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Inventario forestal en México

por NORBERTO SÁNCHEZ MEJORADA Y ABRAHAM ESCARPITA H.
Director y Subdirector del Departamento Forestal de «Celulosa Michoacán» México,
y LOUIS HUGUET, Funcionario de Asistencia Técnica de la FAO.

Se ha calculado que México posee alrededor de 10 millones de hectáreas de bosques de coníferas de las cuales una quinta parte todavía de bosques vírgenes. Pese a esta riqueza y a su esfuerzo de industrialización, México sigue importando cada año la totalidad de su consumo de papel de periódico, y más de la mitad de su consumo de celulosa, por un valor aproximado de 21 millones de dólares. Estas cantidades corresponden escasamente a unos 500.000 metros cúbicos de coníferas locales (Pinus y Abies Spp.) que se prestan perfectamente para la producción de papel de periódico y celulosa. Ahora bien, como una hectárea de coníferas en México rinde aproximadamente 3 metros cúbicos al año, la explotación racional de 200.000 hectáreas bastaría para producir en el país el papel de periódico y la celulosa cuya importación representa una importante salida de divisas.

Por eso, el Gobierno de México decidió hace tiempo fomentar la industria nacional del papel y la celulosa y entre las diversas regiones forestales del país eligió una zona de unas 600.000 hectáreas de superficie, la mitad de la cual está poblada de coníferas, con la intención de instalar allí no sólo una fabrica de celulosa y de papel de periódico, sino también una cadena de industrias forestales. La región seleccionada está situada (véase Figura I) en torno a la ciudad de Uruapan, Estado de Michoacán, y dista 500 kilómetros de la ciudad de México, capital del país y principal centro de consumo de la celulosa y del papel para periódicos. Los montes son principalmente pinares que ya fueron explotados hace 20 ó 30 años para la producción de madera aserrada. Se hubieran podido encontrar bosques vírgenes y más ricos en las partes más rematas de México, sobre todo, en el Noroeste, pero se han preferido bosques más pobres pero fáciles de explotar, situados cerca de los principales mercados y vías de comunicación.

El estudio, la realización y la administración del proyecto de Michoacán como se le ha llamado, se confiaron a la Nacional Financiera, S. A., que es el banco oficial del Gobierno mexicano para promover y financiar el desarrollo industrial del país,

Desde que se inició el proyecto, la Nacional Financiera contó con la colaboración de un funcionario forestal de asistencia técnica de la FAO, quien, en 1954, junto con dos ingenieros forestales mexicanos, especialmente adiestrados (es decir, los tres co-autores de este artículo) empezaron a preparar la inventariación forestal de la zona del proyecto. El inventario está ya terminado y constituye el tema de este artículo.

Alcance del proyecto

El proyecto de Michoacán comprendía la instalación de: una fábrica de celulosa al sulfato, con una capacidad mínima de 30.000 toneladas anuales, y una fábrica de papel para periódico, con una producción aproximada de 32.000 toneladas de pasta mecánica que, mezcladas con unas 8.000 toneladas de pasta química semiblanqueada obtenidas en la otra fábrica, darían una producción anual de unas 40.000 toneladas de papel para periódico. Al mismo tiempo, se tenía pensado establecer un aserradero que absorbería el saldo de la provisión de madera no utilizada por las dos fábricas antedichas. Por último, se instalaría una fábrica de chapa de madera que emplearía las trozas de mejor calidad y una fábrica de carbón vegetal que absorbería los desechos del aserradero y las maderas de frondosas de la zona que suelen ser de muy mala calidad para el aserrío. Todas estas industrias estarían perfectamente «integradas»entre si, de manera a aprovechar en la forma más económica posible toda la madera extraída del monte.

El volumen mínimo de madera rolliza que exige un tal proyecto se calculó en:

Celulosa química: 30.000 toneladas anuales a razón de 5 m3 de madera rolliza por tonelada

160.000 m3

Pasta mecánica: alrededor de 32.000 tonelada, a razón de 3 m3 de madera rolliza por tonelada

100.000 m3

Aserradero: capacidad estimada a un mínimo arbitrario

100.000 m3

TOTAL

360.000 m3

Sin embargo, conviene advertir que de los 100.000 m3 de madera rolliza que entran en el aserradero, cerca del 20 por ciento vuelve a salir en forma de recortes y otros despojos que se pueden convertir en pasta química o incluso en pasta mecánica, por tanto, el volumen mínimo de trozas de 8 y más centímetros de diámetro, sin corteza, necesario para abastecer las mencionadas industrias, asciende a sólo 330.000 metros cúbicos anuales.

En consecuencia, el inventario forestal se necesitaba por las siguientes razones:

1. comprobar si la zona forestal elegido podía realmente suministrar, sobre la base de un rendimiento sostenido, un mínimo de 330.000 metros cúbicos anuales, y precisar exactamente su posibilidad para poder determinar la capacidad definitiva del aserradero proyectado;

2. determinar las características (especie, longitud media y diámetro) de las trozas que pueden servirse a las diversas fábricas para poder proyectar en consecuencia las diversas instalaciones y calcular las inversiones necesarias.

3. preparar mapas forestales, el plan de ordenación y el reglamento de explotación.

4. establecer un verdadero catastro forestal < mapa de la distribución de la propiedad de lo' montes, y estimar la posibilidad de cada predio forestal particular, de los que hay más de 3.000

Primera etapa: reconocimiento preliminar

Ante todo había que verificar lo antes posible, si la posibilidad del monte igualaba o no el mínimo de 330.000 metros cúbicos requeridos por los proyecto' en vista. Este y no otro era el objetivo principal de reconocimiento preliminar que se efectuó en noviembre y diciembre de 1953.

Ante todo, se procedió a reunir toda la documentación disponible sobre los montes de la zona: estudios croquis, mapas, puntos de triangulación, viejas fotografías aéreas, etc. Seguidamente se llevaron a cabo reconocimientos a pie o empleando toda clase de medios caballos, camionetas y aviones.

Este reconocimiento reveló que existían por lo menee 100.000 hectáreas de buenos montes explotables, con un rendimiento mínimo anual de unos 450.000 metros cúbicos. Existía pues un margen de seguridad de 120.000 metros cúbicos sobre el mínimo anual requerido, lo que se juzgó suficiente para considerar factible el proyecto, después de tomar en cuenta las necesidades domésticas de la población de la zona.

Además se obtuvieron los siguientes resultados:

1. Se señalaron los puntos de triangulación existentes y, tomándolos como base de una triangulación complementaria, se pudo decidir cuáles eran los otros puntos por determinar y plantear esta triangulación complementaria.

2. Se obtuvieron los elementos básicos par* un contrato en firme con la compañía encargada de los trabajos de fotogrametría aérea, especificando el área que había que cubrir, la escala y el tipo de las fotografías y la altitud de vuelo.

3. Se precisaron las principales rutas que podrían utilizarse más tarde para la triangulación y el muestreo del monte, y se preparó un croquis de las zonas forestales. Se podo obtener una estimación aproximada de los costos de corta, extracción y transporte de las materias primas hasta los sitios escogidos para instalar las fábricas.

4. Se pudo determinar con bastante exactitud la especie, el diámetro y la longitud de las trozas o rollizas que se entregarían a las fábricas. Se tomaron muestras de las diversas especies y clases de diámetro; estas muestras se ensayaron para ver cuáles métodos convenía usar en la fabricación de papel de periódico.

5. Se determinó el personal que se necesitaría para ejecutar el inventario (ingenieros, delineantes, jefes de los equipos de muestreo, trabajadores, conductores).

Todos estos datos, junto con los cálculos del costo y del equipo necesario, fueron sometidos a la Nacional Financiera, que los aprobó a principios de 1954.

Segunda etapa: confección del mapa forestal

Triangulación sobre el terreno

Al preparar una carta topográfica forestal hay que contar desde un principio con un cierto número de puntos de triangulación. En la zona estudiada existían ya dos vértices perfectamente determinados y localizados por el Servicio Geográfico Mexicano, que se tomaron como base y sobre ellos se fundó toda la triangulación de la zona. En total se determinaron 24 vértices, de manera que entre dos puntos vecinos quedara una distancia media de unos 20-25 kilómetros; para ello hubo que trabajar de noche valiéndose de un teodolito Wild T2 y de señales luminosas. A pesar de la distancia que separaba los puntos de triangulación, se podo verificar, comparando el mapa obtenido con un levantamiento topográfico efectuado independientemente, que dicho mapa era lo bastante exacto para el uso a que se le destinaba.

Fotografías aireas

Casi simultáneamente, una compañía mexicana especializada tomó las fotografías aéreas. Se utilizó una cámara marca Wild RC5a, con un objetivo de 21 cm. de profundidad de foco. Las dimensiones de las fotografías fueron 18 × 18 centímetros a una escala media de 1: 15.000.

Confección del mapa base: triangulación mecánica

Los puntos de referencia terrestre, es decir, los 24 puntos de triangulación, se pasaron a una escala de 1:15.000 sobre una enorme hoja de papel blanco para dibujo fijada sobre una mesa de contrachapado. Para confeccionar el mapa se adoptó un sistema de proyección ortogonal, tomando como eje de las coordenadas el meridiano 102°00'00" y el paralelo 19°30'00", que pasaban casi por el centro de la zona forestal, y, como punto de contacto del plano de proyección con la tierra, el centro de estas coordenadas. De tal modo, todos los puntos de la zona quedaban perfectamente definidos por sus coordenadas. Por razones prácticas, se dividió la zona desde un principio en rectángulos de 8 × 16 kilómetros sobre el terreno, de donde resultaron hojas del mapa cuyas dimensiones eran, teniendo en cuenta la escala, de 53,33 × 106,66 centímetros.

En seguida se procedió a ejecutar la triangulación «mecánica», así llamada porque se efectúa automáticamente mediante regletas o templetes que tienen una ranura calada a lo largo del eje y que se pueden montar en forma de estrella en torno al centro de cada fotografía (véase la Figura 2). Uniendo sobre cada fotografía las estrellas así formadas se construye una red metálica semiarticulada, que viene a ser la base del mapa por preparar. Estos puntos representan, en el sistema ortogonal adoptado, la proyección de los puntos del terreno localizados en las fotografías y por los cuales pasan las regletas. En cada fotografía, se localizaron el centro de la fotografía y el centro de las fotografías adyacentes (llamados puntos «principales»), así como cuatro puntos denominados «auxiliares», convenientemente situados. En la Figura 3 se da un ejemplo de mapa base o red de apoyo.

FIG 3. Colocación de los templetes sobre las fotografías.

FIG. 4. - Interpretación de las fotografías aéreas por medio del estereoscopio y empleo de binoculares de aumento en los casos necesarios.

Interpretación de las fotografías

A continuación nos ocuparemos de las fotografías sobre las que se marcaron, antes de la triangulación mecánica, los puntos de triangulación geodésica, es decir los «puntos principales» y los «puntos auxiliares» que acabamos de mencionar Estas fotografías se estudiaron seguidamente por medio de un estereoscopio de espejo (Figura 4), y se marcaron en ellas los límites entre las zonas forestales y las no forestales. Luego, dentro de las zonas forestales se marcaron los límites entre las zonas desmontadas y las zonas todavía arboladas. Por último, se efectuó la división en «estratos». Los límites de cada estrato se trazaron con un lápiz blando fácil de borrar con una goma muy blanda sin deteriorar la fotografía. Se delimitaron todos los estratos de superficie superior a 2 hectáreas que se pudieron identificar en las fotografías. El estereograma da un ejemplo de esta clasificación (véase la Figura 5). Toda la labor de interpretación fué confiada a una sola persona, a fin de que la desviación por error fuera siempre igual. Lo que se pedía a nuestra interpretación no era un valor absoluto sino más bien un valor relativo, puesto que su objetivo era dividir el monte en elementos homogéneos, es decir, elementos dentro de los cuales las variaciones y, por consiguiente, la intensidad del muestreo, fueran menos acentuadas que en todo el conjunto del monte no estratificado.

Transferencia al mapa de los detalles identificados en las fotografías

Todos los detalles indicados por la interpretación de las fotografías, amén de los principales detalles cartográficos normales (ríos, aldeas, caminos, manantiales, etc.), se transfirieron sobre el mapa base.

Para hacer coincidir en el ojo o en la mente del operador los tres puntos del mapa base con los mismos tres puntos de la fotografía por transferir, se empleó un multiscopio, aparato que permite observar estereos- cópicamente los detalles, y corrige así, automáticamente, los desplazamientos de los puntos ocasionados por las diferencias de altitud.

De esta manera se obtuvo para toda la zona un boceto de mapa forestal planimétrico.

Tercera etapa: muestreo del monte sobre el terreno y preparación del mapa definitivo

Organización del muestreo

Sobre la base del mapa preliminar preparado de este modo, así como de reconocimientos más a fondo de la región, se dividieron los montes en 12 zonas naturales, destinadas a convertirse ulteriormente en secciones de ordenación. Esta división se basó en las características ecológicas y topográficas de la zona, como es de rigor en materia de constitución de secciones de ordenación. La superficie de cada sección variaba entre 15.000 y 26.000 hectáreas.

En seguida se procedió a la inventariación por muestreo de cada zona. Se utilizo el muestreo al azar, con algunas variantes, justificadas por razones prácticas, como se verá a continuación. La intensidad de muestreo que se escogió fué de 2 por ciento. Después de calcular la exactitud del muestreo para cada zona sólo en dos casos hubo necesidad de aumentar esta intensidad a 5 por ciento. Las unidades de muestreo eran sitios de prueba de forma rectangular de 20 × 60 metros. Se adoptaron dimensiones del sitio de prueba equivalentes a un múltiplo de 20 metros, de modo que los operadores pudieran utilizar un cable de acero flexible de 20 metros de longitud con una alargadera de 10 metros; de este modo la anchura del sitio de prueba sería igual a la longitud de la cadena, mientras que su largo sería igual a tres veces esta misma longitud. En terreno accidentado, el operador podía o bien «medir por proyección» o bien estimar la pendiente del terreno, utilizando un clisímetro para comprobar y corregir la longitud de la cadena utilizando para ello los nudos fijados en la alargadera, correspondiendo cada nudo a una pendiente del terreno de 5 en 5 por ciento.


Clave

NF.

Terrenos forestales.

FI

Terrenos originalmente cubiertos de bosques, pero que en la actualidad se han destinado a la agricultura después de desmontados.

F2.

Terrenos de pastoreo.

Qp-I-I

Rodal mixto de pino y roble, en que el roble es la especie dominante: la densidad de masa es defectiva y la altura media de los árboles entre 10 y 20 metros.

Qp.-II-2.

Masa semejante a la anterior, pero con una espesura normal y una altura media de los árboles de entre 20 y 30 metros.

Pq-III-2.

El pino es la especie más abundante y está mezclada con roble. La densidad es normal y la altura de los árboles oscila entre 20 y 30 metros.

PAQ.III-2.

Las especies más abundantes son pino, abeto y roble, mezclados en proporciones casi iguales. La densidad normal y la altura media de los árboles varía entre 20 y 30 metros.

R.

Estos estratos de escasa importancia están totalmente cubiertos por un repoblado de pinos y algunos abetos.

FIG. 5. - Estereograma de la Montaña del Pilón, Zona N° 4, en el que se ilustra la interpretación de las fotografías aéreas con fines forestales. Para observarlas en tercera dimensión utilícese un estereoscopio de bolsillo tipo Fairchild Modelo 271 La parte inferior del estereograma, expuesta al norte, está cubierta por una mayor cantidad de árboles con una densidad de soasa superior y alturas mayares que las que se han podido observar en la parte superior del estereograma. Estos últimos árboles expuestos al sur, se hallan bajo la influencia de los vientos cálidos y secos que soplan de la zona tropical situada más abajo. En la vertiente norte crecen abetos, mientras que en las vertientes meridionales 8010 se encuentran pino y roble,

La localización de los sitios rectangulares sobre el terreno se hizo independientemente del operador. Por ese fin, para cada serie se aplicaba sobre el mapa un papel cuadriculado y transparente del tipo que se indica más adelante, compuesto de dos grupos de líneas paralelas. La dirección de las líneas del primer grupo era perpendicular a la dirección de las líneas del segundo. Las líneas del primer grupo (horizontales en nuestro diagrama) equidistaban 1,33 milímetros sobre el papel cuadriculado, y por tanto 1,33 × 15.000=20 metros sobre el terreno, mientras que las líneas del segundo grupo presentaban una equidistancia tres veces más grande.

Antes de colocar la cuadrícula sobre el mapa, y teniendo en cuenta el terreno que había que cubrir, se escogía la dirección que habían de seguir los equipos encargados de la inventariación. La dirección escogida fué siempre norte-sur o bien este-oeste (o inversamente}.

En seguida se colocaba la cuadricula sobre el mapa, pero de tal manera que la dirección de las líneas del primer grupo coincidieran con la dirección elegido. A continuación se numeraban las líneas de las dos familias y se sorteaban dos veces. El primer sorteo (con bolas corrientes de lotería) fué para las líneas del primer grupo y se sacaron 14 líneas de 100 (100 líneas del primer grupo representan 2 kilómetros sobre el terreno). Ahora bien, supongamos que en la Figura 7 se han sacado las líneas 2, 6 y 12 (marcadas con un trazo más grueso). A continuación se toma por separado cada una de las líneas del primer grupo y para cada línea se sortean 14 líneas sobre 100 (100 líneas del segundo grupo equivalen a 60 metros × 100= 6 kilómetros sobre el terreno) de las líneas del segundo grupo que cortan a las del primero en ángulo recto.

En la Figura 7 se supone que, a lo largo de la línea N° 6 del primer grupo, se han sacado a suerte las líneas N° 3, 9, 13 y 14 del segundo grupo. En seguida man como ángulos o esquinas sudoeste de los sitios de prueba situados sobre la línea N° 8 del primer grupo, los puntos de intersección de esa misma línea con las líneas N° 3, 9, 13 y 14 sacadas a suerte del segundo grupo. En el diagrama el sitio rectangular se ha indicado rayándolo. El mismo procedimiento se siguió con todas las otras líneas del primer grupo, lo que dió a la cuadrícula el aspecto que se observa en la Fig. 8, sobre la cual, además, se dibujó el mapa forestal. Este sistema de elección de los sitios de prueba, algo complicado de explicar pero muy rápido de ejecución, se adoptó porque permite concentrar un número casi fijo de sitios (7 en 3 kilómetros de recorrido) sobre una misma línea recorrida por el equipo inventariados, lo que evita a éste la necesidad de cambiar la dirección de la marcha. Si los sitios de prueba se hubieran dispuesto sin un cierto agrupamiento, se hubieran producido casi seguramente muchos errores de orientación y de localización.

Tenemos, pues, que para un rectángulo de 2 × 6 kilómetros, es decir, 1.200 hectáreas, se terminaron 14 × 14 = 196 sitios de prueba de 20 × 60 metros = 0,12 hectáreas con una superficie total de 196 × 0,12 = 23,52 hectáreas, es decir, 1,96 por ciento del monte, o aproximadamente un 2 por ciento del mismo.

Localización de las muestras sobre el mapa y sobre el terreno

En seguida se colocó la cuadrícula sobre el mapa preliminar y se marcaron en éste los ángulos de cada uno de los rectángulos determinados en la forma antedicha. Para encontrar fácil y rápidamente los sitios de prueba sobre el terreno, bastó retransferir sobre las fotografías un solo punto fácil de identificar de cada una de las líneas obtenidas en el primer sorteo. Si no había sobre esta línea ningún punto fácilmente identificable, como por ejemplo un árbol característico, una casa, el ángulo de un camino o de un campo, se tomaba un punto próximo, conectado con la línea por azimut y distancia. Estos puntos se denominaron «puntos de partida».

Por razones prácticas, las líneas se agruparon en «bloques» de 2,5 × 3 kilómetros. La distancia de 3 kilómetros era, en efecto, la que un equipo podía recorrer en un día haciendo el levantamiento de 7 sitios sobre una misma línea del primer grupo (primer sorteo). Se dotó a los equipos de inventariación de fotografías de los puntos de partida en cada línea de sitios de prueba, así como del diagrama del inventario en papel milimétrico donde se indicaba la posición de los sitios en relación con su punto de partida. Como ejemplo véase la Figura 9.

Como todas las distancias eran múltiplos de 20 metros y todos los azimuts correspondían a uno de los puntos cardinales, los errores se redujeron al mínimo. (Las Figuras 10 y 11 ilustran algunos ejemplos de esta labor).

Se apearon árboles en cantidad suficiente para establecer tablas volumétricas. Dichas tablas eran de doble entrada, pero las alturas se agruparon solamente en tres categorías de diez en diez metros, de acuerdo con la interpretación estereoscópica de las fotografías. Por otra parte, esta estimación se confrontó ulteriormente con los resultados registrados en las hojas de inventariación (Véase la Fig. 12).

Agrupamiento de las muestras por estratos y preparación del mapa definitivo

Como ya se ha dicho, estos estratos se habían dibujado en el mapa preliminar. Como cada sitio de prueba se podía localizar en el mapa mediante la simple sobreposición de la cuadrícula transparente, era posible conocer a qué estrato del mapa pertenecía cada uno de los sitios inventariados. Por consiguiente, se agruparon los sitios por estratos, Una vez hecho esto, se podo comprobar además la interpretación efectuada con el estereoscopio y corregir el mapa preliminar que ya se convirtió en mapa definitivo.

Cuarta y última etapa utilización de las medidas tomadas sobre el terreno

Determinación de la hectárea media de cada estrato

Para cada sitio de prueba se calculó por separado el volumen total de cada género botánico. Sacando la media aritmética de estos datos se obtuvo una primera estimación del volumen medio (por género botánico y por estrato) de los sitios de prueba. A continuación se determinó el promedio de árboles por sitio para cada estrato, cada género y cada clase diamétrica (de 5 en 5 centímetros). De este modo se estableció un segundo método para calcular el volumen medio por sitio.

FIG. 6. - Sobre el mapa se coloca un papel transparente cuadriculado con dos grupos de Iíneas paralelas para cada serie.

FIG. 7. - Distribución de las unidades de muestreo sobre el croquis del mapa forestal. Las unidades situadas en lugares rasos se eliminaron. Escala 1:30.000.

FIG. 8. - Diagrama del inventario. D = punto de partida. E indica la línea de sitios.

FIG. 9. - Localización de los sitios de muestreo mediante brújula y cable.

FIG. 10. - Localizado el sitio de muestreo, se clava una placa metálica con su número en el árbol más próximo.

Multiplicando el resultado por el factor (puesto que la superficie de un sitio de prueba era de 0,12 hectáreas) se obtuvo el volumen medio por hectárea.

De la misma manera se procedió para obtener el promedio de árboles por hectárea y por clase de diámetro.

Incremento

Durante el inventario se tomaron muchas muestras de cada sitio de prueba con una barrena epidométrica de Pressler. También estas muestras se agruparon por estrados y se determinó el promedio del tiempo para pasar de una clase diamétrica a la siguiente. Por métodos clásicos se determinó el incremento en la hectárea media para cada clase diamétrica y, después, para todos los árboles de esta hectárea media.

Proyección de loo resultados medios al conjunto de la serie

Con un planímetro se determinó la superficie de cada estrato, luego se multiplicó por las cifras obtenidas para la hectárea media, tales como el volumen total por hectárea o por clase diamétrica para un mismo género botánico, número de árboles, incremento, etc. En ciertos casos, algunos estratos no se maestrearon debido a su escasa superficie, pero, por comparación, con otros estratos análogos pertenecientes a otras series de la zona forestal o a estratos comparables de la misma serie, se le asignó un cierto volumen y composición por hectárea: de hecho, la suma de estos volúmenes supuestos no pasó del 6 por ciento del volumen total de la serie estudiada y, por tanto, cualquier error que se pueda haber cometido resultó insignificante.

FIG. 11. - Midiendo la altura del arbolado. Esta medición se compara más tarde con la interpretación (ya efectuada) de las fotografías hechas por medio de un estereoscopio.

Cálculo del error

El errar por estrato se calculó mediante métodos clásicos de cálculo estadístico (cálculo de la desviación típica, error típico del promedio y error de muestreo).

En seguida, se calculó el error cometido al estimar el volumen de la serie entera. Para toda la zona sólo se encontró un errar de ± 5 por ciento en las dos zonas más pequeñas y heterogéneas, y bastó efectuar un inventario complementario de 3 por ciento para conseguir la exactitud deseada. Todos los errares de muestreo calculados lo fueron para una probabilidad de 0,05. A estos errares de muestreo se añadieron los errores habituales en los inventarios: errores de medición, errares debidos a las tablas volumétricas, etc.

Catastro forestal

Al establecer el catastro forestal, las fotografías aéreas volvieron a ser muy útiles. Un mismo jefe de equipo especializado visitó todas las propiedades forestales y marcó los linderos de cada una de ellas en las fotografías, en las que casi siempre se pudieron identificar fácilmente. Incluso señaló los litigios, muy numerosos por cierto, que existían entre los propietarios. Los limites de los predios, tal como aparecían en las fotografías, se transfirieron al mapa con el multiscopio. Por último, para estimar la riqueza forestal de cada propiedad se midió sobre el mapa la superficie de cada estrato contenido en la propiedad en cuestión y se multiplicaron las superficies así obtenidas por el volumen medio por hectárea de cada estrato determinado en la forma antes descrita. La suma de los volúmenes de todos los estratos contenidos en cada propiedad se consideró como el volúmen total en pie de la propiedad forestal considerada. Para el incremento se hizo un cálculo similar.

Evidentemente, los resultados así obtenidos pierden exactitud en relación directa con la disminución de la superficie del predio.

Sin las fotografías aéreas, el catastro forestal y la evaluación de la riqueza de cada propiedad hubieran resultado mucho más costosos y hubieran necesitado además mucho más tiempo para su ejecución.

Redacción del inventario

Para cada serie o sección, los resultados del inventario fueron presentados en un informe al que se añadieron como anexo los mapas forestales y el catastro forestal. No solamente se daba el volumen total de la serie por géneros botánicos y por estrato, sino también la superficie de cada estrato, la composición por clases de diámetro y por estrato, etc. Todos los resultados que se podían expresar en gráficas se dieron en esta forma en los anexos. Se comprende que, con resultados tan detallados, y presentados en forma de fácil consulta, se simplifica la tarea de redactar ulteriormente el proyecto de ordenación de cada serie.

A continuación se resumen sucintamente los datos del inventario:


Hectáreas

Superficie fotografiada:

558;000

Superficie desprovista de bosque:

241:000

repartida en la forma siguiente:
(227.600 hectáreas de tierras agrícolas o de pastoreo; 9.000 hectáreas de lavas volcánicas producidas por una erupción reciente, 2.900 hectáreas ocupadas por las aldeas u otras habitaciones, y 1.600 hectáreas de lagos o presas)


Hectáreas

Superficie forestal propiamente dicha

317.000

Calveros:

45.000

Superficie cubierta por los árboles

272.000

repartida de la manera siguiente:

a) masas paras de frondosas (de escaso interés económico)

22.000

b) masas mixtas de coníferas y frondosas

250.000

En estas 250.000 hectáreas se encontraron los siguientes volúmenes de madera en pie:


Metros cúbicos

a) pino (90 por ciento) y abeto (10 por ciento):

25.000.000

b) roble (85 por ciento) y aliso (15 por ciento):

500.000

Incremento anual bruto


Coníferas:

1.000.000

Frondosas:

50.000

Porcentaje medio del incremento anual de las coníferas:
4 por ciento

INVENTARIO FORESTAL D': $ CELULOSA MICHOACÁN - Organización administrativa

Organización y costo del inventario

El diagrama muestra el esquema de esta organización con el máximo de personal.

Como jefes de brigada y de equipo se escogieron jóvenes del 18 a 25 años que no poseían prácticamente ninguna capacitación forestal, pero sí educación primaria superior y buena resistencia física. En consecuencia, fué necesario adiestrarlos del todo en el manejo de la brújula y el cable, así como en la identificación de las especies arbóreas (12 especies de pinos), el empleo de la barrena de Pressler, etc. Después de una especie de período de prueba que duró entre cuatro y cinco meses, durante el cual se eliminaron casi dos de cada tres aspirantes, se formó un grupo homogéneo, joven y dinámico, de dos jefes de brigada y seis jefes de equipo con sus asistentes.

A poco de haber emprendido los trabajos de campo se pudo definir una «norma» de trabajo cotidiano para cada tipo de terreno (por ejemplo, siete sitios en terreno medio), y para aumentar la eficacia se concedió una prima por cada sitio que se midiera por encima de la norma. El premio podía ser contraproducente, porque se corría el riesgo de que los equipos sacrificaran la calidad a la cantidad, por tal razón, uno de los ingenieros forestales o uno de los jefes de brigada inspeccionaba periódicamente el trabajo eligiendo al azar un cierto número de sitios ya medidos y volviéndolos a medir.

El costo total del inventario fué de 92.000 dólares. El costo por kilómetro cuadrado fué como sigue:

Toma de fotografías:

$2,80

Preparación del mapa:

$6,40

Muestreo sobre el terreno:

$6,40

Trabajo de oficina y redacción del inventario:

$4,00

Gastos de administración:

$2,40

Las dos primeras cifras se relacionan con el total de kilómetros cuadrados fotografiados (5.582 kilómetros cuadrados), mientras que las tres siguientes se refieren únicamente a la superficie forestal (3.170 kilómetros cuadrados). El costo medio por kilómetro cuadrado en bosque fué por tanto de 29 dólares y el del kilómetro cuadrado fotografiado (67 por ciento en el bosque) de 16,50 dólares.

Conviene recalcar que se trató de un inventario intensivo, cuyo objeto no era sólo conocer de un modo general la riqueza de la región, sino sentar las bases para ulteriores planes de ordenación y explotación. Este tipo de inventario es siempre el más caro.

Si se relaciona el costo del inventario con una posibilidad de 760.000 metros cúbicos de maderas blandas (cerca del 75 por ciento del incremento) y si se desea amortizar el inventario en 10 años, su costo por metro cúbico de rendimiento resulta de , que resulta muy bajo, aun añadiendo el interés, si se compara con el precio de la madera en pie en México que ya es de por sí bajo, pues equivale a unos 2 dólares por metro cúbico (madera de aserrío y madera para pasta),

Traducido de un texto original en francés

Los nuevos edificios del el Instituto Latinoamericano de Investigaciones Forestales dependiente de la Universidad de loo Andes (Facultad de Ingeniería Forestal) de Mérida, En la pagina 88 figura una nota acerca de este Instituto.

Fotografía Fotoediciones «La casa del turista», Mérida.


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