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Una comunidad moderna que depende del bosque: la Magnifica Comunità di Fiemme de Italia

R. Morandini

Riccardo Morandini ha sido Director del Istituto Sperimentale per la Selvicoltura de Arezzo, Italia, de 1973 a 1995 y ha participado en actividades de la FAO desde 1956.

La Magnifica Comunità di Fiemme, que se encuentra en los Alpes italianos, es una comunidad dependiente del bosque que durante casi 1000 años ha administrado su patrimonio forestal como un recurso de propiedad común.

En Italia la silvicultura comunitaria tiene una larga tradición que se remonta a principios de este milenio. Aunque el progreso y la evolución social y económica han modificado las antiguas tradiciones relativas a la propiedad colectiva de la tierra y a su administración, se conocen varios ejemplos actuales de tal cooperación, sobre todo en los Alpes centrales italianos. La Magnifica Comunità di Fiemme es un ejemplo de administración eficaz y moderna de la tierra comunal en beneficio de una comunidad que depende del bosque.

El valle de Fiemme es un valle lateral en la zona de captación del río Adigio, que atraviesa la mitad de los Alpes. Si bien a principios del siglo I a.C. se encontraron vestigios de la presencia romana en Fiemme, el acceso difícil y los limitados recursos económicos impidieron a la población de esa zona mantener contactos frecuentes con la gente y los invasores que atravesaban el valle del Adigio. En consecuencia, los habitantes de Fiemme lograron mantener un alto grado de independencia y de autonomía. El Obispo Príncipe de Trento reconoció oficialmente esta autonomía en un escrito del año 1111, llamado Patti Ghebardini, al cual se hizo referencia reiteradamente durante los siglos siguientes. El llamado Privilegio Enriciano del 1314, confirmó a los Homines Vallis Flemarum (los habitantes de Fiemme) la propiedad comunal directa de sus tierras, montes y pastos, así como todos los derechos relacionados con el aprovechamiento de la tierra, entre ellos la explotación de la madera, el aprovechamiento de los pastos, la caza y la pesca. El Obispo Príncipe declaró además que toda la tierra, los montes y los pastos habían sido propiedad común de la gente de Fiemme por más de 200 años.

Invierno en el valle Fiemme

En documentos escritos se señalaba que en el año 1270 la asamblea de los Homines Vallis Flemarum había declarado que los montes del valle estaban reservados para la Iglesia y para la construcción y las necesidades generales de los habitantes del valle. Esta es una afirmación del derecho de propiedad y al mismo tiempo una indicación clara de la importancia que tenía el bosque para los habitantes del valle en esa época. Efectivamente, el bosque era un elemento básico de la economía local, que proporcionaba madera para la construcción, el mantenimiento y la reparación de las casas, así como leña, que se necesitaba en grandes cantidades, debido al clima frío; constituía también una fuente fundamental de trabajo e ingresos, un apoyo básico para la población montañesa pobre.

La gente era muy consciente de la necesidad de conservar, proteger y usar con sumo cuidado el patrimonio forestal para obtener todas las ventajas posibles de él sin dañarlo, y pasarlo intacto a las generaciones futuras.

Muy consciente también de la importancia que tenían sus bosques como fuente de ingresos y como factor protectivo fundamental del difícil medio ambiente montañoso, la gente de Fiemme defendió tenazmente sus derechos de propiedad y de aprovechamiento libre de sus recursos forestales contra las influencias externas. Los derechos de propiedad y uso se reconocieron solamente a los vicini, los habitantes permanentes del valle; a ningún extranjero se le permitió incorporarse a la Comunidad, ni siquiera mediante el matrimonio. Los derechos eran heredados sólo por los hombres y se asignaban al cabeza de familia.

Los derechos de uso directo de los vicini eran la tala de los árboles para la construcción o reparación de casas, la explotación de la madera para su venta (bajo reglamentación y control especiales), el pastoreo de sus propios animales, la recolección del heno, las excavaciones para obtener turba, arena y grava, y la caza y la pesca.

ESTRUCTURA DE LA COMUNIDAD

La Comunidad estaba gobernada conforme a un sistema democrático directo. Los vicini de cada pueblo elegían un regolano que representaba a su pueblo en el consejo de gobernadores del valle, en el cual se elegía un scario (presidente). Se convocaban asambleas generales de vicini, llamadas comuni generali, para las decisiones más importantes.

Un delegado del Obispo Príncipe juzgaba en los principales casos criminales, en cambio el scario y los regolani administraban los pleitos civiles y todos los asuntos administrativos, de conformidad con los reglamentos escritos [el Quadernollo (1480) y después el Libro dalle Consuetudini (1613)]. Cabe mencionar que las familias no tenían ningún privilegio, derecho especial o poder feudal.

Esta relativa independencia de la Comunidad duró hasta principios del siglo XIX, en que toda la región pasó bajo el poder y la autoridad de Baviera y más tarde de Austria. En 1807, se abolieron los antiguos estatutos y se impuso un sistema administrativo central. En virtud de los nuevos reglamentos, se reorganizó a los habitantes del valle en municipalidades separadas y se hicieron varios intentos para obtener la división del patrimonio común. Pero a pesar de los repetidos llamamientos que se hicieron a las autoridades austriacas (hasta el año 1918) y más tarde a las autoridades italianas y a los tribunales de justicia, se rechazaron todas las peticiones de este tipo. Decisiones recientes del Tribunal Supremo italiano, así como la Ley especial para las regiones montañosas (1952) han confirmado la unidad e indivisibilidad del patrimonio de la Comunidad de Fiemme y han promulgado que debe quedar bajo la propiedad colectiva común de los vicini.

Un rodal de abetos maduros

En los estatutos renovados en 1993 se declara que «... la comunidad de los vicini de Fiemme, llamada Magnifica Comunita di Fiemme, es la universalidad de los vicini a los cuales, de acuerdo con los derechos originales, pertenece el patrimonio colectivo, que consta principalmente de tierras silvopastorales, sobre las cuales ellos ejercitan sus derechos de conformidad con las costumbres consolidadas...». Los vicini son personas físicas que han nacido en una familia de dicho grupo o que han vivido permanentemente en el valle por al menos 20 años. Actualmente se reconocen 18800 vicini de un total aproximado de 20000 residentes en el valle.

EL RECURSO FORESTAL DEL VALLE DE FIEMME

El valle de Fiemme tiene una cubierta forestal rica; más de la mitad de la superficie total está ocupada por extensas masas forestales en las que domina el abeto rojo y se encuentran también el alerce, el abeto y el pino blanco a diferentes altitudes; el fondo del valle se halla a 900-1000 m y la línea de los árboles a unos 2300. De una superficie total de 45000 ha, unas 24500 ha están formadas por bosques, 2700 ha por altas montañas rocosas o zonas no productivas. El resto son pastos y praderas alpinas. El clima es típicamente continental, con precipitaciones medias de 1000-1200 mm, una tercera parte de las cuales cae en forma de nieve.

Extensas masas de abetos cubren la parte más protegida del valle

En estas condiciones favorables, el abeto rojo (Picea abies Karst) crece en extensos rodales de árboles coetáneos de alta calidad. A altitudes más elevadas se encuentran formas arbóreas columnares que a menudo producen madera de resonancia, que se utiliza para instrumentos musicales.

Los bosques del valle producen anualmente alrededor de 70000 m3 de madera y constituyen la base de un comercio importante, pero sobre todo de una activa industria basada en la madera y producción artesanal. Madera aserrada, ventanas, muebles, juguetes, instrumentos musicales, así como jaulas de embalaje y tarimas para transporte, se manufacturan en una serie de industrias pequeñas y talleres. La extracción y transporte de la madera, así como su elaboración y comercio, son actividades en las que participa directamente gran parte de la población local. En el valle de Fiemme no alcanza 2000 ha la superficie forestal de propiedad privada individual. Las entidades públicas como la Provincia y los ayuntamientos poseen algunas tierras, pero de lejos el mayor propietario es la Magnifica Comunita di Fiemme, que posee un patrimonio forestal que por su extensión y riqueza es el más importante de los Alpes italianos: 11400 ha de bosques, 2300 ha de pastos, 4700 ha de praderas alpinas, 1200 ha de tierras no productivas, que totalizan 19600 ha.

Estos montes son muy ricos: el volumen de árboles en pie es de 3600000m3. Si se compara con las cifras correspondientes a toda Italia, cuyo volumen medio de árboles en pie de alta montaña es de alrededor de 160 m3 por ha, el de los montes de la Comunidad alcanza los 320 m3 por ha y aumenta a 420 m3 por ha en los bosques productivos. Algunos árboles alcanzan incluso los 50 m dé altura.

DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LOS VICINI

Desde tiempos antiguos se han aplicado reglamentos minuciosos para regular el. aprovechamiento racional del bosque, con el fin de asegurar igualdad de derechos,. evitar abusos y prevenir cualquier daño a los recursos. Ya en 1529 se confirmaron los reglamentos orales tradicionales con una legislación escrita. En 1592, se aprobó la revisión detallada de estos Ordini dei boschi, que contenían 42 párrafos que regulaban detalladamente las actividades de explotación y comercio madereros y de ordenación forestal. Entre las normas más importantes cabe citar las siguientes:

· algunos bosques estaban estrictamente reservados por motivos de protección: sólo se permitía una limitada recolección de leña y corta de madera para reparar las casas;

· a cada vicino se le permitía talar y vender cada año, previa autorización, diez árboles, que tenían que elaborarse y venderse sólo en las dimensiones fijadas por la ley; si se vendían, tenían que marcarse con la etiqueta de la Comunidad (una práctica que continúa hasta hoy);

· los árboles se tenían que talar en el período vegetativo, a más tardar en junio; las ramas y la escamondadura se tenían que sacar del bosque y su elaboración posterior se permitía sólo : fuera del bosque;

· tenía que prestarse particular atención a la prevención de los daños causados por el fuego; el scario era responsable personalmente de la protección del bosque y de la aplicación de los reglamentos por medio de los saltari (guardabosques).

Estas normas fueron revisándose ocasionalmente hasta 1738, fecha en que se promulgaron los Ordini nuovissimi del boschi.

INDUSTRiA Y COMERCIO

El comercio de la madera fue siempre importante para la Comunidad; la mayor parte se llevaba o transportaba por flotación a lo largo del río Avisio hasta el valle del Adigio, donde la Comunidad tenía un apiladero para su propia madera y para provecho de los vicini. Un volumen adicional de madera atravesaba los pasos de montaña para ir a los astilleros de Venecia; hay documentos históricos que tratan del comercio de la madera con la República de Venecia, en que se denomina a la Comunidad la «Magnífica Hermana», reconociendo así su independencia.

Durante el siglo XVIII, se arrendó parte de los bosques a comerciantes extranjeros mediante contratos que duraban hasta 20 años, pero la mala administración y los abusos hicieron que la Comunidad se ocupara nuevamente de la administración directa de sus montes y del comercio de la madera.

En 1878, se creó un servicio técnico forestal dentro de la Comunidad, y en 1880 se redactó el primer plan de ordenación global. A partir de 1896 toda la explotación de la madera se ha basado en planes de ordenación detallados que se revisan y actualizan periódicamente.

La primera guerra mundial llevó el campo de batalla al borde del valle. Se cortaron o dañaron muchos árboles a lo largo de la línea del frente; se hicieron cortas de aclareo considerables para suministrar leña y madera al ejército y se abrieron algunos caminos nuevos que facilitaron el acceso al bosque a mayores altitudes. Después de la guerra. se instauró un comercio maderero muy activo con otras regiones italianas. Se comenzaron a utilizar los recursos forestales de manera racional e intensiva, sobre todo por lo que respecta a Las considerables reservas madereras que se habían acumulado durante siglos en las zonas de acceso difícil. La Comunidad instaló cuatro aserraderos modernos para producir madera aserrada de alta calidad, que era objeto de gran demanda. Los aserraderos se concentraron durante los años cincuenta en una sola serrería dirigida por la Azienda segazione legnami. En los últimos diez años esta serrería se ha reestructurado totalmente con equipo muy moderno y un alto grado de automatización, lo cual ha requerido una inversión de más de 6 millones de dólares EE.UU.

El depósito de madera en rollo tiene una capacidad de 8000-9000 m3. Una cadena de producción computarizada dotada de detector de metales (en un principio para controlar las balas que se habían incrustado en los árboles durante la primera guerra mundial) facilita la selección de la calidad y las dimensiones de los bloques de madera, que luego se descortezan. Dos sierras de cinta tienen una capacidad de explotación diaria de 200-250 m3; en un solo año se han elaborado 35000 m3 de madera en rollo (sólo una pequeña parte de la madera recogida dentro del bosque de la Comunidad se vende en rollo). Las mejores tablas de abeto rojo se seleccionan cuidadosamente y se venden según las cuatro categorías de calidad siguientes: «Plus», sin nudos o ningún defecto secundario (1 por ciento); «DOC», con pocos nudos pequeños y defectos de muy poca importancia (6 por ciento); «Carpintería» (7 por ciento); «Fiemme» (36 por ciento).

El restante 50 por ciento se destina al mercado general o se elabora ulteriormente. En los últimos años, una parte cada vez mayor de madera en rollo de calidad secundaria se ha elaborado en tiras perfiladas unidas mediante punta digital, listones encolados de canto, tableros de madera maciza u otros productos intermedios. Hay una gran demanda de estos productos para la producción de puertas, ventanas, marcos, etc. También se tiene previsto producir madera laminada encolada. La «Plus» y la «DOC» son marcas registradas y, de conformidad con la antigua tradición, establecida por los Ordini del boschi en 1558, toda la madera tiene la marca de la Comunidad.

La red de caminos forestales forma parte integrante del proceso de ordenación

La Azienda segagione legnami es administrada por un profesional calificado y emplea a 35 trabajadores, pero se prevé que este número aumentará a medida que se desarrolle la elaboración ecundaria de la madera aserrada, que ha alcanzado ya los 10000 m3. El balance de la empresa es de más de 10 millones de dólares EE.UU.; el 44 por ciento de esta cifra se destina a los salarios y el 21 por ciento a la amortización de las inversiones.

LA EVOLUCION DE LA ORDENACIÓN FORESTAL

En el decenio de 1930, la ordenación forestal de la Comunidad fue objeto de cambios importantes: los tratamientos silvícolas se modificaron progresivamente, pasando de los sistemas de sucesión o selectivos a la corta total de masas forestales de diferentes tamaños y, posteriormente, a la corta por franjas y a formas combinadas de recolección que favorecen la regeneración natural. Después de la segunda guerra mundial se mejoró la red de caminos, que actualmente abarca unos 350 km.

Las condiciones favorables del último decenio han determinado cambios en la ordenación forestal. Políticas de administración excesivamente prudentes han determinado la sobremaduración de extensas zonas forestales, la acumulación de grandes volúmenes de madera en pie y la reducción de los rendimientos. La Comunidad contrató a expertos para que investigasen el problema. En 1987, se redactó un nuevo plan general en el que se daban orientaciones claras para el futuro: la administración tenía que ser más dinámica y la gestión silvícola más intensiva para poder asegurar el desarrollo armonizado del bosque y mejorar su estabilidad; se necesitaban técnicas de transporte y recolección modernas; el patrimonio forestal debía ser objeto de un cuidado constante y más intenso. La Azienda actúa de acuerdo con los planes de ordenación que se han establecido para cada uno de los nueve distritos forestales y que se revisan cada diez años. Estos planes se están actualizando ahora para armonizarlos con los principios de orientación del plan general, adoptado en 1987.

Medida de los troncos en la década de 1930

La oficina técnica forestal está dirigida por dos silvicultores profesionales y un perito, con la asistencia de nueve ayudantes que aseguran el control directo de los bosques y de las operaciones y trabajos en curso.

De acuerdo con los planes de ordenación revisados, se está abordando la situación actual de densidad excesiva y se está modificando la estructura de los bosques, manteniendo el carácter de coetaneidad, pero dividiéndolos en un mosaico de rodales de menor superficie. Se está aplicando un tratamiento forestal más flexible con el objeto de favorecer la regeneración natural que se integrará con plantaciones. El material de plantación se ha obtenido siempre de semillas seleccionadas que se han recolectado en rodales del lugar, a fin de salvaguardar el patrimonio genético y conservar la diversidad biológica.

Se está procediendo a espaciar y aclarar las masas más jóvenes, que actualmente tienen una extensión de unas 1200 ha, con el fin de favorecer el crecimiento de los mejores árboles, aumentar la estabilidad de los rodales y reducir el derribo por el viento y los daños causados por la nieve que, debido a la excesiva densidad, han sido frecuentes en los últimos años.

El incremento anual total de los bosques se estima en 55000 m3. La corta anual permitida, incluidos los aclareos, es de 45000 m3, pero probablemente aumentará hasta por lo menos 50000 m3, para reducir gradualmente la densidad excesiva. El ciclo de rotación varía de 100 a 160 años, dependiendo de la altitud.

La Comunidad emplea a unos 30 trabajadores permanentes y a 100 de temporada para el aclareo, mantenimiento de viveros, plantación, ordenación, inventarios y conservación de caminos. Un guardián controla la pesca, que está reservada a los vicini. En los meses de verano se contrata a cuatro guardianes más para que controlen la recolección de hongos que está regulada por ordenanzas públicas y locales, y evitar despojos por parte de los turistas.

ORDENACION DE PASTOS Y PRADERAS

En los siglos pasados, la actividad agropastoral era uno de los pilares económicos y sociales del valle de Fiemme. Cada familia tenía una o dos vacas para leche y quizás unas pocas ovejas y cabras, y todas las familias tenían derechos y responsabilidades respecto a este sector. No obstante, en los últimos años ha disminuido progresivamente la importancia de esta actividad en la Comunidad, ya que el rendimiento económico de la explotación del ganado en pequeña escala se ha reducido enormemente. Actualmente hay unas 580 vacas lecheras de propiedad de miembros de la Comunidad, además de 900 vacas para carne, 200 cabras y unas 500 ovejas que pacen en el territorio comunal.

Muchas de las infraestructuras físicas relacionadas con las actividades pastorales unos 180 refugios usados antes por pastores y cazadores- han caído en desuso y se encuentran en estado ruinoso. Para recuperar el potencial económico de esas zonas, se está llevando a cabo un programa de mejora de las extensas praderas de montaña y de sus infraestructuras (malghe), con objeto de fomentar el turismo natural y, en menor grado, restablecer la explotación especializada del ganado local, por ejemplo la producción de quesos de buena calidad. En 1994, el costo de gestión y conservación del patrimonio silvopastoral fue de un millón de dólares EE.UU.; el 64 por ciento de esta cantidad se destinó a salarios de los empleados y trabajadores.

BENEFICIOS ADICIONALES PARA LA COMUNIDAD

En el pasado, la asignación directa de las fuentes de ingresos y servicios proveniente del uso del patrimonio común estaba vinculada principalmente al diritto di leguatico el derecho de extracción de madera. Este derecho, que cada vicino solía ejercer directamente, fue limitándose gradualmente a la extracción de leña. Durante los últimos decenios, se ha reemplazado con la distribución de una parte de los ingresos anuales de la Comunidad a cada vicino. La cantidad distribuida en 1994 fue algo más de un millón de dólares.

Sin embargo, mucho más importante para el bienestar general de sus miembros son los beneficios indirectos y los servicios proporcionados por la Comunidad. Es el Consejo de la Comunidad quien decide qué parte de sus ingresos se distribuirá directamente a los vicini y qué porción se destinará para fines de bienestar general. Entre 1840 y 1850 la Comunidad sufragó el costo de la construcción de la carretera de acceso principal del valle del Adigio a Fiemme, asegurando así una conexión segura con los mercados externos. En la década de 1950, se construyó un hospital moderno y la Comunidad contribuyó en medida considerable a la financiación de la construcción de una central eléctrica. Se construyeron o restauraron asilos para ancianos y, de acuerdo con las antiguas tradiciones y disposiciones reglamentarias, se otorga ayuda especial a las personas que disponen de escasos recursos y a la población afectada por calamidades y accidentes. Se garantiza ayuda financiera para la enseñanza mediante bocas, se suministra equipo a las escuelas públicas y se ayuda a asociaciones locales.

Además de los empleados y trabajadores que dependen directamente de la Comunidad, o están vinculados a ella, la Cámara de Comercio local tiene inscritas a más de 140 empresas que operan en Fiemme en el sector de la elaboración de la madera (muebles, instrumentos musicales y objetos tallados), empleando a 380 trabajadores. Junto con el turismo, la silvicultura y las industrias forestales son los elementos fundamentales de la economía local.

El moderno aserradero de Ziano, en Fiemme, Italia


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