimentario podría ser aliviar la escasez estacional de alimentos introduciendo árboles que produzcan frutas y leña.

Los rompimientos intercalados con arbustos proporcionan frutas o semillas comestibles

Ejecución del proyecto

Por lo que hace a la ejecución del proyecto, es importante tomar en cuenta la gran variedad de actividades forestales que tienen algo que ver con la nutrición: ordenación de los bosques naturales o plantados de modo que se aprovechen sus recursos alimentarios; incorporar a los sistemas de cultivo la producción de alimentos, forrajes y materias medicinales con una ordenación que prevea árboles plantados en los linderos y en los setos, y plantar arbustos y árboles que produzcan comestibles buenos para meriendas; etc. En cada uno de esos casos haría falta incluir:

· selección de especies;

· ordenación de los bosques de modo que se aprovechen los productos más necesarios localmente;

· actividades accesorias que produzcan un máximo de beneficios para los pobres;

· programas que compensen la falta de beneficios en los períodos en que todo son gastos;

· determinar las fluctuaciones estacionales y elegir árboles que rindan alimentos en los períodos de escasez;

· constituir una fuente de alimentos que compense por los carentes durante sequías u otras penalidades;

· establecer rompimientos polivalentes, plantando por ejemplo arbustos que además den frutos y semillas comestibles;

· proporcionar empleo en las empresas cercanas de transformación de productos forestales.

Además, los proyectos pueden proponerse diversificar la producción para reducir al mínimo los riesgos e incrementar los beneficios para el estado de la nutrición. O bien, compensar a la comunidad por aspectos posiblemente negativos, tales como impedir el acceso del ganado a campos donde haya arbolitos en crecimiento; la compensación sena a base de árboles forrajeros o en otros casos, de crear servicios sanitarios si, por culpa del proyecto, aumenta la presencia de vectores de enfermedad.

Necesariamente, las actividades relacionadas con la alimentación son distintas en cada proyecto. Los jefes de proyecto, los nutriólogos y la gente del lugar tendrán que decidir cuáles adoptar teniendo en cuenta los objetivos del proyecto y los recursos disponibles.

Mejorar el suministro de alimentos. Si uno de los objetivos del proyecto es mejorar el abastecimiento, las actividades forestales pueden encaminarse a apoyar la producción agrícola o bien a proporcionar directamente alimentos del bosque. Las actividades podrían consistir en la plantación, a lo largo de los bordes y linderos, de árboles que proporcionan fruta o follaje comestible, o forraje. Es particularmente conveniente pensar en especies que fructifiquen cuando más flojea la producción agrícola. Otras actividades podrían encaminarse a facilitar el acceso a hongos, miel, nueces, hojas, frutos, raíces y a la caza existente en el bosque.

Generación de ingresos. Muchos proyectos forestales contribuyen de manera importante a incrementar los ingresos de la gente del lugar, bien sea produciendo cosechas comerciales, o bien fomentando la creación de pequeñas empresas de base forestal. La venta de fruta, hongos, materias medicinales, leña y otros productos del bosque es fuente de ingreso para las mujeres y en general para quienes tienen pocos recursos. Una encuesta llevada a cabo en las Filipinas determinó que más del 50 por ciento de los miembros de una comunidad rural ganaba dinero con la venta de madera y de retén (Siebert y Belsky, 1985). En muchos países pequeñas industrias de construcción de muebles de madera proporcionan ingresos a las familias.

No obstante, es preciso sopesar cuidadosamente el efecto que pueden ejercer sobre la alimentación los esfuerzos por mejorar los ingresos de la gente del campo. En algunos casos, los proyectos forestales destinados a incrementar el ingreso pueden conducir a empeorar el estado de la nutrición. Así ocurre, por ejemplo, si cambian de consumir alimentos locales al consumo de productos comprados, ya que tal vez resulte una dieta de peor composición desde el punto de vista de la nutrición. Otros casos en que pueden registrarse repercusiones negativas son una transferencia de tierras que reduzca las posibilidades de trabajo de las mujeres; o un cambio en el control de los recursos y fondos; o aumentos en el precio de los alimentos; o una mayor exposición de los campesinos al peligro de las fluctuaciones del mercado (FAO, 1989a). Si se confía en mayor medida en alimentos procedentes de fuera de la región y los medios de transporte no son buenos, el resultado sería una menor disponibilidad local de alimentos y un aumento de los precios. Esto a su vez afectaría negativamente la alimentación de los más pobres y vulnerables (von Braun y Kennedy, 1986).

Apicultura es el elemento nutricional de una plantación industrial en América Latina

Mejorar las condiciones del medio ambiente. Al reconocerse la participación de los moradores como esencial para el éxito de proyectos cuyo objeto sea la conservación y ordenación de recursos naturales, se deduce lógicamente que es indispensable incorporarles elementos de nutrición. Por supuesto que, a la larga, para que mejore la alimentación son indispensables actividades dirigidas a mejorar las condiciones del medio. Para la productividad, es esencial crear un sistema de producción sostenible que incluya, por ejemplo, la siembra a lo largo de curvas de nivel, abonos verdes y otros medios de mejorar la producción agrícola. Las actividades de ordenación de cuencas hidrográficas que tienen por objeto solucionar problemas de abastecimiento de agua, automáticamente mejoran las condiciones sanitarias. Si la ordenación incluye una rotación de zonas reservadas para proteger su regeneración, habrá algunas posibilidades, aunque limitadas, de acceso para los pobladores. Pueden usarse coagulantes naturales de los árboles para depurar el agua (Jahn, Musnad y Burgstaller, 1986).

Producción industrial. Aunque la incorporación de objetivos alimentarios es más fácil en los proyectos que ya incluyen aspectos sociales, no hay que limitarse a éstos. Por ejemplo, en un proyecto de plantación industrial, si se eligen las especies de modo que sean útiles para la alimentación, los moradores podrán aprovechar las hojas podadas como forraje o como abono verde. También se puede pensar en intercalar cultivos alimentarios entre las filas de los árboles. O se ordena la vida silvestre de modo que sirva para mejorar la alimentación: esto es con frecuencia fácil en las plantaciones industriales.

Una vez establecida una plantación es esencial determinar sus efectos potencialmente negativos sobre el estado de la nutrición de los campesinos. Por ejemplo, si una pradera o un bosque natural de especies polivalentes se reemplazan con un monocultivo, es fácil que baje la producción de forrajes o de comestibles para consumo humano. Conviene prever esos efectos negativos compensándolos de algún modo.

Seguimiento y evaluación

Un elemento esencial de la metodología utilizada para vincular bosques y alimentación es la determinación de indicadores que permitan vigilar y evaluar los efectos del proyecto sobre las personas vulnerables desde el punto de vista de la nutrición. Hace falta cierta imaginación, ya que casi nunca podrán utilizarse los acostumbrados datos antropométricos (p. ej. peso y altura de los niños). Ningún indicador sirve para todos los proyectos, por lo que habrán de elegirse los más apropiados dados los objetivos, los recursos y la capacidad de las personas afectadas. Si el objetivo es crear puestos de trabajo, convendrá adoptar como indicador del éxito del proyecto el número de puestos de trabajo que se vayan creando para los más vulnerables desde el punto de vista de su alimentación. Los proyectos agroforestales que se proponen introducir técnicas para incrementar la productividad de la agricultura, repartir mejor el trabajo en todas las estaciones del año, o aumentar la producción de forraje, pueden evaluarse vigilando la disponibilidad de alimentos en todo momento durante el año, o la diversidad de comestibles, o las cantidades almacenadas, etc. Los proyectos que aprovechan la relación existente entre el tiempo que las mujeres tienen disponible y la alimentación, consistentes en introducir técnicas que ahorren trabajo o en mejorar el abastecimiento de agua y leña, pueden evaluar los resultados midiendo el tiempo que las mujeres dedican al cuidado de los niños y el número de comidas que diariamente preparan para la familia.

En todos los casos es vital el aporte de la comunidad y también los nutriólogos tienen un importante papel que desempeñar a ese respecto. Es posible elegir indicadores basados en los criterios adoptados por la comunidad para juzgar el éxito o el fracaso del proyecto.

CONCLUSION

Mucho se ha adelantado en la obra de crear conciencia, entre especialistas forestales y de la nutrición, de los nexos existentes entre sus respectivas disciplinas, pero aún falta más para incorporar efectivamente consideraciones alimentarias a los proyectos de desarrollo forestal. Hay que decidir cómo determinar cuáles son los grupos vulnerables por su alimentación que pueden beneficiarse de proyectos con orientación mixta silvoalimentaria, y cómo incorporar en los objetivos y actividades de futuros proyectos la percepción local del estado de cosas. Este proyecto de metodología tiene que ser ensayado y perfeccionado especialmente por lo que hace a la elección de indicadores alimentarios apropiados. El seminario regional celebrado recientemente en Zambia es un importante paso en esta dirección.

A pesar de que los proyectos forestales no pueden resolver por sí solos problemas de malnutrición que tengan raíces económicas, políticas y sociales, es evidente que si forman parte integrante del conjunto de actividades del desarrollo, pueden contribuir a resolver aspectos de una malnutrición causada por insuficiente provisión de alimentos, decaimiento del medio ambiente, disminución del tiempo que las mujeres dedican a la cocina y al cuidado de los niños, bajos ingresos y difusión de enfermedades infecciosas. Los especialistas en bosques y en nutrición empiezan a cooperar para aprovechar esas posibilidades y lo hacen con buenas perspectivas para el porvenir.

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