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Escenarios forestales cambiantes: aspectos históricos y alcances especulativos

C.T.S. Nair

C.T.S. Nair es Oficial Forestal Superior
en la Dirección de Políticas y
Planificación Forestales, Departamento
de Montes de la FAO.

Del análisis de los cambios en el sector forestal se desprende que las fuerzas exteriores a él podrían alterar su desarrollo mucho más que las intervenciones encaminadas a engendrar el cambio dentro del mismo.

Somos como un gran pez sacado del agua que se agita desesperadamente tratando de volver a ella. En esta condición el pez nunca se pregunta adónde le llevará el próximo coletazo. Sólo siente que su situación actual es intolerable y que hay que hacer algo.

Dicho chino anónimo

El cambio es inseparable de la vida, pero es misterioso, amenazador para el orden y los sistemas establecidos, difícil de entender y descifrar y, sobre todo, difícil de predecir. Es también muy relativo y dependiente del contexto social y cultural. En estos tiempos calificados de rápidamente cambiantes, puede ser difícil distinguir entre cambios superficiales y fundamentales. No obstante, es importante considerar los factores influyentes sobre el sector forestal, cómo podrían cambiar las prioridades, cuál podría ser la dirección general del desarrollo y qué habría que hacer para poner la silvicultura al servicio de la sociedad. Cuando se redefine la relación entre naturaleza y sociedad, la silvicultura ocupa un lugar central en los debates políticos en todos los niveles: local, nacional y mundial. Ante la multitud de nuevas ideas, es necesario entender lo que puede y lo que no puede conducir a cambios significativos.

Se consideran aquí algunas cuestiones fundamentales relativas al cambio en el sector forestal, con especial atención a los factores que, siendo exteriores a él, determinan decisivamente la dirección de su desarrollo. En la primera sección, inspirada en la experiencia personal del autor en el estado indio de Kerala, se analizan algunos de los aspectos de la evolución (en gran medida imprevisible) del sector forestal en los últimos decenios. Se examinan después los cambios económicos, sociales, medioambientales y tecnológicos subyacentes que han condicionado esa evolución, análisis que es aplicable a la mayoría de los países en desarrollo. Por último, se indican algunos de los cambios que despuntan y las opciones posibles frente a ellos.

TRES DECENIOS DE CAMBIOS

Primeros años setenta

La mayoría de quienes nos incorporamos al Servicio Forestal de la India a partir de 1970 pronto empezamos a percatarnos de que la silvicultura era algo muy diferente de la visión clásica que se enseñaba entonces en las instituciones docentes. La ordenación forestal se centraba entonces en producir madera conforme al plan aprobado y en alcanzar el objetivo de ingresos estipulado en el presupuesto anual del Gobierno. Se partía del supuesto, anclado en el principio del rendimiento sostenido, de que el sistema permanecerá en equilibrio y de que sólo se precisaba mantener la santidad de los límites del bosque, impedir invasiones y extracciones ilícitas y administrar el bosque según las prescripciones del plan de trabajo (documento que enunciaba los detalles de las actividades que se realizarían en una zona forestal en un período de 10 a 15 años). Los técnicos forestales más progresistas eran entonces los que abogaban por un desarrollo industrial forestal mediante el establecimiento de plantaciones de ciclo corto y rápido crecimiento en sustitución de los bosques naturales menos valiosos. Un grupo marginal, considerado radical por la mayoría de sus compañeros, discutía los conceptos de rentabilidad y tasas de rendimiento.

Los productos difíciles de administrar y sin importancia como fuente de ingresos para el Gobierno se englobaban en el concepto productos forestales menores y no se hacía nada por ordenarlos sistemáticamente; las comunidades loca-les podían acceder libremente a los pro-ductos forestales no madereros mientras su recolección no perjudicara el crecimiento de árboles valiosos (FAO, 1984). No se hablaba de sistema participativos, salvo cuando había que establecer plantaciones a bajo costo con el sistema taungya (sistema agroforestal en el cual los espacios entre árboles se dedican a cultivos agrícolas durante los primeros años, con la finalidad principal de reducir los costos de plantación). En algunas zonas remotas, el departamento forestal apoyaba el desarrollo de aldeas forestales, sobre todo para poder disponer de mano de obra para varias operaciones forestales, y mantenía una relación paternalista con las comunidades locales. Términos como cambio climático y biodiversidad eran desconocidos incluso para planificadores y autoridades. Grandes extensiones de bosques se protegían incidentalmente, no por preocupación por los valores y servicios medioambientales, sino por su inaccesibilidad para la producción de madera y otros usos alternativos. Una accesibilidad mejorada invariablemente llevaba a la extracción de madera o a usos más intensivos como plantaciones forestales o cultivo de co-sechas más remuneradoras.

Internet y correo electrónico, no imaginables hace 30 años, están omnipresentes incluso en pequeñas aldeas de Kerala

- N. RUBERY

Los sistemas de comunicación eran primitivos. Teléfonos y electricidad eran lujos, especialmente en campamentos forestales. Los mensajes urgentes de la oficina de conservación de bosques que estaba a 200 km de distancia, llegaban al cabo de una semana por correo postal, que se consideraba entonces muy eficiente. Se disponía de más tiempo para el trabajo de silvicultor, y los técnicos forestales podían permanecer días en los bosques, realizando inventarios, supervisando plantaciones, marcando para la tala selectiva, etc. Los instrumentos y las técnicas eran bastante elementales, y la eficiencia y la exactitud dependían del esfuerzo personal.

Pese a los esfuerzos por observar los principios clásicos de la silvicultura, las tensiones o rupturas en el sistema eran ya evidentes. Cada vez se dedicaba más tiempo a luchar contra la tala ilícita y la ocupación ilegal de reservas forestales. La alta densidad de población, junto con el gran potencial de la tierra para usos alternativos más rentables, conducían al establecimiento de bosques reservados. Los esfuerzos por desalojar a los ocupantes dieron lugar a intervenciones políticas, y la ocupación de bosques fue una de las principales cuestiones que atrajeron la atención de todos los partidos políticos. El empeño de muchos técnicos forestales sólo sirvió para recuperar muy pocos de estos bosques invadidos, y la mayoría de las situaciones tuvieron que regularizarse finalmente asignando las tierras a los ocupantes (Chundamannil, 1993). Se estimularon así ciclos sucesivos de ocupaciones, presiones políticas y regularización subsiguiente de las ocupaciones, y una parte considerable de bosques reservados de fácil acceso se transformaron en tierras agrícolas.

El escenario en 2000

Los cambios no son tan perceptibles cuando uno está inserto en ellos y se adapta a ellos gradualmente. Pero cuando se comparan las situaciones con la perspectiva del tiempo, los cambios son más patentes. Una reciente visita del autor a Kerala y las conversaciones con los funcionarios arrojaron luz sobre la magnitud de los cambios en los últimos treinta años. La situación forestal, las prioridades, los instrumentos y las técnicas, el sistema de gestión y la actitud de la gente: todo ello ha cambiado considerablemente desde los años setenta.

El plan de trabajo, antaño el instrumento más importante de ordenación forestal, tiene menos relevancia. La mayor parte del personal forestal ha desbordado el marco clásico de la silvicultura y está más abierto a cuestiones más amplias como desarrollo rural, seguridad alimentaria y conservación de la biodiversidad. La descentralización de la administración y la transferencia de atribuciones a órganos locales electivos están cambiando la jerarquía tradicional del departamento. Los funcionarios de distrito dependen cada vez más del gobierno local, e incluso los fondos para desarrollo forestal son aprobados por órganos locales. Sistemas participativos como ordenación forestal conjunta han encontrado amplia aceptación. La privatización en empresas del sector público (incluidas plantaciones forestales de propiedad pública) no es ya anatema ni siquiera para organizaciones políticas de izquierdas.

Teléfonos móviles y correo electrónico, con los que ni siquiera se soñaba hace 30 años, se generalizan. Algunos de los políticos que se habían opuesto con vehemencia a las computadoras hace algunos años son hoy sus ardientes partidarios. La prensa y la televisión omnipresentes publican relatos de explotaciones ilícitas o incendios forestales aun en el interior de zonas forestales, divulgando la información sobre cuanto ocurre en los bosques. Se reconoce en general que los bosques no han de servir ya únicamente para extraer madera, y una parte sustancial de bosques naturales se ha reservado para proteger la biodiversidad y otros valores medioambientales.

Los productos forestales menores han ganado respetabilidad como productos forestales no madereros, y el aumento de valor de algunos de ellos ha llevado a su domesticación y cultivo (por ejemplo, rotén, bambú, plantas medicinales). La sociedad civil desempeña un papel cada vez más activo en la protección ambiental, recurriendo a menudo a los tribunales en nombre del interés público frente a las decisiones del gobierno y del sector privado. (Por ejemplo, una demanda en nombre del interés público en 1996 llevó a la Corte Suprema de la India a prohibir la tala de bosques naturales.) Las serrerías locales reciben madera de procedencias diversas, desde granjas próximas hasta países distantes como Malasia, Côte d'Ivoire y Myanmar, gracias a la reducción de derechos de importación en aplicación de las estipulaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC). La liberalización de las importaciones ha tenido otros efectos, como una reducción drástica de los precios del caucho y la nuez de coco, lo que ha quitado aliciente al aclareo de bosques para introducir esos cultivos. La mundialización ha cambiado las formas de consumo, y lo que se consideraba un lujo en los años setenta se ve ahora como una necesidad. Más importante es el cambio en las aspiraciones: muchos adolescentes ambiciosos y tenaces prefieren escoger profesiones relacionadas con la ingeniería de programas y la gestión de empresas en lugar de ingresar en la administración pública, que era la opción preferida en los años setenta.

Perder la batalla pero ganar la guerra

¿Cuál ha sido el resultado de las actividades forestales en la India en los últimos treinta años? Aunque el personal forestal se ha batido por mantener la santidad de los linderos forestales, y pese a todo cuanto se ha estipulado en la programación y la legislación forestales, la conversión planificada o no de los bosques para otros usos ha continuado hasta hace poco. Sin embargo, aunque muchos den por perdida la batalla por proteger los bosques, hay señales de cambios positivos, sobre todo por razones muy ajenas al sector. Los conflictos por el uso de la tierra han perdido intensidad, y en consecuencia el ritmo de disminución de la cubierta forestal ha menguado bastante en los últimos años. La deforestación anual en Kerala, estimada en más de 100 km2 en el decenio de 1970 (Chundamannil, 1993), ha descendido a unos 5 km2, mientras que para el conjunto de la India ha habido una adición neta de cubierta forestal de 3 900 km2, según estimaciones recientes (Forest Survey of India, 1999). Granjas y plantaciones de caucho, acajú y coco, no tenidas en cuenta en el cálculo de superficie forestal, han llegado a ser importantes productoras de madera. Más árboles, en especial de teca, crecen ahora en las granjas, y, curiosamente, algunas de las zonas de las que no fue posible expulsar a los ocupantes ilegales tienen ahora más árboles que las guardadas como bosques reservados.

CAMBIOS FUERA DEL SECTOR FORESTAL

El anterior ejemplo, que sería aplicable a otros muchos países en desarrollo, revela la imprevisibilidad de los cambios y de sus efectos sobre los bosques. Aun con los mejores instrumentos de previsión existentes hace treinta años, muy pocos de los cambios descritos podían haberse visualizado. El análisis sectorial centrado en valores mensurables y en la estimación de la oferta y la demanda se basaba sobre todo en la proyección de valores históricos. Los parámetros básicos considerados para determinar la dirección del desarrollo del sector se limitaban a población, urbanización, nivel de ingresos, y oferta y precios de sustitutivos. Los cambios fundamentales en el conjunto del sistema económico no podían ser captados por estas técnicas de previsión, de modo que muchos cambios entonces visualizados quedaban más bien fuera del cuadro. Muchos esfuerzos deliberados por introducir cambios en la silvicultura apenas tuvieron efecto, mientras que la mayoría de los cambios no fueron buscados y no derivaron necesariamente de la planificación.

Si los cambios en el resto del sistema pueden alterar radicalmente los escenarios del desarrollo, es importante entender cómo se realizan y qué puede hacer el personal forestal para aprovechar las nuevas oportunidades. Para mayor claridad podría distinguirse entre cambios económicos, institucionales, medioambientales y tecnológicos.

Cambios económicos

La creciente integración e interdependencia económica de los países han sido factores importantes. El rechazo de la planificación centralizada y la adopción de políticas económicas liberales han traído la apertura económica, y el mecanismo de mercado ha pasado a ser el condicionante mayor del cambio. Algunos de los efectos en el sector forestal son:


Las políticas económicas liberales han abierto oportunidades para comercializar servicios forestales como ecoturismo. El santuario natural de Thekkadi, en el límite entre Kerala y Tamil Nadu, por ejemplo, se ha convertido en un lugar turístico muy popular

- N. RUBERY

Los efectos de la globalización y de la consiguiente facilidad de movimientos de capital, tecnología, bienes y servicios a través de fronteras nacionales, son a veces difíciles de medir. A los criterios antes utilizados para medir las ventajas comparativas de la inversión en la industria forestal (como proximidad de los mercados y de las existencias de materias primas, calidad y cantidad de éstas) se añaden ahora criterios muy diferentes (necesidad de reducir la emisión de contaminantes, grado de apertura de las economías, barreras al comercio).

Cambios institucionales

Mientras la mundialización acrecienta la interdependencia de países y sociedades, surgen más estructuras institucionales pluralistas (FAO, 1999). El mejor acceso a la información está cambiando los centros de poder y autoridad, y las comunidades locales, por obra de un amplio proceso de traspaso de atribuciones administrativas y del auge de los sistemas participativos, están desempeñando un papel principal en la gestión de los recursos. Crece la participación del sector privado en el mundo forestal, incluida la investigación forestal (Enters, Nair y Kaosa-ard, 1998).

El creciente interés por las cuestiones forestales ha puesto a la sociedad civil en posición de influir sobre las decisiones relativas a los bosques (FAO, 1998a). Gracias a una información más completa, a medios informativos que reflejan la conciencia pública, a la aparición de instituciones democráticas y transparentes, y a mecanismos imparciales y justos para responder a las quejas, la sociedad civil tiene más posibilidades de intervenir en cuestiones críticas de interés público.

Mayor interés por la protección del medio ambiente

No hay duda de que la novedad más importante en el mundo forestal en los últimos años es la mayor sensibilidad respecto a las cuestiones medioambientales en relación con el uso de los recursos forestales, lo que se traduce en iniciativas con motivación ecológica a diversos niveles (iniciativas mundiales de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo como el Convenio sobre la Diversidad Biológica , la Convención Internacional de Lucha contra la Desertificación y el Convenio Marco sobre los Cambios Climáticos, así como esfuerzos de los países por revisar las políticas forestales). Resultado de esta sensibilidad son los actuales esfuerzos por establecer criterios e indicadores precisos sobre gestión forestal sostenible, certificación y etiquetado, códigos de prácticas de extracción de madera y extensión de zonas protegidas.

Cambios tecnológicos

La evolución de la ciencia y la tecnología, dentro y fuera del sector forestal pero sobre todo fuera, ha producido efectos notables sobre el sector (FAO, 1998b). Entre los adelantos están el mayor potencial para la utilización de varias especies, las menores necesidades de materia prima gracias a la mayor eficiencia del procesamiento, la sustitución y la menor emisión de contaminantes. El reciclaje se ha extendido y, en el caso del papel, podría reducir enormemente la demanda de madera (Abramovitz y Mattoon, 1999).

La investigación sobre los aspectos biológicos de los bosques, incluidos los procesos del ecosistema, ha dado impulso a los instrumentos y técnicas para la gestión sostenible de plantaciones y bosques naturales. Selección genética, mejora genética de árboles y técnicas de multiplicación rápida, unidas a prácticas cuidadosas de ordenación de espacios, han contribuido a una mayor productividad de las plantaciones de árboles.

Los adelantos de las tecnologías de información y comunicación están provocando cambios sin precedentes. Es ahora mucho más fácil medir los recursos disponibles, mediante resolución e interpretación de imágenes. Los cambios de la cubierta forestal, la extensión de plagas y enfermedades e inicios de incendios son mucho más fáciles de detectar, es posible que en un futuro próximo se realicen nuevos progresos que permitan un acceso mayor e inmediato a la información sobre recursos. La difusión del correo electrónico y del acceso a Internet están ampliando la capacidad para la comunicación y para compartir informaciones y experiencias. La distancia no es ya una barrera insalvable para las relaciones entre personas. Este hecho está alterando la estructura y las funciones de las organizaciones, al convertirse las redes de contactos de finalidad declarada en un sistema institucional dominante (Nair y Dykstra, 1998) mientras que las organizaciones tradicionales verticalmente estructuradas se desvanecen lentamente (EIU, 1997).

LA EXPLICACIÓN DE LOS CAMBIOS: EL LADO OCULTO DEL PROCESO

Dado el potencial de los cambios económicos, institucionales y tecnológicos, ¿por qué no ha mejorado la situación del sector forestal, sino que incluso ha empeorado, en varios países en los últimos años? ¿Por qué los cambios son rápidos en algunos países pero muy lentos en otros? En algunos casos no es posible mantener los esfuerzos por introducir cambios económicos, institucionales y tecnológicos, pues el conjunto del sistema los rechaza de alguna manera. La adopción de un cambio parece depender en gran medida de la evolución de todo el sistema, y más especialmente de la transformación estructural de la economía.

Cambios estructurales en la economía

Históricamente, la agricultura, junto con la ganadería, ha sido el medio de sustento para la mayoría de las poblaciones en las primeras fases de desarrollo económico. El progreso económico depende mucho de la producción de excedentes por encima de los niveles de consumo y de su transformación en otros bienes y servicios mediante el comercio o la inversión. Al crecer la población, aumenta la producción a medida que se cultivan más tierras o se intensifica la agricultura mediante tecnologías que promueven la rentabilidad. En este escenario extensible, la cubierta forestal tiende a menguar, toda vez que la expansión agrícola se realiza a expensas de tierras forestales. En muchos países la agricultura sigue siendo la base de la economía, por lo que el aumento de población se traduce en más talas de bosques en favor de los cultivos.

El abandono de las actividades centradas en la tierra se produce con el auge de otros sectores. En varios países el descubrimiento de petróleo y gas natural ha llevado a cambios estructurales en las economías (Wunder, 2000), cuando el sector extractivo empieza a aportar la mayor parte del producto interno bruto y de las divisas y ofrece la mayor parte de nuevos puestos de trabajo. En algunos países el crecimiento del sector de manufacturas y servicios ha propiciado un descenso de la agricultura reduciendo la presión sobre la tierra y por consiguiente la deforestación, y en algunos casos invirtiendo el proceso. La importancia de la tierra para la producción de bienes declina visiblemente a medida que mejora la producción basada en materiales o es sustituida incluso por industrias basadas en conocimientos. El impacto consiguiente sobre la cubierta forestal es evidente por la experiencia histórica de la mayoría de los países desarrollados, y recientemente también por la de algunos países en desarrollo.

Límites del cambio estructural

Si los cambios estructurales de la economía pueden alterar radicalmente las modalidades de uso de los recursos forestales, ¿qué probabilidades hay de que tales cambios tengan lugar en la mayoría de los países en un futuro previsible? Y al contrario: ¿qué probabilidades hay de que tales cambios no tengan lugar en absoluto en algunos países? En una economía mundial trabada por fuertes vinculaciones y muy competitiva, los «nichos» económicos se redefinen y rehacen cada vez más sobre la base de las ventajas comparativas, lo que puede limitar los cambios estructurales significativos en las economías. Por ejemplo, el desarrollo del sector manufacturero en muchos países en desarrollo está aún limitado por el bajo nivel de inversiones, la pequeñez de los mercados o la falta de competitividad de la producción local. Las manufacturas en los países en desarrollo se basan a menudo en la agricultura y su expansión tiende a tener un efecto negativo sobre los bosques a causa de las mayores necesidades de materia prima. En varios países en desarrollo el sector manufacturero indígena se ha beneficiado de mercados internos muy protegidos, pero la liberalización económica está produciendo grandes cambios, y el levantamiento de las restricciones a la importación socava a menudo las industrias locales que no pueden competir con artículos importados más baratos y a veces de mejor calidad.

Aunque varios países esperan ampliar el sector de servicios para elevar los ingresos y promover el empleo, hay limitaciones inherentes a tal opción. La mayoría de los sectores de servicios con alto valor añadido, entre ellos sectores tradicionales como bancos, comercio y transportes o sectores más modernos como actividades recreativas, información, tecnología y finanzas, están centrados en los países desarrollados, mientras que la mayoría de los países en desarrollo se orientan hacia servicios en la parte inferior de la escala del valor añadido. Aun en el caso de las «industrias del intelecto», de las que varios países esperan valerse para un desarrollo de vía rápida, la mayoría de los servicios ocupan nichos de bajo valor añadido, por ejemplo, procesamiento de facturas de tarjetas de crédito, «tecnología de destornillador» como ensamblaje electrónico y operaciones similares con alta densidad de mano de obra de la que se aprovecha su costo económico. Estas actividades generan poca plusvalía y apenas abren camino a cambios estructurales apreciables.

Las oportunidades ofrecidas por el desarrollo de los sectores extractivos (como petróleo y gas natural) a menudo se han perdido por la apropiación privada de los beneficios o por la tendencia a confiar demasiado en un solo sector (Dale, 2000). Cuando el petróleo o el gas natural (o de hecho cualquier sector en auge que genere una fuerte afluencia de divisas) se convierte en una fuente importante de ingresos, hace elevar los tipos de cambio, hace que otros sectores no sean competitivos y actúa contra la diversificación de la economía (fenómenos llamados a veces «síndrome holandesa» porque se advirtió primeramente en los Países Bajos en los años sesenta tras el descubrimiento de grandes reservas de gas natural).

MÁS ALLÁ DE LOS CAMBIOS ESTRUCTURALES: POSIBLES ESCENARIOS FUTUROS

Si no son probables en un futuro previsible grandes cambios estructurales ¿en qué dirección irán los cambios, y qué es lo que significarán para el sector forestal? ¿Habrá una situación de equilibrio estable que permita a la mayoría de los países introducir los cambios necesarios en el marco del mecanismo de mercado? Hay razones para creer que los cambios podrían ir en nuevas direcciones, sobre todo por la aparición de nuevas líneas divisorias en el sistema social y económico mundial.

Líneas divisorias, desequilibrio y nuevos escenarios

Los cambios previsibles tienen lugar en condiciones de equilibrio, cuando es fácil comprobarlos y entenderlos, mientras que los cambios en el conjunto del sistema surgen en condiciones de dese-quilibrio. Al desarrollarse y evolucionar la sociedad, aparecen siempre nuevas líneas divisorias que conducen a cambios importantes. Durante casi toda la segunda mitad del siglo XX, el abismo político y económico entre economías centralmente planificadas y economías de mercado fue el principal criterio de división a nivel mundial (Thurow, 1996). Este abismo en cierto modo predominaba sobre otras divisiones. El hundimiento de la Unión Soviética y el auge del mecanismo de mercado fue el cambio principal durante el último decenio.

No obstante, el final de la guerra fría ha hecho aflorar algunas líneas divisorias latentes o inadvertidas. Muchas de las cuestiones, como autoritarismo, violación de derechos humanos y corrupción, que se pasaban por alto (o a veces se aprobaban o toleraban tácitamente) para mantener a los países dentro de un determinado bloque político, son ahora tratables. La exigencia de democracia penetra dentro de las naciones, lo que se traduce en transferencia de atribuciones administrativas a niveles locales. La reivindicación de los derechos humanos da aliento a grupos étnicos, lingüísticos y religiosos, alimentando a menudo nuevos conflictos y socavando a veces el concepto de Estado nacional. El desarrollo orientado al mercado, especialmente el mayor flujo de fondos, tecnología y bienes y servicios, está difuminando las fronteras nacionales (Giddens, 1998). Las alianzas o grupos de interés a través de las fronteras están siendo actores importantes en los campos económico, social y político.

En un mundo menos polarizado con Estados nacionales más débiles, aparecen ya nuevas tensiones que tendrán efectos directos e indirectos sobre el uso de los recursos naturales, entre ellos los forestales:

Las rupturas o tensiones a lo largo de estas líneas divisorias son ya evidentes. Las grandes empresas multinacionales, que consolidan ahora sus posiciones mediante fusiones, adquisiciones y tecnologías mejoradas, tropezarán con presiones crecientes. En muchos casos los conflictos futuros se plantearán entre organizaciones muy activas constitutivas de amplias redes de contactos en representación de intereses de una multitud de grupos diversos y corporaciones multinacionales económicamente poderosas.

El rápido crecimiento de la tecnología de la información y la comunicación está acelerando el proceso de cambio a lo largo de las líneas divisorias, con la aparición de numerosos grupos y comunidades que tienen una fuerte base local pero actúan en un contexto internacional. También puede haber fuertes grupos locales excluidos del mecanismo de mercado o incapaces de aprovecharse de él. Aunque el mecanismo de mercado ha triunfado en los últimos años, tendrá que adaptarse a una situación en que nuevos sistemas que no son de mercado están siendo parte integrante del marco económico e institucional.

PREPARAR EL SECTOR FORESTAL AL CAMBIO

Dada la incertidumbre respecto a la índole exacta de los cambios futuros, es difícil decir cómo el mundo forestal debe adaptarse hoy a los cambios. Aunque en muchas situaciones persistirán durante algún tiempo los problemas tradicionales, es imperativo que el personal y las organizaciones forestales prevean los cambios más allá del futuro inmediato y se preparen para adaptarse a nuevas situaciones. A continuación se indican algunos de los cambios más importantes que cabe considerar.

Papel cambiante de las organizaciones

Los objetivos, programas y planes nacionales tendrán menos relevancia al convertirse las comunidades locales, las entidades subnacionales y el sector privado en fuerza dominante para las decisiones sobre ordenación de recursos forestales. Es muy probable que la silvicultura como sector o profesión separada quede integrada en un marco mucho más amplio que abarque todos los sectores de los recursos naturales. El papel de las entidades nacionales, en especial las organizaciones jerárquicamente estructuradas como departamentos forestales, menguará notablemente. La capacidad de las organizaciones forestales tradicionales para influir sobre la gestión forestal -en lo que se refiere a conocimientos, recursos, aceptación por los interesados, etc.- ha descendido ya mucho. Un papel posible de tales organizaciones en el futuro será el de árbitros imparciales para facilitar la resolución de conflictos entre los numerosos nuevos actores, y también el de órgano superior encargado de establecer normas sobre diversas prácticas aceptables para el conjunto de los actores. En el mejor de los casos su ámbito de acción se limitará a la ordenación de bienes y servicios públicos, a menudo por contrato.

Capacidades y planteamientos nuevos

Los problemas del medio ambiente, en especial los relativos a protección de las cuencas fluviales y de la biodiversidad, cobran más importancia. Aunque el suministro sostenible de bienes públicos seguirá siendo responsabilidad del sector público, el planteamiento tendrá que ser muy distinto del actual. Quienes tengan que renunciar a sus actividades usuales para que otros puedan seguir disfrutando de los servicios del medio ambiente tendrán que ser debidamente compensados. Habrá que mejorar las tecnologías de supervisión de recursos y perfeccionar las prácticas gestoras para cuidar de que todas las partes cumplan su cometido. Aunque los criterios y los indicadores para ello se establezcan a nivel nacional, la aplicación y la supervisión se harán a nivel local. También habrá que mejorar sustancialmente la capacidad de negociación y de solución de conflictos a nivel local, e introducir sistemas de gran transparencia para la administración de los recursos.

CONCLUSIÓN: ADMINISTRAR EL CAMBIO

La humanidad está entrando en un período de gran turbulencia, acelerada por los numerosos cambios que están ocurriendo. Cuando las sociedades corrigen grandes y pequeñas rupturas económicas, medioambientales y sociales y construyen nuevos marcos para una mejor relación con la naturaleza, la silvicultura que hoy conocemos tendrá que cambia. Los individuos y las instituciones suelen adoptar ante el cambio una de estas actitudes:

En general las reacciones son tardías y entran en las tres primeras categorías. Para sobrevivir y contribuir al desarrollo social y económico, probablemente la única opción viable es la cuarta, aunque pueda resultar incluso autodes-tructiva al exigir cambios radicales en la organización actual de las actividades forestales.

Bibliografía


1 El turismo, especialmente el ecoturismo, se ha considerado como un ámbito potencial de ventaja para algunos de los países en desarrollo, y se hacen esfuerzos para promover el ecoturismo bajo gestión comunitaria para dar a las comunidades locales la posibilidad de obtener una parte sustancial de los beneficios. Pero también hay que advertir las limitaciones del ecoturismo, en especial su sostenibilidad a largo plazo (Elegant, 2000).

 2 Las manifestaciones de activistas durante la reunión de la OMC en Seattle, Estados Unidos de América, a fines de 1999 son un ejemplo de cómo una multitud de grupos con un objetivo común pueden influir sobre las grandes decisiones.


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