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Papel de la FAO en la protección contra los incendios forestales: Reseña de actividades 1970-89

J. Troensegaard

Jan Troensegaard se jubiló recientemente de su puesto de Oficial Superior (Plantaciones y Protección) de la Dirección de Recursos Forestales del Departamento de Montes de la FAO.

Este artículo es adaptación de una ponencia presentada por el Sr. Troensegaard a la Primera Conferencia Internacional de Incendios, celebrada en Boston, Massachusetts, EE.UU., en julio de 1989.

Aunque desde hace miles de años el ser humano sabe sacar provecho del fuego, los incendios son causa de grandes pérdidas económicas y de intolerables daños al medio ambiente. Paradójicamente, a pesar de que se usan las más modernas técnicas para detectarlos y extinguirlos, en casi todo el mundo está aumentando la cuantía de los daños que los incendios forestales infligen al ecosistema.

Desde su fundación hace casi medio siglo, la FAO contribuye a mitigar el efecto indeseable de los incendios forestales. Por ejemplo, en 1953 publicó el manual titulado La lucha contra los incendios forestales. El propósito de la Organización es ayudar a los países a protegerse por sí mismos contra los incendios, y a servirse del fuego controlado como medio de ordenación de sus limitados recursos.

En el curso de los últimos 20 años, a petición de los países miembros, el Programa de Campo de la FAO ha proporcionado asistencia técnica por valor de 12 millones de dólares EE.UU. a 36 países en desarrollo mediante 66 proyectos: 24 en Africa, 20 en Asia, 17 en América Latina y 5 en Europa y el Cercano Oriente. Los lugares en que se ejecutan esos proyectos son reflejo de las principales ecologías ígneas de todo el mundo. Las sabanas de Africa (Burkina Faso, Benin, Senegal, Côte d'Ivoire, Guinea, Nigeria, Zaire, Kenya, República Unida de Tanzanía, Zambia, Mozambique: 30 por ciento de los proyectos); los pastizales y masas forestales abiertas de Asia (India, Myanmar, Viet Nam, Tailandia, Filipinas, Indonesia: 23 por ciento); América Central y el Caribe (El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Trinidad y Tabago, Venezuela: 23 por ciento). El 24 por ciento restante de los proyectos se distribuye por igual entre los bosques de coníferas del Himalaya (Pakistán, Bhután, Afganistán); parte templada de Asia (Mongolia, República Popular de China, República de Corea) y América del Sur (Argentina, Chile, Perú), y la región del Mediterráneo/Cercano Oriente (Turquía, Grecia, Siria).

La mayoría de los fondos fueron aportados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que participó en el 61 por ciento de los proyectos con el 87 por ciento de los fondos invertidos, seguido por el Programa de Cooperación Técnica de la FAO (PCT) con el 29 por ciento de los proyectos y el 10 por ciento de los fondos, y Fondos en Fideicomiso con el 10 por ciento de los proyectos y el 3 por ciento de los gastos.

DETECCION DE LOS INCENDIOS utilizando un alidada en Tailandia

En algunos de estos proyectos el elemento central es el incendio forestal; en otros, en general proyectos de desarrollo forestal, colaboró algún especialista en incendios forestales; en otros todavía, hubo visitas cortas de consultores. En los últimos 20 años hubo siete proyectos del primer tipo que consumieron el 61 por ciento de los fondos disponibles en este período, o sea, un promedio de 31 meses de trabajo de asesoramiento cada uno. Entre ellos, el Proyecto de Medios Modernos de Control de Incendios Forestales en la India (véase el artículo de la página 21 ) es, con mucho, el más ambicioso que la FAO ha ejecutado en materia de protección contra incendios forestales.

En el segundo grupo hubo 12 proyectos, todos ellos costeados por el PNUD, que gastaron el 19 por ciento de los fondos disponibles en este período. Proporcionaron un total de 268 meses de trabajo de asesoramiento, es decir, un promedio de 22 meses de trabajo por proyecto. Hubo especialistas en control de incendios agregados a muchos tipos de proyecto, pero su asesoramiento fue más eficaz cuando permanecieron un período relativamente largo integrados a un proyecto de ordenación forestal.

En el último grupo hubo 47 asesoramientos breves, proporcionados por una sola vez, a varios tipos de proyectos de desarrollo forestal o de ayuda por necesidades imprevistas. En Honduras, por ejemplo, los 85 meses de trabajo proporcionados entre 1972 y 1980 a una institución relativamente fuerte y dinámica, coincidieron con la creación de uno de los más eficaces servicios de lucha contra incendios forestales de América Latina y con la reducción del área afectada por incendios en ese país del 30 por ciento en 1974 a menos del 3 por ciento en 1982 (véase entrevista con M. Salazar, Jefe del Servicio Hondureño de Protección contra Incendios Forestales, página 13). En cambio, los 69 meses de trabajo de asesoramiento prestado a una institución asiática no menos dinámica, no dio resultados positivos. Cierto que la densidad de población y la presión demográfica sobre los bosques eran muy distintas. Pasando en revista la labor realizada durante los últimos 18 años, hubo éxitos y también casos en que la visita de consultores repetida a intervalos regulares no bastó para estimular el progreso.

No es fácil determinar las razones por las que el gobierno o institución afectada no prosiguieron llevando a cabo las medidas de acción iniciadas por un proyecto de control de incendios forestales. No obstante, algo tiene que ver el hecho de que un programa eficaz de control de incendios forestales que incluya prevención, detección y extinción, exige una considerable inversión inicial y es muy costoso mantenerlo en funcionamiento. Aunque pudiera parecer que un costo medio de 2,50 dólares EE.UU. por ha no es significativo, para muchos países asciende a una cifra substancial, si no prohibitiva, cuando se extiende a todo su patrimonio forestal. Además, las autoridades forestales tropiezan con dificultades para convencer a los niveles administrativos superiores de que un programa eficaz de control de incendios forestales ahorra más dinero del que cuesta. Parecería, pues, conveniente que la asistencia técnica futura incluya evaluación de daños y planeamiento del control y que junto a las prioridades y los gastos recomendados especifique los beneficios correspondientes expresados en la misma unidad de medida.

Otra dificultad es la insuficiencia del personal profesional de nivel universitario con que cuentan los servicios forestales. Les impide llevar a cabo todas las actividades recomendadas y, lo que es aún más importante, interrumpe la continuidad de comunicación entre el nivel de campo y el de administración, lo cual es causa de falta de comprensión a ese nivel superior y de apoyo para las recomendaciones del proyecto. A este respecto es significativo el hecho de que prácticamente ninguno de los consultores y asesores técnicos especializados en control de incendios forestales sea originario de países en desarrollo. Por consiguiente, en el futuro los proyectos de asistencia técnica en materia de control de incendios forestales deberán dar preferencia a la capacitación a nivel elevado.

FUEGO EN LA SABANA DE KENYA la FAO proporcionó la asistencia para su control

De todos modos, por muy numeroso que sea el personal profesional capacitado, sin la participación activa de la población local es imposible controlar eficazmente los incendios forestales. Por consiguiente, es indispensable comprender cómo se usa localmente el fuego para formular programas que tomen en cuenta sus necesidades y sus deseos.

Un problema que se presenta en todos los proyectos de asistencia es el del nivel técnico de la metodología que se deba recomendar dada la capacidad de absorción del país de que se trate. Resolverlo acertadamente tiene particular importancia en el caso de los incendios forestales, ya que los proyectos suelen exigir el uso de complejo material de comunicaciones e incluso de aparatos ultramodernos para operaciones aéreas. Ninguna solución sirve para todos los casos; sólo se puede decir que siempre hay que tomarlo seriamente en cuenta.

ACTIVIDADES DEL PROGRAMA ORDINARIO

Las actividades de la sede de la FAO en materia de control de incendios forestales abarcan programación y planeamiento, formulación de proyectos, y su ejecución y evaluación. En vista de que en sus reuniones más recientes, los órganos superiores de la FAO han acentuado su preocupación por la prevención y control de incendios forestales, se han asignado fondos adicionales a este campo. En efecto, el programa de labores aprobado para 1990-91 incluye un nuevo puesto en la sede dedicado solo a protección forestal.

La FAO recibe continuamente de todo el mundo solicitudes de información acerca de incendios de bosques. Muchas piden estadísticas a los niveles nacional, regional y mundial. Por desgracia sólo existen datos precisos acerca del número de incendios y de la superficie quemada de los países de la Comunidad Económica Europea, Canadá, Estados Unidos, y algún otro país. Con el fin de llenar esa laguna, la FAO ha hecho estudios preliminares en Africa occidental y el Brasil, a base de imágenes obtenidas mediante satélite por la Administración Nacional (de los EE.UU.) para Oceanografía y la Atmósfera. Han resultado útiles para determinar a un costo muy razonable la localización y el número de incendios ocurridos. En cambio, no sirven para calcular la extensión de las superficies quemadas porque la extensión mínima que se aprecia es de 1 km²; habrá, pues, que ensayar alguna otra forma de telepercepción. Después será preciso encontrar un método eficaz, en función de su costo, para determinar anualmente el número, lugar y extensión de incendios forestales a diferentes niveles de resolución geográfica. Una vez hecho eso podremos, siempre que nos sean asignados los fondos correspondientes, proporcionar con razonable rapidez y precisión, los datos y estadísticas de incendios, por países, por regiones o globales, que se nos pidan.

Reuniones y seminarios

En los últimos diez años la FAO (en colaboración con otras organizaciones internacionales) organizó tres importantes seminarios y consultas técnicas con los incendios como tema central, y otros varios con los incendios como componente destacada. La FAO y la Unesco convocaron en 1977 a una Consulta Técnica sobre Incendios Forestales en el Mediterráneo; la CEPE, la OIT y la FAO celebraron seminarios, en 1981, sobre Prevención y Control de Incendios Forestales en Varsovia (Polonia) y, en 1986, sobre Métodos y Material para la Prevención de Incendios Forestales, en Valencia (España). Por su parte, el Comité Mixto CEPE/FAO/OIT sobre Técnicas Forestales de Trabajo y Capacitación de Trabajadores Forestales también organizó seminarios con los incendios forestales como componente principal, en 1977, en la República Federal de Alemania; en 1980 en España; en 1982 en Noruega, y en 1984 en Turquía.

Las seis Comisiones Regionales de la FAO, las Conferencias Regionales de la FAO, y Silva Mediterranea, que se reúnen cada dos años, se ocupan siempre de los incendios forestales y de los daños que ocasionan. Por ejemplo, el Seminario de CEPE/FAO/OIT sobre Métodos y Material para la Prevención de Incendios Forestales (España, 1986) recomendó que se colaborara más estrechamente con los países del norte de Africa y el Cercano Oriente en materia de capacitación. Obedeciendo a esa recomendación se organizan en España con regularidad cursos de capacitación sobre incendios forestales.

Organizan estos cursos el Instituto Nacional Español para la Conservación de la Naturaleza (ICONA), la FAO y el Centro Internacional de Estudios Superiores de Agronomía Mediterránea (CIHEAM), en las instalaciones que este último el principal patrocinador - tiene en Zaragoza. La parte teórica abarca efectos ecológicos de los incendios; comportamiento del fuego; prevención; detección; extinción; planeamiento y legislación. Se hacen prácticas de campo de quemas prescritas; uso del material de comunicaciones; uso de tanques cisterna de tierra y de aire. Pueden por ahora asistir a los cursos especialistas forestales de los países de Europa, Cercano Oriente y norte de Africa, dándose preferencia a los de países en desarrollo de la subregión; existe la posibilidad de que en el futuro sean accesibles a expertos forestales de otros países.

Publicaciones

La mayor parte de las publicaciones de la FAO sobre incendios forestales se refiere a algún país en particular, fueron redactadas con ocasión de algún proyecto de campo. Se ha publicado un total de 106 documentos de este tipo en el curso de los últimos 20 años. Proporcionan información valiosa y orientaciones para especialistas forestales y planificadores, nacionales o internacionales, que trabajen en el país correspondiente. Abarcan una gran variedad de temas: planes de trabajo; quemas prescritas; legislación; planeamiento; protección de plantaciones industriales; evaluación de daños, relación entre quemas, producción de resina y daños causados por los insectos; simulación de incendios, y protección contra incendios en general. También se han editado varios manuales sobre prevención (Mozambique, Nigeria, 1979);extinción (Nigeria, 1979); prevención y control, y quemas prescritas (El Salvador, 1975).

Las publicaciones hechas en el marco del programa ordinario de la FAO se suelen concentrar en aspectos internacionales. Por ejemplo, la Terminología del control de incendios en tierras incultas (Estudio FAO: Montes N° 70) de 1986 es básica para entender bien y discutir la literatura extranjera y, por consiguiente, para que todos los países que tengan análogos problemas de incendios compartan sus métodos.

En 1986 se llevaron a cabo dos estudios regionales, uno sobre el Mediterráneo y el otro sobre América Central y el Caribe. Los correspondientes informes ponen de relieve la situación en ambas regiones y describen las medidas que actualmente se adoptan para combatir los incendios y las que pudieran adoptarse en el futuro. En particular, del estudio centroamericano se desprende claramente la posibilidad de colaboración regional.

CONCLUSION

La FAO se ha abocado con los problemas de protección contra incendios forestales mediante reuniones internacionales, publicaciones y proyectos de campo llevados a cabo bajo una gran diversidad de condiciones socioeconómicas y ecológicas. Aunque en cada país la situación es distinta, se ha puesto de manifiesto que algunos principios básicos son de aplicación más general. En primer lugar, la asistencia técnica para el control de incendios es eficaz sobre todo si se presta de manera continua, durante un período de tiempo relativamente prolongado. Los asesoramientos de corta duración no alcanzaron la «masa crítica» indispensable para que sus resultados fueran positivos y estables. En cambio, los proyectos de cierta duración, como los de Honduras y la India, han dado excelentes resultados. También se ha observado que los proyectos piloto, emprendidos como demostración, deben ser completados con ayuda para planear el control, o de lo contrario los resultados iniciales no tendrán ulteriores repercusiones.

Es preciso incorporar más a fondo en los programas y proyectos el análisis económico de los costos y, sobre todo, de los beneficios de la prevención y control de incendios. Efectivamente, aunque el costo por hectárea es relativamente bajo, multiplicado por la totalidad de la superficie forestal que haya de ser protegida, asciende a una suma considerable. Es importante, por consiguiente, cuantificar también los beneficios que se esperan (o el costo de no hacer nada) para lograr una actitud favorable de las autoridades superiores.

TELEDETECClON se necesita desarrollar más metodologías de detección de incendios

En general, los proyectos de la FAO no han ofrecido posibilidades para la capacitación a nivel de posgrado. Pudiera ser necesario cambiar esta actitud, dada la gran escasez de funcionarios especializados en control de incendios en muchos países en desarrollo. Para que los países se hagan cargo de sus actividades de protección contra incendios, es indispensable que cuenten con personal nacional formado al más alto nivel de la profesión. También son indispensables para invocar en los gobiernos respectivos la urgencia de asignar los recursos financieros y técnicos necesarios para el control de los incendios.

En muchos programas nacionales el factor limitante fue la disponibilidad y el costo del equipo necesario para el control. Incluso las más sencillas herramientas de mano resultan extraordinariamente costosas si se tienen que importar, pagándolas en divisas, cuando los beneficios de su utilización se contabilizan en moneda nacional. Por consiguiente, en los proyectos de asistencia técnica hay que prestar mayor atención que hasta ahora a la creación de instalaciones capaces de producir dicho equipo. El éxito logrado a este respecto por el Proyecto de Medios Modernos de Control de Incendios Forestales en la India demuestra las posibilidades que tiene la producción nacional de este tipo de equipo.

Finalmente, ha quedado de manifiesto que no bastan los esfuerzos basados exclusivamente en medios profesionales de combate y legislación punitiva para lograr efectos eficaces y duraderos. Dado que la mayoría de los incendios son provocados deliberadamente, es esencial que la gente del campo participe en la prevención y el control de los incendios forestales.

Al generalizarse la preocupación por proteger y aprovechar como es debido los recursos forestales, el control de los incendios adquirirá creciente importancia en los programas de ordenación forestal. La experiencia y los conocimientos de la FAO en ese campo están a disposición de todos los países e instituciones.


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