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APENDICE E
Discurso del Sr. Agrónomo Hipólito Mejía Secretario de Agricultura, República Dominicana

Señores:

La República Dominicana y su Gobierno, presidido por Don Antonio Guzmán Fernández, se sienten altamente complacidos porque nuestra nación haya sido escogida como sede de este importante Simposio de la Comisión de Pesca Continental para América Latina, que reune a destacados expertos de la acuacultura en la región.

Nuestro país auspicia este evento, no sólo con el interés de que los técnicos y funcionarios de naciones hermanas y de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación observen los progresos alcanzados en los últimos años merced a una política dirigida a ganarle la carrera a nuestras estrecheses, sino también como muestra de que la República Dominicana está seriamente preocupada en la búsqueda de nuevas vías de desarrollo.

Por eso, no escatimamos esfuerzos humanos y técnicos para ganarle la batalla al hambre. Por eso, dondequiera que es posible el uso de un recurso en bien del hombre, particularmente del hombre más necesitado, ahí estamos nosotros diciendo presente.

De ahí que hemos entendido y en ello estamos trabajando, que la pesca continental y la acuacultura son opciones viables para dar respuesta a las demandas proteínicas de las generaciones presentes y futuras. Y nuestro Gobierno, inspirado en una política económica y social tendentes a satisfacer las necesidades de las grandes masas, ha estado fomentando esas actividades con miras a reducir las importaciones de pescado y aumentar su consumo, sobre todo entre nuestros hombres del campo.

Nosostros estamos conscientes de los riesgos que implican las capturas pesqueras y las limitaciones que presenta su explotación debido a la pobreza ictiológica que caracteriza a los mares de estas latitudes y al mal uso de los recursos marinos, así como por la contaminación provocada por los derrames de petróleo, principalmente.

Para dar una idea del problema, señores delegados, les digo que sólo por el Canal de la Mona cruzan 286 barcos petroleros. Esa y otras fuentes de contaminación están minando la capacidad productora de peces de nuestros mares.

En cuanto a su interior, la República Dominicana es un país hídricamente rico. Esto lo decimos por la existencia de 108 redes fluviales, cinco de ellas con cuencas de adaptación superiores a los dos mil metros cúbicos, así como lagunas y zonas costeras en condiciones ecológicas aptas para cultivos marinos y numerosas represas y canales de riego construídos por el Gobierno.

Para nosotros, esos son avales suficientes y estímulos para que estemos fomentando la pesca y la acuacultura, de manera que podamos aprovecharnos de los recursos de que Dios y la mano del hombre nos han dotado. Para conseguirlo con la mayor eficiencia posible, hemos venido laborando para tecnificar la Dirección de Recursos Pesqueros mediante la dotación de recursos humanos y económicos, de manera que respondan a las expectativas que la nación tiene en el recurso agua como fuente de proteína.

Los logros conseguidos en esa tarea se dejan sentir en la dieta de nuestros habitantes, en nuestra balanza de pagos y en el aumento de la producción nacional.

En efecto, entre 1978 y 1980 nosotros logramos reducir las importaciones de alimentos pesqueros en aproximadamente 17 millones de dólares, una excelente contribución del subsector pesca a aliviar los graves problemas de divisas que confronta el país, gracias al aumento de la producción pesquera del país.

Las importaciones de esos productos fueron de 32 millones, 61 561 dólares en 1978, las cuales bajaron hasta más de 19 millones de dólares en 1979, y el año pasado siguieron su ritmo de descenso hasta 15 millones, 29 486 dólares.

Esas reducciones en las importaciones de productos pesqueros corren parejas con los aumentos registrados en su producción en el país, gracias a la política desarrollada en los últimos años en ese subsector.

Así, mientras en 1978 la producción pesquera dominicana fue de seis millones, 107 773 kilos, en 1980 se había duplicado, llegando a doce millones, 701 688 kilos.

Para el próximo año nos sentimos altamente esperanzados. Entrarán en operación cuatro grandes granjas piscícolas. Incluso el sector privado se ha sentido estimulado por el trabajo realizado por las instituciones gubernamentales, y ya tiene instalaciones listas para iniciar la producción masiva de camarones en 1982.

Con esos fines hemos traído al país las especies de mayor rendimiento de Taiwán y de Israel, lo que nos permite aumentar la producción camaronera y fomentar nuevas especies de elevada productividad.

Como muchas otras áreas y actividades, la acuacultura fue una área poco estimulada en el país en el pasado reciente, porque nunca se alcanzó a ver su potencial. Aunque parezca extraño, pero es la realidad: éramos isleños que desconocíamos el potencial de nuestras aguas como fuente de proteína para elevar la calidad de la vida de nuestros ciudadanos. Pero en los últimos años este Gobierno ha redescubierto la importancia alimenticia de nuestro recurso agua y el aporte que puede dar a nuestra economía, y ahí comienzan ya a verse pequeños frutos que apuntan hacia las altas posibilidades de la pesca y la acuacultura.

Una reflexión final que quiero compartir con ustedes, técnicos y funcionarios amigos, es que el esquema de desarrollo de nuestras naciones está ahí, en el aprovechamiento de nuestros recursos y de las tecnologías susceptibles de, en un tiempo relativamente corto, ser asimiladas y aprovechadas por nuestros habitantes.

Los ejemplos que se vienen dando en distintas latitudes del mundo, dentro de la geografía de las naciones pobres, es que debemos hacer acopio de nuestra inteligencia y de nuestra capacidad de iniciativa para descubrir nuestros recursos y poner nuestras acciones en marcha, de manera que no estemos a merced de los que sólo quieren asignarnos los papeles de productores de los renglones que necesitan dentro de la división internacional de trabajo que ellos han diseñado.

Hay una ideología del desarrollo que debemos combatir, si es que queremos alguna vez ser dueños de nuestros recursos y de nuestras posibilidades de expansión, y es la que nos lleva a querer repetir en el interior de nuestros países los esquemas que otros se han dado y que levantan como prototipos.

Este simposio es una muestra de que estamos mirando el potencial de nuestros recursos, y de que estamos buscando emplear nuestras simples pero útiles tecnologías en favor de nosotros.

Al dar la bienvenida a los señores delegados y observadores de esta reunión, quiero saludarlos de todo corazón y desearles que laboren con inteligencia y utilidad para nuestros pueblos.

Muchas gracias.


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