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Tratamiento de zonas de frondosas pobres para reconstitución bajo cubierta

J. B. STOCKS

Comisión Forestal de Gran Bretaña

Hasta hace poco el restablecimiento de nuevos montes en estaciones de frondosas pobres se efectuaba casi invariablemente por cortas rasas. Las frondosas pobres pueden ser útiles para establecer la masa recién plantada. Este sistema bajo cubierta se utiliza mucho actualmente, sobre todo en la repoblación de estaciones de frondosas abandonadas de muchos tipos.

Los tipos de monte pobre de que se trata son aquellos que no es probable que se conviertan en monte alto o monte bajo comercializables. Generalmente son frondosas que pueden dividirse, en principio, en especies que proporcionan una cubierta alta y especies que únicamente son capaces de producir una cubierta baja.

Las especies que más comúnmente se encuentran en la clase primera, o sea, en la de cubierta alta, son: Betula verrucosa y B. pubescens, Fraxinus excelsior, Quercus robur, Q. petraea, Acer pseudoplatanus, Ulmus glabra, Tilia platyphyllos y Castanea sativa.

Las especies de cubierta baja proceden, por lo común, de rebrotes de raíz, como son: Corylus avellana, Quercus, Castanea y Carpinus betulus, o de especies arbustivas entre las cuales son más comunes Acer campestre, Salix capraea, Crataegus monogyna, Prunus spinosa, Cornus sanguinea, Sambucus nigra, Ilex aquifolium y Ligustrum vulgare.

Las especies que forman la cubierta más alta son capaces de alcanzar alturas de árboles, pero las que dan la cubierta más baja no llegan por lo común a 6 metros de altura. Corrientemente se encuentran muchas especies diferentes en una misma zona, excepto cuando la masa anterior se ha explotado por rotación de cepa, en cuyo caso predomina la especie de cepa.

A menudo existe gran variación en la altura y la densidad de la especie de cubierta. En tal caso, conviene, de ser posible con ordenación, dejar la especie sin tratar varios años hasta que la especie más alta que crece limpia haya suprimido gran parte de la cubierta más baja y, con ello, haya facilitado la penetración del hombre, provisto de herramientas, en la zona para escoger árboles de sombra convenientes.

Densidad de la cubierta de copas que hay que aclarar antes de la plantación

Se ha dicho que la cubierta más alta es más beneficiosa para la especie nueva. Por ello, durante la elección de la especie de cubierta, conviene observar los árboles que tengan una copa de follaje ligero y alta con relación al suelo; su tronco deberá ser vigoroso para evitar las caídas. No obstante, es conveniente eliminar en un principio todos los árboles de más de 20 cm. de diámetro a 1,5 m. del suelo, y también los que tengan coronas muy extendidas. Estos árboles deberán quitarse siempre antes de efectuar la plantación, pues es imposible, a no ser por descortezamiento anular, quitarlos posteriormente sin ocasionar daños a la especie nueva.

También conviene quitar todos los arbustos bajos, densos, que den sombra, antes de la plantación, excepto en los suelos menos profundos que yacen sobre creta o caliza, o donde las heladas son fuertes. En estos casos cualquier forma de cubierta dirigida en las primeras fases de la especie nueva es beneficiosa. Es igualmente recomendable cuidar la cubierta, a fin de que forme una única cubierta de copas en lugar de permitir un exceso de sombra en niveles diferentes. La cantidad de cubierta superior que hay que conservar en el momento de la plantación de la especie nueva no debe constituir una cubierta de copas completa, especialmente cuando ésta es baja. Experimentos recientes de plantación bajo una cubierta de copas demasiado densa han demostrado esto al producirse una fuerte mortalidad. Durante el verano húmedo de 1958, las pérdidas se debieron a que la nueva especie tenía poca luz y estaba siempre húmeda y fría, especialmente en los suelos arcillosos. En el verano extremadamente seco de 1959, también se produjeron pérdidas graves, lo cual se atribuyó no sólo a la falta de luz, sino a la excesiva eliminación de humedad del suelo por la especie cubridora hasta una profundidad considerable y a la consiguiente desecación completa del suelo arable más adelante. Esto ha sido especialmente desastroso en los casos en que se utilizó un piso superior de fresno en cubierta de copas demasiado densa o incluso completa.

La cantidad de cubierta de copas que debe conservarse en el momento de la plantación varía con la especie, la altura de la especie de cubierta y la intensidad de iluminación del lugar. Cuando ésta es pequeña, sobre todo en zonas industriales donde la atmósfera está contaminada, es necesario un aclareo más riguroso. La cantidad ideal de cubierta de copas que debe retenerse parece que es aproximadamente 60-70 por ciento cuando la cubierta es alta, pero cuando la altura de la cubierta disminuye, la apertura de la cubierta de copas debe ser mayor, de modo que con un tipo bajo de especie tal como tallar de avellano (Corylus avellana), la cubierta deberá constituir aproximadamente del 40 al 50 por ciento de la cubierta de vuelo.

Las especies preferidas son Betula, Quercus y Ulmus. Estas especies tienen un tipo de copa que permite una cierta penetración de la luz favorable para la especie recién plantada. El fresno (Fraxinus) proporciona un tipo de cubierta análogo, pero quita al suelo cantidades muy grandes de humedad y de nutrientes. Acer, Tilia, Castanea y Carpinus dan bastante sombra y las anchas hojas de Acer y Castanea que dan tan excelente mantillo sin malas hierbas antes de la plantación, pueden cubrir, en el momento de la caída de las hojas, las plantas demasiado pequeñas. Cuando son puras, hay que reducir la cubierta de copas de esas últimas especies a un 40 por ciento, más o menos, si la cubierta es alta y si es baja, deberá reducirse a tan sólo 25 ó30 por ciento. Cuando haya mezclas, la especie cubridora deberá tratarse con arreglo a su naturaleza, teniendo en cuenta las especies presentes.

Especies para nuevo cultivo

Este sistema es esencialmente muy apropiado para el empleo de los árboles más tolerantes de sombra y de las especies que sufrirían por causa de las heladas y la exposición si se plantasen sin cobertura. Debe subrayarse que el uso de una cubierta superior constituye un medio de establecer las especies más convenientes en relación con los factores ambientales permanentes del lugar y que la cubierta debe manipularse de conformidad con ello. Las especies que se han utilizado con éxito son: haya (Fagus sylvatica), falso abeto (Tsuga heterophylla), tuya roja (Thuya plicata), ciprés de Lawson (Chameacyparis lowsoniana), abeto Douglas (Pseudotsuga taxifolia), pinabete (Picea abies), abeto de Vancouver (Abies grandis) y, a veces, Abies procera, A. veitchii y Cryptomeria japonica. Parece que todas estas especies prosperan inicialmente en condiciones de iluminación semejantes.

Estos hechos se basan en el supuesto de que la elección de especies para el lugar de que se trate es correcta, pues es evidente que la tolerancia de la sombra en cualquier especie depende de que todas las demás condiciones necesarias para el crecimiento sean apropiadas, y que si se planta una especie en un lugar con suelo inadecuado, con lluvias inadecuadas o con una atmósfera contaminada, será mucho menos tolerante de la sombra que la misma especie cuando crece en su ambiente ideal.

El tipo de planta que debe emplearse es preferiblemente una planta para repicar, bien cultivada, de 38 a 46 cm. El uso de plantones parece que no está bastante justificado. Existen también ciertas malas hierbas, como Mercurialis perennis y Rubus spp., que crecen profusamente bajo sombra más densa que la que muchos árboles pueden tolerar jamás, y las plantas repicadas son esenciales cuando hay que superar tal vegetación densa de malas hierbas.

Intensidad de las claras en el piso superior

La intensidad con que debe efectuarse la eliminación del piso superior después de la plantación varía de acuerdo con la especie que se ha plantado y con el desarrollo de malas hierbas y de tallares nuevos con que se tropiece y, particularmente, del ritmo a que se ha cerrado la especie original. Cuando existe la probabilidad de que se produzcan heladas, especialmente heladas de primavera tardías, la eliminación de la cubierta se acomodará a las circunstancias. Por tanto, no pueden darse normas rígidas en cuanto a la intensidad de la eliminación del piso superior: una de las consideraciones primordiales es que dicha eliminación se hará de modo que se consiga no debilitar demasiado la especie nueva por un exceso de sombra y, al mismo tiempo, detener el crecimiento de las malas hierbas más exigentes en cuanto a luminosidad.

Una de las ventajas principales del sistema es que, aun cuando acepta una cierta formación de malas hierbas, permite impedir que las malas hierbas indeseables, como gramíneas toscas, dominen como dominarían si la zona se sometiese a una corta rasa. Son indicios de que la especie plantada está siendo oprimida por un exceso de sombra, la formación de yemas pequeñas, la pérdida de color, la caída las hojas o las agujas, la aparición de brotes débiles y el aplanamiento de las copas.

FIGURA 3. - Pinabete bajo cubierta de abedul. El abedul tiene que extraerse Finalmente pues si no las ramas ocasionan daños. - Foto: Comisión Forestal del Reino Unido

El procedimiento usual de extracción de la cubierta superior es terminar la operación en tres fases, secándose en las dos primeras la mitad de la cubierta de copas que queda. La primera extracción se efectúa cuando los árboles nuevos tienen aproximadamente 1 metro de altura, lo cual sucede generalmente a los tres años de la plantación. La segunda extracción se hace cuando los árboles nuevos alcanzan de 1,8 a 2,5 m. de altura, o a los 6 años de la plantación, y la tercera y última, se efectúa cuando los árboles nuevos tienen de 3 a 3,5 m. de altura, es decir, a los 9 ó 10 años de hecha la plantación. Sin embargo, conviene siempre sacar la cubierta completamente antes de que los árboles nuevos alcancen la corona de aquélla pues de lo contrario las ramas sobresalientes ocasionan daños mecánicos.

No existe diferencia apreciable en el ritmo de extracción de la cubierta para las especies de uso más común, si se exceptúa la saca más prematura para el abeto Douglas y el pinabete, cuya primera fase tiene lugar corrientemente a los 2 años y no a los 3, como por razones de seguridad se hace con las especies que toleran mejor la sombra. Donde se plantan frondosas es norma actualmente plantar una especie de conífera con las frondosas, bien en líneas alternas o bien alternando tres líneas de una con tres de la otra. El abeto Douglas y el haya se han mezclado de ese modo y cuando estas líneas mixtas se han plantado bajo cubierta, se ha acostumbrado a veces a aclarar la cubierta de abeto Douglas más necesitado de luz, antes de quitar cualquier otra cubierta de sobre el haya, más tolerante de la sombra. Esto proporciona una protección vertical contra la luz y una protección lateral, lo cual es muy importante para las especies más exigentes en cuanto a luz, y una cubierta vertical y luz lateral para las especies que toleran mejor la sombra.

Las épocas indicadas para el desembosque de la cubierta superior se dan sólo como orientación general, pues influye mucho la velocidad con que se cierra la cubierta de copas de la especie más alta y la cantidad de malas hierbas que se forme. La extracción oportuna de la cubierta superior es importante no sólo por las razones mencionadas ya, sino también porque permite establecer una masa uniforme e impide la formación de árboles grandes y toscos en la plantación nueva. La corta final de los árboles de sombra se combina a menudo don un «aclareo universal» de la plantación nueva.

Consideraciones de orden financiero

Aparte las ventajas silvícolas y de ordenación del sistema de clareos sucesivos con respecto a la corta completa, el coste total de los dos métodos es muy semejante, con una ligera ventaja, por lo general, en favor del primer sistema. Sin embargo, no se produce ahorro espectacular alguno, como a veces se afirma, por el empleo del sistema de la cubierta superior en lugar del de las cortas rasas. El coste de la deshierba es frecuentemente muy inferior en el sistema de la cubierta superior, pero esta ventaja puede que se neutralice por el mayor cuidado que hay que tener más tarde en la saca de la cubierta superior, con objeto de evitar ocasionar daños a los árboles jóvenes.

En general, se obtienen poquísimos beneficios de los productos derivados del tipo de cubierta existente. Cuando existe un mercado para tales productos, ambos sistemas se benefician de ello consecuentemente, y si puede que el sistema de las cortas rasas se beneficie algo más, se debe esto a la dificultad de extracción de los materiales que se dejan como cobertera y a los gastos que origina esta extracción. Si se prescinde de un pequeñísimo ahorro en el número de plantas utilizadas bajo cubierta, los gastos que hay que considerar y comparar en los dos sistemas son la corta del piso superior y la deshierba, hasta el establecimiento de la plantación nueva.

A continuación se presentan, de los muchos ejemplos de gastos hechos realmente, ejemplos típicos en que las frondosas pobres no han dado beneficio alguno:

Sistema

Gastos de mano de obra: Libras esterlinas por acre

De cortas rasas


Corta completa y quema de la poda y las sumidades

35

Deshierba total durante 5 ó 6 años

24

TOTAL

59

De cubierta superior


Preparación de la cubierta superior y apilamiento en montones

17

Deshierbas totales durante 4 ó 5 años

9

Extracción de la cubierta superior en tres fases y apilamiento y clareo final

26

TOTAL

52

Los gastos de saca de la cubierta pueden reducirse mucho en los montes que disponen de mercados locales; en estas zonas la operación total se efectúa con beneficios. Pero tales mercados son más bien raros. No obstante estudiando cuidadosamente los mercados existentes se puede, a veces, extraer en las cortas iniciales el material que tiene salida y conservar como cubierta los troncos que pueden crecer hasta alcanzar un tamaño comercial durante el tiempo que dura su conservación.

La corta y la extracción de las frondosas pobres por cualquiera de los dos sistemas constituye el capítulo principal de los gastos, cuya única posibilidad de reducción es por el empleo del descortezado anular. En el extremo sudoccidental de Inglaterra, donde existen extensas superficies de monte bajo de Quercus pobre, se ha podido hacer toda la labor mediante un descortezado anular completo de todos los troncos, bien en la época de la plantación o bien poco después, por un coste total de unas 5 libras esterlinas por acre (34 dólares por hectárea). Las copas y los fustes de los árboles descortezados anularmente se desintegran poco a poco, y el costo total de la deshierba ha sido de 6 libras esterlinas por acre (40 dólares por hectárea). Como no se ha efectuado ninguna corta, no ha habido problemas originados por el rebrote de tallares y no se ha gastado nada en amontonar madera residual indeseable.

Sin embargo, en muchas partes de Gran Bretaña la necesidad de conservar los lugares propios para el esparcimiento público impide totalmente el empleo de los métodos de descortezado anular.

Conclusión

1. Las ventajas silvícolas sistema de regeneración bajo cubierta comparado con el de cortas rasas, son las siguientes:

a) Pueden establecerse con mayor facilidad muchas especies capaces de la máxima producción en volumen.

b) Se conservan las condiciones edáficas del monte.

c) La capa acuífera no fluctúa tanto. El sistema es especialmente útil en los suelos arcillosos pesados, donde se producen variaciones considerables en la capa freática y donde tienden a predominar los tipos herbáceos malos.

d) La supervivencia en los árboles recién plantados es mayor.

e) También es mayor la protección proporcionada contra las heladas y los vientos.

f) Bajo cubierta hay menor cantidad de malas hierbas.

g) La broza, después de descompuesta, se devuelve más uniformemente al suelo en lugar de quemarse desigualmente sobre el terreno. Esto se debe a que los desperdicios cortados durante varios años pueden, por lo general, dejarse pudrir, mientras que en las cortas rasas se produce un volumen de desperdicios demasiado grande que, por consiguiente, hay que quemar.

2. Las ventajas en cuanto a la ordenación son las siguientes:

a) La deshierba necesaria es menor y, en caso preciso, se puede efectuar en verano durante un breve período. Toda la deshierba que haya que hacer puede llevarse a cabo durante un período más prolongado.

b) La extracción de la cubierta superior se puede efectuar en la época que convenga sin interrumpir otras labores. Esta operación es muy propia de los meses invernales, pues los hombres encuentran más abrigo y como la cubierta carece de hoja en dicha época, se producen menos daños a la plantación joven.

c) Se aumenta la caza.

d) La transformación de una masa arbustiva de frondosas en masa de coníferas se efectúa con arreglo a un sistema que no perjudica tanto el valor recreativo de la masa como cuando se efectúa la corta rasa de toda ella.

En conclusión, debe subrayarse que en el sistema que se describe es bastante difícil explicar todas las diversas condiciones con que puede enfrentarse el forestal. La flexibilidad es, por tanto, esencial en la aplicación de este sistema, y una vez expuestos y comprendidos los principios generales del mismo, deben darse al personal local las máximas facilidades para que tenga los mejores resultados posibles en el orden silvícola, de la ordenación y financiero.

La Universidad «Francisco José de Caldas», Bogotá, Columbia, ha concedido el titulo de Doctor «Honoris Causa» en Ciencias Forestales al Dr. Egon Glesinger, Director de Montes y productos Forestales de la FAO.

Esta distinción procede de un país que ocupa un lugar eminente en la silvicultura sudamericana, debido no sólo a la vastedad de sus recursos forestales, sino también a sus progresos en materia de enseñanza forestal. Las realizaciones citadas en la Universidad indican el grado en que la distinción concedida al Dr. Glesinger es una prueba del reconocimiento por parte de Colombia, del papel que de la FAO ha desempeñado en el fomento y progreso de la dasonomía latino-americana.


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