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Progreso social en favor de los trabajadores forestales1

EINO SAARI

Profesor de Economía Forestal, Universidad de Helsinki, Finlandia

1 Adaptado de una memoria presentada en el Quinto Congreso Forestal Mundial.

En años recientes, se ha notado un creciente interés por las cuestiones de la mano de obra y los «aspectos humanos» en las actividades forestales. Esto se debe en parte a que una de las ramas más jóvenes de la ciencia forestal, los estudios sobre el trabajo, ha iniciado la investigación de las técnicas de dicha actividad.

La competencia con otras industrias para conseguir mano de obra, la escasez de trabajadores en ciertos momentos y algunos países, y los problemas generales relacionados con el empleo y la desocupación han impulsado a los forestales a conceder mayor atención al trabajador, no sólo como factor de producción, sino también como factor humano. La literatura sobre el asunto es ya bastante extensa.

Aunque la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se creó en 1919, tardó algo en empezar su primer estudio especial sobre el trabajo en los montes. Durante los años de 1930 a 1940 recogió datos acerca de las condiciones de seguridad y sanidad del trabajo forestal. Sin embargo, hasta 1938 no se emprendió una acción más positiva. En dicho año la Conferencia Internacional del Trabajo aprobó unas resoluciones referentes a una encuesta mundial sobre las condiciones de vida de los trabajadores forestales, y el establecimiento de un Comité Mixto de cuestiones referentes a dicho trabajo. El Comité debía consistir en representantes de los tres grupos principales de la OIT y de otros organismos internacionales interesados. Los preparativos para esta encuesta fueron interrumpidos por la Segunda Guerra Mundial.

Desde la guerra, la reunión internacional más importante hasta ahora celebrada para discutir dichos problemas ha sido la Reunión Técnica Tripartita de la Industria de la Madera, reunida por la OIT en Ginebra en 1958. Participó un total de 152 personas representantes de gobiernos y organizaciones de patronos y de obreros de los 22 países invitados. Se realizaron cuidadosos preparativos por la OIT, y se aprobaron unas resoluciones y memorándum referentes a prevención de accidentes, condiciones de trabajo y bienestar de los trabajadores en los campamentos de explotación forestal, así como a las relaciones entre la mano de obra y la dirección.

La Federación Internacional de Trabajadores de la Construcción y de la Madera, incluidos los trabajadores forestales, durante sus conferencias desde 1937, ha mostrado un vivo interés en las cuestiones de trabajo forestal y ha hecho varias propuestas.

La FAO y la Comisión Económica para Europa han creado un Comité Mixto CEE/FAO sobre Técnicas de Trabajo Silvícola y Capacitación de Trabajadores Forestales. Se está organizando un comité análogo por la Comisión Forestal de la FAO para Asia y el Pacífico. La Conferencia de la FAO, en noviembre de 1959, mencionó especialmente la cooperación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en esta labor.

Si los problemas sociales de los trabajadores forestales fueran análogos a los de las industrias manufactureras, esta cuestión no necesitaría una discusión o un estudio especial. Pero el trabajo forestal es en varios aspectos muy distinto del trabajo en las fábricas. Algunas de sus características, en particular la inestabilidad en lo que se refiere a lugar y tiempo, la dependencia de las condiciones atmosféricas y el clima, la distancia de los lugares de trabajo a los centros de población, la dureza de estas tareas, las grandes variaciones en las condiciones que afectan a la producción por día o por hora, que hacen tan difícil de calcular los tipos de salario para el trabajo a destajo, etc., dificultan la solución de los problemas sociales de los trabajadores forestales.

En aras de la brevedad, sólo se tratan aquí algunos de los mayores obstáculos, y su impacto en el progreso social de dichos trabajadores. Se excluyen el transporte de la madera a grandes distancias, y el trabajo en los aserraderos o las fábricas de pasta y de papel y otras industrias manufactureras. Entre los trabajadores forestales, los propietarios de montes que trabajan en sus propias fincas, cortando y transportando madera para la venta o para su propio uso, y mejorando los montes, etc., forman un grupo de características especiales. En este caso no existe relación entre la mano de obra y la dirección, ya que el patrono y el empleado son la misma persona. Las condiciones de trabajo dependen del mismo trabajador, y su posición social es la misma que en su otra actividad. Los salarios son solamente un asiento en los libros, es decir, el precio total de la madera puede dividirse entre el valor de la madera en pie y los salarios en la forma que él desee para registrarlos en sus cuentas.

Esta clase de actividad llevada a cabo por el granjero mismo o por los miembros de su familia es muy común en los montes de las fincas. En los países con un gran porcentaje de tales montes y en donde es costumbre vender la madera apeada al borde de la carretera, los insumos por mano de obra de estos granjeros que son empleados de ellos mismos son considerables. Según Heikinheimo, la labor realizada por los granjeros en sus propios montes en Finlandia, durante 1950, se elevó hasta el 45 por ciento de los insumos de mano de obra totales en la labor forestal calculada en días/hombre. Este porcentaje puede ser más alto que en cualquier otro país.

Pero al tratar de los problemas sociales de los trabajadores forestales se excluye en general el grupo citado más arriba y sólo se hace referencia a la mano de obra asalariada. Lo que sigue deberá entenderse en este sentido restringido.

Inestabilidad de la labor forestal

Tal vez el problema más difícil y el rasgo más característico de la labor forestal es el alto grado de inestabilidad en muchos países.

En primer lugar, la inestabilidad causada por el cambio de los puntos de trabajo. En los primeros tiempos, en algunos países, las operaciones de explotación forestal eran casi nómadas y como lo indica la antigua frase «cortar y marcharse». Esto fue particularmente cierto en América del Norte, en donde los recursos de madera virgen se solían explotar como si fueran minas. Pero incluso en la explotación más adelantada, en donde se toma en consideración el rendimiento constante, es regla que el trabajo se mueva de un lugar a otro. En los lotes de pequeños montes los movimientos anuales son tan reducidos que no repercuten en las condiciones de la mano de obra. Por otra parte, en los grandes montes públicos o privados, las zonas de explotación y en las operaciones forestales pueden abarcar tales distancias - si no cada año, al menos cada cierto número de años - que ha de reorganizarse completamente la vivienda.

Cuanto más se respete y se aplique a pequeñas superficies el principio del rendimiento sostenido o progresivo y cuanto más intensa sea la explotación forestal, tanto menos necesario será el trasladar los campos de trabajo. Así, pues, la inestabilidad del lugar de trabajo puede considerarse como un obstáculo superable más difícil será el problema de las fluctuaciones estacionales, la mayor parte de las cuales son debidas al clima. Forman un factor importante en los países con grandes diferencias entre verano e invierno, particularmente en Europa septentrional, Canadá, las partes septentrionales de la U.R.S.S. y algunas de los Estados Unidos de América, en donde la tierra está cubierta de nieve en invierno durante un largo periodo. En dichas condiciones la extracción en gran parte se lleva a cabo en invierno. Como la extracción requiere mayores recursos de mano de obra que todas las demás formas de trabajo forestal juntas, existe un movimiento cíclico preciso en la labor forestal con su máximo en invierno. En algunas partes del mundo un exceso de nieve, los períodos de lluvia, los períodos de peligro de fuego, etc., causan interrupciones en las operaciones y oscilaciones más o menos cíclicas.

Estos ciclos son la razón principal de la estructura particular del factor mano de obra forestal en muchos países, en donde ésta puede dividirse en trabajadores profesionales, estacionales regulares, y ocasionales. El término «profesional» en este contexto se refiere a los que están principalmente dedicados a la labor forestal. Su número no puede ser mayor que el de los trabajadores necesarios durante la estación más floja del año. Los trabajadores estacionales regulares y ocasionales pueden ser empleados por otras industrias durante un tiempo más o menos largo del año. Gran número de estos trabajadores son granjeros o braceros que no pueden encontrar trabajo suficiente en la agricultura durante el invierno.

Si los ciclos estacionales son violentos, el porcentaje de trabajadores permanentes es pequeño. El término
«permanente» en este contexto indica que la misma relación trabajador/patrono dura un largo tiempo. Cuando la proporción de los trabajadores estacionales y ocasionales es alta, como en Escandinavia y en el Canadá oriental, muchos problemas sociales con que se enfrentan los trabajadores forestales - vivienda, establecimiento de relaciones organizadas entre la mano de obra y la dirección, capacitación, seguros sociales, etc. - son origen de grandes dificultades. No es de extrañar que se haya hecho tanta labor de investigación y experimentación para hallar los medios de eliminar el aspecto «estacional» de la labor forestal. Se ha dedicado particular atención al problema en el Canadá, Escandinavia y la U.R.S.S.

La mecanización de la labor forestal, el mejoramiento de las carreteras y del transporte, la mejor planificación de la mano de obra, las nuevas formas de vivienda, etc., parecen ofrecer posibilidades de estabilizar el empleo forestal, si no completamente, al menos hasta cierto punto. Esta tendencia ha sido también necesaria en regiones en donde no existen agricultores dispuestos a ir a trabajar a los montes en invierno o en donde el número de tales personas no es suficiente para las operaciones de explotación en gran escala. Esto es particularmente cierto en algunas partes del Canadá y de la U.R.S.S. En Suecia, se ha observado que aunque la labor forestal y la agrícola han sido tradicionalmente ocupaciones alternas para los agricultores, existe ahora la tendencia en algunas zonas a practicar separadamente las dos ocupaciones diferentes grupos de personas. Por ejemplo, en febrero de 1954, hasta el 38 por ciento de los trabajadores de los montes del Estado y de las compañías industriales forestales eran permanentes. El número decreciente de la población agrícola y las ventas de una mano de obra permanente explican esta tendencia.

Mi propio país, Finlandia, está en una posición especial en lo que se refiere a dicho problema. Nuestros forestales están convencidos de que una mayor proporción de trabajadores profesionales permanentes es beneficiosa tanto para la industria como para los trabajadores. Se han realizado y se están realizando grandes esfuerzos en esta dirección. Las oscilaciones estacionales han ido disminuyendo. Pero no podemos aprovecharnos de todas las posibilidades que las técnicas y la organización moderna permiten, porque tenemos un gran número de pequeños agricultores para los cuales la labor forestal es absolutamente esencial en invierno. Este problema nacional de empleo es un obstáculo al progreso de la eliminación del aspecto estacional en la labor forestal.

Seguridad en el empleo

En muchos países la explotación forestal es muy sensible a los ciclos de los negocios. Esto se debe en gran parte a las fluctuaciones bastante importantes de la industria de la construcción, que es el cliente más importante de los aserraderos.

Las fluctuaciones anuales y el carácter estacional de la labor forestal hacen mucho más difíciles que en las demás industrias muchas medidas de seguridad social. Este es el caso en lo que se refiere al seguro de paro u otras formas de sistemas de compensación del desempleo y de las pensiones de vejez que han de ser pagadas por los patronos. Los seguros contra accidentes no constituyen ya un problema, aunque existen algunas pequeñas dificultades peculiares del sector forestal.

Es difícil crear y mantener sindicatos entre los trabajadores estacionales y ocasionales. Esto es cierto en particular en los países en donde la labor forestal incluye un gran número de granjeros. Estos consideran a menudo que forman parte de un grupo social diferente de los trabajadores forestales profesionales y puede ocurrir que pertenezcan ya a otras organizaciones de granjeros con objetivos diferentes. Los cortos períodos de trabajo, el aspecto nómada y cambiante de la labor forestal, el gran movimiento de trabajadores, y, en muchos casos, la dificultad de hallar salas de reunión, etc., son también razones por las cuales en algunos países estos trabajadores están muy poco organizados en sindicatos. Cuanto más estable es la labor de explotación, más fuerte es la organización del trabajo en los montes. La costa occidental de América puede mencionarse como ejemplo. En tales casos es más fácil establecer relaciones regulares y efectivas entre la mano de obra y la dirección. Este aspecto se discutió ampliamente en la Reunión Técnica Tripartita organizada por la OIT, y a la que nos hemos referido anteriormente habiéndose adoptado un amplio memorándum, con la inclusión de ideas para contratos colectivos, consultas y cooperación, solución de controversias, capacitación, etc.

Vivienda

Uno de los mayores problemas del trabajo forestal es la vivienda.

En países o regiones de población densa, y buenas carreteras y transporte, los trabajadores forestales pueden vivir en sus casas. Desde un punto de vista social ésta es una buena solución y así ocurre, por ejemplo, en grandes zonas de Europa central. Si las casas de los trabajadores en tales condiciones son pobres y exigen mejoramiento, no se trata de un problema particular del sector forestal.

En los grandes montes alejados, la vivienda puede organizarse en forma diferente. Hasta ahora los campamentos forestales han sido la solución más común en muchos países, pero dichos campamentos se construyen generalmente sólo para los trabajadores, y no para sus familias. Este sistema es conocido en todas las regiones de población diseminada y de grandes distancias a los centros habitados. Muchos países han dictado leyes o reglamentos que fijan las necesidades mínimas. En general, también, se ha creado algún sistema de inspección.

En la Reunión Técnica Tripartita se aprobó un memorándum especial con propuestas sobre la situación de los campamentos, la calefacción, el alumbrado y la ventilación, los muebles y las camas, la protección contra los insectos, instalaciones sanitarias y baños, lugares para secar la ropa, facilidades para la alimentación, salud e higiene, recreo y administración.

Un inconveniente de este sistema de alojamiento es que los hombres se ven generalmente obligados a vivir alejados de sus familias durante mucho tiempo. En otros aspectos, también, los largos períodos en un pequeño campamento, siempre con las mismas personas, suelen producir descontento.

A medida que mejore el sistema de carreteras y e transporte, mayores cantidades de trabajadores podrán vivir en sus casas o por lo menos regresar a ellas el fin de semana. Pero allí donde esto no sea posible, los campamentos son hasta ahora la única solución para los trabajadores estacionales y ocasionales.

Como se ha indicado anteriormente, se está demostrando gran interés ahora por incrementar la proporción de trabajadores profesionales permanentes. Esta tendencia ofrece oportunidades para el mejoramiento de la vivienda, y se han adoptado dos sistemas diferentes. Se están construyendo «poblados forestales» a distancias razonables de los lugares de trabajo. Los poblados se construyen para las familias y por lo tanto están provistos en la medida de lo posible de escuelas, tiendas, medios de recreo, etc. Este sistema se utiliza ampliamente en la U.R.S.S.

Otro sistema es el de construir casas aisladas o pequeños grupos de casas para los trabajadores forestales, situadas de tal manera que esté asegurada una cantidad suficiente de trabajo para todo un año. La vida es más cómoda para la familia si las casas pueden construirse dentro de un pueblo o cerca del mismo. Este sistema goza de gran favor en Escandinavia.

Las casas pueden ser de propiedad del patrono o del trabajador.

En varios países la tendencia parece inclinarse hacia el alojamiento permanente del trabajador con su familia. Suecia, por ejemplo, ha realizado tal progreso en dicha dirección desde la segunda guerra mundial, que los campamentos forestales están haciéndose lentamente menos necesarios. El mejoramiento del transporte también contribuye a dicha tendencia.

Salarios y capacitación

Los salarios en la labor forestal suponen ciertas características. En parte bastante amplia, la labor se paga según tarifas a destajo. Pero estas tarifas son difíciles a menudo de calcular equitativamente para el trabajador. Los árboles y las especies de árboles difieren en tamaño y forma; el terreno, las condiciones atmosféricas y el número de árboles que han de cortarse por acre varían, así como también las necesidades del mercado, etc. En la actualidad, las tarifas de salarios se basan más a menudo en estudios objetivos de tiempo y movimientos, pero aun así los sistemas son frecuentemente complicados. Pueden surgir controversias también entre el trabajador y el delegado del patrono acerca de la medida y calidad de la madera cortada. En algunos países, los sistemas oficiales incluyen medidas legales para casos de controversia.

La capacitación de trabajadores forestales es también una importante contribución a su progreso social, y esta importancia se ve resaltada por la mecanización de la explotación y otras labores forestales y el creciente número de trabajadores permanentes.

Come dije al principio de este artículo, el progreso social en el sector de los montes se enfrenta con más y mayores obstáculos que en la mayor parte de las otras industrias. Pero esto no es una disculpa para que los forestales y los patronos dejen que este sector no avance en este aspecto. Los forestales son responsables del progreso social de los trabajadores de su ramo. Si son incapaces de hacer frente a este problema, no son forestales con plena competencia.


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