Foro Global sobre Seguridad Alimentaria y Nutrición (Foro FSN)

Consultas

Agua y seguridad alimentaria - Consulta elecrónica del HLPE para establecer las bases del estudio

El CSA, en su 40º período de sesiones, solicitó al Grupo de alto nivel de expertos (HLPE, por sus siglas en inglés) preparar un informe sobre Agua y seguridad alimentaria para su 42º período de sesiones en 2015, tal y como se señala a continuación: 

“En el seguimiento de importantes acontecimientos internacionales como Río+20 y el Foro mundial del agua, el Grupo de alto nivel seguirá estudiando la cuestión del agua y la seguridad alimentaria. El agua desempeña una importante función en la seguridad alimentaria a través de sus diversos efectos en: la salud y la nutrición (el agua potable y el agua de cocción, con los diversos aspectos relacionados con la sanidad o las enfermedades); la producción agrícola (el acceso al agua, la gestión de los recursos hídricos, la mejora del riego y la agricultura de secano); y la elaboración de alimentos (gestión del agua, calidad del agua...). Este tema debe estudiarse en el contexto más amplio del vínculo entre el agua, el suelo, la energía y la seguridad alimentaria, considerado como un pilar para el crecimiento integrador y el desarrollo sostenible. En el informe del Grupo de alto nivel se podría reunir información sobre la forma en que los países y las regiones abordan la gestión de este importante recurso”.

“Desde la perspectiva de la seguridad alimentaria, el Grupo de alto nivel de expertos centrará su análisis en el agua para la producción agrícola y la elaboración de alimentos, teniendo en cuenta asimismo los aspectos de género. Más en concreto podría evaluar, desde la óptica mencionada, los efectos del agua y las prácticas de gestión en la seguridad alimentaria, en particular el uso del agua para la producción agrícola, la elaboración de alimentos y otras formas de consumo. También debería examinar cuestiones particulares relacionadas con la sostenibilidad de los sistemas de riego, la salinización de las tierras agrícolas y la reducción de la calidad de las aguas freáticas. Sobre esta base dará recomendaciones apropiadas para mejorar las políticas relativas al agua y la seguridad alimentaria, así como la coordinación entre los distintos sectores y agentes a todos los niveles en una perspectiva a largo plazo”.

Como parte de su proceso de elaboración el informe, el HLPE está lanzando una consulta electrónica para recabar opiniones, comentarios y sugerencias del público y de expertos, sobre los ámbitos y componentes fundamentales del informe descritos más adelante.

El HLPE pretende sintetizar y analizar los datos disponibles que se espera sean útiles para apoyar la acción de los sectores público y privado y la sociedad civil. En base a estas pruebas se hará una serie de recomendaciones sobre políticas.

  1. Uso del agua para la salud, la nutrición y la seguridad alimentaria: tendencias mundiales y regionales

El agua es básica para la seguridad alimentaria y la nutrición. El agua potable y el saneamiento son fundamentales para una nutrición adecuada, la salud y la dignidad para todos. El agua también es clave para la seguridad alimentaria, ya que es un insumo importante y esencial para la producción agrícola y la elaboración, preparación y cocción de los alimentos.

En primer lugar, el Grupo de alto nivel propone resumir la información más reciente y contrastada sobre el uso del agua para la salud y la nutrición (agua potable y agua de cocción, aspectos relacionados con la sanidad o las enfermedades), y para la alimentación y la agricultura, indicando cuánta agua se consume para la producción, elaboración y consumo de alimentos, así como para el saneamiento y como agua potable. Esta sección del informe incluiría también:

  • Indicadores sobre el acceso al agua potable y a un saneamiento adecuado: tendencias en el número de personas que carecen de acceso al agua potable y a un saneamiento adecuado. Datos y tendencias más recientes en el consumo de agua por parte del sector de la alimentación y la agricultura, la industria manufacturera, el sector de la energía, los sistemas y servicios de comunicación basados en las TI. ¿Cuáles son los patrones mundiales y regionales y los aumentos previstos en el consumo de agua en estos sectores durante los próximos 30 años?
  • Mediciones sobre la extracción de agua dulce a nivel mundial para la producción de alimentos. Datos disponibles sobre el consumo de aguas superficiales y subterráneas de agua para la alimentación y la agricultura en diferentes regiones. Evaluación de las proyecciones actuales de los precios del agua en el futuro.
  • Estadísticas globales y regionales sobre la calidad del agua. ¿Hasta qué punto, -y cómo-, está cambiando la calidad del agua en las zonas rurales y urbanas, tanto dentro de un país como de un país a otro? ¿De qué manera la geografía y las tendencias actuales de la calidad del agua afectan a la capacidad de los diferentes géneros y grupos sociales para acceder a agua limpia y de calidad?

El informe debatirá en forma crítica la precisión y fiabilidad de todas las mediciones y los métodos de cálculo de consumo de agua utilizados para su elaboración.

  1. Gobernanza del agua y seguridad alimentaria

La gobernanza del agua es ahora una de las principales preocupaciones en un contexto de creciente escasez de agua, conflictos locales y transfronterizos por su causa, y cambio climático global. Por ello, el informe del HLPE se centrará en la gobernanza de la gestión del agua para la seguridad alimentaria y nutricional. En este contexto, la gobernanza se refiere a las interacciones entre las diferentes instituciones, actores y estructuras que determinan cómo y por quién se ejerce el poder, y dónde se toman las decisiones sobre la seguridad hídrica y alimentaria. Los derechos, relaciones, responsabilidad y la rendición de cuentas son aquí cuestiones clave, junto con el conjunto de reglas y normas culturales o sociales que regulan el acceso, uso y control del agua.

Actores y derechos. El informe del HLPE describirá brevemente las diversas categorías de actores que participan en la gobernanza de la gestión del agua para la seguridad hídrica y alimentaria. Estos actores incluyen las personas que recogen agua (en su mayoría mujeres), los productores de alimentos a pequeña escala (campesinos y campesinas, pastores, comunidades pesqueras, habitantes de los bosques, pueblos indígenas, agricultores urbanos y periurbanos...); actores públicos (locales y nacionales); y el sector privado (desde pequeñas y medianas empresas hasta grandes corporaciones multinacionales). El informe distinguirá entre estos diferentes actores sobre la base de criterios claros, incluyendo sus capacidades específicas para la gestión del agua, sus derechos para gestionar los recursos hídricos, su capacidad de influir en la formulación de políticas y las decisiones institucionales a nivel local/nacional/internacional, y su capacidad/voluntad de invertir recursos específicos en la gobernanza de la gestión del agua para la seguridad alimentaria.

Se prestará especial atención a la contribución y el papel de las mujeres como proveedoras de alimentos y agua. ¿Qué sabemos (y no sabemos) sobre las relaciones de género y los roles, derechos y responsabilidades de las mujeres en la gobernanza de la seguridad hídrica y alimentaria?

Políticas para la seguridad hídrica y alimentaria. El informe del HLPE tratará de recopilar la información disponible sobre cómo los países y las regiones están abordando la gestión del agua para la seguridad alimentaria e hídrica a través de sus políticas e instituciones. El informe tendrá como objetivo identificar denominadores comunes y divergencias fundamentales en las políticas e instituciones para la gobernanza del agua que son promovidas por diferentes actores ( Estado, empresas y otros actores del sector privado, pueblos indígenas, ONGs, organizaciones de campesinos/agricultores y movimientos sociales... ). Sería útil centrarse en las políticas nacionales e internacionales para este análisis de las diferentes prácticas y puntos de vista normativos sobre la gobernanza del agua y la seguridad alimentaria e hídrica.

  1. Gestión del agua para la seguridad alimentaria y nutricional: efectos, sostenibilidad y resiliencia

Gestión del agua. ¿Cuáles son las cuestiones clave para la gestión del agua para la salud humana y la nutrición, la agricultura y la elaboración de alimentos? ¿Cómo afectan los cambios en la dieta a la demanda de agua y las opciones de gestión del agua, y viceversa? La mayoría de los planes nacionales para la agricultura y la seguridad alimentaria se centran en la ampliación de la superficie de riego de forma significativa. ¿Cuáles son los desafíos para la gestión del agua? ¿Cuál es el potencial para dar cabida a las demandas de mayor riego? ¿Hasta dónde puede la gestión del agua aprovechar al máximo este recurso?

¿Cómo afectan las decisiones de asignar primero el agua para las ciudades, la industria, la minería y el sector de la producción de energía al acceso y la calidad del agua para consumo humano y la agricultura y la elaboración de alimentos? ¿Cómo se ve amenazada la gestión del agua por las exigencias de la urbanización y el crecimiento demográfico? ¿Cuáles son las implicaciones para el derecho al agua y el derecho a la alimentación para todos ?

El informe del HLPE comparará y contrastará la eficiencia del uso del agua de diferentes sistemas alimentarios y prácticas de gestión del agua para la producción, elaboración y consumo de alimentos, incluida el agua potable, utilizando el concepto de "huella hídrica” [1] y otros métodos de contabilidad del agua. Las fortalezas y debilidades de los diferentes métodos de contabilidad del agua utilizados para estas comparaciones se examinarán críticamente.

¿Cuál es el efecto de la disponibilidad de agua en el comercio internacional de alimentos (productos agrícolas y ganaderos)? ¿Cuáles son los riesgos y oportunidades asociados con la expansión del comercio internacional de alimentos básicos que conllevan un consumo intensivo de agua? ¿Cómo se ven afectados el derecho de las personas al agua y a la alimentación por las relaciones cambiantes entre el comercio (inter)nacional y la gestión del agua? ¿Cómo impactan estas tendencias en la soberanía alimentaria y del agua a nivel local y nacional? Después de evaluar críticamente los puntos fuertes y débiles, y la relevancia del concepto de "agua virtual"[2], el informe del HLPE describirá los impactos del comercio internacional sobre los recursos hídricos nacionales y sobre cómo se gestiona y se asigna el agua en las cuencas fluviales, cuencas hidrográficas y pueblos/municipios para agua potable, saneamiento, agricultura, elaboración de alimentos y así sucesivamente.

¿Cómo afectará el cambio climático a la disponibilidad de agua para las necesidades humanas y la agricultura en diferentes regiones? ¿Cuáles son los posibles impactos del cambio climático sobre el uso de las aguas subterráneas, el almacenamiento de agua y la disponibilidad de agua superficial para beber/cocinar, saneamiento, la producción agrícola y la elaboración de alimentos? El informe debatirá de forma crítica el potencial de las innovaciones tecnológicas e institucionales para la conservación del agua y su uso sostenible en el contexto del cambio climático, centrándose en la gestión del agua para la salud, la seguridad hídrica y nutricional y en la agricultura y la seguridad alimentaria.

El informe ofrecerá también reflexiones críticas sobre la resiliencia de los sistemas y prácticas de gestión del agua que actualmente utilizan diferentes actores. ¿Cómo se comparan los sistemas y prácticas de gestión del agua de estos diferentes tipos de actores en términos de su resiliencia y la capacidad de responder de forma adaptativa a los cambios, incluido el cambio climático y la volatilidad de los mercados?

Impactos de la gobernanza del agua y cuestiones emergentes. Se utilizarán los datos y conocimientos disponibles para analizar críticamente el impacto de los diferentes regímenes de gobernanza para la gestión del agua en a) la seguridad alimentaria e hídrica local y nacional, y b) los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria e hídrica de actores implicados activamente en la recolección, recogida y distribución de agua, el saneamiento, y la producción, elaboración y preparación de alimentos. Al evaluar los resultados a corto y a largo plazo de los distintos regímenes de gobernanza del agua en la seguridad alimentaria e hídrica y los actores clave, el HLPE propone considerar, tanto a nivel negativo como positivo i) el impacto ambiental, ii) el impacto social y cultural; iii) el impacto sobre la salud pública, y iv) el impacto económico.

Por último, el Grupo de alto nivel se propone examinar algunas cuestiones emergentes críticas para la gobernanza de la gestión del agua. Por ejemplo, el informe del HLPE analizará el impacto del acaparamiento y la compra de agua sobre la seguridad alimentaria y nutricional. El agua es a la vez un objetivo y una causa de las recientes inversiones y acaparamiento de tierras a gran escala para la producción agrícola (incluidos los biocombustibles). Se prestará especial atención a las consecuencias documentadas del “acaparamiento de agua” en la seguridad alimentaria, nutricional e hídrica de las mujeres y las poblaciones y grupos vulnerables. El informe señalará las incertidumbres, lagunas en los conocimientos y la necesidad de seguir investigando sobre las consecuencias a largo plazo del acaparamiento y la compra de agua para la seguridad hídrica y alimentaria.

Equidad y sostenibilidad. El HLPE pretende ofrecer una evaluación crítica de los resultados de equidad y sostenibilidad de una amplia gama de regímenes de gobernanza y prácticas de gestión del agua, haciendo hincapié en las implicaciones para la seguridad alimentaria, nutricional e hídrica de los diferentes géneros y grupos sociales. El informe tratará de identificar con claridad las lagunas en el conocimiento y las dudas en el debate sobre las controversias, los asuntos contenciosos, y los enfoques contradictorios y que compiten entre sí sobre la seguridad alimentaria e hídrica, el crecimiento inclusivo y el desarrollo sostenible.

  1. Recomendaciones de políticas para la gestión del agua y la seguridad alimentaria

Al igual que en informes anteriores, el Grupo de Alto Nivel tratará de elaborar recomendaciones de políticas, teniendo en cuenta tres elementos importantes. En primer lugar, el reconocimiento de la necesidad de tener en cuenta la diversidad de puntos de vista convergentes y divergentes, tratando de esta manera de generar controversias, así como visiones opuestas y paradigmas en conflicto sobre la seguridad hídrica y alimentaria. En segundo lugar, el actual contexto de políticas inciertas sobre la seguridad hídrica y alimentaria. En tercer lugar, el actual contexto de cambios ambientales, económicos y sociales cada vez más rápidos e impredecibles.

El HLPE aspira a adoptar una perspectiva a largo plazo en sus recomendaciones sobre cómo mejorar las políticas e instituciones para la seguridad hídrica y alimentaria, así como la coordinación a todos los niveles entre los diferentes sectores y actores.

[1] La "huella hídrica" de un producto alimentario (o cualquier otro producto) es el volumen total de agua dulce utilizada -que se consume y se contamina- para producir el producto alimentario, medida a lo largo de toda la cadena de producción. Es un indicador del uso de agua dulce que incluye tanto el uso directo como indirecto de agua para producir un alimento en particular (o cualquier otro producto).

[2] El contenido de "agua virtual" de un producto alimentario es el agua dulce "incorporada" en el producto. El balance de agua virtual de un país o de un continente en un periodo de tiempo determinado se define como la importación neta de agua virtual en este período, que equivale a la importación bruta de agua virtual, menos la exportación bruta. Un balance positivo de agua virtual para el sector de la alimentación y la agricultura implica entrada neta de agua virtual al país desde otros países. Un balance negativo significa una salida neta de agua virtual.

 

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International Planning Committee on Food Sovereignty (IPC) working group on WaterEmily Mattheisen

Habitat International Coalition - Housing and Land Rights Network
Egypt

Contribution from the International Planning Committee on Food Sovereignty (IPC) working group on Water:

Thank you for the opportunity to participate in this initial process for the HLPE report on water and food security.

Governance, while an important concept and focal point for change, has questionable conceptual origins, and often associated with the international policies and programs of the World Bank. Thus is it important that a definition of what is meant by “governance” is given, a political assessment of what it means in different contexts, and how to conceptualize it within the framework of water distribution of water from the government/state. Water systems, like land and other natural resources must also favor community interests fist and foremost.

It is also important that “governance” and water management for that matter not be restricted to a rural scope, but also include urban areas as access to suitable water for consumption and agriculture is an issue faced by many urban communities and producers. In this light it would also be important to explore best practices/alternative methods for water use and governance in urban areas (as well as rural).

The document outlines that there are clear roles and responsibilities for different actors who participate in the governance and management of water, and the report intends to outline these utilizing a “clear criteria”. However, what will the framework or criteria for “rights and responsibilities” be based on? It is important that these rights and responsibilities are linked to international human rights norms, and civil society supported documents, which discuss the management of resources such as the VGGT, which provide guidance on how these roles should look and how rights of civil society should correspond with state obligations (including local authorities). This analysis should look at the relationship of different actors/forms of management to and component of food sovereignty.

This scoping document touches on many important issues, but privatization seems to be missing as a core issue despite the role that the private sector has played in organizing international water forums and expos, and the increasing rate at which international and national partners in many regions have explored water-related projects. Local administrations and central governments in many areas have failed to manage natural resources efficiently or sustainably, especially water, and many have turned away from traditional support and regulation of service delivery as they turn management over to private interests. This results in a lack of community control over resources, raised user fees and restricted access. It is important that this study critically examines the effects that privatization of water resources has had on a community’s food and nutrition security in both rural and urban areas. This affects not only access to water for agriculture (urban/peri-urban included), but also water for consumption and other components to the food system, such as food handling/sanitation, which are important factors to food and nutrition security.

The document also states that  “available evidence and knowledge will be used to critically analyze the impacts of different governance regimes for water management”. However, for some regions/communities with problematic water policies/issues of access, the data and information available is very limited, unreliable or outdated. In these cases, what alternative means of data/information collection will be used?

Another important component to examine is the role of water in situations of occupation and conflict. Guidance on some of these issues can be found in previous CFS/CSM work on protracted crisis, however there are instances of water policy discrimination in some areas that could be explored.  An obvious example here is the role that water has played in the Israeli occupation of Palestine and discriminatory policies that govern unequal water allocation in the occupied territories and Gaza.

In addition to what is stated in the document, the vision of building international and public policy around water and food sovereignty should also address the policies and processes around land policy, rural systems and their relationship with the urban context (and vice versa) and the direct impacts that pollution, privatization and appropriation have on the realization of the right to water (and food) within the context of food sovereignty.  Spaces such as the World Water Forum, mentioned in the introduction to this paper should also be examined as to whether or not they are real spaces for civil society participation to discuss issues of concern such as relationships of water and food sovereignty, water and rural-urban relations, water and land tenure etc., rather than spaces that serve private interests.

Sofia Monsalve

FIAN International

We thank the HLPE for providing the opportunity to comment on the scope of the upcoming water and food security study.

FIAN International is an organization working for the promotion and realization of the right to adequate food. We document cases of violations of the right to adequate food worldwide. Many important issues to address the structural causes of the violations of the rights to water and food that we have been able to detect are already included in the scope of the report. We commend the HLPE for this.

In our case data base though, we have identified the issue of water pollution and contamination due to toxic waste disposal in rivers and other water bodies as one major issue to be addressed. The right to food and water of communities whose livelihood depend on healthy rivers/water bodies be it for fishing or for irrigating their fields is severely impacted by these practices. Another example of water contamination and pollution is related to mining. The cyanide spillages which often happen in large-scale gold mining, for instance, heavily contaminate rivers and other water bodies destroying the access of local communities to drinking water, to inland fisheries and to irrigation water for their fields.

The issue of water contamination and its impacts on food security;  and the importance of preserving healthy water bodies and water cycles for food security is not yet included in the scope of the study. We recommend HLPE  to do so given the fact that it is an urgent issue on the ground.

We also recommend to HLPE to be aware that fishing and live-stock keeping are important livelihoods of many rural communities for which they also need water. Looking into water from a food security perspective needs to address not only crop production but also fishing and live-stock keeping.

High Council for Food, Agriculture and Rural SpacesSophie VILLERS

High Council for Food, Agriculture and Rural Spaces

Avis du Conseil Général de l’Alimentation, de l’Agriculture et des Espaces Ruraux (CGAAER / High Council for Food, Agriculture and Rural Spaces)[1]

1.   Le champ de l’étude et la prise en compte des acquis internationaux

Le Comité de la sécurité alimentaire mondiale (CSA), dans sa 40ème session, a rappelé le rôle important et multidimensionnel de l’eau pour la sécurité alimentaire et demandé au HLPE une étude sur cette problématique en lui demandant de centrer ses analyses sur :

•     la question de l’eau en tant que ressource des productions agricole et agro-alimentaire,

•     la question de la durabilité des systèmes productifs,

•     les recommandations pour améliorer les politiques de l’eau et de la sécurité alimentaire ainsi que les coordinations entre secteurs et acteurs à tous les niveaux et dans une perspective de long terme.

Cette  triple orientation  est  bienvenue.  Elle correspond  d’ailleurs  à ce  qui  avait été retenu  pour  la réflexion internationale conduite sur cette problématique à l’occasion du 6ème Forum mondial de l’eau. L’étude  pourra  donc  s’appuyer  sur  les  travaux  conduits  à  cette  occasion  tout  en  approfondissant certaines questions afin d’aboutir à des recommandations aussi utiles que possible.

La France, en tant que co-organisateur du 6ème  Forum mondial de l’eau (Marseille, février 2012), a apporté une contribution importante à la réflexion internationale de ces dernières années. Elle a en effet :

•    mis en place un groupe « eau et sécurité alimentaire » au sein du Partenariat français pour l’eau

(PFE), et documenté 40 exemples de solutions dont 3/4 hors de France,

•    élaboré et publié le rapport « l’Eau et la sécurité alimentaire dans le contexte du changement global : défis et solutions. Contribution au débat international » (CGAAER, février 2012) http://agriculture.gouv.fr/IMG/pdf/Eau_et_securite_alimentaire_VA)

•    organisé un panel de haut niveau sur ce thème lors du Forum mondial de Marseille,

•    organisé  en   février   2013   à  Montpellier   avec  le  Maroc   et   de   nombreuses   institutions compétentes de la Méditerranée le séminaire d’experts sur l’eau et la sécurité alimentaire en Méditerranée (« SESAME »),

•    élaboré  des  notes  de  synthèse  politique  sur  la  problématique  de  l’eau  et  de  la  sécurité alimentaire (note PFE, note SESAME sur la Méditerranée, note pour le panel du 6ème mondial de l’eau).

Le rapport du CGAAER et les policy brief du Panel et du séminaire SESAME sont disponibles en versions française et anglaise.

http://www.agropolis.fr/pdf/actu/2013-communique-de-presse-sesame-mars.pdf

http://www.agropolis.org/pdf/news/2014-sesame-synthesis.pdf

 

Ces travaux ont conduit à mettre l’accent sur :

•    La nécessité de bien prendre en compte les problèmes spécifiques des « zones sèches »  (arides et semi-arides) où la conjugaison de plusieurs problèmes - pénuries d’eau et importations alimentaires fortement croissantes du fait notamment d’une croissance démographique double à celle dans le reste du monde, mise en danger de nombreux systèmes productifs, forte vulnérabilité au changement climatique, coûts devenant insoutenable dans plusieurs pays des subventions à la consommation des produits de base alimentaires et énergétiques – conduit à des risques systémiques croissants et graves d’insécurité alimentaire locale, régionale et globale.

•    Les multiples problèmes de non durabilité à prendre en considération

•    La  nécessité  de  porter  une  grande  attention  à  la  question  de  l’agriculture  pluviale  et  pas seulement irriguée.

•    L’importance décisive de la « petite agriculture » pour la bonne gestion de l’eau agricole afin d’améliorer la sécurité alimentaire. L’accent a été porté notamment sur la question des droits d’accès à l’eau agricole, des modes de gouvernance permettant d’assurer une gestion durable et équitable de la ressource et du renforcement des capacités (formation, associations d’irrigants).

•    Le rôle possible de l’agriculture pour la production de services environnementaux fondamentaux et donc comme élément de solution aux problèmes de l’eau.

•    La nécessité de mobiliser tous les leviers (offre et demande, gouvernance territoriale…) pour renforcer la productivité, la durabilité et la résilience des systèmes et mieux satisfaire les 4 dimensions de la sécurité alimentaire. Mieux gérer l’eau, en pluvial comme en irrigué, ne signifie pas seulement produire plus et accroître la disponibilité . Il s’agit aussi fondamentalement de :

-      pouvoir accroître les revenus des producteurs vulnérables et des communautés rurales

afin d’améliorer l’accès à l’alimentation.

-      renforcer la stabilité en réduisant la vulnérabilité des systèmes et sociétés aux risques (sécheresses, inondations, pénuries d’eau et alimentaires). L’importance du stockage comme « outil de gestion des risques » devrait notamment être considérée.

•    L’importance fondamentale de la gouvernance territoriale et de pouvoir agir à plusieurs échelles de territoire emboîtées.

•    La triple nécessité :

-      d’un changement de paradigme dans nos visions et nos politiques

-      de  réussir  une  nouvelle alliance  entre  la  productivité et  les  écosystèmes (question fondamentale de l’intensification écologique et de la durabilité) notamment par la promotion d’agricultures durables (agricultures à double ou triple performance) et par la gouvernance territoriale de l’eau ;

-      de nouvelles prises de conscience par la société des interdépendances croissantes entre amont et aval, entre villes et campagnes et entre pays riches et pauvres en eau, et donc aussi du nécessaire renforcement des solidarités.

Ceci nous conduit à formuler les 9 remarques suivantes sur l’orientation proposée pour l’étude.

2. Les différences de situations régionales sur l’eau et la sécurité alimentaire, la nécessité d’une prise en compte spécifique du problème des zones sèches

L’orientation proposée pour l’étude ne fait aucune mention de la nécessité d’une prise en compte spécifique  de  la  problématique  des  « zones  sèches »,  tout  en faisant  référence  au  problème  de  la raréfaction des ressources en eau.

Il nous paraît pourtant indispensable que l’étude mette bien en évidence la différence de situations entre les grandes régions mondiales, notamment entre les régions qui disposent d’une ressource en eau abondante et encore relativement peu mobilisée (c’est le cas par exemple en France, y compris en France méditerranéenne, comme dans une grande partie de l’Afrique sub-saharienne) et les régions en pénurie structurelle croissante.

L’étude devrait s’attacher ainsi à mettre en exergue :

•    les  ressources  disponibles  et  les  tendances  observées  dans  les  différentes  grandes  régions mondiales en distinguant le cas des zones sèches,

•    la  montée  observée  et  annoncée  des  problèmes  de  pénuries  d’eau  en  tenant  compte  des projections démographiques et des impacts possibles du changement climatique,

•    l’importance de la ressource disponible et non mobilisée dans les pays à ressources abondantes.

L’étude pourrait être l’occasion d’interroger la pertinence pour la sécurité alimentaire des 3 seuils de Falkenmark (tension, pauvreté et pénurie en eau).

3. Les problèmes de non durabilité à prendre en considération

La demande du CSA fait mention de la question de la durabilité des systèmes irrigués, de salinisation de la terre et de la dégradation de la qualité des eaux souterraines. L’orientation proposée pour l’étude du HLPE fait seulement mention du problème de qualité de l’eau.

Nos analyses nous conduisent de notre côté à souligner l’importance décisive des problèmes de :

•    surexploitation de nombreux aquifères. La part d’eau prélevée que l’on peut qualifier de « non durable »   car   correspondant   à   une   surexploitation   des   nappes   renouvelables   ou/et   à l’exploitation  des  nappes  fossiles  est  très  importante  dans  nombre  de  pays  (elle  peut représenter plus 30% du total des prélèvements en eau), ce qui conduit à des rabattements continus de nombreuses nappes, à des pertes d’investissements et de productions, à une croissance des inégalités sociales et des risques d’instabilités et de migrations. L’étude devrait s’attacher à en montrer l’importance croissante et à interroger les évolutions nécessaires de politiques pour assurer une sécurité hydrique et alimentaire à long terme dans ces régions critiques.

•    érosion hydrique, mauvaise conservation des eaux et des sols, dégradation et perte de vitalité des sols, pauvreté rurale dans les zones marginales et envasement très rapide des retenues des barrages. L’eau est un facteur fondamental de la production en pluvial comme en irrigué et les problèmes de non durabilité des systèmes nécessitent d’être appréhendés de l’amont à l’aval et dans leur interdépendance. Dans de nombreux pays pauvres en eau, la priorité de politique a été portée depuis 50 ans sur le seul développement des grands périmètres irrigués sans se préoccuper suffisamment de l’amélioration des systèmes pluviaux situés en amont des barrages pour les rendre à la fois plus durables et productifs. L’étude devrait s’attacher à montrer l’importance croissante de ces problèmes de non durabilité et les déséquilibres de développement entre amont et aval ainsi qu’interroger la question des politiques publiques passées et de leur évolution possible pour un développement plus durable, plus inclusif et plus territorialement équilibré.

•    perte de terres, et notamment de terres équipées pour l’irrigation du fait de l’artificialisation des sols. Ces pertes sont très importantes (300.000 ha de terres équipées pour l’irrigation ont par exemple été perdus en France en seulement 10 ans) et elles représentent pour une bonne part un véritable gaspillage (car elles sont une conséquence de l’étalement urbain).  Elles concernent des terres de très haute qualité et dont la perte doit être compensées par des mises en cultures de terres souvent beaucoup moins productives, avec des impacts importants en termes d’émissions de gaz à effet de serre et de biodiversité. Les gaspillages à considérer ne se limitent donc pas aux gaspillages en eau et en aliments dans toute la chaîne alimentaire. La question du gaspillages de terres, notamment des terres irriguées, devrait donc être intégrée dans l’analyse.

•    La question des sécheresses et des inondations.

Il serait par conséquent bon que l’étude permette de mieux faire ressortir :

•    l’importance relative et globale des différentes « non durabilités » observées (surexploitation de l’eau, salinisation, érosion, envasement des retenues des barrages, sécheresses et inondations,

pertes de terres par artificialisation des sols, problèmes de qualité d’eau…) sur la montée de l’insécurité alimentaire aux niveaux global, régional, national et local ;

•    les tendances constatées,

•    le déficit de données et la nécessité d’y remédier,

et d’interroger la capacité collective des acteurs et politiques à apporter des réponses permettant de réduire et de prévenir les déséquilibres, les non durabilités et les risques d’impasses identifiés.

4. Les services environnementaux produits par l’agriculture et la question des paiements pour services environnementaux (PSE)

Les orientations proposées pour l’étude ne font mention ni des services environnementaux que l’agriculture peut produire ni des paiements pour services environnementaux.

Pourtant l’agriculture peut produire d’importants services environnementaux comme :

•    la bonne infiltration de l’eau en montagne pour « produire » de l’eau en aval et réduire les risques d’inondations,

•    la possibilité de réduire les prélèvements et la consommation d’eau pour libérer de la ressource pour d’autres usages,

•    la « production » d’eau potable à un coût réduit pour les collectivités situées en aval.

L’étude pourrait donc gagner à questionner la portée possible de politiques de paiements pour services environnementaux (PSE) pour améliorer la gestion de l’eau et la sécurité alimentaire. La question peut se poser notamment dans des montagnes souffrant de pauvreté rurale et de mauvaise conservation des eaux et des sols ou de déprise, et où des PSE pourraient contribuer à la fois à restaurer les systèmes, réduire la pauvreté rurale, améliorer l’accès à l’alimentation de populations marginalisées, créer des emplois, installer des jeunes producteurs sans terre et maintenir les nécessaires équilibres urbain/rural, tout en produisant des services environnementaux très importants pour l’aval. Des politiques de PSE pourraient aussi donner l’occasion de mobiliser des financements innovants au service de la gestion de l’eau et de la sécurité alimentaire.

Alors que des politiques de transferts monétaires directs aux familles nécessiteuses, accompagnées de conditionnalités sociales (accès des enfants à l’éducation et aux services de santé) se sont mises en place dans plusieurs pays d’Amérique latine avec un certain succès, la question de l’intérêt potentiel de transferts monétaires directs avec conditionnalité environnementales pour la bonne restauration des systèmes dégradés et la bonne conservation de l’eau et des sols, mériterait à notre avis d’être posée, notamment dans les régions soumises à de graves problèmes d’érosion et de désertification.

L’étude pourrait aussi s’intéresser aux impacts possible des politiques de subvention à la consommation des produits énergétiques (gaz, électricité, pétrole) et alimentaires compte tenu de coûts qui deviennent budgétairement insoutenables dans plusieurs pays (ils peuvent dépasser 5% du PIB) et d’externalités sur la ressource en eau qui peuvent être très négatives (encouragement de fait à la surexploitation).

5. La question du changement climatique

La proposition a bien intégré dans sa partie 3 la question du changement climatique et de ses impacts possibles sur la disponibilité en eau, sur le stockage, sur les innovations techniques et institutionnelles pour la conservation et la gestion durable de l’eau et sur la question de la résilience des systèmes. L’accent devrait à notre avis être également porté sur la croissance des besoins en eau de l’agriculture du fait  du  réchauffement  climatique  et  sur  la  question  de  l’extension  de  l’irrigation  comme  outil d’adaptation dans des zones d’agriculture pluviale qui vont être touchées par le stress hydrique.

6. Les concepts  d’ « efficience », d’ « empreinte  eau » et d’ « eau virtuelle » et le triple  défi  de la « productivité », de la « durabilité » et de l’ « équité »

La proposition met beaucoup l’accent sur les questions ou concepts d’ « efficience »,   d’« empreinte eau » et d’ « eau virtuelle ».

•   S’agissant d’eau virtuelle, l’étude propose à juste titre d’analyser les risques et opportunités associés à l’extension du commerce international et de produire une analyse critique de ce concept.  Elle  devrait  s’attacher  à  produire  également  une  analyse  critique  des  concepts d’ « efficience » et d’ « empreinte eau », tant des idées reçues et peu fondées sont souvent véhiculées à ce sujet.

•    L’eau contrairement à l’énergie fossile est une ressource indestructible et elle ne transporte pas à longue distance. En outre les situations sont considérablement différentes selon les territoires et les « pertes » n’en sont souvent pas. De nombreux cas peuvent montrer par exemple qu’il peut être très coûteux de réduire les prélèvements d’eau (“amélioration de l’efficience”), … mais que cette dépense n’est pas justifiée si l’eau “gaspillée” ne fait défaut à personne, et ne peut être utilisée, par exemple, pour étendre les surfaces irriguées à partir de cette ressource. D’où l’ineptie de mots d’ordre du style : on réduit partout de 25 % les autorisations de prélèvement. Un point intéressant proposé par l’étude est de réfléchir à la question de l’efficience des différents systèmes alimentaires et pas seulement des seuls systèmes agricoles.

•    Quant à la notion d’empreinte eau, elle a une valeur évidemment toute relative selon les modes de production et les contextes (cf cas de la production de viande à l’herbe en montagne si on la compare à une production sur système maïs/soja).

Si l’étude met bien en avant la question de l’ « équité », elle ne met pas à notre avis assez en relief la double question de la « productivité » (des terres et de l’eau) et de la « durabilité » (des ressources et des milieux) ; alors que l’atteinte de l’objectif de sécurité alimentaire nécessite fondamentalement des progrès décisifs et conjoints dans ces 3 directions. L’efficience n’est d’ailleurs qu’un moyen parmi beaucoup d’autres d’une plus grande productivité et durabilité ; et il serait bon d’en montrer les limites. Dans certains cas, les gains d’efficience se sont par exemple accompagnés d’une extension des surfaces irriguées ce qui ne pouvait permettre une réduction de la surexploitation.

Les exemples de solution documentés montrent que les outils à mobiliser pour accroître la productivité, la durabilité et l’équité peuvent être très divers et qu’il convient en général de réussir à combiner des actions visant à la fois l’« offre » (stockage y compris stockage dans les nappes, transferts, réutilisations, désalinisation…)   et   la   « demande »   (promotion   d’agricultures   à   double   ou   triple   performance /intensification écologique / agro-écologie, gestion des nappes en biens communs, efficience de l’eau d’irrigation, interdiction des extensions, réduction des pertes et gaspillages en aliments, terres et eau,…).

7. La gouvernance de l’eau : allocations, arbitrages, accaparements, acteurs et droits

L’étude se propose d’examiner les impacts de l’accaparement en eau sur la sécurité alimentaire et nutritionnelle. C’est un point intéressant et encore peu documenté. L’analyse ne devrait pas se limiter aux seuls investissements étrangers à grande échelle mais porter également sur les impacts possibles d’investissements plus locaux et sur la question des politiques publiques qui peuvent parfois les encourager. Certaines oasis traditionnelles qui faisaient vivre des populations nombreuses ont été par exemple totalement dégradées par des accaparements résultant d’investissements plus locaux au profit de systèmes de production plus « modernes » mais à très faible contenu en emplois.

L’analyse des impacts des décisions d’allocation des ressources en eau en priorité sur les villes et les secteurs industriels et énergétiques, en termes d’accès et de qualité de l’eau pour la consommation humaine et pour la production agricole et agro-alimentaire, constitue à notre avis un autre point fort de la proposition. Il conviendrait d’élargir l’analyse à la primauté donnée dans certains pays (c’est le cas par exemple dans plusieurs pays d’Europe) à la demande en eau pour la nature par rapport à la demande agricole.

La question fondamentale des droits, des responsabilités et de la gouvernance locale de l’eau est aussi bien mise en avant. De nombreux exemples alertent sur les risques de remise en cause de droits et leurs conséquences  possibles  sur  la  sécurité  alimentaire  et/ou  montrent  les  bénéfices  de  gouvernances

locales pour la gestion des biens communs et l’importance de l’intermédiation. L’étude gagnerait à bien mettre en évidence les risques possibles, les conditions de succès et les obstacles à surmonter pour une gestion plus durable, efficace et équitable de la ressource intégrant l’impératif de la sécurité alimentaire.

La question des échelles emboîtées des territoires à considérer gagnerait à être davantage mise en avant et interrogée ainsi que le rôle respectif des acteurs (dont l’Etat et les communautés rurales) pour renforcer la productivité, la durabilité et l’équité, y compris l’équité amont/aval.

8. La nécessité de « changements  de paradigmes » à tous les niveaux  et la question des politiques publiques

L’étude  se  propose  de  réunir  l’information  disponible  sur  la  manière  dont  les  pays  et  les  régions prennent en compte la gestion de l’eau pour la sécurité alimentaire à travers leurs politiques et institutions. C’est important car on a pu noter le décalage entre l’ampleur des défis à relever et l’insuffisance des réponses actuellement apportées, y compris en Europe.

Les analyses ne devraient cependant pas se limiter aux seules politiques de l’eau et interroger aussi la question du « policy mix ». Le Forum mondial a d’ailleurs insisté dans ses conclusions sur la nécessité d’une plus grande convergence entre, d’une part, les politiques de l’eau et, d’autre part, les politiques de sécurité alimentaire, dont les politiques agricoles et rurales. Et le rapport du CGAAER a proposé 7 grands axes de progrès qui justifieraient de progrès de politiques dans de nombreux domaines.

Les  analyses  développées  pour  le  Forum  de  l’eau  et  à  l’occasion  du  séminaire  SESAME  ont  aussi convergé pour montrer la nécessité de véritables « changements de paradigmes » dans nos visions du progrès, dans l’agriculture, dans la gouvernance des biens communs et dans les politiques. On peut citer par exemple à ce sujet les analyses de l’ICARDA pour le cas des zones sèches. Il pourrait être bon que l’étude HLPE interroge à son tour la nécessité d’un tel changement de paradigme et son contenu multi- dimensionnel possible avec ses répercussions possibles en termes de politiques publiques.

Une des évolutions qui paraît notamment nécessaire est le progrès de la petite agriculture, premier gestionnaire de l’eau agricole, ainsi que la transformation vers des systèmes agricoles à la fois plus productifs et plus « durables », ce qui pose la question du nécessaire renouveau de politiques agricoles . Des politiques qui vont devoir aider l’agriculture familiale à s’engager dans de nouvelles dynamiques entrepreneuriales et territoriales, condition de la bonne gestion de l’eau et de la sécurité alimentaire, et des politiques qui vont devoir mieux prendre en compte la dimension territoriale et la durabilité. De nouvelles visions plus territorialisées et prenant mieux en compte les enjeux emboîtés de l’eau, du climat et de la sécurité alimentaire pourraient gagner à être développées à des échelles pas seulement locales et nationales mais aussi sub-nationales et macro-régionales (bassins, régions…).

9. La structuration et le contenu de l’étude

La partie 1 a pour objectif de donner les grands chiffres intéressant l’eau et la sécurité alimentaire et de faire ressortir les tendances observées. Les 3 sous parties proposées sont : i) l’accès à l’eau potable et à l’assainissement, ii) l’évolution des prélèvements en eau pour l’irrigation et pour les autres usages et les consommations associées, iii) les statistiques sur la qualité de l’eau.   Ceci paraît en décalage avec les objectifs de l’étude.

Au delà des chiffres globaux sur les ressources et les utilisations (y compris l’eau verte qui ne doit pas être oubliée), l’accent devrait être mis à notre avis principalement sur les points suivants:

•    les différences de situations et les tendances observées dans les grandes régions du monde : ressources conventionnelles potentielles disponibles, part des ressources prélevées, capacité de stockage/écoulements ; répartition pluvial/irrigué, productivité de l’eau (en irrigué et en pluvial) en quantité, revenus et emplois, …

•    les impacts régionaux annoncés du changement climatique sur la ressource en eau

•    la montée observée et annoncée des pénuries d’eau dans les régions à ressources limitées et à forte croissance démographique

•    les  chiffres  disponibles  permettant  de  montrer  les  grands  problèmes  et  tendances  de  non durabilité observés : quantité d’eau non durable prélevée (et part dans le total prélevé), salinisation, pertes de terres par érosion, envasement des retenues des barrages, perte de terres irriguées par artificialisation des sols, impacts des sécheresses et des inondations (coûts humains et économiques, impacts sur la production et sur la sécurité alimentaire), problèmes de qualité.

•     la problématique globale des zones sèches face au défi du changement global.

Les 3 parties 2, 3 et 4 pourraient être améliorées sur plusieurs points comme signalé dans les § précédents. Leur structuration pourrait par ailleurs être revue car elle paraît assez confuse. La partie 3 notamment apparaît comme une succession de points dont on ne voit pas la cohérence d’ensemble et la justification.

Devant aboutir à des recommandations de politiques, l’étude pourrait à notre avis gagner à :

•     bien mettre en avant les défis à relever aux horizons 2025/2050 en liens avec la gestion de l’eau qui sont à la fois ceux de la productivité (production, revenus, emplois) et de l’équilibre offre/demande, de la durabilité des systèmes et de l’équité.

•    questionner la capacité des acteurs et des politiques à relever ces défis

•     développer une analyse critique des concepts mis en avant par les uns ou par les autres, et des conditions fondamentales de progrès,

•     ouvrir des pistes sur les leviers d’action à mobiliser et sur les évolutions de politiques et d’institutions qui pourraient être proposées pour relever le défi croisé de l’eau et de la sécurité alimentaire.

Comme le 6ème Forum mondial de l’eau a permis de mettre en avant de nombreux exemples de solutions et de problèmes, l’étude pourrait à notre avis gagner à en faire une analyse critique afin de faire ressortir les faiblesses observées et leurs causes, d’apporter un regard critique sur les politiques mises en œuvre en s’appuyant sur des cas très concrets, et d’interroger les leviers d’action et les conditions de généralisation des progrès.

 

[1]  Auteur de l’avis : Guillaume BENOIT, Ingénieur général des ponts, des eaux et des forêts, président du groupe “eau et sécurité alimentaire” du Partenariat français pour l’eau, auteur du rapport Eau et sécurité alimentaire du CGAAER.

 

John Passioura

CSIRO
Australia

Although dryland agriculture is mentioned early in  the scoping paper, it is not mentioned again. Nevertheless, it is clear that rainfall is used very ineffectively in producing the main annual crops in many developing countries (e.g. see http://www.yieldgap.org/ ). Yet, in many regions food security depends greatly on dryland crops. For example, we are still feeling the effects of the food crisis in  North Africa and the Middle East in 2007-8, when the price of wheat rose to unaffordable heights and created great social unrest. Further, reliance on dryland grain crops will surely increase as competition for irrigation water increases.

Continuing with the example of wheat in MENA, various estimates suggest that the yields are typically only about a third of what they could reasonably be in a given season. Thus, increasing these yields by 50%, to half of what they could reasonably be, would seem to be an achievable target, which, if met, would eliminate the need for imports and provide a cushion against volatility in international prices.

Because yield improvement on dryland farms has been very slow, it may seem fantasy to think that one could increase the yields by 50% even over a decade or two. However, there is a precedent of this happening.  In Australia in 1985 wheat yields had not improved for thirty years, yet they almost doubled over the next fifteen. The main driving force for this change was that the farmers had been given a very simple way of estimating what their yields should be if limited only by water.

All they had to do was take the rainfall in a given season, subtract from it 100 millimetres to account for water lost by direct evaporation from the soil, and multiply what was left by 20 kg per hectare. Thus, to take an example, for a seasonal rainfall of 300 millimetres, the water limited yield of wheat would be 4 t per hectare [(300-100)*20kg]. Such estimates, though crude, strongly motivated the farmers.  If they found that their yields were well below the water-limited estimate, they started looking for reasons why. With the help of agronomists they uncovered a variety of constraints to yield other than water, many of which could be overcome, so that the yields started to increase rapidly.

Although farming systems are typically specific to given localities and are therefore not easy to transfer elsewhere, what I have described above is a general process for improving water-limited crops locally which can be used anywhere. The main point is that the farmers are given a clear benchmark to compare their own yields with, a benchmark that applies to their own farm in a given season. It therefore comes with immediate relevance.

A requirement for this process to succeed is the availability of experienced agronomists. Expertise in this area has been rundown in international agricultural institutions over the past few decades. It is therefore of crucial importance to rebuild and entrain this expertise. Reducing yield gaps is by far the best and fastest way of improving the wellbeing of people in developing countries.

I believe that it is essential for the HLPE to emphasise the importance of dryland agriculture in their report for the CFS on Water and Food Security .

 

Jacob Burke

World Bank
United States of America

The  scoping document could be clearer in distinguishing specific drivers of food security or insecurity. These may influence both rainfed and irrigated production of staples, but may have nothing to do with water per se. Tariff protection for domestic rice production (75% in Uganda at the moment) or rural energy subsidies (South Asia) come to mind, but the paper sometimes asks the questions the wrong way round (e.g "What is the effect of water availability on the international trade of food..").  

So some more explicit consideration of the  water variable in agricultural production would help (the total factor productivity argument) plus a measured view of how much room for manoeuvre remains through intensification and improving irrigation performance generally. Current trends have already been diagnosed in the 2007 Comprehensive Assessment and then much of the FAO supply-utilization account work is relevant in assessing the prospects for meeting global calorie demand. However real-world water and food security dramas tend to  be politicized where access to water for productive uses is captured by a few and  compounded by manipulation of food staple prices.

Beyond these general observations the paper could include a contemporary view of environmental pressures arising from agriculture - an issue that easily gets ignored.  To this extent, more precision on the hydro- environmental limits of irrigated agriculture in relation to specific national or regional food security goals would be welcome. A draft FAO document produced by the Land and Water Divsion a few years ago is relevant here and is attached [The attachment has been removed. Please refer to the executive summary of the published report, Ed. http://www.fao.org/3/a-i7754e.pdf].

Petra Wolter

FAO
Italy

Contribution from the Watershed Management and Mountains Team, Forestry Department, FAO HQ

Thank you for providing the opportunity to contribute to this very important discussion.  

One aspect which is not adequately reflected in the study outline is the need to protect the world’s freshwater resources for which it is proposed to include a separate chapter at the beginning, before dealing with water use, governance and management aspects. Protection of increasingly scarce surface and ground water resources will be of vital importance if we are to cope with growing demands of a rising world population and new challenges stemming from climate change. 

With a substantial increase in the demand for food and energy, mobilization of water resources for agriculture and food production will be critically important but there is a need to balance short-term productivity gains in agriculture with the long-term role that water flows provide for maintaining sustainable ecosystem services in landscapes and serving multiple benefits to human well-being. The quantity, timing and quality of water flows in landscapes must be sustained to meet the increasingly competing demands and to balance between a wide range of water uses and users. 

Ecosystems such as mountains, forests and wetlands provide crucial water-related services, and the conservation and protection of these ecosystems is of global importance. 

A high proportion of the fresh water required for domestic, agricultural, industrial and ecological purposes comes from forested areas in mountain areas. Mountains, covering 27% of the Earth’s land area, provide on average 60-80% of the word’s freshwater resources while this rate can rise up to 95 % in semi-arid and arid regions. In order to conserve and protect the increasingly scarce surface water resources, both in terms of quantity and quality, increased attention is required for the wise and integrated management of mountain areas.

Wetlands can store excess water during the wet season and release it slowly as water levels fall in the dry season. High altitude wetlands such as glacial lakes, marshes, wet grasslands and peat lands support unique ecosystems and services that sustain the livelihoods of people. They store large quantities of water from rain and glacial melt, feed aquifers, trap sediments and recycle nutrients, enhancing both the quantity and quality of water supplied throughout the year. In arid zones wetlands are vital sources of water in otherwise uninhabitable landscapes. As sources of water, food and fibre, they are critically important life-support systems for the survival of people. They help provide regular water supplies and fertile soils, improve water quality, recharge underground aquifers and lessen the impact of seasonal floods. Inland marshes and vernal pools store water in areas where there are no permanent rivers or streams.

Forests and forested watersheds are particularly important for the provision of freshwater resources. The role of trees and forests in the hydrological cycle by maintaining high water quality, influencing the amount of water available and regulating stream flow and groundwater recharge is more and more being recognized, ultimately contributing to food security and sustainable development.

More attention should be given to forest protection and forest management for the provision of clean water, and one way to achieve this is by increasing areas under forest cover specifically for the protection of soil and water. According to FRA 2010, only eight percent of the world’s forests have soil and water conservation as their primary objective. 

Watershed management can be a suitable approach to combine natural resources management, agricultural production and livelihoods improvement for the sustainable development of rural landscapes. Watershed management contributes to the regulation of surface water flows, the reduction of sediment load in river systems and the maintenance of water quality, all indispensable characteristics of surface water systems for successful and sustainable food production.

The International Year of Family Farming 2014 presents an opportunity to focus attention on the merits and challenges of family farming including in mountain areas. The study could therefore make specific reference to the most vulnerable and food insecure small-scale producers who may depend on access to water for their survival and who could benefit tremendously from targeted investments in small-scale water harvesting and water storage as well as low-cost micro-irrigation systems. Fostering local level solutions including the safeguarding of indigenous knowledge and local agro-biodiversity may contribute significantly to a more rational water use and improved agricultural water productivity.

References:

FAO (2006) The new generation of watershed management programmes and projects. FAO Forestry Paper No. 150. Rome

FAO (2008) Forests and water. FAO Forestry Paper No. 155. Rome

FAO (2010) Global Forest Resources Assessment 2010. FAO Forestry Paper No. 163. Rome

Keys, P., Barron, J., and Lannerstad, M. (2012) Releasing the Pressure: Water Resource Efficiencies and Gains for Ecosystem Services. Nairobi: United Nations Environment Programme; Stockholm: Stockholm Environment Institute

www.wetlands.org

Valerie Issumo

Prana Sustainable Water
Switzerland

Greetings

Commodities traded on futures markets can be bought/sold before their production. We correlate the related trade finance with water footprints possibilities from treated wastewater in order to finance water & sanitation decentralised infrastructures and reduce water related risks (e.g. untreated wastewater reducing yields) & costs. Wastewater resources might come from disadvantaged population in order to give them access to sanitation and get revenues from the wastewater by-products such as renewable energy, treated wastewater for irrigation...etc....  

Could the Global Development Goals & HPLE empower policies for reuse water priorities to reduce fresh water over-use and contaminations to protect food productions and while increasing access to sanitation and dignity?

Thank you

Valérie

www.pranasustainablewater.ch

Abdullahi Hassan

IEDP center
Somalia

The world is now suffering increasing water shortages that may cause the third world war if not made proper solutions. There number of countries in the world enjoying to wash the clothes and other daily appliance more than one barrel per day in the developed nation.

While in the less developed nation like my country Somalia more than 80% the population dwell in the far rural or they are nomadic only more than 20% inhabit the cities this small number of people are enjoying clean water not pure clean water. Most water mills are dug in the capital with close toilet

The water we drink are dirt and contaminated that causes every tropical seasons in the capitals of the country cholera that is responsible the death of hundreds persons mostly children under five who could not resist the contaminated water with high salty and minerals in side  

More than 50% of the Somali people who live in the regions and the far rural depend on  drinking unsafe water from the rivers and the water catmints. There are no water purifying tools and solutions available in the areas.

The world should take action against the preventable problems that need proper reactions.

Felix Marttin, Devin Bartley, Gerd MarmullaFelix Marttin

FAOFAO

Contribution to the HPLE open e‑consultation to track the analysis on Water and Food security, scope and building blocks

Felix Marttin, Devin Bartley, and Gerd Marmulla, Fisheries and Aquaculture Department, FAO of the UN

Scope

The description of the future analysis by the HLPE indicates that it will: “focus its analysis on water for agricultural production and food processing, taking into account gender-related aspects. More specifically the HLPE could, from a food security perspective, assess the impacts of water management practices on food security, including water usage for agricultural production, food processing and other ways of consumption.”

We would like to draw attention to the fact that inland fisheries are vital in the livelihoods and food security of often marginalized people, with often limited alternative sources for support. The subject of the proposed study (Water and Food Security) points therefore to the inclusion of this sector. The (mostly small scale) fishing communities are among the poorest and most afflicted with social ills, and may be further marginalized by a failure to recognize the role of inland fisheries in support of food security and livelihoods.

The importance of the inland fisheries sector to food security and livelihoods is often overlooked by Governments, policy makers, and other organizations, as, because of the marginalized nature of much of the sector, information on the sector is scarce. Production and its value are often underestimated. The WorldBank (2012) estimates that inland fisheries have a yearly catch of around 14 million tons, valuing around USD 9 billion, without any waste due to discards; however this estimate does not include subsistence fishers, who may harvest many millions of tons. In fact, several studies suggest that catches are probably largely underreported. For example, it has been reported that the officially reported catches from the Mekong basin need to be increased by a factor of about three to match reality (Van Zahlinge et al., 2004, and Hortle (2007) in: Welcomme, 2011).

61 million people are employed in inland fisheries worldwide, of which 60 million in the developing world. 65% of the reported catch from inland fisheries is caught in low-income food-deficit countries. Over 200 million of Africa’s 1 billion people regularly consume fish and nearly half of this comes from inland fisheries (UNEP 2010). Whereas fish consumption is increasing in most of the world, in many parts of Africa per capita consumption of inland fish is decreasing due to over-fishing and habitat degradation.

Inland fisheries provides affordable high quality animal protein to local and domestic markets, and has a significant impact on food security. With this stated importance in mind we would like to request the HLPE to not overlook the inland fisheries sector in its analysis.

Building blocks

We note the building blocks of the analysis, and in general we believe that these building blocks give adequate opportunity to investigate Water and Food security, and to come up with policy recommendations in this regard. However, some of the building blocks’ descriptions have triggered us to make the following comments;

Water use for health nutrition and food security – global and regional trends

Water is “an essential input for agricultural production, food processing, preparation and cooking of food”.

We would like to propose a revision of the above sentence into: Water is “an essential input for agricultural production, capture fisheries, aquaculture, food processing, preparation and cooking of food”

If water is managed appropriately, inland fisheries can be productive, while that same water can be used as an input in agriculture production, food processing, etc. We would expect that there are other, non-excluding uses of water (allowing the same water to be used by other sectors after usage). Trade-offs between sectors may be necessary but win-win situations could be envisioned. This phenomenon of non-exclusive water use might be investigated in the study as well.

Management of water for food and nutrition security: impacts, sustainability and resilience

Water management

Fish has not been mentioned in this section, while the commodity is of utmost importance for people’s food security, as a source of affordable animal protein and trace elements. Water can and should be managed for multiple uses including supporting capture fisheries. We would like to request the inclusion of this sector in the study (including with respect to the mentioned water footprint).

There is no mention of participation of the previously identified actors in the policy/management plan development process. This might be an issue to consider. One of the results of the study might be that groups with weaker capacity might not be able to participate fully in the processes, and it would be interesting to see what kind of recommendations the HLPE would develop to address this issue.

Water governance impacts & emerging issues

We note that fisheries is not mentioned as an activity with respect to livelihoods and food/water security. We would like to repeat our call to the HLPE not to overlook the inland fisheries sector for the abovementioned arguments.

References

Hortle, K.G., 2007. Consumption and the yield of fish and other aquatic animals form the Lower Mekong Basin. MRC Technical paper 16. Vientiane, Mekong River Commission. 87 pp.

World Bank. 2012. Hidden Harvest: The Global Contribution of Capture Fisheries. Washington, DC. https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/11873.

UNEP 2010. Blue Harvest: Inland Fisheries as an Ecosystem Service. WorldFish Center, Penang, Malaysia. http://www.unep.org/pdf/Blue_Harvest.pdf

Van Zalinge, N., Degen, P., Pongsri, C., Nuov, S., Jensen, J.V. Nguyen, H. & Choulamany, X., 2004. The Mekong River System. In: R.L. Welcomme & T. Petr, eds. Proceedings of the Second International Symposium on the Management of Large Rivers for Fisheries, Volume II. FAO Regional Office for Asia and the Pacific, Bangkok, Thailand. FAO RAP Publication 2004/17.

Welcomme, R. Review of the Status of the World Fishery Resources: Inland Fisheries. FAO Fisheries and Aquaculture Circular No. 942, Rev. 2. Rome, FAO. 2011. 97 pp.