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La sede de la FAO

En el mobiliario y el decorado interior, donados por los Estados Miembros, sobresale la madera y su conjunto contribuye a que la Sede de la FAO, en Roma, sea digno escenario para un organismo especializado de las Naciones Unidas.

Despacho del Presidente de la Conferencia (arriba, a la derecha), amueblado por Francia. A la derecha de la fotografía, el Ministro indio de Agricultura y Alimentación hace entrega al Director General de la FAO de la Sala de la India, «en prueba de nuestra fe en los generosos propósitos y realizaciones de la Organización». Los paneles que recubren las paredes son de teca, y los muebles están hechos con madera roja de Lingoum indicum.

Sala del Canadá (a la izquierda), revestida de madera de arce y con mesas y sillas de abedul. Un mapa en relieve del Canadá, montado en aluminio, cubre todo un testero; las provincias están representadas por maderas distintas: abedul, pino de Douglas, arce, cedro, castaño, abeto blanco y olmo. También hay en esta sala una reproducción de la placa que, en el Château Frontenac, de Quebec, conmemora la creación oficial de la FAO, en 1945.

Sala Australiana cuyas mesas y sillas son de arce de Queensland (Flindersia Brayleyena), ano sin terminar. En esta sala suele reunirse la Junta de políticas y programas. En la pared, el retrato de Frank L. McDougall, personalidad australiana que tuvo una influencia decisiva en la creación y desarrollo de la FAO, y fué asesor autorizado de los Directores Generales, hasta su fallecimiento en Roma en 1958.

Sala de la Reina Juliana, regalo de los Países Bajos, parcialmente recubierta con paneles de colubrina (Loxoperygium sagoti) de las Antillas Neerlandesas. El borde de la mesa es de palisandro (Dalbergia nigra) de Surinam. El mapa de taracea representa el terreno ganado al Zuyderzée.

La Antesala Nórdica, entre los dos principales salones de conferencia, la Sala Roja y la Sala Verde, está amueblada en estilo contemporáneo, gracias a la generosidad de Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia. En otros rincones de la Sede de la FAO se ven otros muchos ejemplos notables del empleo de la madera en los objetos más modernos. Los propios edificios de la Organización fueron proyectados y construidos por el Gobierno italiano, y han sido alquilados a la FAO por una renta nominal de un dólar al año.


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