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La conversión de los montes de frondosas degradados en Francia

J. MARION

Société de bois français de papeterie, París

De una superficie total de 55,2 millones de hectáreas, Francia posee 11,6 millones de hectáreas de montes, cuyo 21 por ciento se ordena con el concurso económico del Fondo Forestal Nacional. La división de esta superficie por categoría forestal y por tipo de propiedad es la que se indica en el cuadro.

El monte bajo y el monte medio ocupan el 37 por ciento de los montes sometidos a régimen forestal por el Servicio Forestal del Estado, y el 65 por ciento de los montes privados y de los montes no sometidos a ordenación sistemática. Es sobre todo en estos últimos donde se impone la conversión. Existe un claro predominio de las frondosas (69 por ciento) con relación a las coníferas (31 por ciento) en los montes franceses, porque las extensas zonas de suelos calcáreos de pH elevado se prestan a la producción de frondosas y la temperatura media anual superior a 10°C es más favorable para las frondosas que para la mayoría de las coníferas.

Propietario

Superficie

Monte bajo y monte medio

Monte alto y conversiones en vías de realización

Tierras sin plantar

Total (Ha.)

%

Superficie (Ha.)

%

Superficie (Ha.)

%

Millones de hectáreas

Estado

1,66

14

0,28

17

1,08

65

0,30

Ayuntamientos y organismos públicos sometidos a régimen forestal

2,38

21

1,23

52

1,08

45

0,07

Particulares y colectividades no sometidos a régimen forestal

7,56

65

4,93

65

2,63

35

-

TOTAL

11,6

100

6,44

56

4,79

41

0,37

FIGURA 1. - Banda abierta con la topadora con pala en delta en un monte bajo de poco valor y trabajada luego con una pasada del subsolador y de la desraizadora.

La gran extensión dedicada a monte bajo y monte medio se debe, sin embargo, a causas económicas. Francia es un país pobre en carbón. Hasta hace relativamente poco tiempo la madera constituía el principal combustible doméstico, después de haber sido todavía, durante parte del siglo XIX, un combustible industrial (para metalurgia, fabricación de vidrio, salinas, etc.). Hasta una fecha todavía reciente la mayoría de la población era rural y prefería naturalmente quemar madera a quemar carbón, puesto que habitaba en la proximidad de los lugares de producción y podía explotar por sí misma y económicamente las cantidades que necesitaba.

La situación comenzó a evolucionar después de 1918, pero sobre todo después de 1945. El consumo de leña ha disminuido rápidamente y esta disminución se acentúa de año en año En la actualidad es de sólo 15 a 20 millones de metros cúbicos, de los cuales 6 se destinan a la industria. Simultáneamente se produce un descenso muy notable en el consumo de puntales para minas y traviesas de ferrocarril.

Mientras que en diversos países europeos la conversión de los montes degradados se hizo en el siglo XIX, cuando todavía existía una demanda constante de leña, de puntales y de traviesas, en Francia los montes tienen que convertirse hoy día, en una época en que el mercado de madera de pequeñas dimensiones resulta cada vez más difícil, con el consiguiente encarecimiento de las operaciones. Sin embargo, hay una excepción alentadora en este cuadro puesto que la industria de la pasta y las industrias de los tableros de fibras y de los tableros de partículas absorben cada año mayor cantidad de madera de pequeñas dimensiones del país. El consumo de madera nacional de pequeñas dimensiones por la industria de la pasta ha aumentado desde 500.000 metros cúbicos antes de la guerra hasta 3.015.000 metros cúbicos en 1959, lo que representa el 10 por ciento de la producción forestal nacional contra 2 por ciento en 1939, y proporciona más del 50 por ciento de las necesidades de la industria papelera, cuando antes de la guerra este porcentaje era de sólo 14 por ciento. Este desarrollo ha alentado la rehabilitación de montes degradados, y especialmente su conversión en montes de coníferas. Además, el monte bajo y el monte medio no proporcionan ya los beneficios que sus propietarios esperan de ellos. La economía de las colectividades públicas acusa especialmente este hecho. Al mismo tiempo, estos montes no pueden ya absorber mano de obra en tanto que la población aumenta.

Por otra parte, Francia debe importar cada año 4 millones de metros cúbicos de madera para pasta (o su equivalente en pasta) y 2 millones de metros cúbicos de troncos serradizos (o el equivalente en madera serradiza), cantidades que probablemente pasarán de aquí a 20 años a 10 millones de metros cúbicos para la industria del papel y 3 millones de metros cúbicos para troncos serradizos y madera serradiza.

Consciente de esta situación, la Administration des eaux et forêts se viene preocupando desde hace años de acrecentar los recursos franceses de madera industrial del país.

Respetando las necesidades de leña de los habitantes de los municipios, el Servicio Forestal ha enriquecido pacientemente en reservas el monte medio perteneciente a estos municipios, hasta el punto de que actualmente en muchos de ellos, principalmente en el nordeste del país, se ha emprendido ya o puede planearse la conversión en monte alto (de roble o de haya) por regeneración natural. Paralelamente, los turnos de monte bajo han pasado de 15 a 20 años a 25 ó 30 e incluso a 40 años.

Hay en Francia unos 5.600.000 Ha. de landas y baldíos. La repoblación de estas tierras se favorecía ya mediante la concesión de fondos antes de la guerra, pero es sobre todo a partir de 1947, al crearse el Fondo Forestal Nacional, cuando ha adquirido notable importancia. En realidad la repoblación (sobre todo con coníferas, pero también con chopos) de estas zonas incultas ha progresado más rápidamente que la conversión de monte bajo y monte medio en monte de coníferas. Es mucho más sencilla y a menudo mucho más barata. Además, gran parte de las landas y baldíos se halla en zonas montañosas y en terrenos silíceos especialmente favorables para la creación de plantaciones de coníferas de crecimiento rápido y alta rentabilidad.

De 1947 a 1959, más de 600.000 Ha. han sido repobladas gracias al Fondo Forestal Nacional, una gran proporción en landas y baldíos, una proporción menor en montes bajos y montes medios enriquecidos o convertidos. Pero la tendencia actual es el acrecentamiento de la conversión de tales montes en montes de coníferas, en parte debido a las nuevas técnicas mecánicas y en parte a la necesidad de satisfacer las crecientes demandas de la industria papelera.

FIGURA 2. - Banda abierta y trabajada en, un monte bajo sin valor con un tractor Traxcavator, lista para la plantación.

El Fondo Forestal Nacional presta su ayuda mediante

a) subvenciones a fondo perdido (1.500 F.N. por hectárea, concedidos fundamentalmente en forma de plantas);

b) préstamos a largo plazo con interés que varía de 0,25 por ciento a 1 por ciento anual según las modalidades de reembolso (plazo máximo, 50 años);

c) contratos por los cuales el Fondo se encarga de la ejecución y del pago de los trabajos, reembolsándose sus gastos en las primeras cortas, con un interés de 0,25 por ciento.

En relación con la labor del Fondo, uno de los grandes obstáculos es la fragmentación de la propiedad. La mitad de los 7.560.000 Ha. de monte privado está constituida por propiedades menores de 50 Ha. 1.400.000 propietarios particulares poseen cada uno menos de 10 Ha. de monte. En algunos casos extremos se encuentran parcelas arboladas de 3 m. de ancho por algunos centenares de metros de largo.

Una ley de diciembre de 1954 relativa a la concentración de las propiedades forestales ha permitido la creación de sociedades civiles especialmente adaptadas a las condiciones de la ordenación forestal. Por esta concentración se ha evitado ya la fragmentación, por causa de sucesiones, de casi 400.000 Ha. de montes privados. Se consiente una reducción de los derechos de registro cuando el nuevo propietario acepta la ordenación de su monte por la Administración.

Además, todas las parcelas replantadas conforme a ciertas normas pueden beneficiarse de una exención de la contribución rústica durante 30 años.

CONVERSIÓN DEL MONTE BAJO Y EL MONTE MEDIO CON CAMBIO DE ESPECIES

Debido a la creciente demanda de resinosas, la conversión en montes de coníferas en Francia se practica mucho, especialmente en las propiedades privadas donde la conversión en monte alto de frondosas sin cambiar de especie es poco interesante, aunque se practique bastante en los montes del Estado y en los comunales.

Existen diversos medios técnicos para realizar la introducción de resinosas: manuales, mecánicos y químicos. La extensión de las parcelas y la composición de la masa determinan la elección.

Medios mecánicos. Se han efectuado muchas investigaciones acerca de las operaciones mecanizadas que han dado ya resultados positivos. Muchas empresas privadas dedicadas a repoblación poseen material mecánico para destruir el monte bajo y preparar el terreno (topadoras, topadoras de cuchilla inclinable, desraizadoras, subsoladores, etc.).

Dos condiciones previas deben cumplirse para utilizar el material mecánico:

a) Tener que tratar una extensión de al menos 50 Ha. en una sola vez para amortizar los gastos de desplazamiento de la maquinaria pesada; esto presupone la existencia de grandes propiedades o grandes parcelas y también la de montes verdaderamente arruinados donde el tratamiento simultáneo de la superficie no obligue a sacrificios de explotabilidad de la masa existente ni de la madera potencialmente aprovechable.

b) Tener que tratar, en suelo poco accidentado, un monte bajo sin valor económico y por tanto joven o constituido por cepas de especies poco vigorosas o por matorral. Por ejemplo, los montes bajos, ricos en carpes se prestan generalmente mal a esta preparación. La conversión consiste corrientemente en abrir mediante «bulldozer» bandas de 3 m. de ancho, enteramente limpias de troncos y de tocones, completando la labor mediante el paso de un subsolador por el eje de la banda y el de dos cuchillas por los bordes para cortar las raíces de los tocones próximos. Las bandas guardan una distancia de eje a eje de 5 a 6 m. En el caso de montes bajos más arruinados, con cepas débiles, puede utilizarse un cortabroza o un cultivador rotativo («rotovator») pesado para abrir estas bandas.

Métodos químicos. Estos métodos se utilizan cada vez más, sobre todo para el tratamiento de los rebrotes en su primer año, justamente antes de la plantación de las coníferas; se recurre también a la aplicación de sustancias químicas a los tocones inmediatamente después de la corta. En este caso también las empresas privadas cuentan con material apropiado para el tratamiento químico de grandes extensiones con medios motorizados, pero estos procedimientos químicos puede emplearlos igualmente el pequeño propietario en extensiones reducidas, mediante pequeños aparatos portátiles.

Medios manuales. Pueden utilizarse en todos los tipos de masas y cualesquiera que sean las superficies que haya que tratar o las modalidades empleadas (corta rasa, bandas, bosquetes, o cortas bajo cubierta).

Preparación dé las zonas de frondosas pobres para la introducción de coníferas

Los métodos utilizados deberán guardar relación con la extrema diversidad de las condiciones ecológicas, la composición de las masas, y los factores sociales y económicos de Francia.

Enriquecimiento. Este método se utiliza en montes bajos sin valor o arruinados, o en montes medios que puedan ser ricos en reservas o en donde haya espacios vacíos. En ambos casos se tiende a introducir en la masa inicialmente un número limitado de coníferas, por ejemplo, por plantación en grupo. No es sino en una segunda fase cuando estas coníferas, por regeneración natural, podrán constituir una masa de resinosas completa, más o menos mezclada con frondosas. Escalonada en el tiempo, la operación será menos costosa al principio. Este procedimiento permite, pues, tratar superficies considerables sin descuidar lo porvenir. Esto es lo que un eminente forestal ha denominado enrésinement à terme.

Se introducen así por plantación Abies spp., cedros, pino marítimo y otros pinos:

a) En montes bajos sin valor o arruinados, mediante corta de fajas o de bosquetes. Estos montes bajos provienen de masas frondosas degradadas o de tierras agrícolas abandonadas, o de tierras de pastoreo en que se ha producido un rebrote natural.

b) En los montes medios corrientes apeados selectivamente con el fin de crear vacíos donde puedan vivir especies que toleren razonablemente la sombra.

Otros métodos se basan en la regeneración natural combinada con cortas de mejoramiento; o, por ejemplo, en la plantación de chopos en suelos profundos y frescos. En cada caso solamente se introducen de 300 a 1.200 plantas por hectárea. Debe atenderse especialmente a la rotura de la espesura.

La sustitución de especies puede hacerse de modos diversos:

a) En bandas de 1 a 3 m. de ancho, con o sin reserva de abrigos. Deben conservarse abrigos sobre las bandas en suelos compactos y húmedos para evitar la ascensión de la capa freática. Las bandas pueden cortarse a hecho mecánicamente en el caso de monte bajo sin valor o de matorral.

b) Por cortas rasas de extensiones mayores o menores, que van desde bandas de 20 m. de ancho a cortas rasas de varias hectáreas, con o sin preparación del suelo. En estas condiciones algunos propietarios introducen grandes plantas de piceas (desherbadas anualmente durante 5 ó 6 años) o pinos (que en ocasiones se siembran a voleo el año anterior a la corta del monte bajo).

c) Por cortas bajo abrigo más o menos fuertes, conservando de 200 a más de 1.000 rebrotes de cepa por hectárea como abrigo para la instalación de las coníferas. Este tipo de corta se practica principalmente en los montes bajos bastante antiguos susceptibles de proporcionar productos con valor comercial o de montes bajos situados en la proximidad de centros urbanos donde ciertas personas hacen su provisión de leña para el invierno. Los troncos conservados para abrigos ganan en diámetro y en valor y frecuentemente se utilizan después para madera para pasta. La introducción de Abies en los montes de las montañas bajas se acomoda especialmente bien a este método que puede ser, según las salidas de la madera de frondosas, uno de los más económicos, puesto que exige poca o ninguna limpia posterior (por ejemplo, en los Bajos Vosgos donde se plantan Abies en monte medio de haya).

Frecuentemente se aconseja a los propietarios de montes, como primera fase en el mejoramiento de sus montes bajos, que dejen crecer éstos hasta tamaño comercializable antes de transformarlos en montes de coníferas.

CONCLUSIÓN

El éxito de los esfuerzos para transformar montes de frondosas pobres y degradados puede observarse en el número creciente de empresas privadas especializadas en la repoblación y en el de sociedades cooperativas forestales fundadas para el mismo fin. Más recientemente varias sociedades, animadas por organismos oficiales y por colectividades regionales, comienzan a preocuparse del problema, por ejemplo en el este de Francia (Société d'étude des friches et taillis pauvres de l'Est), en Bretaña, en el sudoeste (Société de mise en valeur des coteaux de Gascogne), en el sudeste (Compagnie nationale du Bas-Rhône-Languedoc), etc. Ultimamente, los propietarios forestales privados se organizan y agrupan, con el apoyo del Servicio Forestal, para estudiar conjuntamente (en centros de estudios técnicos semejantes a los de estudios técnicos agrícolas) los problemas de conversión total o parcial de los montes improductivos. Está a punto de producirse un esfuerzo considerable de enlace y de información, de organización y de asesoramiento técnico en las diversas categorías de propietarios forestales, gracias a la acción conjunta del Estado y de los mismos profesionales.


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