Yumiko Otani

“Los granos tradicionales eran como pequeños recuerdos de otros tiempos, con gran diversidad de sabores”.
15/09/2023

Japón

Tarta de mijo japonés, dónuts de mijo y dulces de “caramelo” sin azúcar. Estos son solo algunos de los platos que figuran en el menú de las clases de cocina Tubu-Tubu de Yumiko Otani para los amantes de las curiosidades culinarias. 

 

Tubu-Tubu es el apodo que ha puesto Yumiko al mijo y al sorgo, los cereales tradicionales con los que prefiere cocinar, y desde la década de 1980 se ha labrado una carrera reintroduciéndolos a personas de todo el Japón mediante docenas de libros de cocina, clases presenciales y su canal de Youtube. 

 

En sus vídeos en línea, explica de manera sencilla sus distintas características: cuáles se vuelven cremosos al cocinarlos, cuáles son los mejores para hacer pan y de cuáles se puede lograr que parezcan un bistec. 

 

Pero no puede decirse que para Yumiko fuera amor a primera vista. “Durante mucho tiempo pensé que los cereales tradicionales eran limitados e insípidos, pese a que nunca los había probado”, admite en uno de sus vídeos. Cuando por fin, a la edad de 30 años, dio una oportunidad al mijo, se sorprendió: “[los granos] eran como pequeños recuerdos de otros tiempos, con gran diversidad de sabores”. 

 

“Me pregunté por qué un cereal tradicional tan delicioso, que había servido como alimento básico desde tiempos ancestrales, estaba desapareciendo”.  

 

Poco después abrió un restaurante que funcionaba solo los fines de semana y una tienda de ingredientes en Tokio, y empezó a ofrecer seminarios de cocina. Hoy es directora general de Fu Future Life Laboratory y dirige una red de escuelas de cocina por todo el país con unos 120 profesores.  

 

En las lecciones de cocina se enseña a preparar el mijo de forma saludable. Es más, puesto que la mayoría de los profesores son mujeres que dan las clases en su propia casa, las escuelas Tubu-Tubu han contribuido al empoderamiento de las mujeres al animarlas a desarrollar sus propios pequeños negocios.  

 

Con el tiempo, Yumiko también forjó intensas relaciones con agricultores. Enseguida, “descubrí que la cantidad de agricultores de mijo estaba disminuyendo”, recuerda. Temiendo que pronto no quedase nadie que cultivase mijo en el Japón, hizo encargos a los agricultores directamente. “Pedí a agricultores de pequeña escala pero gran dedicación que cultivasen mijo sin utilizar productos químicos, y me comprometí a comprarles todo lo que pudiesen cultivar”. 

 

Después, su socio Kazuo Gota y ella establecieron un servicio de transporte que conectaba a los agricultores con compradores de todo el Japón. El último paso era conseguir que la gente se dedicase directamente a cultivar su propio mijo.   

 

A través de su campaña “Semilla de vida”, desde 1995 animan a la gente a compartir semillas tradicionales y a enseñar cómo cultivarlas. Hoy en día organizan talleres de cultivo de mijo en seis lugares del Japón, lo que no solo mantiene la producción de mijo viva y vigorosa, sino que también ayuda a los pequeños agricultores a aumentar sus ingresos al conseguir que enseñen a otras personas cómo se cultiva y procesa el mijo.  

 

“Seguimos trabajando para asegurarnos de que no se pierda este delicioso cereal”.