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La Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal

J. MACDONALD,

Presidente, IUFRO

LA sigla IUFRO, por la que se conoce generalmente hoy día a la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal, es, sin duda alguna, familiar a la mayoría de los lectores de Unasylva, pero muchos de ellos puede que no conozcan la interesante historia de esta Unión, nacida hace ahora 70 años, ni su labor para mantener una eficaz cooperación internacional en su campo de actividad a lo largo de este período de tiempo.

La Unión tuvo su inicio en 1890. En dicho año, se celebró en Viena un Congreso Internacional de Agricultura y Montes y en él una de sus secciones propuso la formación de una asociación internacional de estaciones de investigación forestal. Se creó un comité encargado de examinar la propuesta, constituido por Boppe, de Nancy, Bühler, de Zurich, Danckelmann, de Eberswalde, y Friedrich, de Mariabrunn. Este comité fue ampliado poco después al dar entrada en él a Schuberg, de Baden.

Pocos años más tarde de 1870 se había fundado una asociación de estaciones forestales experimentales en los diversos estados del Imperio alemán. Esta asociación celebraba reuniones, por lo general todos los años, en que se examinaban los problemas comunes. En 1891, la asociación alemana invitó a su reunión en Badenweiler, en la Selva Negra, al Comité nombrado el año anterior en Viena, a considerar la creación de un organismo internacional y, como resultado de las deliberaciones conjuntas, se llegó a un acuerdo sobre las líneas generales de la nueva organización y las proposiciones que habían de hacerse a los distintos gobiernos interesados. Por lo tanto, aunque la fundación de la Unión puede considerarse que data de la reunión en 1891 en Badenweiler, la Unión no nació como organismo independiente hasta el año siguiente. En 1893, la Unión celebró en Mariabrunn su primera reunión. Fue una reunión de poca importancia, pues los únicos miembros de la Unión eran los institutos de investigación de Suiza, Austria y Alemania, pero asistieron también delegados de Francia, Hungría e Italia, probablemente en calidad de observadores. La segunda reunión tuvo lugar en Brunswick en 1896, asistiendo a ella 16 delegados, incluido uno de Rusia y otro de Suecia, en tanto que la tercera asamblea se celebró en Zurich en 1900. Para su cuarta reunión, en 1903, la Unión volvió a Mariabrunn. Esta reunión tuvo alguna trascendencia, pues en ella los delegados elaboraron una especie de constitución y convinieron formalmente en el nombre que desde entonces viene usando la Unión: Internationaler Verband forstlicher Forschungsanstalten. La primera asamblea de la Unión se celebró en Stuttgart en 1906 y en la misma tomaron parte 33 delegados de Austria, Bélgica, Bulgaria,·Dinamarca, Francia, Alemania, Hungría, Rusia, Suiza y Estados Unidos de América mientras que la sexta reunión se celebró en 1910 en Bruselas, siendo ésta la vez primera que la Unión se reunió en un país no germánico. La asistencia a esta reunión en Bélgica demostró la existencia de un interés mayor por la labor y las actividades de la Unión, pues en dicha reunión estuvieron representados 18 países, entre ellos algunos por vez primera, como Canadá, Países Bajos, Japón, Portugal, Rumania, Servia, España y el Reino Unido.

En Bruselas se acordó que el séptimo congreso de la Unión se celebrase en Hungría en 1914, pero esta reunión no tuvo lugar jamás pues la guerra de 1914 a 1918 estalló poco más o menos un mes antes de la fecha en que tenía que abrirse el congreso y hubo de transcurrir mucho tiempo hasta la celebración de la reunión siguiente. La reunión de 1910 en Bruselas señalo, pues, el final de la primera fase del desarrollo de la Unión, fase que vio su evolución gradual desde una asociación compuesta por miembros de países de habla alemana exclusivamente hasta un organismo que, aun cuando pequeño, tenía verdadero carácter internacional.

Primeros temas de discusión

Es interesante recordar algunos de los temas que se discutieron en aquellas primeras reuniones. El aclareo y los experimentos de aclareo fueron muy debatidos desde la primera reunión, cuando Lorey defendía la inclusión de un tratamiento de aclareo de copas en toda serie de parcelas de comparación, al tiempo que el origen de las semillas figuraba también en lugar destacado de las discusiones que condujeron, en 1907, al primer sistema internacional de comparación del crecimiento del pino silvestre originario de diversos países europeos, llevado a cabo por Austria, Bélgica Alemania, Hungría y Suecia. Otros de los temas que figuran en los informes son el efecto del monte sobre la capa freática, la medición de la cantidad de lluvia que desciende por los troncos de los árboles, las tablas de rendimiento, las descripciones de estaciones, la fertilización en silvicultura, y los factores que hay que medir en el crecimiento de los árboles. La bibliografía forestal produjo ya entonces cierta preocupación a la Unión, pues, aunque el número de artículos, comunicaciones y libros de carácter forestal era entonces pequeño comparado con el actual, nuestros predecesores se percataban no obstante, de la necesidad de clasificar la literatura forestal y de ponerla a disposición de los investigadores. Al final, este problema iba a resultar excesivo para la Unión, cuyos escasos recursos no bastaban para resolverlo.

La guerra de 1914 a 1918 interrumpió brutalmente la labor que la Unión venía realizando en el campo de la cooperación de las investigaciones forestales y sus consecuencias sobre esta pequeña organización fueron tan desastrosas que no fue posible que sus miembros entablasen contacto entre sí en el modo en que se hacía anteriormente. No fue sino hasta 1926, con ocasión del Primer Congreso Forestal Mundial, cuando los investigadores de Europa y América del Norte, acordaron que la Unión debía renacer, lo que realmente sucedió tres años más tarde en que la Unión reconstituida se reunió en el Congreso de Estocolmo bajo la presidencia del Profesor Hesselman.

Reorganización de la Unión

En dicho congreso, se revisó completamente la organización de la Unión, siendo el cambio más importante la designación de un Secretario General encargado de la mayoría de las cuestiones administrativas. Esta medida proporcionó a la Unión algo de que careció en su época anterior. Durante muchos años este cargo de Secretario General lo desempeñó el distinguido forestal sueco, Profesor Sven Petrini, de cuyo trabajo «La cooperación internacional en la silvicultura», publicado en 1938 en la revista Svenska Skogsvardsföreningens, he tomado muchos datos acerca de la historia de la Unión. En su nueva etapa, la Unión comenzó a extenderse una vez más y a emprender nuevas realizaciones en el campo de la cooperación internacional. El octavo congreso tuvo lugar en 1932 en Nancy y el noveno en Hungría en 1936. Se acordó celebrar el décimo congreso en 1940 en Finlandia, pero este congreso, al igual que el proyectado para 1914, no llegó a verificarse por la misma razón que entonces, es decir, por el estallido de la guerra.

Bibliografía e intercambio de semillas forestales

En el corto período comprendido entre 1929 y 1940, la Unión, en su segunda fase, se dedicó a ciertos proyectos importantes; el primero de ellos fue encaminado a resolver el difícil y antiguo problema de la bibliografía mediante un servicio de información que abarcase todas las publicaciones actuales sobre silvicultura y clasificase la literatura antigua. La labor relativa a las publicaciones contemporáneas continuó durante varios años, pero, por desgracia, acabó por interrumpirse. Esto no es de sorprender si se tiene en cuenta la complejidad del problema y la escasez de los recursos con que contaba la Unión, pero es indudable que este experimento fue rico en enseñanzas. Otro aspecto de la labor bibliográfica tuvo más éxito. Se elaboró un sistema de clasificación, al que va asociado el nombre de Flury, que marcó un notable avance, si bien el sistema de Flury ha sido superado actualmente por el de Oxford, que la Unión adoptó también. La propuesta de que cada país debía preparar una bibliografía de su propia literatura forestal no alcanzó sino un éxito parcial, pues las admirables bibliografías elaboradas por Dinamarca y por Hungría no fueron seguidas por obras semejantes de otros países. Hasta tal punto es esto cierto que no hace sino dos años que apareció una tercera bibliografía nacional, la Bibliografia Forestiera Romina, compilada en 1958 por el Instituto de Investigaciones Forestales de Bucarest, que es uno de los Institutos miembros de la Unión.

Durante este período, la Unión organizó el intercambio de semillas forestales de origen conocido y preparó la realización, con carácter internacional, de ensayos de procedencia de abeto blanco y pino silvestre. Se trabajó en la normalización de las descripciones de estaciones en la investigación forestal, redactándose y publicándose un breve código relativo a los procedimientos que deben seguirse en las parcelas de muestreo.

Actividades posbélicas: relaciones con la FAO

La segunda guerra mundial duró más que la primera, pero en 1939 la Unión era un organismo mucho más fuerte que en 1914 y pudo volver a reunirse en su décimo congreso en Zurich en 1948 bajo la presidencia de su Presidente, Lonnröth. Pero inmediatamente después de acabada la guerra tuvo lugar un nuevo acontecimiento. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación organizó una Dirección de Montes y la Unión experimentó fuertes presiones para que dejase de existir y se fundiese con la Dirección de Montes de la FAO. A estas presiones la Unión opuso una gran resistencia. Las negociaciones conducidas por Lonnröth y por su sucesor Burger cristalizaron en un acuerdo entre la Unión y la FAO en virtud del cual ésta se encargaba de la Secretaría de la Unión y se comprometía a ayudar de diversas maneras a la Unión, al tiempo que ésta acordaba admitir un observador de la FAO en su comité y en otras reuniones. El acuerdo por el cual la secretaría había de residir en la sede de la FAO en Roma, mientras que el Presidente tendría su sede en otra parte, no se consiguió fácilmente, debiéndose el éxito principalmente a la habilidad del representante de la FAO, I. T. Haig, que prestó un gran servicio a la Unión y a la investigación forestal en todo el mundo durante los difíciles años de la posguerra.

Al mismo tiempo, la Unión reorganizó su labor científica dividiéndola en secciones, al frente de cada una de las cuales figuraba un eminente investigador forestal. El trabajo de las secciones se examina periódicamente al reunirse los congresos, pero entre unas y otras reuniones las secciones gozan de gran libertad de acción. Así tenía que ser en una organización libre. Quizá no es de dominio público que los jefes de sección realizan una gran labor y que lo hacen voluntariamente y sin recibir recompensa económica alguna por ello.

A continuación se indican las secciones y sus jefes actuales:

Sección 01

Bibliografía Forestal,
Profesor E. Saari, de Helsinki (Comité Mixto FAO/IUFRO).

Sección 11

Influencias forestales generales,
Dr. H. G. Wilm, Albany, Nueva York.

Sección 21

Investigación de los factores estacionales,
Profesor A. de Philippis, Florencia.

Sección 22

Estudio de las plantas forestales,
Dr. C. Syrach Larsen, Horsholm, Dinamarca.

Sección 23

Silvicultura,
Profesor H. Leibundgut, Zurich.

Sección 24

Protección forestal,
Profesor A. Biraghi, Florencia.

Sección 25

Crecimiento y rendimiento. Ordenación forestal,
Profesor Fehim Firat, Estambul.

Sección 31

Economía forestal,
Profesor J. Speer, Munich.

Sección 32

Eficacia operativa,
Profesor U. Sundberg, Estocolmo.

Sección 41

Conversión mecánica,
Profesor J. Campredon, París.

La Unión celebró su undécimo congreso en Roma en 1953 y el duodécimo en 1956 en Oxford. Ambos congresos registraron una extensa participación y despertaron gran atención.

Se ha aludido al acuerdo con la FAO, firmado en 1° de enero de 1949, pero hay que decir que recientemente se han producido cambios en las relaciones entre ambas organizaciones. En 1957 la FAO pidió ser relevada de la obligación de proporcionar una secretaría para la Unión, a lo cual ésta accedió. Un año más tarde la FAO reconoció a la Unión el carácter de organismo consultivo especial. Las relaciones han sido muy cordiales en los últimos años y lo serán, sin duda alguna, todavía más. La FAO, mediante varias concesiones de fondos, ha hecho posible que la Unión lleve a cabo, por la labor de sus miembros, diversas investigaciones prácticas, en tanto que la Unión, por su parte, se preparó a prestar a la FAO la asistencia en cuestiones de investigación de que es capaz, bien mediante labores específicas o bien divulgando a través de sus publicaciones, información y orientación sobre problemas de investigación.

Las cuestiones administrativas de la Unión dependen del Presidente, el Vicepresidente (H. Van Vloten) y un comité permanente que se reúne todos los años, cada vez en un país distinto. El comité y las personalidades citadas responden de su labor ante el Consejo Internacional, órgano rector de la Unión, pero, como éste únicamente se reúne cuando lo hace el Congreso, el Comité permanente goza de facultades considerables para llevar a cabo eficazmente su labor. Este Comité es representativo de la investigación forestal de todo el mundo y, en la actualidad, está formado por las personas siguientes: T. Bunusevac (Yugoeslavia), C.Carbonnier (Suecia), R. N. Datta (India), V. L. Harper (Estados Unidos), A. Horky (Austria), C. F. Korstian (Estados Unidos), M. Kreutzinger (Polonia), J. Lebrun (Institut national pour l'étude agronomique au Congo belge), M. Ohmasa (Japón), A. Oudin (Francia) y A. Uzcategui (Venezuela). Como observador de la FAO figura el Sr. A. Metro.

La Unión, a que pertenecen cerca de 140 estaciones de investigación y departamentos universitarios, se prepara actualmente a celebrar su 13° Congreso que tendrá lugar en Viena en septiembre de 1961. Se está preparando un programa atrayente. Los debates abarcarán una gran diversidad de cuestiones. Antes o después del Congreso, que durará una semana, se efectuarán excursiones a diferentes partes de Austria.


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