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La protección de los bosques en la U.R.S.S.

Resumen de un informe facilitado a la FAO

LA protección de los bosques contra los insectos y enfermedades nocivas es uno de los problemas principales con que se enfrenta el Departamento de Montes de la U.R.S.S. Toda la labor de protección forestal descansa en la premisa de que las medidas para combatir las enfermedades e insectos perniciosos deben estar íntimamente relacionadas con el resto de las tareas del Departamento de Montes. Esto puede conseguirse en la práctica porque la fiscalización general de todos los montes de la U.R.S.S. par un única organismo directivo permite servirse del mecanismo administrativo común del Departamento de Montes para organizar los trabajos de protección de bosques.

Sin embargo, para determinadas y especiales actividades de protección forestal, existe también un organismo especial integrado por expertos en patología forestal, cada uno de los cuales sirve a 5 ó 6 colectividades forestales. Tales especialistas poseen un especial adiestramiento en entomología y fitopatología forestales.

El Departamento de Montes concede importancia particular a la profilaxis forestal para conservar los montes sanos y crear las condiciones que impidan la difusión de insectos y enfermedades destructivos, y todo planeamiento, ordenación y práctica silvícola se orienta hacia este fin.

En la política administrativa se tiene en cuenta la forma en que los insectos y enfermedades pueden, en determinadas condiciones, constituir una amenaza para el fomento forestal. Las medidas planeadas se llevan a efecto por las unidades encargadas de la explotación y de las operaciones forestales sobre el terreno, en consulta con especialistas en patología forestal, y se encaminan hacia la total rehabilitación de los bosques, así como hacia la creación de condiciones en las que sea imposible la propagación de plagas y enfermedades nocivas.

Disposiciones generales

Las medidas profilácticas fundamentales para prevenir la difusión de insectos y enfermedades peligrosas se contienen en las «Regulaciones sobre las condiciones mínimas de sanidad exigidas en los bosques.» La aplicación de estas disposiciones es obligatoria en la administración y en la explotación forestales.

Por estas disposiciones se establece la obligatoriedad de las cortas sanitarias. Esto se aplica a toda clase de apeos en los montes y su objeto es suprimir los árboles que puedan dar lugar a un aumento en la población de insectos nocivos, o a la aparición de micosis, así como disminuir la posibilidad de incendios forestales. Por esta razón, tales cortas sanitarias comprenden la extracción de madera muerta y de árboles cuyo fuste aloje insectos tales como los barrenillos (Ipidos, Cryphalus), escarabajos longicornios (Cerambícidos) y gusanos cabezudos (Bupréstidos), desembosque de los árboles dañados y de los residuos de quemas, leñas muertas y tocones que pongan en peligro masas sanas adyacentes.

De modo análogo, otra de las disposiciones prohibe dejar madera sin descortezar en los bosques durante el verano. Por esta norma se obliga a todos los campamentos madereros a sacar toda la madera apeada durante el otoño y el invierno fuera de los límites del monte, antes del 1° de mayo; si la corta no puede extraerse durante este período, la madera se dejará descortezada o bien se almacenará por procedimientos que la preserven contra graves ataques de insectos. La madera acumulada en el período primavera-verano deberá sacarse del bosque en las tres semanas posteriores a la corta, o de otra forma se la descortezará o someterá al tratamiento preservativo adecuado.

La ausencia de adecuados procedimientos sanitarios en los bosques creó con frecuencia condiciones que favorecían los brotes de insectos nocivos y la difusión de enfermedades de las plantas, siendo éste el motivo por el cual se da ahora tanta importancia a la aplicación de estas medidas sanitarias en los bosques.

Medidas en el bosque

Comprenden todo un complejo de medidas agrotécnicas y protectoras encaminadas a obtener bosques vigorosos y bien desarrollados, y a impedir la difusión de insectos y de enfermedades. Los bosques sanos poseen resistencia natural a los ataques intensos. Una de las medidas preventivas que con más interés se trata de implantar es la protección de los pájaros útiles y la atracción de los insectívoros a los bosques mediante la construcción de nidos. Esta última labor constituye una misión complementaria del Departamento de Montes, con la participación de organizaciones colectivas, en particular de escuelas.

La lucha organizada contra los insectos y enfermedades forestales se basa en la inspección sistemática para investigar la presencia de síntomas o la difusión de insectos o enfermedades, en la oportuna denuncia del brote de focos de infección y en la formulación del diagnóstico correcto. Para esta finalidad se efectúan reconocimientos de campo o aéreos, investigaciones de brotes de insectos destructores de agujas y hojas, e inspecciones fitopatológicas forestales. El reconocimiento sistemático de campo y la notificación de la aparición de insectos o enfermedades de cualquier tipo corresponde a los guardas forestales del gobierno.

El reconocimiento aéreo es cometido de los pilotos de las bases aéreas de la guardería forestal. Los vuelos sobre las zonas forestales tienen por objeto descubrir la presencia de daños de consideración visibles desde el aire. Estos casos deben denunciarse inmediatamente. El reconocimiento aéreo complementa el reconocimiento terrestre, y es de importancia especial en las dilatadas masas forestales del Norte, Siberia y el Lejano Oriente, donde un servicio regular de patrulla aérea se encarga de la localización de incendios forestales.

No obstante, los reconocimientos aéreos y terrestres únicamente revelan los centros de infección cuando la defoliación está ya muy avanzada. Se ha investigado la posibilidad de elaborar un método de reconocimiento que permita la fácil detección de brotes de insectos defoliadores en su fase inicial, de suerte que las medidas de lucha puedan aplicarse antes de que se produzcan daños o pérdidas importantes en los bosques. Tal procedimiento, denominado «inspección estacionaria», ha sido ideado por el entomólogo soviético A. P. Ilynsky. El Departamento de Montes lo aplica profusamente, y en una publicación del gobierno se describe de esta manera: Investigación de la presencia de insectos defoliadores de frondosas en los bosques y prognosis de sus brotes.

El método se basa en el hecho de que los brotes de insectos defoliadores comienzan en zonas concentradas cuyas condiciones son las más favorables para los insectos. Tales zonas forestales representan «reservas» de insectos, en que comienzan los primeros focos de infección; la clase de insectos alojados depende de la especie arbórea. A. P. Ilynsky ha deducido los factores por los que al parecer se gobierna un incremento de población de los insectos en proporciones de brote, basándose en los cuales se han compilado índices cuantitativos y cualitativos para los brotes de insectos nocivos: correlación cuantitativa del lugar, fecundidad de las hembras, magnitud y frecuencia de la oviposición y supervivencia de las larvas, población absoluta y relativa de los insectos en el bosque y coeficiente de incremento.

Mediante la inspección sistemática de una misma zona, calculando el número de insectos en fases particulares de desarrollo y determinando la intensidad de la oviposición, y mediante una estimación del coeficiente de incremento, pueden formularse juicios fidedignos en cuanto a la condición del insecto y a la dinámica de su incremento Puede efectuarse una prognosis del incremento o de la extinción de un brote de estos insectos comparando los índices a lo largo de un período consecutivo de años.

La inspección estacionaria se completa con un reconocimiento general, que ahora se efectúa como función regular del cuerpo de guardería forestal, por los guardas mayores de aquellas masas forestales en que es probable que se halle presente una determinada plaga de insectos. El reconocimiento se efectúa durante el período en que resulta más fácil detectar la presencia de dichos insectos.

Para calcular la difusión de los insectos y de las enfermedades forestales y determinar el peligro de sus brotes, se efectúan inspecciones fitopatológicas forestales, tanto por especialistas del Departamento de Montes como por fitopatólogos forestales interregionales y equipos especiales de inspección. Estas inspecciones sirven de base para las medidas de protección que habrán de adoptarse para un bosque determinado, y se llevan a efecto de conformidad con los procedimientos prescritos en instrucciones especiales.

Medidas de exterminio

De entre las medidas para el exterminio de los insectos defoliadores, el espolvoreo y la pulverización, especialmente desde aeroplanos, se han perfeccionado notablemente. En 1954, la zona servida por el servicio de lucha aérea era cuatro voces mayor que la servida durante el período de 1937 a 1947. El aeroplano presenta ventajas considerables respecto de cualquier aparato de aplicación en tierra, cuyo empleo en los bosques de ordinario es complicado y difícil, y en los últimos años se disponía de mayor provisión de productos químicos altamente eficaces, tales como preparados de DDT y del 666 en forma de polvo, que resultaron especialmente útiles para combatir los insectos forestales, en especial los defoliadores. El polvo de DDT suele aplicarse en concentraciones del 5 al 10 por ciento, y el 666, del 1 2 por ciento.

En el grupo de defoliadores, los insectos más importantes son: Dendrolimus pini, Dendrolimus sibiricus, Porthetria monacha, Butalis piniarius, Tenthredinidae, Porthetria dispar, Nygmia phaeorrhoea, Malacosoma neustria, Tortrix viridiana y Oophtera brumata. Existe una completa serie de otros insectos causantes de defoliación en las especies coníferas y frondosas, que conducen a un considerable menoscabo de la producción forestal durante los años de incremento de población en proporciones de brote.

La aplicación de productos químicos y el espolvoreo aéreo con DDT y con 666 son medidas ampliamente adoptadas contra este grupo durante el período en que el insecto se encuentra en su primera fase larval. Como regla general, después de las tres primeras fases de desarrollo, las larvas y las orugas adquieren resistencia a los preparados químicos, en proporción con la fase de desarrollo, de suerte que el ataque aéreo resulta menos eficaz.

Las cantidades utilizadas en el espolvoreo aéreo contra defoliadores son de 15 a 20 kilos de DDT y de 666 por hectárea aumentándose hasta 25 kilos en los casos en que se retrasa el espolvoreo (a últimos de la temporada), o cuando los bosques tratados se hallan infectados o dañados con particular gravedad.

Cuando el tratamiento se aplica en el momento oportuno y en la forma debida, el espolvoreo aéreo puede conducir a una completa eliminación del peligro, ya que la destrucción de las larvas y orugas del insecto generalmente llega al 9598 por ciento.

Tanto las operaciones aéreas, como las demás medidas de exterminio, van siempre precedidas por un reconocimiento fitopatológico, y el plan de lucha específico se traza basándose en los resultados de tal reconocimiento. Se concede una atención especial a la condición de los insectos y a las actividades de los insectos benéficos; los depredadores y parásitos del huésped nocivo se tienen en cuenta de modo análogo, con objeto de causar una destrucción lo menor posible de los parásitos útiles. El factor determinante para alcanzar este objetivo es concentrar la operación en aquella fase del brote del insecto nocivo en que los parásitos naturales muestran síntomas de haber llegado a la saciedad, o en que las larvas y las orugas se encuentran en sus primeras fases de desarrollo, ya que la mayor parte de los insectos benéficos atacan a los hospedantes nocivos durante sus últimas fases de desarrollo.

En los últimos años, la aplicación aéreo de productos químicos ha dado también buenos resultados en el combate contra Melolontha hippocastani, que en determinadas comarcas de la U.R.S.S. causaba graves daños a los brinzales, latizales y arbustos de las plantaciones y viveros forestales. El espolvoreo aéreo se efectúa con 666 durante el período estival, antes de que las hembras depositen los huevos en el suelo.

Plagas que infestan el suelo

En los últimos años se han ideado otras medidas de lucha química para proteger los brinzales, latizales, arbustos y viveros, contra larvas y orugas de insectos nocivos que habitan en el suelo y destruyen las raíces, medidas que en la actualidad se aplican profusamente en las operaciones forestales.

En años anteriores, muchos intentos de crear nuevos bosques, que hacían esperar buenos resultados, acabaron en fracaso, por causa de la depredación de este grupo de peligrosos insectos infestadores del suelo, que son más difíciles de eliminar por ser sus larvas menos accesibles que las de los defoliadores.

Según la práctica actual, en el momento de la plantación se tratan las plantitas con 666, siguiendo uno de los tres procedimientos siguientes: espolvoreo de las raíces; inmersión en suspensiones; espolvoreo de las hoyas de plantación.

El 666 protege las raíces contra ataques durante un período de dos a tres años, y las plantas no muestran reacción negativa cuando se trasplantan, siempre que se cumplan determinadas condiciones. No debe nunca aplicarse al suelo que rodea o toca las raíces de los brinzales una concentración superior al 12 por ciento de 666. En las regiones secas, es mejor utilizar suspensiones o espolvorear la hoya de plantación, mientras que en el bosque, y en parte también en las zonas de llanuras boscosas, puede efectuarse un espolvoreo directo de las raíces. La plantación con aplicación de 666 debe practicarse a principios de la primavera, cuando ano existe abundante humedad en el suelo, con el fin de reducir el efecto negativo del 666 sobre la planta.

El polvo de DDT preserva las raíces durante un período de dos n tres meses y, por lo tanto, su empleo como medio de protección química sólo se recomienda en los años en que sea especialmente grande la amenaza de los insectos.

Para el espolvoreo del sistema radical de las plantitas de vivero trasplantadas de un año se utilizan 0,150,30 gramos de 666 (polvo al 12 por ciento) o 0,5-1,0 gramos de DDT (polvo al 5,5 por ciento) por planta. Para los plantones de dos años, la cantidad de polvo se aumenta proporcionalmente 1 1/2 voces.

Para la inmersión de raíces en suspensiones, se utilizan 0,2-0,4 gramos de 666 (polvo al 12 por ciento), ó 0,7-1,5 gramos de DDT (polvo al 5,5 por ciento) para cada plantita de un año. En la preparación de suspensiones para 1.000 plantitas, se toman 200-400 gramos de 666, o 700-1.500 gramos de polvo de DDT, se mezclan perfectamente con un cubo de mantillo o de tierra superficial que se haya tratado con humus y, siempre mezclando, se añade un cubo de agua al preparado.

El espolvoreo y la inmersión de raíces en suspensiones puede efectuarse a mano, así como por medios mecánicos, durante las operaciones de plantación y, en modo análogo, al plantar árboles injertados o arbustos.

Para el espolvoreo de hoyas de plantación, la cantidad utilizada para cada una es de 0,25-0,50 gramos de 666 (polvo al 12 por ciento) ó 0,7-1,5 gramos de DDT (polvo al 5,5 por ciento).

En lo que se refiere a las dosis, la mínima se aplica cuando las larvas presentes en el suelo se hallan en su primera fase, en condiciones secas de crecimiento y para los árboles y arbustos que sean más sensibles al 666, tales como Larix, Pinus, Betula, Tilia, Quercus, Malas, Cerasus y Acer platanoides. La dosis máxima se aplica cuando las larvas alcanzan su tercera fase de desarrollo, en condiciones húmedas de crecimiento, para suelos carbonáceos y para árboles y arbustos menos sensibles al 666, tales como Ulmus, Fraxinus, Populus, Robinia, Caragana arborescens, Rhus continus y Evonimus.

Al emplear polvos con otro contenido de 666, o de DDT, se revisan las proporciones.

Para liberar completamente al suelo de insectos nocivos, se trata con polvo de 666 al 12 o al 25 por ciento. El polvo se aplica con ayuda de una sembradora o a mano, espolvoreándolo en la superficie antes de la siembra o plantación y cubriéndolo después hasta una profundidad de 10-15 cm. Cuando el polvo se distribuye a mano, deberá mezclarse con una pequeña cantidad de arena húmeda, para evitar que los vientos puedan arrastrarlo o formar con éste remolinos.

La cantidad de polvo que deba aplicarse depende de la naturaleza del suelo y de la forma o fase del desarrollo del insecto. Cuando las larvas, orugas u otras formas presentes se encuentran en su mayor parte en la primera y segunda fases (formativas) de su desarrollo, se utilizan 60-80 kilos de polvo al 12 por ciento por hectárea; cuando predominan los insectos en la segunda y tercera fases, la cantidad es entonces de 100-120 kilos. Si se aplica el polvo de 666 al 25 por ciento, la cantidad utilizada se reduce proporcionalmente.

Para suelos arcillosos la cantidad se aumenta 1 1/2 veces, y para suelos negros, dos voces.

Es aconsejable introducir el 666 en el suelo en la primavera, ya que así se obtienen los mejores resultados. Cuando el suelo aparece intensamente infestado, conviene que la aplicación se efectúe con suficiente antelación, un año antes de plantar o sembrar el material forestal.

En tales tratamientos del suelo, es también aconsejable, cuando las zonas de que se trata son limitadas, servirse del vapor como coadyuvante, esto es, introducir el polvo de 666 en la primavera y después, más entrado el año, tratar el suelo con vapor, repitiendo los tratamientos a intervalos adecuados. La esterilización del suelo debería efectuarse con preferencia una vez cada 4 ó 5 años.

Nuevas investigaciones

Al presente se llevan a cabo investigaciones sobre las técnicas de aplicación de 666 para reducir la cantidad de polvo necesario. Las organizaciones de investigación científica trabajan asimismo para promover métodos químicos y de lucha más perfeccionados para el combate de insectos forestales y, en particular, sobre el procedimiento aéreo de pulverización fina con suspensiones de DDT, 666 y otras emulsiones, así como otros métodos que se sirvan de sistemas químicos tóxicos.

Continúan, al mismo tiempo, las investigaciones para elaborar procedimientos que se sirvan de insectos benéficos en el combate contra las plagas forestales nocivas.

(Articulo traducido de un texto original en ruso)


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