Después de una declaración de introducción en la que se explicó por qué el CAIRM había decidido ampliar su campo de estudio para incluir los factores no biológicos al formular sus sugerencias sobre los principios generales relativos a la explotación de los recursos acuáticos, el Grupo de Trabajo (i) examinó las investigaciones económicas actuales en el sector de la acuicultura; (ii) estudió la naturaleza y las metodologías de los estudios económicos sobre acuicultura; (iii) examinó las deficiencias de esos estudios, y (iv) consideró las medidas que la FAO y los gobiernos podrían adoptar para mejorar el contenido y la utilización de esos estudios. Se convino en que el debate debería abarcar todas las formas de acuicultura en pequeña escala, fueran o no rurales.
Se dieron breves informaciones al Grupo de Trabajo sobre las actividades de la FAO, el ICLARM, el SEAFDEC en la esfera de los estudios económicos y sobre las actividades realizadas en los países representados en la reunión.
Las principales contribuciones de la FAO comprenden actualmente la publicación de datos sobre los aspectos económicos de la producción y la preparación de dos manuales, uno sobre fundamentos de economía y otro sobre la forma de llevar los registros en las empresas pequeñas. El ICLARM ha seguido una política que consiste en prestar asistencia a economistas nacionales para que efectúen estudios de acuicultura. Este método ha dado por resultado varios estudios relativos a los aspectos económicos de la acuicultura en Asia, insistiéndose recientemente en la realización de estudios sobre la historia del desarrollo de la acuicultura en países con un historial sólido como productores acuícolas. Actualmente, IDRC e ICLARM están también estableciendo una red de instituciones en Asia para el estudio de los aspectos socioeconómicos de la acuicultura.
El Departamento de Acuicultura del SEAFDEC estableció en 1982 una dependencia de economía acuícola, la cual está llevando actualmente a cabo tres estudios:
estudio de los pequeños productores de gambas de la isla de Panay;
estudio sobre la cría de tilapia en jaulas lacustres;
estudio de las repercusiones socioeconómicas de la acuicultura lacustre sobre la pesca de captura tradicional en esos lagos.
Hace unos diez años el SEAFDEC realizó también un estudio socioeconómico de la industria acuícola en las Filipinas.
Se informó que la Facultad de Pesca de la Universidad de Tokyo y el Organismo de Pesca del Japón contaban con grupos de investigadores que estaban actualmente estudiando los aspectos económicos de la acuicultura. En la Universidad de Malasia se ha creado, asimismo, recientemente una dependencia de economía de la acuicultura. Ultimamente se han efectuado otros estudios sobre aspectos económicos de diferentes explotaciones de producción acuícola en Costa Rica, Hungría y Suecia, estudios que estarán listos para publicación en el próximo futuro. El examen del tema puso de manifiesto que ya se dispone de un urgente volumen de información con el que se podría comenzar a evaluar algunas características generales de empresas acuícolas pequeñas.
El director del debate clasificó los estudios económicos sobre acuicultura en los tipos siguientes:
y señaló a continuación las nueve metodologías de estudio conocidas:
El Grupo de Trabajo aceptó la opinión de que estas metodologías están ahora bien asentadas y que no es apremiante realizar trabajos destinados a mejorarlas.
El Grupo de Trabajo consideró que, aun cuando las metodologías relativas a los estudios económicos están bien definidas, los estudios económicos sobre la acuicultura en pequeña escala adolecen de ciertas deficiencias, entre las que cabe mencionar:
datos insuficientes o poco fiables sobre los aspectos físicos de los insumos y los productos en las actividades acuícolas en pequeña escala y utilización de hipótesis inadecuadas en lo que se refiere a los valores de los pequeños acuicultores;
aplicación de metodologías inapropiadas para el análisis de las actividades rurales en pequeña escala;
tendencia por parte de los decisores, y en primer lugar de la administración pública, a basarse únicamente en las conclusiones de estudios micro-económicos ignorando así las consecuencias ambientales y sociales, a veces graves, resultantes de la creación y funcionamiento de un gran número de unidades microeconómicas en una zona dada.
El Grupo de Trabajo observó igualmente que la falta general de conocimientos de ciencias sociales, y concretamente de teoría económica, de los funcionarios públicos directamente relacionados con la acuicultura, ha restringido en el pasado el número de estudios económicos sobre acuicultura.
Habida cuenta de estas deficiencias, el Grupo de Trabajo estimó que era importante:
que los economistas que estudiaban las pequeñas unidades de producción acuícola se ocuparan explícitamente de las diferentes posibilidades de utilización del tiempo, el dinero y otros recursos de que dispone el particular que se espera se dedique, o que ya esté dedicado, a la acuicultura;
que los economistas velaran por que los estudios microeconómicos se basaran en la evaluación de los insumos y productos hecha por la población local;
que los órganos de decisión del Estado comprendieran que la viabilidad económica era un criterio esencial, pero insuficiente. La aceptabilidad social y la repercusión en el medio ambiente deben tenerse también en cuenta explícitamente al procederse a la evaluación de los programas de desarrollo de la acuicultura en pequeña escala.
La FAO debería preparar un texto que ilustre los factores sociales relacionados con la planificación de los proyectos de acuicultura en pequeña escala y que instruya sobre el procedimiento de análisis requerido para aplicarlos en la preparación de un proyecto.
La FAO debería preparar manuales sobre nociones de economía destinados a trabajadores de extensión y pequeños acuicultores, de preferencia para ser utilizados sin profesor.
Los gobiernos deberían proporcionar a los acuicultores y trabajadores de extensión al servicio del Estado la posibilidad de asistir a cursillos de introducción a la economía.
Los gobiernos deberían, en la medida de lo posible, servirse de los expertos económicos con que cuenten las instituciones locales para que contribuyan a la realización de estudios económicos sobre las actividades acuícolas en pequeña escala.
La FAO, en cooperación con otros organismos internacionales, debería patrocinar reuniones de trabajo sobre los aspectos económicos de la acuicultura
