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El Cuarto Congreso Forestal Mundial

por la secretaría de la FAO

UNO de los primeros actos del Cuarto Congreso, Forestal Mundial fué el de hacer los preparativos para el quinto. Este hecho, de por sí, tal vez sea un indicio de la importancia concedida a la reunión, que cabe considerar como escenario de un intercambio de opiniones entre los especialistas, administradores, científicos y otras personas interesadas en la dasonomía, que acudieron a discutirla en todos sus aspectos, con el objeto de formular recomendaciones generales aplicables ora a una región o al mundo entero. Incumbe dar cumplimiento a las propuestas, exclusivamente a aquellos a quienes fueron dirigidas - los gobiernos, organizaciones internacionales, entidades científicas, propietarios de bosques, etc. - según lo jueguen más conveniente, puesto que el Congreso Forestal Mundial no pasa de ser un cuerpo consultivo que carece de funciones ejecutivas. Se compone de los miembros a él afiliados, que tienen completa libertad de expresar sus pareceres, pero ni sus discursos ni sus ponencias entrañan compromiso para los poderes de un estado, dependencias oficiales u otras entidades a que puedan pertenecer.

Para consolidar el próximo congreso mundial como vigoroso nexo entre la doctrina y la práctica, el Congreso, de Dehra Dun resolvió crear un Comité Preparatorio que se formaría con ingenieros forestales de la India, país a la sazón huésped, y de la Argentina, Australia, China, Estados Unidos de América, Francia, Italia, Japón, Reino Unido, República Federal Alemana, Suecia, U.R.S.S. y la FAO. Este Comité será convocado a una primera junta en la sede de la FAO para escoger en términos precisos los temas que examinará el Congreso en su próxima reunión, y hacer todos los aprestos necesarios al respecto. Al darse a conocer la siguiente nación que actúe de huésped, ella también nombrará un representante suyo ante el Comité. Ya en Dehra Dun se recibió un ofrecimiento formal para que el Quinto Congreso Forestal Mundial se celebre en Francia, en 1960.

Principales resultas del Congreso

El Director General de la FAO, en su mensaje inserto en el número especial de Unasylva publicado el pasado septiembre, expresó así lo que esperaba del Cuarto Congreso Forestal Mundial:

«No por cierto orientaciones, ya que éstas son atributo exclusivo de los Estados Miembros, pero sí, en cambio, útiles consejos e informaciones instructivas que sirvan de fundamento a las normas de acción, para que, llevándolos a la práctica, logremos en nuestra labor la máxima eficacia.»

Leído con este espíritu, el informe del Congreso contiene muchas cosas interesantes.

Progresos mundiales de la silvicultura

La primera parte del programa del Congreso consistió en un resumen que el señor Marcel Leloup, Director de Montes de la FAO, hizo de los adelantos realizados en la silvicultura mundial durante los últimos cinco años. Analizando por separado las recomendaciones del Tercer Congreso, estimó que en ninguna de ellas habían dejado de conseguirse ciertos progresos, palmarios en el mundo entero unas veces, de carácter regional otras, y en algunos casos, quizá sólo en determinados países. Sin embargo, todos estos mejoramientos parecen en verdad pequeños comparados con lo que todavía queda por hacer, según se advierte analizando los datos contenidos en el último inventario que la FAO emprendió, de los recursos forestales del mundo. No hay, pues, razón para darse por satisfechos, aunque probablemente nadie negará que la «silvicultura» es hoy mucho más conocida, comprendida, apoyada y practicada que en 1949, año del Congreso de Helsinki.

El Congreso, como consecuencia de su estudio de la actual situación, de la ordenación forestal en el mundo, estableció tres comisiones para que examinaran, en sus campos respectivos, las cuestiones presentadas.

Clasificación de los tipos de montes

Todos los forestales conocen las dificultades que entraña la clasificación forestal, problema que se planteó ante la primera de esas comisiones. Se impone hallar una solución, no ya para contentar al botánico y al científico, sino porque además, en él aspecto práctico, la adopción tanto de una política forestal como de un tratamiento silvícola, de manera que el bosque contribuya lo mejor posible al desenvolvimiento económico, presupone la facultad de determinar correctamente los tipos de monte.

Muchos han sido los sistemas de clasificación propuestos. En un informe que fué objeto de minucioso examen, la delegación de la U.R.S.S. expuso el método que hoy en día se sigue en Rusia a entera satisfacción, y el Congreso, después que hubo discutido dicho informe, recomendó que la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO) formara un grupo de estudio con expertos en la materia para que dictaminara sobre la posibilidad de unificar los diversos sistemas dados a conocer.

Formación profesional

Otra de las cuestiones encomendadas a una comisión fué la relativa a la formación profesional de los forestales, estimándose en particular que no se había cumplido hasta ahora de una manera adecuada el requisito de que esas personas poseyeran una visión amplia de los problemas forestales internacionales. El Congreso propuso, en fin, que la FAO estableciera un cuadro de profesores especializados que por correspondencia y mediante reuniones, cuando para ello se presentase la ocasión propicia, asesorara a la Organización en los problemas concernientes a la dasonomía en todas sus modalidades y a la enseñanza de esta disciplina.

Bibliografía

La tercera comisión se dedicó a examinar las labores del Comité Mixto FAO/IUFRO de bibliografía, cuya importancia y utilidad se reconocieron plenamente, recordándose que una de las obras más notables de ese grupo, en estrecha colaboración con el Commonwealth Forestry Bureau de Oxford, había sido la adopción del sistema Oxford de Clasificación Dasonómica Decimal, y que ahora acomete la ardua faena de compilar un diccionario plurilingüe montes, empresa ésta ya recomendada por el Tercer Congreso Forestal Mundial.

El Congreso propuso que se adoptara el sistema Oxford en todos los países, confiando en que los diversos organismos nacionales dispondrán su traducción a los respectivos idiomas. Respecto al diccionario plurilingüe de montes, el Comité FAO/IUFRO aceptó los métodos recomendados por la UNESCO para la compilación de diccionarios plurilingües científicos y técnicos, actitud a que el Congreso dió su aprobación. El primer paso en la tarea, ya dado por algunos países, es la formación de «Comités Nacionales de Terminología». A los países que todavía no lo hayan hecho así, el Congreso les pidió que crearan estas entidades, consultando para ello, si necesario fuera, a los demás países del mismo grupo lingüístico.

Función protectora de los montes

Al Congreso se le planteó una cuestión específica; a saber: ¿qué criterio deberá utilizarse para fijar la extensión y distribución de las tierras que con fines de protección habrán de quedar reservadas para bosque u otro tipo de vegetación natural, o a las cuales hayan de restaurárseles tales cubiertas?

En contestación a esa pregunta, el Congreso manifestó que los bosques y las praderas con que suelen ir asociados en la naturaleza, ofrecen en ciertos casos una protección que sólo ellos pueden dar (tierras de suyo más aptas para bosques permanentes), como por ejemplo, la protección contra los efectos desecadores y la acción erosiva de los vientos; la defensa de las regiones montañosas contra aludes y argayos; la conservación de los manantiales y de las márgenes empinadas de los ríos; la fijación de la arena movediza; y quizá hasta la depuración del aire en la proximidad de las ciudades. Esas zonas habrán de mantenerse con su cubierta vegetal natural.

En otras ocasiones, la función protectora del bosque podrá ser suplantada por la agricultura o los herbazales mejorados, a condición de que se apliquen determinados métodos, como el empleo de fertilizantes, los tratamientos especiales de suelos, la construcción de bancales, terrazas, etc. Como podrá advertirse, tales precauciones entrañan grandes gastos de dinero, requieren aperos y mano de obra, y presuponen el haber conseguido determinado nivel de adelanto económico y social. A menos que esas técnicas se pongan en práctica, deberá prohibirse en absoluto la destrucción de la cubierta natural. Además, ha de tenerse presente que aun cuando las circunstancias parezcan justificar el desmonte, son incalculables sus efectos sobre el clima en general y el equilibrio biológico, considerando el estado actual de los conocimientos científicos. Los encargados de efectuar desmontes tendrán que obrar, por consiguiente, con toda la cautela posible.

La rivalidad entre las diferentes formas de aprovechamiento de la tierra hace cada vez más necesario un conocimiento completo de las múltiples influencias que los montes y las zonas silvopastorales ejercen en el suelo, el agua, el clima, etc. Hoy por hoy, la insuficiencia de ese conocimiento está demostrada por las controversias que suscitan algunas operaciones de plantación forestal que, según parece, han influído desfavorablemente en el abastecimiento de aguas. El Congreso, en consecuencia, recomendó que se prosigan o se inicien en todo el mundo las investigaciones sobre influjo de los bosques, especialmente en los lugares de cabeceras hidrográficas.

La FAO, en colaboración con la IUFRO y, en caso dado, con otras organizaciones científicas internacionales como la UNESCO, deberá encargarse de compilar y sintetizar los resultados de los experimentos y observaciones realizados en varios países, y difundir esa información para llevar adelante las investigaciones y que sirva de guía a los países en sus políticas agrarias, a la vez que para determinar la forma de ordenar las cuencas colectaras en los proyectos de aprovechamiento de las vertientes fluviales.

Ahora bien, dejando a un lado las superficies de captación, también desempeña el bosque un papel importante y a menudo esencial, sobre todo en ciertos climas tropicales o áridos, respecto a la protección de la estabilidad y fertilidad del suelo. La repoblación, después de destruido un bosque, suele ser empresa muy difícil y por lo regular impone fuertes gastos. Ya han sido elaborados los métodos aplicables a las tierras podsólicas y pantanosas de las zonas templadas o frías, pero en cambio, suscita todavía problemas formidables la repoblación de los suelos lateríticos tropicales denudados y de los alcalinos en zonas áridas. Aún queda por precisar también el papel exacto que pueda representar el bosque en la habilitación de los desiertos.

El Congreso se declaró partidario de que no se realicen trabajos de repoblación en tierras degradadas sino después de haberse efectuado una minuciosa investigación acerca de los métodos y especies que habrán de emplearse y los posibles beneficios económicos que los bosques proyectados sean capaces de rendir tanto a la población local como a la nación entera. Conviene que las investigaciones abarquen un largo período ya que el éxito inicial de una plantación no asegura el establecimiento de un bosque provechoso.

Siempre que, en lo tocante a estabilización de suelos y a corrección del régimen de las aguas, sea posible obtener los resultados deseados con menos gasto y mayor beneficio para la población local mediante procedimientos distintos de la plantación de bosques, deberá preferirse el empleo de tales métodos. Se hizo hincapié, por ejemplo, en la restauración de los pastos en tierras de pastoreo por medio de la reglamentación del aforo o el mejoramiento de los pastizales, introduciendo quizá árboles forrajeros; asimismo, existe el recurso de plantar árboles frutales.

Las barreras vivas constituyen otro ejemplo del papel esencial que desempeñan los bosques y hasta las plantaciones de árboles, en la defensa contra el viento y sus efectos erosivos y desecadores. Su formación, sin embargo, no sólo es costosa sino que, con frecuencia, provoca cierta hostilidad del cultivador, quien se queja, en particular, de la reducción en el rendimiento de las cosechas a orillas de las barreras y de los males que éstas acarrean al pulular las plagas, enfermedades vegetales y animales dañinos.

La investigación sobre barreras vivas se ha llevado a cabo principalmente en las zonas templadas pero es necesario extenderla a los trópicos. En cuanto a las regiones áridas, deberán considerarse como parte en extremo importante de la labor que emprenda cualquier organismo forestal internacional que sea creado para el estudio de los problemas de dichas zonas.

El Congreso, para concluir la parte de sus trabajos concernientes a la función protectora de los montes, convino en la necesidad imprescindible de enseñar a la juventud, en todas las etapas de su educación, la conservación de los recursos naturales en general y de los bosques en particular, y que esta instrucción debería darse también a los adultos. La conservación y su importancia fundamental para el bienestar humano son conceptos que deben imbuirse hasta conseguir su firme arraigo en el espíritu y la conciencia del hombre.

Se pasó revista a varias maneras de encararse al problema, pero hubo acuerdo en que, sobre todo tratándose de los jóvenes, incumbe este deber primordialmente a los que tienen un interés profesional en la educación, no debiendo inmiscuirse los especialistas en la materia sin previa consulta. Es imposible emprender actividad alguna al respecto sin contar con el apoyo entusiasta de los gobiernos, los cuales suelen mostrarse poco aprehensivos de los problemas y la importancia de la conservación de suelos y aguas, o se hallan coartados, por otras razones, para hacer algo constructivo. Al parecer, el asentimiento de los gobiernos a ciertos principios orientadores de la conservación de suelos y aguas, que formulara una autoridad internacional, presentaría las mismas ventajas que el reconocimiento general acordado en 1951 a los «principios de política forestal» de la FAO. Esta proposición tiene singular trascendencia para la FAO, y de recibir un firme apoyo en los círculos gubernamentales, la Organización podría proceder a redactar esa serie de normas.

La función productora de los montes

Al ocuparse el Congreso de este tema, hubo asimismo de sentar las bases para determinar la proporción de la superficie territorial que debe mantenerse con monte productivo en una nación.

Lo ideal sería establecer una relación fundada en la necesidad de asegurar el bienestar y la estabilidad de la población, a la vez que se satisficiera la demanda nacional de madera. Pero dado que esto ultimo no es enteramente posible, se aplica el mismo principio que en el caso de los bosques protectores; a saber: conviene mantener a toda costa la cubierta forestal en los terrenos por excelencia aptos para montes permanentes. Aun cuando fuesen bajos los beneficios económicos derivados de dichas tierras, éstas no dejarán de rendir mayores utilidades que las que podrían esperarse si se las destinara a otra clase de aprovechamiento. Sin embargo, donde el suelo sólo tiene un valor utilitario exiguo, el cual estará a sujeto variaciones y dependerá de la estructura social y económica de la comunidad humana a que pertenece, el aquilatamiento de los intereses sociales o económicos será el elemento determinante en favor o en contra de la explotación forestal. Hay que recordar que, al evaluar los rendimientos económicos obtenibles de las tierras dedicadas a usos forestales, se presume que se pondrán en práctica los mejores métodos de ordenación.

Así pues, la extensión que deban ocupar los montes productivos es susceptible de variaciones. Los cambios de situación económica tendrán que atenderse mediante ajustes del material en crecimiento y del repoblado a las nuevas exigencias mercantiles, sin comprometer la estructura biológica de los bosques. Los métodos de ordenación han de encaminarse, en primer lugar, a lograr el rendimiento sostenido de madera de la mejor calidad y en la mayor cantidad posible.

Son pocos los países en los que la producción forestal se limita a la obtención exclusiva de madera. De hecho, especializar el uso de la tierra para un fin único, en particular con visos de permanencia, de ninguna manera conduce a resultados óptimos. En algunos medios sociales y económicos, dicha especialización no nos ayudaría por cierto a alcanzar la meta deseada de sacar de la tierra el máximo rendimiento para beneficio de la comunidad entera. Así lo reconoció implícitamente el Congreso al aceptar en principio el «aprovechamiento múltiple» de los bosques. Por ejemplo, uno de los usos más antiguos de los montes ha sido su aprovechamiento para la cría de ganados. El Congreso también se ocupó de la utilización de los bosques como refugio de los animales silvestres y fuente de caza, y para recreo. A este respecto se hicieron varias recomendaciones atinadas, entre las que figuran: la elaboración de planes de ordenación auténticamente silvopastorales, cuando esto sea factible; el empleo de todos los métodos posibles para aumentar la cantidad y mejorar la calidad de los árboles forrajeros y los pastos; el mayor reconocimiento del hecho de que «la fauna silvestre forma parte integrante del complejo forestal y que su tratamiento adecuado y conservación son importantes para el hombre»; y el estímulo al buen uso del bosque como lugar de esparcimiento, mediante la educación pública, y la formulación de reglamentos y métodos dasocráticos satisfactorios.

Por último, el Congreso estuvo de acuerdo en que, ano por meras consideraciones económicas, el uso del bosque, o al menos de las plantaciones de árboles, en combinación con la agricultura, era a menudo la mejor forma de sacar el mayor provecho de la tierra. Recomendó sin reserva que se diera impulso a la plantación «extraforestal», sobre todo cuando los bosques existentes no bastan para atender las necesidades agrícolas o de otra índole en el país. De requerirlo el caso, deberán adoptarse las disposiciones pertinentes al objeto de poner esos arbolados bajo la vigilancia de las autoridades forestales. El referido propósito podría reforzarse por medios educativos y de propaganda, inclusive organizando fiestas del árbol y la distribución gratuita de material de plantación apropiado.

Aprovechamiento de los productos forestales

Ya hemos dicho que cualquier decisión acerca del área que ha de ser destinada a monte supone el mantenimiento de un sistema satisfactorio de ordenación forestal. Esto se vincula obviamente con la existencia probable de mercados para las distintas materias primas que la ordenación forestal permita obtener. A menos que pueda hacerse un uso económico de los forestales, la silvicultura carece de utilidad, y si entonces el bosque no desempeña la indispensable función protectora, hasta la ocupación de la tierra con árboles, será difícil de justificar.

Inauguración del Cuarto Congreso Forestal Mundial, el 11 de diciembre de 1954, en el paraninfo del Instituto de Investigaciones Forestales de Dehra Dun

El Gobernador del Estado de Uttar Pradesh, como presidente del Comité de Recepción, invita al Presidente de la India, sentado a su izquierda, a que abra el Congreso. Al lado del Presidente de la nación está el Ministro de Agricultura. A la derecha de la fotografía, Marcel Leloup, Director de Montes de la FAO, y C. R. Ranganathan, Inspector General de Bosques de la India, electo Presidente del Congreso.

Los señores D. A. Macdonald (Canadá) y V. N. Sukachev (U.R.S.S.) fueron designados Presidentes Adjuntos. E. Saari, ex-Presidente del Tercer Congreso Forestal Mundial celebrado en Helsinki en 1949, fué nombrado Presidente Adjunto honorario.

En el Congreso participaron los Ministros de la India y delegaciones de todas sus Estados, así como representantes de las agrupaciones profesionales e industriales de la nación. Estuvieron representados en total 150 miembros extranjeros procedentes de 46 países, y 6 organizaciones internacionales, entre ellas la FAO y la UNESCO, la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.), la Organización Mundial de Meteorología (OMM), el Consejo Internacional de Mujeres (CIM) y la Union Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO).

Los países de que procedían estos miembros son los siguientes:

Afganistán, Alemania Occidental, Alemania Oriental, Australia, Austria Birmania, Bulgaria, Canadá, Ceilán Congo Belga, Checoeslovaquia, Chile, China, Dinamarca, España, Estados Unidos de América, Etiopía, Federación Malaya y Singapur, Finlandia, Francia, Hungría, Indonesia, Irak, Irán, Israel, Italia, Japón, Laos, Nepal, Nigeria, Nueva Guinea, Nueva Zelandia, Países Bajos, Pakistán, Polonia, Reino Unido, Rumania, Suecia, Suiza, Tailandia, Tanganyika, Turquía, Uganda, U.R.S.S., Viet-Nam y Viti.

El Congreso estudió varios problemas relacionados con el aprovechamiento más completo y racional de las materias primas que produce el bosque, su mejor comercialización y la disminución de los precios, de modo que la madera pueda competir eficazmente con la diversidad siempre mayor de materiales optativos o sustitutivos a que se da gran publicidad.

Entre los posibles medios de mantener bajos los costos se propusieron el adiestramiento adecuado de los trabajadores forestales, el perfeccionamiento de los métodos de trabajo para aumentar su eficiencia, la introducción de herramientas apropiadas y, en muchos casos, cierto grado de mecanización de las operaciones forestales. Todo esto habrá de repercutir en los salarios y, en general, en el nivel de vida de los trabajadores forestales. Los gobiernos deben ocuparse de que se hagan las investigaciones necesarias sobre estos diversos problemas, y a la FAO le incumbe proseguir las diferentes actividades ya iniciadas por ella en este campo, como la creación en Europa de un grupo de trabajo compuesto por expertos para tratar del mejoramiento de las técnicas de explotación; la divulgación de los últimos adelantos en maquinaria para operaciones forestales; y la organización de centros de capacitación y excursiones de estudio.

Un factor que contribuye a los altos costos de explotación de los bosques tropicales es el hecho de que muchas especies no son actualmente comerciables. Incluso en los países templados hay campo para la mayor industrialización de las especies de maderas duras. Las deliberaciones demostraron que el correcto tratamiento de las maderas, como su desecado y preservación, permitiría que gran número de especies hasta ahora no empleadas fuesen utilizadas en edificios, construcción de barcos y otras aplicaciones especiales. Algunos países informaron haber alcanzado progresos considerables en este sentido; por ejemplo: la adopción de un método nuevo de encoladura en un medio térmico flúido, con impregnación simultánea, para producir grandes piezas de madera empleando material de pequeñas dimensiones. Se manifestaron ciertas tendencias a la ampliación de mercados dispuestos a absorber algunas especies secundarias, lo que, sin embargo, tropieza con la dificultad de la escasez de información técnica sobre las propiedades de dichas maderas y la falta de conocimientos respecto a susceptibilidad a los ataques de insectos y a la podredumbre. Se hizo hincapié en la necesidad de una mejor clasificación, apegándose a ciertas especificaciones uniformes. Aunque los últimos progresos encaminados a vencer estos inconvenientes son notables, todavía queda mucho por hacer.

El papel que cabe desempeñar a los montes en el desarrollo económico de un país no se puede apreciar solamente procurando evaluar los productos que rinden y los servicios que prestan, sino que también hay que tomar en cuenta el grado a que ayudan a establecer y sostener activas las principales industrias forestales. Durante los últimos años ha ido aumentando la importancia de los proyectos de construcción de viviendas, en que los materiales elaborados que ofrecen propiedades mejores que la madera sólida están teniendo la preferencia. Gracias a los progresos tecnológicos recientes, ya es posible producir grandes tableros de madera contrachapada, de conglomerados, de fibra, etc., a menudo derivados de los «desperdicios» o «desechos» y que representan menores costos de construcción y un aprovechamiento más completo de la cosecha forestal. La construcción prefabricada por lo general disminuye los costos, pero exige la previa normalización de los diseños y el conocimiento de la clasificación de los componentes por esfuerzos admisibles.

El Congreso recomendó la educación, las demostraciones y la propaganda como medios para orientar a los ingenieros civiles y arquitectos, a la vez que a los administradores, industriales y consumidores. Igual procedimiento debería emplearse en las escuelas de ingenieros y escuelas superiores. También se necesita extender la capacitación de personal en el manejo de maquinaria moderna para labrar madera.

El consumo mundial dé papel va en aumento. Se consideró que merecía atención muy preferente la investigación de nuevas fuentes de materias primas, no sólo para la producción de pasta sino también para sacarificarlas y elaborar alcohol combustible. La mayor parte de la producción mundial de pasta y papel continúa sustentándose en las coníferas tradicionales, tales como la picea, el abeto y el pino, pero existen otras especies, como los eucaliptos y los álamos, que ofrecen buenas posibilidades. Algunos países tropicales están haciendo uso de los bambúes y las gramíneas. Ciertas actividades recientes de la FAO han enfocado la atención en la potencialidad de las maderas duras tropicales y de los residuos agrícolas.

Por último, el Congreso se ocupó de la importancia económica que en muchos países tienen los productos forestales, aparte de la madera. La India, por ejemplo, exporta productos forestales secundarios por valor de 100 millones de dólares al año, y esos productos tienen asimismo gran significación económica en los países del Mediterráneo y de la América Latina. La producción más eficaz, a bajo costo, de artículos de confianza cuyo suministro esté asegurado en cuanto a calidad y cantidad, contribuiría a crear mejores mercados. En lo que se refiere a las hierbas medicinales, puede decirse que el uso de las mismas se extendería mucho si se conocieran mejor sus sustancias químicamente activas y sus propiedades farmacéuticas, y se contara con su presentación higiénica de calidad uniforme, sin irregularidades en el suministro. Estos productos silvestres se encuentran tan repartidos en la naturaleza que su recogida resulta antieconómica, y existe el mal común de su adulteración. Podría eliminarse tal inconveniente cultivándolas bajo vigilancia, lo cual, a su vez, también daría la posibilidad de aumentar el rendimiento de los constituyentes químicos efectivos.

Silvicultura tropical

Se recordará que, con motivo de las dificultades que experimentó la FAO en la organización de la conferencia mundial especial sobre silvicultura tropical, propuesta por el Tercer Congreso Forestal Mundial, se acordó que al asunto se le concediera un lugar prominente en las deliberaciones del Cuarto Congreso, celebrado en la India. Esta decisión demostró ser muy acertada y las discusiones al respecto en Dehra Dun resultaron animadísimas, habiéndose prolongado más en los aspectos generales y particulares que al tratar los otros temas del programa.

Bosques higrofíticos tropicales

Comenzando con los métodos para mejorar los bosques higrofíticos tropicales mixtos, el Congreso convino en que los ingenieros de montes de todos los países tropicales tienen la mira común de acrecentar el valor económico de sus selvas. Los métodos de mejoramiento, natural y artificial, propenden a lograr una mayor proporción de especies de maderas comerciales valiosas.

Dada la variedad de condiciones existentes, es imposible elegir un sistema silvícola único que pueda ser recomendado sin reservas para asegurar la deseada transformación de los bosques.

Los procedimientos técnicos empleados actualmente, que varían según las condiciones locales, se dividen en tres grupos principales:

1. El arbolado viejo se hace desaparecer en períodos cuya duración es de 1 a 5 años, quedando suplantado por otro de edad más o menos uniforme proveniente de material de crecimiento precoz o de regeneración natural forzada. Este método ha sido ensayado con ciertas variantes en la Federación Malaya, Nigeria, islas Andamán y Ceilán.

2. La regeneración se estimula por medio de cortas selectivas.

3. El rodal se enriquece mediante la introducción artificial de especies valiosas.

A pesar de los diferentes sistemas adoptados, subsisten ciertos problemas de interés común a los cuales se hicieron repetidas referencias en el curso de las deliberaciones del Congreso.

En general, la silvicultura de los bosques higrofíticos tropicales está todavía en una etapa experimental. Poco han contribuido a su beneficio las prácticas tradicionales de las zonas templadas, y los extensos trabajos que se realizan en algunas regiones importantes todavía son de reciente introducción.

El Congreso recomendó que la FAO, en consulta con la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal y en estrecha colaboración con los centros de investigación y los Servicios Forestales, estableciera los medios de recoger informaciones comparativas, así como de plantear y sistematizar la experimentación de los métodos silvícolas destinados al mejoramiento de los bosques tropicales.

Suele afirmarse que las probabilidades de conseguir un mejoramiento satisfactorio de estos bosques son exiguas y remotas. Por ende, algunos expertos han llegado a la conclusión de que es preferible arrasar el monte natural y sustituirlo por plantaciones puras de árboles de rápido crecimiento capaces de producir un suministro abundante de materia prima, en particular de madera para pasta, más en armonía con las necesidades económicas actuales. Así pues, los forestales se encuentran ante un dilema: ¿debe el forestal tropical continuar concentrando sus esfuerzos silvícolas en el aprovechamiento del bosque mixto y esperar que el industrial ajuste sus técnicas fabriles al tipo de materia prima que brinde un monte de esta clase; o le incumbe, al contrario, tratar de adaptar la producción del bosque a las necesidades específicas de la industria y a las exigencias del consumidor?

La política forestal que habría de adoptarse en las regiones tropicales fué objeto de un largo debate, con importantes observaciones por parte de los representantes de Australia, el Congo Belga, Francia, India, Indonesia, Nigeria, Pakistán, Tanganyika y Uganda. Las conclusiones a que se llegó pueden resumirse como sigue:

1. Necesidad de mantener un medio estacional biológico-forestal estable. Esto se consigue por los métodos naturales de proliferación forestal sin embargo, no carece de fundamento la opinión dé que las plantaciones puras de especies bien adaptadas llegarán a formar, con el tiempo, un tipo de sinecia bastante estable para evitar peligros de orden biológico, siempre que se tomen ciertas precauciones. Los peligros biológicos pueden, no obstante, ser graves en el caso de plantaciones paras de especies de rápido crecimiento sujetas a un sistema de turnos cortos, pero de cualquier manera, este método no debe intentarse sino cuando la calidad del suelo así lo permita.

2. Tipo de productos forestales que sean necesarios. De éstos dependen los métodos que conviene adoptar. El problema que se plantea verija, por tanto, según que la región esté densamente poblada e imponga grandes exigencias locales, o tenga escasa población con pocas necesidades. El suministro constante de las materias que hagan falta reclama atención primerísima. Puesto que las necesidades a largo plazo son difíciles de prever y susceptibles de mutación, debe darse a la producción cierta flexibilidad. El bosque mixto resulta más adecuado para el caso. Si la elección recae sobre el rodal puro como indispensable o posible, deberán escogerse especies capaces de dar altos rendimientos y prestarse a múltiples usos.

3. Conservación del tipo de selva mixta. Siendo recomendable mantener los montes mixtos en un programa de largo plazo, no sólo por razones biológicas sino también económicas, es esencial emprender intensas investigaciones técnicas, tecnológicas e industriales con miras a lograr el máximo aprovechamiento dable de los productos.

El Congreso propuso que la investigación se concentrara en la ecología de las especies y colectividades económicamente importantes, con el objeto de determinar las condiciones ambientales más favorables; los métodos de tratamiento (por ejemplo: los sistemas de aclareo, la reserva de árboles padres, la eliminación de especies competidoras, la intensidad y los ciclos de corta); el efecto del fuego y del pastoreo; la protección contra insectos y hongos; y que se preparara una obra de actualidad con tablas de rendimiento y se recogieran datos de crecimiento.

Regeneración artificial y formación de plantaciones

La discusión de los métodos silvícolas para los trópicos no puede desligarse de ciertas consideraciones relativas a las técnicas de la regeneración artificial, aunque la plantación de bosques o formación de masas forestales es un tema más general. El Congreso puso de relieve dos puntos que hay que tener presentes al proyectar cualquier programa de plantación, primero, el requisito de asegurar la conservación y la fertilidad del suelo; y segundo, la necesidad de constituir rodales que den un rendimiento tan regular, alto y constante como sea posible. Además, las plantaciones no deben invadir tierras indispensables a la agricultura, ni menguar demasiado los abastecimientos de agua para el riego. Por último, hay que buscar los métodos más económicos y ventajosos de efectuar las plantaciones. La técnica silvícola que haya de adoptarse dependerá mayormente de los medios económicos.

La plantación y la repoblación con especies exóticas han despertado un vivo interés en muchos países tropicales. El eucalipto y el álamo dan pruebas de aventajar a las especies indígenas en cuanto a la rapidez con que producen madera; la importancia económica e industrial de las especies coníferas es innegable; la teca del Asia y de Indonesia también ha demostrado su valía en el curso de los últimos 40 años como especie exótica en el Africa y otros lugares. Todas las especies importadas presentan problemas especiales a los silvicultores de los países en que fueron o pueden ser introducidas.

El Congreso manifestó que los Estados Miembros de la FAO interesados harían bien en estudiar la creación de una comisión internacional de plantación de especies exóticas en los trópicos, a la que puede servir de modelo la Comisión Internacional del Alamo. A ella incumbiría la responsabilidad de reunir y diseminar las informaciones pertinentes en su ramo, así como poner los medios y prestar la garantías necesarias para la compra, intercambio e introducción de semillas y plantones de especies exóticas, ya fuese para trabajos experimentales o extensas plantaciones.

La silvicultura en zonas áridas

Las técnicas de plantación de bosques adquieren particular trascendencia cuando se solicita la ayuda de los ingenieros de montes en la lucha contra la invasión del desierto y para poblar las regiones adyacentes a las zonas desérticas. En condiciones absolutas de clima desértico, por supuesto, el forestal nada podría hacer, y por eso el Congreso se ocupó solamente de aquellas zonas capaces de sostener una vegetación útil, aunque la precipitación pluvial no llegara a 500 mm.

El Congreso reconoció la importancia de la acción del hombre, y sobre todo de sus ganados, en relación con el avance del desierto. La simple observancia de los reglamentos administrativos no impedirá por sí sola que el avance continúe. Antes de dictar disposiciones radicales, se necesita hacer un esfuerzo por mejorar las condiciones de las zonas predesérticas de manera que los pueblos y sus bestias puedan vivir sin causar daños. Esto entraña el mejoramiento de los pastos, la reconstitución de las masas forestales y la reforma de las políticas agrícolas. Ningún programa de este género podrá emprenderse en un país a menos que se base en los resultados de una investigación y un estudio minuciosos, pues a este respecto hasta los menores inconvenientes pueden acarrear graves consecuencias.

En muchos países se han realizado estudios valiosos. Ha llegado el momento de que los resultados y los conocimientos obtenidos sean puestos a disposición de todos los interesados. Las naciones deben establecer el intercambio de información técnica y facilitar el canje de semillas y plantas adecuadas a las condiciones especiales de las regiones áridas, semiáridas y subdesérticas. El Congreso propugnó, por tanto, la creación de una comisión internacional de montes para las zonas áridas, repartida en grupos actuando en cada uno de los países interesados, con personal auxiliar sostenido por la FAO. Dicha comisión habría de desarrollar sus labores en estrecha colaboración con el comité permanente de zonas áridas organizado bajo los auspicios de la UNESCO, que se ocupa especialmente de los conocimientos fundamentales necesarios para dar cumplimiento a las decisiones de carácter técnico y administrativo.

La comisión debería ocuparse, ante todo, de las especies adecuadas a los diferentes climas subdesérticos y de su ecología, de las técnicas de plantación de bosques, etc.; de la legislación necesaria para poner en ejecución la política y ayudar en la aplicación de las técnicas; de las providencias que hayan de tomarse en cuanto a protección, rehabilitación o creación de bosques, ya sea como macizos forestales o como barreras de abrigo, ordenación de pastizales y conservación de suelos y aguas.

Epílogo

En las notas anteriores no se ha hecho más que tocar pasajeramente los puntos principales discutidos en el Congreso de Dehra Dun. Muchos otros asuntos fueron objeto de estudio y se expresaron opiniones utilísimas que influirán en las actividades de la FAO en años venideros. Uno de los temas que este Congreso no examinó, pero que muy bien podría presentarse como prominente tema para las deliberaciones del próximo, es el de las posibles consecuencias que tendrá en la silvicultura el aprovechamiento pacífico de la energía atómica, cosa a que ahora presta su atención la FAO. Se trata, sin embargo, de una cuestión para lo futuro y por el momento podemos cumplidamente concluir este resumen citando unas palabras que el Presidente de la India pronunció en la solemne apertura del Cuarto Congreso Forestal Mundial:

«La dasonomía no es un fin en sí misma. Por cuanto constituye un aspecto del aprovechamiento de la tierra, su utilidad e importancia guardan proporción exacta a la aportación constante con que coadyuve al bienestar humano, directa y tangiblemente por medio de los productos que salen del bosque y los innumerables artículos en que este material puede ser transformado, pero sutil e indirectamente al proteger el suelo y modificar el clima, manteniendo de esa manera las bases físicas de la vida; al brindar refugio y habitación a la fauna silvestre, que privada de la selva perecería y desaparecería de la tierra; y de ninguna manera en menor grado, al prodigar los beneficios recreativos y estéticos dé los montes. En la India, el bosque se halla ligado con estrechos vínculos al patrimonio religioso y espiritual. Sea cual fuere la función que desempeñe el bosque, el índice y la medida de su valor es la satisfacción humana».

Articulo traducido de un texto original francés.


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