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Reseña de la industria forestal en Africa oriental y austral

P. Mwaura y F. M. Kamau

Peter Mwaura es Jefe de Sección de la Panafrican News Agency.

F.M. Kamau es Asesor técnico de la FAO y el PNUD para el Proyecto RAF/87/117, Cooperación Intrarregional para el Fomento de Industrias Forestales con Madera de Plantaciones en los Estados de la Zona de Comercio Preferencial (ZCP).

Este artículo examina el estado de la industria forestal en la Zona de Comercio Preferencial para los Estados de Africa oriental y austral (ZCP) y hace resaltar la importancia del comercio intrarregional para el desarrollo futuro.

En diciembre de 1981, 15 países de Africa firmaron un tratado mediante el cual se creaba una Zona de Comercio Preferencial para los Estados de Africa oriental y austral. Su objetivo era promover el desarrollo y la integración de la economía de los países miembros en todos los sectores de actividad económica, incluido el de la industria forestal. Actualmente, 18 de los 21 países de la subregión (que no incluye a Sudáfrica) son miembros de la ZCP y los tres restantes Namibia, las Seychelles y Botswana - están examinando la posibilidad de ingresar en ella (véase la figura). En este artículo se reserva la denominación de ZCP al conjunto de los 21 países.

FIGURA La Zona de Comercio Preferencial de Africa oriental y austral

Los recursos forestales

Una evaluación de los recursos forestales tropicales, realizada por la FAO y el PNUMA, cifraba la superficie total de bosque cerrado existente en 1980 en el Africa tropical en poco más de 216 millones de hectáreas. Se calculaba que, de ellas, 163 millones de ha eran bosque productivo y 53 millones de ha eran zonas de protección por corresponder a zonas pantanosas o montañosas, a parques nacionales y a otras áreas en conservación. De bosque claro sabana arbolada había 486 millones de ha, de las cuales 169 millones eran aptas para producir madera. Los países de la ZCP tienen alrededor de 220 millones de ha de bosque, que equivale a un 25 por ciento de la superficie total. Por consiguiente, por comparación con otras regiones de Africa, ésta está relativamente mal dotada de bosques. A pesar de que la región representa el 27 por ciento de la superficie total de Africa, sólo tiene un siete por ciento del área forestal, principalmente por causa de la elevada altitud y relativa sequedad de gran parte de su superficie. Más del 80 por ciento de los bosques de la región son, en realidad, sabana arbolada seca (miombo). No hay bosque cerrado húmedo más que en la región costera oriental y en las mesetas en que llueve abundantemente. En algunas partes de Etiopía, Madagascar, Malawi, Mozambique, Tanzania, Zambia y Zimbabwe hay restos de bosque cerrado de secano.

El miombo está poblado principalmente de especies de Brachystegia. En las mesetas hay macizos claros de bosque que contienen algunos árboles caducifolios de 15 a 21 metros de altura de Ocotea usambarensis, Juniperus procera, Podocarpus spp. y de bambú de montaña (Arundinaria alpina) pero es limitado el volumen de madera de calidad comercial.

Durante la colonización, a principios del siglo XX, con la construcción de ferrocarriles y de otras infraestructuras, se consumió una cantidad inusitada de madera. El descubrimiento y la extracción de minerales (cobre, oro, diamantes) hizo que se siguieran explotando los bosques naturales para usar la madera en la producción de energía, para apuntalar minas y para otras infraestructuras mineras y civiles. El miombo, con su escaso rendimiento, y los aislados macizos de bosque cerrado, no bastaban evidentemente para satisfacer la demanda y se empezaron a crear plantaciones industriales.

Con la independencia, en los últimos 25 años, muchos de los países de la región, movidos por el deseo de ser autosuficientes en materia de productos forestales, invirtieron grandes capitales en el establecimiento de plantaciones para uso industrial (Kamau, 1988a, b). Otros factores que contribuyeron a la multiplicación de plantaciones fueron: la gran distancia que separaba a los bosques nacionales de los mercados correspondientes; la falta de salida al mar de muchos de los países, para los cuales la importación de productos forestales era difícil y costosa; el desmonte de un considerable porcentaje de la limitada superficie cubierta de bosques naturales para dedicarla a la agricultura y a otras actividades humanas; la urgencia de crear puestos de trabajo en el campo. De los 1,8 millones de ha de plantaciones que, según se calcula, hay en Africa, casi 1,2 millones de ha, es decir más del 65 por ciento, se encuentran en Africa oriental y austral. Las principales plantaciones industriales se encuentran en Kenya (160000 ha), Malawi (80000 ha), Tanzania (120000 ha), Zambia (52000 ha) y Zimbabwe (110000 ha) que en total significan el 83 por ciento de las plantaciones industriales de toda la región.

La considerable cantidad de capital que fue necesario invertir para establecer esas plantaciones estaba justificada por la demanda entonces existente y por la esperanza de que llegaran a constituir la base de toda una industria que abasteciera a los mercados nacionales y de exportación. Lamentablemente, en muchos casos esas esperanzas no se han materializado. El resultado es que existe una considerable cantidad de madera madura en pie. En total, se usa en la actualidad alrededor de 4 millones de m³ anuales de madera de plantación, mientras que las existencias podrían proporcionar sosteniblemente un volumen de 11 millones de m³ anuales. Por consiguiente, en la región hay un sobrante de 7 millones de m³ anuales de madera de plantación.

Por ejemplo, en 1964 Malawi inició la plantación Viphya de 56000 ha con vistas a abastecer a una proyectada fábrica de pasta de papel destinada a la exportación. Al contraerse la demanda con motivo de la recesión mundial de 1980, no se llegó a construir esa fábrica. En la actualidad se aprovecha menos del 15 por ciento del incremento anual de la madera madura que sería posible extraer anualmente.

Vivero de una plantación industrial de Tanzanía

En Zambia, en 1960, se instituyó en el Departamento Forestal una dirección de plantaciones industriales encargada de plantar lo necesario para abastecer las necesidades de la minería, principal elemento de la economía nacional. La caída del precio del cobre en el mercado mundial repercutió desastrosamente en la minería y, por consiguiente, en toda la economía nacional, incluida la producción de madera rolliza y aserrada. El resultado es que a pesar que las plantaciones han alcanzado su madurez, están reportando pocas utilidades.

En total, la situación se caracteriza por el hecho de que hay en crecimiento un exceso de madera de plantación inutilizable por causa de una combinación de insuficiente desarrollo de industrias forestales, estancamiento de la demanda, falta de mercados de exportación, así como de infraestructura y comunicaciones que pudieran abaratar el costo del transporte y, finalmente, de la existencia de barreras arancelarias y de otro tipo, que cohartan el comercio intrarregional. Entre estos factores merece ser examinado, en primer lugar, el insuficiente desarrollo de las industrias forestales.

Aserraderos

La primera industria mecánica dedicada a la transformación de madera rolliza fue la de los aserraderos, que todavía predomina en esta subregión; maneja entre el 50 y el 90 por ciento de la madera producida en casi todos estos países. El porcentaje es aún mayor si se toma en cuenta la madera obtenido serrando a mano. En un principio todos los aserraderos usaban trozas de los bosques naturales y, dadas la limitación de los mercados locales y la escasez de capitales, en su mayoría eran muy pequeños y mal equipados.

En la actualidad es muy diversa la maquinaria que usan los aserraderos, desde la más sencilla, capaz de producir unos cuantos cientos de metros cúbicos anuales, a las grandes fábricas integradas con capacidad del orden de 30000 m³ anuales.

Puede calcularse que el número de aserraderos existentes en la ZCP es de 630. En el Africa oriental dominan Kenya y Tanzania con 300 y 130 aserraderos respectivamente. En el Africa austral, Mozambique es el país que tiene más aserraderos (60) seguido por Zambia (28) y Zimbabwe (26). La mayor parte de estos aserraderos usa madera de plantaciones con la excepción de Mozambique, donde casi todos los aserraderos manejan todavía trozas de los bosques naturales. Con el pasar del tiempo, es inevitable que toda la industria dependa aún más de la madera de plantaciones. Kenya aceleró el ritmo del cambio en 1986, año en que prohibió aserrar madera silvestre.

Independientemente de su tamaño, la mayoría de los aserraderos produce madera de baja calidad. Esto se debe a la falta de dirección, de mano de obra calificada, de manutención de la maquinaria, de divisas con que comprar los repuestos y, finalmente, a la inaccesibilidad de mercados en donde colocar productos de buena calidad. Además, en general los aserraderos más pequeños ofrecen la madera aserrada a precios bajos, con lo que restan incentivos a los aserraderos modernos para producir mercancía de alta calidad, que debería tener un precio más elevado.

En 1986, Kenya prohibió aserrar trozas de árboles silvestres. En la foto, transporte de madera de plantación de Kenya

Fabricación de tableros

En la actualidad, hay 16 fábricas de madera y chapa en la ZCP. En 1989, produjeron 60000 m³ de madera terciada y 9000 m³ de chapas (FAO, 1991). Con la excepción de Kenya y Malawi utilizan sólo materia prima de bosques naturales. Dado que la materia prima no se presta a la producción de láminas decorativas, casi toda su producción se destina a la construcción y a embalajes. El mercado local de la madera terciada está constituido por las ebanisterías y por las carpinterías que preparan cajas para la exportación de ciertos productos, como fresas.

Aunque hay fábricas de tableros de fibra en varios países - Etiopía, Kenya y Tanzania - se produce mucho menos de lo que sería posible fabricar. La aceptabilidad ha sido lenta, dada la calidad relativamente baja del producto y su elevado precio.

Pasta y papel

La fabricación de pasta y papel es el sector de la industria forestal que se ha desarrollado más vigorosamente en esta subregión. La producción se concentra en cinco países (Kenya, Madagascar, Swazilandia, Tanzania y Zimbabwe). Donde más se produce es en Swazilandia, habiendo sido la Usuta Pulp Company la que inició la fabricación de pasta en esta subregión. La primera fábrica se construyó en 1961, con una capacidad inicial de 60000 toneladas anuales. La producción ha aumentado sostenidamente hasta alcanzar el actual nivel de 180000 toneladas anuales, sobre todo de papel kraft, del que es el principal productor en Africa. Produce entre el 12 y el 14 por ciento del total mundial de papel kraft sin blanquear de madera blanda.

Para asegurarse el abastecimiento continuo de materia prima, la compañía ha establecido 65000 ha de plantaciones de pino, que son más del 60 por ciento de la superficie plantada en Swazilandia.

En el pasado, el 90 por ciento de la producción de pasta de Swazilandia se exportaba fuera de Africa, concretamente a la República de Corea, Japón, Taiwan, Italia, Bélgica y Reino Unido. No obstante, dada la creciente concurrencia de América Latina, en la actualidad casi el 50 por ciento de la producción se consume en Africa, en la propia Swazilandia, en Zimbabwe y en Sudáfrica.

También ha tenido mucho éxito en la subregión la Panafrican Paper Mills Ltd (Panpaper), de Kenya. Construyó su fábrica en 1974 en Webuye, que entonces era una pequeña población en el oeste de Kenya. Los recursos madereros estaban cerca, había suficiente y constante provisión de agua y una buena red de carreteras y ferrocarriles que conducían a los principales mercados del Africa oriental. En 1989, la Panpaper produjo 56000 toneladas de pasta y 108000 toneladas de papel y cartón. Se proyecta ampliar la fábrica con la instalación de maquinaria nueva que permita desentintar y reutilizar el papel de desecho. También se piensa en comprar maquinaria que permita aprovechar el bagazo de las centrales azucareras de todo el occidente de Kenya. Así se podrían producir otras 35000 toneladas de papel de envolver.

La Southern Paper Mills Company Ltd, situada en el valle de Mgololo, en el distrito Mufindi de Tanzania, a unos 600 km al sudoeste de Dar-es-Salaam, produce actualmente 35000 toneladas de pasta y 28000 toneladas de papel (70 por ciento de la capacidad) utilizando sobre todo materia prima de plantaciones de pino y eucalipto.

En Zambia, la única fábrica de papel, la de la Zambesi Paper Mills, trabaja con papel de desecho. Actualmente produce alrededor de 4000 toneladas anuales, que es el 50 por ciento de su capacidad. Se están llevando a cabo estudios de factibilidad para ampliar la capacidad y para incluir la fabricación de pasta.

Apilando madera para pasta en Zimbabwe

Comercio regional

Desde 1982, el saldo del comercio de esta subregión por lo que hace a productos forestales ha sido importador neto. En 1989, el volumen total de exportaciones forestales fue de 94,3 millones de dólares, mientras que las importaciones fueron de 117,3 millones de dólares (FAO, 1991). Además, un solo producto de un solo país - pasta para papel de Swazilandia constituyó el 98 por ciento del valor total de las exportaciones. El comercio de otros productos básicos de la madera - tablas, láminas, madera terciada y otros tableros a base de madera - es relativamente reducido. El volumen que se maneja, restringido por la mala calidad general, se vende casi todo a Europa oriental y Escandinavia, mediante relaciones comerciales establecidas hace mucho tiempo.

Cooperación intrarregional para el fomento de industrias forestales con madera de plantaciones en los Estados de la Zona de Comercio Preferencial-Proyecto FAO RAF/87/117

Un proyecto que está ejecutando la FAO desde mediados de 1988 con fondos proporcionados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo ayuda a los países de la ZCP a impulsar sus industrias forestales mediante cooperativas. Los principales objetivos son:

determinar qué plantaciones, industrias y mercados tienen posibilidades de ulterior desarrollo si los países de la subregión cooperan entre si;

promover el uso de madera de plantación y formular estrategias y métodos mercantiles que permitan incrementar el comercio de productos forestales;

racionalizar las industrias que trabajan con madera de plantación para aprovechar al máximo la materia prima, satisfacer la demanda y reemplazar los productos que actualmente se obtienen fuera de la ZCP;

promover la formación de personal a todos los niveles para las industrias forestales de la subregión.

Hasta la fecha el proyecto se ha ocupado principalmente de la preparación de estudios, encuestas y recopilaciones en toda la subregión. Se han redactado más de 50 informes sobre la industria, los productos, los mercados y la mano de obra. Se ha determinado que es preciso mejorar la calidad de los datos que posee cada país de sus plantaciones, y del costo de la extracción de madera de las mismas.

El proyecto ha servido de asesoría a diferentes industrias, y ha empezado a estudiar cómo aprovechar el enorme potencial de las plantaciones existentes en la subregión.

Por lo que se refiere a mejorar la comunicación y la colaboración en asuntos de comercio intrarregional, el proyecto ha conseguido incorporar un mayor número de productos forestales a la lista de los que gozan de preferencia comercial. Los sectores que requieren más atención y que deben ser mejorados son el de la información sobre tendencias de mercados y precios, calidades y normas, y costos de los sistemas de transporte. Con estos fines se ha distribuido un boletín trimestral.

En relación con la formación de personal, el proyecto ha organizado una serie de seminarios y cursillos a los que han asistido alrededor de 150 altos funcionarios de la industria y del Gobierno. Sin embargo, se tropieza con el hecho de que las universidades e institutos que enseñan ciencias forestales en esta subregión se ocupan de productos forestales sólo marginalmente. Es de esperar que la situación mejore con la reciente inauguración en Zimbabwe de un Centro de Capacitación Regional en Industrias Forestales.

Basándose en los progresos logrados hasta el momento, una misión que recientemente evaluó la situación ha recomendado que el proyecto sea prorrogado otros cuatro años, a un más alto nivel de actividad.

El proyecto contribuye a racionalizar el aprovechamiento de madera de plantación. En la foto, un aserradero móvil utilizado en una plantación de Kabwe, Zambia

Por otra parte, el comercio en el interior de la subregión y con el resto de Africa es mínimo, limitado la mayor parte de las veces a intercambios informales en las fronteras (Mubita, 1990). El comercio intrarregional está obstaculizado por el alto costo del transporte, debido a que no hay redes de carreteras o ferrocarriles; también existen toda clase de barreras arancelarias y no arancelarias (Kamau, 1988a).

PERSPECTIVAS PARA UN DESARROLLO FUTURO

Política comercial

Con el fin de elevar el nivel de vida de sus poblaciones, los países de Africa oriental y austral, en el marco de sus planes de fomento, deberán adoptar normas que promuevan el desarrollo de industrias forestales y estimulen el comercio de productos forestales. Las normas correspondientes a las industrias forestales deberán incentivar el aflujo de capitales hacia este sector, donde se necesitan para reorganizar, reparar y mantener la maquinaria y el equipo. También deben asegurar el abastecimiento de materia prima y la formación de personal técnico y directivo.

En particular, merece atención la apertura de mercados para los productos del bosque. Es preciso esforzarse por estimular el consumo de productos forestales en la subregión del ZCP. A nivel de los países, se deben analizar cuidadosamente los factores físicos, económicos y sociales que determinan el uso final de los productos forestales y su efecto relativo sobre la demanda total. Es indispensable racionalizar y aplicar eficazmente prácticas comerciales como identificación de los productos, determinación de normas de calidad, publicidad, promoción y política de precios.

Una característica notable del desarrollo de las industrias forestales en Africa oriental y austral ha sido hasta ahora la falta de comunicación o de colaboración con los países vecinos signatarios del ZCP. Por ejemplo, ocho de los países de la subregión proyectan ampliar o crear fábricas de pasta y papel. Considerando la cantidad de los capitales que se necesitan para eso, así como la evidente escasez de finanzas, cabe preguntarse si eso es realmente prudente.

Además, la verdadera esperanza para el desarrollo de las industrias forestales, sería el comercio intrarregional. La distancia que separa a los recursos forestales de los mercados y de los puertos constituye una barrera consistente para el comercio de pasta y papel así como de productos mecánicos como son las tablas, tableros, etc. Además, muchos de los productos forestales mecánicos de la ZCP no tienen la calidad de los producidos con madera proveniente de los bosques húmedos y templados, por lo que su capacidad para competir en el mercado mundial es escasa.

El comercio intrarregional es limitado. En la foto, madera de Zambia exportada a Botswana y Sudáfrica

Coordinación subregional para el fomento de la industria

Para ampliar el comercio intrarregional de productos forestales será preciso intensificar el fomento de las industrias forestales y, sobre todo, coordinar su desarrollo.

En primer lugar, cabe insistir en que debe darse preferencia al fomento de las industrias de la pasta y el papel. Es indispensable reducir drásticamente los grandes y crecientes gastos de divisas en que incurren anualmente esos países para importar papel y cartón. En segundo lugar, la subregión ha demostrado tener experiencia y capacidad directiva y técnica para producir pasta (Swazilandia) y papel y cartón (Kenya y Zimbabwe). En tercer lugar, en la subregión hay grandes plantaciones de árboles de madera blanda capaces de abastecer a las fábricas de toda la materia prima que necesiten.

Probablemente lo mejor sería ampliar la capacidad de producción integrada de pasta y papel en dos países de la subregión. La producción de esas fábricas se dirigiría principalmente a satisfacer la demanda de la subregión, y sólo secundariamente se enviaría a otros mercados. Una fábrica podría hacer frente a la demanda actual de 100000 toneladas anuales de papel kraft y de cartones, mientras que la segunda fábrica se concentraría en la producción de papeles de imprenta y de escribir. Es digno de mención el hecho de que esto exigiría también concentrar las plantaciones destinadas a la producción de pasta, ya que por las dificultades de transporte no sería económicamente factible traer la materia prima desde plantaciones muy diseminadas.

Las otras industrias forestales, incluyendo aserraderos, fábricas de madera terciada, de tableros de partículas y de fibras, tienen que ser también racionalizadas y mejoradas con vistas a facilitar el comercio intrarregional. Por lo que hace a aserraderos, eso significaría instalar en los mayores de ellos maquinaria que les permita manejar trozas de poco diámetro. Así se favorecería a las fábricas mayores, cuyo rendimiento es mejor y la calidad de cuyo producto puede ser controlada. En las fábricas mayores los residuos se pueden aprovechar para crear líneas de producción de tableros de partículas y de fibras.

Además de proponerse fortalecer la industria forestal en sí misma, habría que aplicar medidas de política que reduzcan y eventualmente eliminen las barreras arancelarias y de otro tipo que dificultan el comercio de productos forestales de la propia subregión. En reconocimiento de este hecho, los signatarios del tratado que creaba la ZCP se han propuesto concertar acuerdos que liberalicen el comercio intrarregional. Ya se han rebajado de un 10 a un 70 por ciento los aranceles de un número creciente de productos forestales. Todavía no se ha conseguido promover el comercio entre países cuyas monedas no son convertibles.

CONCLUSION

Comparado con su capacidad teórica y con la realidad del resto de Africa, la subregión de la ZCP produce y consume menos productos forestales de los que le correspondería. El fomento de las industrias forestales y sobre todo el comercio de productos forestales podría contribuir muy eficazmente a elevar el nivel de vida de la población. No obstante, la posibilidad de mejorar el comercio de productos forestales depende de que se reorganice toda la industria forestal. Es indispensable incrementar considerablemente el aprovechamiento y la capacidad que tienen las empresas actualmente, con el objetivo principal de surtir a los mercados nacionales e intrarregionales. Esto exige mejor organización y administración de las fábricas y un incremento radical del rendimiento que actualmente se obtiene. También será preciso superar los problemas que plantea la existencia de barreras arancelarias y no arancelarias, así como otros obstáculos que dificultan el acceso a los mercados.

Bibliografía

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