Por lo general, los sistemas de producción de rumiantes con baja productividad, que se encuentran principalmente en países y regiones de ingresos medios y bajos, tienden a perder más energía por unidad de producto animal que los de alta productividad. Los sistemas agrarios más productivos suelen tener emisiones totales de metano más elevadas, pero emisiones mucho menores por unidad de producto. Esta fuerte correlación entre el aumento de la productividad animal y la reducción de las emisiones de metano entérico implica que existen grandes oportunidades de mitigación de bajo coste y amplios beneficios sociales y económicos.
 
La FAO está ayudando a los países a identificar oportunidades de mitigación y diseñar estrategias de intervención para mejorar la productividad de los rumiantes y reducir las emisiones de metano entérico en el sector ganadero. La vida atmosférica relativamente corta del metano, combinada con su fuerte potencial de calentamiento, implican que las estrategias específicas para reducir las emisiones pueden proporcionar beneficios climáticos y sanitarios en unas pocas décadas.