Página precedente Indice Página siguiente


Necesidades de madera en el Cercano Oriente

por la SECRETARÍA DE LA FAO

Extractos de un trabajo redactado para la reunión que celebró en Teherán en septiembre de 1955 la Comisión Forestal para el Cercano Oriente (FAO) y que tiene por objeto servir de base a las deliberaciones sobre política forestal en dicha región. No se ha pretendido que tal trabajo agotase todos los aspectos del tema tratado, pero si que constituyese una tentativa de esbozar la producción actual y el consumo de maderas para fines industriales en esta región y otras colindantes, justipreciando la demanda en lo futuro. Para los fines del presente estudio únicamente se ha considerara a los países siguientes: Afganistán, Chipre, Egipto, Etiopía, Irán, Irak, Líbano, Libia, Pakistán, Arabia Saudita, Siria, Turquía y Yemen.

Con motivo de la reciente reunión de la Comisión Forestal del Cercano Oriente, órgano de la FAO, se preparó un documento de trabajo cuyas distintas partes habrían de servir de base para el examen de las políticas de la región en materia de bosques. Dicho documento no pretendía ser completo en cuanto a alcance, sino más bien el resultado de un primer intento para describir la situación actual de la producción y consumo de madera industrial en la región y sus alrededores, y evaluar al mismo tiempo la posible demanda futura. Este estudio sólo comprendió los siguientes países: Afganistán, Arabia Saudita, Chipre, Egipto, Etiopía, Irán, Irak, Jordania, Líbano, Libia, Pakistán, Siria, Turquía y el Yemen.

Entre todas las regiones del mundo, el Cercano Oriente es la que posee el menor porcentaje de tierras forestales. En ella la extensión boscosa no llega sino a 44 millones de hectáreas, o sea, un I por ciento de la superficie total. El cuadro que se da a continuación permite establecer la comparación entre esta región y las demás:

Región

Bosques (millones de hectáreas)

Bosques(como porcentaje de la superficie total)

Bosques accesibles (hectáreas por habitante)

Europa

136

28

0,3

U.R.S.S.

743

34

2,2

América del Norte

656

36

2,0

América Latina

890

40

1,9

Lejano Oriente

489

22

0,2

Africa1

793

33

1,5

Zona del Pacífico

86

10

1,6

Cercano Oriente

44

4

0,17

MUNDO

3873

29

0,7

1 Excluyendo Egipto, Etiopía y Libia, que para los fines de este documento quedan incluidos en el Cercano Oriente.

Chipre, Irán y Turquía son los únicos países de la región donde los terrenos forestales exceden del 10 por ciento de la superficie total. En las regiones desérticas y subdesértica de Egipto, la Península Arábiga, Libia, Siria e Irak, y en las altas mesetas, así como en muchas regiones montañosas del Irán, Afganistán y Etiopía existen vastas extensiones completamente desarboladas.

El porcentaje de bosques inaccesibles refleja la naturaleza selvática de la topografía de muchas partes de la región. Se estima que alrededor de 32 millones de hectáreas, o sea, tres cuartas partes del total de masas forestales, son inaccesibles, lo que sólo deja 17 áreas de bosques accesibles por habitante, en comparación con el promedio mundial de 70 áreas, es decir, cuatro voces más. Si se excluye a Turquía y al Irán, la superficie boscosa accesible calculada por habitante, queda reducida a sólo tres áreas. Las únicas selvas vírgenes que alcanzan considerable extensión hoy día son las que cubren las laderas septentrionales de Elburz, en Irán, y las montañas de Turquía, Afganistán, Etiopía y Pakistán. La mayoría de los bosques de coníferas están concentrados en varios países de las zonas templadas y montañosas, y están formados principalmente por diversas especies de pinos que, en los climas más cálidos, se encuentran mezclados con enebros. Si se considera la región en conjunto, puede decirse que las coníferas constituyen una quinta parte de la superficie forestal actualmente explotada.

Estas cifras, pese a su pequeña magnitud, son todavía suposiciones exageradas de la extensión de los recursos regionales. Muchos de estos montes, tanto de coníferas como de frondosas, han degenerado debido a la explotación y el pastoreo excesivos, la fabricación de carbón, el desmoche y el fuego y, por consiguiente, la vegetación forestal es rala, con un volumen de madera en pie sumamente bajo por hectárea y un crecimiento anual muy reducido. Extensos sectores de Afganistán Etiopía, Irán, Irak, Siria, Turquía y otros países, descritos como zonas forestales, no son sino poco más que monte bajo y matorrales, y su producción se limita a la de leña y de madera para carbón. De los 10 ½ millones de hectáreas de bosques de Turquía, más de 6 ½ millones consisten en monte alto empobrecido y en monte bajo, de forma que la superficie real susceptible de explotación no llega ni siquiera a 4 millones de hectáreas. Aunque Irán, según sus registros, posee 16 millones de hectáreas de masas forestales accesibles, sólo 3 millones pueden ser considerados como verdaderos bosques2.

2 Siria, para la que se dispone de información detallada constituye un ejemplo que muestra claramente que con frecuencia no puede considerarse como monte sino una fracción de la cifra oficial dada para la superficie forestal. La composición de las 449.000 hectáreas de «montes» puedo definirse de la siguiente manera:

Clasificación

Hectáreas

Por ciento

Bosques

88.000

20

Monte pelado para repoblar

93.000

21

Monto bajo y zonas de pastoreo

200.000

44

Tierras registradas como monte, pero incapaces de sustentar vegetación boscosa

68.000

15

En las 88.000 hectáreas de bosque, el material en crecimiento arroja un promedio de 35 metros cúbicos por hectárea y el incremento bruto anual no excede de 1 y ½ metros cúbicos por hectárea.

Las recientes actividades emprendidas han modificado notablemente la actitud devastadora que ha prevalecido por siglos con respecto al bosque. Si bien anteriormente se notaba poco interés por los bosques, que como consecuencia de ello sufrían graves perjuicios, desde hace algunos años la tendencia se ha invertido y los gobiernos han venido mostrando cada vez mayor preocupación por la silvicultura.

Se han dado los primeros pasos para explorar los recursos forestales (Irak, Libia, Siria), fortalecer o mejorar los departamentos o administraciones de montes, proteger los bosques (Etiopía, Irán, Siria, Libia), perfeccionar los sistemas de ordenación y explotación (Pakistán, Irán, Turquía), atender a la realización del trabajo necesario de investigación forestal (Siria, Irán, Pakistán), extender la superficie boscosa y establecer industrias forestales adecuadas (Pakistán). Sin embargo, esta acertada y prometedora campaña no ha progresado gran cosa todavía.

En esta región, lo mismo que en muchas de las zonas de escasa población que existen en Europa y en el Lejano Oriente, los árboles que crecen fuera del bosque, sea en tierras de cultivo o en huertos (por ejemplo, las plantaciones de manzanos en Libia y los olivares en Siria), son de importancia particular para el suministro de piensos (árboles forrajeros) y para el mejoramiento de las condiciones climáticas locales en beneficio de la agricultura (setos vivos, rompevientos), o bien como plantaciones a lo largo de las carreteras, ríos y canales. Aún no se dispone de datos estadísticos precisos, pero con objeto de dar una idea de la utilidad de los árboles que crecen fuera del bosque, podría citarse como ejemplo el hecho de que, según cálculos fidedignos, de las 250.000 hectáreas de roble de valonia (Quercus Aegilops) en Turquía, 110.000 están comprendidas en las tierras de labor y que, en 1954, se extrajeron de los arbolados de chopo situados fuera de los bosques 150.000 metros cúbicos de trozas aserrables, 4.000 metros cúbicos de madera para pasta y 50.000 metros cúbicos de leña. En Chipre, hay alrededor de 2 millones de algarrobos repartidos en unas 20.000 hectáreas de campos de cereales o tierras de pastoreo y en el Irak hay, poco más o menos, 56 millones de palmas datileras. Los jardines de Damasco (30.000 hectáreas), donde los álamos cubren una extensión aproximada de 3.000 hectáreas, producen más de 50.000 metros cúbicos de madera industrial.

Aunque no todos los árboles que crecen fuera del bosque se utilizan para la producción de esta madera, algunas especies, como el chopo, el eucalipto, el plátano falso, las acacias, los nogales y los cipreses, son muy apreciadas en las industrias que trabajan la madera, y desempeñan un papel muy importante en al suministro de la materia prima requerida para la artesanía local.

Además, algunos países de la región cuentan con plantaciones de regadío, formadas por álamos y eucaliptos, alrededor de centros rurales de consumo a los que suministran madera de construcción y leña. El crecimiento anual de estas pequeñas parcelas forestales es muy elevado, y a menudo excede de 10 metros cúbicos por hectárea, lo que significa un incremento cinco a diez voces mayor que el de los bosques propiamente dichos.

Perspectivas económica

En los últimos años, tanto los gobiernos como las organizaciones privadas, han venido realizando grandes esfuerzos para desarrollar los recursos naturales de la región y las industrias derivadas. Si bien durante los primeros años de expansión e industrialización, rara vez se emprendía una acción coordinada, desde 1950 en adelante, la mayoría de los países han venido elaborando programas de fomento económico basados en inversiones de capital local y ayuda exterior. Si las metas establecidas en estos programas llegan a alcanzarse, se habrá dado un gran paso hacia el aprovechamiento racional de los recursos renovables de la región.

No obstante, los progresos realizados hasta ahora son relativamente pequeños debido, en parte, a insuficiencia de capital, a falta de técnicos capacitados o a condiciones políticas, y en parte, a las malas cosechas recogidas como consecuencia de las sequías. Debe decirse, sin embargo, que en estos últimos años la ejecución de los programas de fomento ha ido a un ritmo mucho más acelerado, y no hay duda de que el progreso agrícola, forestal e industrial es ahora más tangible que en ninguna época pasada.

Uno de los requisitos previos para el desarrollo económico es la existencia de un buen sistema de comunicaciones. Sin carreteras, caminos, puentes, vías férreas, ríos navegables, puertos, etc., toda actividad económica se dificulta grandemente. Es, por tanto, explicable que países como Afganistán, Irán, Egipto, Etiopía, Arabia Saudita, Irak, Pakistán y Turquía, estén destinando cantidades considerables del capital previsto en sus programas de fomento para mejorar sus vías de comunicación.

Agricultura

La industria de mayor importancia, salvo por lo que respecta a algunos países petroleros, es la agricultura y, por consiguiente, en casi todos los programas de fomento se concede la más alta prelación al desarrollo agrícola. Es necesario que aumenten los ingresos de la agricultura, pues de lo contrario la expansión de la industria corre el riesgo de frustrarse debido a la estrechez de su mercado. El desenvolvimiento de las actividades agropecuarias es de lo más indispensable porque, en el mejor de los casos, sólo una fracción del incremento demográfico anual puede encontrar oportunidades de empleo en los centros urbanos.

Los esfuerzos para estimular la expansión agrícola no han modificado todavía, en forma apreciable, la estructura fundamental de la agricultura en el Cercano Oriente, en donde las zonas de producción intensiva, que son bastante limitadas y corresponden principalmente a los cultivos de regadío que con frecuencia dependen de los mercados de exportación, alternan normalmente con extensos campos sembrados de cereales y con superficies igualmente vastas en las que se practica la ganadería nómada y seminómada. El hecho de que muchos países sólo dependían de unos cuantos productos agrícolas para la obtención de divisas extranjeras y de que los precios de estos artículos estaban sujetos a fluctuaciones en los mercados mundiales, hizo que unos años atrás se adoptara una política encaminada a impulsar el cultivo, de ciertos productos que, de otra forma, tenían que ser importados. Al se dió con frecuencia mayor importancia a los cultivos cuya expansión era relativamente fácil, como los cereales y el algodón, pero últimamente se ha notado cierta tendencia hacia la diversificación de la producción mediante los procedimientos de rotación de los cultivos más intensivos, incluyendo plantas forrajeras, y mediante la reducción de los barbechos. Los objetivos actuales son, por tanto, la intensificación y la diversificación del uso de la tierra.

Estos esfuerzos ofrecen buenas perspectivas. En varios países, por ejemplo, en Afganistán, Pakistán, Turquía, Arabia Saudita, Egipto, Siria, Jordania, Irak y Libia, se están llevando a la práctica importantes proyectos de riego, a base del aprovechamiento de las aguas freáticas o construcción de presas o diques de contención, que permitirán la explotación de varios cientos de miles de hectáreas de tierras no cultivadas en la actualidad. La mecanización de la agricultura va extendiéndose bastante bien, especialmente en Turquía e Irak y, por otra parte, el empleo de fertilizantes (que hasta ahora había estado limitado a los cultivos más valiosos) ha aumentado. Se está tratando de obtener mejores calidades de cereales y de algodón, a fin de producir nuevas variedades más resistentes a la sequía, a la roya y al tizón, y en los últimos años la lucha contra la langosta se ha desarrollado en forma más intensa. Varios países han reformado sus estructuras agrarias y han hecho esfuerzos para lograr el asentamiento de la población nómada. Se espera que estas medidas, junto con la facilitación de crédito agrícola y de ayuda técnica a los cultivadores se traducirán en un aumento de la producción de modo que ésta pueda por lo menos mantenerse en equilibrio con el incremento demográfico.

Industria

Más del 50 por ciento de las reservas efectivas de petróleo en todo el mundo, están concentradas en el Cercano Oriente. Dado que una parte bastante extensa de esta región no ha sido todavía explorada, se estima que las reservas potenciales superan ampliamente la cifra de 8.300 millones de toneladas, a que ascendió el cálculo que se hizo a principios de 1953. Las perspectivas para el desenvolvimiento de la industria petrolera son, por consiguiente, alentadoras. Hay, sin embargo, dos puntos que es preciso tener en cuenta en relación con el desarrollo de la región en conjunto, durante un largo período. Primero, sólo en ciertas partes de la región, se han encontrado yacimientos de petróleo y, aunque es cierto que algunos países derivan importantes beneficios directos o indirectos de esta riqueza natural, la mayoría tiene que buscar otros recursos y valerse de otros medios para desarrollar sus economías y financiar las inversiones necesarias. Segundo, a pesar de las favorables perspectivas que actualmente ofrece la producción de petróleo, en una política económica previsora y de largo alcance no deberá olvidarse que este artículo no es un recurso renovable y que, por consiguiente, habrá de agotarse tarde o temprano.

Aparte la industria petrolera, ninguna otra ha progresado todavía lo suficiente para que por sí sola pueda hacer frente en un futuro previsible a la competencia extranjera. Estas otras industrias están además sujetas a una limitada variedad de materias primas disponibles. El desarrollo de la industria pesada se ve, además obstaculizado por la falta de depósitos de carbón y de hierro. Incluso en Turquía, país que cuenta con yacimientos de estas dos materias primas, las distancias considerables que los separan representan un verdadero problema para la industria del hierro y del acero. En lo que respecta a otros recursos minerales, la situación se presenta algo más favorablemente. Chipre Egipto, Arabia Saudita y Turquía poseen varios minerales importantes, como asbesto, cromo, cobre, oro, manganeso, fosfatos, sal y plata. En Afganistán se encuentran importantes yacimientos de petróleo, así como de muchos minerales, incluyendo zinc, plomo, cromo, magnesio, manganeso y cobre, y cierta cantidad de carbón y de hierro, aunque son muy pocas las minas actualmente explotadas. Es indudable que también otros países de la región poseen minerales, pero sus recursos no han sido todavía debidamente explorados y, por otra parte, las materias primas que se obtienen son comúnmente de baja calidad, lo que hace muchas voces que el producto con ellos manufacturado resulte más costoso que el importado.

La escasez de administradores y técnicos capacitados sigue constituyendo un obstáculo para el desenvolvimiento industrial. El mal estado de salud que reina entre los trabajadores y lo inadecuado de la alimentación y de las viviendas, unido todo ello al empleo de maquinaria anticuada y mal atendida, dan como resultado una baja productividad. Además, el bajo nivel de los j órnales pagados en la mayoría de los países hace que efectivamente se reduzcan los costos de producción, pero impide a su vez el incremento de la capacidad productiva. La falta de capital ha sido uno de los obstáculos principales con que ha tropezado la industria. Hasta hace poco, las inversiones de capital extranjero se habían limitado en general a la industria petrolera, salvo por lo que se refiere a algunas empresas importantes que han sido establecidas con ayuda exterior.

Es probable que la expansión de la producción industrial se desenvuelva a un ritmo mucho más lento que El progreso en el sector de la agricultura. No obstante, en muchos países como, por ejemplo, Irán, Egipto, Pakistán y Turquía, se está proyectando el establecimiento de nuevas industrias basadas en el uso de productos agrícolas (especialmente fibras textiles) y forestales, o de varios minerales. Se espera poder atraer más capital, tanto público como privado, así como también ayuda adicional del exterior.

Demanda futura de madera industrial

Es obvio el hecho de que cualquier cálculo que se haga respecto al consumo de madera industrial y de sus productos, será sólo aproximado. La falta de información sobre el consumo actual de madera, según sus distintos usos, y la inseguridad acerca del futuro desenvolvimiento económico de los diferentes países dificultan la elaboración de cualquier pronóstico. Sin embargo, es preciso hacer una tentativa para identificar las tendencias de la demanda a fin de contar con una base sobre la que se puedan evaluar los planes de fomento en materia de silvicultura y productos forestales. En este documento se hace un cálculo de la demanda de madera industrial para los diez años siguientes, aunque esto no significa necesariamente que para 1965 se llegue, con exactitud, al nivel previsto. Esta meta podría alcanzarse antes o después pero, no obstante, es posible que la tendencia general continúe en vigor.

Al estimar la demanda futura de madera industrial debe tenerse particularmente en cuenta el incremento de la producción agrícola, de la industrialización, de la construcción y de la minería, así como el mejoramiento de los medios de transporte y comunicaciones.

Es evidente que el aumento de población ejercerá influencia ostensible en todos los ramos de la actividad económica. La región que se estudia tiene actualmente alrededor de 190 millones de habitantes y es razonable suponer que el incremento demográfico anual será por lo menos de 1,3 por ciento, tal como en los últimos años. Los constantes progresos en la adopción de medidas sanitarias tienden continuamente a producir una reducción en la tasa anual de mortalidad y a aumentar la proporción de los nacimientos.

En la actualidad, el consumo de madera industrial por habitante en todos los países de la región parece arrojar una cifra media de 0,03 metros cúbicos, o sea, la cifra regional más baja que se ha registrado en todo el mundo. Suponiendo que el consumo futuro no sea inferior a este nivel puede decirse que tomando solamente como base el incremento demográfico para 1965 se necesitarán 900.000 metros cúbicos adicionales de madera al año. A continuación se hace, sin embargo, un estudio más detenido del consumo en relación con cada campo de actividad donde se utiliza madera industrial.

Producción agrícola

Como se ha dicho antes, uno de los aspectos principales del desarrollo futuro será la expansión de la producción agrícola. En casi todos los países de la región se han elaborado importantes proyectos de riego que, o están ya en una etapa avanzada de ejecución, o habrán de ser iniciados próximamente. La construcción de diques y de otras obras relacionadas con el riego, absorberá probablemente cantidades considerables de madera. Dentro de una agricultura en proceso de desarrollo, la afirmación anterior es válida también para otros tipos de madera rolliza como, por ejemplo, postes. En lo que respecta a la producción y exportación de frutas y legumbres ya ha podido advertirse una señalada tendencia ascendente en los últimos años1 y es lógico pensar que la producción de estos artículos agrícolas habrá de aumentar aún más debido al perfeccionamiento de las prácticas de cultivo y mejoramiento de los métodos de comercialización. Varias compañías exportadoras han empezado a embalar sus productos en envases de madera y cartón. La madera utilizada para esta clase de embalaje no necesita ser de tipo superior, condición muy importante puesto que la madera que actualmente se obtiene de los bosques de la región es principalmente de baja calidad.

1 Las exportaciones de dátiles se elevaron de 217.000 toneladas en 1948 a más de 286.000 toneladas en 1953 es decir, una tercera parto; las de cebollas también aumentaron en forma análoga; las de legumbres subieron de 50.000 a 75.000 toneladas; y las de fruta (limones, limas, uvas y manzanas) han ascendido, desde 1949, de 11.000 a 37.000 toneladas.

Se estima que la cantidad de madera actualmente absorbida por la agricultura y actividades conexas como, por ejemplo, el riego, asciende a unos 750.000 metros cúbicos (equivalente en madera rolliza). Entre los productos principalmente empleados cabe citar la madera de sierra, madera para embalajes, postes, papel de empaque y cartón. Para 1965 se prevé un aumento de 300.000 metros cúbicos, de los cuales alrededor de 50.000 consistirán en papel y cartón, productos que se estudiarán más adelante. Por consiguiente, se cree que la expansión de la agricultura en el curso de los próximos diez años requerirá una cantidad adicional de 250.000 metros cúbicos, lo que significa un incremento de una tercera parte sobre la cifra actual, principalmente en forma de trozas, postes y pilotes de construcción.

Industrialización y construcción

Otro de los aspectos importantes de los planes nacionales de fomento es la industrialización progresiva, que actualmente está en su fase inicial (salvo en Turquía, donde ya ha avanzado bastante).

Las actividades de construcción se han extendido rápidamente en los últimos años. La producción regional de cemento se elevó de 1,5 millones de toneladas en 1947 a 2,9 millones en 1953. En el Pakistán y en el Líbano se duplicó y en el Irak aumentó desde la pequeña cifra de 10.000 toneladas hasta 140.000, mientras que en Egipto, principal productor de la región, la producción en el curso de dicho período ascendió de 650.000 a más de 1.100.000 toneladas. Escasean los datos estadísticos sobre las licencias de construcción otorgadas, pero en los casos en que se dispone de dicha información, ésta indica que se mantendrá el nivel de la actividad de construcción. En Egipto se está iniciando un vasto programa de construcciones, y en el Pakistán y en el Irak, por ejemplo, donde la industrialización ha empezado a extenderse a un ritmo acelerado, o en los países donde la población nómada se asentará, la construcción de casas aumentará todavía más.

Desde 1950, la capacidad de las instalaciones de energía eléctrica se elevó simultáneamente en un 35 por ciento en Etiopía, Chipre, Pakistán y Turquía y la producción de electricidad subió de 1.330 millones de Kw/h en 1950 a unos 2.200 millones en 1953, es decir, un 65 por ciento. Pakistán e Irak triplicaron su producción.

No hay duda de que, si este desarrollo continúa, se aprovecharán mayores cantidades de madera en rollo, principalmente en forma de madera de construcción, madera de sierra, postes, papel y cartón, utilizándose estos dos últimos productos sobre todo para el embalaje de artículos acabados. Una investigación hecha recientemente en el Pakistán por un funcionario de asistencia técnica de la FAO ha demostrado que para atender a las industrias principales habrá de utilizarse un 50 por ciento más cuando se dé por terminado el actual programa de fomento.

Se ha calculado que del aparente consumo actual de 5 millones de metros cúbicos de trozas y de otros tipos de madera industrial, por lo menos 4 millones están siendo empleados en actividades de edificación tales como construcción de casas, edificios y obras análogas. Es probable que, sin considerar el incremento en el consumo de papel y de cartón para embalajes, para 1965 se requiera una cantidad adicional de 1,2 millones de metros cúbicos de madera en rollo, es decir, 30 por ciento más que la cantidad actual, principalmente para la obtención de madera de sierra, madera para embalajes, chapas y madera de construcción. De esta cantidad adicional, alrededor de dos terceras partes pueden necesitarse en forma de trozas y el resto utilizarse como postes no labrados o madera de construcción y para las líneas eléctricas.

Minería

La producción de carbón de Turquía y Pakistán, principales abastecedores de la región, aumentó en una tercera parte de 1947 a 1953, y la producción turca de manganeso, cobre y mineral de cromo en el mismo período subió de 62.000 a 515.000 toneladas, y en más de 100 por ciento desde 1950. Los planes de fomento de estos países prevén un aumento apreciable de tales productos. El consumo de ademes se calcula actualmente en unos 200.000 metros cúbicos. Suponiendo que en el curso de diez años la producción de la industria minera aumente en un 50 por ciento y, además, que la proporción de los ademes empleados por unidad de producción disminuya, como ha sucedido en Europa y América del Norte, el consumo futuro de madera rolliza para minería deberá elevarse aproximadamente a 250.000 metros cúbicos, lo que significa 50.000 metros cúbicos más que en la actualidad y representa un incremento del 25 por ciento.

Transportes y comunicaciones

Ya se ha dicho antes que la construcción de carreteras, vías férreas, puertos y obras análogas es un requisito indispensable para el desenvolvimiento de la actividad económica y que en muchos países se ha dado por tanto impulso al mejoramiento de los medios de comunicación. El empleo de postes para líneas telegráficas y telefónicas y de la madera aserrada que se utiliza en forma de traviesas de ferrocarril, andamiajes, moldes de hormigón, pilotaje, etc., irá necesariamente en aumento. Pakistán, por ejemplo, está sustituyendo gradualmente sus postes de telecomunicación y transmisión, construidos de acero y hormigón (importados en su mayoría), por postes de madera que son más económicos. Calculando que en la actualidad se utilizan alrededor de 250.000 metros cúbicos de madera rolliza para estos fines, se estima que de aquí a diez años las necesidades anuales serán de 100.000 metros cúbicos adicionales, lo que equivale a un aumento del 40 por ciento.

Consumo de papel y cartón

El consumo de estos artículos (que sólo asciende a 1,1 Kg. por habitante), es actualmente muy bajo y para la región considerada en conjunto llega a un total de 210.000 toneladas aproximadamente. Se calcula que la proporción de la población que sabe leer y escribir es de un 15 a un 25 por ciento.

En todas las regiones del mundo, la demanda de estos productos va acrecentándose, pero es muy probable que en los próximos años el incremento siga un curso acelerado, especialmente en aquellos países donde los actuales niveles de consumo son bajos. La educación popular está difundiéndose y la demanda de papel para periódicos va ensanchándose grandemente. Los adelantos de orden educativo y cultural pronostican un aumento de las disponibilidades y abastecimiento de papel de imprenta y de escribir. De igual forma, el desarrollo económico y la elevación de los niveles de vida exigen mayores cantidades de papel y cartón para empacar y para otros usos industriales. El análisis de las perspectivas mundiales de pasta y papel1, efectuado recientemente, indica que la demanda regional de papel y de cartón en los próximos 10 años ascenderá probablemente a unas 350.000 toneladas, es decir, 140.000 toneladas más que la cifra actual. Parte de esta cantidad se fabricará a base de residuos agrícolas o de bambú2. Se supone, por ejemplo, que alrededor de 70.000 toneladas de las necesidades adicionales de pasta y de papel se obtendrán de madera, como materia prima, y que, por tanto, la demanda de madera para estos usos aumentará en unos 200.000 m³.

1 Recursos y Perspectivas Mundiales de la Pasta y del Papel, ONU y FAO, Nueva York, 1954.

2 En Egipto, una fábrica de pulpa y papel, con una capacidad de 25.000 toneladas de pasta química y 30.000 toneladas de papel y cartón, funcionará a base de residuos agrícolas; en Irak se prevé el establecimiento de una fábrica con una capacidad de 12.000 toneladas, que utilizará junquillos como materia prima. El Pakistán tiene cuatro proyectos que están tramitándose o en vías de construcción y de los cuales, tres basarán su producción en el aprovechamiento de bambúes, pujas y pastos. Sólo una de las fábricas de este país y las que habrán de construirse en Turquía utilizarán la madera como materia prima.

Necesidades del consumo en 1965

Después de examinar brevemente los factores principales que influirán en la demanda futura de madera industrial y sus productos, se llegó a la conclusión de que el actual consumo regional de 5,8 millones de metros cúbicos aproximadamente, aumentará en 1,8 millones de metros cúbicos, o sea, 31 por ciento³, lo que arrojará una cifra total de 7,6 millones de metros cúbicos.

3 Hasta ahora el único estudio detallado que se ha hecho sobre la futura demanda de madera industrial ha sido el que se refiere al Pakistán (Pakistán Oriental y Occidental), De este estudio se deduce que dentro de 10 años las necesidades del consumo habrán aumentado 60 por ciento.

El cuadro que figura a continuación expresa, en cifras redondas, los pormenores de este cálculo.

Estas cifras, aunque de carácter meramente provisional, hacen suponer que, dentro de diez años, las necesidades del consumo de madera industrial y sus productos calculadas por habitante, ascenderán más o menos a 0,035 metros cúbicos, relación que sin embargo continuará siendo bastante inferior a la que correspondió a los países meridionales de Europa en 1950 (Grecia 0,11 metros cúbicos; Portugal 0,18; España 0,10; Italia 0,17).

Madera rolliza

Consumo actual

Incremento del consumo por medio de

Consumo previsto para 1965

(a)

(b)

(c)

(d)

(e)

Miles de metros cúbicos

Trozas

3500

150

800

-

-

-

4450

Madera para pulpa

600

-

-

-

-

200

800

Puntales para minas

200

-

-

50

-

-

250

Otras maderas industriales

1500

100

400

-

100

-

2100

TOTAL

5800

250

1200

50

100

200

7600

(a) Expansión de la actividad agrícola.
(b) Actividad industrial y edificación.
(c) Minería.
(d) Transportes y comunicaciones.
(e) Mayor consumo de papel y cartón.

Disponibilidades futuras de madera industrial

De los 5,8 millones de metros cúbicos de madera industrial que se consume al año, 2,3 millones, o sea alrededor de las dos quintas partes, son importados. En al curso de unos diez años habrá de disponerse anualmente de 1,8 millones adicionales, ya que las necesidades futuras ofrecen probabilidades de aumentar a 7,6 millones de metros cúbicos. Para el suministro de esta cantidad se cuenta con tres fuentes de abastecimiento: las importaciones, los bosques indígenas y los arbolados que existen fuera de los bosques, incluidas las pequeñas plantaciones. A continuación, se hace un breve examen de estas posibilidades de abastecimiento.

Incremento de las importaciones

De 1946 a 1950 las importaciones fueron en continuo aumento pero en los últimos 4 ó 5 años se han mantenido a un nivel más o menos estable. La adquisición de coníferas aserradas, principal producto importado en la región, disminuyó ligeramente, mientras que las importaciones de papel y de cartón subieron un 10 por ciento y las de puntales para minas permanecieron inalteradas.

Excluyendo a los países petroleros, los demás muestran en su mayoría una balanza de pagos desfavorable. Por consiguiente, aunque las importaciones de madera industrial y sus productos representan, por lo general, sólo un 4 por ciento del valor de las importaciones totales de los países que se estudian, no es probable que las importaciones de madera aumenten de un modo considerable, en un futuro próximo. Además algunos de los abastecedores tradicionales del Cercano Oriente, tales como Yugoeslavia o Rumania, han recortado sus exportaciones desde hace algún tiempo y el déficit consiguiente ha debido ser satisfecho por otras fuentes, como América del Norte, lo cual ha traído consigo muchas dificultades, entre las que puede citarse el mayor costo de los fletes. Es, por tanto, discutible el hecho de si las necesidades adicionales de la región, en lo que respecta a la madera industrial y sus productos, pueden ser parcialmente satisfechas mediante un aumento de las importaciones y es más prudente suponer que la cantidad complementaria de l.800.000 metros cúbicos que se necesitará para 1965, habrá de obtenerse de fuentes indígenas.

Incremento de la producción doméstica

En tiempos remotos, muchos de los países del Cercano Oriente tenían fama por la riqueza de sus bosques. Estos se han reducido hoy día a unas cuantas masas forestales diseminadas y su extensión va disminuyendo constantemente, de manera que ya no ejercen ninguna función protectora ni productiva. La explotación excesiva, la corta desordenada y destructiva, la quema, el desmoche y el pastoreo constante han llegado a un grado tal que «los montes» en términos de unidades por hectárea, no contienen muchas veces sino unos cuantos árboles mal configurados o unos pocos matorrales. Si estas prácticas perjudiciales continuasen ejerciéndose sin ningún freno, las perspectivas de un suministro adicional de madera serían nulas y después de poco tiempo, los bosques de la región no podrían ni siquiera continuar proporcionando los 3,5 millones de metros cúbicos de madera industrial que hoy día se obtienen de ellos.

Afortunadamente, en los últimos años los gobiernos y las empresas particulares de casi todos los países han adquirido una mejor conciencia del valor del bosque. Las principales posibilidades de sacar el máximo provecho posible de esta actitud más favorable respecto a la silvicultura, son las siguientes:

(a) ordenación correcta de los bosques existentes;
(b) racionalización de la explotación y del aprovechamiento;
(c) apertura de los bosques inaccesibles;
(d) plantación de nuevos bosques.

Ordenación correcta de los bosques existentes

Los bosques del Cercano Oriente están en su mayoría insuficientemente poblados. Las cortas no han estado sujetas a ninguna regulación; no se han emprendido en lo absoluto, o sólo en proporciones inadecuadas, las operaciones de plantación, cuidado y mantenimiento, aclareo, protección contra los incendios y defensa contra las plagas, las enfermedades y el pastoreo, y las zonas forestales han quedado desprovistas de un adecuado material potencial en crecimiento formado por especies convenientes y de desarrollo vigoroso. En algunos lugares pueden abundar rodales puros, pero el porcentaje de montes altos y de tallares normales es con frecuencia bastante bajo.

La mayor parte de las zonas forestales de la región sufren principalmente los efectos de un pastoreo excesivo. El número de cabezas de ganado, en comparación con la cifro de preguerra, ha ascendido un 14 por ciento, pero la producción pecuaria (carne, leche, etc.) no ha registrado ningún incremento de magnitud. Esto se ha debido especialmente al aumento del número de cabras (38 millones en 1938/39 y alrededor de 50 millones en la actualidad) y, con demasiada frecuencia, es el ganado cabrío el que predomina en la población pecuaria.

Para poder llevar a efecto la conservación y ordenación del monte, será preciso que antes se haya resuelto el problema del pastoreo. El apacentamiento dentro del bosque debe ser regulado y sujeto a vigilancia. Esto significa la reducción del número de animales, la eliminación total de ganado cabrío en muchas zonas y la adopción de un sistema de rotación para el pastoreo estacional. Al mismo tiempo, será necesario mejorar las praderas fuera del bosque e incrementar la producción de piensos mediante el establecimiento de pastos permanentes y haciendo un uso más extensivo de los productos forrajeros cultivados.

Si, por lo menos, los bosques que actualmente existen en esta zona se sujetasen a un sistema adecuado de ordenación no habría ningún problema para satisfacer las exigencias futuras de madera industrial. Hoy día, alrededor de 31 millones de hectáreas de bosques, según los informes recibidos, están sometidas a explotación. Suponiendo que el crecimiento anual sea sólo de un metro cúbico por hectárea - cálculo muy conservador - sería posible, teóricamente, sacar más de 30 millones de metros cúbicos de madera al año. Si la mitad de esta cantidad consistiera en madera industrial, la región podría contar con un suministro de madera cuatro veces más elevado que el actual sin necesidad de reducir los abastecimientos de madera para combustible1. Sin embargo, antes de que los montes del Cercano Oriente puedan llegar a este punto, habrán de transcurrir muchas décadas.

1 Un informe de Asistencia Técnica en el que se trata de la situación actual de Siria, indica que los bosques cuyo crecimiento anual es sólo de 1,5 metros cúbicos por hectárea, habrán de producir un rendimiento tres veces mayor cuando se introduzcan prácticas modernas de ordenación forestal.

No obstante, en los últimos años, el número de las zonas forestales que se han sujetado a un sistema de ordenación forestal ha sido mayor y en algunas de ellas, pequeñas o grandes, se han aplicado métodos para lograr un rendimiento sostenido. Este alentador desarrollo habrá ciertamente de continuar. Debe tenerse presente, sin embargo, que la introducción de un buen sistema de administración silvícola no dará como resultado ningún incremento inmediato en la producción del monte, ya que la labor de ordenación se traducirá más bien en una reducción de las cortas, a fin de permitir que en los bosques agotados2 se establezca una cantidad suficiente de material en crecimiento, pudiendo aplicarse a esto el viejo proverbio de que «sólo de la madera se saca madera». Por lo tanto, la ordenación racional del monte únicamente producirá sus efectos a la larga y puede decirse que no es probable que en la próxima década se obtenga ninguna apreciable cantidad adicional de madera en los bosques existentes.

2 En Irak se espera que la corta anual se reduzca a una cuarta parte, como resultado de las leyes recientemente promulgadas sobre la regulación de la extracción y transporte de productos forestales.

Racionalización de la explotación y del aprovechamiento

La mayoría de los países del Cercano Oriente adolecen de una falta de trabajadores expertos y capacitados en buenos métodos de corte, y la maquinaria de explotación es insuficiente y a veces ni siquiera existe. La corta de los árboles se hace, por ejemplo, a demasiada altura y, en algunas ocasiones, sólo comprende un lado del árbol, con lo que, dejando después caer el tronco, la parte más valiosa de éste se raja irremediablemente. Los maderos se dejan muchas veces por demasiado tiempo en el bosque, quedando así expuestos a la descomposición³ De acuerdo con las investigaciones efectuadas en algunos países de la región, las pérdidas resultantes de la corta y transporte de trozas ascienden a un 15 por ciento del volumen en pie de los árboles apeados. Estas pérdidas podrán evitarse inmediatamente capacitando en forma debida a los trabajadores del monte y proporcionándoles herramientas y equipo de explotación adecuados. Puede estimarse, como cálculo conservador, que esto permitiría recuperar anualmente por lo menos 100.000 metros cúbicos de madera industrial que, de otra forma, se perderían.

3 La práctica perjudicial de quemar la madera para fabricar carbón, tomando sólo las ramas de los árboles y dejando los troncos, como se hace en el Irán, es un ejemplo ostensible de aprovechamiento irracional.

Casi todas las industrias madereras que existen en la actualidad (especialmente las de aserrío) están insuficientemente equipadas o cuentan sólo con máquinas anticuadas y mano de obra inexperta o, incluso en muchos casos, no han llegado ni siquiera a la adopción de métodos mecánicos. Esto da como resultado una cantidad excesiva de desperdicios que podrían evitarse. Los rendimientos de los aserraderos rara vez exceden del 40 al 45 por ciento, proporción que podría elevarse hasta un 60 por ciento mediante la introducción de mejoras. La modernización de los aserraderos podría, no obstante, requerir cierto tiempo debido a que sólo puede lograrse por medio de considerables inversiones de capital. Los progresos registrados, especialmente en Turquía, Irán y Pakistán, principales productores de madera de sierra en la región, muestran, sin embargo, que se ha dado el primer paso hacia un aprovechamiento racional y cabe esperar que en el próximo decenio esta actividad, por lo menos, conservará su ritmo. La producción regional de madera aserrada asciende hoy a cerca de 1,9 millones de metros cúbicos, en términos de madera rolliza. Se estima que, mediante la introducción de mejores métodos de trabajo, el rendimiento puede elevarse en un 45 ó 50 por ciento dentro de diez años, lo que indirectamente representará un aumento mínimo de 50.000 metros cúbicos en la cantidad de madera disponible.

Los procedimientos de preservación también permitirían efectuar economías en las cantidades de madera que se utilizan en la construcción. Entre las partidas de madera de la región, los principales tipos que se prestan para el tratamiento de impregnación, además de las traviesas de ferrocarril y ademes, son los postes de diferentes clases, que se emplean especialmente para líneas telegráficas y telefónicas. En la actualidad, el tratamiento de preservación de la madera se aplica muy rara vez y, por lo general, de un modo rudimentario. La vida de la madera podría extenderse por lo menos en un 50 por ciento si se difundiesen ampliamente las técnicas modernas de preservación. En este sentido, Turquía, Irán y Pakistán, están haciendo grandes esfuerzos para establecer fábricas modernas de preservación y, teniendo también en cuenta a otros países, se estima que en unos diez años ascenderá a 100.000 metros cúbicos la cantidad de madera industrial debidamente impregnada que se utilizará en la región. Si se toma en consideración la mayor durabilidad que se obtendría de esta manera, las economías anuales que podrían efectuarse ascenderían a 50.000 metros cúbicos al año.

Se llega, por tanto, a la conclusión de que si el aserrado se realiza siguiendo un sistema racional de explotación y aprovechamiento, la región podría disponer dentro de unos diez años de un suministro adicional equivalente a 200.000 metros cúbicos de madera industrial al año.

Apertura de los bosques inaccesibles

Debido a las condiciones topográficas y a la falta o insuficiencia de medios de transporte, la región posee alrededor de 12 millones de hectáreas de bosques clasificados como inaccesibles, de los cuales más de la mitad están concentrados en Etiopía y una cuarta parte en el Irán. También en Pakistán, Turquía y Afganistán se encuentran vastas extensiones de bosques inaccesibles. Aunque parte de ellos están situados en las altas montañas y, por consiguiente, deben considerarse sobre todo como bosques protectores, muchas zonas, que con seguridad pueden ser explotadas, están constituidas por formaciones de coníferas y frondosas de gran valor. La apertura de estos bosques requeriría inversiones considerables para la construcción de las vías necesarias de penetración, pero cabe indicar que las grandes sumas asignadas en los programas nacionales de fomento para mejorar los sistemas generales de transporte aportarían una gran ayuda en este sentido.

Varios países han empezado ya a abrir sistemáticamente sus bosques inaccesibles, acción que se proyecta continuar a un ritmo acelerado1 Se considera, por tanto, que de los 12 millones de hectáreas boscosas hoy día clasificadas como inaccesibles, por lo menos el 10 por ciento se abrirán a la explotación en el curso de la próxima década. La corta anual, sobre la base de un rendimiento sostenido, debe ser por lo menos de 2 ½ metros cúbicos por hectárea, de la que alrededor de una cuarta parte consistiría en madera industrial, de modo que dentro de diez años debería poderse contar con 800.000 metros cúbicos adicionales de madera de construcción para satisfacer las necesidades futuras de la región.

1 En Turquía se abrieron a la explotación, de 1947 a 1952, alrededor de 50.000 hectáreas de bosques inaccesibles, y, según los planes existentes, en el período de 1953 a 1957, habrán de hacerse accesibles 185.000 hectáreas más. En el Pakistán Oriental, la explotación de bosques está progresando rápidamente, y en el Irán, el servicio forestal tiene en proyecto el mejoramiento del sistema de transporte en las selvas vírgenes de Masenderán.

Plantación de nuevos bosques

Como se ha dicho antes, la proporción de la superficie forestal de la región es sólo de 4 por ciento, relación que, por amplio margen, es la más reducida del mundo, y muchos de los llamados bosques se encuentran tan empobrecidos que es imposible restablecerlos valiéndose únicamente de métodos silvícolas. Tanto el mejoramiento como la extensión de la superficie forestal requieren urgente atención. Existen muchas tierras marginales que no son precisamente adecuadas para fines agrícolas y que podrían utilizarse para el establecimiento de bosques, aunque esto requeriría un cuidadoso examen de la relación entre los intereses forestales y los agrícolas, si se quiere obtener el máximo provecho de su mutua dependencia. La plantación de árboles en las tierras desnudas también ofrece posibilidades en muchas partes de la región2.

2 Los terrenos costeros del Irak e Irán, que son invadidos ocasionalmente por la marea y los cuales no sustentan por el momento ninguna vegetación arbórea, podrían ser plantados de manglares. En otras zonas, incluso en regiones desérticas, pueden plantarse especies xerófilas y halófilas poco exigentes en cuanto al clima y al suelo, como por ejemplo el Haloxylon persicum.

Sólo en Jordania, Libia y Turquía, la superficie que se proyecta poblar de árboles entre 1953 y 1957 asciende a 65.000 hectáreas, o sea, unas 13.000 hectáreas al año. Si se mantiene este promedio en el futuro, la superficie forestal, sólo para estos tres países, habrá aumentado 130.000 hectáreas en 19653. Por ahora no se conocen detalles respecto a los programas de embosquecimiento en otros países4, pero se calcula que la superficie que se plantará en el curso de los próximos diez anos será, por lo menos, de unas 250.000 hectáreas, para la región en conjunto. Parte de estas plantaciones se harán con especies de rápido crecimiento, pudiendo estimarse un crecimiento medio anual de 5 metros cúbicos por hectárea, poco más o menos, lo que representará un aumento de 1,25 millones de metros cúbicos en el crecimiento anual de los bosques en existencia. A pesar de que el establecimiento de bosques no puede producir en un breve plazo, es decir, antes de 1964, sino un aumento relativamente pequeño en el rendimiento de madera, las especies de desarrollo veloz están en condiciones de producir, incluso en un período de 5 a 8 años, madera industrial de pequeñas dimensiones, como postes para construcción, madera para pulpa, ademes y madera para estacado. Se estima, por tanto, que la plantación de bosques producirá alrededor de 100.000 m³ en 1965.

3 En Libia, el gobierno ha emprendido recientemente un programa forestal de 20 años que incluye el establecimiento de bosques y la fijación de dunas, asegurando así la necesaria estabilidad para el desarrollo a largo plazo.

4 Cuando en la primavera de 1953, se inauguró en Egipto el «Plan del Arbol», se declaró que en el curso de dicho año se plantaría un millón de árboles en todo el país y 30 millones más durante los cinco años siguientes. Este proyecto tiene como finalidad lograr que dentro del país se produzca una cantidad suficiente de madera para satisfacer todas las necesidades nacionales.

Plantación de árboles fuera de los bosques

La producción agrícola de la región se ve en gran parte limitada por las adversas condiciones naturales, tales como la insuficiencia general de humedad debida a la poca frecuencia e inestable distribución de las lluvias y a la acción de los vientos. Estas desfavorables condiciones pueden ser mitigadas parcialmente mediante el establecimiento de la plantación adecuada de arbolados, setos vivos y cortinas rompevientos. Aunque los árboles son incapaces de aumentar la humedad proveniente de la precipitación pluvial, pueden, sin embargo, ayudar a distribuirla más uniformemente. Pueden asimismo ofrecer protección contra los vientos, los cuales originan un aumento en la transpiración y una disminución en el crecimiento de los cultivos agrícolas. Esto es de importancia particular en aquellos lugares donde existen zonas cultivadas a orillas de extensos desiertos y de planicies aluviales secas. Además, las agrupaciones de árboles ejercen influencia definitiva en la modificación de las condiciones climáticas locales, disminuyendo las fluctuaciones extremas de la temperatura, aumentado la humedad atmosférica y reduciendo la evaporación.

Esta influencia de los árboles sobre la producción agrícola, efecto que se obtiene mediante simples plantaciones, parcelas forestales de reducidas dimensiones o cortinas rompevientos de mayor tamaño, ha sido reconocida en el Cercano Oriente desde hace mucho tiempo, y una de las características de los países de la región son las plantaciones de pequeña extensión (en su mayoría de álamos) que se encuentran en los terrenos de riego situados cerca de las aldeas.

Estos árboles han proporcionado ya una cantidad bastante considerable de madera industrial o de combustible. Es indudable, sin embargo, que podría hacerse mucho más, especialmente en tierras marginales de regadío. Por ejemplo, el establecimiento de una faja arbórea alrededor de toda la zona de lego en el Valle del Nilo, donde a orillas del desierto crecen cultivos de gran valor, podría aumentar grandemente la producción agrícola mitigando la penetración de los vientos cálidos en las tierras sembradas.

Todas estas plantaciones arbóreas fuera del bosque podrían proporcionar cantidades considerables de madera industrial1 en un período relativamente corto, ya que la mayoría de las especies empleadas (chopo, eucalipto, casuarina, dalbergia, tamariscos, fresno, plátano falso, robinia, etc.) son de rápido crecimiento y de valioso rendimiento, incluso después de un período de 5 a 10 años Si la introducción de cultivos arbóreos en tierras agrícolas se emprendiese a un ritmo acelerado, se calcula que en el curso de 10 años dichas plantaciones podrían producir alrededor de 700.000 m³ de madera industrial.

1 La cantidad de madera industrial en rollo producida en Irán, durante 1950-1952, por los árboles situados fuera del bosque, y la cual asciende a una cifra media anual de 400.000 metros cúbicos, demuestra la magnitud de estas posibilidades. Las cifras aproximadas para esta misma producción en Jordania y Siria son 2.000 y 35.000 metros cúbicos, respectivamente.

Cálculo del abastecimiento adicional

Las conclusiones que se desprenden de todo lo mencionado anteriormente pueden resumirse como sigue: aunque una sucesión de buenas cosechas agrícolas puede permitir a algunos países el aumentar sus imporciones de madera de sierra, pasta y papel, la balanza de pagos de la mayoría de ellos, así como las supuestas disponibilidades de exportación de los abastecedores tradicionales de madera de la región, confirman que, en general, no es fácil que las importaciones de este artículo aumenten apreciablemente durante el próximo decenio. Las necesidades adicionales, antes calculadas en unos 1,8 millones de metros cúbicos de madera industrial, habrán, por tanto, de ser satisfechas por la producción local. De una estimación provisional se deduce que esta cantidad podría obtenerse mediante las siguientes medidas:


Metros cúbicos

Racionalización de la explotación y del aprovechamiento

200.000

Apertura de bosques inaccesibles

800.000

Establecimiento de nuevos bosques

100.000

Plantación de árboles fuera del bosque

700.000


1.800.000


Página precedente Inicìo de página Página siguiente