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La ordenación de cuencas hidrográficas en el panorama mundial

HERBERT C. STOREY

Director de la División de Investigaciones sobre Ordenación de Cuencas,
Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos, Wáshington

AUNQUE el interés por algunos aspectos de la ordenación de cuencas hidrográficas se remonta ya a hace más de un siglo, ha sido solamente en estos diez últimos años en los que la ordenación de las cuencas de recepción ha pasado a ser un término muy corriente en todo el mundo.

Durante aquellos primeros tiempos las actividades se dirigían principalmente a la corrección de torrentes en las zonas de montaña inestables y de gran pendiente. a la defensa contra las inundaciones mediante la construcción de presas, diques protectores y obras análogas, y a la repoblación forestal para regular el curso de las aguas, mejorar el clima y reducir la erosión.

Hacia finales del siglo XIX, aumentó considerablemente tal interés, especialmente en lo referente a ciertos aspectos como la magnitud y carácter del efecto de los bosques en el régimen de aguas, las inundaciones y el clima local y regional. En tal época se celebraron en Europa Occidental varias reuniones internacionales para examinar el estado en que se encontraban los conocimientos referentes a la influencia de los bosques sobre el medio ambiente, a la necesidad de disponer de datos más fidedignos a este respecto y a la de mejorar los métodos e instrumentos precisos para obtener tal información.

Desde la segunda guerra mundial, la ordenación de cuencas hidrográficas se ha convertido en un tema de gran interés internacional. Un examen de las publicaciones recientes en el mundo pone de manifiesto la gran cantidad de las que aparecen sobre los problemas de la ordenación de cuencas de recepción, los programas de investigación y sus resultados, y los programas de acción emprendidos en muchas partes del mundo.

Existen diversas razones para este general y rápido incremento de la preocupación acerca de los problemas de las cuencas hidrográficas y del interés en las formas de resolver aquellos. La inquietud por las repetidas y devastadoras inundaciones, con las consiguientes pérdidas de vidas humanas y propiedades ha dado origen a muchos programas encaminados a impedir o a reducir los daños de las inundaciones. El excesivo entarquinamiento de las vías de agua con el consiguiente entorpecimiento de la navegación, el deterioro del habitat de la población de peces, la reducción de la calidad de las aguas, la agradación de los canales fluviales y el anegamiento de los fértiles fondos de los valles, todo ello ha contribuido a que se difundiera el interés por las medidas destinadas a corregir tales situaciones y a evitar su repetición en lo futuro. En casi todo el mundo se siente gran inquietud por la erosión acelerada que causa grandes pérdidas de suelo y la consiguiente merma de capacidad productora, mientras las necesidades de producción aumentan con rapidez. Aunque en tiempos anteriores los problemas relacionados con la escasez de agua quizá no hayan recibido tanta atención como la dedicada a los elementos destructores más aparentes, existe una preocupación que aumenta con gran rapidez por el incremento alarmante de la escasez de agua, con sus efectos presentes y potenciales en las economías industriales y agrícolas, así como por los graves peligros en cuanto al abastecimiento para el consumo humano en el país. Todas estas preocupaciones e inquietudes están relacionadas íntimamente con el fabuloso crecimiento demográfico y los crecientes esfuerzos para mejorar el bienestar de las generaciones actuales y futuras.

Puede decirse que los problemas de todo género e intensidad que plantea el agua, son casi de amplitud mundial en las partes pobladas de la tierra, pero, por lo general, son más críticos en aquellos puntos en que la presión sobre la tierra es mayor. En las zonas de gran densidad de población humana se ha producido una tremenda necesidad de agua, alimentos, combustibles, fibras y espacio vital. Estos elementos son necesarios en cierto grado para poder mantener la vida y debe disponerse de ellos en cantidades mucho más abundantes si se quiere mantener un nivel de vida que permita algo más que la simple subsistencia. El resultado de ello es que la tierra se explota en un esfuerzo para satisfacer todas las necesidades y comienza la degradación, se esquilma la vegetación, se erosiona el suelo y se reduce la productividad, el régimen regular de las aguas pasa a convertirse en alternativas de inundaciones seguidas de períodos de estiaje absoluto o casi. La degradación es un círculo vicioso que tiende a perpetuarse por sí mismo. A medida que las tierras se vuelven improductivas e inútiles, la presión sobre las que quedan aumenta y se acelera la degradación. Si este proceso no se contiene e invierte, un paisaje que en un tiempo ha sido fértil y productivo, llega a convertirse en un verdadero desierto biológico.

¿ Qué es la ordenación de cuencas hidrográficas ?

Aunque el término ordenación de cuencas hidrográficas es una expresión muy difundida, puede representar cosas diferentes para distintas personas. En este trabajo, el término cuenca hidrográfica se usa con el mismo sentido que el de cuenca colectara o de captación y se extiende por él toda la porción de superficie cuyas aguas vierten a un determinado río o curso de agua, grande o pequeño, o que van a descargar en un lago. Por ordenación de cuencas hidrográficas se entiende la realización de prácticas y operaciones planificadas para alcanzar los objetivos deseados en relación con el funcionamiento de la cuenca. Las dos palabras fundamentales de esta definición son planificadas y objetivos. La ordenación de cuencas hidrográficas no se produce simplemente por sí, sino que las cosas se hacen, o se dejan de hacer, deliberadamente para un fin específico.

Los objetivos se determinan por lo general sobre la base de las necesidades económicas y sociales actuales y futuras de la población de una amplia cuenca, de una región o incluso de una nación en su totalidad. Pero la planificación y operaciones con el fin de alcanzar dichos objetivos en forma eficaz y efectiva sólo se puede aplicar a unidades físicas, económicas y sociales relativamente homogéneas, es decir, en el marco de una cuenca colectara cuya determinación en realidad es la primera fase de la ordenación de cuencas.

Hay quien piensa que la ordenación de cuencas hidrográficas es solamente un sistema protector. Una buena ordenación maderera es sinónimo de una buena ordenación de la cuenca colectara, se suele decir. Esto no es forzosamente exacto. Una buena ordenación maderera tiene por objeto normalmente el alcanzar el máximo rendimiento sostenido de la producción de maderas comercialmente valiosas que se desea. Esto nada dice acerca de los objetivos de la ordenación hidrográfica ni de las características que interesan en cuanto al rendimiento de las aguas. Es cierto que las operaciones destinadas a alcanzar altos y sostenidos rendimientos de madera tienen que incluir algunas formas de protección del medio en que crecen los árboles, de impedir la erosión del suelo y la consiguiente reducción de la capacidad productiva. También desde el punto de vista de la cuenca hidrográfica es deseable el impedir la erosión, pero esta forma general de razonar implica que la ordenación de las cuencas hidrográficas es una cosa pasiva mientras que, como indica su propio nombre, se trata de una acción positiva. Ordenación quiere decir « empleo juicioso de los medios para lograr un fin » y, por tanto, requiere a la vez planes y objetivos.

La ordenación de una cuenca hidrográfica puede tener uno de los tres grandes objetivos que se indican a continuación o en ciertas zonas una combinación de los tres o formas modificadas de ellos. El primer objetivo es la rehabilitación. Consiste ésta en los procedimientos destinados a reparar las cuencas hidrográficas deterioradas por haber sido mal utilizadas en lo pasado o por prácticas nocivas accidentales o intencionales tales como incendios repetidos, pastoreo excesivo, constante corta abusiva de madera, sistemas de labranza indebidos y empleo de la tierra para fines para los que no es adecuada.

Este objetivo de la ordenación de cuencas hidrográficas ha recibido una atención más pronta y más difundida que cualquiera de los otros dos. Siglos de prácticas destructivas han dado por resultado el deterioro de grandes extensiones de la tierra con los graves efectos consiguientes en cuanto a régimen hidrológico, aumento de la frecuencia y gravedad de las inundaciones y pérdida de capacidad productiva de la tierra. Gran parte de estas tierras se encuentran situadas en climas semi-áridos en los que las condiciones son tales que la rehabilitación es extremamente difícil y costosa. La necesidad de disponer de más tierra para satisfacer las necesidades de poblaciones cada vez más numerosas exige la rehabilitación y reconstitución de estas zonas empobrecidas. Esto alcanza importancia principal en gran parte de la cuenca del Mediterráneo y en el Medio Oriente. El bienestar futuro de los pueblos de esta región y el logro y sostenimiento de economías estables en ellos dependerán en grado importante de la rehabilitación de estas tierras arruinadas.

Una de las primeras medidas en un programa de rehabilitación es la de eliminar o frenar la causa del daño, si esta causa existe todavía. Si la causa fundamental son los incendios frecuentes, será indicado un programa adecuado de prevención y lucha contra los incendios. Si el culpable es el exceso de pastoreo, habrá que reducir éste sensiblemente y regularlo cuidadosamente o prohibirlo hasta que llegue el momento en que la zona pueda de nuevo soportar este aprovechamiento. Si la causa de los daños radica en el uso equivocado, habrá que cambiar el aprovechamiento. Por ejemplo, una zona dedicada normalmente a la agricultura puede ser trasformada dedicándola a pastos o aprovechamiento forestal.

La etapa siguiente consiste en restablecer una adecuada cubierta de vegetación protectora mediante la siembra de gramíneas o la plantación de árboles (Figura 1). Esto tiene que ir acompañado en muchos casos de obras de ingeniería, como empalizadas, albarradas, diques de contención, bancales y zanjas en líneas de nivel, redes de drenaje, encespedas, obras de dispersión de aguas y dispositivos semejantes.

El segundo objetivo de la ordenación de cuencas hidrográficas es la protección. Consiste ésta en las prácticas destinadas a mantener las buenas condiciones que ya existen en la cuenca sin abandonar otros aprovechamientos tales como el forestal de producción de madera, el pastoreo del ganado y de la caza mayor, el esparcimiento o la agricultura. Este objetivo es extraordinariamente importante aunque, hasta el momento, no ha merecido una atención tan sostenida o amplia como la rehabilitación. La protección de los terrenos de la cuenca hidrográfica que están todavía en buenas condiciones es vital, en primer lugar, porque mantiene la capacidad productiva en un momento en que las necesidades están creciendo a un ritmo rápidamente progresivo; en segundo lugar, impide que se desarrollen procesos destructivos; y en tercer lugar, resulta mucho menos costosa que la rehabilitación de la tierra cuando ya está gravemente degradada (Figura 2). Es necesario que mantengamos la capacidad productiva de nuestros suelos, montes y cuencas hidrográficas si han de ser satisfechas las necesidades de las generaciones actuales y de las futuras.

FIGURA 1. - La rehabilitación de esta zona, antes surcado de zanjas y cárcavas, se ha conseguido gracias a la repoblación forestal y la construcción de obras de corrección de cárcavas. Este erial está de nuevo produciendo y dentro de poco dispondrá de productos madereros explotables.

FIGURA 2. - Este era en otros tiempos un camino forestal, pero su mal emplazamiento, el deficiente desagüe y las intensas lluvias lo convirtieron en este canal lleno de piedras. Se precisará abrir otro camino para extraer la madera que se siga cortando y grandes cantidades de arena, limo y cascajo se han depositado en los cursos de agua situados monte abajo.

La necesidad de este objetivo de la ordenación de cuencas hidrográficas se pone de manifiesto por la situación en el noroeste de los Estados Unidos. En esta zona, la explotación maderera de masas vírgenes está avanzando rápidamente hasta regiones anteriormente inaccesibles de las partes más elevadas de la Sierra Cascade. Estas zonas constituyen las cabeceras de importantes ríos. Es imperioso que las operaciones de la explotación maderera se ejecuten en tal manera que queden protegidos los lugares en que hay material en crecimiento y no se perjudique la riqueza edáfica e hidrológica. En algunos casos, esto puede exigir la elaboración de conceptos y métodos completamente nuevos de corta y desembosque de la madera. En otros, la explotación maderera deberá aplazarse hasta el momento en que se disponga de técnicas que garanticen la protección completa del suelo y de las aguas.

La protección de los valores hidrológicos y edáficos para mantener las actuales buenas condiciones de las cuencas hidrográficas, exige que todos los aprovechamientos de la tierra se planifiquen y ejecuten en tal forma que garanticen la mínima perturbación del suelo o alteración de las actuales condiciones hidrológicas.

Los caminos y vías de saca deberán emplazarse y construirse evitando los suelos inestables, e impidiendo la concentración de la escorrentía de los aguaceros y su descarga sobre materiales erosionables asegurando la mínima pendiente sin invadir los cauces de las corrientes de agua (Figura 3). Habrá que ajustar el sistema, el calendario y la intensidad del pastoreo en forma de evitar el excesivo apelmazamiento del suelo y mantener una buena cubierta protectora de vegetación. El método particular aplicado dependerá de las características de los terrenos de que se trate y variará según los tipos de suelos, la topografía, el clima, la vegetación y la disponibilidad de agua. Una protección adecuada contra las quemas incontroladas constituye una necesidad primaria, ya que la destrucción no regulada de la vegetación por el fuego es incompatible fundamentalmente con el concepto básico de la ordenación.

El tercero y último objetivo de la ordenación de cuencas hidrográficas es la mejora del régimen hidrológico. Esto incluye prácticas destinadas sea a aumentar el caudal total de agua o a variar éste adaptándolo a las épocas que más convengan a las necesidades humanas. Este objetivo ha recibido en general menos atención a lo largo de los tiempos que la rehabilitación 0 que la protección. Ello es comprensible ya que la rehabilitación y la protección representan el mínimo estricto necesario si queremos simplemente limitarnos a sobre vivir sin hablar de mejorar sensiblemente los niveles de vida en el mundo. El mejoramiento del régimen hidrológico en escala considerable representa una mirada hacia el futuro y probablemente puede ser considerado como el objetivo final en la ordenación de cuencas hidrográficas, ya que con ello lo que se trata es de mejorar la naturaleza. Mediante nuestros esfuerzos, regularemos el funcionamiento de una cuenca hidrográfica en la forma que mejor se adapte a nuestras necesidades, por supuesto, con las limitaciones impuestas por los factores que escapan a nuestra voluntad.

FIGURA 3. - Una vía de saca debidamente emplazada, con un buen desagüe y pendientes suaves hará aumentar muy poco la sedimentación en los cursos de agua.

La importancia cada vez mayor atribuida a este aspecto de la ordenación de cuencas hidrográficas puede ser puesta de manifiesto por lo que ocurre en los Estados Unidos, Inglaterra y Africa del Sur. En la parte occidental de los Estados Unidos, el temor, que aumenta rápidamente, de que los recursos de agua resulten insuficientes para cubrir las crecientes necesidades domésticas, industriales y agrícolas, está dando lugar a que se reclame la ordenación de las cuencas hidrográficas a fin de que aumenten los caudales de agua o se estabilicen acortándose cada vez más el período de estiaje. Se están realizando estudios intensivos para determinar si los cambios de vegetación pueden influir materialmente sobre el régimen hidrológico, la magnitud de tales cambios y cuáles son las condiciones en que estas prácticas podrían tener éxito. Además, los estudios relacionados con los límites altitudinales de la vegetación arbórea tienen por objeto establecer métodos de acumular la nieve a profundidades mayores en determinados puntos y retardar el deshielo, de tal forma que se disponga de este agua para aumentar el caudal de los ríos en los meses de estiaje en que las necesidades son mayores.

En Inglaterra se está discutiendo mucho sobre el efecto de la repoblación forestal en el volumen de las aguas. Algunas mediciones indican que el caudal de éstas puede disminuir cuando se hacen repoblaciones en cuencas con cubierta vegetal herbácea. Se han hecho propuestas para que cese la repoblación forestal en ciertas zonas, o que sólo se permita continuarla si los ingresos de los productos forestales se utilizan en parte para financiar el fomento de nuevos recursos de agua para compensar las cantidades absorbidas por el bosque.

En la Unión Sudafricana, el problema se ha planteado como consecuencia de la plantación de bosques donde antes no había ninguno. A partir de finales del siglo XIX, aproximadamente, se han creado vastas masas artificiales mediante la plantación de árboles madereros exóticos en zonas que, durante muchos años si no siempre, sólo habían estado cubiertas de gramíneas o de arbustos. Después de un estudio a fondo se recomendó que no se emprendiera una repoblación extensa sin considerar antes debidamente las posibles consecuencias de tal medida sobre el caudal de las aguas. Incluso uno de los departamentos forestales en 1932 adoptó la política de prohibir la plantación de árboles en las zonas húmedas a lo largo de las corrientes, cuando el caudal de los ríos se utilice para el riego o para fines industriales o urbanos.

La cuestión general del aumento del caudal de las aguas o de variar sensiblemente su régimen a lo largo del año presenta muchas relaciones desconocidas y exigirá una gran cantidad de investigación para poner al descubierto los procesos complejos que lleva consigo y explicar algunos de los resultados aparentemente contradictorios de distintos estudios. En general, los resultados de la investigación, hasta la fecha, indican que el volumen de aguas puede aumentarse en distintos grados reduciendo la densidad de la vegetación arbórea, aunque una supresión intensa de la vegetación puede determinar un aumento de la evaporación de la superficie del suelo que queda al descubierto sin elevar el caudal de las aguas. Las investigaciones han indicado también que el sustituir las plantas de raíces profundas por una cubierta de especies de raíces someras puede elevar la cantidad de agua en algunas circunstancias. En una zona de intensas nieves en invierno, los rendimientos de agua de una cuenca hidrográfica experimental han sido aumentados mediante sistemas especiales de corta del bosque de coníferas (Figura 4). También se han elevado los volúmenes de aguas suprimiendo la vegetación leñosa a lo largo de los cursos de agua. Estos y otros resultados refuerzan la hipótesis de que puede aumentarse el caudal de las aguas si se logra reducir las pérdidas por evapotranspiración.

FIGURA 4. - El caudal anual de agua de esta cuenca hidrográfica, que abarca 290 Ha. (714 acres), aumentó un promedio del 25 por ciento durante los dos primeros años que siguieron a la eliminación de casi el 50 por ciento del arbolado de coníferas, aplicando un sistema de cortas rasas en fajas.

No se pueden alcanzar los tres objetivos principales que acaban de enunciarse sin tener en cuenta las necesidades y las posibilidades de las poblaciones interesadas y sin obtener su cooperación efectiva. Sucede que incluso las cuencas hidrográficas elevadas que han de ser ordenadas están. en muchos casos, habitadas y hay que reconocer N, atender al bienestar de sus habitantes. La ordenación de cuencas hidrográficas debe encontrar el punto de coincidencia necesario entre los distintos intereses a voces constrastantes, pero legítimos.

Actuación internacional

Varias organizaciones internacionales están llevando a cabo diversas actividades para ayudar en el progreso de la ordenación de cuencas hidrográficas. Algunas de estas organizaciones están constituidas por hombres de ciencia pertenecientes a diferentes países. En ciertos casos están formadas principalmente por personas simplemente interesadas en la conservación y, en otros, su creación se debe a la acción coordinada de los gobiernos nacionales. La aportación de estas diferentes organizaciones varía grandemente en importancia y valor y comprende actividades educativas generales, el desarrollo y difusión de los conocimientos técnicos y los esfuerzos para el desarrollo de la política adoptada. Colectiva mente, contribuyen en forma sensible al progreso en lo relativo a la ordenación de cuencas hidrográficas.

La Asociación Internacional de Hidrología Científica, que recientemente celebró una reunión en Alemania, dedicó un simposio entero a la cuestión del agua y de los bosques. Esto permitió un intercambio valioso de información entre los científicos de distintos países sobre una cuestión de importancia primordial para la ordenación de las cuencas hidrográficas.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales dedicó una gran parte de su última reunión anual a los debates sobre los problemas y programas de conservación de suelos y aguas. Esta organización ha venido prestando cada vez más atención al empleo conservativo de los recursos naturales, mientras que anteriormente su preocupación era solamente la protección en sentido estricto.

La Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal tiene una sección especial que se ocupa de las influencias del bosque e incluye este tema como cuestión importante en los debates de sus reuniones periódicas. El conocimiento de las influencias del bosque constituye una base importante para el desarrollo de las prácticas de ordenación de cuencas hidrográficas.

La Organización Meteorológica Mundial ha contribuído a uniformar la presentación de los datos meteorológicos, ha ayudado a difundir noticias sobre técnicas y equipo y actualmente va a ampliar sus actividades para proporcionar servicios análogos en el campo de la hidrología. Las dos actividades citadas son muy importantes para la ordenación de cuencas hidrográficas.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación ha trabajado activamente para promover un mejor conocimiento de los problemas de las cuencas hidrográficas, así como de las técnicas para resolver tales problemas y para proporcionar ayuda en el planeamiento de los programas de actuación necesarios. Ha patrocinado, conjuntamente con el Gobierno de la India, un centro de fomento en materia de ordenación de cuencas hidrográficas para Asia y el Lejano Oriente, en el cual representantes de nueve diferentes países de dicha parte del mundo recibieron instrucción en los principios de la ordenación de cuencas hidrográficas y en los métodos de desarrollar y ejecutar los programas relativos a dichas cuencas. Se está proyectando la celebración de un centro de fomento análogo para la zona del Cercano Oriente. La FAO ha patrocinado también la organización de varios grupos de trabajo y subcomités pala estudiar distintas fases de la ordenación de cuencas hidrográficas: entre ellos figuran un grupo de trabajo sobre ordenación de cuencas hidrográficas de la Comisión Forestal para Asia y el Pacífico; un grupo de trabajo sobre corrección de torrentes y defensa contra aludes de la Comisión Forestal Europea, y un subcomité sobre conservación de suelos y aguas de la Comisión Europea de Agricultura. Igualmente, la FAO patrocinó, en unión del Gobierno de los Estados Unidos, un seminario de ocho semanas de duración y un viaje de estudio sobre ordenación de cuencas hidrográficas que se celebró durante el verano de 1959. También ha proporcionado la FAO personal técnico para ayudar a varios gobiernos en el estudio de los problemas de ordenación de cuencas y a preparar planes para los programas, a fin de hacer frente a tales problemas.

El Quinto Congreso Forestal Mundial que se habrá de celebrar en el otoño de 1460 en los Estados Unidos, contará con una sección independiente del programa dedicada a las cuencas hidrográficas con montes y pastizales. A este tema general He dedicarán tres sesiones de medio día.

Aunque el progreso en la ordenación de cuencas hidrográficas ha sido rápido en estos últimos años, el ritmo de este avance debe acelerarse ano más si se quiere atender a las necesidades en forma adecuada y expeditiva. Para elevar el nivel de resultados, los organismos internacionales y los gobiernos nacionales podrían hacer varias cosas. Los organismos internacionales podrían aumentar considerablemente sus esfuerzos para lograr un mayor intercambio de conocimientos entre los técnicos de los distintos países. Los técnicos de algunos países tropiezan con dificultades por no tener acceso a las publicaciones de otros países. Cuando existe esta necesidad, los mencionados organismos podrían ayudar a los países a establecer buenas bibliotecas técnicas sobre la cuestión de la ordenación de cuencas hidrográficas y de las disciplinas que sirven de base científica para dicha ordenación. Igualmente, los organismos internacionales podrían también ayudar en el intercambio de traducciones de material técnico y, posiblemente, con la preparación de glosarios multilingües de términos utilizados en la ordenación de e cuencas hidrográficas.

Los mencionados organismos podrían también trabajar con los países respectivos en la delimitación de los problemas que se plantean y en la elaboración de planes de acción aplicables a las cuencas hidrográficas de los cursos de agua que cruzan fronteras internacionales.

Los gobiernos nacionales pueden hacer varias cosas para elevar el grado de progreso en el campo de la ordenación de cuencas hidrográficas. Una de las medidas fundamentales que se precisa es educar a la masa del público en general en lo que respecta a los problemas de las cuencas hidrográficas y a las medidas necesarias para su resolución. Una necesidad muy apremiante es la de aumentar considerablemente la capacitación de personal técnico en el ramo de la ordenación de cuencas hidrográficas, ya que ello es fundamental para el éxito en este terreno. Los programas de investigación sobre los distintos aspectos de la ordenación de cuencas hidrográficas deberían aumentarse.

Todo programa con una base sólida tanto desde el punto de vista técnico como económico y social exige la preparación de planes de ordenación de cuencas. Seguidamente, la cosa final y más importante es la de utilizar los medios económicos necesarios para llevar a cabo los programas precisos y desarrollar éstos en toda su amplitud.

De esta forma, mediante la acción concertada, utilizando todos los recursos disponibles de los gobiernos nacionales y de las organizaciones internacionales, puede ser posible hacer frente a las exigencias y oportunidades que ofrece la cuestión de la ordenación de cuencas hidrográficas en todo el mundo.


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