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Objetivos y medios de producción para aprovechamiento de los montes

SECRETARÍA DE LA FAO


Características del sector
Consideraciones metodológicas
Objetivos de producción y consumo en los países en desarrollo
Perspectivas del comercio e implicaciones para los países en desarrollo
Necesidades de inversión y mano de obra en la zona C
Requisitos para aumentar la producción en los países en desarrollo
Observaciones finales

Este artículo es una reimpresión de un capítulo de Plan Indicativo Mundial para el Desarrollo Agrícola, Volumen I, FAO, Roma, 1969. Fue compilado principalmente por A.J. Leslie, con ayuda de otros miembros de la Dirección de Montes e Industrias Forestales.

Características del sector

EN SU RELACIÓN más directa con otros sectores de la agricultura, ocurre a menudo que el aprovechamiento de los bosques, por ocupar éstos determinadas tierras, se considera más como un obstáculo que como una ayuda para el desarrollo. Este punto de vista tan estrecho ha sido la causa de costosos errores. Por lo que se refiere al desarrollo agrícola general, el aprovechamiento forestal complementario puede ser de una importancia fundamental por la influencia que ejerce en la formación del microclima y en la conservación del suelo y por los materiales que proporciona para la explotación y el desarrollo agrícolas. Su importancia alcanza más allá del ámbito de la agricultura, ya que los recursos forestales existentes pueden ejercer una influencia más directa todavía en el progreso económico y en la economía en general. Constituyen una base fácil de movilizar para toda una serie de industrias de pequeño capital, que obtienen y ahorran divisas, que aumentan las disponibilidades de materiales para la construcción de alta calidad y otros productos intermedios, y se van convirtiendo en puntos de apoyo para el ulterior desarrollo secundario y terciario.

Al propio tiempo, los recursos forestales se pueden emplear para paliar las situaciones de penuria que imponen inevitablemente a la sociedad los cambios económicos y políticos. Su explotación y administración brinda oportunidades para el empleo de mano de obra rural y para el adiestramiento en una gran variedad de actividades industriales y de cargos administrativos a distintos niveles. El suministro ininterrumpido de un combustible barato como la leña y de materiales de construcción obtenidos de bosques existentes o de repoblaciones forestales, puede ayudar a salvar los momentos de penuria antes de que comience a elevarse el nivel de vida de la masa principal de las poblaciones rurales y urbanas.

Por último, algunos tipos de bosques forman con la fauna y la orografía verdaderos parques de gran valor económico como tales, si se saben cuidar, con miras a convertirlos en una atracción para el turismo.

La labor del PIM para el desarrollo de la agricultura se ha venido centrando hasta ahora en los productos forestales. Ello no quiere decir que éstos sean, necesariamente, los más importantes, aunque tal sea el caso para la mayoría de los países en desarrollo, en las actuales circunstancias. La razón principal de centrar la atención en los productos forestales es que éstos pueden contribuir de una manera sustancial y casi inmediata a la liquidez de los ingresos y, por el juego de la oferta y la demanda, a la movilización de los mecanismos de acumulación de capital, de empleo y de multiplicación de la demanda, que son la base del progreso económico. Mientras no se ha alcanzado un nivel mínimo de desarrollo económico, muchos de los servicios no maderables, por valiosos que sean, no pasan de ser un lujo para los países en desarrollo. Con ello no se quiere decir que en algunos países en desarrollo los servicios no maderables, particularmente el de la conservación de la fauna montaraz, no puedan ser un complemento y hasta sustituir a la madera como principal producto del aprovechamiento forestal con que se contribuye al desarrollo. Tampoco quiere esto decir que la protección forestal - bosques destinados principalmente a conservar el suelo, a regular los cursos de los ríos o a formar cinturones verdes de defensa - sea algo que tenga que posponerse siempre en espera de que el país se encuentre en situación de afrontarlo. En efecto, el desarrollo ulterior de algunos países puede depender de una mejora muy considerable de los montes de protección. Pero quiere decir que en los países en desarrollo, en general, el sector forestal tiene las mayores probabilidades de causar el mayor impacto cuando más se necesita, si se insiste en los valores industriales. Al propio tiempo es preciso no olvidar que en una fase más adelantada del desarrollo puede hacerse necesario un cambio de prioridades. Ello significa que en la fase actual se tendría que pensar en la protección y la constitución de reservas a largo plazo, en determinadas zonas clave.

Como es natural, el PIM se refiere sobre todo a los países en desarrollo. Pero la política forestal de éstos no puede ser considerada con independencia de los avances logrados por países económicamente más desarrollados, de la misma manera que el aprovechamiento forestal no puede considerarse como algo independiente de la economía en general. Cabe señalar que el grado de interdependencia varía ampliamente de un país a otro, de producto a producto y de sector a sector, pero lo que está claro es que lo que debería O podría hacerse en materia de aprovechamiento forestal o de industrias forestales en los países en desarrollo, dependerá hasta cierto punto, por regla general, de lo que ocurra, probablemente, en los países de las Zonas A y B.1

Esta es la razón de que en este estudio se analicen las tendencias de los principales grupos de productos forestales en función, sobre todo, de: las perspectivas de la demanda en la Zona C comparada con las de la producción en la misma zona y con las previsiones del balance entre oferta y demanda en las Zonas A y B.

1 Para los fines del PIM Se ha establecido una agrupación o clasificación de países en las tres zonas siguientes:


Población 1962 (miles)

% de la población mundial

Mundial

3 159 978

100,0

Zona A. Economías de mercado desarrolladas, incluyendo Norteamérica, Europa oriental y septentrional, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelandia.

698964

22,1

Zona B. Economías de planificación centralizada, incluyendo U. R. S. S., Europa oriental, China continental, Corea del Norte, Viet-Nam del Norte y Cuba

1 066833

33,8

Zona C. Países en desarrollo

1 394181

44,1

Consideraciones metodológicas

La metodología que deberá emplearse para fijar los objetivos de la demanda y después las posibilidades de producción de productos forestales y derivados en la Zona C, se adapta estrechamente a la elaborada por el PIM de manera general. Se adoptaron variantes del método únicamente en aquellos casos en que la diferencia entre la naturaleza de los productos forestales frente a los del sector agrícola, lo hizo aconsejable.

Al igual que en otros sectores del PIM, se ha partido del supuesto de que la variable principal que afecta al consumo per capita, son los ingresos. Como es natural, también desempeñan aquí un papel importante otras variables, como los sustitutivos y el precio. Sin embargo, aceptando la hipótesis de unos precios relativos constantes e incorporando, hasta un determinado grado, los sustitutivos en la función ingresos-consumo, se puede empezar por tomar los ingresos como base.

No obstante, la relación entre ingresos y demanda de madera y productos derivados de la madera, es indirecta, por ser la mayoría de estos productos de la madera y sus derivados bienes de producción, más bien que bienes de consumo. El aumento de la demanda de madera elaborada depende, por esta razón, del aumento efectivo de la demanda de bienes de consumo a base de madera, tales como casas, muebles y material de lectura, y el paralelismo entre ambos aumentos de la demanda se mantendrá mientras los productos elaborados a base de madera continúen consumiéndose en la misma proporción que actualmente en la construcción, la fabricación de muebles, el envasado, las comunicaciones y otras industrias. Los cambios en las normas técnicas, las preferencias del consumidor o las innovaciones tecnológicas que afectan a estas industrias, se reflejarán en una mayor o menor tasa de aumento de la demanda indirecta de diversos productos forestales.

Los totales regionales para la Zona C se obtuvieron extrapolando las cifras obtenidas en los países estudiados detalladamente. Se aceptó el supuesto de que en cada una de las regiones la tasa de aumento del consumo y de la producción en los países no estudiados, sería la misma que la que se había previsto para los países estudiados. Esto quiere decir que en algunas regiones se tendrán que estudiar algunos países más, con objeto de obtener una imagen regional más completa.

Las Zonas A y B se trataron de distinta manera. Ello obedeció a una serie de estudios ya realizados sobre las tendencias de la madera, que abarcaban la mayor parte de los principales países o regiones de ambas zonas. Gracias a estos estudios se contaba con muchos más datos de los que suelen poseerse acerca de la mayor parte de los demás productos básicos. Las estimaciones hechas en estos primeros estudios se corrigieron y se extrapolaron a la vista de los datos adicionales más precisos de que se disponía o de las tendencias más recientes. Sin embargo, se confeccionó una serie de datos estadísticos para el período base, correspondientes a cada una de las Zonas A y B, ajustados a la serie de datos estadísticos obtenidos para la Zona C.

Por lo tanto, los balances mundiales no se pueden obtener aplicando una metodología única. A pesar de ello, en la preparación del presente estudio se han podido recopilar los datos de carácter nacional, regional, global y sobre productos, aparecidos en estudios publicados en los últimos años, para elaborar con ellos un cuadro de la situación mundial bastante ajustado a la realidad.

Objetivos de producción y consumo en los países en desarrollo

Los objetivos de la producción propuestos para las regiones de la Zona C se obtuvieron por el cálculo de la capacidad: de los recursos forestales en función de los objetivos de la demanda, incluidas las exportaciones y habida cuenta de las restricciones de carácter económico y técnico que tendrían que afrontarse para aumentar la. producción partiendo de niveles del período base.

Por ser éste un sector de carácter integrado, los objetivos para la producción se tuvieron que desarrollar en dos fases. En la primera fase hubo que tomar en consideración la capacidad física de los recursos forestales por lo que se refiere al rendimiento potencial de los principales tipos de maderas rollizas para usos industriales. En la segunda fase hubo que considerar la capacidad de la industria elaboradora de la madera y sus posibilidades de vender los productos manufacturados por ella. En los cálculos de cada una de estas dos fases entran diversas consideraciones de índole técnica y económica. Por lo que se refiere a la capacidad de los recursos forestales, una de las cuestiones que han de resolverse es la de saber hasta qué punto podrá ampliarse el aprovechamiento de los bosques tropicales mixtos más allá del limitado número de especies arbóreas con las que se comercia en la actualidad. Se podría lograr de un modo inmediato y con un gasto mínimo un aumento muy importante de la producción mediante el aprovechamiento más intensivo de los actuales bosques. Es cierto que el aprovechamiento más completo de los bosques depende del desarrollo de los transportes y de la economía y de la aceptación de los productos del bosque en el mercado, pero también lo es que los servicios forestales y la industria elaboradora de la madera podrían acelerar el desarrollo en este sentido adoptando las medidas necesarias.

El cálculo de las posibilidades de la corta, extracción y transporte de la madera permite conocer el verdadero potencial de producción de los recursos forestales existentes. Los problemas a evaluar aquí los plantean las necesidades de capital y mano de obra para aumentar la producción de madera rolliza para usos industriales, en unas condiciones en que mano de obra y capital son sustitutivos técnicos, dentro de un amplio margen, en la corta, extracción y transporte a corta distancia. Pero la mano de obra no es ya tanto un sustitutivo técnico del capital cuando se trata de transporte a larga distancia.

En muchos casos, la explotación de los recursos forestales existentes requerirá la construcción de sistemas de carreteras para el transporte de las trozas, incluidas las carreteras de acceso al interior del bosque y una o más carreteras con firme especial para comunicar aquel sistema con la red nacional de carreteras. El capital necesario para la construcción de esta red de carreteras forestales podría amortizarse con los beneficios de las talas, pero en un principio se tendrán que realizar importantes inversiones, mucho antes de poder contar con los ingresos procedentes de la venta de la madera. El valor económico que representa esta red forestal, que viene a ampliar la red nacional de carreteras, se pasa por alto muy a menudo, pero puede ser muy considerable, como se ha demostrado ya, por ejemplo, en el Africa occidental, y en el sudeste de Asia.

No obstante, la magnitud del desarrollo de la infraestructura que puede sostener el sector forestal por sí solo es limitada. Por esta razón se ha partido de la consideración de que algunas de las principales reservas de bosques tropicales, a las que sólo se tendrá acceso mediante la construcción de costosas carreteras, como ocurre con los bosques del Africa Central y del Amazonas, no se podrán aprovechar más que de una manera limitada durante el período a que se refiere este estudio. Esta es la razón de que probablemente en las regiones que requieran el desarrollo en gran escala de este tipo de infraestructura, la expansión sea menos fácil que en aquellas otras regiones cuya accesibilidad se puede mejorar considerablemente mediante la extensión en pequeña escala de la red de carreteras existente.

La limitación del aumento de la tasa de aprovechamiento del bosque hasta alcanzar el nivel de su rendimiento potencial, impuesta por la insuficiencia de capital, también se debe al coste de los equipos necesarios para la explotación. También este coste podría absorberse finalmente en una proporción considerable con el producto de la venta de la madera, pero el hecho de que sea considerable la inversión inicial que se necesita podría ser una causa que limitara las posibilidades de producción en algunos países, sobre todo cuando la expansión parte de una base muy pequeña y todo el equipo, prácticamente, tiene que ser importado.

La segunda fase, íntimamente integrada con la primera, se refiere a la medida en que la producción procedente de los recursos forestales podrá ser elaborada dentro del país. Por regla general, el capital, la mano de obra y la tecnología son factores menos limitativos que el propio mercado que ha de absorber los productos, por tratarse de industrias elaboradoras de pequeño capital, como aserraderos y fábricas de madera contrachapada o de tableros. Por este motivo, disponiendo de una base de recursos adecuada, podría contarse con que la producción de estas industrias aumentara al mismo ritmo y hasta a ritmo más acelerado que la tasa de aumento de la demanda interior. En las industrias de moderada intensidad de capital, tales como las fábricas de tableros de fibra y aglomerados de madera la cuestión de las ventas del producto elaborado reviste ya más importancia a la hora de calcular las posibilidades de producción, y en las industrias de gran intensidad de capital, tales como las fábricas de pasta y papel, aquellas son el factor dominante que limita la producción. A más abundamiento, este último tipo de industrias emplea una proporción mucho más elevada de mano de obra especializada, personal técnico y profesional. De aquí que en los comienzos del período las disponibilidades de mano de obra y personal pudieran ser lo que más contribuyera a elevar el coste de la estructura, cuando no fuera el factor crítico restrictivo.

Estas consideraciones afectan a las posibilidades de producción de varias maneras. Una de mucha importancia es la de que la repercusión del volumen de producción en el coste unitario sea un criterio significativo que fije dentro de límites bastante estrechos la dimensión económica mínima que debe tener una fábrica si tal como debe hacerse, se tiene en cuenta el precio a que podrían importarse los mismos productos básicos. Si bien se pueden, establecer los niveles generales de la dimensión económica mínima, el nivel efectivo puede variar en cada caso particular por la interacción de factores tales como el tipo de elaboración, el coste de la madera y otras materias primas, el grado de integración vertical y la naturaleza de los mercados por los que se da salida al producto. Mientras no se cuente con un mercado equivalente a la dimensión económica mínima, será prematuro establecer cualquier tipo de industria elaboradora. Esto no quiere decir que el volumen de las operaciones tenga que ser tal que el coste medio de la unidad resulte igual o inferior a los precios que rigen en el mercado mundial (como demuestra la situación de algunos de los países exportadores de las Zonas A y B), ni que la producción nacional deba aplazarse hasta que el mercado interior pueda garantizar el establecimiento de la industria. El mercado podría ser, desde luego, parcial, sustancial o enteramente de exportación, pero cuanto mayor sea la parte proporcional exportada, tanto más exigentes serán las normas que tenga que satisfacer el producto. En el supuesto de que la parte proporcional exportada pudiera cumplir las normas internacionales, se podría justificar, sin embargo, el establecimiento de una industria de capital intensivo, aunque el coste medio de la unidad producida fuera algo más elevado que el precio medio vigente en el mercado mundial, porque reportaría el ahorro de divisas y otros beneficios. La pregunta difícil de contestar aquí es la de cuánto más elevado podría ser aquel coste.

Por todo lo dicho, los objetivos de producción se han tenido que determinar de una manera subjetiva y no como resultado del análisis detallado de los costes y de los abastecimientos. Cuando la labor que se está desarrollando en este sentido haya progresado suficientemente, se podrán hacer ya estimaciones basadas en una mejor información y más ajustadas a la realidad.

La relación entre el nivel o los cambios de nivel de desarrollo económico y el consumo de productos forestales, varía con cada tipo de producto. Estas diferencias, a su vez, afectan a los objetivos de producción. Esta es la razón de que seguidamente se pase a examinar los objetivos de consumo y producción de cada uno de los principales grupos de productos.

Madera aserrada

Desde el punto de vista tecnológico, la madera aserrada es el producto de más simple elaboración y uno de los que cuentan con la más larga historia de utilización. Durante el período base, la industria de la madera aserrada absorbió los dos tercios, aproximadamente, de toda la madera rolliza para usos industriales. La construcción consumió desde la mitad hasta las tres quintas partes de toda la madera aserrada, mientras que el resto se utilizó en la fabricación de muebles, de embalajes de madera para entibar y de traviesas para ferrocarril.

En términos generales, cuando el nivel de vida se eleva considerablemente, la madera aserrada tiende a ser sustituida por otros materiales (incluidas otras formas de madera elaborada), especialmente en aquellas aplicaciones que requieren unidades de dimensiones y formas normalizadas, como ocurre en casi todas las operaciones mecanizadas. Este es el motivo de que en algunas regiones de la Zona A de más alto nivel de ingresos se registre un descenso del consumo per capita.

En los países en desarrollo la madera aserrada ocupa una posición competitiva más fuerte. A este respecto es muy importante la ventaja que ofrece la madera aserrada de requerir el mínimo gasto de utilización, ventaja que destaca siempre que escasean el capital y la mano de obra especializada y, en cambio, esta última es barata.

Partiendo del supuesto en que se basa este estudio se estima que el consumo mundial de madera aserrada será de 424 millones de m³ en 1975 y de 485 millones en 1985 - lo que representa un aumento del consumo en el último año citado de cerca del 40 por ciento sobre el consumo de 1962*.² Como puede verse en el Cuadro 1, el aumento del consumo en las zonas desarrolladas es probable que sea inferior al promedio global. Aun así, este esperado aumento - de cerca de un 20 por ciento en 1975 y de un 32 por ciento en 1985, en comparación con 1962* - en las Zonas A y B, representa un aumento absoluto muy considerable en años sucesivos.

² 1962* se utiliza en los encabezamientos de muchos cuadros y también en el texto. El asterisco indica que 1962 significa el promedio de 1961-63.

En casi todas las zonas en desarrollo se espera que la utilización anual aumente en cerca de un 145 por ciento para 1985. Resulta de esto que más de la tercera parte del aumento de las necesidades mundiales de madera aserrada se ha de satisfacer con productos procedentes de la Zona C. Este hecho viene a subrayar el potencial y las exigencias que tendrán que afrontar las industrias de la madera aserrada de los países de la zona.

La producción y el consumo se indican separadamente en el Cuadro 1 para la madera aserrada de coníferas y de especies frondosas. Se desprende de las cifras del cuadro que la madera aserrada de coníferas procede de las Zonas A y B, mientras que la madera aserrada de especies frondosas muestra una distribución mucho más uniforme, con una producción en la Zona C que pasa desde un 22 por ciento del total mundial para 1962* a más de un tercio en 1985.

Por lo dicho acerca de la metodología, resulta evidente que las discrepancias globales entre consumo y producción en las fechas tope, no indican que se hayan de producir, necesariamente, desequilibrios de alguna consideración. Sin embargo, esta evolución tendrá algunas consecuencias de interés en relación con el comercio que resultará de las tendencias regionales, cuestión que será examinada más adelante.

CUADRO 1. - MADERA ASERRADA: CONSUMO Y PRODUCCIÓN ACTUALES Y PROYECTADOS



Consumo

Producción

1962

1975

1985

1962

1975

1985

CONIFERAS

Millones de m3

Zona A

155,3

185,6

201,1

150,4

176,2

189,0

Zona B

103,9

118,3

130,6

109,8

132,1

151,6

Total A + B

259,2

303,9

331,7

260,2

308,3

340,6

Zona C

Latinoamérica

5,3

9,0

11,6

5,3

9,4

12,0

Africa

0,8

1,5

2,2

0,3

0,8

1,3

Cercano Oriente

0,8

1,2

1,7

0,3

0,6

0,8

Asia

1,3

2,0

2,5

1,3

1,9

2,5

Total C

8,2

13,7

18,0

7,2

12,7

16,6

Total A + B + C

267,4

317,6

349,7

267,4

321,0

357,2

FRONDOSAS

Zona A

37,8

49,2

56,1

35,9

45,5

50,1

Zona B

23,7

29,3

34,3

23,7

29,5

34,6

Total A + B.

61,5

78,5

90,4

59,6

75,0

84,7

Zona C

Latinoamérica

7,4

11,2

20,0

7,5

11,8

21,2

Africa

1,4

2,8

4,5

2,0

3,6

5,6

Cercano Oriente

0,5

0,7

1,0

0,2

0,3

0,4

Asia

8,0

13,0

18,9

8,4

14,1

20,4

Total C

17,3

27,7

44,4

18,1

29,8

47,6

Total A + B + C

78,8

106,2

134,8

77,4

104,8

132,3

CONIFERAS Y FRONDOSAS

Zonas A + B

320,7

382,4

422 1

319, 8

383,3

425,3

Zona C

25,5

41,4

62:4

25,3

42,5

64,2

TOTAL MUNDIAL.

346,2

423,8

484,5

345,1

425,8

489,5

Paneles a base de madera

El auge extraordinario en las Zonas A y B del empleo de paneles a base de madera, sobre todo en los últimos años, complica el estudio de la evolución del consumo.

Aunque la tendencia más reciente indica cierto retroceso de la tasa de crecimiento, el consumo de paneles a base de madera registraba un crecimiento de más de un 10 por ciento anual en el período base. Existen dos razones, por lo menos, para suponer que esta elevada tasa de crecimiento no podrá continuar indefinidamente. En primer lugar, una importante parte del aumento del consumo ha sido debida al empleo de los paneles a base de madera en sustitución de otros materiales. Los ingresos globales obtenidos en el mercado con estos productos en la Zona A, hacen que sea inevitable cierto retroceso. El segundo factor es el de que buena parte del ímpetu que ha mantenido este crecimiento del consumo a partir de 1950 se ha debido a un producto completamente nuevo - los aglomerados de madera. Por todo ello, la pasada tasa de crecimiento del consumo sólo podría mantenerse a condición de que fueran apareciendo en el mercado nuevos productos de la misma categoría. Hay pocas probabilidades, si es que hay alguna, de que aparezca en el mercado alguno de estos productos antes de 1975. Esta posibilidad no se puede excluir totalmente, sin embargo, para 1985. También es preciso subrayar que los tableros a base de madera aglomerada compiten con otros materiales, como los tableros de amianto. Si apareciera en el mercado algún producto nuevo o perfeccionado del último tipo mencionado, podría reducirse más adelante la tasa de crecimiento de producción de paneles a base de madera.

Las estimaciones para 1975 y 1985 que se indican en el Cuadro 2 parten del supuesto de que en los países de la Zona A se reducirá en forma considerable el crecimiento del consumo de paneles a base de madera hacia el último año indicado. A pesar de ello y por ser probable que la elasticidad de los ingresos aparentes continúe siendo mayor que la unidad en casi todas las subregiones en 1985, puede contarse con grandes aumentos del consumo y de la producción. En las economías centralizadas y dirigidas de Europa oriental y de la U.R.S.S. se prevé que la tasa de crecimiento será ano mayor que en el pasado, por hallarse ahora en pleno auge la sustitución de la madera aserrada por los paneles a base de madera.

En la Zona C influyen diversos elementos en el probable aumento del consumo de paneles a base de madera. Debido a que la madera aserrada ocupa una posición competitiva más fuerte en los países donde es más barata, lo mismo que la mano de obra, los paneles a base de madera no se lograrán introducir con la misma rapidez ni a igual escala que en los países donde la mano de obra es más cara. En cambio, donde la madera aserrada no sea barata o no se cuente con un abastecimiento satisfactorio, es probable que adquiera importancia la producción de aglomerados de madera, incluso en las primeras etapas del desarrollo, sobre todo por tratarse de un producto de calidad uniforme y fácil de trabajar. A más abundamiento, los bosques que no pueden dar más que madera aserrada de baja calidad, pueden proporcionar, en cambio, la materia prima básica para la fabricación local de aglomerados de fibra o de madera.

Por lo tanto, se ha previsto un rápido aumento del consumo de paneles a base de madera para muchos de los países en desarrollo. Ahora bien, como quiera que en ninguno de los países de la Zona C hubo grandes mercados para la madera aserrada, no es probable que la tasa del crecimiento del consumo sea tan considerable como lo fue en las primeras etapas en los países desarrollados, en los momentos en que la madera aserrada comenzó a ser sustituida por tableros aglomerados.

CUADRO 2. - PANELES A BASE DE MADERA: EVOLUCIÓN DEL CONSUMO Y DE LA PRODUCCIÓN



Consumo

Producción

1962

1975

1985

1962

1975

1985

MADERA CONTRACHAPADA Y TERCIADA

Millones de m3

Zona A

18,0

35,2

48,8

17,1

31,8

42,7

Zona B

2,7

6,2

11,5

2,6

6,8

12,5

Total A + B

20,7

41,4

60,3

19,7

38,6

55,2

Zona C

Latinoamérica

0,4

0,8

1,9

0,4

1,1

2,8

Africa

0,1

0,4

0,7

0,2

1,0

1,8

Cercano Oriente

0,1

0,2

0,3

0,1

0,2

0,3

Asia

0,4

1,2

2,8

0,7

2,8

5,1

Total C

1, 0

2,6

5,7

1,4

5,1

10,0

Total A + B + C

21,7

44,0

66,0

21,1

43,7

65,2

TABLEROS DE FIBRA Y PARTICULAS AGLOMERADAS1

Millones de tm

Zona A

7,5

15,4

22,4

7,3

14,7

20,8

Zona B

1,6

9,1

12,5

1,8

9,7

13,9

Total A + B.

9,1

24,5

34,9

9,1

24,4

34,0

Zona C

Latinoamérica

0,2

0,9

3,0

0,2

1,1

3,1

Africa...

-

0,1

0,2

-

0,1

0,2

Cercano Oriente

-

0,1

0,2

-

-

0.1

Asia

0,1

0,5

1,4

-

0,5

1,4

Total C

0,3

1,6

4,8

0,2

1,7

4,8

Total A + B + C

9,4

26,1

39,7

9,3

26,1

38,8

TODOS LOS PANELES DE MADERA1

Zona A + B.

21,1

49,3

71,1

20,9

47,6

67,1

Zona C

0,9

3,2

8,2

1,0

4,8

10,8

Total A + B + C

22,0

52,5

79,3

21.9

52.4

77,9

1 El metro cúbico de madera contrachapada se supone igual a 0,6 tm.

Durante los pocos últimos años se ha producido un rápido crecimiento de la capacidad de producción de madera contrachapada en los países de la Zona C y un rápido aumento de la exportación a los países desarrollados. Los objetivos de producción para la Zona C indican que se espera que continúe esta tendencia, con un aumento de la participación de la Zona C en la producción mundial de cerca de un 5 por ciento en 1962* a un 15 por ciento en 1985. Para los demás tipos de tableros a base de madera, las posibilidades de producción en las diversas regiones de la Zona C son tales que el aumento del consumo podrá ser atendido por el aumento de la producción local.

Al igual que con la madera aserrada, las discrepancias entre la producción y el consumo no pueden tomarse en esta fase, necesariamente, como una indicación de que se producirán desequilibrios globales de alguna consideración. Las derivaciones que podrán tener para el comercio los desequilibrios regionales, se analizarán más adelante.

Pulpa y papel

La fabricación de pulpa de madera y de papel y cartón son dos procesos distintos, pero tan relacionados entre sí y físicamente integrados, que pueden considerarse como una sola industria. La producción de papel y de cartón absorbe la gran masa de toda la pasta para papel; a su vez, la pasta para papel es la materia prima principal empleada en la fabricación de éste, hasta el punto de que el consumo de pasta de papel depende principalmente del papel que se fabrique.

En el Cuadro 3 se indican el consumo actual y previsto de papel y cartón. En 1962* correspondió a la Zona C únicamente el 6 por ciento del consumo mundial. Como quiera que la elasticidad de la demanda es mucho más grande en los países de menos renta que en los de renta más alta, se cuenta con que la demanda aumente muy rápidamente en la Zona C. Por este motivo se estima que en 1975 corresponderá a la Zona C un 8 por ciento, aproximadamente, del consumo mundial, llegando a cerca de un 10 por ciento en 1985.

Se supone que el aumento del consumo de papel y cartón dependa, principalmente, como ha venido siendo hasta ahora, de la tasa de aumento de la renta per capita.

De los demás factores, es posible que la creciente alfabetización tenga un efecto considerable en el futuro nivel de consumo de papel para usos culturales (prensa y papel para imprimir). Muchos de los países en desarrollo han emprendido ya o están planeando actividades intensivas para extender la educación a toda o a la mayor parte de sus poblaciones. Por esta razón, es probable que en los países en que estos esfuerzos se vean coronados por el éxito durante el período cubierto por el PIM, el aumento de la demanda de papel para usos culturales sea más rápido de lo que cabría esperar teniendo sólo en cuenta el aumento de la renta.

El futuro aumento del consumo de papeles y cartones para usos industriales depende en gran medida del éxito que tengan estos materiales para el envasado de productos. En el momento actual: hay señales de que la industria productora de envases de papel y cartón continuará adaptándose a las condiciones rápidamente cambiantes por la presencia en el mercado de los plásticos, haciéndolo con el mismo éxito que hasta ahora.

En los países en desarrollo en que todavía, se emplea poco el papel y el cartón, el consumo de éstos para la fabricación de envases podría aumentar más rápidamente de lo que podría deducirse por el aumento de la renta, por ser estos materiales muy apropiados para el envasado de productos alimenticios y también industriales, tales como el cemento, que destaca en muchos de estos países por el gran volumen que producen. En vista de estas circunstancias, bastaría que una de las grandes industrias adoptara el papel a el cartón para envasar sus productos, para alterar las cifras globales de consumo de papel y de cartón en el país.

CUADRO 3. - PAPEL Y PASTA PARA PAPEL: CONSUMO Y PRODUCCIÓN ACTUALES Y PREVISTOS



Consumo

Producción

1962

1975

1985

1962

1975

1985

PAPEL Y CARTÓN

Millones de tm

Zona A

65,7

128,5

204,3

67,5

131,9

206,3

Zona B

9,1

20,6

41,1

9,0

20,3

40,0

Total A+ B

74,8

149,1

245,4

76,5

152,2

246,3

De los cuales:







Para prensa

13,9

22,3

31,5




Impresos y de escribir

14,0

29,4

47,4




Otros

46,9

97,4

166,5




Zona C

Latinoamérica

2,7

6,8

13,0

1,8

5,0

11,2

Africa

0,3

0,7

1,6

0,1

0,4

1,1

Cercano Oriente

, 0,4

1,1

2,8

0,1

0,4

0,9

Asia

1,4

4,0

8,9

0,9

3,5

7,9

Total C

4,8

12,6

26,3

2,9

9,3

21,1

De los cuales:







Para prensa

1,0

3,0

6,3




Impresos y de escribir

1,2

3,0

6,5




Otros

2,6

6,6

13,5




Total A + B + C

79,6

161,7

217,7

79,4

161,5

267,4

De los cuales:







Para prensa

14,9

25,3

37,8




Impresos y de escribir

15,2

32,4

53,9




Otros

49,

104,0

180,




PASTA PARA PAPEL1

Zona A

56,7

111,3,

179,5

57,4

113,7

183,5

Zona B

8,3

18,3

35,0

8,1

17,5

32,8

Total A+ B

65,0

129,6

214,5

65,5

131,2

216,3

Zona C

Latinoamérica

1,4

4,0

9,4

1,1

3,6

8,0

Africa

-

0,3

1,1

0,1

0,4

1,0

Cercano Oriente

0,1

0,3

0,8

-

0,2

0,4

Asia

0,8

3,1

7,2

0,9

2,9

7,0

Total C

2,3

7,7

18,5

2,1

7,1

16,4

Total A + B + C

67,3

137,3

233,0

67,6

138,3

232,7

1Comprende las pastas mecánicas, químicas, semiquímicas y otras pastas de fibras para papel; se excluye la pasta disolvente.

Las fibras empleadas en la fabricación de papel se pueden dividir en tres categorías, principales: fibras, de madera, fibras sintéticas y papel; viejo. En, 1962* cl 77 por ciento de las fibras empleadas en la fabricación de papel y cartón en todo el mundo fueron pasta de madera para papel, mientras que el 5 por ciento fueron pastas sintéticas para papel y el 18 por ciento, pasta a base de papel viejo.

La relación entre los abastecimientos de fibras, de madera disponibles y su consumo por la industria elabo redora de pulpa y papel, ha venido cambiando. Tres de los factores más importantes que han determinado estos cambios han sido el rápido aumento del empleo de residuos de madera, el considerable aumento del empleo de maderas de especies frondosas y el rápido aumento de la producción de pasta y papel a base de especies de crecimiento rápido obtenidas de plantaciones. Todo ello ha venido dictado por la necesidad de frenar el alza de los precios de la materia prima a base de madera para la fabricación de papel. A pesar de que estos precios influyen proporcionalmente menos en el coste total de la producción de pasta para papel que en el coste de los productos a base de madera elaborados por otras industrias, continúan siendo el factor principal del coste de fabricación de la pulpa de madera.

La industria que fabrica pulpa y papel es la más compleja desde el punto de vista técnico y la que más capital requiere de todas las industrias forestales. La mayor parte de la producción de esta industria sale de grandes fábricas altamente organizadas e integradas. Para su explotación se requiere mucho capital y personal muy especializado. Esta es la razón de que solamente un limitado número de países hayan conseguido realizar operaciones en gran escala, compitiendo eficazmente en los mercados mundiales para colocar en ellos grandes volúmenes de su producción. El mercado mundial para la pasta de papel, al contrario de lo que ocurre con otros productos forestales, se caracteriza por un alto grado de integración internacional. A pesar de todo esto, todavía se producen hoy muchos tipos de papeles y cartones, predominantemente para el mercado interior, en fábricas de pequeñas dimensiones.

Madera rolliza industrial

Se incluye en esta categoría toda la madera que no sufre ningún proceso de elaboración para su empleo y que tampoco se emplea como combustible. Las estadísticas sobre producción y consumo dé madera rolliza correspondientes a muchos países son poco de fiar, porque buena parte de su producción no se registra Por añadidura, una parte muy importante de este grupo - la madera para entibar - se incluye a menudo bajo la rúbrica de madera para papel, siendo después muy difícil distinguir una de otra. A pesar de estas dificultades se puede conocer la tendencia de consumo con bastante aproximación, deduciéndola de las bien establecidas y conocidas tendencias de su utilización.

Desde el punto de vista cuantitativo, para lo que más se emplea la madera rolliza es para las armaduras en las construcciones sencillas tradicionales de habitaciones. A medida que aumentan los ingresos, la madera va siendo progresivamente sustituida por otros materiales de construcción más duraderos y de calidad más uniforme, pero continúa empleándose en el medio rural y agrícola para la construcción de cobertizos y vallas. Continúa siendo, por este motivo, un importante factor de la economía del empleo de la madera donde quiera que el sector rural tenga preponderancia. Durante las primeras fases del desarrollo, la sustitución de la madera por otros materiales de construcción es probable que se vea anulada por el crecimiento de la población. Como quiera que una gran parte de la creciente población mundial continuará viviendo en el tradicional medio rural, cabe esperar que para 1985 las necesidades adicionales de madera rolliza sean apreciables.

CUADRO 4. - MADERA ROLLIZA INDUSTRIAL: CONSUMO Y PRODUCCIÓN ACTUALES Y PREVISTOS PARA EL : FUTURO



1962

1975

1985

Millones de m³

Zona A

50,0

35,0

24,0

Zona B

95,0

89,0

84,0

Total A + B

145,0

124,0

108,0

Zona C

Latinoamérica

7,7

10,4

12,4

Africa

8,9

11,9

15,3

Cercano Oriente

5,7

8,0

11,0

Asia

8,5

16,1

21,3

Total C

30,8

46,4

60,0

Total A + B + C

176

170

168

Además de su empleo en la construcción, la madera rolliza se emplea para el entibado de minas, principalmente en las de carbón. La reciente tendencia en los países desarrollados a la mecanización de la extracción de carbón, ha traído consigo una brusca reducción del entibado a mano por tonelada de carbón extraída. En los países en desarrollo, por otra parte, la expansión de la minería del carbón podría provocar un aumento del consumo de madera para entibar. A pesar de todo, la tendencia general es a que decline este empleo de la madera rolliza.

La madera rolliza para usos industriales apenas es; objeto de comercio interregional. Agregando los totales regionales y zonales, puede admitirse que la producción iguala al consumo.

Los rasgos más característicos de la tendencia del consumo y de la producción de madera rolliza, se pueden resumir de la manera siguiente: 1. en conjunto, el consumo mundial de madera rolliza no va en aumento; 2. el aumentó del consumo en la Zona C será anulado por la reducción del consumo en las Zonas A y B; 3. incluso en algunas partes de la Zona C se reducirá el consumo per capita:

Leña

Las estadísticas sobre la madera que se emplea como combustible también son poco de fiar. Como quiera que buena parte de la producción de leña no se registra, los datos tienen que basarse necesariamente en estimaciones que, en muchas partes del mundo, no pasan de ser cifras redondas aproximadas. A pesar de esta limitación, las cifras obtenidas así bastan para demostrar que la leña representa hoy todavía la mitad, por lo menos, de toda la madera empleada en el mundo. En casi todos los países de la Zona C se emplea como combustible y representa de los tres cuartos a los nueve décimos de toda la madera extraída. En los países desarrollados, en cambio, esta misma proporción es solamente de una cuarta a una décima parte.

Los objetivos de consumo para todas las regiones de la Zona C, excepto Latinoamérica, indican un aumento del consumo de leña. En la Zona A se supone que se producirá una reducción muy marcada del consumo.

CUADRO - LEÑA: CONSUMO Y PRODUCCIÓN ACTUALES Y PREVISTOS



1962

1975

1985

Millones de m³

Zona A

165

116

si

Zona B

218

202

186

Total A + B

383

318

267

Zona C

Latinoamérica

203

193

176

Africa

177

217

259

Cercano Oriente

24

28

32

Asia

230

280

330

Total C

634

718

797

Total A + B + C

1 017

1 036

1 064

Esta reducción será también muy importante, pero menos acusada, en la Zona B. En resumen, la enorme expansión de las poblaciones rurales en los países en desarrollo hará que se mantenga la demanda global mundial de leña, a pesar de la reducción del consumo total en los países desarrollados y del menor consumo per capita en los países en vías de desarrollo.

Aunque se comercia con la leña dentro de la Zona C, el comercio interregional es insignificante. Al igual que para la madera rolliza industrial, puede aceptarse, manejando cifras globales en este apartado, que la producción cubrirá el consumo.

El consumo de leña per capita tiende a declinar con el aumento del nivel de vida y al disponerse de combustibles más eficaces. La leña tiene un bajo precio unitario que no puede absorber el coste del transporte a grandes distancias. Por esta razón, las cifras globales indicadas en el cuadro ocultan el hecho de que en ciertos lugares ya falta leña y continuará faltando, a posar de que indiquen unos niveles de consumo que pueden ser perfectamente cubiertos por la capacidad de producción de los bosques del mundo.

Estos objetivos de consumo sólo podrán alcanzarse, sin embargo, adoptando medidas especiales, particularmente en las zonas donde la escasez de madera es crónica. Gracias a los progresos realizados en el establecimiento y cuidado de las plantaciones de árboles, resultan hoy relativamente sencillas de adoptar las medidas necesarias para establecer plantaciones específicamente destinadas a la obtención de leña. Incluso en zonas bastante áridas se puede obtener un abastecimiento adecuado de madera para leña y para la construcción, a condición de seleccionar las especies más indicadas, de preparar debidamente la tierra y de adoptar medidas de protección contra los animales, el fuego y la tala prematura. Al igual que ocurre con los demás problemas forestales que se les plantean a los países en desarrollo, el principal obstáculo que es preciso superar aquí es de carácter institucional.

Significado de las cifras

En este punto parece oportuno hacer algunas reflexiones acerca de las cifras que se han aducido.

Para las Zonas A y B, las predicciones del consumo y de la producción son, esencialmente, extrapolaciones o adaptaciones de estudios ya existentes, modificados para tener en cuenta las tendencias que se han manifestado durante los últimos años. Para la Zona C, los objetivos de consumo se han relacionado con las presunciones básicas del PIM relativas a población, ingresos y crecimiento, si bien un conocimiento más detallado del sector ha permitido afinar la metodología en cierto grado. No obstante, los objetivos de producción para la Zona C son muy provisionales en la presente fase. Se basan en la evaluación de la capacidad física de los recursos forestales, pero teniendo en cuenta las consecuencias de algunos factores que limitan los abastecimientos, particularmente los relacionados con el desarrollo del transporte y de la necesaria infraestructura. Al hacer la valoración del impacto de estos factores restrictivos también se ha tenido en cuenta lo siguiente: (a) la demanda interna prevista, y (b) con carácter muy general, las posibilidades de exportar.

Estos objetivos provisionales de producción para la Zona C se considera que son razonables porque se pueden alcanzar, tanto desde el punto de vista técnico, como del económico. Sin embargo, no son necesariamente válidos, o adecuados. El reajuste necesario para que lo sean sólo puede hacerse después de haberlos examinado en función de la situación global.

El hecho de que los niveles de la producción mundial de las principales categorías de productos forestales, que se proponen o que se indican, estén equilibrados con el consumo, sugiere que los problemas de ajuste podrían ser de poca entidad. Las dos principales discrepancias se dan en la madera aserrada de coníferas, cuya producción prevista excederá al consumo en 7,5 millones de m³ en 1985, y en el papel, cuya producción prevista para 1985 quedará por debajo del consumo en 4,3 millones de m³. Estas cantidades son importantes en términos absolutos. Pero solamente representan el 2 por ciento, aproximadamente, de la producción total en el año citado. La producción y el consumo de ambos productos básicos están intensamente concentrados en las Zonas A y B, y las previsiones de la producción para 1985 en las referidas zonas apenas se pueden hacer con un error menor de más o de menos un 2 por ciento. Sin embargo, aunque puedan pasarse por alto los desequilibrios globales, los desequilibrios regionales y zonales tienen un significado muy real para las perspectivas. del comercio.

Perspectivas del comercio e implicaciones para los países en desarrollo

Las perspectivas para el comercio son uno de los más importantes resultados que se obtienen del estudio, a escala mundial, de las posibilidades del consumo y de la producción. Esto es particularmente cierto para los países en desarrollo, por ser el volumen futuro de los ingresos obtenidos mediante sus exportaciones un importante factor en sus planes de desarrollo económico.

En ciertos aspectos es más fácil prever con acierto las perspectivas del comercio de productos forestales que las del comercio de los cultivos de ciclo vegetativo anual o corto. Una de las razones es que se conoce con mayor precisión la tendencia de la demanda. Otra razón es que el abastecimiento de materia prima, durante el período cubierto por la predicción del PIM, tiene que limitarse a los recursos forestales existentes. Por este motivo, los planes en marcha o futuros para la creación de nuevos recursos forestales, tanto para aumentar el volumen de las exportaciones, como para sustituir a las importaciones, es muy poco probable que causen cambios de importancia en la orientación y en el nivel del mercado mundial hacia 1985. Esta es la razón de que el análisis de la tendencia actual proporcione una base suficientemente sólida para inferir las perspectivas del comercio en 1975 y 1985.

Hay una incertidumbre que se deriva del hecho de que una determinada demanda global en un país importador puede ser satisfecha por el comercio de productos sin elaborar, semielaborados o totalmente acabados, dependiendo ello, en parte, del emplazamiento de las instalaciones elaboradoras. Las cifras estimadas que se indican a continuación se basan en supuestos, que son meras apreciaciones, de la amplitud de las corrientes comerciales de productos elaborados.

Las disponibilidades para la exportación que resultan de valorar las posibilidades de producción a base de estudios regionales (ampliados para cubrir la región entera) se resumen en el Cuadro 6.

Es evidente que los bosques de la Zona C tienen la capacidad necesaria para atender aumentos relativos y absolutos bastante importantes del volumen de las exportaciones, por lo menos hasta 1985.

CUADRO 6. - ESTIMACIÓN DE LAS DISPONIBILIDADES ANUALES PARA LA EXPORTACIÓN DE LOS PRINCIPALES PRODUCTOS FORESTALES EN LA ZONAL C, PARA 1975 Y 1985


Trozas

Madera aserrada

Contra. chapada
y terciada

Aglomerados de fibras y partículas

Pulpa, y derivados

1962

Miles de m³

Miles de tm

Africa

5 030

680

170


58

Asia

5 710

490

340

1

34

Latinoamérica.

350

1 400

40

4

98

Cercano Oriente

10

50

3



Total Zona C

11 100

2 620

550

5

190

1975

Africa

5 200

1 040

670

20

280

Asia

21 500

2 300

2 000

20

40

Latinoamérica

300

1 750

330

50

300

Cercano Oriente

-


-

-

-

Total Zona C

27 000

5 090

3 000

90

620

1985

Africa

4 700

1 500

1 250

50

940

Asia

32 000

3 200

3 000

40

70

Latinoamérica

300

1 880

910

160

990

Cercano Oriente

-

-




Total Zona

37 000

6 580

5 160

250

2 000

El siguiente paso consiste en considerar la clase y la magnitud probables del mercado para la exportación de productos forestales a las Zonas A y B. Incluso hacia 1985, es probable que cerca del 90 por ciento del consumo mundial de toda clase de productos, continúe localizado en las zonas A y B, que es donde está concentrada la parte principal del poder adquisitivo mundial.

Las dos subregiones de la Zona A - Europa occidental y Japón - se están convirtiendo en zonas de déficit, cada vez más agudo, de los principales tipos de maderas industriales. La presión de una demanda creciente sobre la capacidad de sus recursos forestales es tal, que aunque se intensifique su explotación, el déficit no cesará de aumentar. Por lo que se refiere a productos derivados de las coníferas, este déficit podrá ser enjugado mediante las importaciones procedentes de los países con excedentes de madera de las Zonas A y B. Por lo tanto, las posibilidades de ampliación de las exportaciones de madera de coníferas desde los países de la Zona C a las Zonas A y B, dependerán de la medida en que sean capaces de atender a sus mercados tradicionales y de aprovechar ventajas comparativas, tales como el menor coste a que podrían producir aquella madera.

Para algunos países en desarrollo esta ventaja puede ser muy importante. El hecho de que en algunas zonas tropicales y subtropicales las plantaciones de coníferas crezcan con gran rapidez, ofrece la posibilidad muy ventajosa de reducir el coste de producción. Si bien esto no quiere decir que el producto final tenga que resultar, necesariamente, más barato, la ventaja es tan considerable que, situando las plantaciones en países o subregiones favorablemente localizadas en relación con los mercados que pueden absorber madera y emplazadas en lugares próximos a puertos bien dotados, se ofrecen verdaderas posibilidades de aumentar las exportaciones en productos forestales elaborados (como, por ejemplo, madera aserrada o madera terciada para la construcción) o semielaborados (como, por ejemplo, viruta de madera y pulpa). En cifras globales, es probable que el volumen que podría alcanzar este comercio no fuera de consideración; no obstante podría tener localmente un efecto importante en algunos países de Africa y Latinoamérica.

Para las maderas de frondosas tropicales y sus productos, la situación continúa desarrollándose netamente a favor de las exportaciones de la Zona C. Ya en la década de 1955 a 1965 las exportaciones de trozas) madera aserrada, madera desenrollable y madera terciada de especies frondosas de los países de la Zona C, aumentó en valor de 240 millones de dólares a 660 millones. Por lo tanto, esta categoría de productos representa uno de los pocos puntos de crecimiento espectacular en el comercio de los países en desarrollo. Los diversos factores determinantes de esta tendencia continuarán prevaleciendo en las décadas venideras, por lo que se prevé una ulterior expansión muy sustancial. Una cuestión de interés para los países en desarrollo es, sin embargo, la de saber la medida en que podría mejorarse la calidad de este comercio, dentro del período de esta planificación, elaborando productos forestales que hoy se exportan en su mayor parte sin elaboración previa. Los objetivos de producción establecidos en el presente estudio suponen que una parte modesta, pero ajustada a la realidad, de este comercio, se transformará en comercio de productos elaborados (madera aserrada, madera desenrollable y madera terciada) en el curso de las próximas dos décadas. Las consecuencias para los países de la Zona C se pueden ver con más claridad analizando el comercio actual y sus perspectivas con más detalle, distinguiendo aquellos países que hacen la elaboración en tránsito (por ejemplo, los que importan trozas y exportan madera aserrada, madera terciada o tableros) de los países que son consumidores finales. Este análisis se recoge en el Cuadro 7, en el que se ha tomado como año base el de 1965 porque las estadísticas con que se cuenta correspondientes al citado año hacen más fácil este tipo de análisis.

En el mencionado año, los países de la Zona C exportaron cerca de 19 millones de m³ de trozas de madera de frondosas tropicales. De ellos, 14,5 millones fueron a los países de las Zonas A y B, donde fueron elaborados y consumidos. El resto fue a parar a otros países de la Zonas A y C, donde fue elaborado y reexportado (0,7 millones de m³ de madera aserrada y 0,9 millones de m³ de madera desenrollada y terciada).

Hacia 1985 se espera que los países importadores de las Zonas A y B absorban 28 millones de m³ más (equivalentes a madera rolliza) de madera tropical, de la que consumieron en 1965. Sin embargo, de este aumento sólo entrarán en ellos en forma de trozas 11,5 millones de m³ el resto del aumento será en forma de madera aserrada (hasta 5,2 millones de m³ y madera desenrollada y terciada (hasta 3,8 millones de m³ Esta parte del aumento correspondiente a madera elaborada procederá, tanto de las nuevas instalaciones montadas en los países de la Zona a ricos en madera, como de la ulterior expansión de las instalaciones para la elaboración de la madera en tránsito que ya existen en la Zona C. Por lo tanto, aunque los objetivos de producción establecidos en este estudio presuponen una expansión muy considerable de las instalaciones elaboradoras dentro de la Zona C, también se presupone que, simultáneamente, se produzca una expansión apreciable de las instalaciones elaboradoras para trozas importadas en las Zonas A y B. Obsérvese que se ha partido del supuesto de que de este aumento del comercio durante el período de 1965 a 1985, unas dos quintas partes serán elaboradas en los países de destino de las Zonas A y B, mientras que las otras tres quintas partes serán elaboradas en las nuevas instalaciones que se monten dentro de la Zona C.

Ya se ha insistido en que los objetivos de producción indicados en este estudio siguen siendo provisionales. Es evidente que el montaje de instalaciones elaboradoras dentro de la Zona C, al ritmo previsto, requerirá un gran esfuerzo. Al propio tiempo, y como se desprende del Cuadro 7, éstas no bastarán para agotar las posibilidades de aumentar la calidad del comercio de exportación de madera de frondosas tropicales, que irá produciéndose durante las próximas décadas. En otras palabras, esto quiere decir que cuanto mayor sea el éxito con que los países de la Zona C logren alcanzar el objetivo fijado para la primera década, tanto mayor será el incentivo que tengan para superar este objetivo, por encima de las previsiones del plan, con el establecimiento de instalaciones elaboradoras.

Al propio tiempo es preciso señalar que los objetivos indicados en el presente estudio parten de la suposición implícita de que la estructura de las tarifas y la política comercial de los países de las Zonas A y B, se seguirá modificando, en un porvenir próximo, en un sentido favorable, toda vez que los citados países adoptan en la actualidad medidas discriminatorias contra la importación de maderas tropicales en forma elaborada.

Otros dos aspectos de este cuadro requieren un comentario. En él se indica que para el año 19,75 las disponibilidades para la exportación de los países de la Zona C (38 millones de m³ son un tanto inferiores a las necesidades de la exportación (43 millones de m³ Esta situación aparece invertida, aparentemente, para 1985 (59 contra 54 millones de m³ Estos desequilibrios globales aparentes son inherentes a la índole necesariamente provisional de los objetivos propuestos en esta fase del estudio. Es evidente que será necesario revisar de nuevo con más detenimiento las posibilidades de producción de la Zona C y, en particular, todas aquellas circunstancias que restringen actualmente la rápida expansión de los abastecimientos, para saber así las medidas de carácter nacional e internacional que convendría adoptar, para obtener los abastecimientos necesarios. De la eficacia de las medidas que se adopten dentro de los próximos años dependerá el grado de equilibrio que se logre alcanzar hacia 1975. El progreso real que se logre durante la primera década de vigencia del plan servirá para conocer si los objetivos provisionales propuestos para 1985 se ajustan a la realidad o no.

CUADRO 7. - COMERCIO Y PERSPECTIVAS DEL COMERCIO EN MADERA DE FRONDOSAS TROPICALES

Aun así y con todas las reservas que es preciso hacer, debido al carácter provisional de las previsiones para la producción propuestas en este estudio, algunas cosas son obvias. Durante el período del plan se producirá una rápida expansión del mercado de las Zonas A y B para las maderas tropicales y sus productos. Los países de la Zona C disponen de los recursos necesarios para atender a esta demanda. Todos los indicios son de que aumentará la proporción de maderas elaboradas dentro de esta importante partida comercial.

También debe hacerse observar que las posibilidades para la exportación que ofrecen los bosques tropicales no se limitan a madera aserrada, madera desenrollable tableros y trozas para las diversas industrias de la madera. La evolución de los últimos dos años apunta hacia la posibilidad de exportar viruta y residuos de madera para su transformación en pulpa, en un volumen muy apreciable. Esta evolución es tan reciente que todavía es prematuro aventurar una predicción acerca del ritmo con que irá desarrollándose este nuevo tipo de comercio. Lo cierto es que se han firmado cierto número de contratos muy importantes y a largo plazo para la exportación de residuos de madera y. que. se han construido ya barcos especiales para el transporte de esta mercancía, además de haberse puesto la quilla para algunos más: en diversos astilleros. Es igualmente cierto que varias grandes empresas norteamericanas: y japonesas están estudiando en la actualidad la viabilidad económica de montar en países tropicales de la Zona C instalaciones para el aprovechamiento, con destino a la exportación, de residuos de madera. Tales instalaciones podrían tener un efecto favorable en la producción económica de trozas tropicales para las industrias de la elaboración mecánica de la madera, con lo que más adelante, sería posible establecer en los países en desarrollo complejos de industrias forestales totalmente integrados.

Desde el punto de vista de la contribución potencial de las exportaciones de productos forestales al desarrollo económico dentro de la Zona C, las perspectivas expresadas en valor del producto son tan importantes como lo son los volúmenes para la política forestal. Las conversiones a valores del Cuadro 8 son estimaciones basadas en las disponibilidades para la exportación indicadas en el Cuadro 6, a las que se ha sumado una determinada cantidad para tener en cuenta el posible desarrollo futuro del comercio en residuos de madera.

Las tendencias aparecen muy claras, si bien los niveles absolutos podrían necesitar alguna rectificación después de un estudio más detenido. Las exportaciones de productos forestales contribuirán, en comparación con 1962* con más de 600 millones de dólares anuales a los ingresos en divisas de los países en desarrollo hasta 1975, y con otros 600 millones de dólares anuales, hasta 1985. La tasa del aumento en valor - de cerca de un 5 ½ por ciento anual entre 1962,* y 1985 - es considerablemente mayor que la tasa media de un 4 ½ por ciento de aumento en el volumen de las exportaciones de productos forestales durante el mismo período. Esta diferencia refleja el grado en que se cuenta con que los productos elaborados vayan sustituyendo a las materias primas sin elaborar en el comercio de exportación. De particular interés a este respecto es el desarrollo de la producción de tableros (principalmente de madera contrachapada) que llegarán a ser para los países en desarrollo hacia 1985 una partida de sus exportaciones tan importante como la de trozas.

Aunque este floreciente mercado para las exportaciones de productos forestales de los países en desarrollo hace que este sector sea el de mayor potencial para el desarrollo económico de la Zona C, el carácter global del análisis oculta el hecho de que este comercio se limita en 1a, actualidad, de una parte, a relativamente pocos países compradores, principalmente de Europa occidental y del Asia oriental y, por otra, a solamente algunos de los países de la, Zona a con excedentes forestales, particularmente, del Africa occidental y del sureste de: Asia. No se prevé que esta situación sufra ningún cambio drástico, si bien Norteamérica podría constituir hacia 1985 un mercado de la misma importancia aproximada que el de Europa occidental para maderas elaboradas de especies frondosas, al propio tiempo que aparecerán varios nuevos exportadores en la Zona C.

CUADRO 8. - VALOR ESTIMADO DE LAS EXPORTACIONES DE: PRODUCTOS FORESTALES DE DA ZONA C

Estas perspectivas para el comercio tendrán varias consecuencias importantes para la política forestal. En primer lugar, el mercado en continua expansión para maderas tropicales de especies frondosas de las Zonas A y B, obliga a los países de la Zona C que cuentan con importantes bosques de especies frondosas a emprender sin pérdida de tiempo la tarea de valorar sus recursos forestales, ponerlos en explotación y comenzar a montar la infraestructura necesaria para poner sus productos al alcance económico del mercado.

Otra cuestión que se evidencia es la de que los mercados en expansión de las zonas A y B para madera aserrada y madera desenrollable de especies frondosas ofrecen la posibilidad de extender la industrialización forestal de la Zona C con relativa independencia de los mercados locales. Como quiera que los dos grupos de productos requieren el empleo intensivo de mano de obra, su obtención a base de especies tropicales representa una ventaja únicamente para los países en desarollo. Desde el punto de vista de un mayor rendimiento económico y con objeto de acelerar el desarrollo de estos países, deberían realizarse todos los esfuerzos posibles a fin de que la expansión de los aserraderos y de las instalaciones para elaborar la madera desenrollable de especies tropicales, se produjera en los propios países en vías de desarrollo. Como es natural, deberán llenarse los requisitos técnicos necesarios para que la producción de los países en desarrollo cumpla las normas exigidas en los mercados de los países desarrollados y a unos precios que reflejen la ventaja teórica de su menor coste de producción.

Hay algo más que afecta a muchos países de la Zona C y que no se desprende directamente de lo que se ha dicho hasta aquí. Como se recordará, muchos países de la Zona C necesitarán complementar los bosques existentes con plantaciones de coníferas y de especies frondosas, a fin de atender a la creciente demanda interior de madera. También se ha hecho notar que muchos de los países de la Zona C tienen tierras y un clima tan privilegiados que les permiten producir madera para la industria, a base de plantaciones para usos industriales por una fracción del coste que está pagado actualmente la industria de la mayor parte de los centros establecidos en las Zonas A y B. Esta ventaja es muy probable que persista, mientras que con el transcurso del tiempo Irán desapareciendo los inconvenientes que afectan actualmente de un modo desfavorable al coste de producción y que se derivan de la descentralización geográfica de la industria (infraestructura insuficientemente desarrollada, falta de mano de obra especializada, mayor coste del capital, etc.). Pero aún queda otra consideración en la que no se ha insistido bastante hasta ahora. Las tendencias de los abastecimientos y de la demanda dentro de las Zonas A y B que se han previsto hasta 1985 y de las que se deducen claras situaciones deficitarias en algunas subregiones, no se detendrán a últimos de 1985 y persistirán en las décadas siguientes. En la medida en que las plantaciones de bosques en los países más favorecidos de la Zona a sean capaces de suministrar madera y productos derivados de la madera en condiciones competitivas con la de los países más ricos en recursos de esta índole de las Zonas A y B (en los cuales inevitablemente aumentará el precio de la madera), aquellos podrán contar con una participación cada vez mayor en los mercados de las regiones deficitarias de las Zonas A y B. En vista de esta perspectiva, es preciso crear sin pérdida de tiempo, en los países más idóneos de la Zona C, plantaciones industriales específicamente destinadas a atender esta futura demanda. Es muy importante que este tipo de plantaciones se situén y se concentren convenientemente, es decir, estén al alcance económico del lugar donde se establezcan los aserraderos y de los puertos de embarque. Mientras tanto, no debe perderse de vista en ningún momento que el mejor medio para penetrar en el mercado internacional es una industria nacional sana y económicamente viable.

Hay ya síntomas evidentes de que la futura necesidad mundial de una importante contribución obtenida de bosques de nueva creación en los países de la Zona C - y, de hecho, la necesidad de que en las últimas décadas del presente siglo se vaya desplazando progresivamente la distribución internacional de la mano de obra de esta industria - se va comprendiendo cada vez mejor, lo que hace que se vaya venciendo gradualmente la resistencia de las fuentes de financiación privadas y públicas a realizar inversiones en este sector de la Zona C.

Existe, por último, un cuarto elemento que no se deduce directamente del análisis, pero que se desprende claramente de abundantes estudios relacionados con aquél. También puede ser muy importante para el desarrollo del comercio. Se trata de la perspectiva muy favorable, que se anuncia ya, de una intensificación del comercio entre los países de la Zona C. Es cierto que por estar concentrado el poder adquisitivo mundial en las Zonas A y B, la corriente comercial continuará fluyendo, predominantemente desde la Zona C hacia las Zonas A y B. Sin embargo, la desigual contribución de los bosques y de las poblaciones dentro de las distintas regiones de la Zona C y entre ellas, indican posibilidades de un lógico desarrollo de corrientes comerciales dentro de esa zona. Es cierto que las corrrientes comerciales entre países en vías de desarrollo, siguiendo las líneas geográfícas de los recursos, no están todavía tan desarrolladas como podrían estarlo a juzgar por consideraciones puramente teóricas. Sin embargo, el comercio entre los países en desarrollo de la región asiática ha: aumentado: apréciablemente durante los últimos años, si bien ese aumento consista casi exclusivamente en mayores exportaciones de trozas utilizadas en la elaboración de productos que se han exportado después, principalmente, a unos pocos países de la Zona A. Es evidente que el grado de la expansión del comercio en productos elaborados entre los países en desarrollo se ve limitado por una infraestructura inadecuada y, en algunos casos, totalmente insuficiente. Mas quizá represente un factor restrictivo de tanta importancia como aquél la ordenación institucional y administrativa, que de modo formal e informal vinculan el comercio con las esferas tradicionales de influencia política y comercial en los países en desarrollo.

Los vínculos que den acceso al complicado sistema comercial de determinados países desarrollados son sumamente útiles, siempre que la situación comercial se mantenga relativamente estable. Ahora bien, la estabilidad de estos acuerdos comerciales puede llegar a ser un grave inconveniente para los países en desarrollo cuando se les brinda la oportunidad de aprovechar las ventajas de perspectivas -muy dinámicas y cada vez más amplias de aumentar las exportaciones de sus productos forestales.

Necesidades de inversión y mano de obra en la zona C

Si se quieren alcanzar los objetivos de producción indicados en este estudio, se tendrán que aumentar de una manera muy considerable, en comparación con épocas pasadas, las inversiones en bosques e industrias forestales en los países de la Zona C. No se trata de examinar ahora esta cuestión de un modo exhaustivo. En esta sección nos limitaremos a indicar de un modo general las necesidades de capital y de personal profesional y especializado, y las posibilidades de empleo que se crearán si se alcanzan los objetivos de producción.

Se analizan estos factores porque en este sector, al igual que ocurre en casi todos los demás, las disponibilidades de capital para inversiones, así como de profesionales y de mano de obra especializada, son factores clave de importancia crucial para alcanzar los objetivos de producción establecidos. Mas quizá sea éste también el momento oportuno para hacer una advertencia. La labor del PIM no ha alcanzado todavía una fase suficientemente avanzada para que se puedan indicar con exactitud las verdaderas necesidades de capital de este sector cuando se han de tener en cuenta al mismo tiempo las necesidades paralelas de otros sectores. Solamente después de haber adelantado más esta revisión global y conocerse mejor la mutua interacción, se estará en condiciones de juzgar la validez de los objetivos de producción desde el punto de vista del capital necesario para alcanzarlos, sabiéndose así si aquellos objetivos de producción tendrán que modificarse o no.

Cabe aplicar, en principio, el mismo razonamiento a las disponibilidades de profesionales y mano de obra especializada. Sin embargo, aquí se puede hacer un análisis más detallado de los progresos realizados durante las últimas décadas en las diversas regiones de la Zona C, en las que la formación de cuadros cada vez más numerosos de profesionales y técnicos para este sector ofrece una base muy firme para creer que este factor no habrá de ser necesariamente, el que imponga restricciones en las próximas dos décadas.

Las principales inversiones de capital se necesitan en este sector para la corta y extracción; la construcción de carreteras, la adquisición de medios do transporto y para instalaciones fijas con el equipo necesario para el aserrado de la madera, la producción de tableros y la fabricación de pulpa y papel. En la Zona C se dan muchos casos de fábricas que no aprovechan toda su capacidad de producción, en los que con inversiones do capital relativamente pequeñas, tanto en bosques como en la industria, podría obtenerse inmediatamente un aumento muy apreciable de la producción.

A la larga, sin embargo, las ganancias que pueden obtenerse mediante un empleo más eficaz de las reservas de capital de que se dispone son relativamente limitadas. En la mayoría de los países, la mayor parte del aumento do la producción que so propone implicará el aprovechamiento de nuevas zonas forestales y el establecimiento de un número cada vez mayor de fábricas más modernas en nuevos emplazamientos. También se tendrán que aumentar considerablemente las inversiones de capital para el desarrollo de los bosques existentes y para nuevas plantaciones de Arboles con objeto de abastecer do materias primas a la industria y do crear materias primas para nuevas industrias. Por añadidura, so tiene que contar también con el capital necesario para desarrollar los programas de repoblación forestal previstos, sobre todo, para la protección del suelo y la mejora del clima que se necesita en algunos países, particularmente en ciertas regiones del Cercano Oriente y de Africa.

La inversión marginal por unidad de aumento de la producción, incluso de un mismo producto, varía considerablemente según sea la influencia relativa de numerosos factores, tales como el tamaño de la instalación, su emplazamiento, su grado de integración con otras industrias para el aprovechamiento de la madera y los métodos de fabricación empleados. También puede variar entre límites muy amplios, que dependen de condiciones climatológicas y de los cambios ecológicos que puedan acarrear las medidas adoptadas, las necesidades de capital por hectárea de bosque o plantación de árboles.

El cálculo de la inversión de capital que se necesita para aumentar la producción hasta los niveles propuestos para la Zona C, indicadas en el Cuadro 9, tiene que basarse, por lo tanto, en promedios muy generales. A pesar de ello dan una idea muy aproximada del orden de magnitud de los recursos de capital que tendrían que canalizarse hacia el sector para alcanzar los objetivos de producción propuestos.

Del total de necesidades de capital para las industrias forestales, la expansión de la industria para la fabricación de pulpa y papel absorberá cerca de las tres cuartas partes de la inversión adicional, los aserraderos carea de un 10 por ciento, repartiéndose el resto más o menos por igual entre madera contrachapada y otros paneles a base de madera.

En la hipótesis de que la tasa de inversiones aumente de un modo sostenido, ello supondría la realización en este sector de una inversión anual, durante los próximos anos, del orden de los 500 millones de dólares, alcanzádose los 1000 millones de dólares anuales hacia el final del periodo cubierbo por el plan. Un vista del actual dessarrolo de las industrias ingenieriles de los países de la Zona C, buena parte del equipo necesario tendría que importarse de los países de la Zona A o de la Zona B. Esto quiere decir que de una décima a una quinta parte de las inversiones que se tendrán que realizar para hacer la corta y la extracción de la madera, y una tercera parte de la inversión a realizar en las industrias forestales, tendrá que ser en divisas extranjeras, lo que arroja una cifra global de unos 4 000 millones de dólares durante todo el período cubierto por el plan. Es evidente que esta cifra se ha calculado de un modo muy amplio, pero no deja por ello de ser impresionante. Se ha citado aquí porque sirve para poner de relieve las auténticas posibilidades que brinda el próximo período para el montaje de instalaciones en la Zona C destinadas a la producción de determinados equipos y máquinas que se necesitarán para conseguir la expansión prevista. Las divisas extranjeras es más probable que sean el factor limitante de la expansión, en mayor grado que las disponibilidades de capital en general. Esta es la razón de que deba darse prioridad al estudio de las industrias que producen maquinaria para la explotación y para las industrias forestales, dentro del marco de los planes de integración regional en preparación para la Zona C, así como a la posibilidad de obtener la colaboración de los fabricantes de las Zonas A y B que desean descentralizar sus complejos fabriles con miras a ampliar los mercados para sus productos.

CUADRO 9. - NECESIDADES DE INVERSIÓN DE CAPITAL EN LAS EXPLOTACIONES E INDUSTRIAS FORESTALES DE LA ZONA C PARA AUMENTAR LA PRODUCCIÓN




Corta y extracción

Industrias forestales

1962*-75

1975-85

1962*-75

1975-85

Millones de dólares EE.UU

Africa

480

480

550

800

Asia

600

650

1 500

2 800

Latinoamérica

600

750

1 700

3 200

Cercano Oriente

200

260

150

200

TOTAL

1 880

2 140

3 900

7 000

Con objeto de alcanzar los objetivos de producción señalados, se tendrá que aumentar también considerablemente la cantidad y la calidad de la mano de obra empleada. Para disponer de mayor número de profesionales, de técnicos y de mano de obra especializada, es preciso planificar la enseñanza, vinculándola estrechamente con la política y los programas educacionales en todos los niveles.

Se han calculado las necesidades de profesionales y técnicos forestales para las regiones de Africa y Asia que han sido estudiadas y para toda la América Latina.

Se estima que en la región africana la cifra actual de 300 profesionales y 1 860 técnicos tendrá que incrementarse hasta cerca de 1800 profesionales y 9 600 técnicos para 1985, con objeto de explotar los bosques y las industrias del sector con la intensidad requerida para alcanzar los objetivos de producción previstos. Se calcula que Latinoamérica, incluidas Centro y Sudamérica y las islas del Caribe, necesitará unos 6 500 profesionales y 30 000 técnicos forestales para 1985, frente a los 1500 profesionales y 6 500 técnicos de 1965. En Asia, las cifras del período base, que son de 2 500 profesionales y 5 700 técnicos, tendrán que elevarse a 6 700 y 28 800.

Por lo tanto, para la Zona G en conjunto se necesitarán en 1985 alrededor de cuatro a cinco veces el número de profesionales y técnicos actualmente empleados en el sector, con la excepción de Asia, donde podría ser suficiente duplicar el número mediante la capacitación profesional. Esta excepción ilustra uno de los rasgos más llamativos de la situación actual del personal que trabaja en este sector: la distribución muy desigual de la mano de obra especializada dentro de una misma región y entre las distintas regiones. Por este motivo, mientras algunos países sólo necesitarán duplicar o cuadruplicar su número de personal actualmente empleado en este sector, otros tendrán que multiplicar su número actual de 20 a 40 veces

Por lo que se refiere al nivel de formación profesional, estas cifras no tienen que ser motivo de preocupación. En la Zona C (excluida la China continental) existen actualmente 36 escuelas profesionales de montes en las que se gradúan anualmente unos 450 alumnos. La capacidad de todas estas escuelas se podría aumentar rápidamente con un gasto no excesivo. Dentro del período cubierto por el plan será preciso establecer nada más que algunas pocas escuelas nuevas. En la actualidad, los centros de formación profesional que existen en la Zona C se complementan con la capacitación en ultramar. Se calcula que las filas de profesionales forestales que trabajan en la Zona C se ven engrosadas anualmente por unos 70 forestales más que retornan después de terminada su capacitación en ultramar.

Es mucho más probable que sea la escasez de técnicos forestales de nivel medio la que frene la expansión. La estructura actual desequilibrada de los servicios forestales constituye, efectivamente, uno de los mayores impedimentos para conseguir un rápido progreso. Hasta muy recientemente muchos países de la Zona C no se habían percatado de esta escasez y no comenzaron a poner en marcha los planes necesarios para el establecimiento de muchas escuelas nuevas para ayudantes y técnicos forestales. Es precisamente a este nivel donde deben realizarse en los próximos años los mayores esfuerzos para la promoción profesional y capacitación del personal. La FAO tiene actualmente en preparación un estudio completo en el que se indica la manera de poder atender estas necesidades de profesionales y técnicos del sector forestal dentro del período cubierto por el plan.

Resulta ya más difícil calcular la mano de obra necesaria de otras especialidades y do otras disciplinas profesionales y técnicas, tales como las de ingeniería o de la química, que también se necesitarán para alcanzar los objetivos de producción propuestos. Los cálculos del promedio de mano de obra necesaria en función de una determinada producción, hechos para las industrias forestales mundiales, no se pueden aplicar siempre de una manera directa para calcular las necesidades de mano de obra de las mismas industrias de los países en desarrollo. Del limitado número de datos analizados hasta ahora se deduce que para la corta y extracción, para el aserrado y para las industrias de la madera contrachapada se necesitará mucha más mano de obra de la empleada en los aserraderos e instalaciones altamente: mecanizados de los países desarrollados. Se llega así a una cifra de 3,5 a 4 millones de trabajadores especializados y semiespecializados que se necesitarán hacia 1985 para las industrias de da Zona G dedicadas a la elaboración primaria do la madera. La expansión paralela de la actividad en las explotaciones forestales requerirá trabajadores adicionales no especializados y semiespecializados, así como personal profesional y técnico de especialidades distintas de la forestal.

La cifra aproximada de 4 millones de profesionales, técnicos y obreros especializados o semiespecializados, no da, sin embargo, más que una idea parcial de los nuevos empleos que se crearán. A los del propio sector vendrán a sumarse otros empleos indirectamente relacionados con la expansión del sector, dentro de las industrias secundarias y terciarias de la madera, tales como las fábricas de muebles, de papel, de envases, de materiales para la construcción y de servicios. De los limitados datos que se poseen se infiere que el número de nuevos empleos que se crearán indirectamente será de siete a diez veces mayor, puesto que las posibilidades que se ofrecen son las de que se creen nuevos complejos industriales, más que las de ampliar los ya existentes. De esta forma, sumando los empleos adicionales que se crearían, resulta que la expansión del sector traería consigo la creación de 30 a 40 millones de nuevos empleos.

Por añadidura, casi todas las industrias creadoras de estos nuevos empleos podrían emplazarse más convenientemente en lo que actualmente son zonas rurales. De esta forma, el logro de los objetivos de producción contribuiría muy decisivamente a la solución de dos de los más importantes problemas sociales que se les plantean a los países en desarrollo: la falta de empleo en las zonas rurales y la excesiva concentración de complejos industriales dentro y alrededor de las actuales aglomeraciones urbanas.

Requisitos para aumentar la producción en los países en desarrollo

No se pretende cerrar el presente capítulo catalogando todos los cambios que tendrían que producirse a los niveles local, nacional o internacional para fomentar el desarrollo propuesto. Más bien se pretende llamar la atención acerca de ciertos cambios de actitud muy fundamentales que es preciso provocar para realizar todo el potencial de este sector. Durante las últimas dos décadas se ha ido acumulando experiencia suficiente para demostrar que las consideraciones de carácter institucional, estructural e incluso ideológico, suelen ser mayores obstáculos para el progreso que los factores de carácter económico o técnico.

En muchos países, la deficiencia más fundamental consiste en la falta sostenida de una política forestal coherente, aceptada y comprendida por amplios sectores de la sociedad y aplicada sistemáticamente. Y aunque esta misma afirmación cabe hacerla refiriéndose a muchos países que no pertenecen a la Zona C, hay que admitir que es en los de esta última donde la falta de una política forestal inhibe en mayor grado el desarrollo. Si se realizara una encuesta pública entre funcionarios, políticos y personalidades destacadas, puede afirmarse que se descubriría una gran variedad de actitudes frente sector forestal. Habría quienes opinarían que los bosques son un obstáculo para la expansión de la agricultura. Otros ven en el bosque una reserva de tierras que se pueden ir roturando a medida que se necesitan. También los hay que consideran el: bosque como una riqueza capaz de convertirse en dinero para ayudar al desarrollo de otros sectores. A otros les importa, en primer lugar, el papel que desempeñan los bosques en la conservación del suelo, en la regulación de las cuencas hidrográficas, en la calidad del agua en la mejora del clima y otras influencias que el bosque ejerce en el medio ambiente. También los hay que opinan que el bosque es la base de toda industrialización. Todos estos puntos de vista tienen algo de válidos y todos o gran parte de ellos deben encontrar su expresión en la política forestal coherente que necesite un determinado país. Pero el hecho escueto es que, en el momento actual, la falta de instituciones y estructuras adecuadas dan origen a que la acción gubernamental sea a menudo irracional, bordeando en ocasiones la pura esquizofrenia. Surgen conflictos entre ministerios y departamentos y no existe una maquinaria adecuada para conciliarlos. La Zona C está materialmente plagada de ejemplos de consecuencias desastrosas y de oportunidades que se han perdido a causa de programas faltos de coordinación. Maderas que podrían exportarse se desperdician en proyectos de roturación de tierras; estos proyectos de roturación, que suelen producir mucha madera, no prevén el tiempo necesario para preparar las trozas y extraerlas o para que los mercados de exportación absorban el mayor abastecimiento de trozas o para que las industrias tengan tiempo de amortizar sus inversiones; muy a menudo se roturan bosques en tierras que no son aptas para cultivos agrícolas permanentes, de forma que, después de haberse creado una zona de tierras improductivas durante mucho tiempo, la miseria se apodera de los colonos; no se aprovechan las oportunidades de la rotación de cultivos, combinada con la plantación de árboles; los proyectos de plantación de bosques se aplican, en primer lugar, a las reservas de tierras sin haber hecho antes el estudio previo indispensable de las condiciones ecológicas de aquellas, ni haber previsto la futura utilización del bosque. Todas estas cosas han ocurrido y continúan ocurriendo muchas veces.

Es más, continuarán ocurriendo mientras no se cumplan dos condiciones fundamentales. La primera es la de que debe contarse con una política forestal nacional coherente para el aprovechamiento completo de todos los bienes y servicios que el bosque es capaz de rendir, política que deberá estar integrada dentro del marco del desarrollo general de la nación y que deberá ser bien comprendida para aplicarla de una manera consecuente. La segunda es la de que se tiene que contar con una maquinaria eficaz para coordinar las políticas y la acción de todos los organismos responsables del aprovechamiento da las tierras. Las instituciones que deban crearse y las medidas que deban adoptarse para el más efectivo y coordinado aprovechamiento de las tierras y su planificación económica, serán muy distintas de un país a otro. Pero mientras no se creen y sé pongan en marcha, continuaran malográndose todas las acciones prioritarias que requiere el desarollo. Ya se ha explicado en este estudio que en muchos países se hace necesario y es conveniente destinar más tierras de bosques a tierras de cultivo. De todos los puntos del presente estudio se desprende que la revolución técnica de la agricultura en algunos países irá dejando progresivamente cada vez más tierras aptas para su repoblación forestal. Lo que se requiere desde el punto de vista del desarrollo es que todo cambio de alguna trascendencia en la utilización de las tierras se haga de una manera consciente, planeada y controlada.

Quizá sea una consecuencia de dos de las deficiencias que se acaban de citar el hecho de que los servicios forestales de muchos países de la Zona C continúen ajenos a una orientación hacia el desarrollo. Casi todos los países de la Zona C cuentan ya con servicios forestales nacionales o estatales, y muchos de ellos se sienten orgullosos de su larga tradición. Pero es preciso hacer notar aquí que muchos de estos servicios forestales fueron heredados de los tiempos anteriores a la independencia del país y están cortados por el mismo patrón de los servicios forestales de la Europa occidental, muy bien preparados para resolver problemas muy diferentes de los que se le plantean hoy a la nación independiente que necesita movilizar el sector forestal en favor de su desarrollo económico. En la mayoría de los países en los que los bosques representan un potencial económico de mucha consideración, el servicio forestal necesita ser reorganizado totalmente, debe robustecerse su autoridad e incluso instaurarse una reglamentación nueva para alcanzar los objetivos propuestos para la Zona C.

El robustecimiento del servicio forestal no quiere decir que baste simplemente con ampliarlo numéricamente; quiere decir también que se lo debe mejorar cualitativamente. Si el aprovechamiento forestal debe orientarse hacia el desarrollo económico, los profesionales de montes tendrán que orientar también su mentalidad hacia el desarrollo. Lo triste es que en los países en desarrollo, incluso los profesionales de montes más conscientes hoy en día del papel que les corresponda desempeñar en favor del desarrollo, se dan perfecta cuenta de que la formación que han recibido no los ha preparado para poder asumir esta responsabilidad. La estructura tradicional y las ideas en que se basa la formación de los profesionales forestales está evolucionando con demasiada lentitud para los tiempos en que vivimos. En este aspecto recae una grave responsabilidad en las escuelas para profesionales forestales, muchas de las cuales se han establecido recientemente en la Zona C. Por tropezar con menores resistencias e intereses creados que muchas de las escuelas forestales más antiguas, a las nuevas se les ofrecen mayores posibilidades de cambiar los programas de enseñanza y de revisar los métodos docentes para poder formar así el tipo de profesional de montes que se necesita hoy en día. Pero el problema no se limita a esta etapa de la formación del futuro profesional. Urge desarrollar sistemas para continuar la formación de los graduados y actualizar periódicamente sus conocimientos. También se tienen que ampliar los centros de capacitación para dar entrada en ellos a otras categorías de especialistas, particularmente en la de economía del desarrollo forestal, para que éstos obtengan una mayor preeminencia y puedan influir en la estructuración de la política forestal como los especialistas en silvicultura lo hicieron en el pasado.

Solamente con un caudal de hombres e ideas nuevos se logrará la necesaria reorientación de las investigaciones forestales en los países en desarrollo, para garantizar que los programas se dirijan convenientemente al fomento del desarrollo. Quizá existan razones históricas para explicar que haya sido inevitable que las instituciones para la investigación de la Zona C no hayan pasado de ser pálidas imitaciones de sus instituciones homólogas de las Zonas A y B. Pero lo cierto es que la consecuencia ha sido que sus programas se han revisado rara vez con el rigor necesario para obligarles a dar prioridad a los problemas más urgentes y acuciantes que se oponen al desarrollo forestal en el ámbito nacional.

Observaciones finales

Los rasgos más sobresalientes de la situación forestal del mundo para 1975 y 1985 están bastante bien definidos. Se espera que continúe el dinamismo que ha caracterizado a la demanda de productos forestales elaborados durante la pasada década. Hacia 1985, el consumo mundial de madera aserrada habrá aumentado en un 45 por ciento, aproximadamente, en relación con el período base, y el de paneles y papel, en más de un 250 por ciento. Aumentará apreciablemente la participación proporcional de la Zona C en el consumo mundial de productos forestales elaborados. Sin embargo, la mayor parte del aumento mundial del consumo se producirá en las Zonas A y B. Los problemas de abastecimiento, que están limitando ya la producción de artículos de madera de especies frondosas obtenido de bosques domésticos en las Zonas A y B, se agravarán aún más. Esta tendencia abrirá nuevas oportunidades a muchos países en desarrollo para aumentar considerablemente sus ingresos de divisas extranjeras obtenidas por las exportaciones de trozas, residuos de madera, madera aserrada y madera desenrollable de especies frondosas y, en cierta medida, de algunos tipos de pulpas.

Por lo tanto, a muchos países en desarrollo se les ofrecen perspectivas muy buenas para desarrollar grandes y extensos programas de industrialización basada en el aprovechamiento forestal para atender con ella a la creciente demanda interior y para la exportación. Sin embargo, son los propios países en vías de desarrollo los únicos que pueden adoptar los cambios institucionales que se hacen necesarios, coordinar el desarrollo de los programas dentro del país y entre países y adoptar las medidas para mejorar el aprovechamiento de los recursos existentes.

Los estudios regionales en que está basado el presente estudio demuestran que existen determinadas zonas en las que una concentración de esfuerzos podría dar resultados dignos de tenerse en cuenta, aumentar la utilización de especies secundarias; acelerar la puesta en valor de los recursos; ampliar las instalaciones elaboradoras domésticas; armonizar, a nivel regional o subregional, los planes de desarrollo forestal o de industrias forestales.

Pero la clave para garantizar la contribución que el sector de la explotación y las industrias forestales pueden hacer en favor del desarrollo económico general y del aumento del nivel de vida, radica en el perfeccionamiento de las instituciones y de las estructuras, así como de la dotación de personal. Una vez conseguido este perfeccionamiento, los demás elementos encajarán sin dificultad en el mosaico.


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