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Manipulación de semillas forestales

por HENRY I. BALDWIN
Agrónomo Investigador, New Hampshire Forestry and Recreation Commission, E.U.A.

En muchos países existe cada vez mayor interés en ampliar sus planee de repoblación forestal. Dichos planes pueden consistir, primeramente en el ensayo experimental en pequeña escala de especies que no se han cultivado anteriormente en el país y, en segundo lugar, en planes para la plantación o repoblación en gran escala de aquellas especies que se ha comprobado que son útiles para los fines que se persiguen. 1 El presente artículo es un extracto de un estudio técnico que se publicará más adelante, y preparado para la FAO, sobre recolección, extracción, limpieza, ensayo, almacenamiento y expedición de semillas forestales, y sobre ciertas medidas de carácter práctico para el intercambio internacional de las mismas.

[1 Véase también «La Introducción de Arboles Exóticos - Peligros Procedentes de Enfermedades y Plagas». J. S. Boyce. Unasylva, Vol. VIII, N°. 1. ]

En todos los planes destinados a la obtención de semillas forestales deberá fijarse la clase y las cantidades de semillas que se precisan, su procedencia geográfica, especie o variedad, y la forma de recolectar, extraer, limpiar, ensayar, almacenar y expedir las semillas. Los detalles referentes a los permisos de importación y exportación inspección de cuarentenas y pago pueden, generalmente, dejarse al cuidado del comerciante o recolector que venda las semillas.

Adquisición de semillas forestales

En todos los casos son necesarios ciertos datos. Los recolectores o comerciantes, o las estaciones oficiales de ensayo de semillas, cuando existan, deberán proporcionar los certificados de origen y de calidad de éstas. Cuando se trate de semillas recogidas en condiciones especiales, será necesario llevar un registro en el cual puedan identificarse las semillas durante todo su proceso de manipulación, expedición y empleo definitivo. Para que tenga algún valor, deberán continuarse los registros de origen cuando se siembren las semillas en vivero o directamente en el terreno, y en su plantación definitiva.

Procedencia

Todas las formas de la naturaleza presentan variaciones en las poblaciones naturales, si bien unas en mayor grado que otras. Sobre las variaciones de los árboles de la misma especie se han venido acumulando datos, especialmente durante el siglo actual, con lo que se ha llegado a distinguir muchas razas geográficas diferentes que han sido generalmente aceptadas para centenares de especies arbóreas y que para otras son discutibles. Los árboles cuya difusión es grande, comprendiendo regiones con climas o suelos distintos, presentarán con toda seguridad, diferencias, ano cuando éstas no sean evidentes. Sobre este tema se ha escrito mucho. Generalmente, los datos relativos a una especie determinada se pueden lograr en el país de origen.

Muchos países o subdivisiones de menor categoría cuentan con una legislación o reglamentación especiales, destinadas a dar garantía a los certificados de procedencia. Como resultado de las deliberaciones del Sexto Período de Sesiones de la Conferencia de la FAO, celebrado en 1951, los Gobiernos Miembros convinieron en el principio de la certificación de las semillas, y la Secretaria de dicha Organización preparó un formulario tipo. Este certificado de origen deberá ser lo suficientemente completo para ofrecer la información necesaria que permita repetir posteriores recogidas o importaciones de semillas. Sus datos deberán consignarse en la forma más completa posible y llevarse un fichero de la utilización de cada lote de semillas, de forma que por medio del registro se pueda identificar cada plantación.

Certificado de calidad

Antes de adquirir, almacenar, expedir o sembrar cualquier clase de semillas, deberá conocerse la viabilidad de éstas, o sea su capacidad para germinar y producir plantas. Las semillas muertas, que han perdido su viabilidad, son inútiles y es evidente que los lotes de semilla en los cuales sólo una parte es utilizable son de menor valor que aquellos cuyo poder germinativo alcanza un mayor porcentaje. Habrá que evitar los gastos producidos por el envío de semilla deficiente; la semilla de poca viabilidad, exige que se siembre más densamente en el semillero, si se quiere lograr un rodal de brinzales que tenga la densidad óptima. Para conocer la viabilidad de las semillas, es preciso ensayarlas de alguna forma y, a ser posible, por medio de pruebas de germinación.

Como las semillas se venden al peso y los gastos de transporte dependen de éste, es también muy conveniente que aquellas no vayan acompañadas de materias extrañas, como cortezas, hojas, escamas de piña, ramillas y otros apéndices de árboles, ni tampoco de otras clases de semillas, ya que esto afecta al valor del lote por unidad de peso. Además, al llevar consigo materias extrañas, como partículas de suelo, por ejemplo, se aumenta grandemente el peligro de importación de insectos y enfermedades. Por estas razones, los vendedores de semillas recomendables dedican gran atención a la limpieza de aquéllas.

Los dos factores más importantes en cuanto a la calidad de la semilla son su facultad germinativa y su pureza, exigiéndose ambos corrientemente como elementos de ensayo de la semilla en los certificados de calidad. La reputación de un vendedor de semillas se basa en tales certificados y, con frecuencia, esto le garantiza el logro y conservación de la clientela. En el proceso de determinación de la pureza, se calcula fácilmente el poso de 1.000 semillas. Este es útil ya que no sólo constituye una medida de la calidad de la cosecha de semilla del año, sino que sirve como comprobante de la procedencia, ya que algunas de éstas se caracterizan por los distintos pesos de la semilla.

Hoja de envío

El tercer dato consiste simplemente en el nombre del remitente y el del destinatario al que se envía la semilla. El remitente puede o no ser el recolector o vendedor. Este impreso sirve para utilizarlo en la inspección de cuarentena, en las administraciones de correos y agencias de transporte y ante las autoridades aduaneras. Su objeto y empleo no necesitan explicación.

Certificado de inspección

Muchos países no cuentan con una reglamentación de cuarentenas para la importación que les proteja contra la introducción de plagas de las plantas. Otros aceptan los certificados expedidos por un gobierno extranjero de que la semilla está exenta de plagas, y ano hay otros que no admiten tales certificados, sino que efectúan por su propria cuenta la desinfección y la inspección.

Cuando exista un servicio de inspección, los exportadores deberán hacer que la semilla sea inspeccionada y certificada por aquél, ya que así se facilitará la introducción en el país importador. Muchos países exigen permisos de importación.

Recolección de semillas forestales

Los detalles de los métodos de recolección de las distintas especies se pueden obtener en muchos textos, folletos e informes, publicados en distintos países. Antes de iniciar las operaciones de recolección convendrá consultar aquellos. En esta ocasión, sólo haremos mención de los principios generales. Antes de que se adopten medidas para recolectar la semilla es necesario conocer la situación del lugar de donde procede el suministro de la misma; si se cree que se dispondrá de una cosecha de semilla en el año en que se ha de hacer la recolección; y la época de maduración El transporte de las semillas, así como la forma de almacenarlas, embalarlas y protegerlas, durante el mencionado proceso, exigen también un plan previo.

Situación de los suministros de semillas

Solamente los árboles que han alcanzado un grado de madurez suficiente producen semilla, y en la mayoría de las especies existe una edad óptima para su producción. La cosecha de semilla aumenta en volumen y calidad hasta una determinada edad del producto, descendiendo después al aumentar dicha edad. La semilla procedente de árboles que acaban de iniciar su producción es, por lo general, de calidad deficiente. Los árboles destinados a la recolección de semillas deberán ser de buen porte si las semillas están destinadas a la producción de árboles madereros, con el fin de evitar el riesgo de que surjan calidades genéticas poco convenientes. Sin embargo, los árboles desarrollados en espacios abiertos producen mayor abundancia de semillas, pero si los árboles contiguos de los rodales densos son de buena forma, podrán también utilizarse convenientemente. También podrán utilizarse aquellos árboles que deban su forma deficiente a daños mecánicos.

De no ser ya bien conocida una región, lo primero que habrá que hacer es un reconocimiento de la zona, con el fin de localizar los rodales que hayan alcanzado el grado de madurez suficiente y que sean capaces de producir semilla y tengan una forma deseable. En algunos países, se han logrado notables progresos estableciendo y reservando para la recolección de semillas rodales de árboles seleccionados.

Determinación de la abundancia de la cosecha de semilla

La cosecha de semilla de los árboles que necesitan más de un año para la maduración de sus frutos se puede pronosticar observando la abundancia de los frutos no maduros todavía; en los demás, puede servir de indicación la naturaleza de la floración en una época anterior de la temporada. En todo caso, es necesario hacer un examen de la zona donde se ha de recoger la semilla, antes de que madure ésta. Como hay muchas especies que producen cosechas verdaderamente buenas con intervalos de varios años, para calcular el volumen de la cosecha, será útil disponer de los datos de producción de ésta a lo largo de un período de varios años.

Cálculo de la madurez de la cosecha de semilla

Es fundamental conocer el estado de las semillas completamente maduras de las correspondientes especies. Igualmente, se deberá saber la fecha media de maduración en la región de que se trate. La aparición de piñas o frutos puede servir para ello, aunque no siempre es este un dato seguro. Habrá que examinar distintas muestras para comprobar si las semillas están bien llenas. El contenido de las semillas no maduras suele ser «lechoso», la cubierta de la semilla es blanda o las semillas no han alcanzado su desarrollo completo. Para la determinación de la madurez ha dado resultados exactos la prueba del peso específico de las piñas de muchos tipos de pino. Algunos árboles dejan caer las semillas poco después de haber madurado éstas, por lo que cuando el período de recolección es corto, la recogida debe comenzar pronto y no tarde. La experiencia demuestra que se cometen errores frecuentemente por esperar a que esté demasiado avanzada la temporada. Constituye una buena indicación del mejor momento para empezar la recolección de semilla, el hecho de que las ardillas y otros animales se dediquen a recogerla.

Métodos de recolección

Cuando es un fruto o piña grande el que lleva un gran número de semillas, como ocurre con las coníferas, generalmente se cosecha el fruto entero. Las semillas pequeñas, como las de los abedules y álamos, se pueden recoger mejor arrancando las ramitas o ramas que lleven frutos. Las semillas grandes, como las de los robles y el nogal americano, se pueden recoger del suelo. La recolección directa de los árboles exige, por lo general, más tiempo que la que se hace en el suelo o de los árboles apeados. Con frecuencia, se puede hacer esta recolección en las copas de los árboles cortados en las operaciones madereras, siempre que los árboles hayan sido apeados en la época oportuna de madurez de la semilla.

Para facilitar el corte de las piñas, frutos y ramas de los árboles en pie, se han adaptado o ideado diversas herramientas. También se emplean escaleras y ganchos trepadores. Cuando las ardillas u otros animales se dedican a acumular semillas es a veces fácil localizar estos depósitos, con lo que se simplifica grandemente la recolección. El procedimiento seguido varía según los distintos países, de acuerdo con los sistemas tradicionales, la situación de la mano de obra, la topografía y la clase de semillas que se han de recoger. Dichos métodos varían desde la simple recogida a mano, realizada frecuentemente por los chiquillos, hasta el empleo de maquinaria complicada, utilizada por los productores comerciales de nueces.

Condiciones especiales

La recogida de la cosecha de semilla constituye una actividad regular en muchos montes públicos. Para la recolección de semillas en terrenos forestales públicos o privados por elementos no pertenecientes a aquellos, es menester el permiso del propietario. Conviene también averiguar si hay otros recolectores que aprovechen las zonas en que se piensa recoger la cosecha, con el fin de evitar conflictos desagradables. El transporte de los frutos o piñas hasta los establecimientos de extracción puede estar sujeto a restricciones de cuarentena para evitar la propagación de insectos y enfermedades. Todas estas circunstancias convendrá que queden aclaradas con bastante anticipación a la fecha de recolección.

Almacenamiento de los frutos y piñas después de la recolección

Los frutos verdes y las piñas, especialmente las de tipo carnoso, tienden a «calentarse» o fermentar pocas horas después de recogidas, si se mantienen en montones compactos o en sacos. Convendrá mantenerlos lo más frescos posible. En los climas secos, se puede a veces extenderlos sobre grandes trozos de lona. Es esencial que cuenten con una buena aireación. Naturalmente las semillas que no pueden resistir la sequedad deberán ser protegidas. Las semillas putrescibles se pueden empaquetar tal como hayan de ser almacenadas, enviándolas de esta forma desde el lugar de procedencia.

Envase de las semillas forestales para su transporte

La práctica ha demostrado que hay que conceder más atención que la que se le ha dado hasta ahora a los métodos de envase de las semillas forestales. Se ha averiguado que la pérdida de viabilidad obedece a haber quedado expuestas en tránsito a elevadas temperaturas y a distintos grados de humedad. Algunas semillas exigen que se las preserve en condiciones secas, otras, húmedas, pero en casi todas influyen desfavorablemente las altas temperaturas y las grandes variaciones de ésta.

Temperatura

Fuera de la refrigeración, que resulta cara y en pocos casos necesaria, poco se puede hacer para regular la temperatura en tránsito. Las semillas sensibles deberán enviarse por vía aérea siempre que sea posible, ya que de esta forma están menos expuestas al calor y el tiempo de transporte es menor. Habrá que evitar, en lo posible, el colocarlas cerca de las tuberías de vapor en los barcos ferrocarriles y almacenes. La refrigeración puede perjudicar a las semillas que tienen un gran contenido acuoso. Desde luego, las semillas están menos expuestas que otras partes de las plantas a los daños del calor y la refrigeración. Para protegerlas en cierto grado contra la temperatura se puede utilizar una envoltura aislante.

Humedad

El envase puede eliminar la mayor parte, si no todos, los peligros originados por las variaciones de humedad. Los envases herméticamente cerrados y los modernos materiales plásticos, ofrecen un modo de empaquetar las semillas de forma que se pueda mantener durante el almacenamiento y el transporte un determinado estado de humedad.

1. Semillas que deben conservarse secas. Entran en esta categoría la mayor parte de las semillas de coníferas, las de frutos de hueso y muchas especies de semillas ligeras. Gran parte de éstas se conservan mejor cuando se secan hasta quedar con un contenido muy bajo de humedad. Por tanto, es necesario secar solamente las semillas hasta que alcancen el grado de humedad óptimo almacenándolas después en recipientes cerrados. Las muestras pequeñas se pueden embarcar convenientemente en bolsas fuertes de papel manila metidas en otra bolsa de papel fuerte. Los paquetes enviados por avión corren poco peligro de soportar grandes humedades. Otro método mejor consiste en introducir el sobre o bolsa de tela que lleve la semilla en otra bolsa o envoltura de película polietilénica, que se cierra herméticamente por medio de un hierro al rojo, o cerrando la boca de la bolsa con una fuerte tira de goma. Actualmente, existen en el comercio muchos tipos de bolsas de esta clase, destinadas al envío de frutas, verduras y otros vegetales. Esta película plástica tiene la ventaja de permitir el paso del anhídrido carbónico, impidiéndoselo al vapor de agua. Las semillas protegidas con esta película se han podido conservar durante dos o tres años en una cámara muy húmeda, sin que apenas se elevara su contenido de humedad.

Figura 1. - La expansión del transporte por vía aérea ofrece nuevas posibilidades para el rápido envío a grandes distancias de las semillas delicadas. En la fotografía vemos la carga de una tonelada de semilla de abeto Douglas en los E.U.A. para su transporte a Europa.

(Fotografía facilitada por Roger Dudley, Seattle 1, Wáshington)

Otro sistema consiste en encerrar los sobres papel o bolsas de tela en una envoltura de papel metalizado de aluminio unida a papel kraft fuerte. Dicho papel metalizado va revestido a su vez de materia plástica y puede cerrarse herméticamente mediante un hierro caliente, debiendo emplearse para ello la temperatura apropiada.

Las semillas muy sensibles se pueden mantener con un contenido de humedad conveniente introduciéndolas en una vasija de plástico, cristal u otro material, cerrada herméticamente y que contenga bolitas de gelatina de sílice, que mantienen la semilla con un determinado grado de humedad. La vasija se puede abrir varias voces sin alterar las condiciones de humedad, pudiéndose separar las semillas de las bolitas por medio de una criba. Dichos recipientes convendrá embalarlos en cajas robustas que no puedan aplastarse. Realmente, todos los paquetes grandes de semilla deberán llevar una protección exterior, que impida su aplastamiento ya que podría romperse la bolsa de plástico o producirse daños materiales en la misma semilla. A voces bastará con una bolsa de tela fuerte que recubra la de plástico, pero en el caso de que los bultos sean grandes, deberán encerrarse en cajas, protegiéndolos con un material de relleno blando, que al mismo tiempo puede actuar como aislante contra las variaciones de temperatura.

Los comerciantes de semillas envían éstas a los del extranjero en grandes paquetes que contienen 100 libras (alrededor de 45 Kg.) o más, envueltos sencillamente en un saco exterior de lona o de yute bien cosido. Parece que estos envíos soportan el viaje en buenas condiciones, pero es frecuente que no se hagan comprobaciones del poder germinativo antes y después del embarque. Si en el momento de empaquetarlas no se puede regular el contenido de humedad de las semillas, será preferible utilizar sacos que dejen pasar el aire, y no envases herméticos.

En todo caso, la cubierta exterior deberá ser lo bastante resistente para soportar una manipulación brusca. Las cajas de cartón y los cajones construidos solamente de madera contrachapada llegan a veces aplastados y rotos. Dichos recipientes deberán reforzarse interiormente con una fuerte armazón de madera.

Los paquetes pequeños deberán ir siempre dentro de una bolsa o saco mayor y no colocarse sueltos entre material de relleno en que puedan perderse durante las inspecciones de cuarentena o aduaneras.

Como es posible que las semillas tengan que someterse a la fumigación antes del embarque o a la llegada al punto de destino, es interesante que no se envíen en cantidades demasiado grandes en un solo envase que pueda impedir la penetración del fumigante y su aireación con posterioridad a este proceso.

Las semillas almacenadas en seco deberán mantenerse en las mejores condiciones en cuanto a humedad al envasarlas; tanto el envase como el aire que contenga deberán estar secos. Los paquetes deberán conservarse en cámaras frías y secas mientras esperan el embarque y durante el tránsito. Deberá calcularse la fecha del envío para que llegue a su destino inmediatamente antes de la siembra.

2. Semillas que requieren envase en húmedo. Entre ellas se encuentran las semillas de roble, castaño, arce de azúcar, magnolia, acebo, rosal, palma y otras muchas semillas grandes. Deberán recubrirse bien con musgo esfagnáceo pulverizado, turba molida, fibra de coco o serrín, que se hayan humedecido y después comprimido para extraer la humedad. (Una mezcla por partes iguales en poso de materia de relleno seca y agua proporcionará a estos materiales el suficiente contenido de humedad). Las semillas de Hevea se envían generalmente protegidas por carbón de leña en polvo. Después de mezclarlo bien con el material de relleno húmedo, las semillas deberán colocarse en envases resistentes al agua. También en este caso se ha comprobado que los plásticos polietilénicos constituyen el material más adecuado, ya que conservan la humedad al mismo tiempo que permiten la «respiración» a las semillas y, por tanto, reducen al mínimo el peligro de recalentamiento. Aunque son caros, si se manejan con cuidado pueden volverse a utilizar varias voces. Las pruebas realizadas han demostrado que el musgo envuelto en estas películas puede mantener su humedad durante un año o más sin que sea preciso añadirle agua. Si no se dispone de esta clase de material se deberá cubrir el paquete con papel encerado o con otra envoltura impermeable, colocando el conjunto en una bolsa de lona fuerte o dentro de una caja que ofrezca protección exterior.

Las semillas que tienen tendencia a germinar cuando se conservan rodeadas de material protector húmedo, pueden ser tratadas con una substancia inhibidora, tal como el hidróxido maleico.

Conviene poner de relieve que la cantidad de semillas o de material botánico que se coloque en cada envase suele tener gran influencia en las condiciones en que llega dicho material. Incluso las semillas envasadas en sacos de politeno resisten mejor el transporte si las cantidades contenidas en cada saco son pequeñas que si son mayores.

Las semillas de gran volumen, como las de nogal, nogal americano y roble pueden expedirse en buenas condiciones con tiempo frío, si se seca ligeramente la superficie, embarcándolas después sueltas en cajas o latas abiertas o en sacos sueltos.

Recubrimiento de las semillas voluminosas para evitar las pérdidas de humedad

Un procedimiento que ha dado buenos resultados para preservar algunas semillas en condiciones de humedad durante el transporte, pero cuyo efecto no ha sido favorable en otros casos, es el de recubrir cada una de las semillas con parafina. Esto es singularmente práctico tratándose de semillas que no soporten la sequedad y que, sin embargo, sean propensas a germinar si se mantiene la humedad. En el Arboreto Arnold, de los E.U.A., se ha utilizado el procedimiento siguiente:

1. Mantener las semillas a la temperatura ambiente durante unas horas antes del tratamiento.

2. Calentar y mantener la cera parafínica a 71-77° C (23-25° F) en un recipiente suficientemente grande.

2. Colocar las semillas en un recipiente en el que se puedan cribar (por ejemplo, un cesto de alambre como los que se emplean para colocar los tubos de ensayo). Las semillas deberán colocarse formando una sola capa y lo bastante sueltas para que puedan girar fácilmente.

4. Sacudir la criba enérgicamente, manteniendo las semillas en movimiento rápido mientras se las introduce un momento en la cera caliente. Continuar sacudiéndolas después de retirarlas de la cera hasta que ésta blanquee y se endurezca sobre las semillas.

5. Echar las semillas sobre un trozo de papel encerado. Tan pronto como la cera se haya endurecido, las semillas estarán en condiciones para el embarque. A no ser que las semillas estén muy frías todo este proceso de inmersión requerirá solamente unos segundos.

6. Las semillas enceradas deben protegerse con corcho molido, musgo esfagnáceo seco, serrín u otro material de relleno, a fin de que no pierdan el encerado durante el tránsito.

Cuando llegue el momento de sembrar las semillas habrá que raspar parcialmente la cera que las recubre con objeto de que penetre la humedad más fácilmente.

Este método dió buenos resultados en los envíos de Quercus alba y Q. montana, aunque no tanto en los de Castanea pumila y Aesculus parviflora serotina; pero incluso con estas dos últimas especies su capacidad de mantenimiento de la vitalidad fué superior a la de otros métodos de preparación para el embarque.

Para evitar las pérdidas de agua de las semillas y de otras partes de las plantas durante el transporte, se han utilizado también varios preparados de látex. No son convenientes los materiales de recubrimiento que se agrietan o pelan. Un recubrimiento con tiras de celulosa etílica o el sumergirlas en ésta proporciona una cubierta elástica y fácil de retirar.

Instrucciones generales

La elección del material de embalaje para un determinado lote de semillas depende de la cantidad de éstas que se envíe, del tiempo que las semillas hayan de estar en tránsito y de las temperaturas y condiciones de humedad a que deba estar expuesta la expedición. Las condiciones en que se hayan almacenado las semillas hasta el momento del embarque influyen en la elección del método de embalaje de éstas.

Embarque en frío y en seco. Si el transporte se hace por avión, o por ferrocarril o camión con tiempo seco no se precisa una envoltura impermeable para la mayor parte de las semillas, si la duración del transporte no excede de dos semanas. Los envases de papel (envolturas fuertes de yute) son adecuados para pequeñas muestras y las bolsas de doble tela, empaquetadas con holgura, son mejores cuando se envían cantidades mayores.

Las semillas de arce y roble pueden enviarse de esta forma solamente en pequeñas cantidades. Cuando se trate de cantidades grandes, convendrá dividir éstas en pequeños lotes para el transporte.

Temperatura o humedad variables. En este caso, cuanto más tiempo dure el viaje de las semillas tanto mayor será el peligro de que las semillas húmedas se sequen, o de que las semillas secas absorban humedad. Las semillas de coníferas deberán secarse hasta quedar en la humedad óptima, envasándolas en materiales impermeables. Las semillas con relleno húmedo deberán tener también una envoltura impermeable que las proteja contra las pérdidas de humedad.

Las expediciones de semillas por vía aérea en recipientes herméticamente cerrados corren el riesgo de «reventar» al -alcanzar grandes alturas, a no ser que el recipiente sea sumamente resistente o que las semillas estén envasadas al vacío. Lo mejor en este caso será que los recipientes estén lo más llenos posible, y contengan la menor cantidad posible de aire.

A posar de todas las precauciones, ocurre con frecuencia que mientras unos envíos llegan en buenas condiciones, otros, envasados de idéntica manera y enviados por el mismo medio de transporte, se averían en tránsito. Esto está sujeto al azar. Puede ocurrir que a bordo o en el ferrocarril los paquetes se coloquen junto a una tubería de vapor o en sitio en que puedan congelarse, mientras que en otros lugares más protegidos la carga no se vea expuesta a tales extremos. A veces, los bultos cuyo envío se retrasa o que permanecen varios días en la oficina de transportes, sufren temperaturas extremas que no tienen que soportar en ruta.

Materiales para empaquetar

1. Impenetrables a la humedad

Papel metalizado:

Papel metal de aluminio adhesivo al calor; papel kraft metalizado de aluminio; papel o tela metalizado de cobre.

Película de plástico:

Película polietilénica; Polyteno; Cryovac; Kordite; Koroseal; Pliofilm; Ceran; Vaposeal; Airwrap; Vinylite; Duraclear; Cellofán; Alathone.

Tambores y cajas de cartón parafinado
Papel encerado o parafinado
Jarros y frascos de material plástico
Jarros, tubos, frascos y garrafas de cristal
Cajas de hojalata
Sacos de algodón o de arpillera revestidos de papel impermeable
Telas y papeles engomados

2. No impermeables

Bolsas fuertes de yute o de papel kraft: Bolsas especiales para semillas con cierre de doble pliegue.
Sacos de tela de algodón (impregnados o no contra los roedores).
Sacos de lona o de arpillera.

Etiquetas

Todos los lotes de semillas, sean grandes o pequeños, deberán llevar un marbete bien sujeto en el sobre, bolsa, caja u otra envoltura que vaya en la parte más interna. En las partidas pequeñas, este marbete puede ir dentro del mismo envase, como en los sobres plegados para semillas. En las bolsas o latas grandes deberá acompañar a las semillas mismas un rótulo o marbete además de llevar la etiqueta exterior.

Para facilitar el intercambio de semillas forestales y material botánico con fines científicos, la Conferencia de la FAO aprobó en su Sexto Perlado de Sesiones una Hola de Envío de Semillas. En ella se reserva espacio para consignar el nombre y la dirección del destinatario y del remitente, el peso bruto del paquete, la naturaleza del contenido, el nombre vulgar y el científico (latino) de la especie botánica y los datos relativos a la desinfección. En todas las etiquetas, rótulos y marbetes se deberá consignar también un número de identificación que corresponda a otros datos relativos a la semilla. En cada paquete deberán fijarse también los volantes de certificación expedidos por los inspectores de cuarentena y por los servicios de aduanas.


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