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Participación comunal en la ordenación de la fauna silvestre:
la experiencia de Monte Camerún

A. Akumsi

Alfred Akumsi forma parte del personal de Desarrollo de la Comunidad en el Centro Regional de Desarrollo y Conservación (RCDC), Limbe, Camerún.

Una estrategia participativa en la ordenación de la fauna silvestre de la región de Monte Camerún está ayudando a frenar el rápido deterioro de la vida animal en los bosques y puede contribuir a que la legislación del país corresponda mejor a las realidades locales en esta materia.

En la región de Monte Camerún, la caza de animales silvestres para la propia subsistencia y para la venta ha sido siempre una práctica común y ha llegado a ser un negocio lucrativo que da empleo a miles de hombres, mujeres y niños. Sin embargo, el refinamiento de los métodos de caza, la destrucción del hábitat por el fuego y la tala de bosques en favor de las tierras de cultivo han llevado a un rápido descenso del número de animales silvestres. Este descenso preocupa no solo a los ecologistas sino también a los habitantes locales cuyos medios de subsistencia se ven directamente afectados.

Aunque las comunidades locales del Camerún ven la necesidad de una ordenación sostenible de los recursos, la legislación sobre fauna silvestre no da bastante cabida a la participación de los usuarios locales en la gestión y el uso de sus recursos.

El Proyecto Monte Camerún de Limbe, financiado por el Departamento para el Desarrollo Internacional (DFID) del Reino Unido, que trabajó en la región de 1994 a 2002, facilitó la adopción de una estrategia participativa de ordenación de la fauna silvestre en Monte Camerún. Se está estudiando la posible extensión de esta estrategia a otras regiones del país. En este artículo se exponen las experiencias y las enseñanzas derivadas de la ordenación comunal de la fauna silvestre en la región de Monte Camerún.

SIGNIFICACIÓN CULTURAL Y ECONÓMICA DE LA CAZA

La caza de animales silvestres en muy importante como recurso de subsistencia de todas las poblaciones que habitan en el Camerún. La carne así obtenida se destina principalmente a la propia alimentación y a la venta. Algunas comunidades locales le atribuyen una fuerte importancia cultural. Por ejemplo, algunas sociedades tradicionales de la región de Monte Camerún creen que los humanos se transforman a veces en animales. Aunque estas sociedades muestran una fuerte consideración cultural por los animales, carecen de estructuras organizadas para la ordenación de la fauna silvestre (Tako, 1999).

Los animales silvestres han sido siempre objeto de explotación en la región de Monte Camerún como recurso de propiedad comunal, aunque la caza está sujeta a ciertas reglas como licencias, registro de armas y uso de tipos de trampas aprobados. Sin embargo, la mayoría de las actividades cinegéticas se realizan ilegalmente, es decir sin cumplir esos requisitos. Tradicionalmente, para la caza se han utilizado armas o trampas de fabricación local como lanzas de madera y cuerdas hechas con lianas, y las piezas logradas se destinaban básicamente al consumo familiar. Con el tiempo, las prácticas tradicionales han ido dando paso a técnicas más adelantadas como armas de fuego y alambradas. Cada cazador coloca hasta trescientas trampas, y es corriente el uso de alambradas para aumentar las probabilidades de captura.

Además de los excesos de la caza, otros factores que contribuyen a la merma de la fauna silvestre en la región son la destrucción del hábitat por los incendios forestales, la agricultura de subsistencia y la tala de bosques en gran escala para establecer explotaciones agroindustriales.

En torno a Monte Camerún se han catalogado unas 45 especies de mamíferos grandes y medianos (de un peso superior a 3 kg), que constituyen una parte importante del ecosistema. Algunos de estos animales son endémicos de la región: el mandril (Mandrillus leucophaeus), el macaco de Preuss (Cercopithecus preussi), el macaco de orejas rojas (Cercopithecus erythrotis) y el francolín de Monte Camerún (Francolinus camerunensis). Elefantes y chimpancés son raros y están en peligro. Todos estos animales, así como otras especies comunes, se matan y se venden en la región para aprovechar su carne. Monos y roedores son los más corrientes (Tako, 1999).

En la región de Monte Camerún la caza da trabajo a hombres, mujeres y niños. La cadena comercial está constituida por cazadores, minoristas y vendedoras de platos cocinados (Ambrose-Oji, 1997).

Los cazadores son principalmente hombres jóvenes de dos categorías: temporales, que tienen otras ocupaciones y solo ocasionalmente practican la caza, sobre todo para consumo familiar; y permanentes, que invierten la mayor parte de su tiempo y sus recursos en la caza. Los cazadores permanentes tienen un objetivo económico y van de un lugar a otro en busca de bosques con caza abundante. La cadena está organizada de manera que las vendedoras de platos cocinados financian a la mayoría de los cazadores profesionales.

Entre los intermediarios hay hombres y mujeres que compran a los cazadores y revenden al público la carne, fresca o ahumada. Este grupo contribuye también a financiar el proceso.

Las vendedoras de platos cocinados son exclusivamente mujeres, que preparan la carne en sopa de pimienta y la venden al público.

La mayoría de los cazadores profesionales son financiados por las vendedoras de platos cocinados,
exclusivamente mujeres que preparan la carne en sopa de pimienta y la venden al público
(Foto: A. Akumsi)

Los cazadores y otros interesados de la región de Monte Camerún han formado comités y asociaciones
en el marco de los cuales se negocian normas y reglamentos sobre buenas prácticas cinegéticas
(Foto: A. Akumsi)

ESTRATEGIA PARA LA FAUNA SILVESTRE EN LA REGIÓN DE MONTE CAMERÚN

Para poner remedio al descenso de la fauna silvestre en la región, el Proyecto Monte Camerún de Limbe, junto con el departamento local del Ministerio de Medio Ambiente y Bosques (MINEF), propició la adopción de una estrategia destinada a instaurar en la zona un sistema de ordenación sostenible de la fauna silvestre que contribuya a mejorar los medios de sustento de la población.

El estudio de la ley camerunesa de bosques y fauna silvestre promulgada en 1994 puso de manifiesto que la legislación vigente preveía la participación de las comunidades locales en la ordenación de los recursos forestales, y en especial la fauna silvestre; sin embargo, no había todavía una reglamentación que tuviese en cuenta las realidades locales sobre el terreno, y no estaba claro el reparto de las responsabilidades y los beneficios, tanto entre las comunidades y el MINEF como en el interior de las comunidades. Uno de los objetivos del Proyecto Monte Camerún era poner a prueba procedimientos para hacer practicable la ley.

La estrategia adoptada insistió en la participación de cazadores y otras autoridades tradicionales, y el proceso sirvió para adaptar y poner a prueba sistemas existentes de ordenación local de la fauna silvestre.

Los objetivos de la estrategia eran:

• crear instituciones en las aldeas y reforzar su capacidad para la ordenación sostenible de la fauna silvestre;

• establecer normas y reglamentos locales en apoyo de los esfuerzos de ordenación sostenible teniendo en cuenta las realidades locales y dentro de los límites de la legislación nacional sobre la fauna silvestre;

• definir las zonas de caza comunales y los niveles de explotación sostenible;

• establecer un sistema sencillo de vigilancia y evaluación local con la participación de todos los interesados.

Se promovió la formación de asociaciones de cazadores y comités para la ordenación de la fauna silvestre, en el marco de los cuales se negociaron y se convinieron con el MINEF normas y reglamentos sobre buenas prácticas cinegéticas.

Se comprobó que una de las condiciones básicas para el ejercicio de la autoridad por parte de la administración forestal local es la expedición de documentos que autoricen a los usuarios locales a administrar los recursos de la caza. El servicio forestal local, en colaboración con la administración local, simplificó los procedimientos para que los cazadores locales pudieran adquirir licencias de tenencia de armas y de caza, pese a una divergencia con la reglamentación nacional sobre fauna silvestre. Este entendimiento entre las administraciones locales y el MINEF se concertó para suplir las deficiencias de la ley, con la intención de que, si funcionara bien, pudiera servir de modelo para la revisión de la ley nacional sobre fauna silvestre.

Se definieron las temporadas de caza y los cotos comunales de caza para limitar las actividades cinegéticas a ciertas zonas y dejar que en otras los animales pudieran sentirse seguros y reproducirse. Se permite la colocación de trampas tan solo a 1 km de las zonas agrícolas, pero sin adentrarse más en el bosque. De esta manera se consigue el doble propósito de cobrar piezas de caza y proteger los cultivos contra animales pequeños, principalmente roedores, considerados en la región como plagas para la agricultura. Además, se limita a 100 el número de trampas que puede colocar cada individuo.

Se ha introducido en la región un sistema sencillo de control y evaluación. La institución de ordenación de la fauna silvestre se encarga del controlar regularmente la población animal. Se registra información de control en fichas especialmente diseñadas y cada año se asignan cupos de caza en función de los datos recogidos. La información de control procede tanto del bosque como de la aldea; en el bosque, se anota la abundancia de cada especie y su distribución, mientras que en la aldea son las vendedoras de platos cocinados y los cazadores quienes dan información sobre el nivel de suministros.

Los cupos de caza para cada especie se basan en la abundancia local y se adjudican mediante un sistema de marbetes. Al comienzo de la temporada de caza, la institución comunal entrega a los cazadores unas chapas o marbetes metálicos correspondientes a las especies cuya caza está permitida, siendo el número de marbetes para cada especie igual al cupo de caza para esa especie durante la temporada. El cazador pone el marbete en el animal muerto y lo lleva a la oficina de control en la aldea, en la cual se retira el marbete. Cuando se ha recuperado todos los marbetes para una especie determinada, se considera cubierto el cupo de caza para esa especie durante la temporada. Las especies en peligro de extinción están excluidas de la caza. Además se ha instruido a los cazadores, mediante carteles y en los medios locales de comunicación, respecto a las especies cuya caza está permitida.

Las instituciones de ordenación de la fauna organizan regularmente patrullas forestales contra los cazadores furtivos. Las actividades de control consisten en la destrucción de trampas ilegales, es decir las colocadas fuera de las zonas permitidas, y la detención de cazadores en situación ilegal por no haberse inscrito en la institución de la aldea y no estar autorizados a cazar o poner trampas ni siquiera en las zonas permitidas. La caza ilegal se sanciona con la confiscación del material de caza y con multas.

La estrategia de ordenación de la fauna silvestre se está aplicando en toda la región de Monte Camerún, con resultados variables según las comunidades.

Las comunidades, las instituciones de ordenación de la fauna y el Ministerio de Medio Ambiente
y Bosques han fijado límites para la colocación de trampas
(Foto: A. Akumsi)

OBSTÁCULOS PARA LA APLICACIÓN DE LA ESTRATEGIA

Orientación legislativa

La legislación del Camerún sobre la fauna silvestre está lejos de reflejar las realidades del bosque en lo que se refiere a caza y ordenación de los recursos forestales, y no estimula a los cazadores locales a participar en la ordenación y el aprovechamiento de los recursos animales. Por ejemplo, las licencias de caza son demasiado caras para el bolsillo de los cazadores locales, en especial si se comparan con los permisos de extracción de madera para uso artesanal. Frente a esta barrera financiera, los cazadores locales optan con frecuencia por la ilegalidad, intensificando su actividad de manera no sostenible y matando especies amenazadas.

La licencia para el uso de armas es un requisito previo para la licencia de caza, pero la escopeta danesa, muy utilizada por los cazadores locales, no es reconocida por la administración y no puede ser objeto de licencia. El cazador local no tiene así la posibilidad de cazar legalmente con el arma que puede comprar fácilmente.

La ley sobre fauna silvestre reconoce únicamente las trampas en las que se utilice material vegetal, y no permite la venta de animales capturados con trampas. La realidad local es que se utilizan lazos de alambre por ser más eficaces, y que los cazadores venderán probablemente parte de sus capturas como complemento de los ingresos familiares.

La incapacidad de la ley para reconocer estas realidades estimula la caza ilegal, que el gobierno no puede controlar.

Participación comunal

Desde el principio, las aldeas fueron reticentes a la ordenación comunal de la fauna silvestre, porque son pocos los beneficios financieros derivados de la regulación. Era muy difícil interesar en el proceso a todos los cazadores; algunos de ellos, sobre todos los dedicados a la caza como ocupación principal, preferían continuar en la ilegalidad, ya que su trabajo incontrolado les reportaba mayores beneficios individuales que los obtenidos siguiendo las normas y reglamentaciones de las instituciones comunales de ordenación, y había pocas probabilidades de que se les sorprendiera y castigara por su actividad ilegal. Algunos cazadores desconfiaban también de que la iniciativa del gobierno fuera una trampa para detenerlos o para hacerles pagar impuestos por sus actividades. Tras una constante labor de mentalización, los cazadores fueron tomando conciencia de las ventajas potenciales de la estrategia, y aumentó el número de cazadores registrados.

Las asociaciones de ordenación de la fauna silvestre han convenido en sus reglamentos internos un funcionamiento en circuito cerrado, de manera que las vendedoras de platos cocinados compran la carne únicamente a cazadores registrados. Se presiona así a los que todavía no se han registrado para que lo hagan y operen en el marco de la estrategia. Además, el Proyecto Monte Camerún ha dado formación inicial a los aldeanos para que realicen otras actividades lucrativas reduciendo así su dependencia de la caza.

Lucha contra la caza furtiva

Ha sido muy difícil llevar a la mesa de negociación a los cazadores no residentes en la comunidad. Suelen éstos penetrar en la zona sin ser notados, generalmente con la complicidad de algunos residentes. Transportan y venden sus capturas fuera de la aldea, en zonas urbanas cercanas. Para combatir a este grupo de cazadores, las comunidades han recurrido a un control conjunto en el que participan el MINEF y comités de ordenación de la fauna. El control conjunto ha sido muy eficaz para ahuyentar a los cazadores furtivos en algunas zonas, aunque el problema subsiste aún en zonas periurbanas.

Sostenibilidad financiera

Un grave problema que se presentó al aplicar la estrategia fue la falta de sostenibilidad financiera de las instituciones de aldea. El costo de la ordenación de la fauna silvestre es muy superior a los beneficios obtenidos. No puede pensarse, pues, que las instituciones de aldea puedan ganar lo suficiente para sostener el sistema de ordenación.

Para contribuir a la solución de este problema, se ha desarrollado la capacidad de las comunidades para una ordenación forestal con fines múltiples, de manera que los beneficios derivados de la explotación de otros recursos forestales sirvan para costear la ordenación de la fauna silvestre. Muchas comunidades de la región están ahora adoptando un modelo de silvicultura comunal según el cual el gobierno encomienda a la comunidad local la administración de una parte del bosque, y la comunidad disfruta de todos los beneficios (incluidas las rentas) de tal administración. Se han previsto también actividades generadoras de ingresos para elevar las ganancias de los cazadores y de las personas interesadas en la ordenación de la fauna silvestre.

RESULTADOS POSITIVOS

Conciencia pública más despierta

La constante labor de concientización, realizada inicialmente por el Proyecto Monte Camerún y el MINEF y después por los comités de ordenación de la fauna silvestre, ha hecho que el público entienda mejor las cuestiones de ordenación de la vida animal en el bosque. Los habitantes de las aldeas están mejor enterados de las disposiciones de la ley sobre la fauna silvestre, y han rectificado su práctica de la caza indiscriminada para aplicarse a la caza de especies comunes y menos raras. Este hecho es indicativo de que se perciben las amenazas a la fauna silvestre en la zona.

Mayor capacidad

Un importante logro es la colaboración entre el MINEF, los usuarios de los recursos de la fauna y otros interesados para detener el descenso de la población animal en la zona. Los aldeanos han adquirido más capacidad en el tratamiento de la fauna. Los conocimientos de la población local sobre la fauna se utilizan para adjudicar cupos de caza sostenibles. La caza de especies en peligro y de especies protegidas por la ley camerunesa ha descendido notablemente en las comunidades en que la estrategia ha conseguido un nivel elevado de aplicación.

Aumento de la población animal silvestre

Los indicadores locales establecidos por miembros de la comunidad (como los daños causados a la agricultura por los mamíferos mayores) y el análisis de los datos de control de la fauna silvestre revelan un aumento de las poblaciones animales silvestres. Es ahora más frecuente avistar en el bosque especies que antes eran muy raras. Sin embargo, para un análisis más cuantitativo y cualitativo y para una plena comprensión de los efectos de la estrategia, se precisa un estudio detallado de la fauna que complemente los datos facilitados por la comunidad.

Otras formas de ganarse la vida

Muchos aldeanos están emprendiendo otras actividades lucrativas complementarias de la caza y de la silvicultura, como la apicultura, la cría de caracoles y la domesticación de ratas de campo. Algunos cazadores han abandonado la caza para optar por estas actividades más rentables.

Control conjunto

Las operaciones de control conjunto han conseguido reducir considerablemente la caza furtiva e incluso ponerle fin en algunas comunidades. Se han destruido en el bosque miles de trampas para animales, y algunos cazadores furtivos han sido detenidos y castigados en aplicación de las normas convenidas en la comunidad y adoptadas en las nuevas estrategias. Según algunas opiniones, el aumento de la población animal se debe a la retirada efectiva de trampas en el bosque.

Orientación legislativa

La experiencia adquirida en la aplicación de la estrategia de ordenación comunal de la fauna silvestre en la región de Monte Camerún es ahora útil para la revisión de las reglamentaciones sobre fauna silvestre adaptándolas mejor a las comunidades locales. Las comunidades de la región de Monte Camerún son invitadas a menudo a presentar sus experiencias a las autoridades políticas en reuniones y seminarios organizados como parte del proceso de revisión de la legislación. Por ejemplo, el interés de la estrategia para otras partes del país se reconoció en una reunión de trabajo en Garoua en marzo de 2001. Entre tanto, el departamento local del MINEF ha contribuido a crear un ambiente favorable para reunir a los cazadores y a las autoridades tradicionales en la ordenación de la fauna silvestre.

Se ha hecho en las comunidades una labor de concientización sobre las cuestiones de ordenación
de la fauna silvestre, mediante reuniones informativas sobre el estado de la fauna y la necesidad de conservarla
(Foto: A. Akumsi)

ENSEÑANZAS QUE SE DEDUCEN

La concientización fue muy importante para dar a las comunidades un mejor conocimiento de las ventajas y los beneficios que pueden obtenerse de una política conducente a un justo reparto entre el Estado y las comunidades locales de las tareas de ordenación de los recursos naturales.

El claro reparto de funciones y responsabilidades, así como la formulación de sistemas transparentes, contribuyó a reducir la desconfianza de la población local y a facilitar su plena participación en la ordenación de la fauna silvestre.

Un objetivo importante del proyecto en la región de Monte Camerún era obtener la información sobre los resultados a nivel local que pudiera influir sobre la legislación y las decisiones a escala nacional. Se ha reconocido el interés de la estrategia para otras partes del país. Está todavía en marcha la revisión de la legislación sobre bosques y fauna silvestre que ha de incluir este tipo de modelo local y participativo.

Una conclusión importante fue que un marco legal en el que los cazadores puedan sentirse identificados y actuar legalmente les da un mayor sentimiento de propiedad y los estimula para tratar la fauna silvestre de manera sostenible con miras a beneficios a largo plazo. El reconocimiento legal de las instituciones de ordenación de la fauna silvestre en la región de Monte Camerún ha dado a tales instituciones cierta capacidad para reprimir la caza furtiva, lo que ha contribuido también a reducir la caza de especies en peligro.

Nunca hay que subestimar los conocimientos indígenas sobre uso de los recursos. La incorporación de los conocimientos locales sobre la fauna silvestre a la formulación de un sistema de control y evaluación en la región de Monte Camerún hizo que el sistema fuese fácil de utilizar, barato y fácil de adaptar.

CONCLUSIONES

La ordenación comunal de la fauna silvestre, aunque sea todavía un planteamiento nuevo en el Camerún, parece ser la única esperanza de detener el rápido descenso de la población animal en los bosques del Camerún. La estrategia de ordenación de la fauna silvestre en Monte Camerún tiene potencialidad para resolver las cuestiones que se plantean, si se aplican en un contexto sociopolítico favorable. Los conocimientos adquiridos deberían usarse para revisar la legislación nacional sobre animales silvestres, y el gobierno debería propiciar iniciativas análogas en otras partes del país.

Bibliografía

Ambrose-Oji, B. 1997. Forest livelihoods: implications for biodiversity conservation. Analysis of the MCP-GEF socio-economic survey for West Coast and Bomana corridor area. Consultancy report. Limbe, Camerún, Mount Cameroon Project.

Tako, C. 1999. Local forest resource management systems (LFRMS) – understanding, mobilisation and monitoring. Sustainable Wildlife Management: West Coast Area of Mount Cameroon. Limbe, Camerún, Jardín Botánico de Limbe y Washington, DC, Estados Unidos, Central African Regional Program for the Environment (CARPE).


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